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La "argentinización" de la economía mundial (página 2)




Enviado por Ricardo Lomoro



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(El único modelo
económico que transformó a un país rico en
uno pobre)

Para desatar una crisis de
proporciones globales hizo falta más que la avaricia de
los bancos, el
despilfarro de los consumidores estadounidenses y una
regulación débil. Según Galbraith, la mejor
vacuna para evitar crear la siguiente burbuja no es ya leer sobre
las crisis anteriores, sino realmente haber vivido una en carne
propia. Esa desafortunada experiencia (podría utilizar el
plural), es lo que me impulsa a escribir esta guía.
Ojalá sirva de ayuda para evitar la próxima
conmoción.

Atrapado en el tiempo (El
Día de la Marmota)

Hoja de ruta

Según Wikipedia: Groundhog Day (en español El
Día de la Marmota), conocida en España
como Atrapado en el tiempo y en Hispanoamérica como
Hechizo del tiempo o a veces también como El día de
la Marmota es una comedia romántica dirigida por Harold
Ramis y estrenada en 1993. Bill Murray y Andie MacDowell
protagonizan esta comedia fantástica, cuya temática
puede recordar al mito de
Sísifo.

El meteorólogo de una cadena de televisión, Phil Connors (Bill Murray),
acompañado de su nueva redactora Rita (Andie MacDowell),
acude con su técnico de grabación a Punxsutawney,
una pequeña población de Pennsylvania en la que cada 2
de febrero, en pleno invierno, el comportamiento
de una marmota en la fiesta local determina cuánto tiempo
queda hasta que termine la estación fría, el famoso
Día de la Marmota. A primera vista vemos que Phil es un
hombre
frustrado en sus ambiciones y aburrido con su trabajo, y en
su arrogancia piensa que su carrera profesional no avanza todo lo
rápido que merecería.

Realizadas las tomas de la marmota y transmitidas por televisión, el pequeño grupo se
dispone a regresar a Pittsburg para poder cubrir
el noticiario de las 5. Sin embargo, una tormenta de nieve les
obliga a pasar la noche en el pueblo. A la mañana
siguiente suena el despertador con la misma música del día
anterior (I Got You Babe) de Sonny & Cher. A medida que se
viste y acude al comedor para desayunar, el incrédulo Phil
se va dando cuenta de que está viviendo de nuevo el
día de la marmota.

Tras repetirse varias veces esta situación, Phil
comienza a pensar que no tiene sentido vivir día tras
día lo mismo, por lo que decide cambiar
drásticamente los acontecimientos. Aprovecha la información que obtiene cada día
para beneficiarse "al día siguiente", más tarde
decide enamorar a su redactora sin tener suerte. Día tras
día es rechazado, así que decide suicidarse al
pensar que nunca saldría de este bucle temporal. Coge un
coche y se lanza a un acantilado, luego prueba otras formas de
suicidarse (se arroja de un edificio, se mete en la bañera
con un tostador, etc.), hasta que se rinde. Viendo que esto no
funciona empieza a deprimirse pero, aconsejado por Rita se da
cuenta que puede mejorar su vida como un benefactor que ayuda a
los demás.

De esta manera comienza una vida diaria haciendo el bien a
quien necesite, como ayudar a un atragantado aplicándole
la maniobra de Heimlich, o salvando a un niño de caer de
un árbol. Sin embargo se desanima al no ser capaz de
salvar la vida de un anciano sin hogar, a pesar de llevarle a un
hospital para que le atiendan. Cuando quiere ver el expediente
del occiso la enfermera le da algo de consuelo al decirle que "ya
era su momento".

Finalmente se puede ver que Connors mejora sus habilidades, al
punto de aprender a tocar el piano, esculpir en hielo, hablar en
francés y memorizar la vida de todos los habitantes del
pueblo. Y a la vez que mejora sus habilidades físicas
también realza su comportamiento, haciendo que sea
apreciado por la gente de Punxsutawney. Así mismo confiesa
su verdadero amor a Rita,
por lo cual ella le acepta y así al fin puede romperse el
ciclo al despertarse ya el 3 de febrero. Phil entonces sugiere a
Rita quedarse a vivir en el pueblo y así una nueva vida
comienza para ellos.

Rendición (Tango
cósmico, en dos actos – I -)

En mis épocas de Argentina (hace más de 20
años) se decía que había tres tipos de
países en el mundo: los países desarrollados, los
países subdesarrollados y la Argentina.

Un caso único, paradigmático, que
sorprendía (por su enigma) a los investigadores y
catedráticos de economía de las universidades más
prestigiosas del mundo.

Un humorista argentino muy popular (Enrique Pinti) relataba en
uno de sus monólogos teatrales (Salsa Criolla) que un
estudioso norteamericano se había pasado un largo
período en Buenos Aires
intentando descubrir el misterio de la decadencia nacional.
Frustrado, con más dudas que certezas, finalmente le
preguntaba al actor: "¿Cómo han llegado ustedes
hasta aquí?", a lo que Pinti contestaba: "Y. de a
poquito".

De a poquito, esos argentinos que se creían franceses
que hablaban en inglés,
un día descubrieron que eran italianos que hablaban en
español.

De a poquito, esos argentinos que creían vivir en un
país rico -entre París y Londres o, como
mínimo, Nueva York-, un día descubrieron que
vivían en "Villas Miseria" (chabolas) o rodeados de
ellas.

El primer "préstamo forzoso" se registró en 1813
(casi cuando aún ondeaba la bandera española). En
todo un vaticinio del "dulce porvenir", el primer papel moneda
usado como medio de pago fueron los títulos de la
deuda.

En 1818 se crea la Caja Nacional de Fondos de
Sudamérica, la cual emite "papeles" de uso monetario. En
1826 una "corrida" de los depositantes causó su quiebra. Primera
"bicicleta" especulativa (otro síntoma anticipatorio).

La primera "deuda externa" se
contrata en 1824 con la Banca Baring
(Inglaterra) y el
pago final se efectúa en 1904 (ochenta años
después; otra señal significativa).

En 1827 el Banco Nacional se
convierte en el gran financista a través del recurso
fácil de la emisión. El 1836 se cierra el Banco
Nacional, sepultado bajo una deuda que cuadruplica el valor de su
capital y
depósitos. El Estado se
hace cargo de los pasivos (comienza la "nacionalización"
de las pérdidas).

Entonces se crea la Casa de Moneda, para la emisión de
billetes. Comienza la fuerte emisión sin respaldo. Entre
1826-1840 el peso se devalúa un 2.100% (un rasgo
característico del "ser nacional").

Si en apenas treinta años de historia -supuestamente-
nacional, ya estaban expuestos los "atavíos"
económicos que vestirían y desnudarían el
"mito del país rico" (una y otra vez, sin solución
de continuidad), poco tiempo después (1857) se inician las
"consolidaciones de deuda" y "reprogramaciones de pagos" del
crédito
extranjero (empréstito Baring).

En 1863 nuevos préstamos en Londres (la
"auténtica" Madre Patria) sirven para tapar las
vergüenzas nacionales y continuar la ficción
económica. En 1864 y 1868 otros empréstitos en la
City londinense suman y siguen.

En 1864 se establece la primera "convertibilidad" (se inicia con la Ley de
Conversión del Papel Moneda), pero en 1876 la Oficina de
Cambio tuvo
que cerrar y el papel moneda fue declarado inconvertible. En
1881, comienza el segundo período de convertibilidad (1 a
1; otro síntoma), que se suspende en 1885 (por dos
años). La "solución" fue una Ley de Bancos
Garantidos que en 1887 autorizaba a ciertos bancos a emitir
moneda con garantía de la Nación
(todo un hallazgo).

En 1873 se produce una crisis mundial por especulación
financiera desatada en Londres que tiene su correlato local
(1874) con una crisis por cédulas hipotecarias y
propiedades que provocan una caída del 50% en el valor de
los activos.

Pronto las emisiones quedaron sin respaldo. Entre 1887 y 1894
llegaron a emitirse 191 clases de monedas diferentes (un record
digno del Libro
Guinness).

Continuando el "devenir" nacional, entre 1880 y 1890 la deuda
externa pasó de 86 millones a 335 millones de pesos
fuertes. Como la fiesta no es eterna, la prosperidad, el derroche
y la especulación se trocaron en pánico,
rencor y caos. En consecuencia en 1890, el Banco Nacional
comunica a la Casa Baring la imposibilidad de seguir pagando los
servicios de
la deuda. La Argentina entra en "default" (aunque entonces no se
conocía ese término, que más adelante
llegaría a formar parte del lenguaje
cotidiano de los sufridos habitantes del Río de la
Plata).

Recién en 1890 el Congreso sanciona la Ley creando la
Caja de Conversión (tercera convertibilidad), unificando
la emisión monetaria en una sola institución. Por
culpas propias o ajenas (si todos los deudores eran como la
Argentina, estaban apañados), la Casa Baring quiebra y los
"eternos" pedigüeños" son recibidos por un
comité de banqueros encabezado por el Barón
Rothschild (¿se podía pedir más?).

En 1891 se producen nuevas corridas bancarias y
suspensión de operaciones. Se
crea el Banco Nación
(el Banco Nacional fue liquidado). En 1892 se entra en una
virtual cesación de pagos internacionales. El "arreglo
Romero" (1893) procura una reducción de tasas y pago fijo
(lo que también puede reconocerse como un adelanto de
futuras actuaciones).

Recién en 1899 se establece una nueva convertibilidad
(la cuarta), con una relación de 1 a 2,27. En 1914 el
estallido de la guerra mundial
provoca una corrida bancaria que el gobierno intenta
resolver con un feriado bancario (una semana) y suspendiendo las
operaciones de la Caja de Conversión. Se sanciona la Ley
de Redescuentos (el Banco Nación actúa como un
Banco Central).

La Caja de Conversión vuelve a ponerse en
funcionamiento (quinta convertibilidad) en 1927, hasta que la
crisis de 1929 pone fin a la convertibilidad.

Se repite el mecanismo de la crisis de 1873, 1885, 1890 y
1913: aumento de las tasas de
interés internacionales, fuga de capitales,
pérdida de reservas, cierre de la Caja de
Conversión (todo un clásico).

La Argentina mantiene su cultura
económica rentística, centrada en la
valoración de la tierra, los
empréstitos extranjeros y la inserción tradicional
en los mercados
mundiales, sobre todo el inglés (si cambiamos el Reino
Unido por los Estados Unidos.
todo sigue igual).

En 1931 Gran Bretaña abandona el patrón oro. Se
autoriza al Banco Nación para otorgar redescuentos a los
bancos comerciales y el economista Raúl Prebish "crea" el
control de
cambios (un "touch" muy argentino). En 1933 se desdobla en
mercado de
cambios (otro "detallito" autóctono muy
característico y reiterativo).

En 1935 otro economista, Federico Pinedo (junto con Prebish)
crea el Banco Central. La emisión era respaldada en un 25%
con oro y divisas. Se funda
el Instituto Movilizador de Inversiones
Bancarias (un embrión del "banco malo"; ¿qué
tal?). Se trató de una verdadera operación de
rescate del sector bancario (un modelo de anticipación
global).

En 1946 se "nacionaliza" el Banco Central y todos los
depósitos del sistema bancario.
En 1947 el presidente Perón paga
totalmente la deuda externa y declara la "independencia
económica". En 1948 comienzan los controles de precios (otra
nota imperecedera del folklore
nacional).

En 1949 comienza el "racionamiento" de divisas (permisos
previos de importación y cambios múltiples), se
"libera" al Banco Central de mantener el 25% de reservas con
respecto al dinero en
circulación y queda abierto el camino de la emisión
para cubrir el déficit público. Finalmente el
Estado "mete
mano" al sistema de pensiones sustituyendo el efectivo por
bonos
estatales.

En 1955 vuelve Prebish (de larga actuación en la
década del 30), se da marcha atrás a la
"nacionalización de los depósitos", se favorece una
apertura a las inversiones extranjeras, se ingresa en el Fondo Monetario
Internacional y se proclama el retiro de la
intervención del Estado en la economía. Nace el
"Club de París" (donde la Argentina ya es socia
"vitalicia".).

En 1958 (gobierno de Arturo Frondizi) el déficit
público alcanza el 9% del PIB. Fuerte
emisión, alto endeudamiento interno y externo. El gobierno
pide ayuda al FMI. En 1959 por
primera vez en el siglo la inflación alcanza los tres
dígitos (114%).

En 1962 el ministro de Economía, Álvaro
Alsogaray, en medio de una fuerte restricción fiscal y
monetaria impone un empréstito forzoso (Bono 9 de
Julio).

En 1963 el gobierno de Humberto Illia (con Eugenio Blanco de
ministro de Economía) establece un mercado de cambios
controlado pero flexible ("crawling peg").

En 1969 durante el gobierno del General Onganía
(militar golpista que había depuesto al gobierno
democrático de Illia) nace el Peso Ley 18.188 (se quitan
dos ceros al anterior).

En 1970 bajo el gobierno del General Levingston (sucesor
militar de Onganía) se restablecen los habituales
controles de precios y (por primera vez) se restringe el consumo de
carne en Argentina (veda de carne).

En 1971 Estados Unidos suspende la convertibilidad del
dólar. Se devalúa el dólar en 1971 y 1973.
La OPEP suspende la
venta de petróleo en 1973 (embargo petrolero) a
consecuencia de la guerra del Yom
Kippur.

En 1974 bajo el gobierno de Perón el congelamiento de
precios y salarios comienza
a trastabillar. Se produce desabastecimiento y se incrementa el
mercado negro (un comportamiento permanente y reiterativo del ser
nacional).

Muere Perón y lo sucede (como Presidente) su esposa
"Isabel". Su ministro de Economía (Gómez Morales)
comienza gestiones ante el FMI (rompiendo con otro de los
mitos
peronistas).

En 1975 se produce una devaluación de la moneda del 50% y el
mercado negro alcanza el 40% de la economía (lo
dicho).

El siguiente ministro de Economía (Celestino Rodrigo)
en sólo 50 días provoca una devaluación del
100%, aumento de la gasolina del 100%, de la energía
eléctrica del 76%, del transporte del
80 al 120% y de las tasas de interés
del 50% (repito, todo ello ocupando la cartera de economía
por un período de 50 días; anda, que si se queda
más.).

Los sindicalistas responden al "Rodrigazo" (así lo
bautizó el sentir popular), convocando por primera vez a
un gobierno peronista, una huelga general
de 48 horas.

En julio se alcanza la hiperinflación, con un 476% anual. Arranca
la "indexación de la economía" (que, con sus
más y sus menos, duró 20 años).

Isabel abandona el poder "transitoriamente"; la sucede
Ítalo Luder que, con Antonio Cafiero como ministro de
Economía obtiene el apoyo del FMI. El déficit
público alcanza el 13% del PIB.

En 1976 la emisión monetaria resulta imparable. Los
militares deponen al "impotente" gobierno de Isabel
Perón.

Asume el General Videla y nombra ministro de Economía a
José Alfredo Martínez de Hoz. El año cierra
con un 444% de inflación (nivel nunca alcanzado en
Argentina).

De la mano de los militares, Martínez de Hoz impulsa
una vigorosa apertura generalizada de la economía. Se
liberan los precios pero se mantienen congelados los salarios.
Rebaja generalizada y unilateral de los aranceles (que
son utilizados como herramienta para "domar" la
inflación). El déficit público alcanza el
14% del PIB. El programa recibe
el apoyo del FMI (300 millones de dólares) y de la banca
privada internacional (1.000 millones de dólares).
Comienza la "danza de la
deuda externa".

En 1977 se establece una de la piezas claves del programa
económico: la Ley de Entidades Financieras
(liberación del mercado de
capitales; se liberan las tasas de interés pero se
mantiene la garantía de los depósitos). Se inicia
la financierización de la economía. Arranca la
"bicicleta" financiera (una contribución argentina al
modelo global, también un anticipo del fracaso por
venir).

En 1978 se alcanza una dimensión hipertrófica
del sistema
financiero. La Argentina se convierte en el reino de la
especulación (un "experimento" mundial, en escala de
laboratorio).

Para "ahogar" la inflación se crea la "Cuenta de
Regulación Monetaria". Se dispone un "efectivo
mínimo" equivalente al 45%, sobre el que el Banco Central
pagaba intereses (un interesante negocio para los bancos, sin
ningún tipo de riesgo por
préstamos).

El ministro Martínez de Hoz impulsa las tres medidas
claves: la liberación de la entrada y salida de capitales,
el nuevo programa de reducción de aranceles y la instrumentación de "la tablita". El ritmo
descendente de la devaluación de la moneda -anticipado en
8 meses- empieza a funcionar como un generador de atraso
cambiario. Comienzan a aparecer los efectos no deseados del
modelo. Llega la era de la "plata dulce" (la ficción
financiera hacía que el dólar resultara muy barato
a los argentinos).

En 1980 el Banco Central interviene el BIR (la primera entidad
bancaria privada del país). Se inicia la "cuesta abajo"
del modelo desregulador, privatizador y financiero.

El Banco Central dicta la Resolución 1.050 (pieza
célebre) por la cual se establecen los préstamos
con cláusula de actualización del valor del
capital.

Se intervienen los Bancos Oddone, de los Andes e Internacional
(que representaban el 20% de todos los depósitos bancarios
privados). Para fines de 1980 el Banco Central había
liquidado 30 entidades financieras (toda semejanza con la
situación mundial actual debe ser interpretada como un
"pequeño" anticipo).

El Banco Central reduce los efectivos mínimos al 10% y
otorga abundantes redescuentos. Entre 1980 y 1982 la crisis
generó un costo fiscal
estimado en el 50% del PIB de Argentina.

En 1981 el General Viola, que sucede al General Videla, nombra
ministro de Economía a Lorenzo Sigaut, que tendrá
la misión de
abandonar la "difunta" tablita. La moneda se devalúa un
30%. Una reforma financiera inspirada por Domingo Cavallo
(sí, el "ínclito") provoca otra devaluación
del 30%, volviendo al desdoblamiento del mercado de cambios (uno
comercial, oficial y otro financiero, libre).

El ministro Sigaut promete subsidios para compensar a los
empresarios endeudados en dólares. Marcando el inicio de
la transformación de la deuda privada en deuda
pública (tarea que continuaría -oportunamente-
el "célebre" Cavallo con brío y frivolidad).

En 1982 el General Galtieri reemplaza al General Viola (el
"baile" de los Generales) y nombra ministro de Economía a
Roberto Alemann. La guerra de las Malvinas hace
saltar por los aires cualquier intento de equilibrio
fiscal (tan caro a la filosofía del ministro, casi su
única meta). El dólar pasa de 10 a 24 pesos entre
enero y junio.

El fin de la guerra de las Malvinas (una clamorosa derrota)
concluye con el gobierno de Galtieri que es reemplazado por el
General Bignone (otro militar del "Proceso").
Dagnino Pastore al ministerio de Economía y Domingo
Cavallo al Banco Central. En tan sólo 52 días
Cavallo igual se dio tiempo para asegurar el cambio para las
deudas de las empresas a la
paridad de $ 15,75 y nuevamente desdobló el mercado
cambiario.

Jorge Wehbe (por tercera vez ministro de Economía)
reemplaza a Pastore y Lucio González del Solar sucede a
Cavallo al frente del Banco Central, terminando de "licuar" las
deudas privadas.

En 1983 nace el Peso Argentino con cuatro ceros de menos que
el anterior y 2 años de vida.

Simultáneamente estalla la crisis de la deuda mundial
(626.000 millones de dólares). Argentina se encuentra en
virtual cesación de pagos. La inflación alcanza el
165%. El dólar pasa de $ 10 a $ 68. Nuevo acuerdo "stand
by" con el FMI.

En 1984 con el regreso de la democracia
(gobierno de Raúl Alfonsín), se procura una
moratoria internacional. El ministro de Economía (Grispun)
dispone la suspensión del pago de los intereses de la
deuda hasta junio de 1984, para evaluar su monto y legitimidad.
El objetivo del
gobierno era que los pagos no superaran el 15% de las exportaciones.

El país recibe un "crédito puente" de 500
millones de dólares de varios gobiernos. Sobre finales del
año se alcanza un nuevo acuerdo con el FMI y
posteriormente con los bancos privados extranjeros. El año
se cierra con una inflación del 688%, mientras el
dólar había pasado de 23 a 179 pesos.

En 1985 (con Sourrouille, como ministro de Economía) se
establece el "Plan Austral": no
emitir dinero para financiar el gasto
público, congelación de precios, tarifas y
tipo de
cambio. Nace el "Austral" (nuevo signo monetario). Uno por
mil unidades de la vieja moneda. Se dispone una
devaluación del 18% (cambio de US$ 1 por 0,80 australes).
Se pone en marcha el "desagio" (desindexación de las
cláusulas contractuales económicas). Reforma
tributaria. Progresiva reforma del Estado (como objetivo a
posteriori). Un éxito
inicial "impactante".

En 1986 del congelamiento se pasa a los "precios
administrados" (la magia comienza a resquebrajarse). En 1987, el
panorama económico se complica; Brasil se declara
en "default".

Nueva política salarial
(con piso y techo de negociación) y flexibilización de
precios. Quinta versión del Plan Austral (con medidas
económicas de corte clásico). Nueva
negociación con el FMI.

El gobierno no logra el equilibrio (1988). A partir de abril
se entra en una virtual cesación de pagos con el exterior.
En agosto nace el "Plan Primavera". Desdoblamiento del mercado
cambiario. Acuerdo de precios por 180 días. Las
negociaciones con el FMI y acreedores internacionales se
interrumpen. En septiembre del Banco Mundial
otorga 1.300 millones de dólares.

En febrero de 1989 el Banco Central se "retira" del mercado de
cambios. En enero se pagaban 17 australes por dólar, en
junio, 535 australes por dólar (en 6 meses un incremento
del 2.100%). Había estallado la hiperinflación.

Al igual que en todas las demás situaciones, la
hiperinflación tuvo en Argentina un largo período
de gestación, que se remontaba por lo menos hasta los
inicios de la década de 1970. A través de
más de quince años, los desequilibrios de la
economía estuvieron bordeando el descontrol, hasta que,
finalmente, en ese agitado mes de mayo de 1989 los precios al
consumidor
aumentaron un 78,5%, marcando el inicio formal de uno de los
peores momentos de la historia económica del
país.

Para la población, los aumentos de precios se
convirtieron rápidamente en una obsesión y el
principal y casi excluyente tema de conversación. Pero el
gobierno estaba lejos de poder detener una hiperinflación
que avanzaba de modo meteórico. Eso recién
ocurriría de una manera efectiva casi dos años
después, con otro gobierno y tras cinco ministros de
Economía derrotados en el intento.

Antonio Tróccoli, un viejo dirigente radical, que
había sido ministro del Interior de Alfonsín,
encontró un modo singular de caracterizar el momento:
"sólo queda rezar".

Virtualmente así era, pero tanto los dirigentes
políticos como la población esperaban algo
más y lo único a mano eran los controles de
precios, que, aunque acumulaban una larga lista de fracasos,
acreditaban el éxito inicial del Plan Austral.

De modo que el gobierno fue pasando raudamente por listas de
precios máximos de efímera duración, un
congelamiento de precios previo a las elecciones que casi no
existió y un sistema de precios "concertados" con ajustes
semanales, con el que llegó hasta el final del mandato.
Como era obvio, ninguna de estas medidas podía ordenar
semejante caos, pero al menos permitía mantener cierto
activismo público e inducir un mínimo punto de
referencia en los mercados.

El desequilibrio en los precios pronto comenzó a
manifestarse en situaciones de desabastecimiento, que no
hacían más que agravar el panorama, dado que la
población procuraba hacerse de "stocks" de los productos no
perecederos y, con ello, aumentaba artificialmente la demanda.

Alfonsín vencido en las urnas, incapaz de resolver los
problemas
económicos, e impotente ante los saqueos, adelanta el
traspaso presidencial.

Asume la presidencia Carlos Menem. Se
promulga la Ley de Emergencia Económica. Se dispone la
Reforma del Estado. En noviembre llega un nuevo acuerdo con el
FMI (1.500 millones de dólares). Desaparece el
justicialismo (peronismo) y
comienza el menemismo (cocina de autor).

Diversos planes económicos (Plan B&B, con el
ministro Roig; Plan BBII, con el ministro Rapanelli; Plan de
ajuste, con el ministro Erman González) no consiguen
remitir la inflación, que alcanza el 5.000% (sí, ha
leído bien). El pánico se apodera de la
población (es lo único que les queda).

En 1990 la respuesta a una corrida sobre los bancos es la
"conversión forzosa de los depósitos" (Plan Bonex).
Se transforman en bonos el 60% de la masa monetaria.

En 1991 el presidente Menem nombra ministro de Economía
a Domingo Cavallo (hasta entonces Canciller). Se promulga la Ley
de Convertibilidad.

El esquema de la convertibilidad era sencillo. El Banco
Central vendería al tipo de cambio establecido todas las
divisas que le fueran demandadas y debería retirar de la
circulación todos los australes recibidos en pago. A su
vez, podía comprar a precios de mercado todas las divisas
que se le ofrecieran, haciendo uso de la emisión si fuera
necesario.

Simultáneamente, se establecía que las reservas
internacionales en oro y divisas extranjeras debían ser
por lo menos iguales a la base monetaria, que es la suma de la
moneda en circulación más los depósitos de
los bancos en el Banco Central como reservas de liquidez.

Llevó un poco de tiempo explicar a la opinión
pública por qué un mecanismo en apariencia tan
simple iba a resolver una tendencia recurrente a la
hiperinflación que parecía sin solución.
Tampoco los legisladores se mostraban al principio muy
convencidos.

La clave era que el gobierno se comprometía a emitir
moneda sólo en la medida que comprara divisas y
debía retirar de la circulación todo el circulante
que recibiera cuando las vendía. La piedra angular era que
cesaba toda emisión monetaria con destino a financiar el
gasto público y el Banco Central quedaba transformado en
una simple Caja de Conversión.

En otros términos, se trataba de un mecanismo forzoso
para que el Estado abandonara la emisión espuria de
moneda. Algo que la abrumadora mayoría de los
países del mundo había logrado sin llegar a
situaciones ni decisiones tan extremas.

Completando el diseño
y para evitar que la inercia de la inflación destruyera el
nuevo modelo, la ley preveía el cese de todos los
mecanismos de indexación existentes en la
economía.

Durante el período 1992-1994 se registra un tramo
exitoso de los postulados económicos: apertura del
comercio
exterior, desregulación, libertad
económica, flexibilización del mercado de
capitales, privatización.

El esquema básico de la convertibilidad más la
privatizaciones facilitan una cuantiosa entrada de
capitales del exterior, lo que permite alcanzar el equilibrio
fiscal, sostener el tipo de cambio y bajar la inflación.
Como efecto no deseado, aparece el saldo negativo de la balanza
comercial.

A partir de enero de 1994 se complica el "invento". La FED
comienza a incrementar las tasas de interés. En diciembre,
en México
(otro país, deuda dependiente), estalla el "tequilazo".
Los argentinos (más rápidos que el hambre)
comienzan a derrumbar el "castillo de naipes". De diciembre de
1994 a mayo de 1995 retiran una quinta parte de los
depósitos. El proceso es acompañado por una masiva
fuga de capitales.

Cavallo (el "milagroso") pide "socorro" al FMI (2.400 millones
de dólares), que junto con el BID y el BM totalizan 4.200
millones de dólares. En alguna medida se logra "restaurar"
el equilibrio. Aparentemente la convertibilidad se había
salvado.

En 1996 el gobierno emitía bonos por 11.000 millones de
dólares anuales para sufragar el déficit fiscal,
ingresos que
se completaban con los provenientes de las privatizaciones de las
empresas públicas y el endeudamiento privado en el
exterior.

En junio de 1996 Menem reemplaza a Cavallo por Roque
Fernández. El colchón de la deuda permite al
gobierno superar la crisis asiática de 1997. En 1998 llega
la crisis rusa y los mercados internacionales se cierran.

A fines de 1998 la deuda externa alcanzaba los 139.000
millones de dólares y los intereses representaban 10.000
millones de dólares anuales.

Así y todo, en un discurso
"mesiánico y demagógico" ante la asamblea del
FMI/BM, el presidente Menem expresa que Argentina está en
el primer mundo (?) y que es una potencia (?)
(sic).

Eludiendo cualquier cambio de fondo, el gobierno optó
otra vez por redoblar la apuesta y procurar convencer al mundo
que Argentina era un caso diferente. La estrategia de la
diferenciación tuvo su punto culminante cuando el
Presidente logró un espacio inusitado en la asamblea anual
conjunta del FMI y el Banco Mundial. Hablando en la sesión
inaugural -el 6 de octubre de 1998- frente a un auditorio colmado
que acababa de escuchar al presidente Clinton, Menem
destacó los logros de su gobierno e invitó al resto
del mundo a seguir el camino de Argentina para superar la crisis
internacional. Más aún, como prueba de fortaleza
aumentó en mil millones de dólares la cuota del
país ante el FMI. Fue ovacionado.

A pesar de tan surrealista auto elogio el gobierno entra en
una era de sombra. La convertibilidad se desvanece, los costos sociales
se profundizan y los escándalos se multiplican. Se inicia
la recesión (vieja conocida de los argentinos).

En 1999 Brasil devalúa su moneda (dejando flotar el
cambio). Mientras, Menem huye hacia adelante y propone la
"dolarización", y no sólo de la
Argentina, sino de todo el Mercosur (?).

El presidente del Banco Central (Pedro Pou) propone un tratado
de asociación monetaria con Estados Unidos (?). Larry
Summers (el mismo que está en el epicentro de la actual
crisis financiera mundial), le contesta (eufemísticamente)
que la dolarización es. "sexy". pero que tiene sus dudas.
Finalmente el gobierno desecha la idea.

Menem entrega el gobierno a Fernando de la Rúa (nuevo
presidente electo). La economía está en una crisis
profunda. Los vencimientos de la deuda eran impagables y el
mercado internacional de capitales continuaba inaccesible para
Argentina.

El panorama se agravó cuando, pocos días
después, el célebre financista internacional George
Soros declaró a la prensa que el
peso argentino estaba sobrevaluado.

Aunque -por convicción o cautela- la mayoría de
los economistas se manifestaban contrarios a una
devaluación, algunos de los más prestigiosos a
nivel internacional se animaron a plantear con bastante claridad
lo crítico de la situación.

Uno de ellos, Paul Krugman, un famoso académico.,
también coincidió en que el peso estaba
sobrevaluado. Cuando el periodista que lo entrevistaba le
preguntó: "¿La convertibilidad puede durar 4
ó 5 años más?", contestó sin dudar:
"Yo estaría muy sorprendido si persistiera en el
tiempo".

Jeffrey Sachs, otra estrella de la economía
mundial., que también fue convocado a comentar las
afirmaciones de Soros, dijo:

Probablemente está expresando una opinión muy
generalizada entre los inversores sobre Argentina (.) Por muchos
años mi visión ha sido que el peso estaba
sobrevaluado. Esto significa que Argentina es un país muy
caro en dólares, comparado con otros países de
similares niveles de tecnología y productividad (.)
Si Argentina no estuviera atada a la convertibilidad, el peso se
devaluaría entre un 20 y un 25 por ciento.

Así y todo tanto el gobierno como los empresarios se
"aferraban" a la convertibilidad como a un clavo ardiendo.

En el año 2000, el ministro de Economía
Machinea, lanza una profunda reforma impositiva (el
"impuestazo"), respaldado por el FMI, que en un nuevo acuerdo
concede un crédito "precautorio" (?) de 7.200 millones de
dólares (un tipo de crédito que se otorga pero que
no puede usarse; una ficción para otra ficción).
Anteriormente, en abril de 1999, ya el FMI había concedido
al gobierno de De la Rúa una "línea de
crédito contingente" (no hay nada nuevo en "el cielo
protector" del Fondo Monetario.).

Hacia noviembre el "Plan Gamma" ya había tomado forma a
través de un documento secreto. El plan contemplaba dos
escenarios. En el primero, el gobierno reestructuraba su deuda,
no se producía una corrida bancaria y la convertibilidad
sobrevivía. En el segundo, la corrida tenía lugar y
la convertibilidad colapsaba.

La burocracia del
FMI no estaba nada dispuesta a tomar este riesgo sobre sus
espaldas, de modo que la solución se fue encaminando hacia
un nuevo acuerdo de tipo convencional. Las condiciones exigidas
para ese acuerdo aumentaban la tensión política y
social, pero el gobierno ya estaba embarcado en un camino sin
retorno. En un breve mensaje personal, el 9 de
noviembre De la Rúa anunció nuevas medidas de
ajuste.

El apoyo del FMI llegó a la mañana siguiente en
la voz del propio director gerente, Horst
Kölher: "Los pasos anunciados por el presidente De la
Rúa anoche demuestran su fuerte liderazgo y
representan un significativo fortalecimiento de la política
económica argentina como también una evidencia
más del compromiso con el tipo de políticas
que se han seguido tan exitosamente por más de una
década" (como siempre, el FMI no acierta ni cuando
rectifica).

El 24 de noviembre el gobierno enfrentó un nuevo
paro general,
mientras los mercados contenían el aliento en espera del
resultado de las negociaciones con el FMI.

Finalmente, el 18 de diciembre el paquete se hizo realidad
bajo la forma de una ayuda sin precedentes denominada "blindaje",
que configuraba un monto global en dólares de 39.700
millones, aportados por el FMI (13.700 millones), el BID y el
Banco Mundial (2.500 millones cada uno), las AFJP locales (3.000
millones), el gobierno de España (1.000 millones), los
principales bancos locales (10.000 millones) y un mecanismo de
canje de la deuda (7.000 millones).

La magnitud de la operación era la respuesta a una
realidad acuciante y fue vista por muchos analistas -en especial
en el exterior- como una "última oportunidad" de sostener
la paridad uno a uno del peso con el dólar.

El año concluyó bastante peor de lo que se
había previsto. La economía se achicó un
0,8% y en los sectores industrial, agropecuario y de la construcción la recesión fue incluso
bastante más fuerte. La inversión cayó casi un 7%,
acumulando en dos años un 20% de retracción.

En 2001 previo paso por el ministerio de Economía de
López Murphy (otro de los ministros de corto plazo),
regresa (nuevamente) Domingo Cavallo -el "incombustible"- (a los
10 años de "su" convertibilidad). Entre todas las medidas
desesperadas Cavallo "inventa" el Lecop (un bono para las
provincias; una "cuasi" moneda). El FMI concede 8.000 millones de
dólares. La situación se torna insostenible.

A la fuga de depósitos el gobierno responde con la Ley
de Intangibilidad de los Depósitos y el 1º de
diciembre se dispone el congelamiento de los depósitos
bancarios. Ha llegado el "corralito" (con "copy right" argentino,
para el mundo mundial).

El "corralito", que establecía que no se podían
realizar extracciones en efectivo superiores a los US$ 250
semanales por cuenta, mientras que los depósitos a plazo
fijo eran convertidos en depósitos a la vista a medida que
se producía su vencimiento.
El dinero
inmovilizado en los bancos podía ser utilizado mediante
emisión de cheques o a
través de tarjetas de
débito o crédito. El 30 de noviembre, día
anterior a la imposición de la medida, los depositantes
del sistema financiero habían retirado en una sola jornada
1.500 millones de dólares.

La estructura del
corralito seguía la filosofía de huida hacia
delante propia de casi todas las medidas del período. En
los 16 días posteriores a su implantación se
registró la apertura de 600.000 nuevas cuentas
bancarias, con lo que -aunque a menor ritmo- los retiros de
depósitos continuaron. Miles de nuevos titulares de
cuentas se abalanzaban a retirar 250 dólares semanales. El
fenómeno fue conocido como el "goteo".

Junto a las medidas sobre la disponibilidad de los
depósitos, se impuso un severo control de cambios que
paralizó las operaciones de comercio
exterior.

En la práctica, la convertibilidad había dejado
de existir y sólo se conservaba una ficción.
Así lo entendió el FMI, que en esos días
anunció la suspensión de sus desembolsos y
opinó públicamente que consideraba que la
combinación de déficit fiscal, deuda pública
y régimen cambiario ya no era "sostenible".

Como es conocido, el presidente De la Rúa
renunció el 20 de diciembre, en medio de graves
alteraciones del orden público y, luego de un breve
interinato, fue sucedido por Adolfo Rodríguez Saá,
cuyo principal acto de gobierno fue la declaración de
"default" de la deuda externa.

El balance del año 2001 es propio de una
economía en situación de colapso. El PBI se
contrajo un 4,4%, siguiendo un derrotero de declinación
que se agravó a medida que transcurría el
año. En los últimos meses de éste la
actividad económica retrocedía a un equivalente
anual del 11 por ciento.

A lo largo del año, los depósitos en el sistema
financiero se redujeron en 20.854 millones de dólares, es
decir que se perdió aproximadamente la cuarta parte del
total. A partir de mediados de año varios importantes
bancos del sistema agotaron sus recursos propios
para atender los retiros de los ahorristas y el Banco Central
comenzó a auxiliarlos mediante crecientes préstamos
(denominados operaciones de pase y redescuento). La
contracción del sistema se tradujo en una
disminución de casi 12.000 millones de dólares en
el "stock" de préstamos al sector privado.

El déficit total del sector
público ascendió a la sideral suma de 17.000
millones de dólares, la deuda pública se
elevó a 144.000 millones de dólares y se perdieron
12.371 millones de las reservas internacionales, es decir el 46%
de las que existían al comienzo de la crisis.

El país se inundó de títulos provinciales
que circulaban como moneda corriente y que llegaron a totalizar
unos 8.000 millones de dólares: Lecop, Patacón,
Lecof, Federal, Cecacor, Bocado, Quebracho Boncafor, Petrom y
algunos más incorporaron, junto con un nuevo
léxico, una anarquía monetaria similar a la de
fines del siglo XIX.

En el plano social, el desempleo
ascendió al 18,3% y la población por debajo de la
línea de pobreza
llegó al 38% del total.

Los bancos permanecían cerrados sin capacidad de
devolver los depósitos. Las exportaciones paradas, las
importaciones
atascadas. El Estado en quiebra y las monedas provinciales bajo
la forma de bonos representaban dos terceras partes del dinero en
circulación. La fuga de depósitos extranjeros
había reducido las reservas internacionales a la mitad
(como en el crack del 29 o si se quiere algo más
folklórico, un regreso a los antepasados, previos a
1853).

En 2002, asume Duhalde (y Remes Lenicov, como ministro de
Economía). Temen salir de la convertibilidad por el riesgo
de provocar un proceso hiperinflacionario (otra vez).

A pesar del riesgo, se dicta la Ley de Emergencia
Económica que pone fin a la convertibilidad y establece la
"pesificación" de la economía (cambio oficial 1 US$
por 1,40 pesos, más otro mercado libre). La
población establece una "carrera de vivos" con el
gobierno. Unos, por sacar todo el dinero posible de los bancos y
los otros, por evitar el colapso de los depósitos.

Del "corralito" se pasa al "corralón". Llegan las
medidas de amparo judicial
(una cascada imparable). La población le hace un "cacerolazo" a
Duhalde (otro invento de Argentina para el mundo).

El 19 de enero de 2002 Duhalde anuncia la
"pesificación" completa. Al FMI la pesificación le
resultaba aceptable (lo mismo Juana, que su hermana.), si no
entrañaba costo fiscal. Por temor a la reacción
popular el gobierno dispone la pesificación
"asimétrica" (nadie se quería quedar del lado malo
de las vías del tren.).

Remes renuncia y llega Lavagna al ministerio de
Economía. A finales de 2003 el gobierno presenta la primea
propuesta de reestructuración de la deuda externa con una
quita del 75%. Las necesidades de liquidez bancaria eran
atendidas con emisión monetaria. Se mantenía la
flotación cambiaria. Se dispone una Ley "antigoteo" para
detener la salida de depósitos a través de amparos
judiciales.

En mayo, Lavagna lanza un plan de "bonos voluntarios", luego
anuncia que no habrá más redescuentos. Se produce
el cierre de algunos bancos. Llega Kirchner a la presidencia del
gobierno y mantiene a Lavagna al frente de Economía.

Se presenta el plan definitivo de reestructuración de
la deuda externa:

75% de quita sobre 94.302 millones de dólares

Intereses del 0,5% al 5%

Plazos de 8 a 42 años

En 2005 se canjean 152 tipos de bonos en 6 monedas diferentes
de 2024 a 2038 y 2045, por 3 nuevos bonos.

El 76% de los acreedores aceptaron el canje (un 20% eran los
fondos privados de pensiones argentinos – AFJP).

Este proceso de reestructuración de la deuda externa,
el ahorro
generado por la pesificación de parte de la deuda
pública y la nueva deuda emitida para compensar a los
ahorristas y bancos ha hecho que se pasara de una deuda total de
144.453 millones de dólares en diciembre de 2001 a 126.567
millones en marzo de 2005. El peso de la deuda sobre el conjunto
de la economía -aunque todavía elevado-
disminuyó sustantivamente y los servicios de
interés pasaron a representar el 10% de los ingresos del
gobierno, cuando previamente eran el 22%. En la nueva estructura
de la deuda, más de la tercera parte de la misma
quedó denominada en moneda nacional.

El proceso de normalización de la economía
incluyó también retirar de la circulación
alrededor de 8.000 millones de pesos en bonos provinciales que
circulaban como moneda, con lo que el país quedó
reunificado monetariamente.

Rendición (Tango cósmico, en dos actos – y II
-)

Luego de más de 20 años en el exilio y de haber
apostado por vivir (supuestamente) en una parte del mundo
más predecible, transparente, sostenible y ética.
vengo a descubrir (tarde y mal) que al fin. nada es cierto.

¿Amargura? No, pena.

De un país de fracasos desmesurados he pasado al
descalabro global del sistema económico capitalista (esta
vez, sin escapatoria planetaria). La sumatoria de desaciertos,
intentos fallidos, inventos
mesiánicos, dogmas desatinados, torpezas o dislates, que
han caracterizado la historia económica argentina, se ha
propagado por el mundo en una globalización siniestra del descalabro y la
decepción.

Si Argentina pudiera cobrar "derechos de
autor" por sus diversos y desastrosos modelos
económicos, a tantos "usuarios" internacionales, tal
vez hoy, podría ser un país "fracaso-dólar",
resolver su problema de la deuda "eterna" y sobrarle para hacer
inversión
extranjera directa (mira tú por donde.). Un "Fondo
Soberano" del absurdo.

En uno de sus pocos aciertos (tal vez el único) la
presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner (Ms.
Botox, la Virreina del Plata), dijo que Obama era como
Perón, pero que aún no se había dado cuenta.
(todo se andará, cuestión de tiempo).

Por buscar paralelos personales podríamos asemejar a
Berlusconi con Menem (basta ver sus escándalos
matrimoniales y de faldas o rastrear entre sus frivolidades y
bufonadas).

Otro parecido interesante podría darse entre
Rodríguez Zapatero y De la Rúa (incapacidad,
impotencia, falsedad, majadería y memez). Personajes entre
Peter Pan y Alicia en el País de las Maravillas. Bobos
solemnes. Errores democráticos.

En el archivo de
"sexo, mentiras
y cintas de video" no puedo
dejar de destacar (otros que merecerían el DNI argentino)
a Sarkozy, Brown o a Gyurcsany (no me olvido de Blair, que se nos
fue, pero aún me guía.)

Si de la política pasamos a la economía,
cómo no equiparar a Martínez de Hoz con "burbujita"
Greenspan o a Cavallo con "helicóptero" Bernanke. Grandes
"desreguladores". grandes "empapeladores". (profetas de fracasos
anunciados).

También encuentro correlación entre Lucio
García del Solar (licuación de las deudas) y
Paulson o entre Pedro Pou (tratado de asociación monetaria
con EEUU) y Geithner.

Entre la inepcia y la idiocia. La lista podría
continuar.

Para comenzar, les presento algunos artículos
periodísticos sobre el esperpento (casi "familiar",
digamos), que ayudan a poner "letra" al segundo acto del "Tango
cósmico". La "música" sigue siendo argentina. O
sea.

Pasen y lean. Pueden juzgar por ustedes mismos (o marcarse un
tango, si lo desean).

– Berlusconi amenaza a los medios con
represalias por la cobertura de sus "errores" (ABC –
5/4/09)

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, amenazó
a los medios de su país con "acciones
duras" por sus "calumnias" en informaciones sobre sus supuestos
errores en las diversas cumbres de esta semana, informan hoy
todos los diarios.

A las ya conocidas excentricidades de Berlusconi, el
mandatario italiano sumó esta semana dos momentos
analizados por los medios italianos hasta la saciedad, en algunos
casos calificados como ridículos y en otros como
errores.

A la pregunta de un periodista de cuáles serían
sus acciones de represalia, Berlusconi respondió:
"¿pero usted piensa que si yo digo que no se vea
más una televisión u otra no hay nadie que me siga
en Italia?".

La última de sus excentricidades analizadas por la
prensa ocurrió ayer, cuando la canciller alemana,
Ángela Merkel, lo esperaba a su llegada a la ceremonia
conmemorativa del 60 aniversario de la OTAN.

Berlusconi, salió de su automóvil hablando por
su teléfono móvil, hizo esperar unos
minutos a Merkel y se ausentó momentáneamente de la
celebración.

Pocos días antes, Berlusconi sobresaltó a la
reina Isabel II de Inglaterra, al decir en voz alta
"Míster Obamaaaaaaa", tras la fotografía
de familia de los
representantes del G-20 realizada en Buckingham Palace.

Del primer asunto se disculpó asegurando que hablaba
con el líder
turco, Tayyip Erdogan, para desbloquear la elección del
danés Anders Fogh Rasmussen como secretario general de la
OTAN.

En cuanto al supuesto desencuentro con la reina de Inglaterra,
tanto el palacio de Buckingham como el propio Berlusconi
desmintieron que se hubiera producido ninguna reprimenda de la
reina al líder italiano y que se trató de un
comentario realizado en un ambiente
relajado.

Los problemas con el protocolo de
Berlusconi, que posee la mayor red de televisiones privadas
de Italia, han quedado patentes en muchas otras ocasiones.

La penúltima ocurrencia del primer ministro, de 72
años, la pronunció recientemente con motivo de una
ola de violaciones registrada en Italia.

"Tendríamos que tener (en las calles) tantos soldados
como tantas son las bellas mujeres italianas, creo que no lo
lograríamos nunca", dijo en Sassari (Cerdeña), tras
anunciar que aumentará a 30.000 los soldados que
patrullarán por las principales ciudades.

El pasado mes de noviembre, durante la cumbre bilateral
Alemania-Italia, una comitiva alemana encabezada
por la canciller Angela Merkel avanzaba con paso decidido al
encuentro de Berlusconi y él, envuelto en un abrigo oscuro
se escondió tras un enorme pedestal de una estatua.

"Il Cavaliere" se asomó cuando la comitiva ya
había pasado y lanzó un sonoro "cu-cú" que
sorprendió e hizo retroceder a Merkel y exclamar:
"!Silvio!" para fundirse después con él en un
fuerte abrazo.

Tampoco el presidente de EEUU, Barack Obama, ha escapado de
las burlas del italiano, que lo describió desde
Moscú como "joven, guapo y bronceado", cualidades que
distan de sus características físicas, con la
excepción de la última, que suple con rayos
UVA.

– Las meteduras de pata de Silvio Berlusconi (EcoDiario –
16/4/09)

Que hablen de ti aunque sea mal. Esa debe ser la máxima
que se repite cada mañana al despertarse Silvio
Berlusconi. Mujeres, grandes dirigentes, rumanos o incluso los
afectados por un terremoto. Nadie está a salvo del "sutil"
humor de Il Cavaliere.

Las salidas de protocolo del presidente italiano ya han dado
más de una vuelta al mundo. No se sabe si precisamente por
ello, o a pesar de ello, los italianos le mostraron su apoyo en
las urnas en las últimas elecciones. Sea como sea,
Berlusconi se ha visto arropado y ha agudizado su ingenio.

Sus inoportunas bromas tras el terremoto

La semana pasada Italia vivía una de las grandes
tragedias de su historia. Un terremoto en L'Aquila acabó
con la vida de 294 personas, por lo que el mandatario italiano se
desplazó hasta la zona para asistir a los afectados. Desde
entonces no ha dejado indiferente a nadie.

Primero aconsejó a los afectados que se tomarán
su estancia en las campos habilitados para los refugiados como
"un fin de semana en el camping". "Tomaos unos días, los
pagamos nosotros", bromeó. Después aconsejó
a los desahuciados irse unos días a descansar en la playa
para que sus hijos disfrutasen -haciendo referencia a los
hoteles de la costa dispuestos a
acogerlos-. Ahora ha puesto la guinda flirteando con una de las
médicos voluntarios desplazados hasta la zona.

"No me importaría ser reanimado por ti", aseguró
ayer a Fabiolla Carrieri, una médico de "largo pelo rojo y
grandes ojos azules", según Berlusconi. Poco
después, advertía a una herida de la necesidad de
recuperarse para "poder pedirte un baile". Los afectados han
sacado hierro al
asunto alegando que sólo pretende aliviar un momento muy
difícil.

A pesar de las críticas de la prensa, los italianos no
se inmutan y siguen apoyándole tras frases como que
"Mussolini no mató a nadie, mandaba a los opositores de
vacaciones al exilio"; "¡Nueve mujeres! ¡Él
solo se lo ha buscado! Le costará dominarlas. El Gobierno
Zapatero es demasiado rosa para Italia: Aquí no es
todavía tan fuerte la presencia de la mujer" o "los
rumanos entran en Italia, roban y atracan lo que quieren".

– La esposa de Berlusconi quiere el divorcio,
harta de la conducta de su
marido (Yahoo – 3/5/09)

Veronica Lario, esposa del actual jefe del Gobierno italiano,
Silvio Berlusconi, ha decidido pedir el divorcio tras 30
años de matrimonio, harta
del comportamiento de su marido con su familia y con las
jóvenes bellezas, afirma este domingo la prensa
italiana.

"La decisión de Veronica: adiós a Silvio",
escribía en portada el diario turinés La Stampa.
"Veronica, adiós a Silvio: 'lo he decidido, pido el
divorcio'" titulaba también en primera página el
romano La Repubblica. Ambos periódicos citaban a "amigas y
allegadas" de la primera dama italiana.

Los dos afirmaban también que ya se puso en contracto
con una abogada de confianza y dio instrucciones para que el
procedimiento
de divorcio empiece lo antes posible. Hace pocos días,
Lario había duramente criticado a Berlusconi por su
intención de incluir a jóvenes hermosas en las
listas electorales de su partido para las elecciones europeas de
junio próximo, obligando al jefe del Gobierno conservador
a dar marcha atrás.

Parece, sin embargo, que la gota que colmó el vaso fue
la participación la semana pasada de Berlusconi en una
fiesta con motivo del 18 cumpleaños de una hermosa joven
de Nápoles, cuando el multimillonario y político
nunca ha asistido a las fiestas de cumpleaños de sus
propios hijos, afirmó Lario. "Mi matrimonio está
acabado. No puedo quedarme con un hombre que frecuenta a
menores", dijo Veronica Lario a una de sus amigas, según
La Repubblica.

"Leer en los periódicos que frecuenta a una menor, ya
que la conocía antes de que cumpliese 18 años, leer
que lo llama "papi" y que habla de sus encuentros en Roma y
Milán, fue francamente inaceptable. ¿Cómo me
puedo quedar con un hombre así?", escribía por su
parte La Stampa citando también a amigas de la primera
dama.

Berlusconi y Lario se conocieron en 1980 y se casaron por lo
civil diez años más tarde, ya que el jefe del
Gobierno era divorciado. Tienen tres hijos, Barbara, de 24
años; Eleonora, de 22; y Luigi, de 20.

– Silvio Berlusconi, el divorcio y la teoría
de la conspiración (El Mundo – 4/5/09)

(Por Irene Hdez. Velasco – Corresponsal / Roma)

Si la justicia le
persigue es porque hay un complot de los magistrados rojos contra
él. Si fuera de Italia no goza de gran popularidad es por
culpa de las maquinaciones de la prensa internacional. Y ahora,
ante la noticia de que su esposa va a iniciar esta misma semana
los trámites legales para divorciarse de él, Silvio
Berlusconi vuelve a recurrir de nuevo a la vieja teoría
del complot. Hasta el punto de asegurar que en este embrollo
él es la víctima: "Es Veronica la que
debería pedirme disculpas públicas», afirma.
«Y no sé si eso sería suficiente. Es la
tercera vez que en campaña electoral me hace una de estas
bromitas. Es demasiado".

Il Cavaliere proclama que es inocente, que no mantiene ninguna
relación íntima con la joven de 18 años a
cuya fiesta de cumpleaños asistió hace unos
días y que lo que ocurre es que su todavía esposa
ha sido víctima de una campaña de
intoxicación que tiene como objetivo desprestigiarle y
ponerle en aprietos políticos.

"Veronica simplemente ha caído en una trampa
mediática", insiste en declaraciones hoy al "Corriere
della Sera". "Se ha creído muchas cosas inexactas. Y yo
sé de quién la está manipulando".

El primer ministro italiano vuelve, como tantas otras veces en
sus 15 años de carrera política, a presentarse como
víctima de una confabulación. Así, las
críticas de Veronica ante la posibilidad de que el partido
de Silvio Berlusconi fuera a presentar como candidatas a las
elecciones europeas a varias modelos,
actrices de televisión y participantes en concursos de
belleza eran, siempre según Il Cavaliere, totalmente
injustificadas.

"Por desgracia, Veronica ha creído en las muchas cosas
inexactas escritas por la prensa", afirma. Y respecto a su muy
comentada participación en la fiesta del 18
cumpleaños de la joven Noemi Letizia, quien se dirige a Il
Cavaliere por el apelativo de "papi" y que asegura haberse
desplazado varias veces a Roma y a Milán para encontrarse
con él, también ha sido tergiversada por los medios de
comunicación.

"Ese día me llamó el padre de la chica, amigo
mío desde hace años. Cuando le dije que por la
tarde iba a estar en Nápoles, para controlar el estado del
proyecto de
realización de un incinerador de basuras, insistió
en que me pasara un momento por la fiesta de cumpleaños de
su hija.

"Solo dos minutos", me dijo. "El local está muy cerca
del aeropuerto. Me harías un regalo enorme". No
cedía, y yo no sé decir no. Como íbamos con
una hora de adelanto, fui. Nada de extraño".

Entonces, ¿por qué la chica en cuestión
le llama "papi"? "Es una broma. Me querían llamar abuelo,
pero mejor que me llamen papi, ¿no le parece?".

– España, retrato de un país adolescente
(Libertad Digital – 24/4/09)

(Por Carlos Sánchez)

Cuando el sociólogo estadounidense Dan Kiley
publicó en 1983 su obra más célebre, El
síndrome de Peter Pan: La persona que nunca
crece, desveló algo que mucha gente sospechaba. La
existencia de jóvenes inmaduros que se niegan a asumir el
paso de los años. Se trata de personas (normalmente
hombres) que se comportan de una manera infantil en sus
relaciones sociales y personales. Como si la edad adulta no
existiera.

No estamos ante ninguna patología, pero no hay duda de
que el síndrome describe un comportamiento anormal que
tiene entre sus principales características el narcisismo.
Los que padecen el síndrome son sujetos
egocéntricos y caprichosos que están convencidos de
que su forma de actuar es la única posible. Y, por
supuesto, la mejor.

El libro de Kiley se refiere a personas, pero también
es útil para describir el comportamiento de determinadas
sociedades,
que pueden llegar a abrazar ese síndrome de forma
colectiva. Se trata de sociedades jóvenes que han sufrido
en pocos años transformaciones radicales, lo que explica
una animadversión casi patológica por los cambios.
Piensan que están en el mejor de los mundos posibles y
que, por lo tanto, no hay nada que cambiar.

Este cuadro clínico coincide con el comportamiento de
cierta clase
política y social, que no parece dispuesta a romper el
statu quo económico (y político) aunque el
país se desangre social y económicamente liquidando
un tejido productivo que ha tardado años en construirse.
El caso español es, probablemente, paradigmático.
Un país que hace apenas 20 años reclamaba ayudas
para sacudirse el subdesarrollo,
se comporta ahora como si fuera un nuevo rico, rechazando de
raíz cualquier reforma económica. Como si los
cambios que ha sufrido el país en las últimas
décadas no fueran consecuencia, precisamente, de su
capacidad de adaptación al nuevo contexto.

Recuerda, de algún modo, a esos padres que son
despedidos de su trabajo, pero que lo ocultan ante sus familias
para no aparecer como fracasados, lo que les obliga a endeudarse
para mantener el tren de vida de los suyos.

Lo que ha pasado en las últimas semanas con las
propuestas para reformar el mercado de trabajo o la
actualización del Pacto de Toledo, ilustra hasta
qué punto determinados colectivos han acabado por asumir
el síndrome de Peter Pan sin quererlo. No quieren cambios,
no vaya a ser que el futuro sea peor. Como si el presente fuera
un Eldorado económico. O como si las reformas le hubieran
ido mal a la economía española.

Resulta que en el país con más parados de la
OCDE -el doble de la media- tanto el Gobierno como los sindicatos se
niegan a hablar de cómo hacer más racional el
mercado de trabajo. Lo que desde luego nada tiene que ver con una
degradación de los derechos laborales. Mientras
que los empresarios aprovechan la tormenta para proponer reformas
que tienen más que ver con la ley de la selva que con una
sociedad
estructurada y moderna.

Lo curioso del caso no es tanto el fondo de la
cuestión, que también, sino sobre todo la forma.
Hoy en día es imposible un debate sereno
y constructivo sobre cuestiones de tanto calado como las
pensiones, el empleo o la
presión
fiscal más adecuada para un país en el que el
sistema impositivo descansa sobre las rentas del trabajo. Algo
que dice muy poco de la clase dirigente, que se ha acostumbrado a
quitarse de encima los grandes debates con el expeditivo método de:
"y tú más". Una verdadera pena.

– El paro y la cultura de la resignación (El
Confidencial – 26/4/09)

(Por Jesús Cacho)

La del viernes 24 de abril de 2009 será una fecha para
recordar en la Historia de
España. Por primera vez, la tasa de paro superó
la cifra de los 4 millones, reduciendo la dura experiencia de la
segunda mitad del 92 y el año 93 a casi una
anécdota. Si en aquellos 18 meses perdieron su trabajo un
millón de españoles, esta vez han sido 1,8 millones
los que lo han perdido en apenas 12 meses. Pero esto no queda
así; esto se hincha. Las peores previsiones se
están haciendo realidad: con un mercado laboral
rígido, con una estructura salarial indiciada y con la
economía en caída
libre, la destrucción de empleo está alcanzando
niveles de extrema virulencia. Esto no es una recesión.
Esta es la Gran Depresión
española. Si la mecha que prendió el fuego fue el
desplome de la construcción, el incendio se ha extendido
ahora al resto de los sectores y no es aventurado afirmar que
terminaremos el año con una tasa del 18,5% de la
población activa, y que a finales de 2010 podríamos
muy bien alcanzar el 21,5%. En definitiva, en los próximos
24 meses más de dos millones de trabajadores
pasarán a engrosar las filas del paro. ¿Puede un
país como España resistir una cifra cercana a los 6
millones de desempleados?

Hay quien piensa que no. Hay quien piensa que a la vuelta del
verano podemos estar con la gente en la calle golpeando las
cacerolas, con la mafia sindical -la que medra con las
subvenciones del Estado, la preocupada por el mantenimiento
del empleo de los suyos, con desprecio de los que lo han perdido-
atrincherada en sus sedes e insultando a los manifestantes al
grito de fascistas. Y mientras el país se empobrece y
camina hacia esa argentinización a marchas forzadas, el
Gobierno sale por la
televisión para seguir enmascarando la realidad y
pedir calma. No seamos "apocalípticos". Tenemos un
Gobierno que está de relator. De cronista mentiroso de la
realidad. España ha padecido muchos gobernantes ineptos,
pero seguramente ninguno tan peculiar como JLRZ, capaz de unir a
su inveterado optimismo una ignorancia catedralicia. "Un nulo
pretencioso, con un complejo mesiánico y el cerebro de un boy
scout", que dijo Howland Spencer de Roosevelt en los años
treinta del siglo XX. Un irresponsable con un poder
omnímodo y sin contrapesos. En la mayor tormenta
económica de nuestra reciente Historia, que es
también crisis política y social, ergo de valores, hemos
colocado en el puente de mando a un insensato que por todo mar ha
cruzado el Esla a pie y en verano. Zapatero se ha convertido en
una tragedia para España, cuyas consecuencias padeceremos
durante muchos años.

Un sujeto que hoy mismo nos dirá que lo peor de la
crisis ha pasado ya y que, en todo caso, ahí está
él para protegernos de las garras de una derecha que pide
reducir el gasto público. Que esto va a mejorar ya mismo
lo dijo la señora Salgado -viva estampa del drama
nacional- el viernes, si bien un día antes había
dicho algo peor: que todavía hay margen para seguir
endeudándonos. El Gobierno se enfrenta a la
dramática coyuntura que padecemos con actuaciones
populistas, incoherentes y fragmentarias, que contribuirán
a prolongar la agonía y a hacer más difícil
la salida del túnel. El diagnóstico de la enfermedad es conocido:
la disminución de ingresos derivada de la recesión,
el aumento del gasto público discrecional y el dinero que
habrá que destinar al salvamento del sistema financiero
llevarán el déficit público hasta el 9,5%
del PIB en 2009 o muy cerca, y seguramente hasta el 10% en 2010.
Entre 2007 y 2008, el Ejecutivo ha dilapidado 6 puntos del PIB
sin que ello haya tenido ningún impacto sobre la
actividad, toda una curiosa demostración de eficacia por
parte del keynesianismo fiscal practicado por Zapatero y
Solbes.

En un entorno deflacionario como el presente y en
economías altamente endeudadas como la española, la
combinación de demanda agregada
y precios en caída libre con salarios reales en
crecimiento -olé, otra vez, a los sindicatos- se
traducirá inexorablemente en nuevos cierres de empresas y
en más paro, retroalimentando el proceso
recesión/depresión. Se ha dicho hasta la saciedad
que una economía rígida y carente de flexibilidad
como la española reacciona ante un entorno crítico
como el actual destruyendo de forma masiva producción y empleo. Si a ello se le suma
una política alocada de gasto público, el panorama
adquiere tintes tenebrosos. Vamos de cabeza hacia situaciones de
estancamiento tan dilatadas como la de Alemania o Portugal, que
lleva más de 10 años en el pozo, por no hablar de
Japón.
Con la diferencia de que el paro portugués, con ser alto,
se ha mantenido en torno al 12% y el
japonés nunca ha superado el 5%. Para España, la
amenaza de una economía creciendo entre el 0,5% y el 1,5%
durante muchos años, con tasas de paro superiores al 20%,
está cada día más cerca, lo cual
pergeña un horizonte de un empobrecimiento colectivo
atroz. Por mantener el Estado del Bienestar en su actual
versión a toda costa, corremos el riesgo de acabar con
cualquier traza de bienestar.

Ya sabemos cuál es la respuesta oficial: más
gasto público y más intervención, la receta
que jamás ha sacado a país alguno de la crisis. Con
JLRZ en Moncloa, todo lo que sea susceptible de empeorar,
empeorará. El nuevo mantra presidencial para estos
días consistirá en decirnos que los indicadores
económicos van a empezar a mejorar de inmediato, y es
cierto: el enfermo tiene el pulso tan bajo, ha perdido ya tanta
sangre, que es
imposible que siga empeorando. La caída de las ventas de
coches tenderá a moderarse, porque ha caído ya todo
lo que tenía que caer, y otro tanto ocurre con la
mayoría de los indicadores. Pero eso no significa que la
recuperación esté cerca. Para volver a la senda de
un crecimiento estable es imprescindible articular una
política de estabilidad presupuestaria basada en el
control del gasto público, y es urgente abordar la
liberalización de los mercados (entre ellos el laboral)
para dotarlos de mayor flexibilidad. Al mismo tiempo, es
necesario acometer una reforma fiscal en profundidad que permita
a particulares y empresas hacer frente a sus problemas de
liquidez, estimulando el trabajo, el
ahorro y la inversión.

La salida de la crisis pasa por purgar los excesos

Esta estrategia implica reconocer de una vez que estamos ante
una recesión de caballo y que el ajuste es inevitable. En
otras palabras, la salida de la crisis pasa por purgar los
excesos cometidos en la fase expansiva del ciclo, algo
aparentemente difícil de entender para nuestro flamante
ministro de Economía y Deportes. Cualquier iniciativa
populista que pretenda frenar esta dinámica con ayudas a los sectores y
grupos
sociales más afectados, sólo conseguirá
prolongar la agonía y retrasar la salida de la crisis. La
única intervención justificable es la orientada a
evitar el colapso del sistema financiero, y ello porque
será imposible que el crédito empiece a fluir con
normalidad si cajas y bancos no han limpiado antes sus Balances,
es decir, sin unos intermediarios financieros sanos y solventes.
Y ahí estamos atrancados. Los planes al respecto
preparados por MAFO y Solbes descansan sobre la mesa de la
señora Salgado, que necesita estudiarlos. Y el tiempo
vuela.

El Gobierno dilapidó la fase alcista del ciclo e
ignoró los síntomas inequívocos que
anunciaban el final de la gran orgía del ladrillo y el
consumo financiado con dinero ajeno. Hizo más:
retroalimentó con sus políticas fiscales los
desequilibrios macro y microeconómicos que inevitablemente
tenían que llevarnos a este final. Zapatero mintió
de forma reiterada tratando de ocultar la realidad de la crisis,
y ahora, cuando la ola le ha superado de plano, reacciona como lo
hicieron los Gobiernos del tardofranquismo, con medidas cuya
finalidad no es atacar la raíz de los problemas, sino
camuflarlos en espera de que los resuelva, cual deus ex machina,
la recuperación de la economía norteamericana, lo
que nos lleva de cabeza a una etapa larga y dolorosa de
recesión y estancamiento, con paro a mansalva. Ante
semejante horizonte, ¿debemos resignarnos?

Tal vez sea esta la parte más dolorosa del momento que
vivimos. Lo definía de forma magistral Carlos
Sánchez en su columna del viernes en este diario. La
española es una "sociedad de adolescentes"
que, víctima del síndrome de Peter Pan, se niega a
enfrentarse a la realidad y prefiere mirar hacia otra aparte.
Siempre, claro está, que nadie toque sus privilegios
adquiridos. Capaz incluso de quemar en la hoguera al portador de
las malas noticias (el
citado MAFO en el caso de las pensiones). Un silencio espeso,
impenetrable, rodea los millones de dramas individuales que
anuncia el paro. En la sociedad anestesiada, ni una voz
discordante. Silencio en el país del miedo. Ante la
situación de emergencia nacional que vive España,
los egregios banqueros, las grandes fortunas de los años
de vino y rosas se han
escondido, silentes y acollonadas, esperando que nadie les pida
cuentas y pase el temporal. Ni una crítica. Nadie le dice a ZP que esto no
puede seguir así ni un día más. Cultura de
la resignación.

– El Gobierno bate todos los récords en la
financiación de la crisis (Negocios
27/4/09)

El Estado mantiene su ritmo de emisión de deuda y
amenaza con llegar al límite permitido el próximo
año.

(Por Víctor Relaño)

La pérdida de recaudación tributaria, debida al
incremento del desempleo, y a la menor facturación de las
empresas, unida al crecimiento en el peso de las prestaciones
por desempleo está provocando un deterioro cada vez
más pronunciado de las magnitudes contables. La crisis
económica y la sangría de dinero para frenarla van
a situar el déficit en el entorno del 10% del PIB en este
año. Pero no sólo eso: el ritmo de endeudamiento
para financiar los números rojos del Estado sigue a los
mismos ritmos de los últimos meses. En abril, el Estado ha
incrementado su deuda en 15.750 millones, según los
datos del
Tesoro Público.

El empeoramiento de las cuentas del Estado ya enfrentó
a España a un expediente de la Unión
Europea, al rebasar el déficit público el nivel
del 3%, considerado de estabilidad presupuestaria. Esta variable
va a empeorar este año de forma sustancial. La
financiación de este descomunal déficit va a
sepultar la buena trayectoria que había llevado
España en los últimos diez años, en cuanto a
deuda pública emitida.

Entre el año 1996 y 2007, España pudo reducir
esta variable desde el 67,4% hasta el 36,2% del Producto
Interior Bruto (PIB).

El endeudamiento del Estado ya registró un cambio de
tendencia el pasado año, al finalizar al 39,5% sobre el
PIB. Pero el ritmo impuesto en este
año hace presagiar que, de no cambiar mucho la
situación, se alcanzará el límite del 60% en
la segunda mitad del año que viene.

El departamento financiero del Estado ha emitido bonos por
importe de 15.750 millones de euros, en este mes de abril.
Más que en marzo (13.897 millones) y febrero (14.411
millones).

Monografias.com

La deuda de España sigue creciendo a un ritmo en el que
a mediados del próximo año habrá consumido
todo el margen de que disponía según el programa de
estabilidad presupuestaria. El endeudamiento del Tesoro en este
año, mediante la colocación de letras, bonos y
obligaciones,
se ha incrementado nada menos que en 46.096 millones de euros.
Una cantidad que supera con amplitud los cuatro puntos sobre el
PIB. Esto significa que la ratio deuda sobre PIB había
superado ya con creces el nivel del 44%. Además, hay que
tener en cuenta también que las comunidades
autónomas podrían incrementar su endeudamiento en
11.495 millones de euros durante este ejercicio, también
por la crisis económica, lo que equivaldría a
más de un punto sobre el PIB.

De mantenerse los desequilibrios provocados por la crisis, al
cierre de este ejercicio, el nivel de deuda sobre PIB
podría haberse situado ya en la cota del 57%.

El endeudamiento de abril equivale a que cada español
se encuentra lastrado con una deuda de 350 euros nuevos. Aunque
no se puede decir que se trata de un endeudamiento en sentido
estricto, sí se puede asegurar estos valores
mermarán en su momento el volumen de fondos
que podrá aportar el Gobierno para infraestructuras o
gasto social en el año de la amortización de estos títulos.

Y, en cualquier caso, el pago de los intereses de estos
títulos mermará en cada ejercicio la partida de
dinero destinado a iniciativas que puedan repercutir sobre los
ciudadanos en forma de merma de gasto de los estados.

– El Gobierno nunca acierta en sus predicciones sobre la
economía (Negocios – 3/5/09)

Los pronunciamientos incumplidos han socavado la credibilidad
del Ejecutivo entre la población.

Existen dos formas de generar expectativas entre los
ciudadanos: al estilo Obama o al modo Zapatero. La gran
diferencia entre ambas reside en la credibilidad que suscitan
entre el público. El presidente de Estados Unidos es capaz
de devolver la confianza de los ciudadanos y elevar las
cotizaciones de la bolsa. ¿Cuál es el efecto de los
pronunciamientos económicos del presidente del Gobierno
español o de los miembros de su gabinete?

5 de febrero de 2008. En plena precampaña electoral,
Rodríguez Zapatero anunció que su apuesta para los
próximos cuatro años sería "el crecimiento,
el pleno empleo y las reformas". Un año después, la
realidad se ha encargado de certificar la veracidad de estos tres
vaticinios.

La batalla electoral desatada en el primer trimestre del
año pasado constituyó el germen que ha deteriorado
la confianza en el presidente español y su equipo de
gobierno. Hasta la vuelta de las vacaciones de verano no se
escucharon comentarios en los que abiertamente se admitía
la existencia de la crisis.

4 de septiembre de 2008. Cuando la crisis ya comienza a
mostrar su peor cara, el vicepresidente segundo del Gobierno y
ministro de Economía, Pedro Solbes realiza una
declaración sorprendente, al asegurar que la
economía crecerá en 2008 con cifras próximas
al 3% y, en cualquier caso, "lógicamente, puede que el
crecimiento sea menor y habrá alguna gente que pueda
perder empleo". El crecimiento no llegó al 3%, sino al
-0,7%, mientras que sí que hubo algunos parados
más: más de 800.000 desempleados en el segundo
semestre de 2008.

3 de febrero de 2009. El ministro de Industria,
Miguel Sebastián, lanza un auténtico obús a
la línea de flotación de las entidades financieras
al anunciar que al Gobierno "se le está acabando la
paciencia con los bancos". Sebastián se refería a
que el Gobierno proporciona liquidez a las entidades mediante la
compra de sus activos, pero éstas no han aumentado sus
préstamos a particulares o a empresas. Los propios
compañeros de Sebastián, José Blanco y Pedro
Solbes, se encargaron rápidamente de restar toda
credibilidad a la declaración de Sebastián y
aún hoy se siguen celebrando las subastas sin que la banca
haya abierto el grifo del crédito a sus clientes.

22 de abril de 2009. Uno de los tropiezos más graves
del Gobierno fue protagonizado recientemente por el ministro de
Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho. Dos
días antes de la publicación de la última
encuesta de
población activa (EPA), el diputado popular Tomás
Burgo había hecho referencia a que ya se habían
alcanzado los cuatro millones de parados. El ministro de Trabajo
e Inmigración, Celestino Corbacho, respondía en el
Congreso al diputado popular que "parece que tiene usted una
especie de inquietud y prisa por que se llegue, para hacer
válido aquel principio de cuanto peor, mejor". No era la
primera vez que Corbacho había negado la posibilidad de
alcanzar en España los cuatro millones de parados.
Sólo dos días después de estas palabras, el
Instituto Nacional de Estadística confirmó que
España había rebasado el listón de los
cuatro millones de desempleados.

– Por mandato europeo – Prostitución, tráfico de drogas y
contrabando,
en el PIB (Libertad Digital – 29/3/09)

Según fuentes del
INE, España está obligada a incluir en los
próximos años la prostitución, el
tráfico de drogas y el contrabando dentro de su contabilidad
nacional, de forma que queden reflejadas en el Producto Interior
Bruto (PIB). Por mandato europeo.

LD (EFE) El cambio de base -parámetros de cálculo
de la contabilidad nacional, que el Instituto Nacional de
Estadística (INE) está preparando, debe tener en
cuenta estas modificaciones por mandato europeo, explicaron
fuentes del organismo.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16
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