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Costumbres ante la muerte en las diferentes Religiones y países de Latinoamérica (página 2)



Partes: 1, 2

Por lo anteriormente planteado, es que se
realizó un breve bosquejo sobre como se presenta la muerte, sus
actitudes y
costumbres ante la misma en algunas culturas, religiones,
sociedades y
países latinoamericanos.

OBJETIVOS:

1.- Describir como es valorada la muerte de
acuerdo a la religión, sociedad y
país latinoamericano en que se presente.

2.- Describir las actitudes y costumbres
ante la muerte en las diferentes sociedades, religiones y países
latinoamericanos.

Desarrollo

En el Mundo Antiguo (10, 11) lo
sobrenatural era omnipresente y todopoderoso, y cada
acontecimiento alarmante en el campo de la naturaleza
representaba un presagio especial enviado para servir de
advertencia o de estímulo. Así tenemos que en
Egipto (12,
13) es donde se encuentran, por primera vez, referencias al
tratamiento psicosomático de las enfermedades, el hombre era
tratado como un todo. Quizás, al comprender que con la
muerte y la putrefacción del cuerpo rompía la
unidad de éste, y el alma
pretendió enfrentar esta disolución con el
embalsamamiento; de esta forma mantenían el vínculo
entre los muertos y los vivos.

Respecto a China (14,
15), las propias costumbres funerarias indicaban las grandes
diferencias entre sus culturas; donde se han encontrado
cadáveres de personas sacrificadas y enterradas con el
difunto, siendo esto una práctica común. El mundo
de estas culturas estaba poblado de deidades que controlaban la
existencia de los humanos, cuya ira debía ser aplacada con
ofrendas de
cereales, sacrificios de animales y de
seres humanos y libaciones de bebidas embriagantes. De ahí
parte la costumbre de colocar alimentos en las
tumbas de los chinos muertos.

En el Medioevo (1), en las antiguas
civilizaciones mesopotámicas la enfermedad era considerada
como castigo del pecado, en la
civilización grecorromana como causa de inferioridad, en
el cristianismo
la enfermedad era símbolo de una vía para la
purificación, gracia divina; constituyendo la muerte para
algunos la liberación del sufrimiento y el comienzo del
goce eterno.

En cuanto a las Culturas
Aborígenes
tenemos que los aztecas (16)
prestaban especial atención a los ritos funerarios como forma
de asegurar la supervivencia de sus muertos y que éstos
ejercieran su acción
protectora sobre los vivos; formaban parte de estos ritos la
conservación de objetos del muerto que adquirían la
función
de amuletos de protección o de buena suerte. Los incas (17)
constituían una aristocracia victoriosa que dominaba las
sociedades vencidas, para ellos la muerte era debido a la mala
voluntad de alguien, fundamentalmente de las deidades enfurecidas
por algún pecado, descuido en el culto o por algún
contacto especial con los espíritus malévolos que
existían en los vientos y las fuentes; de
ahí que al tener las enfermedades causas sobrenaturales,
debían ser curados por la magia o la religión.
Entre los hallazgos arqueológicos se encuentra el mayor
número de cráneos trepanados del mundo, no se ha
podido encontrar indicios si se realizaban para descomprimir el
cerebro o para
ahuyentar los demonios. (18)

En las Culturas Africanas existe desde
tiempos inmemorables la adoración a los muertos (manismo),
donde los difuntos continúan viviendo en la mente de todo
el pueblo africano, como ánimas, espíritus o seres
sobrenaturales que conservan externamente su apariencia terrenal
o asumen temporalmente el aspecto de animales. De esta forma, los
muertos continúan siendo miembros del clan no abandonan la
comunidad, par
lo cual necesitan sacrificios para prolongar su existencia en el
otro mundo y renacer en sus descendientes, pues de lo contrario
deben dejar de ser. La adoración de los antepasados
significa mantener los nexos entre estos dos grupos del clan:
los vivos y los muertos; romper estos lazos es amenazar con la
destrucción a los vivos y a la comunidad en general.
(22)

Las religiones juegan un papel importante a la hora de
influir de formas positiva, negativa o neutra en todas las
personas al pensar en su propia muerte o sobrellevar las muertes
ajenas.

  • Las religiones proponen creencias acerca del
    más allá de la muerte.

  • Las religiones "usan" el poder de la muerte para
    desplazar a los hombres de la manera cotidiana de ver,
    entender y sentir las realidades.

  • Las religiones hablan de la muerte desde la
    profundidad de la experiencia sagrada de la
    existencia.

Los cristianos tienen la firme creencia
en la fe de la encarnación de Dios en Jesucristo. El
verdadero cristiano vive con la esperanza de la inmortalidad,
porque cree en la resurrección de Jesucristo. Jesucristo
aceptó la muerte cambiando de esta forma su significado,
la elevó a la función de redentora y la
trascendió por la resurrección. El hombre entra
en al eternidad por la muerte, convirtiéndose, esta en el
enlace entre el modo de ser temporal y el modo de ser eterno.
Dios nos espera a todos para abrazarnos atentamente; porque hemos
sido creados a su imagen y
semejanza, y hemos sido redimidos por Jesucristo. Para los
cristianos el alma surge con la concepción y a partir de
ese momento es eterna. La muerte solo implica al cuerpo, el alma
permanece siempre. Tras la muerte tiene lugar un juicio en el que
se valoran los méritos y deméritos del difunto;
así el alma se salva o se condena viviendo eternamente en
la gloria de Dios o apartados de él. Para los Padres de la
Iglesia
habrá un juicio final y previamente a este se
producirá la resurrección de los muertos; nadie
excepto Dios puede conocer el día y la hora del mismo.
Según la iglesia cristiana, el cristianismo debe
prepararse durante su vida para una muerte que siempre incierta,
pero inevitable. Los cristianos entierran o incineran a sus
muertos, si bien durante siglos lo común ha sido la
inhumación, aunque en los últimos años va
aumentando el número de cremaciones.

Para los budistas, la muerte no es
más que un tránsito. Los actos positivos realizados
a lo largo de nuestras vidas nos permitirán gozar de un
karma favorable,
los actos negativos inducirán un karma negativo.
Renaceremos bajo una forma determinada por esta ley de causa y
efecto; por eso la muerte no es un final, más bien parece
un cambio de
ropajes. El budismo no cree
en un dios omnipotente y omnisciente, creador del cielo y
la tierra; no
existe en el ser humano un elemento superior trascendente como el
espíritu y el alma; todo es inestable, transitorio e
impersonal, no se habla de reencarnación propiamente sino
de renacimiento. El
apego que sentimos por nuestra existencia genera sufrimiento, lo
que nos encadena a la rueda de nacimiento y muerte, generando
futuros renacimientos.

Para la tradición hindú
nadie nace ni muere en ningún momento, el alma imagina su
nacimiento y su muerte. El hinduista cree en la
trasmigración de las almas, ya que existe un principio de
orden superior y permanente que denominan atman y
que se podría traducir por espíritu. El atman se
reencarna para ir purificándose y poder
reencontrar su origen mediante una experiencia de vida denominada
liberación definitiva (como resultado de una conducta
implacable y sabiduría). La muerte para los hinduistas es
solo un migrar del cuerpo y su liberación definitiva
pondría fin a la reencarnación. Cuando una persona muere se
incinera su cadáver, preferiblemente junto a un río
sagrado.

El islamismo se basa en la
oración ritual, el ayuno, la profesión de fe, la
limosna y la peregrinación a la Meca. El único Dios
es Alá y su profeta Mahoma. Tras la muerte del cuerpo
físico el Alma es conducida al paraíso o al
infierno. El paraíso se concibe como una especie de
jardín donde se puede gozar de todos los disfrutes,
incluso los materiales. El
infierno es una región para el dolor y el sufrimiento. Los
musulmanes
también creen en el juicio universal y en la
resurrección de los cuerpos. En el Islam, aunque
cree en la resurrección, se utiliza la conciencia de la
muerte como instrumento de sabiduría y conocimiento.
Hay que morir antes de morir. Cuando un musulmán muere su
cadáver es inhumado, el cuerpo se lava, perfuma y se
envuelve en sudarios depositándose en la tumba sin
ataúd.

Para los hebreos el hombre no es un
espíritu encarnado sino un cuerpo animado. Yahvé
formó al hombre del polvo de con sus manos y alentó
en su nariz un soplo de vida; lo hizo a su propia imagen y
semejanza. El aliento divino es la vida del hombre. El destino
del hombre es una cuestión puramente terrenal. Hemos
salido del polvo y hemos de volver a él; esa es la base de
la sabiduría y la consecuencia del pecado original. No se
habla de la resurrección hasta fecha muy reciente,
después del exilio y por influencia persa.

En la religión de Israel, lo que
constituye el objetivo
central es la sumisión, la entrega y confianza en
Yahvé, el señor de la vida y la muerte; no la fe en
la vida ultratumba.

Los egipcios siempre creyeron en la otra
vida, las tumbas más primitivas contenían muestras
de comida y equipamiento. En general la imaginaban semejante al
de este mundo, pero en mejor, con cacerías y cosechas
abundantes, ricos banquetes y bellas muchachas. Primero se
pensó que el rey pasaba su vida de ultratumba junto a
RE (Dios del sol, rey de los dioses, padre de la
humanidad y protector de los faraones), recorriendo diariamente
el cielo con él. Después quedó vinculado al
dios OSIRIS (Dios de la fertilidad y de la
vegetación y Dios de la muerte), y cada rey
al morir se identificaba con él. Este privilegio se
extendió a todas las clases, de modo que todo hombre al
morir se identificaba con Osiris. Una buena conducta aseguraba un
tránsito seguro al
más allá; el corazón
del difunto era puesto en una balanza, teniendo como contrapeso
una pluma que representa la verdad. El resultado era consignado
por THOT (Dios de la ciencia y
la sabiduría, el inventor de la escritura) en
presencia de Osiris, y los que no daban el peso eran destruidos
para siempre. Ellos pensaban que el cuerpo del difunto
permanecía en este mundo y que era el espíritu del
muerto el que se iba al más allá y que necesitaba
del cuerpo como de una base, y por eso ensayaron distintos y
complicados métodos
para preservar el cuerpo con la momificación; aunque en
casos extremos una estatua o retrato del difunto podían
servir como sustituto.

En América
por ser un continente heterogéneo con diversidad de
creencias, sociedades y raíces, se observa como los deudos
de diferentes formas recuerdan y dicen adiós a sus seres
queridos que tuvieron que partir al mundo desconocido de la
muerte. Así tenemos que en:

VENEZUELA: Los deudos preparan la
despedida de sus seres queridos, en dependencia de las
posibilidades económicas, pero de forma general se vela al
fallecido en una funeraria o en la casa durante toda la noche, se
ofrece café y
recuerdan momentos de la vida del fallecido, antes de salir hacia
el cementerio se hace una oración pidiendo por su alma;
después se reúnen en la casa de los familiares para
orar por el alma del fallecido por una hora diaria durante nueve
días (novenario) y a los cuarenta días se realiza
una misa o un servicio de
acuerdo a la creencia religiosa. En los primeros días
después del entierro se le llevan flores a la tumba a
diario o semanal y con el transcurso del tiempo esta
situación va disminuyendo a tal grado que
únicamente para el día del cumpleaños o el
día de los Santos Difuntos (1ero de noviembre) se les
lleva flores.

GUATEMALA: Guatemala es un país
multicultural y multiling?e, que cuenta con diferentes mitos y
costumbres que varían de un departamento a otro. La familia
guatemalteca se caracteriza por mantener una unión en
cualquier circunstancia, cuando una de estas fallece trabajan en
conjunto para realizar los preparativos de la velación del
difunto. La despedida de los fallecidos si es en el centro se
vela al fallecido en una funeraria o en la casa, se ofrece
tamales, chocolate, café, sopas y sándwich y se
recuerdan anécdotas del mismo, al día siguiente se
ofrece una misa de cuerpo presente en la iglesia y luego se
dirigen al cementerio creando una caravana de autos; la
velación puede durar de 24 a 48 horas con previa
preparación del cadáver, en algunas ocasiones hasta
más de 72 horas por la lejanía de algunos
familiares. En las demás provincias lo velan en la casa, a
veces todo el pueblo pasa la noche junto al fallecido, fumando,
tomando ron, jugando cartas,
igualmente se ofrece comida; al amanecer se le hace una misa en
la iglesia del pueblo y se dirigen al cementerio, caminando
detrás del féretro algunas veces en
compañía de mariachis o con música. Se reza por
una hora diaria durante nueve días, a los cuarenta
días se realiza una misa al año y a los siete
años. El día de los Santos Difuntos (1ero de
noviembre) se va al cementerio se limpia y adornan las criptas se
les lleva su comida favorita y se deja en la tumba, luego se les
eleva un papalote o cometa y se le mandan "telegramas"
mandándoles saludos y peticiones de sus seres queridos. En
la religión católica se realiza una misa de cuerpo
presente antes de trasladarlo al cementerio.

PERÚ: El peruano desde la
antig?edad ha tenido mucho respeto por los
fallecidos, la idea de la vida después de la muerte estuvo
muy relacionado con la religión, pues tenían la
idea de que si alguien moría era una ofrenda para su Dios
por lo tanto realizaban ceremonias ante esta situación; la
variación estaba dado según la cultura a la
cual pertenecían y al dios que adoraban, en la
mayoría de los casos por no decir todos adoraban al sol
(INTI), a la tierra
(PACHA).

Por ejemplo unos tenían la costumbre de que al
morir el hombre de la casa lo enterraban en grandes sepulturas
acompañados de sus mujeres y riquezas, con la creencia que
no estén solos y que no les falte nada en la otra vida.
Otros se destacaron por embalsamar a sus muertos para
conservarlos mejor, los envolvían con tejidos hechos
especialmente por ellos, una cultura muy reconocida en este
arte fueron
los Paracas, que además realizaban trepanaciones craneanas
sustituyendo parte del cráneo con láminas. Todos
eran enterrados con sus pertenencias, cerámicas, tejidos,
joyas, alimentos, etc. En la actualidad si son de escasos
recursos,
hacen el velorio y lo entierran en las tierras de su propiedad
después de haber realizado la misa con el párroco
del lugar. Cuando la posición económica es mayor en
dependencia de la importancia del fallecido en vida, las
peticiones familiares y el status social,
se prolonga el velorio por tres días ofreciendo comidas y
recordando como fue el fallecido en vida, durante el trayecto al
cementerio se visita todo el pueblo los lugares que
recorrió y donde pasó los momentos más
importantes. A los ocho días se hace una fiesta donde por
el día se reparte comida típica y bebidas, se
charla, se pasan videos donde aparece el fallecido o se ven
fotos del mismo.
Por la noche se ora en la iglesia y se pide por el alma de este;
esto se hace todos los años. En el caso de que el
fallecido sea un niño lo visten de blanco al igual que el
cajón representando la inocencia y pureza de esa criatura.
El 2 de noviembre se celebra el día de los difuntos, donde
le llevan comidas preferidas en vida y flores, es muy
común que se preparen panes en forma de bebé que en
quechua se llaman wawa tanta, que se le ponen en las
tumbas.

PARAGUAY: En este país se hace
solamente un velorio en la capilla de la iglesia, la casa de la
familia o en
la funeraria toda la noche, en la cual se ora y se raparte
café, al día siguiente se va hacia el cementerio
donde se despide al fallecido con unas palabras del familiar
más cercano, al regreso después del entierro se
hace una recepción donde se brinda comida a todos los que
acompañaron el féretro hasta el camposanto
(cementerio). Se reza el novenario a la misma hora; cada
año se le llevan flores en el aniversario de su muerte, en
su cumpleaños, el día de los padres y las madres y
en algún otro día especial de importancia para la
familia.

DOMINICANA: Si el fallecido vivió
en el área rural, es preparado por alguien de la
comunidad, lo maquillan y visten completamente de blanco y con la
ropa interior al revés, es llevado a la casa donde ocurre
el velorio. Si la familia tiene un status social alto como los
arrendatarios y terratenientes, se contratan "lloronas" las
cuales lloran toda la noche al fallecido por dinero, ya que
se cree que mientras más se llore, más bueno era el
fallecido; durante toda la noche se bebe ron y se juega
póquer, al día siguiente se saca el féretro
con los pies del fallecido por delante, ya que si no es
así su alma se quedará en la casa. Se reza el
novenario y cada año se le hace una hora santa que
consiste en orar por él frente a un altar con una foto del
fallecido. Si es un niño el que muere al velorio solo
llegan niños y
familiares, a los niños se les reparte juguetes para
que disfruten lo que el fallecido no disfrutará. Si es una
mujer embarazada
se entierra con el feto entre sus
piernas y si es una mujer que se iba a casar se entierra con el
vestido de novia.

PANAMÁ: El panameño siente
un profundo respeto por la muerte de un ser humano y lo
manifiesta a través de conductas que son partes de sus
costumbres y tradiciones. La percepción
filosófica del panameño sobre la muerte está
influida por la religión con una profunda esperanza de que
la muerte es una etapa de la vida que culmina con la
resurrección. Al morir una persona, explotan en llanto en
todos tonos, pasado largo rato, en la gritería desnudan al
cadáver, lo bañan bien y lo visten con las mejores
ropas, incluso la corbata, el sombrero (le ponen el sombrero
porque de lo contrario todos los pájaros que encuentre en
su camino al cielo le picarían duro la cabeza), medias y
zapatos pocas veces usadas por él (dicen que el difunto
debe ir vestido de gala para presentarse ante Dios) antiguamente
las mujeres eran enterradas. con todas sus joyas, hoy en
día ha quedado suprimida esta costumbre. Elaboran un altar
con sábana blanca y lo adornan con pencas de
ensueño y flores, se ponen velas encendidas, imágenes
de santos, entre ellos un crucifijo y la virgen, un vaso con
agua y la foto
del muerto. Las mujeres y familiares del difunto se visten de
negro por un largo tiempo en señal de luto. A la par que
se realiza lo indicado, el encargado al efecto, "Masar Tuledi",
prepara cuatro flechas con sus respectivos arcos, una canoa, ocho
cañitas, dos cordeles trenzados "kuil-los",, que lo
colocan sobre el cadáver y un manojo de flores de
caña o pirulí. Las flechitas con los arcos son las
armas que
utilizará el difunto contra los animales dañinos
que se le acerquen, la canoa le servirá como medio de
locomoción en la subida del gran río
"Kitiuála", los cordeles trenzados le servirán de
látigo para pegarle al demonio que envidioso vendrá
a molestarlo en su camino al cielo; el manojo de flores le
indicará el camino al cielo, Durante el rito funerario los
deudos reciben manifestaciones de consuelos de amigos y
conocidos, le llevan coronas y ramos de flores, se realiza una
misa con cuerpo presente amenizada con música y coro,
algunas personas hablan sobre las cualidades del difunto, se
brindan café, cigarrillos, galletas, dulces; se hacen
chistes,
cuentos,
anécdotas y antes de cerrar la tumba le echan flores y un
poquito de tierra sobre el ataúd. Se reza el novenario y
al finalizar se desmonta el altar, quitando poco a poco las
imágenes y otros artículos colocados en él.
Algunos grupos indígenas entierran a sus muertos bajo el
piso de la casa lo envuelven en una hamaca;
así establecen una relación directa, especial y
temporal entre los antepasados y los vivos, manifiestan que
cuando un indio muere de forma violenta, su alma no abandona este
mundo si no que queda vagando por los aires hasta el día
en que debía de morir de muerte natural. Si el difunto es
un estudiante, sus compañeros le hacen una calle de honor
y le lanzan flores; si es músico se reúnen los
músicos amigos y van interpretando piezas musicales
durante el sepelio.

ECUADOR: Si un niño muere lo
visten con ropas blancas y lo colocan en un ataúd blanco.
Al adulto le ponen sus mejores ropas y lo entierran con sus
objetos más preciados. Por lo general el funeral dura 2
días ofreciéndole a los presentes comidas y al
tercer día se entierra, las personas se visten de negro y
los familiares permanecen en duelo por un año. En algunos
casos cuando llegan al cementerio le llevan serenatas como
último homenaje y despedida hacia ellos. Al mes y al
año se celebra una misa en donde se dan recuerdos con el
nombre de la persona fallecida. Cada año el 2 de noviembre
celebran el Día de los Fieles Difuntos o finados, de
origen cristiano, donde antiguamente era tradición
compartir en el cementerio la colada mora y las guaguas de pan.
Algunos pueblos indígenas especialmente del oriente
ecuatoriano, un sacerdote "Shaman" realiza un ritual postmorten
con hierbas y flores, después se coloca el fallecido en
una balsa que está en el agua y
mientras el pueblo hace una fiesta en honor al difunto, se quema
su cuerpo, después de esto se recogen los restos de la
balsa y se entierran para evitar que contamine el ambiente.

BOLIVIA: Cuando una persona muere lo
bañan y visten con la ropas preferidas por él, lo
peinan y perfuman. El velorio dura dos días en la casa o
en el salón de alguna funeraria, se brinda café,
refrescos, bocaditos y comida a los presentes; concluídos
estos dos días se organiza una caravana para el
cementerio, en la iglesia del mismo se le ofrece una misa, es
llevado al nicho y se abre el ataúd para despedirlo por
última vez, se le colocan objetos preciados por el difunto
o simplemente una flor. Se reza el novenario en casa del difunto
y se brinda comida; los familiares se visten de negro durante
todo es tiempo como expresión de luto por la perdida del
ser querido; después cada año en la misma fecha de
la muerte se celebra una misa a su memoria.

HONDURAS: Los nativos concebían
la muerte como un proceso
trascendental de un cambio, donde la persona seguía su
modo de vida en el más allá y por eso eran
enterrados junto a sus objetos de trabajo, para
que le sirviera en su nueva vida o sea que la muerte se
veía como una forma de purificación y muchas veces
se ofrecían personas a los dioses mayas como una
forma de agradecimiento por las bendiciones relacionadas con la
agricultura,
las victorias de las guerras y con
los cambios estacionales. Muchos legados
ancestrales se ven todavía en la región Occidental
del país, donde aún existen descendientes directos
de los mayas,
cultura mesoamericana donde muchos de estos descendientes llevan
productos
ganaderos, avícolas y oros animales silvestres como
agradecimiento a dioses por el nacimiento de algún hijo,
por propiedades y saneamiento de enfermedades. En esta
región Occidental del país ven a la muerte como el
cambio a la nueva vida, donde el fallecido nace en la naturaleza,
en el corazón de los animales de la selva, según el
Nawal Maya; sin embargo en la región Norte (Garifuna,
Misquitos y Lencas) reciben a la muerte como un proceso de
encarnación, donde el difunto puede nacer en otra persona,
dado este hecho por el mestizaje de esta región del
país (negro, indígena y española), donde en
sus bailes y ritos llaman a la revelación del difunto a
materializarse dentro de otra persona. Existen personas que
refieren una comunicación mística con los
fallecidos, manifestando que estos toman su cuerpo para
comunicarse con familiares y amigos. En cuanto a la población católica, religión
mayoritaria del país, durante el velorio brindan
café y pan, se lleva el ataúd en hombros hasta el
cementerio. Se celebra el 1 y 2 de noviembre el Día de los
Fieles Difuntos con arreglos florales, reparaciones, se ofrecen
misas (liturgia católica instaurada desde siglos
atrás por el Concilio Arzobispal). Existen otras
religiones y sectas (Maras) que realizan ritos dentro del
cementerio en horas nocturnas con la muerte de cualquier persona
como una forma de sacrificio hacia el diablo.

Conclusiones

1.- La muerte es valorada en la
mayoría de las religiones como una continuación de
la vida en otro mundo y la forma de comunicarse los vivos con los
muertos.

2.- Los pueblos latinoamericanos rinden
tributo a sus familiares fallecidos mediante ritos funerarios de
cuerdo a su cultura y costumbres.

3.- El rezo del novenarios es
característicos de estos países latinoamericanos,
independientemente de su status social y religión del
país.

4.- Es típico la celebración
del Día de los Santos o Fieles Difuntos, el 1ro. o 2do.
Día de noviembre.

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19.- Entralgo González A. Selección.
Africa.
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Autor:

Dra. Caridad Padrón
Galárraga

Especialista 1er. Grado

Medicina Legal

Máster en
Criminología

Dr. Eduardo Gómez
Álvarez

Especialista 2do Grado

Medicina Interna

Profesor Auxilia

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS DE LA
HABANA "10 DE OCTUBRE"

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