Prólogo
Sergio Urrutia, escritor de cuentos, ha
deleitado a generaciones a través de la narrativa de
hechos realistas, participando en diferentes concursos de
cuento y
poesía.
Esto ha marcado su trayectoria en las letras
centroamericanas.
"Papa, Mamá: Habla tu bebé" es
una narrativa realista. La perspectiva que tuvo "bebé"
antes, durante y después de su concepción, se narra
en ella. La vida en esta tierra es una
oportunidad para realizarse plenamente, muchas de esas
realizaciones están predestinadas desde el inicio de sus
vidas. Han escogido venir a realizarse nuevamente como seres
espirituales y materiales.
El autor agradece a un Ser Superior por la oportunidad
que le brindó de contribuir en el proceso de una
nueva generación. Ha recibido el milagro: formar a un ser
humano que posteriormente velará por su misma
humanidad.
El mérito que tiene esta obra es la enseñanza que deja: antes que los padres
elijan ser papás, los hijos han buscado a quiénes
tendrán como padres. El Autor
Introducción
Nada… nada… nada, es lo que los
bebés tienen de manifiesto cuando sus papás
están en potencia
preparando todo lo necesario para cuando ellos les brinden una
oportunidad para venir y realizarse como seres espirituales y
materiales.
Bebé había seleccionado a papacito y a
mamacita. Pero ellos nana… nada… nada.
Las circunstancias de la vida, el trabajo,
los estudios, los paseos y el clima son los
fenómenos que pueden ser factible una relación de
pareja para que bebé pueda venir a hacerlos felices, pero
nada… nada… nada…
Pasan los días, los meses y los años.
Llega el Huracán Mitch, cruel y fuerte. Las vicisitudes
que pasan los futuros papás, los unió como
bebé esperaba.
Bebé está ansiosa por llegar a ese indo y
hermoso hogar, donde la consentirán a todo dar.
Papá y mamá trabajarán duro para que ella
pueda descansar
El día en que bebé nació,
papá fue el primero en verla sonriente y, con una mirada
de satisfacción, le manifestó: ¡Al fin,
papacito! ¡Ya estoy aquí! ¡Te amo!.
A los abuelitos y tíos que la esperaban les
regaló una mirada y una sonrisa. Además, les dijo
con su mirada: ¡Hola! ¡Ya llegué!.
"Habla tu
bebé"
Erase una vez, en el ocaso del día de labores,
viajaban alegremente, la familia.
Era la primera vez de encuentro de mis amados padres. Ellos no lo
sabían, pero yo, desde el cielo les había elegido
para alegrarlos con mis éxitos y triunfos; para
entristecerlos, cuando me porto mal y no hago lo que ellos me
indican; para preocuparlos por mis enfermedades; para hacerlos
felices toda la etapa de sus vidas.
Mis padres, hermosos y esbeltos, platicaban como
personas inocentes de lo que sucedería en unos cuantos
años más, jugaban a las dinámicas grupales y
no se fijaban uno al otro, sonreían todos juntos y ni
siquiera se cruzaba en sus mentes que yo los estaba vigilando
para hicieran todo lo posible de iniciar una nueva
relación para poder venir a
este mundo a hacerlos felices y, disfrutaban con toda la familia, es
decir, con mi gran familia próxima, linda y
hermosa.
Pasaron los días, cual reloj veloz. Soplaban los
vientos de octubre y ellos, ni siquiera volvieron a verse.
¿Qué más tenía que hacer para
unirlos? -expresé. Mis ojos de luna que tengo, no pueden
esperar más. Estoy tan ansiosa de buscar el momento
propicio para ellos se fijen uno al otro, como dos
tortolitos…el tiempo
sigue… avanza con tanta prisa que se me hace tarde para
tomar el vuelo que me llevará a un hogar lleno de
ilusiones, de entrega, de deseos de superación, de
amor
y…de muchas sorpresas más.
Pasaron los meses y los años. Pasaron tan
rápido que siento que sólo cerré mis ojitos,
expresivos y tiernos, para descansar un momentito. Y mis futuros
papás, grandes y amorosos, ni siquiera pensaban en unirse
para que yo viniese a hacerlos tan felices.
Mi papito fue a vivir contiguo a la casa de mi mamita y,
dije: ¡Hoy sí! ¡Vivan los novios! ¡Vivan
los esposos! Y ¡Viva la bebesita! Y… nada…
nada…nada. Es más, hasta ni se gustaban. No se
veían tan frecuentemente como vecinos, ni siquiera a la
verja. De vez en cuando salían juntos en familia pero…
nada… nada… nada.
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