El creciente interés en
la proyección estratégica puede explicarse porque
cada día el ambiente se
vuelve cada vez mucho más dinámico para la
mayoría de las organizaciones.
Por ejemplo los años 60 del pasado siglo representaron un
período ininterrumpido de crecimiento, no existió
una inestabilidad política fundamental,
ni recesiones y nula escasez de
materiales,
las tasas de desempleo,
inflación e interés eran muy bajas, la
energía era abundante y barata, y la productividad del
trabajo era
alta. Sin embargo la siguiente década trajo
discontinuidades importantes: recesiones, inflación sin
precedentes, la escasez de petróleo y la incrementada competencia
mundial, lo que para muchos productores norteamericanos hicieron
a la planificación exacta tanto más
difícil como paradójicamente más importante.
En respuesta a tales circunstancias durante los años 70 se
desarrollaron una serie de herramientas
mejoradas para la dirección estratégica, la
administración no podía ignorar la evidencia de
que las organizaciones que usaban bien la dirección
estratégica superaban a aquellas que no lo
hacían.
Una de las ventajas que ofrece la planeación
estratégica es brindar lineamientos consecuentes y
consistentes para las actividades de la
organización, otra ventaja es que ayuda a los
dirigentes a tomar decisiones, además de reducir a un
mínimo, el peligro de cometer errores y de este modo
evitar tener sorpresas desagradables. La principal desventaja
está dada porque la planeación estratégica
exige la concentración de la alta dirección de la
organización. La dirección
estratégica constituye una de las herramientas de gran
importancia con que cuenta la dirección de las
organizaciones en su afán de garantizar su supervivencia y
desarrollo
futuro.
La planificación
estratégica trata fundamentalmente de la
disposición del esfuerzo organizacional dirigido al
desarrollo de un objetivo, de
su consecución y de la generación futura de
productos y/o
servicios,
así como también del diseño
de la implementación de políticas,
por medio de las cuales se pudieran alcanzar las metas y los
objetivos de
la organización. La planificación
estratégica tiene que ver con cuestiones fundamentales o
básicas como:
1. ¿En qué negocio
estamos?2. ¿En qué negocio
deberíamos estar?3. ¿Quiénes deberán
hacerlo?4. ¿Hacia dónde vamos?
5. ¿Qué ventajas competitivas
disfrutamos?6. ¿En qué área de
competencia sobresalimos?7. ¿Quiénes son nuestros
clientes?
La planificación está dirigida a lograr la
consecución de los objetivos de la empresa, por
lo que el acto de planear concentra la atención de estos objetivos en los planes
generales y en la unificación de los planes
interdepartamentales. Entre otras, la planificación ofrece
ventajas incuestionables, dentro de las que se
encuentran:
1. Reduce la incertidumbre y el
cambio.2. Ayuda a concentrar la atención en
los objetivos.3. La planificación facilita la
operación.4. Es indispensable para el
control.
La planificación minimiza los costos debido a
la importancia que otorga a la operación eficiente y a la
coherencia. Implanta un esfuerzo conjunto y dirigido hacia donde
había actividades simples y sin coordinación. Es más fácil
estudiar y aplicar el proceso de la
planeación estratégica cuando se usa un modelo;
además el mismo representa algún tipo de proceso,
un enfoque claro y práctico para formular, poner en
práctica y evaluar estrategias. El
modelo muestra las
relaciones que existen entre los principales elementos del
proceso de la planeación estratégica.
En el caso de la planeación estratégica,
el punto de partida lógico es identificar la misión,
los objetivos y las líneas de acción
estratégicas de la organización, porque la
situación y las condiciones presentes de una empresa
pueden excluir ciertas estrategias e incluso pueden dictar un
curso concreto de
acción. Toda organización cuenta con una
misión, objetivos y estrategias, aún cuando la
preparación, redacción y transmisión de estos
elementos no hayan sido diseñados de forma muy consciente.
La respuesta a la interrogante de ¿Hacia dónde va
la organización? Puede estar determinada, en gran medida,
por la trayectoria que ha seguido previamente la empresa.
El proceso de la planeación estratégica es
dinámico y continuo. El cambio sufrido
por uno de los componentes básicos del modelo puede
requerir, a su vez, un cambio en uno o todos los demás
componentes. Por ejemplo, un giro en la economía podría representar una gran
oportunidad y requerir un cambio de los objetivos y de las
estrategias a largo plazo; la incapacidad para alcanzar los
objetivos anuales podría requerir un cambio de
política: un competidor importante podría anunciar
un cambio de estrategia que, a
su vez, exija un cambio o redefinición de la misión
de la empresa. Por consiguiente, las actividades para formular,
poner en práctica y evaluar las estrategias deben ser
continuas y no limitarse al fin de año o periodo de
tiempo dado,
en realidad, el proceso de la planeación
estratégica no termina jamás.
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