Si alguna píldora se ha probado efectiva
en pruebas
clínicas, esa es la pastilla de azúcar,
viajando a la par con el tratamiento engañoso, o
pretendido, llamado "placebo".
Placebos
El placebo — elemento inactivo
farmacológicamente — puede aliviar la depresión
tanto como lo hace el Prozac, disminuye las molestias
físicas, tanto como la acupuntura, y reduce las
limitaciones resultantes del dolor lumbar tanto como una
cirugía que cuesta unos US$5,000 en los Estados
Unidos.
Que el efecto de tratamientos fingidos es real,
es un asunto muy bien establecido. Lo que ha permanecido un
misterio son los mecanismos que los placebos sean efectivos.
La explicación estándar es que nos
estamos engañando a nosotros mismos.
El
placebo
En latín, placebo significa: "daré
placer", lo que sugiere que el placebo no es más que un
truco que la mente nos juega, resultado de la sugestión de
que el dolor inducido farmacológicamente apresta el cuerpo
a una mejoría temporaria.
En las pruebas clínicas, se asume que
cualquier respuesta positiva a una droga o
actividad terapéutica es, al menos, parcialmente, debida
al efecto placebo.
Sin embargo, lo que, a veces nos confunde, es que
el efecto puede que no sea del todo beneficial.
El efecto
nocebo
Consideremos aquí la respuesta negativa al
placebo, conocida como el efecto nocebo.
Este término asimismo deriva del verbo
latín nocere que significa "hacer daño".
Una respuesta nocebo ocurre cuando la
sugestión de una respuesta negativa a una
intervención clínica produce un resultado
adverso.
Nocebo
Cuando, por ejemplo, un médico le dice a
un paciente que un procedimiento
será muy doloroso, el paciente sentirá más
dolor que si no hubiese sido preparado para ello.
Aún en las pruebas clínicas de
medicinas antidepresivas con controles doble-ciegos, los
participantes que reciben las píldoras de azúcar,
reportan efectos secundarios, como el malestar gastrointestinal
si les han advertido que esos efectos serán probables.
Es posible que el efecto nocebo sea fácil
de explicar: Veamos, en las pruebas clínicas de
antidepresivos, quizás, algunos pacientes — que de antes
tendieran a la ansiedad y la depresión — se preocupan
tanto acerca de las palabras de cautela que les pronuncian los
investigadores, de que puede que sufran de malestar estomacal que
— a su vez — en respuesta, a estas advertencias, el
estómago descarga ácido y que, esto, les produce el
malestar que experimentan.
Esta explicación sería adecuada,
excepto que el ámbito de las respuestas posibles del
nocebo va más allá que un dolor del
estómago.
En casos extremos, pacientes muy enfermos, a
quienes se les informara erróneamente que sólo les
quedaban unos pocos meses de vida, murieron dentro del plazo
estipulado, aunque las autopsias no pudieron revelar las causas
para una muerte
prematura.
En un artículo reciente que aparece en la
revista
Pain, investigadores encontraron que pacientes
participantes en pruebas clínicas han reportado una gama
amplia de quejas producidas por el uso de nocebos, incluyendo
sensaciones de quemazón en la pared abdominal,
somnolencia, sentimientos de fatiga, vómitos, debilidad
generalizada, problemas con
el sentido del sabor, acufenos e infecciones de las vías
respiratorias superiores.
Lo que es más impresionante es que estas
quejas no eran aleatorias, sino que eran específicas para
el tipo de fármaco que los pacientes
creían que estaban tomando.
Biofeedback
El estudio publicado en la revista Pain,
fue dirigido por la neurocientífica italiana Martina
Amanzio, quien examinó 73 pruebas clínicas
conducidas entre 1988-2007.
Todas las pruebas clínicas publicadas
previamente comparaban medicaciones potenciales para el
tratamiento de la migraña con píldoras de
azúcar.
Las medicinas involucradas incluyeron
no-esteroide drogas
antiinflamatorias (NEDAF) como la aspirina y el ibuprofeno
(Advil), triptanos, que incluyen el Imitrex, y drogas
anticonvulsivas como el Topamax.
Esos tres tipos de drogas producen diferente
clases de efectos adversos:
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