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La vida y la muerte están en el poder de la boca (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

Carta del Apóstol Santiago

El autor, que se da a sí mismo el nombre de
"Santiago, siervo de Dios y de nuestro Señor Jesucristo",
es el Apóstol que solemos llamar Santiago el Menor, hijo
de Alfeo o Cleofás (Mt. 10, 3) y de María (Mt. 27,
56), "hermana" (o pariente) de la Virgen. Es, pues, de la familia de
Jesús y llamado "hermano del Señor" (Gál. 1,
19; cf. Mt. 13, 55 y Mr. 6, 3).

Santiago es mencionado por S. Pablo entre las "columnas"
o apóstoles que gozaban de mayor autoridad en
la Iglesia
(Gál. 2, 9). Por su fiel observancia de la Ley tuvo
grandísima influencia, especialmente sobre los judíos,
pues entre ellos ejerció el ministerio como Obispo de
Jerusalén. Murió mártir el año 62 d.
C.

Escribió esta carta no mucho
antes de padecer el martirio y con el objeto especial de
fortalecer a los cristianos del judaísmo que a causa de la
persecución estaban en peligro de perder la fe (cf. la
introducción a la Epístola a los
Hebreos). Dirígeme por tanto a "las doce tribus que
están en la dispersión" (cf. 1, 1 y nota), esto es,
a todos los hebreo-cristianos dentro y fuera de Palestina (cf.
Rom. 10, 18 y nota).

Ellos son de profesión cristiana, pues creen en
el Señor Jesucristo de la Gloria (2, 1), esperan la
Parusía en que recibirán el premio (5, 7-9), han
sido engendrados a nueva vida (1, 18) bajo la nueva ley de
libertad (1,
25; 2, 12), y se les recomienda la unción de los enfermos
(5, 14 ss.).

La no alusión a los paganos se ve en que Santiago
omite referirse a lo que S. Pablo suele combatir en éstos:
idolatría, impudicia, ebriedad (cf. I Cor. 6, 9 ss.;
Gál. 5, 19 ss.). En cambio, la
Epístola insiste fuertemente contra la vana
palabrería y la fe de pura fórmula (1, 22 ss.; 2,
14 ss.), contra la maledicencia y los estragos de la lengua (3, 2
ss.; 4, 2 ss.; 5, 9), contra los falsos doctores (3, 1), el celo
amargo (3, 13 ss.), los juramentos fáciles (5,
12).

El estilo es conciso, sentencioso y extraordinariamente
rico en imágenes,
siendo clásicas por su elocuencia las que dedica a la
lengua en el capítulo 3 y a los ricos en el
capítulo 5 y el paralelo de éstos con los humildes
en el capítulo 2. Más que en los misterios
sobrenaturales de la gracia con que suele ilustrarnos S. Pablo,
especialmente en las Epístolas de la cautividad, la
presente es una vigorosa meditación sobre la conducta frente
al prójimo y por eso se la ha llamado a veces el Evangelio
social.

En segundo lugar exponemos un comentario de diferentes
evangelistas cristianos, que desde su punto de vista
Cristocéntrico, le dan un matiz diferente al estudio de la
Palabra pero con sentido de gran responsabilidad sin cambiar los elementos
básicos enseñados por Nuestro Señor
Jesucristo.

Capítulo 1

La
lengua

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3:1 Hermanos míos, no os hagáis maestros
muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor
condenación. 3:2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si
alguno no ofende en palabra, éste es varón
perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. 3:3 He
aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos
para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.
3:4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y
llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy
pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.
3:5 Así también la lengua es un miembro
pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí,
¡cuán grande bosque enciende un pequeño
fuego! 3:6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua
está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el
cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es
inflamada por el infierno. 3:7 Porque toda naturaleza de
bestias, y de aves, y de
serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la
naturaleza
humana; 3:8 pero ningún hombre puede
domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena
de veneno mortal. 3:9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con
ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la
semejanza de Dios. 3:10 De una misma boca proceden
bendición y maldición. Hermanos míos, esto
no debe ser así. 3:11 ¿Acaso alguna fuente echa por
una misma abertura agua dulce y
amarga? 3:12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera
producir aceitunas, o la vid higos? Así también
ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

Juzgando al hermano Cap 4: 4:11 Hermanos, no
murmuréis los unos de los otros. El que murmura del
hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley;
pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley,
sino juez. 4:12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar
y perder; pero tú, ¿quién eres para que
juzgues a otro?

Carta de SANTIAGO

Comprendida y Vivida

"La fe sin obras está muerta"
(2:20)

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    La Epístola de Santiago
presenta a Jesucristo como el fundamento de nuestras
obras
, y nuestras obras como la única prueba de que
tenemos la verdadera fe, y que no vivimos engañados con
una fe falsa, o "fe de diablo", como la llama Santiago
(2:19).

    Si la carta a los
Romanos era la "Catedral de la Fe", Santiago es la "Universidad de la
Fe", donde podemos examinarnos para ver si la fe que decimos que
tenemos es la verdadera, y donde podemos adquirir la única
fe verdadera que forzosamente tiene que dar frutos de buenas
obras, como el calor es fruto
necesario del fuego. ¡Un fuego que no da calor, no es
fuego!

    Es una Carta muy práctica para
nuestra vida diaria. En ella se hacen nade menos que 16
referencias al "Sermón de la Montaña". Con
imágenes vivas, nos presenta una doctrina preciosa sobre
el dolor, las tentaciones, la lengua, las riquezas y la
oración.

    Quien piense que Pablo y Santiago se
contradicen, es que no sabe nada de la fe: Pablo insiste en la
"justificación por la fe", y Santiago en la
"justificación por las obras" (2:24-25). En realidad es lo
mismo, porque fe que no produce buenas obras, es una falsa fe que
no justifica a nadie… y la fe, nadie la ve, sólo
las obras; así es que si tienes buenas obras, es la
única señal de que tienes la fe que justifica. Si
en nuestras vidas hay calor y luz, es que hay
fuego verdadero; si no hay calor y luz, no tenemos el fuego de la
fe, aunque gritemos que lo tenemos, y por más que nos
sepamos la Biblia. (¡El diablo también se la
sabe!)

    Toda la Biblia está plagada de
esta verdad fundamental… con Pablo a la cabeza. En todas
sus cartas nos habla
de la "fe" en los primeros capítulos, y de las "obras y la
lucha" en los últimos. Y nos dice que en el Juicio Final,
Dios nos reconocerá que hemos sido buenos por la fe, que
no ve, sino por las "buenas obras" que produjo esa fe. Así
lo dice en Romanos, 2:5-10, 2Cor. 5:10, Ef. 2:10, Gal.
5:6… y nos insiste que "si tuviera tanta fe que mueve
montañas, pero no tengo caridad, de nada me vale", en 1
Cor. 13:2; que es lo mismo que había dicho el mismo
Jesús en Mt. 7:21-27.

    Este "Juicio Final", nos dice Pablo
que será para todos igual, sin acepción de
personas; será lo mismo para cristianos, o musulmanes, o
judíos, o africanos que nunca oyeron el nombre de
Jesús… será para todos "las obras" que
produjimos con la "fe en Dios" o la "fe en Jesús" (Rom.
2:11), que es lo mismo que había dicho Cristo bien
claramente en el sermón del Fin del Mundo,
en Mt. 24:31-46: Ahí estaremos todos, y sólo
habrá una división en dos grupos: Los que
hicieron buenas obras, y los que hicieron malas obras.
¡Léalo usted completo, es maravilloso!

    Santiago el Menor es quien
escribió esta carta. Era hijo de María la de
Cleofás, que era hermana de la Virgen
María, como nos dice Mc. 15:40 y Mt. 27:56. Era
hermano carnal de Judas, y los dos
eran primos de Jesús. Todos ellos vivían en el
mismo "clan" de familias, y a todos los del clan los
conocían como "hermanos", aunque fueran hijos de distintos
padres. Por eso, algunas Biblias traducen "hermanos" en Mc. 6:3 y
Mt. 12:46. El otro Santiago, se llama el "Mayor" para
distinguirlos, era hijo de Zebedeo, hermano de Juan, y los dos
también primos de Jesús.

TEMAS DE LA CARTA

    Santiago, aunque era primo de
Jesús, le da unos títulos preciosos: Se llama a
sí mismo "siervo de Nuestro Señor Jesucristo" en el
primer verso, y después lo llama "Nuestro Glorioso
Señor Jesucristo" (2:1)

El dolor… con gozo (1:2) ¡Esto es
maravilloso! Si tienes fe, vas a recibir cada dolor con sumo
gozo, porque sabes que va a producir más fe y paciencia, y
te va a conducir a la perfección… Cada sufrimiento
es una inyección de Dios para sanarnos de nuestro
egoísmo o ambición. Es Dios quien nos lo regala a
través del demonio, el mundo o la carne. ¡Un
cristiano triste es un triste cristiano! Un cristiano así
necesita muchos "palos", muchas "inyecciones" para
purificarse.

La sabiduría, y fe sin dudar (1:5-11). La
carta de Santiago se le ha llamado "Proverbios" o el "Libro de la
Sabiduría" del Nuevo Testamento, porque da una serie
preciosa de consejos útiles para la vida
diaria.

Lo más importante en la vida de una persona es la
"sabiduría", el conocer al Señor y vivir en
Él. Y nos dice Santiago que obtener este gran tesoro es
muy fácil: Basta con pedirlo a Dios… pero con una
condición, que se pida con fe, sin dudar, porque el que
duda, no va a ninguna parte, es como la ola del mar que sube y
baja con los vientos que sopla. ¡Apréndase de
memoria, y
viva cada minuto del día este verso 1:6!

Tentaciones… y dones de Dios (1:12-20).
Dios no tienta a nadie, son nuestras mismas concupiscencias o
malas inclinaciones, las que producen las tentaciones…
¡y las tenemos que aprovechar para tener más
fe!

Hacedores de la Palabra (1:21-27). No basta con
conocer la Biblia, hay que hacer lo que dice…Ésta
es la esencia de la Religión: Ayudar a
los huérfanos, y viudas, y pobres, y los que
sufren… Si tú y yo no hacemos esto, la fe que
creemos tener, es fe que no vale para nada (1 Cor.
13:2)

Discriminación y la Regla Regia. Si
discriminamos, es que no tenemos la fe que salva. Pablo
resumía toda la Biblia en siete palabras: "Ama al
prójimo como a ti mismo" (Gal. 5:14). Santiago llama a
esto mismo "La Regla Regia" (2:8) (Vea 2:1:13).

La fe sin obras es fe muerta (2:14-26). Si la
Carta de Santiago es la "Universidad de la fe", este párrafo
es la "Cátedra Principal". Ya lo comentamos antes. Si
tienes, fe y no obras, tu fe es la "fe del demonio" (2:19). Eres
peor que un pagano, te pareces al diablo, que sabe de Cristo,
pero no puede ser otro Cristo, y no se trata de sólo
"saber" sino de "ser". Si sabes de Cristo, y no eres un buen
cristiano, lo que crees ser tu fe, o tu Biblia, te
servirán como testigos de condenación, en vez de
cómo medios de
salvación, que es lo que deben ser.

Termina en 2:26 con otra expresión muy
gráfica: Fe sin obras es como un cuerpo sin alma.
¡Un cadáver!

Vicios de la Lengua (Cap. 3). Si murmuras o
calumnias, tu fe es vacía, no tienes verdadera fe. El que
no tropieza en palabras, es un varón perfecto, dice en
3:2, tiene realmente la "fe salvadora". Ya nos había dicho
en 1:19 la conducta del cristiano: "Pronto a escuchar, pero
detenido en hablar y refrenado en la ira". Porque el que tiene
fe, confía en que el Señor lo defienda, él
no tiene que discutir, ni pleitear. ¡Dios lo hace por
él!

"Pedís y no recibís" (4:3). Ya nos
había enseñado a cómo orar "sin dudar".
Ahora nos dice que no recibimos, porque oramos por
ambición, no por amor. ¡Y
la oración es amor! El orar por ambición es
egoísmo, no es oración, es la degeneración
más asquerosa de la oración.

Nos sigue hablando de otras pasiones en el
Capítulo 4. Insiste en que la "humildad" es esencial en la
vida toda y que, quien no hace el bien que puede, "peca".
(4:17).

Ricos y Pobres (5:1-11). El rico que se guarda
sus riquezas no tiene verdadera fe, está muerto. El pobre
que no tiene paciencia y conformidad, y no se goza, aunque sea
pobre, también tiene una fe vana.

Lo esencial en esta vida, no es tener o no tener, porque
esta vida es muy corta, se marchita como flor de heno, nos
había dicho en 1:10. Lo importante de esta vida, es
ganarse el Cielo Eterno. ¡Y aquél que al final se
salva, sabe; y el que no, no sabe nada!

El Jornal que no pagáis a los
trabajadores, clama contra vosotros (4:4). Si los cristianos nos
conociéramos y viviéramos este verso 4:4, la
situación económica y social del mundo
cambiaría de repente. Por todas estas implicaciones
sociales de la carta de Santiago, se le ha llamado "el
Amós" del Nuevo Testamento.

La Venida del Señor está cerca. Dos
veces insiste Santiago en la Venida del Señor, y como San
Pablo, nos dice que "está cerca". Pareciera que se
habían equivocado los dos apóstoles, porque esto lo
dijeron ya hace casi dos mil años… ¡Pero no
se equivocaron! ¡Es la palabra de Dios! Jesús
vendrá al Fin del Mundo en gloria y majestad sobre las
nubes, y todos lo verán… pero para cada persona, el
Señor viene exactamente el día de su muerte. A
Pablo y a Santiago el Señor vino el día que
murieron, y los llevó al Cielo derechitos, junto con el
buen ladrón de Lc. 23:43.

En tu vida y la mía el Señor vendrá
pronto, muy pronto, ¡quizá mañana, cuando
menos lo esperemos, en un abrir y cerrar de ojos! Cincuenta
años se han pasado en nada, y otros cincuenta, o menos, se
pasarán en nada también… Si
pensáramos en la realidad de la vida, seríamos
más santos y más buenos, y menos egoístas.
Tendríamos la paciencia del labrador de que habla
Santiago, cuando nos recuerda la Venida del Señor.
¡Y la paciencia del Santo Job, que también nos
recuerda Santiago en 5:7-11!

La Oración (5:13-19) Tres veces nos habla
la carta sobre la oración. En 1:6 nos dijo que
oráramos con fe, sin dudar. En 4:3 que pidiéramos
sin egoísmo, sino por amor. Ahora dice:
"¿Estás triste? Ora ¿Estás contento?
Salmodia, ora cantando" (5:13) … Aquí dice San
Agustín que quien ora cantando, ora dos veces.
¡Alabado sea el Señor, siempre orar!

    ¿Estás enfermo?
Santiago nos dice lo que hay que hacer en 5:14-15: "Haga llamar a
los presbíteros de la Iglesia y oren sobre él,
ungiéndolo con óleo en le nombre del Señor."
Es el Sacramento de la Extremaunción o Sacramento de los
Enfermos, que se debe pedir ante cualquier enfermedad
seria… y lo que ofrece a continuación en el verso
15 es impresionante: "Y la oración y la fe salvarán
al enfermo, y el Señor le hará levantarse y los
pecados que hubiese cometido le serán
perdonados."

    En Eclesiástico 38:9-12
dice así: "Hijo mío, si caes enfermo, no te
impacientes; ruega al Señor y él te sanará.
Huye del pecado y la
parcialidad y purifica tu corazón de
toda culpa (¡confiésate!). Ofrece el incienso y la
oblación de flor de harina; inmola víctimas
pingues, las mejores que puedas (¡la Eucaristía!). Y
llama al médico, porque el Señor lo
creó… y lo necesitas."

    En 5-16 además de hablarnos
del Sacramento de la Confesión, nos dice algo precioso y
de una utilidad inmensa:
"Orad los unos por los otros para que seáis salvos, porque
es poderosa la oración ferviente del justo…"
¡Aleluya! Apréndalo de memoria y vívalo a
diario.

El verso 5:20 es el último y quizá
el más sustancioso; es la esencia del amor: Quien ayuda a
salvar un alma, ha salvado la suya… Ayudar a mis
familiares a ir al Cielo es lo más y mejor que puedo hacer
por ellos.

    San Pablo también está
de acuerdo con esto cuando nos dice: "Si repartiere toda mi
hacienda, no teniendo caridad, de nada me aprovecha" (1 Cor.
13-3). Piénsalo: Si a tus hijos o a tu esposa les das todo
tu dinero, y les
proporcionas la casa y la comida y los vestidos… pero no
los ayudas a ir al Cielo, no tienes "caridad", y así de
nada te aprovecha…Más bien les estás
clavando un puñal en la espalda, porque les das comida y
dinero, pero con tu vida les enseñas a odiar, o robar, o
mentir… y ellos, por aprender de ti el pecado, pecan, y se
van al infierno. ¡Peor que un puñal!

CAPÍTULO 2.

El poder de las
palabras

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Fondo Bíblico: Proverbios
10:28-22; 12:13-19; 18:7, 8, 13, 26:28; 29:20; 31:26.

Verdad Central: Las palabras que
expresamos deben glorificar a Dios y traer bendición a los
que la oyen.

Texto Aureo. Sean gratos los dichos
de mi boca y la meditación de mi corazón delante de
ti, oh Jehová, roca mía, y redentor
mío.

OBJETIVOS DEL APRENDIZAJE

1. Reconocer que nuestras palabras
pueden hacer mucho bien, o mucho mal.

2. Cultivar en nuestro
corazón el deseo de hablar cosas buenas, para nuestro bien
y el de los que nos escuchan.

3. Tomar la determinación de
ejercer más control sobre las
cosas que decimos, mediante un mayor dominio de
nuestros pensamientos.

Categorías léxicas,

Palabras que desempeñan una determinada función en
la oración, de acuerdo con los criterios establecidos por
la sintaxis clásica (véase
Gramática). De acuerdo con ello hay nueve
categorías, que se denominan: nombre, pronombre, adjetivo,
artículo, verbo, adverbio, preposición,
conjunción e interjección. En esos términos
es posible estudiar las lenguas
indoeuropeas y las semíticas, aunque no todas posean todas
estas categorías. Hay lenguas, como el chino, donde las
cosas aparecen de forma diferente.

Desde el punto de vista morfológico, esto
es, de la forma que tienen las palabras, puede decirse que en
español
hay palabras variables y
palabras invariables. Las primeras admiten variación
formal porque la raíz, que es el conjunto de fonemas
portadores de significado, se combina con los afijos y las
desinencias gramaticales, por ejemplo el nombre, el adjetivo, el
verbo como visión, revista,
vistoso, revisar.
Son también palabras variables las
que cambian su forma según su función
sintáctica, semántica, o las dos como los
artículos o los pronombres, por ejemplo, él,
una, los, me, yo, nosotros.
Por el contrario, son palabras
invariables las que no pueden alterar su forma ni se combinan con
ningún tipo de afijos, como son los adverbios, las
preposiciones y las conjunciones. Las partes de la oración
que son variables poseen todas una forma de flexión, las
invariables no.

Entre las palabras o partes de la oración
variables
, existen las que son fuente y origen de otras, que
se llaman primitivas, como unión y las que surgen
a partir de la combinación de una palabra primitiva con un
sufijo derivativo, que suele producir un cambio de
categoría, como unido o un infijo como
unificar, que reciben el nombre de derivadas; cuando
una palabra primitiva o su raíz se combina con un prefijo
surge una palabra compuesta, reunir. También hay
palabras que son a la vez derivadas y compuestas; en ese caso
reciben el nombre de parasintéticas, como
reunificación. Desde el punto de vista
semántico hay palabras plenas, esto es llenas de
significado, como amarillo, conmigo, entretenimiento,
suspender
y palabras vacías, cuyo significado es casi
mínimo y sirven por su valor
sintáctico, por ejemplo: como, a, que,
o.

Bosquejo general

I. Las palabras pueden
herir

A. El poder de las
palabras

B. Palabras que causan heridas

C. Mentira e
hipocresía

II. Las palabras pueden
bendecir

A. Palabras de poder curativo

B. Palabras de aliento

C. Palabras de amor y de
sabiduría

III. Podemos controlar nuestras
palabras

A. El control de la lengua

B. Dominio propio

C. No hay que hablar antes de
oír.

Introducción

En la Biblia se dice mucho acerca del poder y de la
bendición que hay en las palabras "dichas como conviene"
(Proverbios 25:11). Mediante el uso de palabras Dios ha dado a
conocer a los hombres sus más grandes revelaciones, un
caudal inmenso de sabiduría inspirada y de mensajes de
esperanza. Mientras "los cielos cuentan la gloria de Dios", la
Palabra inspirada nos declara su voluntad.

Pero, ¿qué son las palabras? Se dice que
el carácter de una persona se puede descubrir
mediante un estudio de las palabras que ella emplea. Podemos
hacer uso de palabras para traer bendición a las personas
que nos oyen, y también podemos convertirlas en
instrumentos para sembrar desconfianza y disgusto. Las palabras
pueden expresar amor u odio. Un creyente jamás debe usar
un vocabulario vulgar o grosero.

La oración de David mostraba su
preocupación por esto mismo. "Sean gratos los dichos de mi
boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
oh Jehová" (Salmo 19:14). Lo que quería era que
Dios lo guardara de abrir su boca para expresar palabras
desagradables. Para ello tendría que purificar su
corazón y sus pensamientos. ¿Es esa nuestra
oración?

Exposición Bíblica

I. Las palabras pueden herir

A. El poder de las palabras

Proverbios 12:18; 18:7, 8; 26:28

Pregunta: ¿Por qué muestra Dios
tanto interés en
las palabras que hablamos? ¿Qué revela nuestra
manera de hablar?

Hay más de cien versículos en el libro de
Proverbios que se refieren de una manera u otra a las palabras
que hablamos. Es más, toda la Biblia está llena de
referencias al uso que hagamos de nuestra lengua. La lengua es el
órgano más pequeño de nuestro cuerpo, sin
embargo, es uno de los más poderosos y activos. Puede
ser una fuente de gran bendición y consolación (Job
4:4; Proverbios 15:1; Isaías 50:4). También puede
ser destructiva, engañosa, peligrosa e hipócrita
(Salmo 5:9; 10:7; Proverbios 12:18; 24:2; Romanos 3:13). Las
palabras tienen el potencial suficiente para modificar la vida de
los que las oyen y aun de alterar el curso de la historia. A menos que
esté bajo la influencia santificadora de la gracia de
Dios, la lengua puede ser causa de males y dolor. Bien usadas,
las palabras son instrumentos que Dios puede usar para llevar a
los hombres el mensaje de salvación. Pero. Cuando se abusa
de ellas, pueden convenirse en piedras de tropiezo a las almas
perdidas que buscan al Señor.

B. Palabras que causan heridas

Pregunta: ¿Cómo puede uno pecar
contra su prójimo con la lengua? ¿Qué dice
la Biblia contra los que hablan iniquidad?

Para todos los que aman a Dios y quieren andar como es
debido, los pecados de difamación, calumnia, chismes,
murmuraciones e hipocresía son abominables. A nosotros no
nos es permitido llamar a nadie "necio". En cambio, Dios si llama
necios a los que habla falsedades. "La boca del necio es
quebrantamiento para si, y sus labios son lazo para su alma"
(18:7). El necio es originador de muchos problemas.
Siempre está discutiendo, buscando errores en otros y
quejándose de todo. Se deleita en difamar a otros y llenar
su corazón con cosas impías y perversas. Sus
chismes van de oído en
oído y de boca en boca. Jesús dijo:
"¡Generación de víboras! ¿Cómo
podéis hablar lo bueno, siendo malos?

Porque de la abundancia del corazón habla la
boca" (Mateo 12:34).

En la Biblia se pronuncian juicios severos contra el
abuso de la lengua. Algunos que jamás asesinarían a
nadie ni cometerían adulterio con
hechos lo hacen con palabras. Se puede destruir el
carácter y la dignidad de
alguien con lo que se dice. De esta clase de gente
eran Coré, Datán y Abiram (Números
16).

C. Mentira e hipocresía

Es necesario un avivamiento de lealtad a la verdad. Para
muchos decir la verdad es cuestión de menor importancia.
Recurren a cualquier tipo de engaño o mentira siempre que
se ven en aprietos. Los políticos se permiten todo tipo de
mentiras y ofrecimientos falsos durante sus campañas.
Muchos usan la mentira para librarse de responsabilidades o
defender su reputación. Suelen justificar todo lo que
hacen, alegando que "el fin justifica los medios". No le dan el
nombre de "mentiras" a las falsedades que hablan.

Si no son mentiras, ¿qué son?

El creyente debe tener mucho cuidado con lo que habla.
Si hace promesas debe empeñarse en cumplirlas. Debemos
hacer honor a nuestras palabras, ya sean orales o escritas. Las
palabras, al igual que los diamantes, deben mantenerse limpias y
bien pulidas. (Lea Proverbios 16:24; 25:11.)

Pregunta: ¿Cuáles son los problemas
de una "boca lisonjera"? ¿Cómo debemos interpretar
Proverbios 26:28?

Enseñanza práctica

El incumplimiento de las promesas puede ocasionar muchos
disgustos y desilusiones. Como cristianos debemos tener cuidado
de no prometer lo que no creamos poder cumplir. Dios espera que
cumplamos todo lo que ofrecemos.

1. A nuestros familiares. Muchas veces nos vemos
tentados a formular promesas a nuestro cónyuge o a
nuestros hijos solamente para contentarlos por un momento. Pero
si no tratamos de cumplir con lo que hemos prometido destruiremos
su confianza en nosotros.

2. A nuestros amigos. A veces le prometemos algo a un
amigo con la mejor intención de cumplirlo; pero por una
razón u otra nunca nos acordamos de nuestro compromiso.
Hubiera sido más generoso y ético no haber
prometido nada, que tener que faltar a nuestra
palabra.

3. A nuestro Dios. En un momento de aflicción
podemos hacerle una promesa a Dios con el fin de que El nos
ayude. Muchas de estas promesas de "emergencia" quedan en el
aire. Debemos
esforzamos por cumplirle a Dios lo que le hayamos prometido,
así como a nuestros semejantes.

Pregunta: ¿Qué se dice contra la
hipocresía?

En Proverbios 26:28 Se condenan "la lengua falsa" y "la
boca lisonjera". En los seis versículos finales del
capítulo 26 hallamos una de las declaraciones más
severas de la Biblia contra la hipocresía; y se refiere
más que todo a la hipocresía entre los que
pertenecen al pueblo de Dios. La lengua puede ser la cosa
más hipócrita del mundo. A veces se usa para darle
alabanza a Dios, y otras para proferir injurias y maldiciones
contra los demás (Santiago 3:8-10). Así como es
imposible que de una misma fuente salga agua dulce y amarga al
mismo tiempo,
también es imposible que de una boca que alaba a Dios
salgan palabras que dañen la obra de Cristo. No obstante,
algunos recurren a la falsedad y a las lisonjas para encubrir sus
malas intenciones.

Una boca lisonjera pronuncia una alabanza excesiva,
presuntuosa, resonante e hipócrita. El lisonjero derrama
una lluvia de frases selectas para llamar la atención de la otra persona, agradarla y
seducirla. Esto es peligroso porque hace que el que habla con
hipocresía pierda toda la credibilidad y se le tenga como
individuo
desconfiable y de poca estima. (Lea Job 32:2 1; Salmo 12:3;
Proverbios 28:23; 29:5.)

Para enmascarar sus sentimientos de odio y rencor, el
mentiroso lisonjea a la persona que está planeando
destruir. Un ejemplo de esta detestable actitud lo
encontramos en el Antiguo
Testamento, en el libro de Ester, en el caso de Amán
contra Mardoqueo. La hipocresía se ve también en el
acto traidor de Judas al saludar al Maestro con un
beso.

Pregunta: ¿Cuáles son algunos
pecados de lengua cometidos directamente contra el
Señor?

La blasfemia, el juramento falso, la burla y la mofa
contra las cosas sagradas son pecados cometidos directamente
contra Dios. Debe evitarse toda expresión contra el nombre
de Dios, su carácter, sus obras y su gloria.
También es pecado pervertir el mensaje de las Escrituras y
usarlo de una manera irrespetuosa o equivocada. Es pecado usar en
vano el nombre de nuestro Dios. Es urgente un resurgimiento de
reverenda y alta estimación por las cosas de Dios. (Lea
Salmo 89:7; Eclesiastés 5:1.)

Enseñanza práctica

Algunos creyentes no usan el nombre de Dios en vano,
pero caen en el error de hacer votos falsos o proferir
expresiones que no son más que equivocaciones y frases
viciosas y desagradables al Señor. El tercer mandamiento
se pronuncia en contra de todas estas cosas, así como del
abuso del nombre de Dios.

Es fácil hacer uso de esas expresiones
desagradables a Dios sin notar su origen profano. Es necesario
detenernos a considerar lo que estamos diciendo.

La única manera de resolver este problema es
pidiendo al Señor que nos ayude a ejercer control sobre lo
que decimos. Quizá nos tome un poco de tiempo, pero todo
es posible, con la ayuda de Dios.

II. Las palabras pueden bendecir Proverbios 10:20,
21; 12:25; 31:26

A. Palabras de poder curativo

Pregunta: ¿Cómo podemos ser de
bendición a los demás con lo que hablamos?
Dé algún ejemplo en que usted haya sido de
bendición a alguien con sus palabras.

Dios está interesado en nuestras palabras. Todo
lo que decimos, así como todo lo que hacemos será
sometido a juicio. Una lengua que dice cosas agradables, no
sólo agrada a nuestro Padre celestial sino que
también ejerce una influencia favorable en nuestra
alma.

Si nuestras palabras son sazonadas con la sal de la
gracia de Dios traeremos bendición a otros cuando les
hablemos. Salomón dijo: "Plata escogida es la lengua del
justo" (10:20). Eso significa que el torrente de palabras que
fluye de ella es resplandeciente y puro. La paráfrasis de
esta declaración es simplemente, "cuando el bueno habla,
vale la pena escucharlo".

Las expresiones lengua y corazón se usan casi
como sinónimos en Proverbios 10:20, porque la una
está bajo el control del otro. La lengua del justo revela
los pensamientos de un corazón que está en
sintonía con la mente de Dios.

Muchos de los instrumentos médicos que tienen que
entrar en contacto con las heridas son hechos de plata. Otros
metales
tienden a oxidarse o corroerse, lo cual podría causar
infecciones al paciente. La plata, usada como instrumento de
cirugía no deja heridas sangrantes.

La "lengua del justo" jamás deja heridas
sangrantes en los corazones que la escuchan. "La blanda respuesta
quita la ira" (Proverbios 15:1). Se garantiza la sanidad, porque,
"panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para
los huesos"
(Proverbios 16:24). Hubo medicina en las palabras de Abraham
cuando dijo: "No haya ahora altercado entre nosotros… porque
somos hermanos" (Génesis 13:8). (Lea también
Isaías 50:4.)

B. Palabras de aliento

Salomón nos pinta el cuadro de un hombre
doblegado bajo el peso de una carga de ansiedad y preocupaciones
(12:25). "La congoja en el corazón" produce abatimiento y
depresión. Al creyente se le exhorta en
Filipenses 4:6, 7 a que no se deje dominar por la ansiedad. Sin
embargo, hay muchos en un estado
depresivo que están necesitando ayuda. Las penas enferman
el corazón, pero las palabras bondadosas y optimistas,
dichas con todo amor sincero, son una medicina maravillosa. Los
cristianos podemos hacer de este mundo un lugar más
brillante para el solitario y deprimido: "La buena palabra lo
alegra" (12:25).

C. Palabras de amor y de
sabiduría

En el último capítulo de Proverbios se
presenta el cuadro de una mujer santa y
colmada de virtudes. Por la pureza de su corazón ella se
deleita hablando palabras de gracia y de verdad, palabras
sensibles y prudentes. No se oyen salir de su boca calumnias ni
murmuraciones. Los que la escuchan se sienten edificados y son
iluminados con el amor y la
gracia de sus palabras (Proverbios 3 1:26).

III. Podemos controlar nuestras
palabras

Proverbios 10:19; 13:3; 18:13; 29:20

A. El control de la lengua

Pregunta: ¿Por qué cuesta tanto
ejercer control sobre la lengua?

Todo hijo de Dios tiene dificultad en ejercer control
sobre su lengua. Este no es un problema exclusivo de los
inconversos. Santiago se incluía entre los que tienen
problemas con lo que hablan (Santiago 3:1, 2). David
también estaba consciente de tener esta dificultad, y
dijo: "Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi
lengua" (Salmo 39:1). Aun Moisés, un hombre muy prudente,
no tuvo el privilegio de entrar con el pueblo a la Tierra
Prometida porque "habló precipitadamente con sus labios"
(Salmo 106:33). Satanás hace aun más difícil
el esfuerzo del creyente de dominar su lengua.

El deber de una persona sabia es poner guarda a sus
propios labios. Eso es mejor que vigilar los labios ajenos. "En
las muchas palabras no falta pecado" (10:19). Si uno es incapaz
de evitar que su mente maquine pensamientos malos, por lo menos
debe proponerse a no dar lugar a que sus labios los publiquen. Es
fácil dejar que nuestras emociones broten
de nuestra boca libremente; pero eso muchas veces es ofensivo al
Señor y para los que nos oyen. Somos responsables delante
de Dios de todo lo que hablemos, hasta de las palabras ociosas
(Mateo 12:37).

Enseñanza práctica

Con relación a los problemas de la
comunicación alguien dijo que hay por lo menos seis
versiones de cada mensaje que se pronuncia: Lo que la persona
quería decir, lo que dijo, lo que cree que dijo, lo que
sus oyentes querían oír, lo que escucharon y lo que
creen que escucharon. Una comunicación defectuosa puede resultar en
mucha confusión y equivocaciones. Por lo tanto:

1. Ocúpese en ser claro al hablar. Lo que se dice
apresurada y descuidadamente puede ser mal entendido.

2. No dé por hecho que ha sido bien entendido.
Pregunte a su interlocutor si sus palabras quedaron
claras.

3. Elimine toda barrera en las comunicaciones. No deje que interfiera el ruido o las
distracciones. Acérquese a la persona con quien habla y
mírela a los ojos.

4. Búsquele el sentido a lo que
escuche.

No lo interprete todo como usted quiera. Ponga
atención, entienda el mensaje y luego hállele el
significado real.

5. Sea sensible a los sentimientos expresados por el que
habla. Los sentimientos, manifestados en los gestos y otras
expresiones del que habla tienen un significado
importante.

B. Dominio propio

Pregunta: ¿Cuáles son algunas
maneras en que un cristiano puede ejercer control sobre sus
palabras?

Antes de aprender a controlar las palabras, el creyente
debe aprender a ejercer dominio sobre sus pensamientos. Los
pensamientos son tenaces y penetrantes. Se abren paso a la mente
y luchan por darse a conocer mediante las palabras. Lo mismo
sucede con la ansiedad, la sospecha, las dudas y la
preocupación. Proverbios 15:26 nos recuerda que son
abominación a Jehová "los pensamientos del malo;
mas las expresiones de los limpios son limpias". Además se
nos manda a guardar nuestro corazón "sobre toda cosa
guardada", "porque de él mana la Vida" (Proverbios 4:23).
Hay una forma de ser libre de los pensamientos carnales y las
palabras malas. El secreto está en mantener nuestra mente
bajo la sangre
purificadora de Jesús. (Lea Salmo 51:6, 10; Romanos 12:3;
Filipenses 2:5; 4:8.)

David hizo uso de toda la fuerza de
voluntad que había en él para guardar su "boca con
freno" (Salmo 39:1). Es esencial la oración diaria en
busca de ayuda para ejercer control sobre los pensamientos y las
palabras (Isaías

65:24; Santiago 1:5). Cuando una persona ora, obedece la
Palabra de Dios y se somete al control del Espíritu
Santo, recibe el poder del Señor para controlar sus
emociones y sus palabras. El Señor quiere perdonar los
pecados de la lengua (1 Juan 1:9). La única persona que
vivió sin cometer un error de palabra fue
Cristo.

C. No hay que hablar antes de
oír

Salomón subraya el problema de "responder palabra
antes de oír" (18:13). Con demasiada frecuencia la gente
juzga o crítica
a una persona sin estar muy bien informada acerca de ella ni
enterarse de lo que dice. Llegar a conclusiones precipitadas es
peligroso. David cayó en ese error con relación a
Siba y Mefi-boset (2 Samuel 16:1-4; 19:24-30).

Jesús se expresó enérgicamente
contra los que censuran o critican a otros.

"No juzguéis, para que no seáis juzgados"
(Mateo 7:1). Debemos ser siempre cuidadosos y hasta generosos en
nuestra manera de evaluar a los demás. Los que no tienen
nada bueno de qué hablar, casi siempre se ponen a hablar
de sus prójimos. Se deleitan en condenar a los
demás.

Hay personas que se forman conceptos de otros de manera
muy precipitada. Creen que es suficiente una"mirada superficial
para dictar sentencia. No le conceden a la persona afectada el
beneficio de la duda. Esto es injusto y falto de misericordia.
Salomón nos recuerda que los más sabios son
cuidadosos al emitir un juicio acerca de otra persona.

Enseñanza práctica

Hagamos un repaso de los conceptos principales de este
estudio y cómo debemos responder a ellos.

Las palabras que proferimos son instrumentos de gran
potencial para hacer bien o para hacer mal. Las conmovedoras
palabras de Tomás Jefferson condujeron a los Estados Unidos a
su independencia.
Las palabras inflamatorias de Adolfo Hitler
hundieron al mundo en la Segunda Guerra
Mundial. ¿Se ha detenido a averiguar qué efecto
producen las palabras que usted dice?

Las palabras dichas son irrevocables. Una vez dichas,
las palabras no pueden ser recuperadas. ¿Ha dicho usted
algo de lo cual se arrepintió, pero ya no pudo hacer nada
por retirarlo?

Gracias a la vida que me ha dado
tanto

Me dio dos luceros que cuando los
abro

Perfecto distingo lo negro del
blanco

Y en el alto cielo su fondo
estrellado

Y en las multitudes al hombre que
yo amo.

Gracias a la vida que me a ha dado
tanto

Me ha dado el oído que en
todo su ancho

Graba noche y día grillos y
canarios

Martillos, turbinas, ladridos,
chubascos

Y la voz tan tierna de mi bien
amado.

Monografias.com

Gracias a la vida que me ha dado
tanto

Me ha dado la marcha de mis pies
cansados

Con ellos anduve ciudades y
charcos

Playas y desiertos, montañas
y llanos

Y la casa tuya, tu calle y tu
patio.

Gracias a la vida que me ha dado
tanto

Me dio el corazón que agita
su marco

Cuando miro el fruto del cerebro
humano

Cuando miro al bueno tan lejos del
malo

Cuando miro el fondo de tus ojos
claros

Gracias a la vida que me ha dado
tanto

Me ha dado la risa y me ha dado el
llanto

Así yo distingo dicha de
quebranto

Los dos materiales que
forman mi canto

Y el canto de ustedes que es el
mismo canto

Y el canto de todos que es mi propio
canto.

Gracias a la vida que me ha dado
tanto.

Violeta Parra

CAPÍTULO
3

La
mentira

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119:163  La mentira aborrezco y
abomino; tu ley amo.

119:171  Mis labios rebosarán
alabanza, cuando me enseñares tus estatutos.

119:172  Hablará mi lengua tus
dichos; porque todos tus mandamientos son la misma justicia.

5:8 Guíame, SEÑOR, en tu justicia a causa
de mis enemigos; endereza delante de mí tu
camino.

5:9Porque no hay en su boca rectitud; sus
entrañas son pravedades; sepulcro abierto es su garganta,
con su lengua lisonjearán.

10:4-7 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a
Dios. No está Dios en todos sus pensamientos. Sus caminos
atormentan en todo tiempo; tus juicios son altura delante de
él; echa bocanadas en orden a todos sus enemigos. Dice en
su corazón: No seré movido en ningún tiempo,
porque no me alcanzará el mal. Llena está su boca
de maldición, y de engaños y fraude; debajo de
su lengua, molestia y maldad.

12:2Mentira habla cada uno con su prójimo con
labios lisonjeros; con corazón doble hablan.

29:4-9 Voz del SEÑOR sobre las aguas; el Dios de
gloria hizo tronar; el SEÑOR sobre las muchas aguas. Voz
del SEÑOR con potencia; voz del
SEÑOR con gloria. Voz del SEÑOR que quebranta los
cedros; y quebrantó el SEÑOR los cedros del
Líbano. Y los hizo saltar como becerros; al Líbano
y al Sirión como hijos de unicornios. Voz del SEÑOR
que corta llamas de fuego. Voz del SEÑOR que hará
temblar el desierto; hará temblar el SEÑOR el
desierto de Cades. Voz del SEÑOR que hará estar de
parto a las
ciervas, y desnudará la breñas; y en su templo
todos los suyos le dicen gloria.

31:18 Enmudezcan los labios mentirosos, que hablan
contra el justo cosas duras, con soberbia y
menosprecio.

32:3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
en mi gemir todo el día.

39:1-2 Al Vencedor, a Jedutún: Salmo de David. Yo
dije: Miraré por mis caminos, para no pecar con mi lengua;
guardaré mi boca con freno, entre tanto que el
impío fuere contra mí. Enmudecí en silencio,
me callé aun de lo bueno; y se alborotó mi
dolor.

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40:3 Y puso en mi boca canción nueva, alabanza a
nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y
esperarán en el SEÑOR.

49:3 Mi boca hablará sabiduría; y el
pensamiento de
mi corazón inteligencia

51:19 Tu boca metías en mal, y tu lengua
componía engaño.

SAL 71:8 Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria
todo el día.

SAL 71:15 Mi boca publicará tu justicia Y tu
salud todo el
día, Aunque no sé el número de
ellas.

SAL 71:24 Mi lengua hablará también de tu
justicia todo el día: Por cuanto fueron avergonzados,
porque fueron confusos los que mi mal procuraban.

SAL 78:1 ESCUCHA, pueblo mío, mi ley: Inclinad
vuestro oído á las palabras de mi boca.

SAL 78:2 Abriré mi boca en parábola;
Hablaré cosas reservadas de antiguo:SAL 78:3 Las cuales
hemos oído y entendido; Que nuestros padres nos las
contaron.

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SAL 78:4 No las encubriremos á sus
hijos, Contando á la generación venidera las
alabanzas de Jehová, Y su fortaleza, y sus maravillas que
hizo.SAL 78:5 El estableció testimonio en Jacob, Y
pusó ley en Israel; La cual
mandó á nuestros padres Que la notificasen á
sus hijos;SAL 78:6 Para que lo sepa la generación
venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se
levantarán, lo cuenten á sus hijos;SAL 78:7 A fin
de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras
de Dios, Y guarden sus mandamientos:SAL 78:8 Y no sean como sus
padres, Generación contumaz y rebelde; Generación
que no apercibió su corazón, Ni fué fiel
para con Dios su espíritu.

SAL 86:6 Escucha, oh Jehová, mi
oración, Y está atento á la voz de mis
ruegos.

SAL 109:2 Porque boca de impío y
boca de engañador se han abierto sobre mí: Han
hablado de mí con lengua mentirosa,

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SAL 109:3 Y con palabras de odio me
rodearon; Y pelearon contra mí sin causa.

SAL 115:4 Sus ídolos son plata y
oro, Obra de
manos de hombres.SAL 115:5 Tienen boca, mas no hablarán;
Tienen ojos, mas no verán;SAL 115:6 Orejas tienen, mas no
oirán; Tienen narices, mas no olerán;SAL 115:7
Manos tienen, mas no palparán; Tienen pies, mas no
andarán; No hablarán con su garganta.

SAL 116:10 Creí; por tanto
hablé, Estando afligido en gran manera.

SAL 119:43 Y no quites de mi boca en
nigún tiempo la palabra de verdad; Porque á tu
juicio espero.

SAL 119:72 Mejor me es la ley de tu boca,
Que millares de oro y plata.

SAL 119:103 ¡Cuán dulces son
á mi paladar tus palabras! Más que la miel á
mi boca.

SAL 119:105 Lámpara es á mis
pies tu palabra, Y lumbrera á mi camino.

SAL 119:131 Mi boca abrí y
suspiré; Porque deseaba tus mandamientos.

SAL 120:2 Libra mi alma, oh Jehová,
de labio mentiroso, De la lengua fraudulenta.SAL 120:3
¿Qué te dará, ó qué te
aprovechará, Oh lengua engañosa?SAL 120:4 Agudas
saetas de valiente, Con brasas de enebro.

SAL 126:2 Entonces nuestra boca se
henchirá de risa, Y nuestra lengua de alabanza; Entonces
dirán entre las gentes: Grandes cosas ha hecho
Jehová con éstos.

SAL 139:23 Examíname, oh Dios, y
conoce mi corazón: Pruébame y reconoce mis
pensamientos:

AL 140:3 Aguzaron su lengua como la
serpiente; Veneno de áspid hay debajo de sus
labios.

SAL 144:8 Cuya boca habla vanidad, Y su
diestra es diestra de mentira.

1PED 4:11 Si alguno habla, hable conforme
á las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre
conforme á la virtud que Dios suministra: para que en
todas cosas sea Dios glorificado por Jesucristo, al cual es
gloria é imperio para siempre jamás.
Amén.

SANT 4:2 Codiciáis, y no
tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no
podéis alcanzar; combatís y guerreáis, y no
tenéis lo que deseáis, porque no pedís.SANT
4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal,
para gastar en vuestros deleites.

La disciplina

Queridos jovencitos: cuando su padre los instruya,
préstenle atención, si realmente quieren aprender.
(Proverbios 4.1, TLA)

Cuando se habla de disciplina
algunos padres piensan en castigos crueles, malos tratos, etc.
Sin embargo, la disciplina tiene un significado
diferente.

Cuando Dios creó el universo y
todo lo que en él existe, estableció órdenes
y leyes para
disciplinar a todas las cosas. El día y la noche, la
lluvia y el sol, cada
árbol con su semilla, el clima, los
animales.

En el Edén había orden, que fue
quebrantado cuando Adán desobedeció.

La disciplina se refiere al orden para el buen
funcionamiento de las cosas y la relación de
subordinación padres-hijo.

Debes saber y educarme en la idea de que todo lo que es
hecho con orden y disciplina es hermoso y trae bienestar a las
personas.

Disciplina es promover el orden, el
crecimiento.

La disciplina facilita el desarrollo del
individuo.

En un hogar donde no existe la disciplina no puede haber
paz y concordia.

Si pones normas para el
tiempo empleado en el trabajo, el
ocio, dormir, estudiar, la hora de llegar a casa, etc., y logras
que yo las entienda y acate, tendrás armonía en la
vida familiar.

Libertad e independencia

Cumplo todas tus leyes, y jamás
me aparto de ellas. (Salmos 18.22, TLA)

Un gran fundamento de la enseñaza es prepararme
para que sea independiente.

Un gran fundamento de la enseñaza bíblica
es prepararme para que sea dependiente de Dios, como única
manera de que verdaderamente tenga libertad de
espíritu.

Recuerda cómo es Dios contigo: la disciplina que
sofoca mi libertad no es educativa.

Debes contribuir a que me acostumbre a actuar de manera
independiente, a pensar por mí mismo y a realizar tareas
propias y personales.

Sin embargo, debes hacerme entender que independencia no
significa anarquía, ni excluye el respeto a mis
padres, maestros, lugares y situaciones.

La ética
cristiana me enseña que, por ejemplo, debo ser reverente
en el templo. El culto al Señor es un momento para
glorificar a Dios, no es un momento para conversaciones o
juegos.

El apóstol Pablo habla de la disciplina en el
culto, en tanto que Juan describe el comportamiento
ordenado de los ángeles en el cielo.

Leyes, reglamentos y
mandamientos

Querido jovencito, grábate bien mis
enseñanzas; memoriza mis mandamientos. (Proverbios 3.1,
TLA)

Al crear a la humanidad, Dios estableció una
serie de reglas divinas en beneficio de su
creación.

Nuestro Señor desea que sus hijos conozcan y
sigan estas reglas; por eso reveló sus mandamientos
divinos por medio de Moisés y en la persona de
Jesucristo.

De igual modo, hay leyes y reglamentos en todos los
aspectos de la vida, que contribuyen a que me aparte de los
problemas y peligros y que me ayudan a no perjudicar al
prójimo.

Dentro de mi familia
también deben existir reglas. Por ejemplo, prohibirme
jugar con la pelota dentro de la casa, no echar desperdicios en
el piso, lavarme las manos antes de comer, etc.

Necesito reglas para sentirme seguro y
cómodo, y comprender lo que debo y no debo
hacer.

El formarme en una disciplina de reglas, me
servirá en el futuro para ser organizado, productivo y
respetuoso de las leyes de la sociedad.

El respeto a las leyes

Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario,
cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán
saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es
bueno, agradable y perfecto. (Romanos 12.2, TLA)

Debes educarme en la idea de que las leyes fueron hechas
para el establecimiento del orden y del equilibrio
social.

Respetar y cumplir las leyes de mi país es una
obligación para mi propio bien.

Debo respetar las leyes y aquellos que las aplican, no
por miedo a ser castigado, sino porque mi conciencia
cristiana me estimula a vivir de modo ejemplar.

Sin embargo, no debo olvidar que la Biblia registra
nuestros principales deberes. El que obra de acuerdo a las
Escrituras nunca tendrá problemas con la ley de su
país, puesto que su comportamiento estará moldeado
conforme a la voluntad de Dios.

Mi Señor quiere que yo sea correcto en mi modo de
vivir ante la sociedad y las autoridades, brillando continuamente
en medio de las tinieblas del mundo.

Debo saber que si ando conforme a las leyes, no tengo de
qué temer.

Lo mejor es que preste atención al consejo de la
Palabra de Dios: "Páguenle a cada uno lo que deban
pagarle, ya sea que se trate de impuestos,
contribuciones, respeto o estimación" (Romanos 13.7,
TLA).

Escucha mi consejo

Jóvenes sin experiencia, acepten el consejo
de los sabios, y aprendan del castigo a los malcriados.
(Proverbios 21.11, TLA)

Errar es de humano. Por eso todos erramos, nos
equivocamos, seamos niños o
adultos.

Mi disciplina y la visión que yo tenga de ti
dependerán de la forma en que me trates.

• No me reprendas en presencia de mis
compañeros.

• No esperes un cambio brusco haciéndome
callar con gritos, pues a veces causan más
confusión y alboroto.

• Necesitas hacerte mi amigo para que te cuente mis
problemas.

• Abstente de hablar, y escúchame. Debes ser
un amigo que me oiga en privado sin ponerme gesto adusto al
escuchar mis argumentos.

• Toma nota, pero no hagas comentarios.

• Nunca des tu opinión sobre mi personalidad.
Conóceme y trabajemos juntos en limar mis
imperfecciones.

• Es necesario que yo reconozca mis errores, acepte
la corrección y trate de hacer todo correctamente la
próxima vez.

Cuida mi lenguaje

Di siempre lo bueno, y así nadie podrá
criticarte. Si haces lo que te digo, los que están en
contra nuestra sentirán vergüenza y no podrán
hablar mal de nosotros. (Tito 2.8, TLA)

La falta de respeto y tolerancia
está a la orden del día.

Edúcame en la disciplina de no hablar mal de
otros. Lamentablemente muchas personas faltan a las buenas
costumbres al referirse o tratar con otros.

Es necesario que desde pequeño sepa que se debe
respetar la vida privada de cada cual. Nadie tiene derecho a
juzgar la vida ajena. Los principios
éticos señalan que no debo hablar mal de otras
personas.

Si tuviera que expresarme acerca de
alguien, es mejor que lo haga para bien, no para mal.

¡Cuidado con lo que digo en
público! No puedo hablar en público aquello que
digo a diario en conversaciones con mis amigos. Debo tener en
cuenta que la mayoría de las veces estoy rodeado de
personas de diversas edades. Si necesito hablar en
público, enséñame a huir del lenguaje
grosero.

Comer o no comer

Si encuentras miel, no comas demasiada;
la mucha miel empalaga. (Proverbios 25.16, TLA)

"¡Es malo que mastiques chicles o
caramelos mientras estudias!"• Quiero que sepas que el
masticar a veces es una de las estrategias del
cuerpo para que podamos concentrarnos mejor en una tarea o en los
estudios.

"¡Comes demasiado, debes
limitarte!"

• Debes tomar en cuenta la etapa de
crecimiento en que me encuentro. La adolescencia
demandará más energía, sobre todo de los 10
hasta los 14 años, por lo que el consumo de
alimentos
será mayor. También debes tener presente la
cantidad de actividad física que
hago.

Lo que si debo vigilar es el tipo de
alimentos que consumo y tratar de que evite los que tengan gran
contenido de azúcar
y grasa.

"¡No desayunas antes de ir a la
escuela, eso te
perjudica!"• En efecto, el desayuno es la comida más
importante del día. Durante la mañana, mi actividad
física y mental es alta, por lo que debes acostumbrarme a
tomar un buen desayuno. Por otro lado, en la mañana llevo
por lo menos ocho horas de ayuno, y si continúo sin comer
mis niveles de atención en la escuela serán muy
pobres.

Durante la etapa preescolar y
escolar debes prestar mucha atención a lo siguiente:
• Adapta mi horario a la comida familiar.

• Evítame los "picoteos" entre
horas, sobre todo si se trata de alimentos ricos en
azúcares y grasas.

• Evita darme o negarme determinados
alimentos como premio o castigo. • Acostúmbreme al
agua como bebida, en lugar de zumos artificiales y refrescos
dulces.

• Proporcióname una dieta
variada rica en verduras y frutas. • Foméntame el
ejercicio físico regular.

• Limítame el tiempo que paso frente al
televisor.

• Evita llevarme a sitios de comida
rápida.

¡Disciplíname!

Los mandamientos y las enseñanzas son como
una lámpara encendida; la corrección y la
disciplina te mostrarán cómo debes vivir.
(Proverbios 6.23, TLA)

Aprenderé de ti a actuar correctamente: el
momento justo para jugar, comer y estudiar; tratar
respetuosamente a las personas, etc.

Pero no siempre obedezco. Es entonces necesario aplicar
un recurso contra la indisciplina: la
corrección.

La Biblia te indica que disciplines a tus hijos, porque
haciendo esto los librarás del infierno.

Algunas veces puede que sea necesario corregirme con una
palmadita, ponerme algún castigo, prohibirme juegos con
los amigos por algún tiempo, etc.

Muéstrame que la corrección es una
demostración de amor.

Has que entienda que la corrección tiene por
objeto el perfeccionamiento, la felicidad y la
bendición.

Cuando soy corregido, aprendo a aceptar también
la reprensión del Señor.

Un adulto bueno, próspero y feliz no es aquel que
jamás fue corregido, sino aquel que siempre aceptó
la corrección.

CAPÍTULO 4-

Nueva lectura del
Evangelio de Judas

Monografias.com

El polémico Evangelio de
Judas Iscariote, hallado el año pasado, sigue causando
controversia en la comunidad
científica, debido a que una nueva traducción del mismo señala que el
personaje fue tan "demoniaco", como la historia tradicional nos
lo presenta.

Esto contradice la primera lectura del
evangelio, hecho por National Geographic, en el que se apunta que
Judas no fue tan malo como se creía y que había
entregado a Jesús a petición de
éste.

Según publica National Geographic en su portal,
la especialista en estudios bíblicos de la Universidad
Rice en Texas, April DeConick, señala que la primera
lectura hecha por la
organización estuvo mal en su
traducción.

La investigadora, que realizó su propia
traducción y que recoge en su libro El treceavo
apóstol: Lo que el Evangelio de Judas realmente dice,
apunta que Iscariote no es el benevolente personaje que
redimió de alguna forma National Geographic hace un
año.

"El evangelio saca a la luz al mismo Judas que condena
la historia, es el mismo demonio tan malo como siempre", agrega
DeConick.

¿ES O NO ES?

El debate de
dicho evangelio se centra en un pasaje donde Jesús llama a
Iscariote "daimon" (en idioma copto), que para National
Geographic significaba "espíritu", pero que para otros
especialistas es una clara referencia a "demonio".

"Lo que encontré en los materiales
gnósticos —y he hallado cerca de 50 referencias de
la palabra "daimon" en estos textos— es que siempre se
refieren a demonios, figuras maliciosas y atormentadoras",
explica DeConick.

Sin embargo para Marvin Meyer, del equipo de traductores
de National Geographic, los gnósticos estaban sumamente
influenciados por escritos griegos, en los que "daimon" es una
referencia común de "spirit" o describir el lado
espiritual de una persona.

"Todas las posibles interpretaciones sobre este
evangelio son bienvenidas, no es tan sorpresivo que existan
diferentes puntos de vista que podamos discutir", apunta.
[Tomado de La Crónica de Hoy]

LOS PECADOS DE LA
LENGUA

 Si hay una palabra que en resumen pueda
caracterizar el estado
presente de la humanidad, es la palabra
confusión.

Hay confusión en la esfera del programa
político internacional.

Hay confusión en el aspecto moral. No
tenemos un modelo ni un
criterio que seguir. Hemos rechazado el Sermón del Monte y
Los Diez Mandamientos como nuestras normas de moralidad,
nuestra conciencia se ha cauterizado y en algunos respectos ya
está muerta. En su proceso de
endurecimiento ya se está solidificando. Hemos perdido la
sensibilidad hacia el pecado.

Hay confusión en la esfera de la enseñanza. Hemos olvidado que la Biblia
enseña que el principio de la sabiduría es el temor
de Dios. Algunos educadores afirman que todavía podemos
construir un nuevo orden en el mundo, aun cuando hemos abjurado
nuestras tradiciones anteriores y nuestra herencia
religiosa. El mundo educativo ha perdido su centro
magnético y ya no es capaz de marcar el rumbo por el cual
nuestra juventud debe
caminar. La verdadera sabiduría no puede existir apartada
del temor de Dios y de la confianza en Cristo.

Hay confusión en la vida de la política nacional. En
ella se pueden ver las más grandes y enconadas divisiones
del todas las que se han observado durante varias de las
últimas décadas. Grandes y viciosas campañas
se llevan a cabo para elegir a este o a aquel individuo. El
ciudadano ordinario se encuentra confundido de todo esto. Los
hombres de la política hacen afirmaciones un día y
cambian por completo su punto de vista el día siguiente
con el propósito de agradar a algún otro partido
político del país. La integridad moral y la
veracidad parecen haber desaparecido. Ya no tenemos estadistas
que defiendan lo que pretenden sino estadistas que están
caminando para obtener algo para sí mismos.

Uno de los problemas básicos reinantes en el
mundo entero es que ya no tenemos confianza los unos en los
otros. Hemos perdido la confianza en la veracidad y en la
integridad de otro hombre. En el campo internacional no podemos
creer la palabra de nuestros enemigos, y ellos dicen que no nos
pueden creer a nosotros. Algunos de nuestros jefes en la
política están mirando a través de lentes
color de rosa y
olvidan las palabras de la Biblia, que dicen: "Todo hombre es
mentiroso." Hemos puesto nuestra confianza en los hombres en vez
de ponerla en Dios. Jesús dice: "Cuando habla mentira, de
suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira." (Juan
8:44b) ¿Cuándo aprenderemos que el diablo
está dirigiendo las vastas operaciones
mundiales del comunismo? Ellos
actúan sobre la suposición de que si se repite una
mentira el suficiente número de veces la gente por fin la
creerá.

La Biblia tiene tanto que decir acerca de la mentira
como lo que dice acerca de cualquiera otra cosa. Santiago dijo:
"y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua
está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el
cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es
inflamada por el infierno". (Santiago 3:6). Entre los grandes
problemas de los cristianos se encuentran los pecados de la
lengua. Si alguien puede dominar su lengua entonces podrá
dominarse a sí mismo. Si alguien puede vencer la lengua
entonces podrá estar seguro de que tendrá una real
y duradera victoria.

Santiago dice: "Porque toda naturaleza de bestias, y de
aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido
domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede
domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena
de veneno mortal."

(Santiago 3:7-8).

Hay muchas manifestaciones de los pecados de la lengua.
El enojo es una de ellas. Aunque la ira o el mal genio es un
pecado del espíritu, en su sentido primario, acontece
muchas veces, que el perder el dominio de la lengua se considera
como un pecado de la lengua.

Hay muchas variedades de la ira, tales como la
indignación, la irritación, la impaciencia, la
vejación, el odio, la exasperación, el
resentimiento, la pasión, el mal humor, la rabia, el
furor, y estas se expresan con toda clase de coléricas
palabras que se extienden desde las palabras fríamente
picantes y llenas de sarcasmo hasta las que brotan candentes con
la flama de la furia. Dios las condena a todas y dice que son
pecados en su presencia. Cada expresión de ira está
llena de peligro, aun la forma más noble de la
indignación. Alguien ha dicho que si se tiene la
razón no hay motivo para perder el dominio de sí
mismo y si se está equivocado nada se aventaja con dar
rienda suelta a la lengua. Las palabras iracundas nunca han
mejorado una situación. El hombre
más sabio del mundo declaró que el que tarda en
airarse es de grande entendimiento; mas el que es impaciente de
espíritu enaltece la necedad. La Biblia dice: "La blanda
respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir
el furor."

(Proverbios 15:1)

La Biblia vuelve a decir: " Cruel es la ira, e impetuoso
el furor"; (Proverbios 27:4.a ) Jesús dijo: "Pero yo os
digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será
culpable del juicio; y cualquiera que le diga: Fatuo,
quedará expuesto al infierno del fuego." (Mateo 5:22)
Pablo dijo: "Airaos, y no pequéis." (Efesios 4:26 a
)

Muchos cristianos excusan su mal humor en diferentes
formas. Algunos de ellos, entre los más rebeldes, en
efecto, se sienten orgullosos de su espíritu ingobernable.
He oído decir que una de las excusas más comunes es
la de atribuir el mal genio a los nervios, haciendo así de
una falta y un pecado un achaque. Es mucho mejor reconocer el
pecado, arrepentirse, confesarlo, dejarlo y humildemente dar
satisfacción de él. La Biblia enseña que
Dios puede dar victoria en la línea de las más
grandes derrotas.

Otro pecado de la lengua que es muy común en todo
el mundo es la blasfemia. El tercer mandamiento declara: "No
tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque
no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre
en vano." (Éx 20:7). Una de las cosas más
nauseabundas en el lenguaje
hoy día es la blasfemia, la maldición y el tomar el
nombre de Dios en vano. Muchos jefes en la política y
hombres que ocupan puestos de importancia son dados a maldecir y
blasfemar. En las aulas de los colegios y la universidad muchos
profesores son culpables de usar el nombre de Dios en vano
presentando así un pobre y terrible ejemplo a los alumnos
a quienes están tratando de enseñar.

Muchas personas maldicen para asombrar a las personas
que los rodean, para ser viles, para tratar de deshacerse de un
complejo de inferioridad o sencillamente para exhibirse. Pero la
Escritura
dice: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la
que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar
gracia a los oyentes" (Ef 4:29).

La Biblia enseña que un hombre que pude gobernar
su lengua puede gobernar toda su personalidad. Si usted no puede
dominar su lengua en cuanto al maldecir, la Biblia enseña
que está usted esclavizado, y que el maldecir es un pecado
del cual usted es culpable ante Dios. Hay lenguajes en el mundo
con riqueza de vocabulario, pero, aún así, hay
lisiados verbales que tienen que cojear con muletas de palabras
sospechosas que los lanzan al infierno, según nos dice la
Biblia.

Otro pecado de la lengua que prevalece en todo el mundo
y que es la raíz de muchos de nuestros problemas actuales
es el pecado de la mentira. Los Diez mandamientos condenan el
falso testimonio y el Señor ordenó directamente a
Moisés y al pueblo de Israel que no mintieran los unos a
los otros. El apóstol Pablo hace eco de la misma palabra
cuando dice: "no os engañéis". La Biblia entera
condena la mentira como uno de los pecados más graves.
Pone la mentira lado a lado con el asesinato y el
adulterio.

Se han dicho mentiras en las campañas políticas
de las cuales serán responsables los jefes de la
política ante el juicio de Dios. Se hacen promesas que los
que las hacen jamás intentaban cumplir y sólo las
hacían para ganarse los votos y la influencia de los
delegados o del publo. ¡Qué Dios tenga misericordia
de ellos! ¿Cómo podremos limpiar el mundo de tanta
infección de mentira?

La mentira no se relega solamente al campo de la
política. Existe en la esfera de los negocios y en
los intercambios sociales. A cuántas personas he
oído contar, sin ruborizarse, las mentiras que han dicho
para poder salir con ventaja de algún aprieto. Muchos
cristianos son culpables de mentir. Algunas personas harán
un esfuerzo para no mentir, pero si las circunstancias se vuelven
comprometedoras, muchos no vacilarían en tomar el camino
de la mentira para salir de su dificultad, considerando ellos que
han escogido entre el menor de los males;  el otro mal
sería, según su opinión, las consecuencias
que vendrían de admitir la verdad. A todo cristiano se le
dice que él debe evitar la mentira y tener desconfianza de
los que la practican.  

           
Muchas personas han preguntado ¿qué es lo que es
una mentira? Una mentira es cualquier clase de engaño
premeditado. Si no hay un intentado engaño entonces no es
mentira; pero si se hace el esfuerzo en dejar una
impresión contraria a la verdad pura, entonces se
está mintiendo. Cuán innumerables son las
falsedades perpetradas cada día en los negocios y en las
relaciones sociales. Con palabras, miradas y acciones, los
hombres traman el dejar impresiones sobre otros, por razones
egoístas, que son contrarias a la verdad.

Si usted es culpable de mentir, yo oro a Dios porque
usted lo confiese y deje de mentir desde hoy. La Biblia nos avisa
que el que se da al falso testimonio no dejará de ser
castigado, y el que habla mentira no escapará.
Jesús dijo: "Porque del corazón salen los malos
pensamientos, los homicidios,
los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan
al hombre" ( Mateo 15:19,20 ). En otras palabras, Jesús
pone el mentir lado a lado con todos estos terribles
pecados.

Otro pecado de la lengua que prevalece entre los
cristianos es el pecado de criticar. Vamos por todas partes
sacando las pajas de los ojos de nuestros hermanos cuando tenemos
vigas en los nuestros. Jesús dijo: "No juzguéis
para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que
juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que
medís, os será medido." ( Mateo 7:1,2 ). Y
agregó: "¡Hipócrita! Saca primero la viga de
tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja
del ojo de tu hermano." ( Mateo 7:5 ) Este consejo de Cristo no
quiere decir que no debemos darnos cuenta de la maldad ajena,
sino que debemos contender primero con el mal proceder en nuestra
propia vida. Hay muchos cristianos que no se atreverían a
hacer ciertas cosas mundanas, pero al mismo tiempo están
llenas de orgullo, de chismes, de malicia y pecados del
espíritu que son cosas mucho más mundanas y
pecaminosas ante los ojos de Dios que algunas de las faltas
visibles. Mundanalidad es cualquier cosa que se interpone entre
el cristiano y Dios.

Otro pecado de la lengua es el murmurar. La Biblia dice:
"Haced todo sin murmuraciones y contiendas." (Filipenses 2:14).
El único remedio que yo he encontrado para el murmurar es
el orar sin cesar.

Otro pecado de la lengua es el lenguaje obsceno. La
Biblia nos dice: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra
boca." (Efesios 4:29.a) En otras palabras no permitas ninguna
palabra obscena salir de tu boca. Los cuentos impuro
y lo chistes
ambiguos que se encuentran por todas partes deben ser evitadas
por los cristianos como si fuera una peste.

Los problemas del mundo se pudieran resolver de la noche
a la mañana si el mundo pudiera tener la victoria del
dominio sobre la lengua. Supongamos que no existiera la ira, que
no existiera la blasfemia y que no existiera la mentira ¾
que todos dijeran la verdad en cada palabra, que nadie murmurara
o se quejara; supongamos que nadie hablara asquerosa y suciamente
 ¾ ¡Qué diferente sería el mundo!
La Biblia dice: "Porque donde hay celos y contención,
allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la
sabiduría que es de lo alto es primeramente pura ,
después pacífica, amable, benigna, llena de
misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni
hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para
aquellos que hacen paz." (Santiago 3:16-18).

Si usted es culpable de estos pecados, yo le ruego que
venga a Cristo, confesando y dejando sus pecados, y pidiendo
perdón.

La Biblia dice: "Si confesamos nuestros pecados,
él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad." (1 Juan 1:9).

En este momento usted puede arreglar cuentas con Dios.
Puede entregar su corazón y su lengua a Cristo.  Hoy,
puede usted darle toda su personalidad a Cristo y así
nacer de nuevo. Usted puede tener el poder sobrenatural del
Espíritu Santo que le puede dar la victoria sobre la
lengua.

CAPÍTULO 5.

La Biblia habla
sobre la Sexualidad

HISTORIA SEXUAL DEL
CRISTIANISMO

Baal y Asera

No obstante, en Canaán, donde los nómadas
o seminómadas israelitas tomaron contacto con un antiguo
universo
cultural, con la Gran Madre, los dioses El y Baal, los esponsales
sagrados, la prostitución y desfloración
rituales, en una palabra, con una religión de fiestas
magníficas y estímulos sensuales, se llegó
finalmente a asimilaciones de toda clase. Pues si es verdad que
éstas habían comenzado ya en la época de los
Patriarcas, al principio sólo afectaron al culto
rústico de Yahvé, a campo abierto, donde se
plantaban —entre libaciones inmoderadas y copulaciones
colectivas sobre la tierra
los árboles
de Asera, llamados por el propio nombre de la diosa.

Pero paulatinamente el sincretismo prendió
también en los santuarios centrales del Reino. Así,
Salomón (ca. 965-928), además de erigir templos a
dioses extranjeros, dotó al de Yahvé
—construido según modelos
fenicios por
un arquitecto cananeo— de muchos símbolos del culto de la fertilidad
(azucenas, leones, toros)… Claro que el corazón real,
«seducido» finalmente por su mujer extranjera,
«dejó de pertenecer por entero al
Señor». Y su sucesor Jeroboán I (928-907)
mantuvo esta tradición y representó a Yahvé,
en los nuevos templos yahvistas de Bethel y Dan, como una figura
invisible sobre un novillo de oro (los «becerros de
oro» de la Biblia), de la misma manera que los cananeos
imaginaban a su dios supremo Baal sobre un toro.

Baal fue adorado cada vez más intensamente, pero
también la Gran Diosa Madre, de la que se han encontrado
en Palestina numerosas estatuas, la mayoría desnudos.
Más adelante, el rey Manases consagró una Asera en
su honor en el templo de Jerusalén y, en tiempos de
Jeremías, las mujeres aún cocinaban unas tortas
para ella. Se llegó incluso a la prostitución
ceremonial. En Silo los hijos del sacerdote de Yahvé
dormían «con las mujeres que rendían servicio a la
entrada del recinto sagrado»; muchos otros
«sacrifican con las hetairas consagradas»;
«padre e hijo se reúnen con la prostituta (..), se
tienden sobre los vestidos empeñados junto a aquel
altar». Y también Jeremías se lamenta de las
idas y venidas de los jerosolomitanos a las kadesh.

Elias (quien hizo apresar a cuatrocientos cincuenta
profetas de Baal y los mató) y Elíseo en el siglo
IX, Amos, Oseas e Isaías en el VIII, no dejan de condenar
el culto de diferentes baales, y también el de Asera,
aunque muchas veces ni siquiera saben exactamente qué
costumbre religiosa es cananea y cuál originariamente
israelita. Y, en definitiva, la misma polémica
bíblica está llena de resonancias procedentes de la
herencia literaria cananea, por lo que acaba dependiendo,
lingüísticamente, de aquello a lo que
combate.

Yahvé ordena una y otra vez: «Debes
destruir sus altares, deshacer sus imágenes y talar sus
bosques»; una y otra vez prohibe convivir con aquellos que
«extienden la prostitución con sus dioses».
Una y otra vez los profetas truenan. Oseas —que fue
engañado por su propia mujer Gomer (comprada por quince
sidos de plata y una medida y media de cebada) durante los ritos
de fertilidad cananeos, lo que presumiblemente le empujó
más que ninguna otra cosa a la vocación
profética— ruge, en prosa y en verso, contra el
espíritu de lujuria, contra «los días de los
baales, cuando ella les sacrificaba y se adornaba con anillo y
collar y perseguía a sus amantes, olvidándose de
mí, así habló Yahvé (!)». (El
profeta llamó a una hija concebida con Gomer «No
compadecida» y a un hijo «No mi pueblo»).
Isaías se acalora cuando habla del «engendro del
adúltero y de la prostituta, concebido entre los
terebintos, bajo cualquier árbol frondoso».
«Sobre montaña alta y escarpada preparaste tu lecho
(.,) has extendido las mantas sobre la cama y te has vendido a
aquellos de tus pretendientes que preferías».
Ezequiel, con una fuerza simbólica y metafórica
casi inigualable, da cuenta de «abominaciones» cada
vez mayores: las hijas de Israel se prostituyen con los asirlos,
con los babilonios, con los egipcios, «cuyos miembros eran
como miembros de burros y su eyaculación como
eyaculación de sementales». Y también los
hijos de Israel, exclama Jeremías, se volvieron
«adúlteros». «Huéspedes de
burdeles, en sementales bien cebados y rijosos se han convertido,
cada cual relinchando tras la mujer
más cercana».

Partes: 1, 2, 3, 4
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