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Lautréamont y el surrealismo




Enviado por Mónica Marchesky



Partes: 1, 2, 3

    1. El
      nacimiento
    2. La
      muerte
    3. Por
      que Lautréamont es tomado como referente del movimiento
      surrealista
    4. Bibliografía

    Monografias.com

    EN BUSCA DEL "CONDE DE 
    LAUTRÉAMONT"

    Crónica del
    pasado

    Disfracé mi rostroy sorbí el
    amargorictus de tu locura.excomulgué con diosen los
    sepulcrosvomité larvas incestuosassuccioné la
    sangrede una virgendesgarré la pielde la
    certezaaposté mi sombra¡doble al 13!solo…por
    llegar a ti.

    Mónica Marchesky

      Siendo las 14:45 hs. De un martes 4
    de Abril del año 2006, comienza mi búsqueda de los
    "restos" "rostros" "rastros" de Isidoro Ducasse "Conde de
    Lautréamont".

    Me propongo encontrar al fantasma de
    Lautréamont. Tarea un tanto difícil en un
    Montevideo que mantiene su pasado "oculto" por carteles
    comerciales. El Art Nouveau se extiende por casi toda la Avenida
    18 de Julio pero no lo vemos.

    El día está agradable y soleado.
    Coincidentemente comienzo la búsqueda a exactos 160
    años del nacimiento de Lautréamont.
    ¿Adónde vamos cuando necesitamos saber de la
    historia de un
    lugar?, a los archivos de la
    Intendencia de la ciudad. Cuando llegué, en la puerta del
    local del archivo
    fotográfico un cartel rezaba: "Cerrado por paro
    gremial."

    Seguí caminando por 18 de Julio y las
    personas parecían fantasmas que
    se sucedían a mi lado.

    Retomé mi caminata, no sabía que
    podría encontrar. Recordé el "Hotel Pyrámides", que fuera lugar
    obligado de la sociedad de
    fines de 1800 y el lugar donde vivió el padre de Isidoro,
    Francois Ducasse, hasta su muerte en
    1889

    Algunas referencias biográficas dicen que
    murió en la indigencia, queremos suponer que no, porque el
    alquiler del piso del Hotel
    Pyramides debió ser elevado, ya que era un hotel cinco
    estrellas para la época con una gran fachada que abarca
    aún hoy toda la esquina frente a la catedral de
    Montevideo.

    Me encontré de pronto frente a un gran
    edificio que estaban reciclando. Obreros caminaban entre andamios
    y telas negras. La catedral me contestaba con campanadas que
    marcaban la hora 16 el viejo reloj mantenía su
    exactitud.

    Los fantasmas sonreían detrás de la
    protección negra que cubría el edificio como una
    mortaja.

    Me senté en un banco de la plaza
    y traté de imaginarme un día de Abril entre 1865 y
    1868 que fuera el año en que Lautréamont publicara
    sus "Cantos de Maldoror", dos años antes de su muerte. Un
    perfume pasó reiteradamente a mi lado…

    Mi desánimo iba en aumento por los pocos
    datos que
    había podido encontrar, estaba decidida a abandonar mi
    lucha…¡Maldoror! ¿Dónde estás?

    Solo los rayos del sol que se colaban por las
    copas de los árboles
    se clavaron en mis manos. Deambulé sin sentido, mirando
    rostros, volví a sentarme en un banco en la peatonal y
    escribí, ya con las últimas fuerzas:

     las imágenes
    de mis rostros

    suceden a intervalos de 1 segundo

    sobre los impávidos espectros.

    voces.

    Sangran en mis manos

    las cuerdas invisibles del deseo

    maltrato de tendones incorpóreos

    olores.

    Expelo el último de los sueños

    detenido en mi reloj

    biológica incertidumbre

    nada.

    Crucé la puerta de la ciudadela en
    dirección a la Plaza Independencia
    y me parecía que el perfume iba conmigo. Tomé el
    ómnibus 21 con destino a Portones y a la altura del
    Archivo de la Ciudad (que se mantenía impertérrito
    en su silencio) divisé sobre la acera una cantidad de
    gente que rodeaba algo, ese algo era un hombre tirado
    con la cara contra las baldosas grises, como abrazando la tierra
    ¿sin vida? Eso era lo que parecía. Un alma
    más rescatada de las calles (pensé)… y la sirena
    de una ambulancia, mientras un muchacho entonaba dentro del
    ómnibus acompañado por su guitarra, ajeno
    totalmente a la visión del hombre…"Lograr que lleves en
    los labios el último de mis suspiros", y el reloj de la
    catedral y los fantasmas…

    "El hombre,
    temblando, pegará su frente a la tierra en
    medio de sus gemidos"
    (Maldoror, Canto I).

    Maldoror me habló desde el tiempo… y
    supe que debía continuar.

    Partes: 1, 2, 3

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