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La "argentinización" de la economía mundial (página 5)




Enviado por Ricardo Lomoro



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Elliot es una de tantas voces que
intenta vaciar el debate al
máximo (o en lo posible) de ideología. "Los americanos sospechamos de
cualquier implicación del Gobierno en los
negocios,
sobre todo porque no creemos que negocios y política se mezclen
bien. Es una cuestión de ser competente o no, no de
comunismo".

Pero la incomodidad demócrata al hablar de
nacionalizaciones es evidente. "Bueno, pueden llamarlo como
quieran", espetó hace unos días Nancy Pelosi,
presidenta de la Cámara de Representantes, cuando en una
entrevista se
le preguntó si era favorable a intervenir los mayores
bancos
estadounidenses.

Y la incomodidad viene de la intencionalidad en el uso del
término. Desde la Universidad de
Tejas, el economista James Galbraith, experto en relaciones entre
Gobierno y empresa,
corrobora que el empeño del uso frecuente del vocablo
maldito proviene "mayoritariamente de sectores muy a la derecha,
que intentan sacar ventaja del hecho de que el término
tiene sus connotaciones de decisiones políticas
de naturaleza
anticapitalista, de decisiones tomadas como un castigo".

Galbraith niega que el Gobierno de EEUU esté ante una
decisión política o ideológica, sino
técnica: hay que evitar como sea poner en peligro el
sistema
financiero mundial. "Precisamente por esta razón no
creo que emplear la palabra nacionalización ayude", dice,
para añadir que "aquí solemos hablar de "puesta
bajo tutela" de
la
Administración. Eso se dijo en el caso de las
hipotecarias Fanny Mae y Freddie Mac.

Hay que actuar y punto, viene a decir, para evitar que todo el
sistema enferme
entre bancos zombi que ni se dejan caer, luego no están
muertos, ni prestan dinero porque
no se sabe qué bomba de relojería llevan dentro y
siguen sin prestarse dinero entre sí. Ya se actuó
en tiempos de vientos liberales: el verano pasado, con George
Bush hijo aún en la Casa Blanca, fue nacionalizado el
banco
hipotecario californiano IndyMac. Una vez saneado,
volvió a manos privadas a los pocos meses. También
bajo el imperio de alguien poco sospechoso de antiliberalismo
como Ronald Reagan, en 1984, se nacionalizó el Continental
Illinois. Pero, atención: llevó siete años
encontrar un nuevo novio privado para esta entidad, pese a la
bonanza económica. Y eso que, siendo el séptimo
banco del
país entonces, era 50 veces más pequeño (por
activos) que
Citigroup, recuerda Elliott.

Cuando se sugieren las nacionalizaciones, se etiquetan ipso
facto como "temporales", como si el Tesoro y la Fed fueran una
especie de administradores fiduciarios que ponen la casa en orden
unos meses desbrozando activos y bancos aprovechables e
inservibles: ¿Será posible para el Estado
acometer nacionalizaciones acotadas por poco tiempo de
gigantes financieros complejísimos? En el reto han
fracasado las figuras de Wall Street. ¿Es demasiado
riesgo para el
contribuyente?

"El debate asusta en EEUU porque en la cultura
americana la nacionalización remite a fantasmas, a
guerra
fría, a comunismo", corrobora el catedrático en
Ciencias
Políticas Gabriel Colomer, porque "todos los partidos
comunistas llevaban en su programa la toma
de control de los
bancos". Colomer ve "lógico, en tanto que herederos del
New Deal, que los demócratas hablen aún menos del
tema". The Financial Times atribuía esta semana la elipsis
de la palabra nacionalización al "principio Richard Nixon
en China".
Éste consiste en que el ex presidente republicano, en pura
Guerra
Fría, podía visitar China y aproximarse al gigante
comunista. Eso no se le hubiera tolerado a un
demócrata.

Lo sabe ya el senador demócrata Christopher Dodd,
quien, pese a enfatizar que el presidente Obama intentará
evitar la estatalización de bancos, es posible ¿una
toma de capital
momentánea?". Las Bolsas enloquecieron a la baja. A Barak
Obama ya le llaman socialista. "Lo mismo ocurrió en su
día con Franklin D. Roosevelt, que tuvo a toda la derecha
empresarial preparada para atacar las políticas del New
Deal. Si encima Obama hablara de nacionalización, se le
echarían encima", opina el historiador Josep Fontana.

Convencido de que las dimensiones y profundidad de esta
crisis global
obligará a revisar algunos tabúes, Fontana advierte
de que, "aunque nos gusta decir que en EEUU se excitan los
ánimos, si en Europa se
plantearan nacionalizaciones permanentes se oiría bramar a
empresarios, banqueros y hasta obispos". Basta recordar la
experiencia de François Mitterrand en su primer año
en el Elíseo, cuando en 1981 nacionalizó la
banca. La
experiencia duró un año. El dinero
huyó a Suiza.

La hemeroteca cuenta que, en 2007, Felipe González
evocó una anécdota en la 70ª Convención
Bancaria de México, a
la que había sido invitado. En 1982, González
había mantenido un encuentro en Madrid con el
ex secretario de Estado Henry
Kissinger. En él, Kissinger le había preguntado si
González era socialista y cómo era que,
siéndolo, no estaba por nacionalizar la banca.
González le replicó: "Usted cree que ser socialista
y ser tonto es la misma cosa. Y no es la misma cosa".

Hoy, de nacionalizaciones hablan casi todos en Occidente. La
canciller alemana, Angela Merkel, ha impulsado una ley -pensada para
el Hypo Real Estate- que permite expropiar bancos como
"último recurso". Dexia y Fortis le deben la vida a los
gobiernos del Benelux y a Francia, que
acaba de bendecir la creación del segundo banco del
país (Caisse d'Épargne más Banque Populaire)
con más de 2.500 millones. O un 15% del capital.

Los partidarios de actuar -y no por motivos
ideológicos, sino para que el contribuyente pueda ser
compensado de algún modo con los beneficios futuros del
banco- advierten de los riesgos de
intervenir tarde. "Obama lo probará todo antes que
nacionalizar. Pero cuidado con actuar tarde. Ocurrió en
Japón,
frente al modelo que
suele ponerse como ejemplo de acción
rápida y enérgica en los noventa, el de Suecia",
señala Federico Steinberg, investigador del Real Instituto
Elcano y profesor de la
Universidad Autónoma de Madrid (UAM). "De alguna manera,
estamos lanzando el mensaje de que el Estado da dinero pero no
acaba de tomar las riendas, porque el debate está siendo
mal recibido por los mercados, a pesar
de que no estamos ante intervenciones ideológicas, sino
ante la constatación de que dejar caer a Lehman Brothers
fue un error", sentencia Alberto Montero, miembro del Centro de
Estudios Políticos y Sociales. De nacionalizaciones han
hablado senadores republicanos (Lindsey Graham) y ex secretarios
republicanos (James Baker), como algo feo pero irremediable. Y
temporal.

"Muchos no se oponen a que el Estado intervenga, no por
ideología, sino por pragmatismo.
Pero sí rechazan que mande. Asociamos nacionalizar a que,
además de poner dinero, el Estado mande y la
retórica, el eufemismo, tiene su papel en las
políticas públicas", considera el
catedrático Antón Costas. Y de nacionalizaciones ha
hablado una (ex) vaca sagrada como el ex presidente de la Reserva
Federal, Alan Greenspan: "Podría ser necesario
nacionalizar temporalmente algunos bancos para facilitar una
rápida y ordenada reestructuración. Una vez cada
cien años, es algo que hay que hacer".

El nerviosismo de los inversores ha provocado mensajes
contundentes. El ministro de Economía británico, Alistair
Darling, ha subrayado que "los bancos se gestionan mejor en manos
privadas". Pero hasta un 95% del capital del Royal Bank of
Scotland está a punto de ser público. Por no hablar
del caso Northern Rock.

También el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy
Geithner, ha expresado la "firme presunción de que los
bancos deben permanecer en manos privadas". Mientras, reforzaba
el control sobre la aseguradora AIG, de facto nacionalizada en
septiembre, y el Estado tomaba un 36% del Citigroup. Esta semana,
además, ha entrado en vigor un nuevo programa para
inyectar capital en las entidades no capaces de asegurarse el
dinero privado. Como paso previo, la Administración somete estos días a
los primeros 19 bancos del país a un examen para ver hasta
qué punto podrían aguantar un deterioro de la
economía aún peor. Según Bloomberg, 335.000
millones de dólares se han destinado en EEUU a reforzar el
capital de bancos. Pero no se habla de nacionalizar.

– Bernanke pide reforma a las leyes de contabilidad
(The Wall Street Journal – 20/3/09)

El titular de la Reserva Federal, Ben Bernanke, afirmó
el viernes que las autoridades reguladoras podrían
necesitar modificar las reglas de capital y contabilidad para
asegurar que no magnifiquen las alzas o bajas en los mercados
financieros.

También indicó que la decisión de la Fed,
anunciada el miércoles, de comprar cientos de miles de
millones de dólares en títulos del Gobierno y
valores
relacionados con hipotecas, tiene la intención de mejorar
las condiciones del mercado y que la
Fed se siente alentada por la respuesta que han tenido sus
medidas relacionadas con el crédito.

"Los encargados de políticas deberían revisar
las actuales reglas de capital y los estándares de
contabilidad para determinar si ellas podrían ser
modificadas para reducir su potencial de tener efectos
excesivamente procíclicos sin debilitar su capacidad de
alcanzar sus objetivos
fundamentales", dijo Bernanke en comentarios preparados de
antemano para ser pronunciados durante una conferencia con
la comunidad
bancaria.

Bernanke formuló sus comentarios dos días
después de que el Comité de Mercados Abiertos de la
Fed sorprendiera a los inversionistas mediante el anuncio de que
comprarían hasta US$ 300.000 millones en títulos
del Tesoro además de añadir miles de millones de
dólares en líneas de crédito hipotecarios
existentes.

Los precios de
los valores
del Tesoro repuntaron con la noticia inicial, lo cual
sirvió de recordatorio de que la Fed aún puede
afectar las condiciones de los mercados financieros, incluso
cuando las tasas de
interés se encuentran cercanas a cero.

"Estas compras tienen la
intención de mejorar las condiciones en los mercados
privados de crédito", dijo Bernanke. "En particular,
están contribuyendo a reducir las tasas de interés
que (las entidades auspiciadas por el Gobierno) requieren sobre
las hipotecas que ellas compran o aseguran, por lo tanto
reduciendo las tasas de interés a las cuales los
prestamistas, que incluyen bancos comunitarios, pueden financiar
nuevas hipotecas", dijo.

Las decisiones de la Fed durante la crisis,
añadió Bernanke, ha ayudado a "todos los segmentos
del sistema financiero" y de la economía en general.

Pero los efectos a mayor plazo no están claros. La Fed
ya tiene una abultada hoja de balance -de US$ 2,07 billones
según el informe semanal
más reciente del banco central- la cual se
expandirá aún más una vez que entren en
vigencia las compras de líneas de crédito del
Tesoro e hipotecarias.

Esto podría derivar en un repunte en la
inflación una vez que la economía se recupere a no
ser que los funcionarios de la Fed rápidamente drenen el
exceso de efectivo en los mercados financieros, lo cual no es
fácil de lograr.

Bernanke ha sido objeto de agudas críticas por parte de
los legisladores en semanas recientes debido a cómo la Fed
manejó inicialmente el rescate de American International
Group Inc. (AIG) en medio de noticias de
que la compañía pagó US$ 165 millones en
bonificaciones a empleados en una división que se
encuentra en el epicentro del desplome de AIG.

Bernanke específicamente no se refirió a la
controversia en el discurso del
viernes, pero indicó que los rescates emprendidos por el
Gobierno han tenido intrínsecamente "opciones
desagradables y difíciles".

Pero dada la interrelación de la naturaleza del sistema
financiero y los "efectos potencialmente devastadores" que un
fracaso desordenado hubiera tenido, "no creo que hemos tenido
alternativas realistas para evitar tal tipo de fracasos", dijo
Bernanke.

Bernanke recuerda a los mercados que la Fed ya está
pensando sobre las estrategias de
retirada de sus voluminosas inversiones, y
que el apoyo del banco central decaerá a medida que el
sector de la vivienda se recupera.

"No queremos estar en los mercados de crédito para
siempre", dijo Bernanke.

Alemania
aprueba la ley de nacionalización de bancos (La Vanguardia
20/3/09)

Sólo podrá aplicarse a entidades bancarias que
sean relevantes para la totalidad del sistema financiero

El Parlamento alemán (Bundestag) aprobó hoy la
ley que hace posible la nacionalización de instituciones
bancarias durante un tiempo limitado y bajo determinadas
condiciones cuando su situación financiera es crítica
y el riesgo de quiebra
evidente.

La posible expropiación de accionistas, que contempla
el proyecto, ha sido
calificada por los partidos de la gran coalición como un
último recurso del que sólo se echará mano
en caso de que todas las otras fórmulas para asumir el
control de un banco en crisis hayan fracasado.

Además sólo podrá aplicarse a bancos que
sean relevantes para la totalidad del sistema financiero, como es
el caso del Hypo Real State (HRE), institución a cuya
medida se ha hecho la norma.

El HRE ha recibido hasta ahora ayudas y garantías
estatales por valor de
102.000 millones de euros y necesita más apoyos para lo
que el gobierno ha puesto como condición encontrar una
fórmula para asumir el control del mismo. Para ello quiere
asumir la totalidad de la propiedad del
banco y se están buscando con los principales accionistas,
entre ellos el estadounidense J.C Flowers, fórmulas que
eviten una expropiación forzosa.

Ahora, la asamblea del HRE tendrá la oportunidad de
aprobar decisiones que permitan que el estado asuma la
mayoría como, por ejemplo, un aumento radical de capital.
En caso de que la asamblea no encuentre soluciones
puede haber una expropiación.

A favor de la ley votaron 379 diputados, mientras que 107
diputados votaron en contra.

La medida todavía tiene que ser aprobada por el
Bundesrat, cámara donde están representados los
gobiernos de los 16 estados federados, a comienzos de abril.

– EEUU anunciará el lunes el plan para
eliminar los activos tóxicos del sector financiero
(Intereconomia – 21/3/09)

¿Quedarán todas las partes contentas?

Eliminar el mal de raíz. Este es el mensaje que se
trata de dar desde el Gobierno de EEUU para eliminar los activos
tóxicos. Pero, ¿cómo conseguirá
exterminar estos activos para dejar a todas las partes
contentas?

El Congreso de Estados Unidos
podría dar a conocer este mismo lunes el esperado plan
para liberar de activos tóxicos al sistema financiero,
según anuncia The Wall Street Journal. El Gobierno
estadounidense dará respaldo gubernamental a los
inversores unido a unos tipos de interés bajo. Ésta
será la fórmula para eliminar el lastre que tiene
el sector financiero.

Según The Wall Street Journal, el plan se
sostendrá en tres pilares. En primer lugar se
creará un organismo que compre dichos activos.
Además, habrá acuerdos por el que el Gobierno
prestará hasta el 85% del dinero que necesiten los
inversores privados. También, se espera que el Tesoro
contrate a varias compañías de inversión, igualando con dinero
público las inversiones que esas entidades privadas
realicen en el plan. Además, el plan pretende expandir el
programa de préstamos con una joint-venture con la Reserva
Federal, para incluir activos tóxicos.

¿Funcionará esta fórmula? Habrá
que esperar al anuncio del lunes para conocer exactamente las
medidas y después el tiempo lo dirá.

– "No dejaremos que nadie vaya a la quiebra" (Intereconomia –
21/3/09)

Monografias.com

Los países de la zona euro han acordado un plan de
rescate para prevenir que los miembros del bloque monetario
caigan en la bancarrota, y probablemente lo usarán, con
Irlanda y Grecia como
principales candidatos para recibir ayuda, dijo un importante
legislador alemán.

"Hay un plan", dijo Otto Bernhardt, un miembro de los
demócrata cristianos de la canciller Angela Merkel, quien
encabeza el grupo de
política
financiera del partido en el Parlamento.

"Los ministros de Finanzas han
acordado los procedimientos.
El punto central es: 'No dejaremos que nadie vaya a la quiebra'",
dijo Bernhardt.

De los estados de la zona euro, Bernhardt dijo que Irlanda
estaba "en la peor situación de todos", seguido por
Grecia. El legislador dejó claro que cualquier ayuda
vendría con un precio.

"Examinaremos muy de cerca los errores pasados", dijo
Bernhardt. "No aceptaremos que haya países con bajos
impuestos,
como Irlanda por ejemplo. Insistiremos en una tasa mínima
de impuesto
corporativo", agregó. El euro cayó de 1,37
dólares a unos 1,368 dólares tras la
publicación de estos comentarios de Bernhardt.

Países como Irlanda y Grecia han sido fuertemente
golpeados por una desaceleración económica y ahora
se han visto obligados a pagar considerables primas a miembros
más fuertes del bloque para financiar su deuda, agravando
sus problemas
financieros.

En las semanas recientes había crecido la
especulación de que los miembros más fuertes de la
zona de 16 naciones, como Alemania, podrían salir en ayuda
de sus socios más debilitados.

– Obama no cree en penalizar bonos (BBCMundo –
23/3/09)

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, rechazó
el proyecto de ley que se debate en el Congreso de su
país, que grava al 90% las millonarias bonificaciones
concedidas a ejecutivos de compañías que recibieron
ayuda financiera del gobierno.

Obama dijo que no desea gobernar por medio de la ira o
utilizar el código
fiscal para
castigar a sólo unas cuantas personas.

"En general, quieres tener leyes que se puedan aplicar en una
serie de casos", indicó el mandatario. "No queremos usar
el código fiscal para penalizar a la gente".

El presidente de EEUU ofreció una larga entrevista al
programa "60 Minutes" de la cadena de televisión estadounidense CBS.

Agregó que "queremos medidas legales, constitucionales,
que sean justas pero no perjudiquen los esfuerzos para volver a
poner en pie el sistema bancario".

La Cámara de Representantes aprobó este jueves
una legislación para imponer un gravamen de 90% a algunas
bonificaciones, tras la indignación pública que
generó la noticia de que la American International Group
(AIG) pagó cuantiosas sumas a ejecutivos de la
alicaída empresa.

La corresponsal de la BBC en Washington, Sarah Morris,
explicó que Obama respondió a preguntas sobre el
malestar público causado por los cuantiosos bonos de
funcionarios de AIG.

El presidente de EEUU no sólo dijo que el plan de la
Cámara era "equivocado" sino que se preguntó si la
medida sería legal y constitucional, agregó la
corresponsal.

– Obama encara su examen más difícil: convencer
con sus planes al sistema financiero (El Mundo –
23/3/09)

La Administración Obama afronta esta semana su
examen más difícil, convencer de su
preparación para hacer frente a la crisis. El secretario
del Tesoro, Timothy Geithner, acosado por el "escándalo
AIG" y la "novatada" de anunciar un billonario plan financiero
sin claridad, tendrá que redimirse explicando hasta el
último detalle de este paquete de medidas de dos billones
de dólares que limpiará las hojas de los bancos de
"activos tóxicos". Y asegurar que ningún centavo
enriquecerá a ningún directivo.

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Barack Obama y Timothy Geithner (a la derecha
del presidente de EEUU). | AP

El propio presidente estadounidense, Barack Obama, ha salido
al rescate de Geithner al asegurar que no aceptaría su
dimisión si la presentase tras las críticas
recibidas por el caso AIG. La aseguradora repartió 218
millones de dólares entre sus directivos pese haber
recibido 170.000 millones de fondos públicos.

Hasta ahora han sido aprobados tres planes anticrisis en
Estados Unidos. El plan financiero de la Administración
Bush para ayudar a la banca y otros sectores como el
automóvil (Conocido como TARP, 700.000 millones de
dólares); otro para respaldar los créditos al consumo (TALF,
200.000 millones de dólares) y los créditos
hipotecarios y las entidades que los administran (600.000
millones), como Fannie Mae y Freddie Mac; y otro de la
Administración Obama (787.000 millones de dólares)
destinado a reactivar la economía "real" a través
de inversiones en infraestructuras y recortes fiscales a los
hogares para generar hasta cuatro millones de empleos.

Por otra parte, la Reserva Federal ha anunciado que
invertirá otro billón más en respaldar la
deuda hipotecaria y en comprar deuda
pública a largo plazo para que bajen sus tipos de
interés, abaratando así (espera) los tipos de las
emisiones privadas.

El problema es que la primera parte del plan de la
Administración Bush (la segunda la desbloqueará
Obama) no ha funcionado como se esperaba. En un origen iba a
operar comprando "activos tóxicos" para aligerar de su
peso a la banca, pero el anterior secretario del Tesoro, Henry
Paulson, decidió que era mejor realizar inyecciones de
liquidez en las entidades a cambio de
tomar parte del control de ellas.

Los detalles del nuevo plan financiero

Geithner recupera la idea de comprar "tóxicos" a
través de un "banco malo". Éste estará
dotado con medio billón de dólares ampliable a un
billón, y su función
será asimilar los activos que lastran los resultados de la
banca. Para ello contará el apoyo de inversores privados
(Hedge funds, entidades extranjeras que operen en el país,
por ejemplo) a los que Estados Unidos podría ofrecer
respaldo financiero para convencerles de afrontar estos
riesgos.

Geithner deberá explicar hoy cuáles serán
los principios
básicos del plan para la compra de activos tóxicos
antes del comité que tendrá lugar en el Congreso el
jueves.

La prensa
estadounidense especula con que el esperado plan
establecerá una Corporación Federal de
Depósitos Seguros que
ofrecerá préstamos a bajo interés para
comprar estos activos y que el Tesoro contratará con
dinero público gestores de inversión externos para
potenciales inversores privados que estén interesados en
adquirir hipotecas. Geithner tendrá que detallar todo, y
ser convincente.

Por otra parte, el plan ampliará el respaldo de los
créditos al consumo de los 200.000 millones de
dólares originales (TALF) a un billón, iniciativa
que pretende reactivar la concesión de préstamos en
el país.

Por último, "The New York Times" asegura que el Tesoro
anunciará esta semana una revisión de las normas que
regulan el sistema financiero debido al malestar creado en la
opinión
pública por el pago de primas a ejecutivos de empresas
rescatadas.

– Los mercados celebran el anuncio del plan para comprar
activos tóxicos en EEUU (The Wall Street Journal –
24/3/09)

(Por Peter Lattman, David Enrich y Jenny Strasburg)

Las bolsas de todo el mundo se dispararon ayer, después
de que la Casa Blanca presentara formalmente su plan para sanear
la banca. El programa hace hincapié en persuadir a los
inversionistas privados a que compren hasta US$ 1 billón
(millón de millones) en activos tóxicos que
están asfixiando los mercados de crédito.

El Promedio Industrial Dow Jones trepó 6,8% a 7.775
puntos, su cierre más alto desde el 13 de febrero. A su
vez, el índice europeo Dow Jones Stoxx 50 subió
3,6% y el promedio bursátil Nikkei de la Bolsa de Tokio
avanzó 3,4%. Las acciones de
los bancos estadounidenses se elevaron por las esperanzas de que
el plan tripartito del gobierno les permita desprenderse de gran
parte de la deuda incobrable que está minando sus
balances. Los títulos de Citigroup y Bank of America
aumentaron más de 19%.

Entre los inversionistas bursátiles, la reacción
representó más un suspiro de alivio -después
de meses de espera- que un abrumador respaldo al plan, el cual
fue anunciado el lunes por el secretario del Departamento del
Tesoro, Timothy Geithner. Gran parte de los detalles
todavía se están ultimando y muchos potenciales
participantes indicaron que necesitaban verlos antes de subirse a
bordo.

"El mercado estaba buscando… cualquier cosa que fuera
más definitiva que lo que teníamos", explicó
Bud Haslett, presidente ejecutivo de la firma de valores Miller
Tabak Capital Management. "Todavía hay muchos
imponderables, pero está más claro".

El Programa de Inversión Público-Privado
estipula que el gobierno provea financiamiento
para hasta US$ 1 billón en compras de activos
inmobiliarios, utilizando hasta US$ 100.000 millones de los
fondos del rescate bancario del Tesoro, además de
garantías financieras de la Reserva Federal y la
Corporación Federal de Seguro de
Depósitos (FDIC).

Parte del alza en los mercados fue impulsada por la
opinión de que, en algún momento, la avalancha de
programas de
estímulo del gobierno logrará atraer capital
privado y hacer subir los precios de algunos activos. Pese a que
considera el plan como algo inacabado, Thomas Barrack, presidente
ejecutivo de la firma de inversión Colony Capital LLC, que
tiene US$ 36.000 millones en activos bajo gestión, dijo que planea participar. "Todos
tenemos que sumarnos y ayudar, en lugar de mantenernos al margen
y criticar", señaló. "Creo que hay que participar
con el gobierno y pasar por la agonía de las
equivocaciones y las salidas en falso. Este programa será
el precursor de algo que al final será exitoso".

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El alto nivel de indignación popular contra Wall Street
hace que la recaudación de capital privado sea aún
más crucial para el gobierno de Barack Obama, ya que, en
el actual entorno, sería insostenible volver al Congreso
en busca de nuevos fondos, dijo Stephen Myrow, un ex funcionario
del Tesoro.

"La pregunta es cómo diseñar un plan que sea
aceptable tanto para Wall Street como para las personas comunes y
corrientes", señaló Myrow. "Wall Street necesita un
subsidio para entrar a la cancha, pero las personas comunes ven
cualquier subsidio como un beneficio para aquellos que perciben
como los malhechores que nos metieron en este lío".

Sin embargo, muchos gestores de fondos privados advirtieron
que aún necesitan conocer más detalles sobre el
funcionamiento del programa y saber si librar a los bancos de los
activos tóxicos surtirá el efecto deseado de
expandir el acceso al crédito.

Una de las grandes preguntas sin respuesta es cómo
funcionarán las subastas de activos bancarios. Uno de los
riesgos que se vislumbran es que los bancos consideren las
ofertas de los fondos privados muy bajas y opten por conservar
los activos en vez de venderlos y asumir una pérdida, dice
el economista Paul Ashworth, de Capital Economics Group, en
Toronto. "Los bancos no tienen que aceptar cualquier precio que
les ofrezcan", señala Ashworth. "¿Cómo se
valorarán estos activos? Eso es aún bastante
incierto".

Otra preocupación de los inversionistas privados son
las consecuencias ocultas de asociarse con el gobierno
estadounidense en momentos en que el público ejerce
presión
para no forjar acuerdos demasiado amistosos con Wall Street,
según gerentes de fondos, abogados y lobistas de la
industria.

"A algunos les preocupan mucho las condiciones porque se
convierten en cadenas en algunos programas", indica Lendell
Porterfield, presidente ejecutivo de Porterfield & Lowenthal
LLC, una firma de lobby de
Washington, cuyos clientes incluyen
fondos de cobertura y bancos. "Aún hay reservas muy serias
sobre hacer negocios con el gobierno porque no se sabe qué
reglas aplicarán mañana, la próxima semana o
el próximo mes".

Un componente del plan es el Programa de Activos de Legado, el
cual busca establecer precios para valores respaldados por
hipotecas residenciales y comerciales que son difíciles de
valuar. Hasta cinco gestoras de fondos ayudarán al
gobierno a manejar el dinero. Entre las firmas que podrían
participar en el programa figuran Pacific Investment Management
Co., o Pimco, de Allianz SE; BlackRock Inc., y Legg Mason
Inc.

"En Pimco nos intrigan los retornos de dos dígitos
así como la oportunidad de compartirlos no sólo con
los clientes sino también con los contribuyentes
estadounidenses", señaló Bill Gross, fundador de
Pimco y copresidente de inversión, en un comunicado. "Esta
es quizá la primera política favorable para todos
que se ha presentado y debe ser recibida con entusiasmo".

– Mi plan para los activos tóxicos de los
bancos (The Wall Street Journal – 24/3/09)

(Por Timothy Geithner)

La economía estadounidense y buena parte del mundo
enfrentan retos extraordinarios y para enfrentarlos se
seguirán necesitando acciones extraordinarias.

Ninguna crisis como la actual tiene una sola o simple causa,
pero como país nos endeudamos mucho y permitimos que
nuestro sistema financiero asumiera niveles de riesgo
irresponsables. Estas decisiones han causado un sufrimiento
enorme y buena parte de los daños ha caído sobre
los estadounidenses comunes y corrientes y los dueños de
pequeños negocios que fueron cautelosos y responsables.
Esto es fundamentalmente injusto y los estadounidenses
están, con razón, furiosos y frustrados.

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La profundidad del descontento público y la gravedad de
esta crisis requieren que cada política que implementemos
sea sometida a la prueba más seria: determinar si
ayudará a que nuestro sistema financiero vuelva al negocio
de proveer crédito a familias trabajadoras y negocios
viables, además de contribuir a prevenir crisis
futuras.

En las últimas seis semanas, hemos implementado una
serie de iniciativas financieras a lo largo del Programa de
Recuperación y Reinversión, para ayudar a sentar la
base financiera de una recuperación económica.
Lanzamos un amplio programa para estabilizar el mercado
inmobiliario animando tasas hipotecarias más bajas y
facilitando la refinanciación para millones de personas
para que eviten las ejecuciones hipotecarias. Establecimos un
nuevo programa de capital para proveer a los bancos con una
garantía en contra de una recesión más
profunda. Al transmitir confianza de que los bancos
tendrán un nivel de capital suficiente incluso si el
escenario pinta peor de lo esperado, habrá más
crédito disponible en la economía a tasas
más bajas, haciendo menos probable que el empeoramiento de
la economía al cual temen se haga realidad.

Hemos dado inicio a un nuevo programa de préstamo con
la Reserva Federal, dirigido a los mercados de
titularización, críticos para los préstamos
al consumidor y los
pequeños negocios. La semana pasada anunciamos medidas
adicionales para apoyar los préstamos a los
pequeños negocios al comprar directamente valores
respaldados por préstamos de La Agencia Federal para el
Desarrollo de
la Pequeña Empresa.

En conjunto, las medidas tomadas por la Reserva Federal en los
últimos meses y estas iniciativas lanzadas por este
gobierno ya están empezando a hacer la diferencia.
Ayudaron a reducir las tasas de interés hipotecarias a
niveles históricamente bajos. Tan sólo este mes,
vimos un incremento de 30% en el refinanciamiento de hipotecas,
lo que significa que millones de estadounidenses están
aprovechando la caída en las tasas. Esto es bueno para los
dueños de casas y bueno para la economía. El nuevo
programa conjunto de préstamos con la Reserva Federal
generó cerca de US$9.000 millones de titularizaciones la
semana pasada, más que en los últimos cuatro meses
combinados.

Sin embargo, el sistema financiero como un todo aún
trabaja en su recuperación. Muchos bancos, aún
aquejados por sus malas decisiones de préstamos
están restringiendo el crédito. Los precios de
mercado para muchos activos en manos de instituciones
financieras, los llamados activos de legado, son inciertos o
están deprimidos. Con estas presiones afectando los
resultados de los bancos, el crédito sigue siendo un bien
escaso y el que está disponible acarrea un alto costo para los
prestatarios

Hoy (lunes) estamos anunciando otra pieza crítica de
nuestro plan para incrementar el flujo de crédito y
expandir la liquidez. Nuestro nuevo Programa de Inversión
Público-Privado establecerá fondos para proveer un
mercado para los préstamos de legado y los valores que
actualmente agobian al sistema financiero.

El Programa de Inversión Público-Privado
comprará préstamos ligados a bienes
raíces a bancos y valores del mercado en general. Los
bancos tendrán la habilidad de vender paquetes de
préstamos a fondos dedicados y los inversionistas
competirán por la oportunidad de participar en esos fondos
y tomar ventaja de la financiación suministrada por el
gobierno.

Los fondos establecidos bajo este programa tendrán tres
características esenciales: Primero, usarán
recursos del
gobierno en la forma de capital del Departamento del Tesoro y
financiación de la Corporación Federal de Seguros
de Depósitos (FDIC) y la Reserva Federal para movilizar
capital de los inversionistas privados. Segundo, el Programa de
Inversión Público-Privado se asegurará que
los participantes del sector privado compartan los riesgos tanto
como los contribuyentes y que los contribuyentes compartan las
ganancias de estas inversiones. Estos fondos estarán
abiertos a los inversionistas de todo tipo, tales como fondos de
pensiones, para que así una amplia gama de estadounidenses
pueda participar.

Tercero, los inversionistas del sector privado
establecerán el valor de los préstamos y los
valores comprados bajo el programa, los cuales protegerán
al gobierno contra pagos excesivos por esos activos.

El nuevo Programa de Inversión Público-Privado
inicialmente proveerá financiación por US$ 500.000
millones con el potencial de extenderla a hasta US$ 1
billón (millón de millones), lo cual es una parte
sustancial de los activos ligados a bienes raíces
originados antes de la recesión que en estos momentos
están estancando nuestro sistema financiero. Con el
tiempo, al proveer un mercado pata estos activos, que actualmente
no existe, el programa ayudará a mejorar el valor de los
activos, incrementar la capacidad de préstamo por parte de
los bancos y reducir la incertidumbre sobre la escala de las
pérdidas en los balances de los bancos. La habilidad para
vender activos a este fondo hará más fácil
para los bancos el recaudar capital privado, lo cual
acelerará su habilidad para reemplazar las inversiones de
capital suministradas por el Tesoro.

Este programa para lidiar con los préstamos y valores
de legado forma parte de una estrategia amplia
para resolver la crisis tan rápida y efectivamente como
sea posible, con el menor costo para los contribuyentes. El
Programa de Inversión Público-Privado le conviene
más al contribuyente que hacer que el gobierno compre
directamente los activos a los bancos que aún operan y
asuma una mayor participación de las pérdidas.
Nuestra estrategia comparte el riesgo con el sector privado,
apalanca eficientemente el dinero de los contribuyentes y genera
competencia en el
sector privado para determinar los precios de mercado para los
activos que actualmente son ilíquidos. Simplemente esperar
a que los bancos se deshagan de estos activos amenaza con
prolongar la crisis en una manera similar a la experiencia
japonesa.

Al avanzar, nosotros, como país, debemos trabajar
juntos para encontrar el balance adecuado entre nuestra necesidad
de promover la confianza pública y usar el dinero de los
contribuyentes de manera prudente para fortalecer el sistema
financiero. Esto, sin dejar de conservar la confianza de los
participantes de mercado, quienes necesitan hacer su parte para
conseguir que el crédito fluya a las familias trabajadoras
ya los negocios -grandes y pequeños- en todo el
país.

Esto requiere que aquellos que están en el sector
privado recuerden que la ayuda gubernamental es un privilegio, no
un derecho. Cuando las instituciones financieras vienen a
nosotros en busca de ayuda monetaria directa, nuestro gobierno
tiene la responsabilidad de asegurarse que estos fondos
sean desplegados para expandir el flujo de crédito a la
economía, no para enriquecer a los ejecutivos o a los
accionistas. Estas provisiones necesitan ser diseñadas y
aplicadas de tal manera que no desalienten la
participación del sector privado en programas disponibles
para estabilizar los mercados inmobiliarios, impulsar los
mercados de crédito y librar a los bancos de los activos
de legado.

No podemos resolver esta crisis sin hacer posible que los
inversionistas asuman riesgos. Aunque esta crisis fue causada por
los bancos que tomaron demasiados riesgos, el peligro es que
ahora asuman muy poco. Al trabajar con el Congreso para
implementar condiciones severas que impidan el uso incorrecto de
la ayuda de los contribuyentes, necesitamos ser muy cuidadosos
para no desalentar las inversiones que la economía
necesita para recuperarse de la recesión. La ley les da a
los empresarios responsables y a los inversionistas la confianza
para invertir y crear trabajos en nuestro país. El
compromiso de Estados Unidos de buscar políticas
económicas que promuevan la confianza y la estabilidad se
remonta al primer secretario del Tesoro, Alexander Hamilton,
quien fue el primero en dejar en claro que cuando nuestro
gobierno da su palabra, lo hace en serio.

Pese a todos los retos que enfrentamos, aún tenemos un
sistema financiero diverso y resistente. El proceso de
reparación tomará tiempo y el progreso será
dispar, con períodos de estrés y
fragilidad. Pero estas políticas funcionarán. Ya
hemos visto que donde el gobierno ha suministrado apoyo y
financiación el crédito está más
disponible a costos más
bajos.

Sin embargo, a medida que luchamos contra la crisis actual,
también debemos comenzar el proceso de asegurar que una
crisis como esta nunca se repita. Como ha dicho el presidente
Obama, no podemos seguir sosteniendo a mercados del siglo XXI con
regulaciones del siglo XX. Nuestro país merece poder elegir
entre mejores opciones que o aceptar el daño
catastrófico causado por un colapso como el de Lehman
Brothers, o ser forzado a inyectar miles de millones de
dólares de los contribuyentes en una institución
como AIG para proteger a la economía en contra de esa
escala de daños. La carencia de un régimen
regulatorio moderno y apropiado y de autoridad de
resolución, contribuyeron a esta crisis y
continuarán limitando nuestra capacidad de enfrentar
crisis futuras hasta que implementemos reformas
fundamentales.

Nuestra meta debe ser un sistema más fuerte que pueda
proveer el crédito necesario para la recuperación y
que también se asegure que nunca nos hallemos en este tipo
de crisis financiera otra vez. Estamos actuando
rápidamente para alcanzar esas metas y continuaremos
haciéndolo hasta que lo hayamos logrado.

(Geithner es el secretario del Departamento del Tesoro de
Estados Unidos)

– El plan de Geithner, muy bien, salvo la cuestión del
precio (Cinco Días – 24/3/09)

Quizá suceda que, ahora, hablar de dinero se considere
de mala educación en Wall
Street. Pero la efectividad del plan del Tesoro de EEUU para
lidiar con los activos tóxicos, que prolongó y
fortaleció el rebote, sería más
verosímil si se abordase la cuestión del precio que
se paga. Es sencillo: si el precio que se paga por los activos es
demasiado elevado el contribuyente estará donando dinero a
los bancos en cantidad directamente proporcional a la inutilidad
de los gestores de dichos bancos. Y si el precio es demasiado
bajo, el plan servirá para poco, porque los precios que
paguen los inversores serán similares a los del
mercado.

¿Solvencia o liquidez?

Como apunta Credit Suisse, el plan Geithner parece apuntar que
el problema del mercado es de liquidez, no de solvencia. Esto es,
que el mercado no funciona porque no hay dinero y, cuando
funcione, los precios de los activos volverán a su natural
ser, por encima del nivel de mercado actual, lo que
reforzará la posición de capital de los bancos.

Efectos secundarios

Las condiciones implican que el sector
público pondrá un 7% del volumen de
activos adquiridos, independientemente del precio.
¿Conclusión? Los inversores privados estarán
incentivados a poner precios lo más bajos posible a no ser
que se introduzcan suculentos incentivos de
nuevo cuño, más allá de que el Estado ponga
el 7% de la inversión y el FDIC garantice el otro 86%. No
es una mala noticia, al fin y al cabo, pues en ausencia de esos
incentivos el plan supone que no se regalará el dinero.
¿Y después? Raro será que este plan limpie
el sistema. Pero hará aún más acuciante la
necesidad de amortizar por fin esos activos tóxicos que no
se compran ni con respaldo público. O bien la crisis es
sólo de liquidez o bien este plan es sólo un paso
previo antes de que la capitalización pública del
sistema -para quien tenga alergia a la palabra
nacionalización- recomponga Wall Street.

– EEUU limpiará la banca con otro billón de
dólares (El País – 24/3/09)

El Tesoro comprará activos 'tóxicos' con
inversores privados que acudan a subastas

(Por Sandro Pozzi / Nueva York)

El Departamento del Tesoro de EEUU presentó ayer los
detalles de su plan para limpiar, con la ayuda del sector
privado, los balances de los bancos contaminados por las
hipotecas basura y otros
títulos vinculados a deuda de mala calidad. Se trata
de movilizar hasta un billón de dólares (unos
735.000 millones de euros) para la compra de activos
tóxicos y conseguir así que vuelva a fluir el
crédito y escapar de la recesión. El plan fue
recibido con algarabía por Wall Street, aunque faltan
muchos detalles por aclarar y los escépticos manifiestan
dudas sobre si realmente funcionará.

Tras una reunión con su equipo económico, el
presidente Obama se mostró ""muy confiado" en que el plan
permitirá descongelar los mercados crediticios, aunque
admitió que aún queda "mucho camino que recorrer y
mucho trabajo por
hacer".

El Tesoro procede, en síntesis,
a limpiar los activos que merman los resultados de los bancos,
los mismos que están en el corazón de
esta crisis. Y lo hace sin tener que tomar el control de las
entidades contaminadas, huyendo así del camino de la
nacionalización que se ha visto obligado a recorrer en
parte. Geithner recurre a la participación de inversores
privados para que se fije el precio de los activos tóxicos
mediante subasta y facilita a esos inversores una generosa
financiación para que participen en el programa. De
algún modo, la avaricia (de los potenciales inversores) y
el apalancamiento (esta vez con fondos públicos),
demonizados como culpables de la crisis financiera, se convierten
en la receta para el rescate. Y los denostados hedge funds y
fondos de capital riesgo, pasan a ser posibles protagonistas del
mismo.

En su plan, el Tesoro denomina "activos heredados" a los
activos tóxicos. Se trata bien de carteras de
préstamos hipotecarios o de títulos vinculados a
préstamos cuyos mercados se han secado. Las dudas sobre el
valor de estos activos y, en consecuencia, sobre el estado de
salud de las
instituciones bancarias, dificultan que puedan equilibrar sus
balances por la vía privada y congelan el flujo normal de
crédito. Para romper con este círculo vicioso que
tiene de rodillas al sistema financiero -y a la economía-
desde hace 18 meses se crea una esfera público-privada que
"repare" los balances.

El Tesoro se apoya en el Fondo de Garantía de
Depósitos (FDIC) y la Reserva Federal (Fed) para llevar
adelante la nueva estrategia de rescate de Wall Street. El nuevo
plan no necesita pasar por el Congreso, pues recurre a 100.000 de
los 350.000 millones de dólares que quedan en el fondo de
estabilidad financiera creado por iniciativa del anterior
secretario del Tesoro, Henry Paulson, para usar en la compra de
esos activos. Washington busca que el sector privado se implique
asumiendo parte del riesgo y, para animarle a participar, la FDIC
dará enormes créditos.

El poder de compra gracias a esta combinación de
fuerzas será inicialmente de medio billón de
dólares, cantidad que podría duplicarse con el
tiempo, según explicó el secretario del Tesoro,
Timothy Geithner. En la práctica, el Gobierno y el sector
privado compartirán los riesgos y las posibles ganancias.
Geithner puso el acento en que los inversores privados
perderán su dinero si las cosas van mal (si el valor de
realización de los activos tóxicos que se compren
es menor que el pagado) y que el Tesoro compartirá las
ganancias si las cosas van bien. Pero también cabe
la lectura
contraria: los inversores privados arriesgarán sólo
una pequeña parte de capital que, gracias al
préstamo de fondos públicos, puede proporcionarles
grandes ganancias si los precios se recuperan. Si las cosas van
mal, los inversores podrán desentenderse de esos
préstamos, mientras que el Estado asumirá el grueso
de las pérdidas.

El plan Geithner cuenta con dos grandes programas. Con el de
préstamos heredados, los bancos podrán vender a
fondos público-privados de nueva creación sus
carteras de préstamos hipotecarios contaminados. La FDIC
determinará la cantidad de fondos con que garantizar los
activos que le presenten los bancos para ser subastados. En la
práctica, por cada dólar que aporten los inversores
privados, el Tesoro pondrá otro y el nuevo fondo
podrá emitir deuda con garantía de la FDIC por
hasta 12 dólares más.

En un ejemplo puesto por el Tesoro que guarda esas
proporciones, un banco que quiere vender una cartera de hipotecas
por un valor nominal de 100 dólares, lo solicita al FDIC,
que saca a subasta esos activos entre varios inversores privados.
En el ejemplo, gana una oferta por
importe de 84 dólares. De esa cifra, el FDIC garantiza 72
dólares, dejando 12 de inversión, en los que
irían a medias el Tesoro y el inversor privado, que
gestionaría la cartera bajo supervisión de la FDIC hasta su
liquidación. Aunque esto ya no lo dice el ejemplo, si al
vencimiento el
valor de la cartera es de 90 dólares, el inversor privado
ganará 3 y el Tesoro otros 3 (menos los gastos). Si el
valor es, digamos, de 50, el inversor perdería sus 6
dólares, y el sector público, 28.

El segundo programa es el de títulos heredados
-léase tóxicos- y tiene a su vez dos partes. Por un
lado, la Reserva Federal dará préstamos para la
compra de titulizaciones de activos (préstamos
hipotecarios, al consumo o comerciales) potenciando el programa
TALF, anunciado hace unos meses por la Fed para reactivar el
crédito y que entra en vigor mañana. Por otro, el
Tesoro se asociará con cinco gestoras de activos para
crear plataformas o vehículos que compren los
títulos. Si el fondo pone 100 dólares, el Tesoro
pondrá otros 100 como coinversor y concederá 100
dólares (o en algunos casos 200) más como
préstamo.

Geithner dijo que es inevitable que el Gobierno asuma riesgos.
Sin embargo, cree que al hacer competir a los inversores privados
entre ellos permitirá establecer un precio adecuado para
esos activos que ahora no tienen mercado. Aunque la
participación privada puede proteger al contribuyente al
hacer que el Tesoro no pague demasiado, la duda es si los precios
que los inversores estén dispuestos a ofrecer serán
suficientes para sanear los balances de los bancos.

El mercado parece confiar en que sí, a tenor de la
subida del 6,84% que marcó ayer Wall Street, impulsado por
el sector financiero. Es la mayor subida del índice Dow
Jones en casi cinco meses y se extendió a las Bolsas de
todo el mundo.

Geithner espera que un amplio número de inversores
-individuales, fondos de pensión, aseguradoras y a largo
plazo- participe en esta operación de limpieza. Para
conseguirlo, una de las cuestiones que debía aclarar
Timothy Geithner era si iba a aplicar algún tipo de
restricción a las prácticas de remuneración
de las entidades participantes en el programa.

No será el caso, según el jefe del Tesoro. La
respuesta fue inmediata. El primero en anunciar su
intención en participar en el plan fue el reputado fondo
Pimco, que ve posible obtener beneficios de hasta dos
dígitos con la inversión. Morgan Stanley, por su
parte, cree que la acción del Gobierno ayudará a
estimular el mercado de crédito y califica de "innovadora"
la estrategia de Timothy Geithner, que resucita la idea original
para lidiar con estos activos.

Se estima que hay hasta dos billones de activos tóxicos
bloqueados en los balances y en muchos de ellos el mercado no
paga ni la mitad de su valor nominal, lejos por tanto del
optimista ejemplo propuesto por el Tesoro.

El "plan Geithner"

– El Tesoro de EEUU se asociará con inversores privados
para comprar activos "tóxicos" por hasta un billón
de dólares.

– Un programa se destinará a comprar carteras de
préstamos y otro, a adquirir titulizaciones de activos
financieros.

– El nuevo rescate usa los fondos del plan Paulson y no
necesita pasar por el Congreso.

– Los inversores ganan con el plan Geithner. Los
contribuyentes asumen el riesgo (Negocios – 24/3/09)

El Gobierno de EEUU comprará activos tóxicos
junto al sector privado.

El nuevo plan del Gobierno de Obama para liberar a los bancos
estadounidenses de los llamados activos tóxicos -aquellos
relacionados con hipotecas basura y otros
títulos asociados a deuda de mala calidad- es más
generoso con los inversores de lo esperado, pero pone al dinero
de los contribuyentes bajo un riesgo considerable.

Los diversos programas anunciados el lunes por el secretario
del Tesoro, Timothy Geithner, podrían emplear hasta 2
billones de dólares en comprar unos activos que han
causado pérdidas millonarias a las entidades, han
paralizado el mercado de crédito y han retrasado la
recuperación económica. Los inversores reaccionaron
con entusiasmo, y el lunes el Dow Jones subió un 6,84%, la
mayor alza en cinco meses.

Para limpiar a los bancos de estos activos tóxicos
(carteras de préstamos hipotecarios de títulos
vinculados a préstamos que ya no tienen un mercado donde
colocarse), el Gobierno se asociará con inversores
privados, y comprarán conjuntamente estos activos en
subasta pública. Para animar al sector privado a
participar, el Gobierno ofrece una elevada
financiación.

Azúcar para el inversor

En esencia, el Tesoro y la Reserva Federal (Fed)
pondrán una cucharada de azúcar
financiero por cada cucharadita de riesgo que los inversores
acepten tragar. "No hay duda de que el Gobierno está
asumiendo riesgos", reconoció Geithner, "pero la
cuestión estriba en cómo hacerlo de la mejor manera
posible".

Este plan estará supervisado por el Fondo de
Garantía de Depósitos de EEUU (FDIC). A
través del fondo, los bancos venderán paquetes de
activos de mala calidad al Gobierno y a los inversores privados
(fondos de inversión, hedge funds, capital riesgo, fondos
de pensiones, y posiblemente incluso bancos). En una subasta, la
entidad entregará los activos al inversor que ofrezca un
precio más alto en la puja. El FDIC garantizará
hasta el 85% del precio de adquisición de estos activos,
mientras que el Tesoro aporta la mitad del 15% de la
inversión restante.

El Gobierno asume la mayor parte del riesgo. Si las cosas van
mal, y el precio de los activos en el momento de su
liquidación es menor que el que se pagó por ellos,
el Estado se hará cargo de la mayor parte de las
pérdidas. Si hay ganancias, se reparten a medias entre el
Gobierno y el inversor privado. "Aunque la fórmula es
interesante, el subsidio público para la compra de activos
tóxicos tiene razonables incertidumbres a la hora de
implementarlo, pero hay que reconocer que la
Administración está poniendo toda la carne en el
asador", comentan en Oddo Securities. Otra ventaja que el Tesoro
ofrece consiste en que las empresas que participen en el plan no
estarán sujetas a las restricciones impuestas a la
retribución de sus altos ejecutivos.

Así, los contribuyentes podrían resultar
beneficiados en el caso de que el precio de los activos
adquiridos suba, o también gracias a los intereses que los
fondos público-privados deberán pagar, aunque la
tasa aún no ha sido establecida. Aparte de este programa
dirigido por el FDIC, el Tesoro ayudará a financiar una
serie de fondos de inversión creados con capital
público y privado para adquirir activos o titulizaciones
hipotecarias. Estos dos programas pueden alcanzar entre 500.000 y
1 billón de dólares. El Tesoro empleará
entre 75.000 y 100.000 millones del fondo de estabilidad
financiero (Tarp) creado durante el Gobierno de Bush.

Un billón más

Pero el Tesoro también podría utilizar 1
billón de dólares más a través de un
programa conjunto creado recientemente con la Fed, el Talf,
fundado originalmente para financiar préstamos al consumo
y comerciales. Ahora, este plan se extenderá para cubrir
la adquisición de titulizaciones hipotecarias. A corto
plazo, los expertos se preguntan si estos planes serán
suficientes para vencer la ansiedad que domina a los inversores
en todo lo que rodea a estos activos y las reticencias de los
bancos a vender hipotecas.

Los directivos de algunas de las principales firmas de
inversión, como Pimco y BlackRock, ya han declarado que
acudirán al programa del Tesoro. "Se trata de una
política ganadora", afirmó Bill Gross, presidente
de inversiones de Pimco, y estimó que el plan ofrece unos
"retornos potenciales de dos dígitos". El consejero
delegado de BlackRock, Laurence Fink, aseguró que gracias
a estos programas la estabilidad económica se habrá
restablecido a finales de este año.

Barack Obama casi siempre sonríe, pero Wall Street no
se ha contagiado de su optimismo. Los 50 primeros días en
el Gobierno del nuevo presidente de EEUU han sido los segundos
peores de la historia del país en
bolsa, sólo por detrás de Gerald Ford.

En este periodo, el Dow Jones cayó un 16,36%, en un
contexto de recesión económica e incertidumbre
generalizada que aún no han conseguido vencer los
numerosos planes de rescate puestos en marcha por el Gobierno.
Este mal rendimiento sólo está superado por los 50
primeros días de Gerald Ford, en 1974, cuando el Dow Jones
se hundió un 20,76%. Ford sustituyó a Richard Nixon
cuando éste dimitió por el escándalo
Watergate, y entró a gobernar en un país sacudido
por la crisis del petróleo y la guerra de
Vietnam.

Por el contrario, los 50 primeros días del primer
mandato de Franklin D. Roosevelt, en 1932, han sido los
más beneficiosos para Wall Street. En ese periodo, el Dow
Jones ganó un 34,18%. Ese año, EEUU comenzaba a
salir de la Gran Depresión
en la que entró tres años antes, y la bolsa
volvía a subir después de haber perdido un 99% de
su valor. En general, durante los primeros días de un
nuevo presidente, Wall Street se mantiene a la expectativa, por
lo que, salvo estas excepciones y unas pocas más, las
variaciones durante los primeros 50 días de Gobierno no
suelen superar el 4% hacia arriba o hacia abajo. Durante el
segundo mandato de Bill Clinton, por ejemplo, el Dow ganó
sólo un 3,60%, y aún así se encuentra en el
top ten de los mejores rendimientos.

Monografias.com

Los 50 primeros días de Obama son los segundos peores
de la historia de Wall Street

– Bernanke y Geithner piden más autoridad sobre las
firmas no bancarias (The Wall Street Journal –
25/3/09)

(Por Michael R. Crittenden y Maya Jackson Randall)

El gobierno de Estados Unidos necesita poder tener la
capacidad de tomar el control y desmantelar una amplia gama de
instituciones financieras no bancarias importantes para la
economía, afirmaron altos funcionarios económicos
ante el Congreso estadounidense el martes, aunque no se
especificó quién ejercería esa
autoridad.

El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y el
secretario del Tesoro, Timothy Geithner, les dijeron a
legisladores de la Cámara de Representantes que la
experiencia del gobierno con American International Group Inc.
pone de manifiesto la necesidad de lidiar con instituciones cada
vez más complejas e importantes para el sistema.

"Si una agencia federal hubiera tenido tales herramientas
el 16 de septiembre, podrían haberlas usado para poner a
AIG bajo conservaduría o sindicatura, desmantelarla
lentamente, proteger a los titulares de las pólizas de
seguros, e imponer recortes a los acreedores y las contrapartes
como fuera apropiado", le dijo Bernanke al Comité de
Servicios
Financieros de la cámara baja.

Tanto Bernanke como Geithner afirmaron que un programa de este
tipo podría delinearse siguiendo la forma en la que el
Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC)
de EEUU toma el control y maneja los activos y pasivos de los
bancos estadounidenses. Bernanke incluso sugirió que el
FDIC podría ser la agencia adecuada para ejercer esa
autoridad.

Eso marca un quiebre
con Geithner, quien sostuvo que el Departamento del Tesoro
debería ser el que posea esa autoridad. Geithner
indicó que el gobierno de Obama quiere tener la capacidad
de actuar como conservador de grandes firmas financieras que se
encuentran al borde del colapso, una autoridad que les
permitiría a las autoridades gubernamentales renegociar o
cancelar contratos
vigentes, y vender o transferir los activos o pasivos de una
firma.

"Este proyecto de ley llenaría un vacío
importante en la actual estructura
regulatoria de los servicios financieros con respecto a las
instituciones financieras no bancarias", afirmó
Geithner.

El representante demócrata Mel Watt, del estado de
Carolina del Norte, cuestionó si sería apropiado
que tal poder resida en el Tesoro, que es encabezado por
funcionarios designados políticamente.

El Tesoro busca expandir su portafolio de supervisión
en momentos en que la Casa Blanca y el Congreso consideran una
exhaustiva revisión del sistema regulatorio
estadounidense. Además de otorgar cierta autoridad de
resolución a alguna agencia, las autoridades
gubernamentales también han dicho que quieren darle a un
cuerpo regulador la capacidad de monitorear los riesgos para el
sistema financiero en su conjunto.

Bernanke, cuya Reserva Federal a menudo ha sido nombrada como
el potencial "regulador de riesgo sistémico", sostuvo que
la autoridad para lidiar con instituciones no bancarias a punto
de quebrar podría quedar en manos de la FDIC "o
algún otro cuerpo", y agregó que cualquier
decisión por parte del gobierno para actuar debería
ser tomada tras realizar consultas con la Casa Blanca y otros
reguladores. La clave, afirmó, es cambiar las leyes
actuales.

La creación de cualquier tipo de autoridad de
resolución dependería de leyes promulgadas por el
Congreso, y los legisladores más importantes sugirieron el
martes que también opinan que se necesita una
supervisión más amplia sobre las firmas
financieras.

Delicias del quantitative easing, en castizo "máquina
de imprimir billetes" (aunque técnicamente el dinero en
estas intervenciones se crea mediante apuntes
electrónicos) – Jugando con las reglas de Geithner (Cinco
Días – 25/3/09)

(Por Hugo Dixon – Breaking Views)

Tim Geithner ha ofrecido una financiación
extremadamente generosa al sector privado para ayudar a rescatar
los bancos estadounidenses. La promesa del secretario del Tesoro
de toneladas de apalancamiento barato podría hacer
atractiva la inversión en activos tóxicos. Pero es
probable que las mentes ingeniosas encuentren maneras más
elaboradas de jugar al juego de
Geithner. Aquí van dos ideas para los bancos y los
inversores.

El primer juego es para bancos -llamémoslo el tiovivo-.
Un banco vende siete millones de dólares en
préstamos tóxicos como parte del plan. Luego
reinvierte un millón en un fondo, recibe del Gobierno otro
millón en acciones y pide al mercado 12 en préstamo
con una garantía del Federal Deposit Insurance
Corporation, cuya financiación proviene en último
término de los contribuyentes.

El fondo del tiovivo compra luego 14 millones en
créditos tóxicos que son prácticamente
idénticos a los que el banco acaba de vender, pagando, si
puede, el mismo precio. El resultado es que el banco puede
cosechar ahora la mitad de las ganancias en un portfolio de 14
millones, en vez de retener los de su portfolio original de siete
millones. La diferencia es que ha reducido sus riesgos a un
millón en vez de siete.

El segundo juego, apodémoslo la colonia de rapaces, es
para inversores. En este caso, el inversor reparte su dinero en
varios fondos con diferentes aproximaciones para comprar acciones
tóxicas. Algunos se centran en hipotecas residenciales,
otros en las comerciales y otros en préstamos de la
tarjeta de crédito. El objetivo del
inversor es asegurarse de que, incluso si el valor de algunos
fondos cae en picado, otros van bien.

Imagínense jugar a la colonia de rapaces con
sólo dos fondos. Nuestro inversor, que tiene dos millones,
pone uno en la rapaz A y otro en la B. Ambas rapaces piden ahora
nueve millones cada una a la Fed como parte de su programa Talf
dándoles a cada una 10 millones para invertir. La rapaz A
lo hace bien y gana un 30%; la B mal y pierde un 30%.

Puede parecer una mala estrategia que deja al inversor seco,
pero la disponibilidad de dinero barato cambia el resultado. La
rapaz A vale ahora 13 millones. Después de devolver los
nueve millones del crédito, el inversor tiene ahora
cuatro. Aunque pierde el millón que puso en la rapaz B, el
resto de las pérdidas las pagan los contribuyentes.
Nuestro inversor acaba doblando sus dos millones originales.

Éstos, por supuesto, son sólo ejemplos
estilizados. No tienen en cuenta los cargos de interés en
la obtención de deuda, que harían menos lucrativos.
También existe la posibilidad de que las autoridades
eviten que los inversores hagan estos trucos. Aun así,
debería haber diversión para mantener entretenidos
a los financieros.

– Obama afirma que la economía de EEUU comienza a
mostrar signos de
recuperación. (El Economista – 25/3/09)
mientras.

– Obama prepara una reunión con los principales bancos
del país para este viernes (El Economista –
25/3/09)

El presidente de EEUU, Barack Obama, planea reunirse este
viernes con los máximos ejecutivos de la banca
estadounidense, entre ellos los de JP Morgan, Goldman Sachs,
Morgan Stanley y Citigroup. El objetivo del encuentro será
convencerlos de que deben ver más allá de sus
propios intereses para reactivar la economía del
país, según han adelantado fuentes de la
Casa Blanca a Reuters.

"El presidente Obama reiterará su convicción de
que para volver a encarrilar la economía es necesario
entender que cada uno de nosotros debemos mirar más
allá de nuestros intereses a corto plazo y fijarnos otras
obligaciones
mayores para que Estados Unidos tenga éxito",
señalaron.

Esta reunión, adelantada por el diario estadounidense
The Wall Street Journal y confirmada por Reuters, todavía
no ha sido anunciada de manera oficial. Según informa el
rotativo, se trata de una práctica inusual, ya que lo
habitual es que los principales directivos de los bancos se
reúnan con el Tesoro o con la Reserva Federal, pero no
directamente con el presidente, y menos en grupo.

Discutir el plan Geithner

El encuentro tendrá lugar sólo unos días
después de que el Departamento del Tesoro presentase su
plan para recomprar los activos tóxicos que lastran las
cuentas de los
entidades, que asciende a 500.000 millones de dólares,
ampliables hasta el billón de dólares.

Obama prevé discutir con los banqueros los esfuerzos
del Gobierno para sanear los balances de las entidades y
restaurar su solvencia, por entender que es la mejor manera de
que vuelvan a contar con liquidez para prestar dinero.

Además, es previsible que el Gobierno exponga sus
exigencias para los bancos que se acojan al plan de ayuda, con
objeto de evitar abusos como los cometidos en el anterior
plan.

JP Morgan rechazó comentar la noticia, mientras que
Reuters no pudo contactar con Goldman y Citigroup.

– El fondo de rescate tenía truco: los bancos no saben
cómo divorciarse de Obama (El Confidencial –
25/3/09)

(Por María Igartua)

El fondo de rescate del Gobierno de Estados Unidos, más
conocido como TARP, no ha resultado ser tan bondadoso como
parecía en un principio. Con el Congreso mirando con lupa
el caso de American International Group -ayer los legisladores
volvían a cuestionar el rescate y pedían cuentas al
presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke y al secretario
del Tesoro Timothy Geithner- los bancos se están dando
cada vez más cuenta de que se encuentran bajo el yugo del
Gobierno.

Cuando el pasado mes de octubre los nueve mayores bancos del
país no dudaron en poner la mano para recibir más
de 100.000 millones -suma que ha ido aumentando- como salvavidas,
no sabían la que se les venía encima. De hecho,
probablemente si hubieran considerado la posibilidad de que el
futuro Gobierno de Barack Obama iba a poner en marcha una serie
de leyes con carácter retroactivo como está
haciendo -el límite a los bonus o un impuesto del 90%
sobre estos- quizá se lo hubieran pensado dos veces.

Llegó el final de año y con ello el reparto de
primas de ejecutivos. Mal asunto. Es Estados Unidos sus
dirigentes responden por el dinero de los contribuyentes -los
mismo que han llevado a Obama al Despacho Oval- con lo que el
Gobierno tuvo que aplacar los ánimos de los ciudadanos
cuando alzaron la voz contra los suelos abusivos
de aquellos que habían causado la peor crisis desde la
Gran Depresión.

Ahora los bancos temen que, al igual que los legisladores han
metido mano en los sueldos de los altos directivos puedan hacerlo
también en otros de sus asuntos. La solución pasa
por devolver el TARP antes de que sea tarde: si no hay capital
público no tengo que someterme a las imposiciones del
Gobierno.

Hace algo más de un mes los pequeños comenzaron
a mover fichas para
devolver la ayuda recibida y en las últimas semanas lo
están haciendo los grandes. Según publicó
Bloomberg.com ayer, Goldman Sachs se encuentra en conversaciones
con los reguladores de EEUU para liquidar con la
administración a mediados de abril los 10.000 millones que
ha recibido del TARP. También Wells Fargo quiere quitarse
de encima el dinero hoy mejor que mañana y una de las
formas de poder hacerlo pasa por recortar su dividendo, lo que le
va a ahorrar 5.000 millones de dólares al año.

El presidente de la entidad, Richard Kovacevich, las
lanzó con bala el pasado 13 de marzo durante una
comparecencia en la Universidad de Stanford. En ella
arremetió contra los grilletes del TARP, calificó
de "tontería" el test que el
Tesoro obliga a pasar a los bancos y que requiere niveles de
capitalización excepcionales por la "fragilidad" del
sistema financiero. A este respecto aseguró que no se
podía meter a todas las firmas -fuertes y débiles-
en el mismo saco y explicó que si tomó el dinero
del Gobierno en la primera oleada de rescates fue a instancias
del entonces secretario del Tesoro Henry Paulson. De hecho, el
presidente sostuvo que Wells Fargo hubiera podido conseguir los
25.000 millones que recibió entre el capital privado.

A otro al que también le quema el dinero público
en sus cuentas es a Bank of America. Según afirmó
su Consejero Delegado, Kenneth Lewis, hace dos semanas, el banco
podría devolver los 45.000 millones recibidos a finales de
2009. Y lo haría hoy mismo si no fuera por los requisitos
de capitalización. Además entonó el mea
culpa por poner meter la mano en el saco. Según
reconoció, aceptaron demasiado dinero del TARP que no les
hacía falta. "Lo hicimos por un exceso de prudencia,
porque no puedes saber cómo de mal pueden ponerse las
cosas, pero fue un error y provocó que se nos considerara
de una forma que no merecíamos" dijo.

¿Cuál es el problema ahora? Que el TARP no se
devuelve así como así, "toma lo que me diste".
Primero tienen que pasar el famoso test de solvencia de Geithner
y segundo, como se va a deshacer, por ejemplo, Citigroup de la
presencia del Estado en el 36% de su capital. El TARP se
devolverá cuando el Gobierno de Estados Unidos quiera que
sea devuelto.

– El Tesoro de EEUU enviará al Congreso un plan de
cierre de firmas (Expansión – 26/3/09)

El departamento del Tesoro estadounidense afirmó ayer
que trasladará un proyecto de ley al Congreso esta semana
para solicitar poderes que le permitan cerrar las instituciones
financieras no bancarias en problemas.

En realidad, las propuestas involucran a firmas financieras
que puedan representar riesgos para todo el sistema financiero, y
que no están cubiertas por el regulador de los bancos, que
es la Corporación Federal de Seguro de los
Depósitos.

El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ya
manifestó el día anterior en el Congreso que esos
poderes eran necesarios para lidiar con determinados casos como
el de la aseguradora American International Group Inc (AIG), a la
cual el Gobierno debió rescatar con fondos millonarios
ante el temor de que su caída golpee a la economía
real.

"El proyecto llenará un vacío significativo en
la actual estructura regulatoria de los servicios financieros",
dijo el Tesoro, señalando que de haber existido
algún esquema de ese tipo "el Gobierno podría haber
resuelto el tema de AIG de una manera ordenada".

Por lo tanto, ahora lo que el Tesoro busca es que el Gobierno
pueda poner a una institución financiera no bancaria bajo
la supervisión de una sindicatura, quien podría
liderar una reestructuración ordenada de la
compañía o su cierre.

– Los riesgos que acarrea el plan de rescate financiero (The
Wall Street Journal – 27/3/09)

(Por David Wessel)

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner,
finalmente ha colocado la pieza final de su plan de rescate
financiero: las "sociedades
público-privadas" que estarán encargadas de comprar
préstamos y valores tóxicos en poder de los bancos
en apuros.

Ya sabemos de qué se trata. Las siguientes preguntas
son: ¿Funcionará? ¿Habrá compradores
y vendedores? ¿Y qué ocurre si no funciona?

En medio de la furia desatada por las bonificaciones pagadas a
empleados de American International Group (AIG), una pregunta que
se planteaba era si los fondos de cobertura u otros grandes
inversionistas serían ahuyentados por la perspectiva de
posibles audiencias en el Congreso y normas gubernamentales que
cambian sin cesar, y, por consiguiente, no estarían
dispuestos a aventurarse en un emprendimiento conjunto con el
gobierno para comprar los activos. En parte debido a que Geithner
les ofrece un trato muy conveniente, ese temor se ha disipado y
ha sido reemplazado por las acusaciones de que Wall Street se
enriquecerá a costa de los subsidios de los
contribuyentes. "¡Robo al pueblo estadounidense!", dijo el
premio Nobel Joseph
Stiglitz.

El Departamento del Tesoro espera que los primeros
inversionistas en efecto ganen mucho dinero. Eso alentará
a que se sumen más compradores y revitalizará a los
mercados para operaciones con
préstamos hipotecarios y valores. Y, según el
razonamiento del Tesoro, eso les pondrá un precio de
mercado a esos activos de forma tal que todo el mundo tenga una
indicación de lo que valen actualmente para que se
reactiven las transacciones. Y ese paso hacia la normalidad en el
funcionamiento del sistema financiero impulsará la
confianza, cuya ausencia, según el diagnóstico del Tesoro, es un gran
problema.

El secreto para financiar el plan de Geithner no es el dinero
privado, sino los fondos del gobierno que no requieren de la
aprobación del Congreso. Si un banco tiene un
préstamo hipotecario de US$ 100 que logra venderle a una
entidad pública-privada por US$ 84, los inversionistas
privados contribuyen apenas US$ 6. El Tesoro pone US$ 6 y el
Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) de EEUU
garantiza un préstamo por US$ 72, y no necesita que el
Congreso lo apruebe.

La Reserva Federal está haciendo algo similar por el
lado de los valores; puede imprimir cantidades ilimitadas de
dinero sin permiso del Congreso. El motivo por el cual se recluta
a inversionistas privados es evitar que el gobierno fije los
precios. "Ya que estos inversionistas tendrán el incentivo
de negociar con firmeza para asegurarse que sus inversiones sean
rentables, el contribuyente estará protegido ante la
posibilidad de pagar en exceso", afirma Geithner.

La preocupación actual es si los bancos estarán
dispuestos a vender. Eso es un tanto sorprendente, ya que no hace
mucho nos hicieron creer que los bancos estaban desesperados por
deshacerse de estos activos. La hipótesis de Geithner es que "parte de lo
que está dificultando que los bancos se desprendan de esto
es la ausencia de un mercado con financiación en el cual
venderlo".

Preste atención a la frase "parte de". El problema no
son los activos respaldados por hipotecas: su valor ha sido
reducido en los libros,
supuestamente a niveles que significan que los bancos no
soportarán grandes pérdidas si los venden. El gran
problema son los préstamos. Éstos figuran en los
libros a los precios que los bancos esperan venderlos en el
futuro. Si los bancos los venden a valores muchos más
bajos de los que figuran en los libros, tendrán grandes
pérdidas que debilitarán sus ya agotadas reservas
de capital. Eso llevará a los reguladores a cerrarlos u
obligarlos a aceptar tanto dinero de los contribuyentes que el
gobierno será su propietario. Los bancos que han hecho
adquisiciones, como J.P. Morgan Chase, Wells Fargo y Bank of
America, han rebajado el valor de algunos de los préstamos
en los portafolios de los bancos que compraron, así que
podrían ser vendedores. Otros bancos, cuyas acciones se
transan a precios muy bajos, podrían estar dispuestos a
soportar una pérdida con la esperanza de que deshacerse de
estos activos los vuelva más atractivos y les permita
levantar capital. Pero si sólo los bancos fuertes se
deshacen de los activos tóxicos, eso no resolverá
el problema de tener bancos demasiado débiles o demasiado
paralizados para otorgar préstamos.

– EEUU anuncia una ambiciosa reforma de la regulación
del sistema financiero (The Wall Street Journal –
27/3/09)

(Por Damian Paletta)

El secretario del Departamento del Tesoro, Timothy Geithner,
exhortó ayer a los legisladores estadounidenses a
promulgar una amplia reforma a la regulación de los
mercados financieros, poniendo en marcha un proceso que
probablemente culmine en un control mucho más firme por
parte del Estado.

Es probable que pasen meses antes de que la propuesta, que no
fue acompañada de muchos detalles, sea aprobada en el
Congreso. La iniciativa generó preguntas por parte de
algunos legisladores que sostuvieron que el gobierno buscaba
concentrar demasiado poder, y también motivó la
oposición de algunos inversionistas, especialmente en el
sector de los fondos de cobertura.

Geithner presentó su plan como una forma de restaurar
la confianza de los mercados y restringir a las empresas cuya
dimensión o complejidad pueda amenazar al sistema
financiero. El plan repartiría el poder entre el
Departamento del Tesoro, la Reserva Federal (Fed), la
Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC)
y la Comisión de Bolsa y Valores (SEC). "Creo que es una
falla trágica del país que llegáramos a esta
crisis sin nada que remotamente se parezca a una autoridad amplia
para hacer frente a crisis financieras en forma efectiva y
proteger a la economía…".

El gobierno del presidente Barack Obama busca cambios en
cuatro áreas: limitar los riesgos que podrían
amenazar a la economía, fortalecer las protecciones para
inversionistas y consumidores, cerrar las brechas en la
supervisión regulatoria y coordinar cualquier
acción de manera global.

En su testimonio ante el Comité de Servicios
Financieros de la Cámara de Representantes del Congreso
estadounidense, Geithner se concentró en las medidas para
contener los riesgos sistémicos. Eso incluye la
creación de una agencia "independiente" para monitorear a
las instituciones más importantes o las cadenas de pagos
cuya falla podría tener un efecto desestabilizador sobre
la economía. Este tipo de control abarcaría a los
fondos de cobertura y las firmas de capital privado y capital de
riesgo de cierta magnitud, a las cuales se les exigiría
que se inscriban en la SEC.

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