- Antecedentes
históricos al aborto - Los Derechos
Humanos y normativas referidas a la protección de la
vida - Supuestos de
despenalización del aborto: sistema de indicaciones y
sistema de plazos - Formas de
practicar el aborto. Algunas consecuencias - ¿A
qué intereses sirve el aborto? - El aborto y
las políticas de control de natalidad en los
países en desarrollo - Pensamiento
progresista y aborto - Los
cristianos, la Iglesia y el aborto - Efectos que
produce en la sociedad las legislaciones sobre el
aborto - Consideraciones
al aborto - Conclusión
- Algunas
referencias bibliográficas - Documento
Anexo
Antecedentes
históricos al aborto
En el transcurso del sigo XX se experimentó una
gran aceleración de las prácticas legales del
aborto. Ya en
1.920 la Unión Soviética despenalizó la
interrupción del embarazo por
motivos demográficos, y en la década de los treinta
se añadieron varios países escandinavos, del este
de Europa y Japón.
Sin embargo, es a partir de la década de los sesenta
cuando se inicia la gran carrera de las legalizaciones en el
mundo occidental. Ahora se añaden otro orden de razones:
médicas, eugenésicas, morales y
sociales.
Las civilizaciones, entonces y ahora, se han
caracterizado por disponer la ideología al servicio de
los intereses de turno, restringiendo los derechos de las personas y
ocultando unos motivos inconfesables.
Durante siglos, los intereses dominantes de los varones
fueron determinantes para cuestionar que las mujeres
tuvieran la misma dignidad que
ellos, y eso aún hoy pesa en nuestra historia. Sirvan de ejemplo
afirmaciones como las siguientes, realizadas en distintas
épocas por algunos intelectuales
y filósofos:
"La mujer siempre
será mujer, es decir,
estulta (necia) aunque se ponga la máscara de persona"
(Erasmo).
"La mujer representa una especie intermedia entre el
niño y el hombre"
(Aristóteles).
"La mujer es un animal de cabello largo e ideas
cortas"… "Se une inmediatamente a algún hombre que la
oriente y la dirija. Esto se debe a que necesita un señor
y un amo" (Schopenhauer).
Igual tratamiento tuvieron los niños. La
idea actual sobre la infancia, que
considera al niño como una persona con necesidades e
intereses propios, es muy nueva. Desde la Edad Antigua se
percibía al niño como un objeto propiedad del
padre. En las antiguas Grecia y
Roma el aborto y el
infanticidio
estaban generalmente permitidos y socialmente aceptados. Esparta,
eminentemente guerrera, precisaba varones fuertes, de manera que
muchas niñas y los niños
más débiles o con malformaciones, eran
despeñados nada más nacer.
Es a partir del siglo V cuando se produce un cambio
importante impulsado por el cristianismo
con la filosofía "Deus Carita est", que
refuerza la responsabilidad del padre sobre los hijos; se
empieza a considerar que dar muerte a los
hijos es asesinato y comienza a estar mal visto el abandono de
los niños.
También durante siglos se negó la
condición humana de los esclavos. Los intereses
económicos de la época precisaban de mano de obra,
sin ninguna condición, para poder llevar a
cabo las construcciones de aquellas grandes civilizaciones que
hoy nos dejan boquiabiertos.
En la colonización de América
se afirmó con contundencia por muchos, que los
indígenas no eran humanos y que eran similares al
mono. ¿Cómo si no se hubiera podido sostener
aquella situación y justificar la expoliación,
violaciones, abusos y crímenes que se realizaron a pesar
de las voces que se
levantaron contra este genocidio?
La historia reciente nos sitúa ante
aniquilaciones similares como el holocausto
nazi, que se llevó a cabo despojando a los
judíos de la dignidad de persona. Quienes
efectuaban aquellas atrocidades no tenían la menor duda de
que eliminar a aquellos seres era legítimo. Se
hacía legalmente. Detrás de cada una de estas
actuaciones siempre han existido intereses.
En la actualidad el gran debate del
aborto se sustenta en la negación de la dignidad humana
del no nacido. De esta manera, al igual que en los
acontecimientos anteriores, se puede proceder a su
aniquilación como si se trataran de un mero tumor o de un
parásito que invade a la madre.
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