Se respeta lo que se
admira.
El término Derecho implica mucho más que
el estudio indiscriminado de la norma… pero
¿qué es el Derecho?
El trabajo del
abogado
¿En qué consiste el trabajo del
abogado? El trabajo del
abogado es terrible: hacer propios los problemas
ajenos.
Es decir, no le basta únicamente con sus
problemas sino que también hace propios los ajenos. Los
toma, los asume y luego intenta resolver apasionadamente: porque
si algo exige pasión, es justamente el resolver problemas,
y mucho más cuando son ajenos. El momento en que existe un
interés
de por medio, existen las encarnizadas luchas por defenderlos.
Por que, amigos míos, ¿quién no tiene
intereses de por medio? Y no me refiero únicamente a
intereses económicos, sino también existen
personales, profesionales, amorosos. Pero en eso radica la
esencia del abogado. Para quien no lo sabia, el trabajo del
abogado es así de sacrificado.
Además, el trabajo del abogado es lograr que su
cliente tenga la
razón, creer en el problema ajeno y convencer. Claro,
estamos hablando de que tiene que convencer de su verdad, de
aquello que defiende con certeza. El abogado utiliza las armas de la
verdad, de SU verdad para poder
convencer de que quien lleva la razón es él. Claro,
si nos ponemos a discutir cuál es la función
del abogado, además de decir que es apersonarse de los
problemas ajenos para hacerlos propios, debemos también
mencionar algo de retórica que siempre nos viene bien. La
función del abogado, insistentemente, está siempre
ligada a la suerte de su cliente
La idea central de la función del abogado radica
esencialmente en la protección de los derechos de su cliente.
Repetido discurso.
Porque los abogados son operadores de la justicia
encargados de velar siempre con las armas del entendimiento, la
razón, la lealtad y la justicia por los intereses de su
cliente en todo momento. Pero claro, el defender a un cliente y
asumir sus problemas para la defensa del caso quiere decir que va
a defender su posición (obviamente) e intentar de una
manera irrefutable convencer al juez de que tiene la
razón. Y para eso utilizará todas las armas que
estén a su alcance, empezando por la ley. Entonces a
la ley se le dará el sentido que el abogado quiera darle
con el fin de defender SUS intereses y defender SU razón.
Por esto, en un pleito siempre hay dos verdades contrapuestas,
pero verdades al fin y siempre dependerá desde qué
óptica
se lo mire, y me explico: si soy abogado del acreedor, la ley
dice que tengo derecho a cobrar lo que se me debe; pero si soy
abogado del deudor, entonces la ley dice que no tengo
obligación de pagar. Y así, quizás ambos
tienen la razón, empieza la pugna por demostrar la verdad
que defiendo.
El abogado, en este punto como se intenta explicar,
utilizará las herramientas
necesarias para sus fines. Porque, como dice mi padre, "a la
ley no hay que violarla, hay que enamorarla" y en eso radica
poner en práctica el Derecho concreto para
la defensa del cliente. Siendo sinceros, el abogado no pretende
buscar el Derecho sino ayudar a su cliente, es decir, ganar el
pleito; porque para él la justicia consiste en dar la
razón a su cliente… La gente no se mete en un pleito
para que se haga justicia, sino para ganarlo. La verdadera
función del abogado es suplir las carencias técnicas
del cliente que no conoce sobre la aplicación de la ley ni
con exactitud sus derechos, de aquí que tengan que acudir
(los ciudadanos) a un profesional experto de la misma manera que
acuden a un plomero para que les arregle las averías del
baño, ni más ni menos. El abogado y el plomero son
las manos del cliente que les hace un encargo… y el Derecho es
una herramienta o conjunto de ellas –y un modo de
emplearse- que los juristas utilizan en su esfuerzo por
aproximarse a la justicia[1]
El Derecho se lo
hace todos los días
Con cada verdad, dependiendo desde el punto que se
defienda, se va creando el Derecho y es justamente la doctrina la
mayor fuente creadora. El abogado, al asumir la defensa de estos
problemas ajenos, se prepara y estudia. Claro, debe asumir su
defensa con pasión y esto implica preparar sus escritos
con responsabilidad, ser generador de Derecho, siempre
enfocado desde la óptica que le toca defender.
El abogado debe de (como deber jurídico) buscar
una posición firme y encaminar su verdad para con
argumentos convencer al juez, o a cualquier otro operador
judicial con el cual se enfrenta, de que él tiene la
razón. Debe utilizar las armas de la inteligencia:
convencer. Y para convencer se necesita algo de astucia, mucha
sensatez y prudencia; pero sobre todo conocimientos. El Derecho
se lo hace todos los días, se debe estudiar por el
altísimo grado de compromiso que adquiere el abogado
cuando asume la defensa de los problemas que se le presentan. El
Derecho hay que cultivarlo todo el tiempo,
aprendiéndolo, estudiándolo, perfeccionando. Porque
un error por desconocimiento podría tener consecuencias
fatales, sobre todo porque afectan directamente a terceros.
Cumple la misma función que un médico, pero el
abogado, en vez de resolver problemas de salud, resuelve problemas
sociales, que, como ya habíamos indicado, los debe
asumir como propios. Y estos problemas pueden tener consecuencias
tan graves si se los asume irresponsablemente como un
cáncer mal curado. Por eso, esta profesión requiere
de un altísimo grado de perfeccionamiento. El estudio debe
de ser constante, profunde y responsable. Por eso es una ciencia.
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