- Una definición de
mediación - Una definición de
separación legal - La mediación frente
al Juzgado - Las parejas con hijos.
Motivaciones, intereses personales y
obligaciones
Suele decirse que, en estos tiempos que corren, el
número de divorcios en España ha
aumentado de manera muy significativa después de la
aprobación de una ley que acorta el
periodo necesario para tramitar y resolver el divorcio desde
que se produce legalmente la separación.
Pero si el divorcio se legalizó de nuevo en
España para paliar la situación insostenible de
muchas parejas que deseaban casarse de nuevo, se ha convertido
finalmente en una vía para resolver conflictos
matrimoniales de todo tipo. Así ocurrió,
también, con la Ley de Objeción de Conciencia,
sacada adelante para evitar que personas con un compromiso
religioso o moral contra
el manejo de armas hicieran el
servicio
militar.
Al final, se acogieron masivamente a la ley estudiantes
en el extranjero, opositores políticos, personas
antisistema y oportunistas de todo tipo. Aunque, para no pecar de
inocentes, diremos que la intencionalidad en ambas leyes fue
más política que social,
si es que ambas parcelas pueden desligarse.
La manera tradicional de resolver la situación de
conflicto de
pareja sin posibilidad de reconciliación ha sido la de
acudir a un juzgado, pero se ha visto que la obtención de
satisfacción para ambas partes en conflicto era poco menos
que producto del
conformismo y resignación de los litigantes, más
que de la equidad de las
sentencias.
La capacidad económica de cada miembro de la
pareja, la elección de los abogados, los convencionalismos
sociales y los prejuicios siguen aún pesando más
que las competencias de
cada uno, centrando en exceso la decisión del juez en los
asuntos económicos y descuidando las necesidades
educativas de los menores cuando los hay.
Aunque, desde hace más de 18 años existe
en España otra manera de gestionar la separación:
es la mediación en ruptura de parejas.
Una
definición de mediación
La mediación en ruptura de parejas es el procedimiento de
gestionar una separación a través de una negociación entre los cónyuges,
arbitrada y facilitada por un mediador, con objeto de llegar a
acuerdos duraderos y consensuados para minimizar conflictos
posteriores y para mitigar los efectos negativos de una
separación tramitada por la vía judicial
tradicional.
Una
definición de separación legal
En sentido estricto, la separación legal de una
pareja es el proceso por el
que dos personas que mantenían un vínculo afectivo
formalizado legalmente deciden -en consenso o no- romper ese
vínculo.
Se considera que en un "vínculo afectivo
formalizado" las complicaciones legales, sociales, familiares y
económicas aparejadas a dicha ruptura conllevan,
generalmente, un mayor sufrimiento que la ruptura en la que no
existen vínculos formalizados legalmente.
Las parejas que no han formalizado su situación
legalmente pueden tener padecimientos similares a las parejas
legales si los asuntos económicos y sociales se han
entremezclado de tal manera que la ruptura no sólo implica
el rompimiento afectivo.
La
mediación frente al Juzgado
Una separación produce una constelación de
problemas, que
surgen de nuestro rol de padre o madre, de trabajador, de hijo,
…
Porque quizá un juzgado pueda llegar a imponer
condiciones justas a los ex-cónyuges y quizá
beneficiosas para los hijos, pero en la mayor parte de los casos
no se tienen en cuenta las opiniones consensuadas de los padres
sobre la custodia de los hijos y sobre las problemáticas
laborales, educativas y personales de todos los
implicados.
Como quien más y quien menos tiene una idea
aproximada sobre la manera y resultados de la vía judicial
para resolver conflictos de ruptura de parejas, tal vez por
experiencias cercanas, no entraremos en ello. Nos centraremos en
la mediación, una vía alternativa a la vía
judicial.
Las parejas con
hijos. Motivaciones, intereses personales y
obligaciones
Para algunas personas tener un hijo es una inversión, para otras una
culminación de aspiraciones vitales, para otras una
obligación natural, moral o espiritual.
Pero ¿qué pensaría nuestro hijo en
el futuro si cree que no hicimos lo suficiente para estar
más tiempo con
él? Podríamos contestarle lo mal que estaban los
tiempos y la opinión social del momento, o que las
circunstancias y el estado
emocional no nos permitieron otra cosa.
Nuestra experiencia en consulta con menores y adultos de
padres separados nos dice que esas excusas empeoran la
situación y el problema se perpetúa, se enquista,
siendo muy difícil retornar a una relación no ya
satisfactoria, sino meramente operativa que permita una fluidez
en la interdependencia mutua.
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