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Los cátaros del Languedoc (página 4)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

[142] HIGOUNET, op. cit, pg. 20

[143] Ya nos hemos referido más arriba a los molinos de
Toulouse, que funcionaban de manera confedera-da, al modo de una
'sociedad
anónima'. Sylvia Thrupp amplía la información: "En el Sur se estaba cre-ando
un ingenioso sistema de
financiación corporativa de las acequias por grupos de
ciudadanos. En Toulouse, en el siglo XII, los molineros y otros
artesanos tomaron la iniciativa a este respecto. Los mo-linos
eran los del tipo impelido por la parte baja, que podían
ser puestos en funcionamiento más fácil-mente y a
más bajo costo
sujetándolos a barcas ancladas en un banco del
río ; pero se pudo obtener el capital
necesario para aumentar su fuerza y entonces se los colocó
en canales abiertos en la tierra y reforzados con empalizadas de
madera, a
través de los cuales la corriente del Garona, que
allí era ya muy rápida, impulsaba a mucho mayor
velocidad. Se
construyeron los suficientes molinos no sólo para
abastecer de harina a toda la ciudad, sino para satisfacer sus
necesidades textiles, machacar los tintes y la corteza para los
surtidores y afilar las navajas de los cuchilleros. Los usuarios
de los molinos de hari-na pagaban una dieciseisava parte del
cereal molido, puesto que los dueños preferían este
pago a una entrega en dinero, ya que se este modo se
protegían contra las fuertes subidas del precio de los
cereales que provocaban las cosechas deficientes …
Además del sindicato de
propietarios que hemos visto en el negocio de la molinería
en Toulouse, existía cierto 'poll' de capital compuesto
con posibilidades de ha-cer las instalaciones precisas para su
uso en común y con los menores gastos posibles".
[THRUPP, Sylvia L. 1987, "La industria
medieval, 1000-1500", en CIPOLLA (ed.), op. cit., pp. 260-61]

[144] "Las caravanas, que dan vida a la región de
Aquitania y al Languedoc, van cargadas de productos que
nos dan a conocer los tonleos de Bourges (1100), Moissac (1123),
Toulouse (1152), Poitiers (1172), Béziers (1196), o las
ventas de las
ferias de Saint-Gilles (1125) ; se trata de paños del
Norte, pero tam-bién de Montpellier, ya que allí se
regula, hacia 1190, su venta a los
extranjeros ; herramientas
de hierro que
provienen del Languedoc, de Cabriéres, de Montpellier
desde 1176 o 1184". [FOSSIER, op. cit., pg. 589]

[145] Al principio la actividad de las naves comerciales del
Languedoc fue bastante modesta y se desarrolla-ba
básicamente a nivel provincial. Pisa y Génova, por
su parte, procuraban evitar que los mercaderes ma-rítimos
occitanos llegasen a los puertos de Levante y sólo les
permitían hacer cabotaje a lo largo de las costas
españolas e italianas, ya que todo el Golfo de León
se encontraba bajo su tutela. A fines
del siglo XI los occitanos consiguieron deshacerse de esas trabas
y llegaron a competir con las ciudades italianas hasta el
Mediterráneo Oriental. Terminado el siglo XII su
penetración estaba ya garantizada por institu-ciones
permanentes: disfrutaban de privilegios económicos,
fiscales y judiciales en Tiro y San Juan de Acre. Llegado el
siglo XIII estaban ya instalados en Chipre y hacían llegar
de Levante especias y tejidos preciosos
de seda y algodón. [LE ROY LADURIE, E., 1974,
Historie du Languedoc, Paris, PUF, pp. 22-23]

[146] FOSSIER, op. cit., pg. 601

[147] MESTRE GODES, op. cit., pp. 22 ss.

[148] VICAIRE, M.-H., 1970, "L'école du chapitre de la
cathédrale et le projet d'extension de la Theo-logie
parisienne a Toulouse (1072-1217)", en VARIOS, Les
Universités du Languedoc au XIIe siécle (Cahiers de
Fanjeux, 5), pp. 35-36

[149] La Iglesia, como es sabido, monopolizó durante
mucho tiempo el
conjunto de las instituciones escola-res y culturales. En todos
esos centros (v.gr., escuelas catedralicias, parroquiales o
claustrales) se impar-tían las enseñanzas del
'trivium' –Gramática, Retórica y Lógica
y del 'quadrivium' -Aritmética, Geome-tría,
Astronomía y Música-. Carlomagno,
por su parte, creó, a imitación de las escuelas
catedralicias, la Escuela Superior
Palatina, destinada a los altos dignatarios de su Imperio. La
legislación episcopal y pa-pal en relación con los
centros escolares eclesiásticos estuvo vigente hasta la
Contrarreforma. El estudio de la Teología, Derecho y
Filosofía tomaría especial impulso a
partir de la implantación de las órdenes
mendicantes -dominicos y franciscanos sobre todo- y de la
aparición de las primeras Universidades (comunidades de
maestros y discípulos organizadas en corporación
autónoma para enseñar y aprender), ya bien entrado
el siglo XIII. [Nueva Enciclopedia Larousse]

[150] VICAIRE, "L'école …", op. cit., pp. 43 ss.

[151] GRIFFE, op. cit., pg. 11

[152] NIEL, op. cit., pp. 61-63

[153] GRIFFE, op. cit., pg. 4

[154] ibid., pp. 24-25

[155] NELLI, op. cit., pg. 99

[156] "La mayoría de los misioneros que, procedentes de
los Balcanes, introdujeron la herejía en Europa occidental
eran mercaderes de telas que traían su género
desde Constantinopla y desde Oriente a los principales mercados de
Occidente. Grandes admiradores del apóstol San Pablo, el
cual durante su apostolado ejerció a menudo su oficio de
tejedor de tiendas de campaña para ganarse la vida,
aquellos artesanos cátaros fueron los mejores agentes de
transmisión de esas creencias venidas del Este europeo. A
través de ellos aprendieron la doctrina los mercaderes
sedentarios y la difundieron por medio de las telas. Sus
establecimientos se prestaban de maravilla para convertirse en
centros de la herejía, pues era lo más natural que
la población femenina de la región se congregase
allí para entretenerse". [VENTU-RA, Jordi, 1976, Els
heretges catalans, Barcelona, Selecta, pp. 44-45]

[157] GRIFFE, op. cit., pp. 27 ss.

[158] MANSELLI, op. cit., pg. 129

[159] MESTRE GODES, op. cit., pp. 43 ss.

[160] ibid., pg. 57

[161] ibid., pg. 61

[162] NIEL, op. cit., pp. 62-63

[163] NELLI, op. cit., pg. 24

[164] "Por lo que se refiere a los desbordamientos de la
sexualidad
masculina fuera de la casa familiar, no ponen en peligro ni el
orden de ésta ni la pureza de la descendencia: como
anodinos que son sólo se los menciona incidentalmente. El
retrato del conde de Guines Balduino II (+ 1169) por el
capellán Lambert respira autenticidad. La vitalidad de
este señor ('la intemperancia de sus redaños') se
había traducido, desde los primeros momentos de la
adolescencia
hasta la vejez
inclusive, en una atracción inmoderada por las doncellas ;
había diseminado por los aledaños del paso de
Calais innumerables bastardos y bas-tardas, y se había
ocupado de asegurar el porvenir de tres de ellos (a pesar de no
haberles reconocido ningún derecho a su propia herencia). Sin
embargo, experimentó un inmenso dolor con ocasión
de la muerte por
parto de su
mujer, la
señora de Ardres, con todas las trazas de un viudo
desamparado e in-consolable. Desde entonces tomó muy a
pecho la práctica de las 'buenas obras' (opera pietatis)
en bene-ficio de sus 'domestici' (los miembros de su vasta
familia), así como a favor de los nobles sin recursos,
abundantes en la comarca: en suma, reemplazó a la difunta
protectora". [BARTHÉLEMY, Dominique, 1991, "Parentesco",
en VARIOS, Historia de la vida privada (3. Poder privado y poder
público en la Europa feudal), Madrid, Taurus, pg. 152]

[165] "La amenaza contra el orden establecido parecía
surgir por tanto sordamente de lo más mínimo, de lo
más privado de la sociedad cortesana. Y la palabra
'cortesana' (o 'cortés') es oportuna, en efecto: apenas
sí había que inquietarse por las alteraciones
provocadas por las mujeres sometidas sobre las que gravitaba, con
todo su peso el poder de la dueña de la casa. El problema
de la paz, de la paz privada, se planteaba a propósito de
las mujeres de alta cuna. Por ello precisamente se hallaban
estrechamente vigi-ladas y se les exigía sumisión.
El eje más sólido del sistema de valores al que
hacía siempre referencia en la casa noble la buena
conducta se apoyaba en este postulado, fundado a su vez en la
Escritura: que
las mujeres, más débiles y más inclinadas al
pecado,
debían hallarse muy controladas. El primer deber del jefe
de la casa era el de vigilar, corregir y aún matar si era
preciso a su mujer, a sus hermanas, a sus hi-jas, a las viudas y
a las hijas huérfanas de sus hermanos, de sus primos y de
sus vasallos. La potestad pa-triarcal había de mantenerse
reforzada sobre la feminidad, porque la feminidad representaba el
peligro. Se intentaba conjurar este ambiguo peligro encerrando a
las mujeres en el lugar mejor cerrado del espa-cio
doméstico, la cámara -la 'cámara de las
damas', que no hay que tomar por un espacio de seducción,
de placer, sino más bien de relegación: se las
recluía allí porque los hombres las temían".
[DUBY, Georges, 1991, "Convivialidad", en VARIOS, Historia de la
vida privada, 3, op. cit., pg. 88]

[166] NELLI. op. cit., pg. 87

[167] NELLI, René, 1968, "Le catharismo vu a travers
les trouvadours", en VARIOS, Cathares en Langue-doc, op. cit.,
pg. 177

[168] "El trovador componía el texto de la poesía
y también la música y era, por lo mismo, a la vez
músico y poeta. El trovador era un profesional de la
literatura, es decir, alguien que vivía de la
protección y de las recompensas que recibía en las
diferentes cortes de nobles o casas de burgueses que lo
acogían. Pero, junto a estos profesionales de la trova,
surgen los grandes señores que cultivaban también
la poesía lírica. La larga lista que, como siempre,
encabeza Guillermo de Poitiers, está repleta de nombres
ilustres: Ricardo Corazón de
León, biznieto del duque de Aquitania, puesto que era hijo
de nuestra amiga Eleanor de Aquitania, nieta de Guillermo, el
mismo Foulque (Fulco) de Marsella, que inició su andadura
como trovador y que acabaría siendo arzobispo de Toulouse,
para desgracia de Raimundo VI. Cataluña es el país
donde existen más señores trovadores, comenzando
por Alfonso el Casto, otro rey, Pedro el Grande, y nobles como
Berenguer de Pallol, Guillem de Berguedad, Huguet de Mataplana,
ejemplos de grandes y pequeños señores apasionados
por el arte de la
trova". [MESTRE GODES, op. cit., pg. 45]

[169] NELLI, "La catharisme vu á travers les
troubadours", op. cit., pp. 178 ss.

[170] ibid., pp. 184 ss.

[171] FOSSIER, op. cit., pg. 782

[172] NELLI, "La catharisme vu á travers les
trouvadours", op. cit., pg. 182

[173] LE ROY LADURIE, op. cit., pg. 52

[174] NELLI, "La vie quotidienne …", op. cit., pp. 18-19

[175] MESTRE GODES, op. cit., pp. 30-31

[176] ibid., pp. 24-25

[177] ibid., pg. 26

[178] "Esa semejanza entre ambas lenguas,
más evidente que la que existe entre el catalán y
el castella-no, no debe sorprendernos. A lo largo de los siglos,
desde la fundación del Estado visigótico hasta el
reinado de Pedro I, las tierras de lado y lado de los Pirineos
estuvieron unidas por fuertes ligaduras de todo tipo. Durante dos
siglos por lo menos, hasta el reinado de Jaime I, las tierras
catalanas y las occi-tanas poseyeron una estructura
social, una literatura (la trovadoresca) y un arte (el
románico) propios y exclusivos de ambas. Hizo falta la
invasión de los franceses de la Cruzada Albigense para
cortar de raíz aquellos vínculos". [VENTURA, Jordi,
1963, Les cultures minoritáires europees, Barcelona,
Selecta, pg. 106]

[179] DALMAU I FERRERES, op. cit., pp. 28-29

[180] VENTURA, Els heretges catalans, op. cit., pp. 53 ss.

[181] ibid., pp. 53-54

[182] ibid., pg. 56

[183] ibid., pg. 57

[184] ibid., pp. 60 ss

[185] "Los múltiples contactos que por diversas razones
-familiares, intelectuales,
económicas, etc.- man-tenía Cataluña con las
tierras de oc hacían difícil que el pueblo
catalán pudiese mantenerse indemne de toda contaminación herética. En otro
lugar hemos señalado la existencia de un obispado
cátaro en el valle de Arán -incorporado a
Cataluña el año 1192 ; antes había
pertenecido al condado de Comenge-, y nuestra tierra
constituía un paso obligado para la penetración de
las doctrinas heréticas hacia el interior del territorio
peninsular. Además, se sabe que uno de los principales
propagadores de las doctrinas hete-rodoxas por tierras
hispánicas fue un tal Arnau o Arnalt, que se dedicaba a
traducir y copiar libros de San
Agustín, San Jerónimo y otros Padres de la
Iglesia intercalando en los textos sentencias y doctrinas
heréticas. El padre Pariana sostiene que hacia el
año 1216 las doctrinas maniqueas habían llegado
hasta la ciudad de León, y en los 'Anales Toledanos' se
encuentra la noticia de que el rey San Fernando, en 1233
'enforçó muchos e coció muchos en calderas', Es
indudable, por tanto, que la herejía había
alcan-zado cierta amplitud y que su irradiación a partir de los núcleos
heréticos del Languedoc se estaba veri-ficando cobre todo en
esta dirección". [DALMAU I FERRERES, op. cit.,
pp. 27-28]

[186] DURBAN, op. cit., pg. 29

[187] "He aquí, pues, una posible explicación de
la inconcebible inercia de las tropas tolosanas (las que, sin
embargo, defenderían heroicamente su ciudad cinco
años más tarde), que evitaron encontrarse con los
grandes vencedores de Las Navas, los cuales fueron arrollados por
una salida totalmente desespera-da de un puñado de
caballeros franceses del castillo de Muret. Se sabe que el rey de
Aragón, demasiado seguro de su
victoria, fue muerto allí de madrugada, antes de haberse
podido armar, apenas despierto de una noche de
orgía·. [ibid., pg. 30]

[188] DALMAU I FERRERES, op. cit., pp. 27 ss.

[189] ibid., pp. 33 ss.

[190] ibid., pg. 36

[191] Britannica-CD

[192] SÉGUY, Jean, 1981, "La religiosidad no
conformista en occidente", en VARIOS, Las religiones
constituidas en Occidente y sus contracorrientes II (Historia de
las Religiones, 8), Madrid, Siglo XXI, pg. 244

[193] Enciclopedia Planeta Multimedia

[194] Nueva Enciclopedia Larousse

[195] Al intensificarse en los siglos XI y XII la actividad de
los cátaros, reaccionaron violentamente contra ellos el
pueblo y algunos príncipes cristianos, llegándose a
aplicar la pena de fuego en muchos casos. Con la idea primigenia
de frenar ese impulso incontrolado, Alejandro III en el 3er
Concilio de Letrán 81179) y Lucio III en el Gran
Sínodo de Verona (1184) incitaron a los príncipes a
aplicar sanciones penales contra cátaros y albigenses.
Inocencio III y el 4o Concilio de Letrán codificaron las
leyes
existentes sobre el par-ticular y urgieron a su cumplimiento.
Gregorio IX creó finalmente en 1231 el nuevo Tribunal de
la Inqui-sición, que fue encomendado a la nueva orden de
los dominicos. El Tribunal fue establecido también en
Aragón a instancias de San Raimundo de Peñafort y
de Jaime I el Conquistador. El primero redactó un Manual
práctico de inquisidores donde exponía con todo
detalle el modo de proceder de los nuevos tribu-nales. Al llegar
el inquisidor a una población, dirigía una
alocución al pueblo cristiano y anunciaba el lla-mado
'tiempo de gracia', durante el cual aquellos que confesaban
libremente su culpa eran perdonados y sólo se les
imponían ligeras penitencias espirituales. Luego comenzaba
el interrogatorio sistemático. La tortura comenzó a
utilizarse desde 1252, en tiempos de Inocencio V, [ibid.]

[196] LE GOFF, "El cristianismo medieval …", op. cit., pp.
149 ss.

[197] ibid., pg. 150

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