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Los afrorisaraldenses: aportes a la historia contemporánea (página 3)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

Con todo esto el sacerdote desarrolló un aspecto
constructivo en la comunidad lo
que generó, paradójicamente, una dirigencia
disciplinada que se puso al frente de la comunidad y que
contribuyó significativamente a llevar lejos la defensa de
los intereses de los afrocolombianos en todo el País y a
contribuir en el desarrollo
social, político, económico y cultural de la
misma región Risaraldense. Hoy en día este
sacerdote ha tenido grandes cambios y una mentalidad nueva hacia
las comunidades negras cuya entrega hacia las mismas ya no
está en el detrimento de sus intereses, sino, en la
defensa de sus derechos étnicos,
humanos e identidad
cultural.

La historia
contemporánea de Santa Cecilia cobró mayor fuerza a
partir de la educación. La
primera escuela se
llamó San Pedro Claver, que se ubicó en lo que hoy
pertenece al casco urbano del corregimiento; los primeros
educadores de la Comunidad Negra fueron Don Camilo Mosquera,
Padre del actual dirigente nacional del Movimiento
Nacional Afrocolombiano Cimarrón y la madrina de muchos,
doña Leandra Mosquera.

Pasados algunos años los niños
que terminaban aquí su primaria no encontraban nada
más que hacer, entonces se empezó a pensar en la
creación de un colegio. Éste, en sus comienzos,
contaba con un solo grado, luego se amplió hasta el grado
cuarto de bachillerato. Los alumnos egresados del cuarto nivel
eran ayudados por el sacerdote para ingresar en una normal en
Pácora (Caldas) y así poder
graduarse como maestros y vincularse a la planta oficial de
maestros de la región.

Cuando comenzó a funcionar el colegio se le dio
el nombre de Pío XII y más adelante cuando se
conformó como Normal, la escuela pasó a
constituirse como Anexa a la Normal Pío XII.

A medida que se fue poblando y ampliando la frontera
territorial, se fueron conformando las diferentes veredas; cuando
ya hubo personal
suficiente como para fundar una escuela se empezaron a crear los
primeros centros docentes en
donde, en su gran mayoría, fue nombrado un maestro
egresado de la Normal Pío XII.

Las primeras escuelas rurales fueron: Santa Rita,
Agüita, La Unión, Mumburotó que por falta de
alumnos, pasó a ser la escuela de Pital, Gitó,
Cicuepa y El Silencio. Más adelante se fundaron las
escuelas de Bachichí, El Volga y Remolinos.

Este despliegue de centros docentes también
abarcó veredas de comunidades mestizas como La Liberia,
Curumbará, Minita e Itaurí donde la mayoría
de las veces han laborado docentes egresados del pío XII.
Fue tanta la fama y la calidad de la
educación
que se impartía en la Comunidad Negra de Santa Cecilia,
que personas de otros Municipios y departamentos cercanos
llegaban hasta allí para educarse y beneficiarse de este
potencial educativo.

Los estudiantes egresados del quinto nivel de los
centros rurales podían desplazarse al corregimiento,
alojarse en el internado regido por el sacerdote y recibir la
formación pertinente.

Actualmente la comunidad cuenta con 10 escuelas en
veredas en donde se asienta la Comunidad Negra y, como
mínimo, laborando en ellas un docente de la misma, con
dificultades estructurales, regular estado de la
infraestructura física, escasez de
logística y apoyos didácticos entre
otros; también con tendencia a la deserción
escolar de los niños; agudizado esto último,
por el conflicto
armado, similar situación afronta el Colegio.

La Normal Pío XII, a raíz de la nueva
Ley General de
Educación, Ley 115/94, sufrió cambios,
drásticos que impactaron negativamente en la comunidad, ya
que a través de ello, jóvenes normalistas
accedían a la docencia, a la
profesionalización y por ende al
mejoramiento económico y social de sus familias, pues esa
ley, llevó a desaparecer muchas normales en el
País, como el caso de la Normal Pío XII de Santa
Cecilia y a otras a transformar sus finalidades y estrategias
educativas y pedagógicas. En la actualidad el colegio
posee una nueva modalidad sobre la base de la
participación y escogencia de la modalidad por parte de la
comunidad, teniendo en cuenta el entorno ambiental y cultural de
la zona. Así la institución posee una modalidad
ambiental que, a paso de tortuga, trata de imponerse y
desarrollarse a pesar de la crisis
económica que atraviesa el Departamento y la inseguridad
que reina en el medio a partir de la toma que hizo la insurgencia
el 17 de Marzo de 2001, que a nombre del pueblo, que dice
defender a impuesto una
nueva forma de dominación colonial interna
contemporánea; acciones que
han motivado desplazamientos forzados hacia el resto del
Departamento de la comunidad afrosantaceciliana e indígena
exponiendo, a las que aún quedan en el corregimiento, en
cualquier momento, a una incursión y masacre
paramilitar.

Por otra parte los desarrollos en materia
infraestructural, comunicación, salud, vivienda,
agrícolas y culturales, entre otras, del corregimiento
alcanzados hasta antes de la toma insurgente, fueron logros
obtenidos sobre la base de un acuerdo político realizado
con la comunidad y sus dirigentes con él antes cacique
político liberal del Departamento Oscar Vélez
Marulanda.

Con esta misma dinámica en el corregimiento de Santa
Cecilia han hecho presencia muchas instituciones
de carácter estatal, cuya permanencia es
irregular en el tiempo. Muchas
de ellas han llevado modelos
importados de otras zonas, que como la andina no ha funcionado
debido a las condiciones específicas de la región.
También el accionar de las instituciones ha sido
descoordinado y no planificado, llegando a veces a duplicar
acciones o ignorando los avances de las otras, lo que ha
traído como resultado la desconfianza en la
comunidad.

Entre las instituciones que hicieron presencia en el
corregimiento tenemos:

Secretaría de Desarrollo
Agropecuario, Obras Públicas, IMPES, SENA, Servicio
Seccional de Salud, PAN, Plosan, INCORA, CHEC, DRI, Caja Agraria,
PNR, Comité de Cafeteros, CBF. Actualmente existen:
CARDER, Secretaría de Desarrollo Agropecuario, ICBF, CHEC,
Telecom, Servicio Seccional de Salud, Red de Solidaridad.

En cuanto a organizaciones
raizales, tradicionalmente en la comunidad se conforman las
Mingas o Convites, para realizar trabajos de beneficio colectivo
como son limpias de caminos, parcelas, cosechas de maíz,
caña, etc., y también construcción de casetas, escuelas y obras
de interés
comunal.

A partir de la década del sesenta se empezaron a
crear las Juntas de Acción
Comunal; actualmente en todas y cada una de las veredas
están conformadas por su junta directiva, tomando una
nueva dinámica a partir de la Ley 70/93 cuando pasan a ser
parte del reordenamiento colectivo del territorio, creando a la
vez, el Consejo Comunitario que las reagrupa en pro del rescate y
la defensa de la titulación colectiva de la tierra y
del desarrollo social, político, cultural,
económico y ambiental de la región.

A pesar de las enormes dificultades, entre ellas las
económicas, las organizaciones que existen actualmente en
las veredas son: Asociación de Padres de Familia,
ASOCASAN, Comeragro, Asociación de Cacaoteros, Juntas de
Acción Comunal, Asociación de Madres Comunitarias,
Consejo Comunitario, y La Asociación de Mujeres Unidas LA
HERMANDAD del Movimiento Nacional Cimarrón.

Ahora se describe estadísticamente la población afrorisantaceciliana, el
territorio, la economía y los últimos sucesos
contemporáneos en lo que respecta a las Comunidades Negras
de la zona del San Juan.

LA POBLACIÓN AFRORISARALDENSE ANTES DE LA TOMA
INSURGENTE

La gran mayoría de la población
tradicional negra e indígena de la cuenca se encuentra
asentada en la margen derecha del río,
imprimiéndole a este sector unas condiciones muy
particulares de territorialidad y uso de los recursos, que
contrastan notoriamente con los usos predominantes en la otra
margen. Se destacan en la cuenca dos grupos
étnicos de amplia trayectoria en la región
pacifica: los Emberá y los afrorisaraldenses. El grupo negro,
un total de 2.386 personas, se encuentra asentado principalmente
por grupos de parentelas con la siguiente distribución poblacional:

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El
territorio

La comunidad negra de Santa Cecilia habita
principalmente en las riberas de los ríos San Juan y
Agüita; se encuentran asentados en el territorio desde hace
aproximadamente un siglo. Tradicionalmente han practicado una
economía basada en la agricultura,
la pesca, y la
cacería en menor escala. La forma
de explotación de los recursos esta íntimamente
ligada a la manera como se expresa y conceptualiza el territorio.
La unidad territorial básica la constituye la "finca",
esta se ubica espacialmente desde el rio hasta el filo más
próximo, constituyéndose de acuerdo a cuatro
ámbitos de organización espacial y productiva de la
finca: en "vega" o área aledaña al rio, sitio de
viviendas o "plan", "monte", o
área de cultivo y "respaldo" o zona de bosque.

El primer ámbito "vega" es un área de
explotación múltiple, allí se realizan todas
las actividades ligadas con el rio (oficios domésticos,
minería
artesanal, pesca), también es sitio para cultivos e
algunas especies que fructifican mejor esas tierras. El segundo
ámbito, "plan" o sitio de vivienda concentra las
actividades domesticas, la cría de animales y la
habitación humana. El tercer ámbito "monte" o
área de cultivos corresponde a las laderas, allí
pueden encontrarse policultivos enrastrojados y barbechos de
diferentes tiempos de acuerdo con el sistema de
descanso de las tierras. El cuarto ámbito, "respaldo" o
zona de bosque, es un área importante de abastecimiento
para maderas, plantas
medicinales, frutos del bosque y animales de
cacería.

El conjunto de "fincas" pertenecientes a la
porción de espacio donde se ubican las diferentes familias
son las que constituyen la "vereda", donde se ubican el conjunto
de familias de ascendencia común, emparentadas entre
sí por lazos consanguíneos reconocidos socialmente
y que conforman el total de la territorialidad negra en la zona.
Así se pueden encontrar territorios muy precisos
reconocidos por la nominación por la familia
extensa, siendo común escuchar sobre alguna vereda que es
asiento de X o Y familia.

La finca comienza desde la orilla del río hasta
la cordillera; distribuyéndose así:

En la parte baja de la vivienda está rodeada por
la sementera con árbol del pan, pacó, guama y
frutales, entre otros. Otra franja hacia arriba se utiliza para
siembra de plátano primitivo, maíz, chontaduro,
cacao, entre otros, y el resto se utiliza como reserva para la
cacería, extracción de madera para la
construcción y reparación de vivienda y
también para la recolección de algunos productos del
bosque.

TENENCIA DE LA TIERRA

La Constitución de 1886 en su artículo
22 establecía: "No habrá esclavo en Colombia. El que
siendo esclavo pise territorio de la
República quedará siendo libre': en su
desarrollo dio origen a la Ley 2 de 1954 que declaró
baldías las tierras ancestralmente ocupadas por las
Comunidades Negras e indígenas.

Las labores culturales utilizadas por las Comunidades
Negras en sus parcelas o chagras, son muy diferentes a las
utilizadas por los mestizos, quienes aplican las prácticas
de tala total, quema, desyerbe con azadón y empleo del
monocultivo, mientras que la Comunidad Negra utiliza la entresaca
y mezclado de cultivos y limpia con machete o
rocería.

Políticamente esta región ha pertenecido a
los Departamentos del Chocó, Caldas y actualmente a
Risaralda; la creciente introducción del grupo mestizo, con sus
formas diversas de apropiación y uso del territorio, han
producido una acelerada pérdida de identidad en el grupo
afrocolombiano.

Por lo general toda familia tiene su lote de tierra;
tradicionalmente éstas han pasado de padres a hijos con la
figura de herencia. Es
propia de la cultura
inculcar el respeto por los
predios de los vecinos, aunque éste los tenga abandonados
por años. Los límites de
cada parcela son fijados por los colindantes por medio de
señales
tales como: zanjones, quebradas, árboles
vistosos, estacas y piedras (límites
naturales).

La titulación se ha convertido en factor
necesario y exigencia de entidades y autoridades, por lo que la
comunidad se ha visto obligada a solicitar al INCORA y la Caja
Agraria (hoy Banco Agrario),
la adjudicación de sus tierras y el estudio de la
titulación colectiva de acuerdo a los postulados de la Ley
70 de 1993 sobre las comunidades Afrocolombianas.

Parte de la problemática de la Comunidad Negra se
relaciona con la carencia de una clara delimitación de sus
asentamientos frente al colono y a las comunidades y la falta
absoluta de registros
estadísticos confiables que permitan tomar decisiones
acertadas cuando se trata de establecer programas de
manejo que posibiliten un desarrollo
humano sostenible.

Las instituciones encargadas del fomento de programas
productivos introducen tecnologías que no respetan la
dinámica cultural y va en contravía con la
conservación de los recursos.

Según datos de
distribución recogidos en el diagnóstico, el territorio de Comunidad
Negra tiene 572 predios entre los 350 y 1000 metros sobre el
nivel del mar. La información se resume en las siguientes
tablas, que agrupan el número de predios por vereda,
etnia del
propietario y la situación legal del mismo:

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SITUACIÓN LEGAL PREDIOS COMUNIDAD
NEGRA

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La
economía

La economía en las comunidades negras del alto
San Juan es un sistema que combina actividades como la
agricultura, pesca y recolección con la venta de fuerza
de trabajo y en
menor escala la caza, la producción artesanal, el comercio y la
actividad minera. Se pueden encontrar tres grandes áreas,
donde las diferencias de tipo económico, cultural y social
marcan distinciones notorias entre las comunidades de la
región.

ZONA 1: Corresponde a las comunidades asentadas
en las márgenes del Río Agüita y a las veredas
de La Unión y El Silencio, además de una vereda
intermedia llamada Piedras-Bachichi. Se caracterizan por
conservar formas tradicionales de producción y participar
en menor escala de la economía de mercado.
Allí predomina el patrón de poblamiento tradicional
y se conserva en gran parte el sistema 'finca" tradicional. Esta
zona se caracteriza por tener la minería como uno de los
renglones importantes de su economía. La vereda
Piedras-Bachachi es una zona de transición donde se
combinan las formas tradicionales de producción con una
orientación al mercado, por combinar la producción
tradicional con el jornaleo.

En veredas como La Unión los jóvenes
jornalean casi todo el año, las mujeres se dedican al
barequeo y los hombres adultos a la finca. Existe poca
intervención estatal.

Existe ya una inserción en la economía de
mercado con cierta orientación a la comercialización de sus productos. La
permanencia de algunas áreas bajo bosques permite la
presencia de fauna silvestre
para cacería, pero el grado de intervención a que
están siendo sometidos los bosques por la presión
sobre las maderas, la ampliación de potreros y zonas para
cultivos y métodos de
cacería más eficaces, han influido directamente en
la extinción de las especies. La cría de animales
domésticos es una de las actividades introducidas por el
mestizo que mejor ha sido acogida por los grupos étnicos,
este sector de las comunidades negras tiene en los animales
domésticos un importante renglón de su
economía familiar. Básicamente se utilizan para
consumo
familiar y a veces para comercialización, cuando se
necesita dinero para
compra de otros productos. Se crían cerdos y gallinas
principalmente sin ningún tipo de tecnificación ni
de encierro.

ZONA 2: Corresponde a esta zona todo el
núcleo urbano de la cabecera del corregimiento de Santa
Cecilia. Se caracteriza por una desvinculación notoria con
las actividades del campo, especialmente entre los
jóvenes, quienes tan pronto culminan su educación
escolar salen del territorio hacia las grandes ciudades. En esta
área hay una tendencia creciente a la economía de
mercado, dependiendo gran parte de la población jornalera
o de actividades económicas propias del sector informal de
la economía. Muchos poseen 'Finca" en los sitios mas
cercanos al área urbana. Dependiendo de ella para la
alimentación y del dinero para acceder a
los demás productos. A pesar que la intervención
estatal no es notoria en todo el territorio, esta zona se
caracteriza por presentar una inclinación creciente y una
voluntad expresa por insertarse definitivamente en el modelo
hegemónico económico y social de la mayoría
de la población colombiana. La pesca se realiza en menor
grado que en las demás zonas, se utilizan herbicidas
mezclados con arroz para practicarla, además de las
técnicas tradicionales.

Dentro de este sector es muy importante la cría
de animales domésticos, cerdos y gallinas principalmente.
Básicamente para la comercialización, introduciendo
cierto principio de tecnificación donde predomina el
encierro de los animales.

Zona 3: Corresponde a los grupos asentados en la
margen del río San Juan, a saber: veredas de Pital,
Gito-Cicuepa y Guarato. Estas veredas se caracterizan por
orientar su economía principalmente a la extracción
de palma barrigona, estacón, chontaduro, borojó y
al jornaleo. Hay un proceso
notorio de desvinculación con las labores agrícolas
y un proceso de segmentación de las tierras por venta a
mestizos, que incide enormemente en la integridad territorial del
grupo. Grandes extensiones de este sector se encuentran en poder
de propietarios ausentistas que, en algunos casos, contratan a
personas de la zona como agregados.
Aunque muchos de sus habitantes conservan las técnicas
agrícolas tradicionales, hay una tendencia creciente a la
tecnificación y utilización de agroquímicos,
de igual manera se ha tecnificado la piscicultura y existen ya
entables comerciales. Esta zona se caracteriza por poseer una
influencia marcada de la economía extractivista
típica de algunas zonas del Chocó y está muy
influenciada por los colonos mestizos, que se han introducido en
el territorio. La intervención estatal es poca.

El manejo de ganado se hace en extensiones entre 10 Y 30
ha, y aproximadamente 5 cabezas /ha., para doble propósito
con una producción cercana a un litro de leche por
día por cabeza; debido a las condiciones de la zona, la
capacidad de carga de las tierras es muy baja, 1 cabeza por 5ha,
y con la explotación actual se está generando un
proceso de degradación por compactación del
suelo,
erosión
laminar severa y movimientos en masa continuos. De otro lado, las
características edáficas no permiten un buen
desarrollo del pasto y las malezas son difíciles de
controlar manualmente, como suele hacerse. El manejo de cerdos y
gallinas, regularmente practica por la Comunidad Negra, se hace
cerca de la vivienda, manteniendo los animales libres para la
consecución de su alimento y con una porción diaria
de aguamasa para los primeros y en algunas ocasiones maíz
a las segundas. La cacería y la pesca de sustento no son
practicadas ya con tanta frecuencia, aunque la pesca es una
actividad que no pierde vigencia a pesar de haber identificado la
reducción de peces en el
río. En esta zona es practicada la cacería
deportiva por grupos foráneos, bajo la guía de
miembros de la Comunidad Negra.

La
producción

Actividades de transformación practicadas por
la Comunidad Negra
.

Dentro de las actividades de transformación se
pueden catalogar la agricultura, la minería, la
producción artesanal y los oficios
domésticos.

La agricultura: Para abrir en el sitio escogido, se
convoca a una minga donde participan los vecinos y parientes;
actualmente esta situación ha disminuido un poco. Las
herramientas
tradicionalmente usadas en las labores agrícolas son:
machete para rozar, hacha para tumbar y cortar leña,
recatón con pala para hacer huecos y sembrar,
recatón puntudo para hacer palanca, gambia para desmatonar
potreros y abrir brechas; para "voliar" maíz se utiliza un
canasto de boca estrecha llamado cusumbo, y se usa también
un canasto para cargar los colinos de plátano.

El sitio de cultivo se denomina sementera y se
caracteriza por su gran diversidad. La roza se hace de una manera
selectiva, respetando los frutales y palmas, no se utilizan
abonos químicos ni se acostumbra hacer limpiezas en la
mayoría de los cultivos.

En la actualidad los linderos y asentamientos de la
finca siguen siendo desde el río hasta el filo. Se produce
cacao, chontaduro, plátano, Borojó, maíz,
pasto, yuca.

Básicamente son los hombres mayores los que
laboran en el campo y los acompañan algunos de los hijos.
La mujer no va ya
al monte, se encarga de cultivos en azoteas y de las labores del
hogar. En algunas veredas practican, mayoritariamente los
hombres, el barequeo y la pesca con atarraya.

La agricultura ha dejado de ser una de las actividades
económicas principales. El estudio de los jóvenes
ha sido una de las causas de abandono de las fincas, debido a la
modalidad normalista que los preparaba maestros, ocasionando
migraciones, además de la necesidad de aumentar los
ingresos
económicos que los lleva a jornalear en otros sitios. De
todas maneras aunque los jóvenes ya no participan del
trabajo en la finca, la agricultura sigue siendo el principal
medio para el sustento del grupo familiar.

Variedades de cultivo: La comunidad tiene un amplio
conocimiento
del comportamiento
de las especies que se cultivan, en sus sementeras se manejan
gran variedad genética.
Este conocimiento es el resultado del legado de conocimiento
recibido de los Emberá y de su constante experimentar en
el territorio.

Entre los principales cultivos se destacan las
siguientes especies:

Chontaduro, Primitivo, Plátano, Limón,
Yuca, Fríjol, Guanábana, Borojó,
Piña, Anón, Lulo, Naranja, Guayaba, Ñame,
Café,
Yuyo, Maíz, Caimito, Aguacate, Cacao, Banano,
Pasto.

  • La minería: La minería se
    considera como una de las actividades más antiguas que
    ha practicado el grupo. En un comienzo esta era sólo
    un trabajo para las mujeres; mientras el hombre se ocupaba de
    otros como trabajo en la finca, jornaleo, etc.; para la
    extracción del mineral se utiliza la técnica
    del baharequeo. Para la realización de este oficio, se
    formaban grupos de mujeres que comenzaban haciendo el hueco,
    después de tener cierta profundidad, se extraía
    la tierra a la que llamaban cinta, que contenía el
    mineral.

  • Esta forma de mantener el sustento básico por
    la práctica de la minería, duró
    más o menos hasta los años 80s, cuando por
    primera vez comenzó a entrar hacia el río
    Agüita maquinaria y equipos especializados, como la
    draga, la motobomba y posteriormente, hacia los 90s, la
    retroexcavadora.

  • La producción artesanal: Esta
    actividad se practica cada vez en menor escala, se producen
    canastos e instrumentos musicales de percusión y
    artefactos como cucharas de madera y demás utensilios
    para el uso doméstico. La comunidad depende cada vez
    más de insumos traídos de fuera. No se puede
    ignorar la falta de interés de los jóvenes por
    aprender estas prácticas.

  • Los oficios domésticos: Las encargadas
    de estos oficios son las mujeres, madres de familia y las
    hijas que le ayudan; dentro de estas actividades se cuentan
    el cuidado de los niños, el aseo de la casa, la
    preparación de alimentos, el lavado y planchado de
    ropa y la cría de los animales.

Actividades de ocupación. Dentro de estas
actividades se enmarcan la venta de la fuerza de trabajo, la
pesca, la cacería, la recolección, el comercio y el
cultivo de peces.

Venta de la fuerza de trabajo: En este aspecto,
la Comunidad Negra realiza dos actividades básicas: el
jornaleo, principalmente en las cosechas y el trabajo en
casas de familia en los centros urbanos de Santa Cecilia y el
Departamento.

El jornaleo lo realizan más que todo los hombres
jóvenes entre 20 y 30 años. Se jornalea en
épocas de cosecha de café, también se
jornalea en construcción en Pereira y en la
construcción de carreteras; se trabaja básicamente
al contrato.

Las mujeres salen a trabajar en oficios
domésticos, se ven de todas las edades, pero casi siempre
son las mujeres cabezas de hogar que se les dificulta la
manutención de la familia.

Anteriormente se podía jornalear en la
región, trabajando, abriendo fincas para los mestizos; en
la actualidad los finqueros abandonaron las fincas, saliendo de
la zona por dos razones primordiales: la presión de la
guerrilla y la baja productividad.

Cacería y pesca: Como se afirmó
anteriormente, la cacería no es un renglón
importante dentro de la economía de la Comunidad Negra. Se
practica por hobby, convirtiéndola en casi una actividad
deportiva, no se depende de ella para agregar la proteína
animal en su dieta alimenticia.

Algunas personas de la comunidad sirven de guías
para individuos de otras regiones del País que llegan a
practicar la cacería con perros y armas.
Según la comunidad, esta actividad fue muy común
cuando se abrió la carretera, ahora las visitas de
foráneos cazadores han disminuido considerablemente, como
también las especies de caza.

La pesca es practicada por hombres, mujeres y
niños; las técnicas utilizadas comúnmente
son: atarraya, anzuelo y algunos herbicidas utilizados en la
agricultura.

La recolección: A pesar de que la
comunidad afirma no utilizar muchos productos del bosque, es
posible diferenciar 152 especies de flora que se utilizan,
clasificando su uso en alimenticios, artesanales, medicinales y
comerciales.

Pese a todo esto, de los avances logrados por las
Comunidades Afrosantacecilianas, existe aún la marcada
marginalidad
del Gobierno
departamental frente a las mismas. Por ello en el marco de la Ley
70/93, la Comunidad Negra Afrosantaceciliana se movilizó
no solamente por la titulación colectiva de sus
territorios para asegurarla a sus futuras generaciones, que la
obtendrá dentro de dos meses, expedida por el INCORA, sino
que fue mucho más allá. Exigió un Plan
Desarrollo para las Comunidades Negras de todo el Departamento de
Risaralda, que en el gobierno de Carlos Arturo López
Ángel fue insertado en el Plan de Desarrollo Departamental
"Es tiempo de Sembrar", más no en el Plan de Inversiones.
Igualmente se exigió para la actual administración que dirige la Doctora Elsa
Gladis Cifuentes Aránzazu y el proceso está en
marcha para hacerlo realidad sobre la base de la dinámica
que le impongan las organizaciones afrorisaraldenses
existentes.

No tranquilas las comunidades Afrosantacecilianas,
encabezada por su dirigencia negra en el Departamento se unifica
y hermana con la movilización indígena en Julio del
año 2000, logrando acuerdos con el Gobierno Nacional para
solucionar problemas
importantes de las comunidades en la zona como la
construcción y dotación de una casa cultural, la
continuación en ejecución del proyecto
"Transversalidad de la Cultura Afrorisaraldense en los
Currículos de Las Instituciones Educativas de Todos Los
Niveles en el Departamento de Risaralda"; la
implementación de la modalidad del Colegio Pío XII,
la culminación de su construcción y su respectiva
dotación; la pavimentación de la carretera
Mumbú-Santa Cecilia Apía; la reconstrucción
y reparación de las viviendas afectadas por la toma
insurgente el 17 de Marzo del año 2000, la
reparación de las viviendas, la reconstrucción del
polideportivo y el centro de salud y la ayuda humanitaria a las
víctimas de la violencia;
igualmente la contratación de personal médico y
dotación del Centro de Salud de Santa Cecilia, como la
ampliación de la cobertura del Régimen Subsidiado
SISBEN; el apoyo financiero a proyectos
productivos en la zona y la construcción del
alcantarillado sanitario del Corregimiento.

Poco a poco con la presión y dinámica
comunitaria bajo el liderazgo
negro en todo el Departamento se vienen haciendo estas conquistas
que el Gobierno Nacional y Departamental vienen cumpliendo. Otra
es la historia contemporánea que sigue de aquí en
adelante y el grado de compromiso de la dirigencia y de la
Comunidad Negra del Departamento.

Los
afrorlsaraldenses del Municipio de La Virginia

Al Occidente de la ciudad de Pereira, en pleno Valle del
Risaralda, aproximadamente a 30 kilómetros, está
localizado, sobre la margen izquierda del río Cauca, el
Municipio de La Virginia. Su territorio es relativamente
montañoso con algunas zonas planas, sin presentar alturas
superiores a los 1.500 metros sobre el nivel del mar, por lo que
sólo están presentes los pisos térmicos
cálidos y medio. Las aguas de los ríos Cauca y
Risaralda y las de algunas quebradas y comentes menores, componen
la red hidrográfica de la jurisdicción.

El régimen pluviométrico está
caracterizado por dos períodos de lluvias en el
año; el primero comprende los meses de Marzo, Abril, Mayo
y Junio con una precipitación promedio mensual de 132m.m,
y el segundo los meses de Agosto, Septiembre y Octubre con una
precipitación promedio mensual de 156 m.m.

Su extensión total es de 34 kilómetros
cuadrados, el más pequeño de los Municipios del
Departamento de Risaralda. Limita al Norte con el Departamento de
Caldas a la altura del Municipio de Belalcázar, por el
Oriente con Marsella, por el Occidente con Balboa y Santuario y
por el Sur con el Municipio de Pereira.

Su territorio se encuentra en medio de dos fallas
geológicas de gran extensión y cercanas al casco
urbano: La falla Anserma Nuevo localizada al occidente del
Municipio aproximadamente a 6 kilómetros y la falla
Quebradanueva a 4 kilómetros al oriente.

Su hidrografía la conforman los ríos
Cauca y Risaralda, y las Quebradas Mina Rica y El Guásimo.
Estos componentes hidrográficos además de servir
como límites con otros Municipios son importantes en el
desarrollo
económico de La Virginia ya que son incorporados y
utilizados en la irrigación de las tierras aptas para la
agricultura y la ganadería,
en la industria
extractiva de arena y en el aprovechamiento de los recursos
turísticos. (Área Metropolitana Centro Occidente,
pág. 2 Y 3)

Precisamente en este territorio habitaron,
históricamente, Comunidades Indígenas de los
Ansermas y Apías que desaparecieron bajo la
incursión violenta de los invasores Españoles
iniciado y encabezado por Jorge Robledo.

La presencia afrocolombiana en la descrita geografía fue
recurrente durante toda la colonia esclavista como resultado del
exterminio aborigen, la ampliación de la frontera minera,
la opresión cultural y las guerrillas cimarronas a
raíz de un levantamiento a fines del siglo XVIII en
Cartago; se la opresión cultural y las guerrillas
aceleró el incremento de población negra a principios del
siglo XIX liderado por el afrodescendiente Salvador Rojas, quien
se aventuró a edificar su primer "rancho" en las orillas
del río Cauca y decidió poblarla atrayendo a sus
compañeros en las nuevas tierras que se veían
promisorias. A ello se unieron decenas de personas negras
libertas, cimarrones y esclavizados encabezados por el
albañil Agustín López, quienes se
trasladaron a estas tierras prometidas y fundaron lo que
después sería un gran Palenque Negro.

Según algunos historiadores como Alfredo Cardona
Tobón, estos terrenos eran de propiedad de
Hersilia Sánchez, quien los había heredado a
través de algunos títulos coloniales. Pero el caso
es que las Comunidades Negras lo hicieron legítimamente
suyos a través de un enorme caserío que le dieron
el nombre de "SOPINGA" y después el de "NIGRICIA", como
nos lo comenta el libro "Relatos
de Gil", de Gilberto Jaramillo Montoya en las páginas 200
y 201, quien dice:

A principios del siglo aparece una señora como
dueña legítima de los dilatados terrenos en el
Puerto de La Virginia, según lo atestiguan las viejas
escrituras; se trataba de doña Hercilia
Sánchez.

Fueron doña Hercilia Sánchez y doña
Tomasa Osario las primeras vendedoras de lotes a los negros
abajeños, antioqueños y algunos blancos, quienes
irían a ser los primeros fundadores del poblado. Entre
ellos estaban: Gregario Londoño, con su familia,
Josué Castaño (peluquero), Misael Díaz.
Calixto Torres (dueño de una pesebrera), Eliseo y Espíritu
Santo Paniagua, Leandro Villa, Marcelino Torres, María
Franco, José Velásquez, Evangelista
Echavarría, Pedro Martínez (padre). (Jaramillo
Montoya, p. 200 Y 201)

Afrodescendientes y afromestizos llegados del Cauca,
Valle del Cauca, Antioquia, inclusive desde Anserma, Marmato por
canoas a lo largo del trayecto del río Cauca conformaron
el incipiente ranchería del puerto. Con su
cosmovisión cultural y comunitaria y la natural
rebeldía que les caracterizaba, los descendientes de los
cimarrones poblaron durante mucho tiempo el territorio,
convirtiéndose así en los fundadores
legítimos sobreviviendo de la agricultura, la caza, la
pesca, la ganadería entre otros.

El doctor Bernardo Arias Trujillo en su libro
"RISARALDA", hace una descripción detallada de este proceso, bajo
una mentalidad sumamente racista, impregnado por el contexto de
la época, en la manera y la forma de describir a los
personajes, protagonistas negros, de su novela, en la
cotidianidad, las costumbres, la cultura, la corporeidad, la
producción, etc. El hecho es que este escritor legitima,
histórica y naturalmente, la fundación; del
Municipio por los afrodescendientes que combatieron
permanentemente la intromisión cultural y económica
del blanco que al final se impuso desde el Departamento de Caldas
y su capital
Manizales en cabeza del señor Francisco Jaramillo Ochoa en
1905 bajo la acción y el discurso de la
modernidad.

Ahora bien, desde la colina de Cruces y Tambores
aparecía un caserío denominado EL REY (hoy Balboa)
en donde ya existían cultivos de café cuyo producto era
extraído en mulas a SOPINGA, que empezaba a abrir
sus puertas al futuro caserío de La Virginia. El
tráfico se hacía por la denominada trocha de LA
GIRONDA.

El caserío de SOPINGA lo configuraban veinte
chozas pajizas, una plaza, una fonda, cuatro caneyes en donde la
comunidad se divertía y se jugaba a los gallos. El
caserío estaba situado en la confluencia de los
ríos Cauca y Risaralda. Ciento de embarcaciones de guadua
y plátano enmarcaban el río y su cruce hacia una
vida agradable, inquieta y calurosa. Cada cual reclamaba su
jornal, otros demandaban trabajo y los más se dedicaban a
la pesca sin que nadie inquietara sus vidas.

Los primeros cultivos fueron plátano, yuca y
maíz, pero luego se emprendió la apertura de
potreros que fueron surgiendo por encanto dada la fertilidad de
las tierras, lo que constituyó el fomento ganadero de las
haciendas del Valle del Risaralda.

Se dice que los primeros potreros recibieron su
correspondiente bautizo tales como: EL TRILLO DE ESCALANTE, EL
TRILLO DE PANIAGUA, EL TRILLO DE SANTAMARÍA, EL TRILLO DE
PEDRO JUSTO, EL TRILLO DE PAEZ y PEDRO QUINTO, nombres que se
conservaron y pronunciaron por muchísimo
tiempo.

Empresas de envergaduras empezaron a surgir; El Globo de
YARUMAL O; APRIA, encabezado por los EASTMAN. En el Rhin los
Toros, en la SUIZA, los Arangos; en el PARNASO, los Ochoa; en la
MANCHA, los Gómez; en la GIRONDA y CUBA, los
Ángel; en LA MARÍA Y ZABALETAS, los Botero; En LA
GALlAS, Alfonso Jaramillo y Germán Vélez; En
VENGALA y PORTOBELO, los Jaramillo Ochoa. (Osario Restrepo, 1964,
pág. 44)

En la confluencia del río Cañaveral y
Cauca, había un pequeño caserío denominado
"EL CARMEN". De Sopinga se viajaba a Anserma a lomo de mula por
terrenos pantanosos; se gastaba un tiempo de 12 horas, siguiendo
el curso de Risaralda. A Belalcázar siguiendo la loma PINA
se gastaba medio día. A Pereira vía CERRITOS, se
gastaba día y medio. A Cartago siguiendo el curso del
Cauca se gastaba día y medio.

Se debe anotar que la fundación del Puerto de
manera oficial se llevó a cabo con posterioridad a Pereira
y Cartago hacia 1888.

Ya por este año comienza a tener piso de
veracidad, lo que representa para la época del
"COLONIAJE", la región que hoy constituye el Puerto de La
Virginia y los nombres de los fundadores que fueron acreedores de
la placa a partir de 1888. Estos son:

José Joaquín Hoyos, Juan Hoyos,
José Ramírez, Nicolás torres y su esposa
Juana Valderrama, Marcelino y Martín Torres Valderrama,
José María Gutiérrez, Pío Quinto
Franco, Filomena Vasco, Santiago Monroy y su esposa Josefa
Cañarte, Neno Suárez, la LEGENDARIA MUJER NEGRA ANA
FRANCISCA DURÁN (LA PACHA DURÁN), Cornelio Moreno y
Juan Moreno.

La época del "coloniaje", puede decirse,
constituye el punto de partida del desarrollo moderno de La
Virginia bajo los preceptos del capitalismo
moderno a partir de 1888, no su fundación que es a partir
de la presencia de los SOPINGAS.

La vida comercial y administrativa se inicia por los
años de 1904 y 1905, en que aparece Francisco Jaramillo
Ochoa, por los mecanismos de la fuerza, establece aperturas de
calles, el desmonte y la parcelación de la primera forma
urbanística del caserío.

Reagrupa los colonos, les compra y abre nuevas tierras
partiendo de la periferia hacia el centro, pero bajo el mismo
esquema de dominación Centro-Periferia típico de
los españoles. Se construyen así: el parque
central, el templo, los bancos, los
hoteles, etc.

El mismo Francisco Ochoa estableció la
navegación por el río Cauca, entre Juanchito (Cali)
y La Virginia en el año de 1908, navegación que fue
iniciada con el barco denominado EL MERCEDES. También
construyó en el puerto las primeras trilladoras de
café; concibió la idea de conectar a Cartago con
Medellín por medio del ferrocarril.

Con las trilladoras de café y la apertura
internacional al mercado capitalista, se despertó el
interés por el cultivo del grano. Desvió el
río Risaralda que amenazaba el caserío,
extendió la población urbana y acondicionó
el terreno para la plaza de mercado, iglesia calles
y escuelas. Unió por medio de una barca las riberas del
río Cauca, embarcación que operó por mucho
tiempo en el punto denominado EL DAGUA. Abrió numerosos
frentes de cultivo de maíz, yuca, plátano, cacao,
tabaco y diversos
productos. La pesca era el mercado de mayor atractivo para los
colonos; y el ganado obtuvo su mayor impulso por medio de
abundantes pastos, siendo la mayor fuente de divisas para el
Puerto. Estableció comercio con todas las poblaciones y
regiones vecinas: Belalcázar, Santuario, San
Joaquín (hoy Risaralda), Anserma, Riosucio,
Quinchía, Arrayanal (hoy Mistrató), Belén de
Umbría y otras. Ya para ese entonces aparece el Valle con
diversos nombres: NIGRICIA, SOPINGA, BODEGA y posteriormente LA
VIRGINIA. Pero el más común fue SOPINGA, que
continuó su proceso ascendente de modernización con
el tráfico de barcos en el río, la
construcción de carreteras hacia otros puntos de
comunicación intermunicipal y regional, la
construcción de puentes, etc. Antes de terminar esta parte
se hace necesario describir las dos más importantes
mujeres (madre e hija) que determinaron inicialmente la
fundación del Municipio de La Virginia tomando como
referencia a SOPINGA y que fueron las protagonistas centrales de
la novela
"RISARALDA" de Bernardo Arias Trujillo.

En el caso de ANA FRANCISCA DURÁN (La PACHA
DURÁN), nació en un barrio negro de Cartago –
Valle. Dicen que en sus primeros años deambulaba desnuda
por las calles y sitios arenosos del río. Su vida
representa el amanecer y desarrollo de la región, ya que
sobre ella recae la parte histórica inicial de la
comarca.

Su madre fue esclavizada y como tal llevaba la marca distintiva
de los esclavizados. Siguió a un aventurero pescador hacia
las minas de Antioquia, pero, aburrida por el maltrato que le
daba, lo abandonó e intempestivamente apareció en
el Valle del Risaralda ya conocido con el nombre de
SOPINGA.

Se casó legítimamente con José
María Gutiérrez y de esta unión se conocen
tres hijos a saber: Juan Crisóstomo, Evangelista y
Eufrasia, estos Gutiérrez Durán.

Su vida apasionada, condenada por los historiadores
racistas y machistas, de la región, por los militares la
lleva a abandonar a su esposo y de este amor tuvo dos
hijos naturales que fueron: Manuel y, TRÁNSITO
DURÁN (conocida como LA CANCHELO). La Pacha Durán
era una de esas mujeres negras alegres que hizo construir un
tambo de grandes proporciones dándole a la región
identidad y un profundo aire cultural
afrolocal a donde venían músicos y artistas afros
de Cañaveral y Cartago. Era una reconstrucción
cultural afroregional construida desde abajo, de lo afropopular,
que el blanco, la iglesia local de la época y los
historiadores locales satanizaron como lascivo, prostituido,
bullicioso y violento.

La Pacha Durán vivió en CALLE LARGA y
según versiones populares murió de 114 años
de un tumor cancerígeno.

De ella su hija MARÍA DEL TRÁNSITO
DURÁN (La CANCHELO), se convirtió en la chica
negra, más prominente de la región, por su
trascendental belleza y la protagonista central de la novela
"RISARALDA" de Bernardo Arias Trujillo, que junto a Silvio
Villegas y Otto Morales Benítez le describen, profusamente
uno más que otro, bajo el lenguaje
literario más racista y procaz. Veamos un ejemplo con
Bernardo Arias Trujillo:

Era la Canchelo un trozo de muchacha pintona, de carnes
provocativas. Había una reminiscencia de mar en sus
movimientos de calentana y, en la tarde luminosa de su cuerpo,
ardían los tizones de los crepúsculos tropicales.
Sus ojos de color de alba alegre,
llameaban de sensualidad y de ensueño. Su adolescencia
frutal abríase como un dulce mamey de ricas mieles. Sus
pupilas de corzo estaban escoltadas por los guaduales apacibles
de unas pestañas como el pecho de una golondrina.
Tenía un lánguido cuerpo de guabina tolimense. Era
ágil y triscadora, como una ternera recién parida.
Cuando amagaba sonrisas encendía las farolas de sus
dientes como bujías fulgurantes. (Arias Trujillo,
pág. 20)

La Canchelo, según el libro de Arias Trujillo y
algunos comentarios populares, convivió con Juan Manuel,
joven blanco venido de Manizales y el que Francisco Jaramillo
conquistó para el servicio de la ganadería en
Portobelo. Se dice que fue el mejor encerrador de la comarca y el
centro apasionado de ella. Se cree que de la relación
entre ellos hubo dos hijos naturales que no sobrevivieron.
El hombre
murió violentamente por tratar de ensogar fuertemente un
toro.

La Canchelo murió en Cali, se dice que al parecer
de tuberculosis y
había perdido un dedo de la mano.

Posteriormente La Virginia en 1906 fue convertida en
corregimiento del Municipio de Belalcázar, antiguo Gran
Caldas y ratificada en la misma con Decreto 82 de Febrero 5 de
1943 en su organización fiscal y
económica. Convertida en Municipio en el año de
1959 por Ordenanza #57 de Noviembre 28 de 1959 por la Asamblea
Departamental de Caldas. Más adelante pasaría a
convertirse en Municipio del nuevo Departamento de Risaralda que
con un fuerte movimiento político, se desprende política,
económica, y administrativamente de lo que se llamó
el Viejo Caldas el día 23 de Noviembre de 1966.

Así pues, la presencia de la Comunidad Negra
junto con la fundación, creación y desarrollo, con
todo lo que esto implica, del Municipio de La Virginia, ha sido
permanente si se toman algunos ejemplos traídos del libro
del Doctor Gilberto Jaramillo Montoya, "LOS RELATOS DE
GIL":

Entre estas mujeres se destacaba la alta y estilizada
María Franco y sus tres esbeltas jóvenes hijas que
llegaron a Sopinga de Valparaiso Antioquia. Había una gran
diferencia entre los negros antioqueños y los caucanos.
Los primeros eran cordiales, leales, emprendedores y amigos de
trabajar con los blancos. Les encantaba un buen patrón, se
complementaban magníficamente y hacían en conjunto
obras importantes. En cambio, los
otros, cerreros y bozales, retrecheros y peligrosos, no estaban
bien, sino independientes, perdidos en sus mejoras de cacao.
Eliseo, Espíritu y María Franco y la mayoría
de los negros de la vieja Sopinga, pertenecían a este
primer grupo antioqueño.

María había sido largo tiempo servidora de
la familia del general Rafael Uribe Uribe, y conocía a
fondo los descendientes de don Tomás. (Jaramillo Montoya,
1997. pág. 154).

Elemento éste que se profundizó en las
mezclas
interétnicas de su población, las migraciones
permanentes de afrodescendientes del Valle del Cauca, Cauca,
Nariño, Chocó, Santa Cecilia, Caldas, Antioquia,
entre otros; la influencia económica y la atracción
migracional que generó la creación del Ingenio
Risaralda y en estos momentos el desplazamiento forzado por el
conflicto armado en territorios de Comunidades Negras que se ha
visto obligada a asentarse en los tradicionales barrios de
predominancia, poblacional negra, Pío XII, Alfonso
López Pumarejo, El Progreso, El Azufral y en Caimalito,
frontera con el Municipio de Pereira.

Este capítulo se quiere terminar con una entrevista
realizada a uno de los adalides políticos e
históricos de la Comunidad Negra en La Virginia, Don
José Wenceslao Castillo, que nos ubica bien en la realidad
actual, contemporánea de la Comunidad Afrovirginiana. (Ver
Anexo A)

Los
afrorisaraldenses del Municipio de Pereira

El Municipio de Pereira, cuya cabecera municipal es
conocida con los apelativos de "Ciudad sin Puertas", "Perla del
atún", y la "Querendona, Trasnochadora y Morena", se
encuentra localizada, a orillas del Río atún,
aproximadamente a 344 kilómetros al Occidente de
Bogotá y a distancia terrestre de Buenaventura con 372 Km,
Cali 230 Km, Cartagena 1.011 Km, Medellín 306 Km,
Popayán 372 Km y Quibdó a 545 Km. Con una
extensión de 628.71 kilómetros cuadrados y a una
altura sobre el nivel del mar de 1.411 metros. Ubicada a 4 grados
49 minutos de latitud norte y a 75 grados 42 minutos de latitud
oeste.

Los territorios de la jurisdicción del Municipio
de Pereira son en su gran mayoría montañosos,
correspondiendo su relieve a la
Vertiente Occidental de la Cordillera Central; entre los accidentes
orográficos más destacados de estos territorios
están los Nevados del Quindío y Santa Isabel,
situados en los límites departamentales con Quindío
y Tolima respectivamente. Dado lo accidentado de la topografía, el Municipio presenta los pisos
térmicos cálidos, medio, frío y
páramo.

La red hidrográfica Municipal está
conformada por los ríos Barbas, Cauca, La Vieja y
Otún y por gran cantidad de quebradas y corrientes
menores.

Desde tiempos antiquísimos habitaron en la zona
las Comunidades Indígenas Quimbayas, de la familia
étnica Caribe, que ocuparon el territorio en donde se
encuentra la capital del Departamento de Risaralda, Pereira. Esta
familia llegó a ubicarse en los primeros escalones del
desarrollo de la América
Precolombina, especialmente en los ámbitos culturales de
la orfebrería y la cerámica. Cuando llegaron a invadir los
españoles estas regiones, la Comunidad Quimbaya al mando
del Cacique Tacurrumbí y con él 60 caciques
más, gobernaban 60.000 hombres, pertenecientes a pueblos
diferentes. (Pereira, Reseña histórica. La Perla
del Otún. s.m.d.)

El primero en llegar al territorio en mención fue
el conquistador Álvaro de Mendoza. Al mismo tiempo, el
capitán Jorge Robledo, auxiliar de Pizarro en el
Perú, junto a los soldados de Vadillo y el cronista Cieza
León, decidió ir a fundar a Anserma y se
enteró que por esos territorios se encontraba una tribu
rica en oro llamada
los "Quimbayas". (Pereira, Reseña histórica. La
Perla del Otún. s.m.d.)

A su encuentro salió el Cacique Tacurrumbí
con su hija la princesa Yanuba; quienes le hicieron algunos
presentes, entre ellos un enorme vaso de oro labrado que pesaba
300 castellanos, y podía contener tres azumbres de
agua.
(Pereira, Reseña histórica. La Perla del
Otún. s.m.d.)

Robledo envió luego al capitán Melchor de
Suer de Nava, quien entró a los dominios de la tribu en
cuestión y subió a la altura del río
Otún, en donde se encontró un vasto territorio
frondoso hasta la saciedad. Decidió este señor,
quedarse y fundar una población, para lo que se
dispusieron él y sus soldados a demarcar las calles y
plazas y nombró como alcalde a Martín de
Arriaga.

Se fundó entonces la "Vieja Cartago". Ésta
se encontraba donde está situada la Pereira actual.
Tenía cuatro templos, entre ellos la iglesia mayor,
San Antonio y
Santa Lucía. Un cementerio, dos conventos de franciscanos,
que tuvieron por primeros guardianes los reverendos Juan de Torre
Blanca y Fernando Macías Escobar. (Pereira, Reseña
histórica. La Perla del Otún. s.m.d.)

Por ese entonces, "La Vieja Cartago" debió tener
no más de 5 mil habitantes. Entre sus pobladores estaban
12 familias enviadas por el Rey Felipe 111. La población
existió circundada de tupidos guaduales los que al decir
de Cieza de León, en ninguna parte de las Indias ni
había oído
dónde hubiese tanta multitud de cañas como en ella.
(Pereira, Reseña histórica. La Perla del
Otún. s.m.d.)

Contaba con los beneficios de los ríos
Tacurrumbí (Chinchiná), el de la Cegue y el
Otún, entre otros. Aseguraba un cronista que, en Febrero
de 1690, Cartago fue el escenario de una cruenta batalla, pues,
los Pijaos, unidos a los Quimbayas, y la tribu del Cacique
Carambury, rodearon a la media noche la Ciudad y degollaron a sus
habitantes, implantando así el terror entre sus vecinos.
Con este acontecimiento se jugaba la carta
decisoria para el traslado de la Ciudad. El 21 de Abril de 1691,
fue señalado para mudarse al lugar que hoy ocupa la actual
Cartago, sitio donde ya existían labranzas y un
considerable número de personas, además de una
capilla llamada San Antonio.

Años después, en 1863, se funda Pereira. A
la cabeza de esta fundación se encontraba el señor
José Francisco Pereira, quien desde la época de la
Independencia,
había comprado un globo de terreno de poco más de
10.000 hectáreas al Estado Soberano del Cauca.

Este hombre
murió en Tocaima, el 20 de Agosto de ese mismo año.
Por su sugerencia, partieron desde Cartago, el Presbítero
Remigio Antonio Cañarte, Elías Recio, Jesús
María Ormaza, Félix de la Abadía,
Sebastián Montaño, Jorge Martínez y
Francisco Pinilla quienes encabezaron el poblamiento de la futura
Pereira, quienes desconocieron los aportes hechos para el evento
de la fundación, incluso con antecedentes tempranos de
fundación no formal, de la mujer de etnia negra Guadalupe
Zapata presumiéndose quizás, una proclividad al
prejuicio
racial por parte del grupo fundador.

El 20 de de Enero de 1870, fue elevada a la
categoría de Municipio, bajo la jurisdicción del
Cantón de Cartago. Hasta 1903 Pereira fue Municipio del
Quindío. En ese año se le declaró capital de
la Provincia de Robledo, para ingresar en 1905 al Departamento de
Caldas. (Pereira, Reseña histórica. La Perla del
Otún. s.m.d.)

Hacia 1870 Pereira contaba tan sólo con 633
habitantes. Diez años después, con la llegada de
colonos antioqueños y afroantioqueños, según
los "Relatos de Gil" de Gilberto Jaramillo Montoya, la
población se incrementó en unos 10.000 habitantes
aproximadamente. Más adelante el Municipio de Pereira se
constituyó en una punta de lanza de la colonización
antioqueña que incursionaba hacia el Cauca. La bondad del
clima, la
fertilidad de las tierras, numerosos cuerpos de agua y las
riquezas auríferas de las tumbas indígenas
alentaron el asentamiento de numerosos antioqueños,
afroantioqueños, como también afrodescendientes de
los distintos Departamentos de la Costa Pacífica,
especialmente a partir de los levantamientos cimarrones
antiesclavistas; igualmente la apertura de la carretera hacia el
Pacífico mantuvo permanentemente la migración
de la comunidad negra en busca de mejores condiciones de vida al
interior de estas tierras que a partir de la década del 20
se convirtieron en promisorias. Respecto a este pasaje de la
Colonización Antioqueña, dice el Doctor Gilberto
Jaramillo Montoya:

Aparecían por todas partes los grandes
colonizadores antioqueños que se desbordaban ávidos
de tierras después de dejar agotadas las ya erosionadas de
Antioquia, para encontrar estas montañas de maravillas que
los esperaban desde hacía más de trescientos
años; llegaban Marulandas, Jaramillos, Mejías,
Ángel, González, Vélez y, tantos otros de
Sonsón, Andes, Jericó, Rionegro, Marinilla,
Abejorrear, La Ceja, etc. Son los antioqueños de vieja
data, los mismos a quienes cantara Gregorio Gutiérrez
González y que describiera tan viva y fielmente don
Tomás Carrasquilla. Eran hombres fuertes, unos blancos y
otros mezclados, gracias al inquieto Cupido, que abusando de ese
privilegio insensato de la juventud,
empezó a mezclar las atractivas y espigadas hijas de los
esclavos con hijos de colonizadores mineros españoles;
africanos de segunda generación que se robaban las
jóvenes indias de los tambos vecinos; los blancos criollos
que seguían la tradición de sus abuelos y
engendraban hijos indiscriminadamente fuera de su santo, digno y
cristiano hogar. Esto ocurría sobre todo en Antioquia,
donde eran un orgullo de estirpe las familias de diez o veinte
hijos, todos legítimos y con preciado árbol
genealógico sin mezclas de moros ni de judíos.
Fue éste un devenir entusiasta de la natalidad
incontrolada de todos los matices, de todas las mezclas
imaginables: negros con indias, blancos con negras, indias con
blancos; entonces zambos, mulatos y cuarterones se veían
por todas; afortunadamente, había tierras para todos
virgen y fértil, en los territorios Quimbayas,
Quindío, Valle del Risaralda, y la región del Norte
del Tolima.

En este gran crisol se fusionó el prototipo de
hombre de esta región, en los mercados o
reuniones públicas, esto se veía claramente.
(Jaramillo Montoya. 1997, pág. 81, 82)

Seis décadas después de pertenecer a
Caldas, existiendo en la categoría de segunda ciudad, se
constituye en la capital del nuevo Departamento de Risaralda,
cuando se creó por medio de la Ley 70 del primero de
Diciembre de 1966, sancionada por el Presidente de la
República, Carlos LIeras Restrepo, e iniciando su vida
administrativa a partir del primero de Febrero de
1967.

Pero ¿cuál ha sido el papel
histórico jugado por la Comunidad Negra en la
fundación y desarrollo del Municipio de Pereira? Veamos
entonces a continuación los presupuestos
históricos:

Así como la existencia del Antiguo Caldas, la
creación y desarrollo del Departamento de Risaralda, la
comunidad negra no fue ajena con su presencia al proceso
histórico, contemporáneo y de los desarrollos del
Municipio de Pereira, capital del Departamento, ella no fue
referenciada, no existían en absoluto para las
élites dominantes blancas y los historiadores a sus
servicios,
menos una comunidad que acabada de librarse del oprobioso
régimen de la esclavitud,
librada a su suerte con un estigma racista de 350 años, en
el marco de unos imaginarios y unas mentalidades, donde lo negro
era y es aún, profundamente satanizado, y una pobreza que no
tenía límites, ubicada en la base social más
miserable de las poblaciones que iban conformando los Municipios
como el caso de Pereira y donde aún no tenía
posibilidades de ascenso social, sin organización,
conciencia y
poder para incidir radicalmente en la impronta de las historias
locales y regionales.

Después del exhaustivo examen realizado a las
historias del Municipio en las bibliotecas del
mismo y del Departamento, se encuentra que son historias de sus
fundadores y de las élites que invirtieron para el
desarrollo industrial, agrícola, fabril, administrativo,
religioso, político, servicios y cultural del capitalismo
en ascenso en esos tiempos, no de los sectores populares,
étnicos y laboriosos de la municipalidad. Pero a pesar de
ello no lograron borrar los rastros de esa presencia, era tan
fuerte desde abajo que les fue imposible eliminarlas totalmente
que aquí damos fe de ello.

Ahora bien, y como lo referencia el doctor Víctor
Zuluaga Gómez, sobre la base de otros datos de
historiadores como Criando Fals Borda y datos de archivos en su
libro "Crónicas de la Antigua Pereira" con respecto al
Palenque de Cerritos, donde se presentó un levantamiento
de esclavizados en Cartago que se dirigieron a esta ciudad y
establecieron un palenque en el año de 1781 a orillas de
la quebrada Egoyá, en el actual perímetro urbano de
la Ciudad de Pereira, más concretamente en el sitio que
hoy se denomina "Turín", ubicado en la salida para el
Municipio de Marsella; donde este levantamiento incluso puso a
prueba nuevamente la unidad histórica
negro-indígena en confrontación a las formas de
explotación y opresión del mundo colonial
esclavista.

Fue la aventura de 27 esclavizados pertenecientes a
hacendados Cartagueños liderado por Prudencio, un hombre
de 28 años procedente de Cúcuta que a raíz
de los levantamientos Cimarrones, los alzamientos
indígenas dirigidos por Tupac Amarú en el
Perú y los castigos severos se rebelan a partir del 18 de
Agosto de 1781 y se fugan con el apoyo de una mujer
indígena María Arcos y el Indígena Pedro
Vara, quien los condujo hasta la cercanías del camino del
Otún, y donde se encontraron con otros indígenas
que no habían aceptado establecerse dentro del resguardo
de Cerritos, llamados Cocamas.

El día 7 de septiembre del mismo año de
1781, ayudados por el Indígena Vara, principiaron los
esclavos a ascender por la margen izquierda del río
Otún, hasta encontrar la desembocadura de la quebrada
Egoyá en dicho río. Como quiera que en este sitio
existe una pendiente considerable y el ascenso por la misma era
bien difícil, los esclavos decidieron subir la cuesta por
la orilla de Egoyá hasta colocarse a la altura de la zona
de Turín, sitio donde principiaron a levantar sus ranchos
y a realizar algunas siembras, tal como se desprende del informe que
posteriormente darían los expedicionarios que salieron de
Cartago para capturar a los fugitivos:

Encontraron un rancho con su rocería de
sembradura y en ella algunos frisolitos…y en su ámbito
una rocería de monte derribado y otro pedacito socolado en
el que estaban unas maticas de plátanos y prosiguiendo
media legua más, hallaron otro rancho con culata a modo de
casa y siguiendo otra legua más adelante fue donde
encontraron los citados esclavos cimarrones haciendo otro
rancho… (Zuluaga Gómez, 1998. pág. 16,
17).

Realizada la fuga, la policía esclavista de la
época inició la cacería de los cimarrones, y
el 1 de Octubre los miembros de la expedición les atacaron
por sorpresa:

El enfrentamiento dejó como resultado"… varios
esclavos heridos entre ellos Atanasio, esclavo de don Antonio
Mazuera, herido en la cabeza, el hombro derecho, una de las
tetillas y un dedo de la mano; el negro Andrés, herido en
la cabeza lo mismo que la negra Manuela; el negro Juan Manuel
golpeado fuertemente por quitársele una lanza que llevaba
cuando salió del monte. Los otros negros se entregaron no
de muy buena voluntad, pero acabaron respondiendo el
requerimiento de los comisionados, como es el caso
específico del negro Simón, esclavo de don Jacinto
Usechi". (Zuluaga Gómez, 1998).

Finalmente las autoridades esclavistas de Cartago los
acusaron de abierta rebeldía contra el gobierno español y
pretender derrocar el régimen y como castigo a los
dirigentes del levantamiento los condenaron a azotes, a trabajos
forzados y a ración y sin sueldo.

Otro de los presupuestos históricos de la
presencia de la Comunidad Negra en el acto fundacional del
Municipio lo constituyó la Cimarrona GUADALUPE ZAPATA, de
quien se había hecho alusión arriba. Esta mujer
negra que nació en Cocorná Antioquia, descendiente
directa de esclavizados africanos, que por cosas del destino
llegó a estas tierras e hizo parte del grupo de fundadores
de Pereira haciendo realidad el sueño de Francisco Pereira
Martínez, de ver nacer un pueblo en el mismo sitio en que
existió Cartago Viejo.

Este hombre le compró al Estado un globo
baldío de tierra, de 10.000 hectáreas, enmarcado
entre los ríos Consola y Otún, con el fin de ver,
algún día, una floreciente ciudad.

Guadalupe Zapata ya estaba en estas tierras por el
año de 1860 viviendo en una de las tantas chozas pajizas
que habían por esa época en este
territorio.

Por eso el 30 de Agosto de 1863, cuando el Padre Remigio
Antonio Cañarte celebró la primera misa en esta
región, acto que es el 'punto de partida de la
fundación de Pereira, ella estaba allí, como una de
las fundadoras de la ciudad.

Pero los cronistas empíricos de la época,
sesgados quizás por prejuicio racial, tácito o
manifiesto no la incluyen en la lista oficial, ya que de las 78
personas que figuran como fundadoras hay sólo una mujer,
doña Petrona Pereira y a Guadalupe se le ignora, porque
según comentarios a posteriori; Jesús María
Ormaza, quien elaboró la lista, no le caía bien la
cimarrona.

Guadalupe nació en 1830 y murió a la edad
de 103 años en tierras cafeteras, en 1933; en la
actualidad le sobreviven sus descendientes, de ellos sobreviven
Carmen Emma y María Helena Zapata, tataranietas de la
fundadora.

De ella habló con prestancia Hugo Ángel
Jaramillo, en su libro "Pereira, Tomo I". Esta mujer negra
manejó por muchos años una "asistencia" como se le
llamaba antaño, o fonda, un término un poco
más moderno, a la que bautizó "Las Lupes", nombre
con el que se les cita hasta el fin de sus
días.

"Para sembrarla en la posteridad, el exalcalde Mario
Delgado Echeverry, estampó el nombre de la mujer negra
lavadora de oro en el Parque de Cuba, en su honor, hecho que ya
casi nadie recuerda y que en la actualidad nadie conoce. El
parque es un sitio más de la ciudad" (Rivera,
1998)

De otra parte, siguiendo con las argumentaciones
demostrativas, se encuentra que la presencia de la Comunidad
Negra era normal en la naciente y desarrollada municipalidad pero
en condiciones de marginalidad, racismo y
ocupando los espacios más bajos de las clases
sociales pereiranas y unos que otros espacios culturales y
deportivos.

Veamos lo que registra el libro "Pereira 1875-1935" cuyo
autor es Ricardo Sánchez, a raíz de un caso del que
no se harán comentarios para explicar el fenómeno,
sobre bases sociológicas y sicológicas del hecho en
cuestión. Simplemente es para mostrar la existencia
permanente de la comunidad en la ciudad y el tipo de condiciones
y mentalidades en que se hallaba.

A mediados de 1904 ocurrió en Pereira otro
acontecimiento que llenó de indignación a los
habitantes por las salvajes características que
revistió. Los datos que hemos logrado recoger sobre ese
suceso son los siguientes:

En la calle de Zea -hoy calle 19-, entre carreras 5a y
6a, en la misma casa donde hoy vive don Vicente Jiménez,
propiedad en esa época de don Jesús Antonio Arango,
vivía don Manuel Toro, su esposa doña Elena Hoyos y
sus hijos.

Monografias.com

Figura 3 Guadalupe Zapata. La foto
data de 1918.

Doña Elena tenía a su servicio una vieja
llamada Soledad y con ésta, su hija, una negra llamada
Cleotilde. Un día después de almuerzo Cleotilde
como de costumbre se fue a lavar ropa al río Otún,
y obtuvo de doña Elena permiso para que la niñita
Celia, primorosa chicuela de ocho años, hija de
doña Elena, fuera en su compañía. La
niña Celia iba muy bien vestida y llevaba además
unos lindos aritos puestos. Con un atado de ropa en la cabeza y
llevando de la mano a la niñita, la negra Cleotilde se
encaminó al "Charco de la Peña", famoso ya como
excelente baño.

Serían las cuatro de la tarde cuando la negra
llegó a la casa de don Manuel, muy asustada diciendo que
la niñita se había ahogado arrastrada por una
enorme creciente que había bajado. La consternación
de la familia Toro Hoyos fue enorme. Don Manuel, como un loco,
salió gritando por las calles solicitando auxilio para su
hijita, y en pocos minutos la calle 19 se llenó de gente
que, acompañada de la negra Cleotilde se dirigió al
río en carrera abierta. La negra mostró el sitio
preciso de la tragedia, pero por más que buscaron por
todas partes no dieron con el cadáver de la niñita.
Varias comisiones, por ambas orillas, recorrieron
larguísimos trechos río abajo, sin resultado
alguno. Algunas personas fueron hasta la desembocadura del
río Otún en el Cauca, pero nada
encontraron.

A la mañana siguiente alguien sugirió la
idea de que apresaran a la negra Cleotilde, con la esperanza de
que si algo sabía, al verse en la cárcel confesara.
Se obtuvo inmediato resultado, porque la negra al verse sola en
la "cárcel de mujeres", se llenó de miedo y
mandó a llamar a su madre, la vieja Soledad para
confesarle el crimen. Fue entonces cuando se conocieron los
detalles del espantoso crimen cometido por la desalmada negra
Cleotilde.

Por robar los zarcillos a la niñita Celia, la
negra Cleotilde, persuadida de que nadie la veía y eso
nunca se sabría, en momentos en que efectivamente bajaba
una creciente, cogió la niñita y después de
arrancarle a viva fuerza los finos zarcillos, la arrojó al
río, en mitad de la corriente. Parece que la niñita
logró salir un poco más abajo, pero la negra la
tomó de nuevo y la arrojó otra vez, con tal fuerza,
que entonces sí, desapareció para siempre el
cuerpecito de la niña entre las aguas
traidoras.

Cuando se conoció la noticia con todos sus
detalles, las gentes indignadas, se amotinaron frente a la casa
consistorial y gritaban a voz en cuello: "saquen esa maldita
negra corrompida, pa quemarla." (Sánchez, 1937,
pág. 82, 83).

Es más, la presencia normal de la comunidad negra
haciendo historia en la ciudad de Pereira, se reflejaba en Ios
elementos culturales como se observa en la foto de la banda
municipal en el año 1918 donde se encuentran dos
músicos negros conformando el destacado grupo. La foto
está recogida en libro de fotografías de "Pereira.
Imagen e
Historia" del Banco de la República de Pereira, pagina 16,
fotografía
35. Que ha continuación se presenta:

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Figura 4. Banda Municipal
1918

Igualmente se ve la presencia afropereirana aportando al
desarrollo del deporte en la región,
especialmente el fútbol
como lo demuestra la foto del Deportivo Pereira en 1945 de la
página 610 del libro de Hugo Ángel Jaramillo
"PEREIRA" Tomo II. Y en la foto del mismo libro "Pereira. Imagen
e Historia" página 57, foto 161

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FIGURA 5. Equipo de fútbol
1952.

Monografias.com

Además se quiere enmarcar y demostrar qué
tan fuerte era la presencia de la comunidad negra en el Municipio
y sus desarrollos que incidió profundamente en el motejo
que les dio los manizalitas a los pereiranos de "NEGROS
LIBERALES" e incluso como arremetida verbal por su
separación del antiguo Departamento de Caldas. Al respecto
dice Hugo Ángel Jaramillo: Con Osorio Pinto se inicia la
época de los "negros" en el Concejo Municipal; pues,
Osorio no pertenecía a las clases dirigentes y llegaba
únicamente con su bagaje de albañil. Su puesto en
el Concejo hubo de dimitirlo porque se le tildaba de comunista.
En su reemplazo llegó Camilo Mejía Duque, un negro
oriundo de Salamina, residenciado en la ciudad y que por ese
entonces era Secretario de otra organización obrera. Lo
que aún se ignoraba de Duque, era su capacidad innata de
IIegamiento hasta la masa. Décadas más tarde,
sería el principal caudillo del liberalismo en
esta plaza con un electorado soberbio. En su carrera
política ocupó grandes cargos dentro del partido
liberal a todas las escalas: municipal, departamental y nacional.
Como también desempeñó el cargo de
Gobernador del Departamento de Risaralda. Hombre discutido pero
honesto; durante 25 años fue considerado como el cacique
más importante regional. Hizo mucho por Pereira y la
ciudad lo reconoce; no así sus detractores que con mente
amnésica tratan de desconocer la historia negando las
ejecutorias de los hombres. Defecto humano manifiesto con
acendrados visos de egoísmo y reconocido fanatismo de
luchas antropofágicas que tiene la política.
(Ángel Jaramillo, 1983, pág. 525, 526).

Como queda claro, el viejo Camilo Mejía Duque,
dirigente político popular negro fue estigmatizado hasta
la saciedad, pero gobernó políticamente para todos,
sin desarrollar una política étnica a favor de los
afrorisaraldenses. Definitivamente no eran los tiempos proclives,
aún, para la legitimación de los
afrorisaraldenses.

La existencia de la Comunidad Negra en el Municipio de
Pereira y en todo el Departamento de Risaralda se acrecienta
significativamente con el componente educativo a raíz de
la acertada política jalonada por el Doctor Diego Luis
Córdoba, Chocoano, Senador Negro de la República y
uno de los políticos más brillantes de su
época en el país, quien creó el Departamento
del Chocó y las escuelas normales para señoritas en
ese afán de sacar a su pueblo de la ignorancia, la
explotación y la estigmatización racial. Esta
política dio sus resultados plasmándose en la
formación de miles de docentes negros que se irrigaron a
lo largo y a lo ancho de la Nación,
del Departamento y el Municipio, coadyuvando a ello la
creación de la Normal del Corregimiento de Santa Cecilia;
hecho atribuido al sacerdote español Salvador Cruz
Santana.

La no existencia de universidades públicas y
privadas en los Municipios afrocolombianos, como en el caso del
Departamento del Chocó y todos los Municipios costeros del
Pacífico, produjo una fuerte inmigración de estudiantes negros hacia la
capital Risaraldense con el fin de profesionalizarse. La Universidad
Tecnológica de Pereira jugó un papel
destacadísimo en este aspecto; desde la década del
sesenta formó profesionales negros competentes en todos
los programas que ofrecía y ofrece, incidiendo
positivamente en los niveles y calidad de
vida, como también en la formación educativa de
las comunidades afrocolombianas. Similar labor, al respecto, han
cumplido las Universidades Libre y Católica, aunque en
menor medida por su condición elitista y carácter
privado.

Miles retornaron a sus lugares de origen, cientos se
quedaron en la Ciudad y el Departamento para seguir aportando a
la construcción y desarrollo económico, social,
político y cultural del Departamento, a pesar de continuar
siendo víctimas del racismo y la discriminación racial institucional en el
Municipio y el Departamento.

En esa línea es precisamente que los docentes de
la Universidad Tecnológica de Pereira, articulada al pulso
de la lucha obrera, étnica, estudiantil, comunitaria,
popular y cultural, municipal, regional, nacional y mundial,
especialmente la Facultad de Educación, han contribuido al
entregar las armas educativas, pedagógicas, organizativas
y políticas a los estudiantes y futuros
profesionales afrocolombianos a partir de la formación
impartida a estudiantes negros como Juan de Dios Mosquera
Mosquera, Atilano Córdoba Maturana, Criando
Córdoba, Isidoro Palacios, Humberto Celorio
Benítez, Américo Portocarrero Castro, Edgar
Ruíz Saa e Iván Alberto Vergara Sinisterra, entre
tantos otros para darle inicio a la
organización fuerte que se requiere para conquistar
los derechos humanos
e identidad étnica y cultural de los afrocolombianos. Es
ahí en ese recinto en donde nació la
organización más grande que tiene la Comunidad
Negra, El Movimiento Nacional Afrocolombiano Cimarrón; fue
ahí donde se elaboró y se desarrolló la
ideología y la filosofía que han servido como base de los
logros obtenidos, poco o muchos, en el largo trayecto de
confrontación con las élites dominantes proclives
al prejuicio racial y al euroblanquismo; que hizo ruptura y lo
plasmó, en el marco de la unidad negra-indígena, en
la nueva Constitución Política Nacional que se
declara multiétnica y pluricultural; en la Ley 70 de 1993
que le reconoce derechos étnicos, territoriales,
ambientales, culturales, sociales y políticos y en la Ley
115 de 1994 con la etnoeducación afrocolombiana entre
otros, que no han transcendido aún el papel.

En el Municipio de Pereira, hoy las Comunidades
Afropereiranas son una realidad social y territorial que
jamás desaparecieron con el paso del tiempo desde la
invasión europea a estos territorios y la llegada de
éstos como esclavizados. Se articularon a su devenir como
Municipio, permanecen con sus anhelos, sus aportes y sus luchas y
están presentes en muchos ámbitos urbanos de la
capital Pereirana pero mayormente concentradas en los barrios
populares como: Caimalito, Azufral, Puerto Caldas, Cuba, El
Plumón, Nacederos, San Nicolás, El Poblado, La
Unidad, La Curva, entre otros como un reto a la discriminación racial abierta o solapada y
a la invisibilización institucional y formal que las
élites dominantes les han querido aplicar, pero que la
realidad tozuda y dialéctica los debe reconocer en todos
los quehaceres cotidianos y populares.

En el caso particular del Municipio de Pereira, sin
dejar de lado la importancia de Dosquebradas que posee más
de 2.000 personas negras, queremos corroborar con datos
estadísticos esta afirmación sobre la base de 122
encuestas
realizadas a 122 familias como muestra de ese
universo
poblacional afropereirano, distribuidas en todos los barrios
populares mencionados. Dichas encuestas se aplicaron en el
segundo semestre del año 2000: Como se decía, las
122 encuestas corresponden a un universo de 554 personas de todas
las edades. 265 hombres negros, que conforman el 47.8 % y 289
mujeres negras que conforman el 52.2 %.

Tabla 4. Población encuestada.

Sexo

Número de
personas

Porcentaje

Femenino

289

52.20%

Masculino

265

47.8%

TOTAL

554

100.00%

FUENTE: Trabajo de campo.

De esta población afrocolombiana que se encuentra
ubicada en Pereira la gran mayoría procede del
Departamento de Risaralda, (Pueblo Rico, Santa Cecilia, La
Virginia, Santa Rosa de Cabal y Belén de Umbría)
como lo veremos enseguida. Otra porción menor proviene del
Departamento del Chocó, especialmente de Municipios como:
Quibdó, Itsmina, Condoto, Tadó, San José del
Palmar, Nóvita, y desde hace 43 años, es decir,
antes de la creación del Departamento de Risaralda, la
generación actual de chocoanos son jóvenes en su
mayoría y un número considerable de niños.
Estos como el conjunto de la población afrorisaldense
provienen por la atracción del reciente y creciente
proceso de industrialización del Área
Metropolitana; en las áreas de la construcción,
vías carreteables, agroindustria, telecomunicaciones, transporte,
comercio, servicios, entre otros, especialmente de Pereira; en
busca de trabajo, mejores niveles de educación
superior, mejores condiciones de vida; alejándose de
la degradación económica y social de sus zonas de
origen; paralelo al conflicto armado entre los paramilitares y la
insurgencia que viene desarraigando y desplazando a grandes
sectores de las comunidades negras hacia el interior del
país. Acompañado eso sí, de los grandes
niveles de tolerancia
étnica proporcionados por la población Pereirana y
Risaraldense a la comunidad negra.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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