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El cristianismo y el sistema económico (página 2)



Partes: 1, 2

Esta última función es
la que incumbe al propósito de este trabajo, ya
que en base a esta calidad de
consumo y a
este modo de repartición es que el cristiano debe tomar
partido y desarrollarse plenamente en determinado sistema
económico.

  • Un antecedente bíblico

En la Biblia podemos identificar a un hombre
involucrado en la política y en la
economía de una nación,
y no de cualquier nación,
sino de nada menos que el imperio egipcio. José, hijo de
Jacob, fue el primer hebreo en ocupar un puesto en el gobierno de
cualquier país; era un hombre en el cual se manifestaba el
Espíritu
Santo (Génesis 41:38).

Después de interpretar, con sus dones
espirituales, los sueños de Faraón y de predecir el
futuro de la economía egipcia, José entró en
el gobierno de Egipto, al
más alto nivel: Primer Ministro, o tal vez
podríamos llamarlo Ministro de Agricultura, o
de repente de Economía.

Según el relato de Génesis 47, José
reestructuró drásticamente todo el sistema
económico de Egipto. Nacionalizó toda la
agricultura e incluso la tierra,
para dar paso a una economía centralizada y planificada,
para salvar muchas vidas (Génesis 50:20).

Implantó una economía utilitaria y no para
la ganancia de algunos y la miseria de otros. Si nos ponemos los
lentes imparciales, podríamos sugerir que la
solución económica que planteó José
era de carácter anti-capitalista. Si bien es
cierto, esta solución de José no sería muy
aplicable en estos tiempos del mercado libre,
pero también nos lleva a pensar que la
nacionalización de los bienes de un
país (en este caso, los alimentos) no es
tan mala del todo, según las circunstancias y coyunturas
sociales[4]

Y como este ejemplo, podemos ver que la Biblia nos da
alcance a algunos elementos de donde podemos deducir
responsablemente algunos manejos del pueblo de Dios en el
ámbito de la economía colectiva.

También sería conveniente precisar que la
Biblia sin ser un tratado de economía nos muestra de
algún modo las tres fuentes que
intervienen en la producción de riqueza: el trabajo, la
técnica y el capital.
Siendo la fuente principal el trabajo, considerándolo no
solamente como producción de algo, sino también
como ocupación de algo que todavía carece de
dueño. Los límites
entre las haciendas privadas ya se consideraban como sagrados y
había estipulaciones en la Escritura
sobre éstas:

"Maldito el que desplace el límite de su
prójimo"
(Deuteronomio 27:17)

"Los príncipes de Judá han sido como
los que traspasan los linderos; ¡pero sobre ellos
derramaré a raudales mi ira!"
(Oseas
5:10).

Sistema
económico vs.
Cristianismo hoy

A través de los años en el mundo se han
ido desarrollando sistemas
económicos que alcanzaron gran difusión, y que
lograron grandes adhesiones, así como también
innumerables detractores. Y el pueblo cristiano no ha sido ajeno
a estos sistemas, pues cada uno de ellos se propagó y
algunos de ellos fueron adoptados como sistema económico,
trayendo al pueblo prosperidad y status social
por un lado, pero también descontento y resentimiento por
otro. Surge entonces la pregunta ¿Qué sistema
económico es el más aceptable para el pueblo
cristiano? ¿Bajo qué sistema económico
garantizamos que nos conducimos de acuerdo a la voluntad de Dios?
¿Cuál sistema es aplicable para la vida del
creyente?

Veamos los principales sistemas económicos y su
acercamiento o su incompatibilidad con el cristianismo.

  • Cristianismo y Capitalismo

El Capitalismo
como sistema económico se caracteriza principalmente por
cuatro elementos[5]

  • El énfasis en el derecho de tener propiedad
    privada.

  • La libertad de la empresa privada para buscar
    ganancias.

  • La presencia de competencia.

  • La búsqueda de ganancias por medio de
    actividades comerciales.

Nuevamente, al observar estos puntos y compararlos con
algunos ejemplo bíblicos captaremos que esto aplicó
a varios personajes tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento.

Algunos atribuyen a Juan Calvino y a la Reforma
Protestante el comienzo del capitalismo. No podemos negar que
Calvino puso énfasis especial en la importancia de vivir
prudentemente, de vivir frugalmente y de vivir honestamente, lo
cual impulsó al desarrollo
económico de aquella época, pero también
la historia estaba
dando grandes cambios que no tenían que ver necesariamente
con la Reforma y sus principios[6]

Con el tiempo el
capitalismo ha evolucionado tanto, que el gobierno brinda
garantías al empleado y regulan las condiciones de
trabajo. A manera de beneficios, muchos trabajadores pueden
acceder a acciones de la
misma empresa, de tal
manera que la sienten como "algo suyo" al menos en menor grado.
No podemos negar tampoco el hecho que este sistema
económico ha elevado el nivel de vida de millones de
personas en el mundo, si entendemos como nivel de vida la
obtención de comodidades materiales y
su correcta utilización.

Los trabajadores de clase media en
el Perú disfrutan de comodidades que se consideran
artículos de lujo en otras partes del
país.

El trabajador o empresario
cristiano también ejerce su libertad y
derecho de acceder a esta vida de comodidad material, podemos ver
ejemplos de pequeñas compañías que se han
iniciado con poco capital y en limitadas condiciones que han
crecido para llegar a ser consideradas entre las más
grandes de la actualidad. Un ejemplo de lo anterior: la empresa
Mesajil Hnos. que inició hace 15 años vendiendo
partes y repuestos de computadoras e
impresoras a
bueno precios en un
pequeño stand de la Av. Wilson, en la actualidad posee
tres grandes locales en Lima, venden la última
línea de computadoras e impresoras (ya no solamente sus
repuestitos), y más aún posee un sistema de
crédito
con facilidades hasta de 1 año lo cual la inserta en el
sistema económico en beneficio de la tecnología informática y de los usuarios con
dificultades económicas. Podemos citar otros ejemplos,
como el de Añaños Hnos. dueños de la
fábrica Kola Real que en la última década se
disparado en el mercado y tiene alcance internacional. Por lo
tanto, este sistema económico del capitalismo permite
desarrollarse en base a la libre competencia y
usando estrategias de
crecimiento, cada cual más ingeniosa y eficaz.

Pero también el capitalismo tiene sus defectos.
Se le ha atacado porque produce desigualdades extremas en la
sociedad.
Lancemos una mirada a nuestro país, existen personas muy
ricas y otras personas muy pobres, pero este número de
pobres es mínimo cuando es comparado con la cantidad de
personas en extrema pobreza en las
partes del Perú donde no se ha experimentado el desarrollo. La
competencia en la cual está basado el capitalismo tiende a
crear división y conflicto en
la sociedad.

Tenemos el modelo
bíblico de Hechos 2:43-47:

"Sobrevino temor a toda persona, y muchas
maravillas y señales
eran hechas por los apóstoles. Todo los que habían
creído estaban juntos y tenían en común
todas las cosas: vendían sus propiedades y sus bienes y lo
repartían a todos según la necesidad a todos
según la necesidad de cada uno. Perseveraban
unánimes cada día en el Templo, y partiendo el pan
en las casas comían juntos con alegría y sencillez
de corazón,
alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el
Señor añadía cada día a la Iglesia los
que habían de ser salvos".

Este modelo bien podría compararse con la arenga
sermonaria de Juan Wesley, que siendo bien interpretada, nos
muestra un camino práctico para poder ejercer
responsablemente un uso adecuado al capital dentro de una sistema
económico netamente capitalista:

  • Primero, gana todo lo que puedas:
    aquí podría interpretarse como una actitud
    mundana, ambiciosa e irresponsable.

  • Segundo, guarda todo lo que pueda, no lo
    gastes para gratificación personal
    : Estas dos
    propuestas carecerían de valor cristiano si no se le
    enfoca en su meta final.

  • Tercero, da todo lo que puedas: Dios
    nos ha puesto en este mundo no como propietarios sino como
    mayordomos.

Cada vez que Juan Wesley mencionaba estos tres principios de
prudencia cristiana, lo hacía poniendo especial
énfasis en el tercer punto, dicho sea de paso Wesley fue
malinterpretado por este tema, pero viéndolo con ojos
críticos podemos rescatar el real contenido y perfecta
implicancia que tiene para la vida del cristiano actual que vive
en un mundo capitalista.

Por lo tanto, no debería verse mal la
obtención legitima de ganancias en base al trabajo,
esfuerzo y habilidad empresarial, no deberían satanizarse
estrategias de crecimiento comercial en alguna institución
cristiana, puesto que vivimos en el mundo pero no somos del
mundo, marcamos la diferencia con respecto a agresivos y
perjudiciales monopolios, o a despiadadas diferencias entre ricos
y pobres…y muchos más pobres. Nos lamentamos del
creciente materialismo y
consumismo en nuestro país, por ello es pertinente
orientar los beneficios obtenidos por medio del capital y
sobretodo, quien es el dador de todo aquello. Como alguien dijo
alguna vez: "la posesión no es un derecho, es una
gracia".

  • Cristianismo y Socialismo

El Socialismo es
aquel sistema que postula la propiedad
pública de los medios de
producción, cambio
distribución, dando a las fuerzas
productivas o "proletariado" el control de las
condiciones de existencia y del poder político da la
nación. Su origen estuvo en Karl Marx, y su
filosofía, en el plano meramente
económico, se basa en dos principios:

  • La plusvalía del trabajo sobre el salario: el
    obrero produce algo que vale más de lo que le pagan,
    este remanente pasa a la cuenta del empleador.

  • La introducción por el capitalismo de un
    medio de adquisición ajeno a la producción
    laboral, algo así como el comercio por medio de
    intermediarios que ganan dividendos por tan sólo
    distribuir los bienes a los
    consumidores[7]

Este sistema económico tiene muchos defensores
porque garantiza a todos lo que es necesario para vivir en forma
moda. Elimina (o al menos pretende) a los extremos de
pobreza y de riqueza, como por ejemplo sucedió en Inglaterra o la
misma Suecia, países que han podido prosperar bajo el
socialismo.

Ahora bien, este sistema es atractivo para aquellos
sectores que no han tenido la oportunidad de disfrutar de muchos
bienes materiales, y anhelan vivir con educación, atención médica y alimentación. Pero no
lo es tanto para las clases
sociales altas que disfrutando de toda comodidad y holgura
económica, de pronto se verían obligadas a dejar
esa vida para dar paso a la igualdad de
bienes.

El Antiguo
Testamento contiene abundante legislación social y
económica, casi todo en defensa de los pobres. Por
ejemplo: era prohibido cosechar en las esquinas de la finca, o
recoger espigas que caían de la carreta, porque eso era
para los pobres. Específicamente en el libro de
Deuteronomio se estipula que cada séptimo año
debía ser un "año de remisión" (Deuteronomio
15:1-18) en el que debían de perdonar todas las deudas (en
aquel tiempo, esos préstamos eran sin intereses) y
levantar toda servidumbre "así no habrá mendigos
entre los tuyos" (Deuteronomio 15:4). Más interesante
aún es lo que sucedía después de un ciclo de
siete años de remisión, según
Levítico 25 se declaraba "año de la libertad" o
"año de jubileo", aparte de lo antes mencionado, este
año de jubileo consistía en una total
reforma agraria
[8]para que cada tribu y
cada familia quedara
con iguales recursos
productivos.

Surge una interrogante aquí, si conforme al
modelo económico actual ¿sería pertinente
aplicar estos principios bíblicos? ¿Se
verían afectados los países y las instituciones
bancarias si intentamos seguir estos mandatos
bíblicos?

Mucho más especifico aun: Cuan dispuestos como
cristianos estamos de seguir estos principios para que,
parafraseando Deuteronomio 15:4, no hayan más pobres entre
nosotros. Muchas necesidades hay por cubrir en nuestro
Perú hoy en día: la necesidad del evangelio para
salvación de todas los que no le conocen, pero
también está el ineludible deber de proveer y
sostener a nuestros hermanos en la fe, así como
también a los que no lo son (aún).

El escritor y teólogo Sthepen Mott dice al
respecto:

"La justicia no se
reduce a un principio formal de reconciliación o fidelidad
a cualquier tipo de relaciones comunitarias (sistema
económico social). Es la restauración de esa
comunidad tal
como la justicia de Dios la estableció originalmente; es
una comunidad de igualdad y de libertad de la opresión. La
justicia social vista desde la Biblia es más que una
actitud que
favorece al débil; implica que cada miembro de la
comunidad será, de hecho, suficientemente fuerte como para
mantener su posición en relación con los otros
miembros"[9].

Según lo anterior, sería bueno generar
propuestas de integración, colaboración y
restauración para insertar al pobre y desposeído a
la actividad social y a la igualdad de derechos en la sociedad.
Para el que goza de ventajas, la igualdad debería ser un
deber, es decir, de llevar a todos los que están
económicamente desfavorecidos al punto que tengan la
capacidad de participar en la vida plena en la comunidad
"para que no haya mendigos entre los tuyos"
(Deuteronomio 15:4)

Lamentablemente, la sociedad e incluso la comunidad
cristiana está, por lo general salvo dignísimas
excepciones, instalada en su más apacible e imperturbable
comodidad, ignorando muchas veces le responsabilidad que nos concierne. A veces
pareciera que todo intento por remediar los males sociales con
intenciones de bienes comunes se malinterpreta y se nos cataloga
de pro-socialistas o lo que es peor de nacionalistas a ultranza.
Sería muy bueno para la grey cristiana sacudirse ese
estigma de indiferencia y de inacción, y ponerse el overol
de la predicación del evangelio en perfecta armonía
con la restauración de nuestra comunidad, en nuestro
propio país, que debido a los usos y abusos del sistema
económico establecido se polariza cada vez más y
más.

Conclusión

Deseo concluir este modesto intento por entender
cómo se mueve, o cómo debería moverse el
cristianismo entre los dos más difundidos sistemas
económicos: el capitalismo y el socialismo.

Al iniciar esta tarea lo hice por un interés
meramente académico, nunca tuve la más
mínima sospecha de las cosas que se descubren al indagar
sobre la realidad de un país como el nuestro. Es
difícil encontrar respuestas bíblicas que aprueben
el capitalismo, más bien voy encontrando numerosas
evidencias de
algo que se parece más aun socialismo reformador, tanto en
el Antiguo Testamento como en el Nuevo.

Mi tarea posterior es seguir indagando al respecto de lo
descubierto, mientras tanto lo que me concernía respecto
al tema propuesto queda concluido al menos por ahora.

Bibliografía

BARCLAY, William. La sociedad permisiva. Bs.
Aires: Editorial La Aurora, 1976.

Biblia de Estudio: Versión Reina Valera –
1995. Sociedades
Bíblicas Unidas.

CARDENAS, Eleazar. Religión e Imperialismo y
la misión de
Dios en América
Latina.
Lima: Editorial Pajuelo, 2009.

Cuaderno de Estudio: La fe cristiana y la economía
mundial hoy
. Bs. Aires: Editorial Regnum,
1994.

Diccionario Enciclopédico Océano Uno,
edición
2005.

GILES, James E. Bases Bíblicas de la
Ética
. El Paso, Tx.: Casa Bautista de Publicaciones,
1994.

LACUEVA, Francisco. Ética Cristiana. Curso de
formación teológica evangélica. Tomo X
.
Barcelona: Editorial Clie, 1975.

MOTT, Stephen. Ética
Bíblica y cambio social. Michigan: Editorial Nueva
Creación, 2003.

http://es.wikipedia.org/wiki/Sistemaeconómico

 

 

 

 

 

 

Autor:

Jorge Torres Moreno

[1] /trabajos45/sistemas-economicos/sistemas-economicos2.shtml

[2] Cuadernos de Estudio: La fe cristiana y
la economía mundial hoy (Bs. Aires: Ediciones Regnum,
1994), p. 30.

[3] Diccionario
Enciclopédico Océano Uno, edición
2005.

[4] William Barclay, La sociedad permisiva
(Bs. Aires: Editorial La Aurora, 1976), pp. 167-170.

[5] James E. Giles, Bases bíblicas de
la Ética (El Paso, Tx.: Casa Bautista de Publicaciones,
1994), pp. 242-243.

[6] Eleazar Cárdenas, Religión e
Imperialismo y la misión de Dios en América Latina (Lima: Editora Pajuelo,
2009), pp. 77.

[7] Francisco Lacueva, Ética
cristiana. Curso de Formación Teológica
Evangélica. Tomo X (Barcelona: Editorial Clie, 1975),
pp. 204-205.

[8] Énfasis del alumno.

[9] Stephen Mott, Ética Bíblica
y cambio social (Michigan: Editorial Nueva Creación,
2003), p. 67.

Partes: 1, 2
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