El desarrollo sostenible. Reclamos morales a partir de las perspectivas que ofrece la Bioética
- Resumen
Desarrollo
Autonomía y Justicia en el
desarrollo
¿Cómo resolver las controversias
bio-morales?
Conclusiones
Bibliografía
Resumen
Este articulo versa sobre cuestiones ética en
el campo de la generación y difusión del desarrollo
sostenible tomando en consideración los reclamos
morales a partir de las perspectivas que ofrece la Bioética:
área de reflexión y de acción
práctica referida a la racionalidad ética de la
conducta humana
respecto a la conservación y la calidad de la
vida tanto humana como no humana.
Se reflexiona sobre el desarrollo
sostenible o sustentable a partir de la búsqueda
bioética considerándose algunas propuestas,
así como las controversias y disputas entre seres humanos
que no comporten las mismas apreciaciones morales y la
búsqueda de soluciones
pacificas.
Introducción
Desarrollo humano y medio ambiente
son actualmente temas dominantes en el debate sobre
las relaciones
internacionales, sin embargo, lograr el consenso con
relación a ellos no ha sido fácil y aún
persisten las discrepancias en la interpretación de lo que se entiende por
desarrollo y en el modelo a
seguir para alcanzarlo.
Si bien el desarrollo como concepto es
relativamente nuevo ya que comienza a utilizarse con frecuencia
solo después de la Segunda Guerra
Mundial, desde la década de los años 30 existe
conciencia de la
posibilidad de promoverlo racionalmente; en ese momento la
concepción sobre el mismo que prevalecía se
fundamentaba sobre supuestos predominantemente técnico –
económicos. Sobre esta concepción ejerció
una notable influencia el sentido economicista de la escuela
neoclásica del keynesianismo que hace énfasis en la
importancia primaria del crecimiento productivo y la
modernización económica, dando por sentado que al
logro de este objetivo
primario seguiría como consecuencia el progreso
social.
Desde la perspectiva anteriormente expuesta la
incorporación de tecnologías nuevas y más
eficientes a la industria fue
considerado como el factor primordial en el proceso de
expansión de la economía. De esta manera muchos terminaron
reduciendo el desarrollo al crecimiento
económico y la industrialización fue declarada
la vía para alcanzarlo.
Aunque prevaleciente por mucho tiempo y
aún hoy esgrimida por algunos, la concepción
incrementalista del desarrollo comienza a ser objeto de intensas
críticas en la década de los años 70.
Durante los 60 y los 70 se registra una considerable
expansión económica en los países
subdesarrollados sin un desarrollo paralelo en el ámbito
social; salvo muy raras excepciones el crecimiento de la producción generó un proceso de
concentración de las riquezas y el ingreso en beneficio de
las capas más ricas de la población y en desmedro de la calidad de la
vida de los sectores más pobres. Estaba claro que la
expansión de la producción no implicaba
necesariamente una mejor distribución de sus frutos, ni un bienestar
social generalizado; en el mayor de los casos, por el contrario
había significado un aumento de la injusticia social y la
inequidad.
Los hechos demostraban que "el desarrollo no es el mero
aumentar de lo que hoy existe, sino un proceso de intensos
cambios estructurales", que van más allá de los
marcos técnico – económicos a que se hacía
referencia. Lejos de limitarse a ser solamente un fenómeno
económico, el desarrollo comenzaba a interpretarse como un
"proceso multidimensional, que lleva consigo la
reorganización y reorientación en los sistemas
económicos y sociales, que no se limita a elevar los
niveles de renta y de producción, sino que da lugar,
además a transformaciones sociales importantes de las
estructuras
institucionales, sociales y administrativas"
No obstante, aún cuando los objetivos
sociales del desarrollo adquirían un relieve
destacado con relación al acento productivista de las
pasadas concepciones, durante los años 70 las propuestas
de los organismos internacionales si bien ponían acento en
vagas y generales formulaciones de equidad
internacional, de mejora del bienestar social para todos, de
eliminación de privilegios inmerecidos y de
superación de las diferencias de extremas riquezas y las
injusticias sociales, como propósitos esenciales del
desarrollo; las políticas
y medidas recomendadas no eran congruentes, ni efectivas. Para
ello se requerían de transformaciones fundamentales tanto
en el orden internacional, como en la
organización sociopolítica interna de los
países que eran mucho más difícil lograr que
formularlas.
Durante los años 80 se replantea el concepto de
desarrollo, profundizándose en su sentido humano. A partir
de 1990 el Programa de
Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) inicia la publicación anual de
un informe sobre la
dimensión humana del desarrollo como intento de medir y
comprobar el desarrollo en su integralidad, con ello se difunde
el término desarrollo humano.
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