Literatura y complot en "La conspiración. Ensayos sobre el complot en la literatura argentina" de Pablo Besarón
- La escritura es
conspiración - El Estado como punto de
partida: el siglo XIX - La diseminación del
complot: el siglo XX - Estado,
ficción y discurso: una paráfrasis shakespeareana
final
We are such stuff
as dreams are made on
["Somos de la misma tela
de la que los sueños están
hechos.]
(William Shakespeare,
The Tempest)
La escritura es
conspiración
"Desde que existe el poder, la
diferencia y la voluntad de poder, en la vida de los hombres en
sociedad hay
conspiración." ("A modo de introducción") De este modo, y a partir de
esta polémica, se postula lo que será la
práctica central de lectura en
La conspiración. Ensayos sobre
el complot en la literatura argentina:
un seguimiento y un cruce entre ficción y sociedad, entre
la lógica
de la novela y la
de la dimensión política.
¿Cuáles son los elementos que configuran
textualmente la conspiración? Esta otra pregunta, aunque
no explicitada de esta forma, señala uno de los
principales aspectos del abordaje teórico-crítico
del libro. La
certeza que subyace a la pregunta es la de que, desde que la
escritura
comenzara en Occidente, hay una verdadera gramática de
la conspiración, una sintaxis del secreto, de la
paranoia y de los espías. Hay en la propia escritura un
problema que parece constituirla: el de la conspiración
como "tema de todos los tiempos", tal el título de uno de
los primeros subcapítulos del libro. Besarón parece
querernos recordar siempre que puede, como fundamento
tácito de todos sus ensayos, el mito de Thorum
y Thot en el Fedro de Platón,
según el cual el primero juzga de "sospechosa" la propia
invención de la escritura por parte del dios
Thot.
Si la escritura es, entonces, ella misma sospechosa, en
tanto que conserva lo que no debía conservarse, es decir
la fugacidad, y en tanto que hace de lo ausente lo presente, el
texto de
Besarón es entonces un seguimiento de los alcances de la
escritura así concebida, esto es: de sus implicancias,
consecuencias y cualidades, circunscripto todo ello al
ámbito de la literatura
argentina.
El Estado como
punto de partida: el siglo XIX
Las relaciones entre literatura y política, tanto
en la Argentina como en toda la tradición cultural que
más poderosamente influyera sobre ella, no han sido
siempre las mismas: el siglo XIX encuentra a Domingo Faustino
Sarmiento y a gran parte de la denominada Generación del
37 en un tipo de percepción
del fenómeno literario que poco tiene que ver con lo que
en el siglo veinte deviniera autonomización de la
literatura. Para Sarmiento, como para Echeverría, por
ejemplo, literatura era política, y esto dice
mucho acerca de cómo leía el romanticismo en
general y en el Río de la Plata en particular. El
Facundo, tal y como es analizado en estos ensayos, es
parte de un proyecto
político sarmientino de representación del
régimen de Juan Manuel de Rosas como
intrínsecamente conspirador. En esta dirección de análisis, Besarón explota la
categoría de "lector paranoico" para designar
fundamentalmente la poética de Sarmiento, pero
también la de Mármol y la de Echeverría. Una
lectura que persigue, a cada paso que da, indicios de esta
gramática del complot donde las pruebas contra
el Estado
conspirador siguen una lógica en ocasiones maniquea
(Echeverría), perseguidora e inquisidora (Mármol) o
analogías, sinécdoques y metonimias paranoicas
(Sarmiento) que confluyen en forma de contrapoder: representar a
Rosas como la figura política y social del retraso, de la
barbarie.
Pero es, sin embargo, la lectura del
Plan de operaciones, atribuido a Mariano Moreno, la que
otorga el marco de mayor solidez al posterior abordaje de
Facundo y de los escritores de la Generación del
37. Mariano Moreno, en un documento en el que se
señalaría el proceder a seguir por parte de la
Primera Junta, señala, en pleno periodo de construcción del estado
nacional: "…los pueblos nunca saben, ni ven, sino lo que
se les enseña y muestra, ni oyen
más que lo que se les dice." (En Besarón, "Mariano
Moreno, el primer conspirador"). El germen del "secreto de
Estado", la distribución de la información, lo clandestino y lo que debe
difundirse, sea verdadero o falso, constituye, desde Mariano
Moreno hasta la actualidad, uno de los principales pilares
teóricos del libro: el del Estado como
conspirador.
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