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Dinámica familiar violenta del niño en el contexto académico (página 3)




Enviado por adriana pertegas



Partes: 1, 2, 3

Los datos obtenidos a
través de la aplicación de una encuesta, en
la que se estableció su percepción
de la violencia en
sus hogares, fueron analizados estadísticamente utilizando
SPSS 14.0.

Del análisis de la encuesta que aplicaron
obtuvieron los siguientes resultados:

Violencia física

Un alto porcentaje de estudiantes (30,7 %) temen "con
frecuencia" al castigo cuando han cometido una falta; 45,6 %
siente temor "a veces". El 18,5 % de los estudiantes encuestados
afirman ser maltratados físicamente "con frecuencia", y
22,2 % "a veces". Al analizar el ítem "es maltratado
físicamente", por género no
se encuentran diferencias significativas. El 12,9% de los
estudiantes de género femenino y el 13 % de los
estudiantes de género masculino afirman ser maltratados
físicamente "a veces". El 9,2 % de los estudiantes de
género femenino y el 8,6 % de género masculino
afirman ser maltratados físicamente "con frecuencia".

Lo que quiere decir que la mayoría de los estudiantes
afirman ser maltratados o temen o al castigo, además que
no existe una diferencia significativa entre los sexos lo que
indica que el maltrato se manifiesta de igual manera en hombres
que en mujeres.

El porcentaje de alumnos que afirman ser maltratados
físicamente depende del grado escolar. Los porcentajes de
maltrato físico "a veces" por grado son muy similares en
todos los grados: tienen una media de 13,05 y una
desviación estándar de 1,23; pero con
relación al maltrato físico "con frecuencia", los
mayores porcentajes se encuentran en grados 7 y 8,
presentándose un leve decrecimiento en el grado 9. En los
grados 6, 10 y 11 el porcentaje de alumnos que "con frecuencia"
se siente afectado por agresiones físicas es menor.

Violencia psicológica

Al considerar los ítems es el agravio verbalmente al
recibe insultos y humillaciones, no se presentan mayores
diferencias de frecuencia entre géneros. Un 16,2 % de los
estudiantes afirma ser agredido verbalmente "con frecuencia" y un
31,3 % afirma ser víctima de este tipo de agresión
en algunas ocasiones. El 17,6 % manifiesta que es agredido
verbalmente "con frecuencia" cuando comete una falta y el 17,6 %,
que es víctima de este tipo de agresión "a veces".
Estos porcentajes indican que la Violencia intrafamiliar se
presenta un tipo relación, caracterizado por presencia de
gritos, insultos, humillaciones y amenazas, el entorno familiar
de un alto número de estudiantes (Cépeda,
Sánchez y Álvarez, 2007).

Violencia Sexual

El análisis de los ítems relacionados con
violencia sexual muestra que el
2,9 % de estudiantes expresa sentirse frecuentemente agredido
sexualmente dentro su núcleo familiar y un 8,2 % en
algunas ocasiones. Este sentimiento se encuentra en mayor
proporción en la población estudiantil femenina. Un 8,6 %
femenino y 7,7 % masculino se sienten agredidos sexualmente
"algunas veces" y un 3,5 % femenino y 2,2 % masculino se siente
agredido sexualmente "con frecuencia" (Cépeda,
Sánchez y Álvarez, 2007).

Los resultados se pueden resumir en un alto porcentaje de
estudiantes tiene dificultades en los procesos de
comunicación con sus padres y siente
rechazo y falta de amor de
algunos de los miembros de su hogar. Un 28,4 % de los
encuestados, 915 alumnos, son victimas de más de 20 de las
situaciones de violencia y un 35 % de los estudiantes encuestados
tienen ambientes familiares caracterizados por altos niveles de
violencia. El porcentaje de alumnos que afirman ser maltratados
físicamente depende del grado escolar,
presentándose los más altos porcentajes en grados
7y 8.

Indicando que la tasa de incidencia de violencia se da en las
familias con procesos inadecuados de comunicación lo que
representa un rechazo de los padres, con lo que se demuestra un
índice alto de familias violentas, además que este
tipo de situaciones son más evidentes en los adolescentes
con escolaridad de 7 y 8.

La anterior investigación nos demuestra que las cifras
en Colombia son
significativas pese a que se realizaron en una solo localidad de
la ciudad de Bogotá, lo cual nos indica que los casos de
las familias violentas son numerosos por lo que es relevante
aumentar las investigaciones
en este tipo de población, por lo que se cita la
investigación siguiente la cual nos demuestra las
consecuencias que se observan en los planteles educativos a
raíz de niños
víctimas de la violencia
intrafamiliar.

Artículo realizado en Santiago de Chile por
Muñoz, Saavedra y Villalta (2007) "Percepciones y
significados sobre la convivencia y violencia
escolar de los estudiantes de cuarto medio de un liceo
municipal de Chile" cuyo objetivo era
conocer los significados que otorgan los jóvenes a la
convivencia, el conflicto y la
violencia entre pares dentro del establecimiento escolar. La
metodología utilizada fue cuantitativa y
cualitativa con una muestra de 140 estudiantes.

Como resultados principales se observa que los jóvenes
perciben que el liceo es altamente vulnerable a la violencia
escolar; los varones la definen como normal y las damas la
representan como negativa. Atribuyen como causa de la
intimidación entre pares a la presión
por los estudios por parte de sus profesores y de sus familias,
al entorno de donde provienen los jóvenes, a la jornada
escolar y al estrés de
los profesores. Se concluye que el fenómeno de la
violencia entre pares tiene una connotación cultural y se
perciben ausentes las estrategias para
prevenir e intervenir en las situaciones de agresión en el
liceo.

El estudio realizado fue de carácter exploratorio, por un lado
descriptivo interpretativo de los discursos de
los estudiantes acerca de la relación con sus
compañeros y, por otro lado, descriptivo-analítico
de las respuestas de una encuesta estructurada, basada en el
cuestionario
sobre «Abuso de Compañeros». Este cuestionario
tiene como característica que no sólo recopila
antecedentes generales sobre la percepción de violencia
entre pares, sino que también permite recopilar información sobre la percepción de
las víctimas de intimidación y los victimarios. Al
final, se agregó un tópico que indagaba sobre la
presencia o ausencia de ciertas situaciones de riesgo
psicosocial que podrían estar presentes en el
establecimiento escolar.

La muestra estuvo compuesta por la totalidad de los
estudiantes de cuarto medio de un liceo municipalizado
perteneciente al programa
«Liceo para Todos», un total de 140 estudiantes de
cuarto medio cuya edad promedio era de 17 años, siendo 58
hembras y 82 varones. Se eligió este grupo por su
relación histórica con el establecimiento escolar.
De esta misma muestra se realizaron, para profundizar en los
aspectos descriptivo- interpretativos, dos entrevistas
individuales en profundidad a dos estudiantes, uno de sexo masculino
y otro de sexo femenino, además de escoger del mismo nivel
a cuatro mujeres y cuatro varones para realizar un grupo de
discusión.

Como se mencionó anteriormente, el liceo donde fue
aplicado el estudio es un establecimiento escolar en riesgo
psicosocial, que actualmente pertenece al programa del Ministerio
de Educación
«Liceo para Todos», el cual tiene como finalidad
apoyar en el proceso de
aprendizaje a
los estudiantes provenientes de establecimientos escolares de
escasos recursos, con
problemas
psicosociales y vulnerables a la deserción
escolar. La recolección de información fue
realizada por los investigadores.

En una primera fase se realizó el contacto con la
institución y se logró la respectiva
autorización de participar en el estudio. En una segunda
fase se realizó la aplicación de la encuesta a la
totalidad de los cuartos medios del
liceo. En la tercera fase se escogieron, en conjunto con el jefe
de unidad técnica del establecimiento escolar, los
estudiantes que participarían en las entrevistas en
profundidad y grupo de discusión. Aquí se
consideró que los estudiantes hubieran cursado los cuatro
años en el señalado establecimiento escolar. En la
cuarta fase se realizó el grupo de discusión, donde
uno de los investigadores fue el moderador y la pregunta a
discutir era: «Cómo es un día en el
colegio».

Esto fue registrado con un libro de notas
y una grabadora. En la quinta fase se realizaron las entrevistas
en profundidad en dos momentos respectivamente,
registrándolas con los mismos medios que el grupo de
discusión. Las entrevistas posteriormente fueron
transcritas en computador
para el análisis. Finalmente, en el análisis de los
resultados se utilizaron estadísticos descriptivos,
análisis de tablas de frecuencia y estrategias
interpretativas del análisis de contenido, elaborando en
un análisis durante y después de la
información, las categorías que permitieron
comprender el fenómeno de la convivencia y violencia
escolar desde el discurso de
los estudiantes.

Este análisis fue sometido a triangulación,
donde el porcentaje de acuerdo entre los tres investigadores que
fueron jueces en la codificación de los datos fue de un 98 % el
cual los resultados serán presentados considerando las
categorías emergentes de la descripción que realizaron los estudiantes
encuestados sobre su percepción de la violencia, los
relatos de los grupos de
discusión y las entrevistas para profundizar en la
comprensión de los datos. El cual se percibe que en el
establecimiento escolar, un 64 %de los estudiantes se
sentiría bien en el colegio y un 36 % no se
sentiría tan bien.

Ahora, si se vincula con las entrevistas y los grupos de
discusión, los jóvenes presentan sentimientos
ambiguos con respecto al liceo. Por un lado mencionan que lo
encuentran aburrido, rutinario, percibiendo que todos los
días se realiza lo mismo, que no hay espacios de recreación
ni tiempo para
poder
relajarse. Mencionan también que los profesores son poco
tolerantes, tienden a estresarse fácilmente y gritan
cuando los alumnos no realizan lo que ellos quieren.
También plantean que falta diálogo y
espacio para poder compartir, fuera de lo que implica copiar lo
que los profesores dictan o exigen. Perciben al liceo como poco
saludable, y como un ambiente que
genera estrés.

Pero por otro lado, mencionan que sienten simpatía por
la dedicación de los profesores en situaciones
problemáticas, perciben que sus amigos están en el
liceo y sienten que en el establecimiento educacional han tenido
más oportunidades para desarrollarse como personas. Por
ende, a los estudiantes, pese a los conflictos y
situaciones poco saludables, les gusta el liceo, aunque no se
debe olvidar que existe sobre un 30 % de los estudiantes para
quienes la experiencia escolar no es tan grata. En este
último punto, al revisar el sentimiento de desconfianza en
el colegio, un 62 % responde que no ha sentido desconfianza y un
36,4 % menciona que ha sentido desconfianza alguna vez,
porcentajes que coinciden con la sensación de bienestar y
malestar en el liceo.

Por lo cual la desconfianza es causada por los miedos que se
presentan con mayor frecuencia están vinculados al
trabajo en
clase y a
otros donde destaca el ambiente o clima social del
liceo. Estos resultados indican que el sentimiento de miedo no se
relaciona con la intimidación entre pares y se
asociaría más a situaciones del contexto escolar.
Por lo tanto, se aprecia una representación positiva hacia
los eventos
estresantes y de conflicto. Los estudiantes consideran que las
dificultades presentadas en el liceo los están preparando
para la vida, perciben que los hace más fuertes y les
permite aprender a enfrentar los problemas.

Los estudiantes no presentan grandes conflictos con los
docentes. En
el tópico de ¿Cómo te sientes tratado por
tus profesores? se observa que un 13,6 % se siente muy bien, un
65,7 % se siente bien, un 18,6 % se siente regular. Este aspecto
se relaciona con los resultados de las entrevistas. Aquí
se logra percibir que los estudiantes atribuyen al estrés
que produce el proceso de enseñanza-aprendizaje (debido a la jornada
escolar completa) como un aspecto conflictivo, pues no les
permite descansar y recrearse, sometiéndose constantemente
al trabajo intelectual. A partir de esto, explican que la
relación con los profesores se deteriora, bloqueando la
posibilidad de que emerjan espacios para comunicar o
recrearse.

La relación de amistad entre
compañeros no tiene una connotación muy
significativa y especial dentro del establecimiento escolar. Es
decir, si bien no se llevan mal con ellos, en su mayoría
no lo presentan como tan importante. Ahora, al analizar la
pregunta ¿Te sientes aislado o rechazado por tus
compañeros? un 63,6 % menciona que nunca, un 30,7 % dice
que alguna vez, y un 4,8 % menciona que más de tres veces.
Profundizando en esta temática, al preguntar de manera
más específica sobre si algún
compañero les ha molestado, amenazado o tratado mal el
cual los resultados indican que cerca de un 36 % se ha sentido en
algún momento rechazado o amenazado por sus
compañeros, es decir, es o ha sido víctima de
violencia entre pares en el establecimiento escolar. Ahora bien,
si revisamos estas temáticas en los discursos de los
estudiantes, se manifiesta que la relación entre pares no
es muy constructiva. Plantean que tienden a no compartir, a
separarse en grupos, a agredirse, donde lo más frecuente
es burlarse y molestar al otro, es decir, hacer bromas,
trasgrediendo la integridad física y
psicológica entre compañeros. Pero a la vez, este
aspecto lo consideran normal, pues creen que las burlas y bromas
son parte de lo cotidiano y de lo entretenido del colegio,
mencionando que es algo frecuente y constante, además de
aparecer esto en todos los niveles de formación.

Las explicaciones de los estudiantes con respecto a las causas
del conflicto y violencia entre pares se refieren a la
atribución que realizan como producto del
conflicto entre profesores y alumnos. En este sentido perciben
que la causa por la que se molestan unos con otros es por el
estrés del profesor, por
sus exigencias, por lo rutinario de las clases y por la falta de
aspectos más aplicados. Esta situación provoca que
en los estudiantes aumente la tensión, y para poder
liberarse de ésta acuden al uso de la agresión
psicológica a partir de las burlas, las bromas y la
intimidación. Reconocen que la estigmatización y
atribución negativa de parte de los profesores hacia el
alumno que alguna vez molestó o desordenó, no
permite el cambio
conductual del alumno y éste genera una especie de
profecía auto-cumplida al ver que los demás ya lo
estigmatizan, respondiendo según lo que los profesores ya
esperan que haga.

Se observa que el concepto de
violencia de los alumnos no está muy claro Manifiestan que
las burlas y las bromas serían violencia
psicológica, pero reconocen como normal y hasta amistosa
dicha violencia. En cambio la violencia física la
consideran como problema, aunque reconocen que también los
golpes son por aburrimiento, aunque el límite está
cuando se violenta en exceso la integridad física del
compañero. Reconocen que las situaciones de violencia
están vinculadas con el liceo, con su entorno familiar y
la sociedad,
explícitamente con situaciones de presión por el
rendimiento escolar y por su inserción en el mundo
profesional o laboral posterior
al término de la enseñanza secundaria. Sin embargo,
observan que estas conductas se presentan principalmente cuando
son adolescentes, pues perciben que ya en cuarto medio van
disminuyendo, para finalmente desaparecer cuando salen del
liceo.

Por otro lado, al analizar las frecuencias que distinguen el
ejercer intimidación entre pares, se observa que los
varones tienden a intimidar más que las damas, donde un 73
% de los varones reconocen haber molestado o maltratado a un
compañero, a diferencia del 43,1 % de las mujeres que han
molestado a algún par. Además, se percibe que los
demás compañeros que observan no se involucran
principalmente, reconociendo tanto en hombres como en mujeres que
los demás no hacen nada cuando ellos molestan a los
compañeros (34,5 % mujeres y 42,7 % varones). Ahora, al
consultar en general qué opinan de los compañeros
que molestan a otros, se presentan diferencias entre lo que
piensan las mujeres y los varones , donde para los varones
pareciera más normal que se moleste a un compañero
(41,5%). En cambio, a las mujeres les parece muy mal (56,9%). Las
diferencias entre hombres y mujeres se siguen presentando al
analizar, en el caso de los alumnos que molestan o maltratan a un
compañero, un auto explicación de su conducta. Cerca
de un 63,8 % de las mujeres menciona que no molesta a sus
compañeros, y sólo un 30 % de los varones reconoce
que no molesta.

A partir de este último punto se reconoce que los
varones tienden a molestar más, donde las causas
más frecuentes que ellos se auto-atribuyen serían
por hacerle una broma (35,4%) y porque se lo han provocado
(23,2%). En el mismo sentido, cuando se les pregunta a los
victimarios cómo se sienten cuando amenazan o molestan a
otro compañero, un 19,5 % de los varones reconoce que se
siente bien consigo mismo, y un 11% refiere que se sienten
más fuertes que el compañero.

Al manifestar en qué circunstancias maltratarían
a un compañero, tanto damas (55,2%) como varones (59,8%)
mencionaron que tratarían mal a alguien o lo
amenazarían si dicha persona les
molesta o provoca.

Los lugares más frecuentes donde ocurren las peleas son
a la salida del establecimiento escolar o los baños,
presentándose diferencias entre hombres y mujeres, donde
las mujeres escogen más el baño y los varones el
término de jornada, en el exterior del liceo Al revisar
los estadísticos descriptivos, las víctimas de
violencia entre pares mencionan que la persona que molesta es del
propio curso (90 por ciento). Al analizar el sexo de la persona
que intimida, se observa que en las mujeres se da tanto la
intimidación por hombres (51 por ciento) como por mujeres
(49 por ciento).

En cambio, en los varones es más frecuente que la
persona que moleste sea del mismo sexo (68 por ciento). En este
punto, los estudiantes entrevistados mencionan que, con respecto
a la presencia y frecuencia de agresión y violencia
física entre pares, ocurren rara vez, pero son intensas,
consideran que generalmente se dan por desencuentros de personalidad o
de formas de ser. Manifiestan que el año pasado, en 2005,
eran más intensas y que ocurren principalmente en
primavera, que en la época de invierno y otoño son
menos frecuentes. Aluden que en invierno están más
tranquilos por el frío y no hay mucho que hacer. En
cambio, cuando es primavera se auto-perciben como más
activos, con
deseos de realizar acciones fuera
del colegio y no pueden, por la obligatoriedad de la jornada
completa. Por lo tanto, se aburren y los métodos
que buscan para entretenerse son por lo general de
intimidación Los estudiantes perciben las situaciones de
conflicto, tales como bromas y burlas, como muy frecuentes, no
distinguen si se es hombre o
mujer, lo
importante es divertirse, aunque reconocen que no es correcto,
pero mencionan que hay situaciones que se justifican y no es
sólo por aburrimiento, sino que se molesta a otro producto
de que te molestan o molestan a un amigo y salen en su defensa, o
si se presentan características físicas o de
personalidad muy idiosincrásicas que incitan a la burla.
Por otro lado, se percibe, además de la burla, la
traición como un elemento importante de agresión
psicológica

Los resultados indican que la percepción de la
convivencia escolar de parte de los estudiantes de cuarto medio
del liceo descrito es representada como compleja y diversa. Si
bien los estudiantes en su mayoría se sienten bien en el
colegio y mencionan llevarse relativamente bien entre ellos, se
aprecia al establecimiento escolar como un espacio donde se
generan problemas, principalmente relacionados con la burla, el
rechazo y la discriminación. Reconocen que estos
conflictos son negativos para la convivencia, y que es necesario
intervenir asertivamente frente a ellos, pero son asumidos como
parte normal e inclusive como espacios de recreación en la
interacción cotidiana del contexto
escolar.

Aspectos como el aburrimiento, la jornada escolar completa, el
estrés de los profesores, las metodologías de
enseñanza, los conflictos familiares de los estudiantes,
el escaso diálogo y comunicación entre alumnos y
profesores, el escaso tiempo para que se den dichas instancias de
diálogo, la discriminación y estigmatización, la
falta de conocimiento
de estrategias adecuadas para resolver los conflictos, son
algunas de las temáticas que surgen de las explicaciones
que los jóvenes realizan sobre la dinámica de la violencia entre pares que
ocurre en el liceo Ahora, quizás más relevante que
los resultados sobre la intimidación, es importante
señalar que existe una alta percepción de parte de
los estudiantes sobre situaciones de riesgo en el establecimiento
escolar, donde prácticamente la mayoría menciona
que el liceo es un espacio conflictivo donde ocurren conductas
desadaptativas principalmente de parte de los alumnos, es decir,
se reconoce a dicho contexto escolar como sujeto a dificultades,
donde la violencia se percibe como normal, pero al interior del
liceo, lo que significa que no es percibida como común en
la vida cotidiana o cuando uno egresa del cuarto medio.

Lo anterior se relaciona con la propuesta de García y
Madriaza (2005), quienes argumentan que tal problemática
es propia del desarrollo de
los adolescentes. Esta es una etapa en que requieren validarse y
mostrarse frente a los otros. De hecho, los mismos estudiantes
mencionan que antes era peor que ahora se perciben diferentes,
que han cambiado; sin embargo, la sensación de no manejar
buenas estrategias en la resolución de los conflictos
está presente, percibiéndose solos en la
búsqueda de soluciones.

También se percibe que los comportamientos violentos se
explican no sólo por ser representativos de la etapa
evolutiva que vivencian, sino también se percibe que las
condiciones de riesgo psicosocial que emergen desde sus hogares y
barrios están ligadas a la conducta agresiva en la
escuela. Otro
elemento importante que surge principalmente del dato más
cualitativo es la sensación de presión y
aburrimiento.

Los jóvenes logran percibir la presión y darse
cuenta de la competitividad
en la cual están inmersos. Descubren que el estilo de
solución de conflictos que acostumbran en el liceo no se
manifiesta fuera de dicho contexto, pero perciben que su
emergencia está vinculada con las exigencias, el
estrés, el tener que demostrar eficiencia no
sólo entre sus pares, sino también entre sus padres
y profesores.

El cuarto medio es un año decisivo para dichos
jóvenes, porque sienten el término de una etapa
relativamente protegida para sumergirse en otra, donde la defensa
ya no es con puños ni palabras sino más bien tiene
que ver con sus conocimientos y asertividad en
una sociedad que exige competencia, pero
también dominio de sus
propias conductas y emociones.

Por lo tanto, los elementos culturales del liceo, las
situaciones personales, las exigencias sociales y las propias
características del desarrollo adolescente se
conjugarían en la presión ejercida hacia los
jóvenes por validarse, lo que deriva en algunos en buscar
elementos de evasión como la intimidación o
comportamientos agresivos, o provocando una sensación de
desamparo, como sería la auto marginación o
racionalización de las situaciones conflictivas como
normales

En este sentido, cobra valor lo que
manifiestan en el artículo de Culturas Juveniles
Narrativas Minoritarias y Estética del Descontento realizado por
Zarzuri y Ganter (2002) sobre el poco protagonismo que
actualmente poseen los jóvenes provenientes de sectores
más vulnerables en los espacios tradicionales de
participación, donde no se sienten representados ni
comprendidos por las generaciones de adultos que los forman y
educan, principalmente debido a que los intereses son totalmente
dispares.

Los adolescentes del estudio buscan relacionarse con otros,
tener espacios para promover sus intereses e ideales con respecto
a la
educación que desean, por lo tanto crean sus propios
medios de expresión. Sin embargo, la complejidad del
contexto escolar en el cual están inmersos limita la
posibilidad de generar instancias creativas en sus aprendizajes y
en su desarrollo, ampliando la manifestación de la
agresión como conducta normada de comunicación y
recreación.

Otro aspecto que es relevante mencionar se refiere a la
diferencia que se da entre hombres y mujeres sobre la
percepción de intimidación entre pares. La
violencia se presenta en ambos sexos, donde las mujeres tienden a
dar una visión más negativa de ésta. En
cambio, los varones la perciben como más cotidiana o
normal.

Esta investigación nos demuestra que un niño que
ha pertenecido a ambiente poco adecuado crea conductas de
inseguridad,
violencia, introversión y poca asertividad. Esta
apreciación nos permite dar un hincapié a la
realizada en la ciudad de Cali la cual habla sobre la violencia y
su significado en los niños.

Investigación realizada en la Cali Colombia por
Piedrahita, Martinez y Vinazco (2007) titulada "El significado de
la violencia en niños de 6 a 12 años de una
institución educativa perteneciente al sector oficial" Es
una investigación de tipo descriptivo exploratorio e
integra el diseño
cuantitativo y cualitativo.

Se trata, entonces, de lo que se denomina investigación
multimetódica (o de métodos combinados). De
aquí que se tomaron datos cuantitativos obtenidos de la
muestra del estudio, además de experiencias, conductas y
características especificas de las manifestaciones de la
violencia percibidas por los niños, que eran muy
difíciles de expresar a través de indicadores
numéricos. Este tipo de investigación es adecuado
cuando se descubre que un fenómeno poco estudiado, debido
por ejemplo a la escasa información al respecto que se
encuentra en la literatura revisada, amerita
mayor atención.atención. Así mismo,
la integración de datos cualitativos y
cuantitativos resulta útil para ilustrar y esclarecer
resultados importantes derivados del análisis
estadístico de los mismos (Polit & Hungler, 2000).

La población del estudio estuvo conformada por la
totalidad de los estudiantes matriculados en una
institución educativa oficial de Cali, en el periodo
agosto-diciembre de 2005, de los cuales se seleccionó una
muestra de 60 niños pertenecientes a la Comuna 20 de esta
ciudad, debido a sus particulares características
sociodemográficas, por las cuales resultaba propicia para
llevar a cabo la investigación.

Se diseñaron dos instrumentos, dirigidos a escolares
entre 6 y 8 años y preadolescentes entre 10 y 12
años, respectivamente. Se recogió
información sobre variables que
pueden incidir y relacionarse con la presencia de la violencia,
como datos socio-demográficos y epidemiológicos:
nombre, edad, sexo, curso, etnia, barrio,
tipo de familia y
ocupación de los padres, e información sobre
hábitos familiares. En esta parte se identificaban los
factores de riesgo a los cuales estaban expuestos los
niños: consumo de
alcohol,
consumo de sustancias psicoactivas, consumo de cigarrillo, entre
otros.

Así mismo, se indagó sobre el significado que
otorgaban los niños a conductas como la agresión
verbal, la agresión física, los homicidios y
la violencia sexual, y con respecto a las manifestaciones de la
violencia percibidas por los menores: violencia intrafamiliar y
violencia
social.

En cuanto a los aspectos éticos, se realizó una
reunión con los padres de familia para explicarles los
objetivos del
estudio y, posteriormente, se procedió con los
niños a diligenciar el formato de recolección de la
información, previa aplicación del formato de
consentimiento informado dirigido a los padres de familia, o
persona responsable del menor, el cual contaba además con
el asentimiento del niño

Los resultados que se dieron en la investigación fue de
los 60 niños con los cuales se realizó el estudio
el 50% corresponde a escolares con un rango de edad entre 6 y 8
años, y el 50% restante corresponde a adolescentes entre
10 y 12 años.

Los datos socio demográficos Con respecto al
género, en el grupo entre 6 y 8 años había
un 36.7% de niños y un 63.3% de niñas. En los
adolescentes entre 10 y 12 años se encontró que el
33 % pertenecían al sexo masculino y el 66.7% al sexo
femenino. Con respecto al grado escolar, un 10% se encuentran
grado primero, el 3.3% en grado segundo, el 36.7% en grado
tercero, el 16.7% en grado cuarto y el 33.3% en grado quinto. En
lo referente a la raza, 56.7% son blancos, seguidos por un 38% de
indígenas, y, por último, un 13.3% de raza negra.
En cuanto al estrato socioeconómico, el 86.7% pertenecen
al estrato uno, el 11.7% al estrato dos, y el 1.7% corresponde a
un niño que vive en estrato cinco.

Sobre el tipo de familia, se halló que el 46.7% tienen
una familia extensa, el 45% una familia nuclear y el 8.3% una
familia extensa modificada, en la cual aparece un miembro ajeno
al núcleo familiar. Con respecto al número de
hermanos, el 33.3% tienen uno, el 26.7% dos, el 25% tres, el 6.7%
son hijos únicos, un 3.3% tienen cuatro o cinco hermanos,
y el 1.7% siete hermanos, lo que indica que la mayoría
pertenecen a una familia extensa o nuclear y tienen un
número de hermanos.

En lo relativo a la ocupación, el 78.3% de los padres
trabajan, un 11.7% no desempeñan actividad laboral y el
10% restante corresponde a los niños que no tienen
papá. Los padres que trabajan se dedican a actividades
como: vendedores (26.7%), conductores (13.3 %), obreros (11.7%),
vigilantes (6.7%), cuidan vehículos (5%) y otras
actividades (15%). Lo que indica que la mayoría de los
hogares de los niños estudiados ambos padres laboran y la
mayoría de estos en trabajos informales.

De las madres, un 50% trabajan y el 50% restante no
desempeñan actividad laboral. De las madres que trabajan,
el 15% son vendedoras, un 13.3% son aseadoras, un 5% se
desempeñan como niñeras, y el 16.7% se dedican a
otras actividades. Los anteriores resultados están ligados
al nivel educativo alcanzado por los padres, que no les permite
tener una forma más rentable de suplir las necesidades
vitales. Indica que al igual que los padres no poseen un alto
nivel educativo además que la mitad de las madres laboran
en trabajos informales mientras que la otra mitad son amas de
casa.

Así mismo, las ocupaciones que tienen los padres
corresponden en un alto porcentaje a trabajos que no proporcionan
una estabilidad económica, debido a que son temporales, y
esto repercute en la calidad de
vida de estas familias.

Se identificaron los siguientes factores de riesgo a los que
están expuestos los escolares y adolescentes: un 35% de
los niños viven con fumadores en sus casas; y el 53.3%
conviven con personas que consumen licor. En el 38.3% de los
casos son los padres los que consumen bebidas alcohólicas,
en el 10% son otras personas, en el 1.7% sus hermanos, y en el
3.3% todas las personas de su hogar. El consumo de licor es un
factor de riesgo ya que exacerba las situaciones de violencia
doméstica o intrafamiliar, por lo que los niños de
acuerdo a las estadísticas están expuestos al
consumo de alcohol.

Relacionado con la violencia común, se encontró
que de los escolares, el 66.7% manifiestan no estar expuestos a
la agresión verbal, mientras el 33.3% respondió
afirmativamente a esta cuestión. El 50% expresó que
en sus hogares se presentan casos de agresión
física, y el 50% restante niega este tipo de comportamiento. Al indagar con respecto a si
alguien de la familia
sentía miedo de otra persona, un 86.7% respondieron que
no, y el 13.3% respondieron que sí. Al interrogar por
casos de acoso sexual
en el hogar, el 100% respondieron que no habían sufrido
dicha situación. Con relación al abuso sexual,
el 96.7% respondieron que no; el 3.3%, correspondiente a un
niño, respondió que sí había vivido
un acto de abuso sexual. Estas cifras indican que las familias de
los niños que se les aplico la encuesta más de la
mitad no están expuestos a la agresión verbal pero
si manifiestan la agresión física,
manifestándose con estos resultados que los índices
de violencia
familiar son altos.

Sobre la opinión que los escolares tienen con
relación a la violencia común, las respuestas
encontradas fueron: "No me gusta que mis papas peleen"; "cuando
me pegan siento tristeza"; "siento que no me quieren cuando me
pegan"; "es una casa violenta"; "está mal hecho, no me
gusta que mi papá le pegue a mi mamá"; "las
mamás deben darle apoyo y cariño a los hijos". Se
puede observar cómo algunos niños en esta etapa del
desarrollo responden de una forma egocéntrica, mientras
que otros no sólo piensan en lo que sucede con ellos
mismos, sino en lo que hay a su alrededor y puede afectar a otras
personas

En los preadolescentes, un 63.3% responden que no hay
agresión física en su hogar y el 36.7% afirman que
sí la hay. Sin embargo, la agresión verbal
está dividida: el 50% refieren que tal situación se
presenta en sus hogares, y la otra mitad lo niegan. Al preguntar
si en la casa alguien le tenía miedo a otra persona, el
23.3% respondieron que sí. Finalmente, el 100% de los
adolescentes respondieron negativamente a los interrogantes sobre
acoso y abuso sexual en el hogar. Estás
estadísticas manifiestan el desconocimiento por parte de
los adolescentes de lo que es el maltrato luego que hay una
ambivalencia ya que la mayoría dice que no hay
agresión física pero si verbal, siendo de esta
manera evidente la violencia en las familias.

Algunas de las opiniones que los preadolescentes tienen con
relación a la violencia intrafamiliar son: "Está
mal, pues son una familia"; "la mayoría de la gente que
hace eso son los padrastros"; "los familiares deben encargarse de
llevar a la persona violenta a un médico"; "las familias
se deben querer y no volver a pelear"; "me dan ganas de decirles
que no hagan eso, que ahí estoy yo y eso es lo que puedo
aprender". Al analizar las respuestas se observa que los
preadolescentes ven la violencia intrafamiliar como un
comportamiento característico de los adultos. Llama la
atención cómo en una de las respuestas se
interpreta el comportamiento violento como una enfermedad que
necesita tratamiento médico. Así mismo, hay
preocupación por que los niños están
conscientes de que pueden reproducir las conductas violentas que
ven en su familia.

En los preadolescentes se encontró que el 36.7% asegura
que sus juegos son
violentos; lo anterior se ve reflejado en la respuesta a la
pregunta sobre la presencia de peleas en sus juegos, pues un
23.3% lo afirmaron; entre los niños, un 40% manifestaron
la presencia de agresión verbal en los juegos. Este
comportamiento, comparado con la respuesta de los escolares, nos
muestra una relación directamente proporcional entre la
presencia de agresión verbal en el juego y la
edad. Este tipo de respuestas demuestran que los niños
reflejan el comportamiento en los juegos de acuerdo a su
experiencia individual y su contexto sociocultural,
manifestándose la violencia en los hogares.

El 86.7% afirman haber visto peleas en su barrio. De
éstos, el 23.1% opinan que tal comportamiento no se
debería presentar; el 15.4% relacionan las peleas con el
consumo de licor; el 15.4% no responden a la pregunta; un 11.5%
manifiestan que les produce miedo; el 7.7% piensan que pueden
salir heridos; el 7.7% expresan que nadie debe intervenir en este
tipo de situaciones; el 7.7% invitarían a las personas
involucradas en las peleas a que resuelvan sus conflictos por
medio del diálogo; al 3.8% les produce tristeza; el 3.8%
consideran que los adultos que pelean le dan mal ejemplo a los
niños; y, por último, el 3.8% consideran que para
que las personas peleen debe haber odio entre ellas. El 70% de
los preadolescentes acepta la presencia de la agresión
física en la escuela; esto muestra que resuelven sus
conflictos de esta manera, aunque están conscientes de que
no se debe hacer. Este tipo de cifras revela que los niños
están expuestos a escenas violentas siendo evidente los
factores de riesgo a los que están expuestos.

El 43.3% afirman haber visto cómo roban a alguien en su
barrio. De éstos, el 30.8% dice que es algo que no se debe
hacer; un 30.8% expresa que les da miedo ver este tipo de
eventos; el 15.4% piensan que en esos momentos es mejor llamar a
la policía; el 15.4% expresan que "los que roban lo hacen
para ganar dinero y
así comprar armas", y,
además, que "hay que tener cuidado"; finalmente, el 7.7%
piensa que la persona a la que asaltan puede morir. El 23.3% de
los preadolescentes dijeron haber visto un asesinato. De ellos,
el 42.9% piensan que es malo; el 42.9% manifiesta que "la gente
en el barrio vive con miedo de esto"; y un 14.3% expresan sentir
miedo al ver estas situaciones. El 53.3% afirman haber visto a
una persona a la cual acaban de matar. De ellos, un 50% expresan
haber sentido miedo; el 25% dicen que es algo que no
deberían hacer; un 12.5% consideran normal ver esto en su
barrio; y el 12.5% responden, por ejemplo, "me da tristeza que le
hayan quitado la vida" y "no quisiera que a nadie de la familia
le pasara esto".Un 30% de los niños afirman haber visto a
alguien a quien le ha hecho daño
otra persona. De ellos, el 33.3% piensan que es algo que no se
debe hacer; un 22.2% manifiestan que "las personas deben buscar
las cosas de buena manera y no con el machete en la mano"; o que
"cuando hay peleas, eso es malo para los niños". El 22.2%
no responden a la pregunta; el 11.1% expresan sentir pesar por la
persona herida; y, por último, un 11.1% piensan que lo
pueden matar. Estos resultados representan el contexto
sociocultural de los niños los cuales son agresivos o
temen por este tipo de manifestaciones.

Algunas de las respuestas encontradas al respecto son: "En mi
barrio debe haber paz, amor y cariño"; "es malo porque los
niños pueden aprender"; "sería mejor la paz y que
viviéramos tranquilos"; "es muy maluco vivir en una parte
donde hay tanto odio"; "es normal porque no sólo pasa en
mi barrio, sino en otros barrios de Cali."; "pienso que nos
deberíamos ir para no volver a ver eso". De las anteriores
respuestas se deduce que los preadolescentes significan la
violencia como un comportamiento malo, el cual pueden aprender.
Además, son conscientes de que su barrio es violento, pero
no están conformes con esta situación, y ven como
una opción cambiar de sitio de vivienda.

Los hallazgos o resultados de la investigación sugieren
una significativa prevalencia de exposición
a la violencia y a sus múltiples manifestaciones en los
escolares y adolescentes que participaron del estudio.

En cuanto al significado que la violencia tiene para ellos, se
corroboró la existencia de variaciones dependiendo de la
etapa de desarrollo en la cual los menores se encuentran.
Así, en los niños en etapa escolar, la lógica
se halla en el objeto mismo, es decir, aún no han
desarrollado la capacidad de razonamiento abstracto, lo que se ve
reflejado en el tipo de respuestas en las que simplemente dicen
de una situación que está bien o mal. Comprenden
que las peleas son una manera inadecuada de resolver los
conflictos a los que su comunidad se
encuentra expuesta; además, perciben que producen efectos
negativos tanto sobre las personas directamente involucradas en
la riña, como sobre aquellas que las presencian. Es
importante resaltar también que algunos de los
niños ven a las personas que pelean como gente que les da
mal ejemplo.

En los preadolescentes, se encontró que todos piensan
que hacerle daño a otra persona es algo indebido, sin
importar las circunstancias que lleven al acto. De acuerdo con
Piaget (1969),
a esta edad el niño es capaz de razonar de una forma
inductiva – deductiva, en la cual van de lo
específico, que es el acto en sí, a lo general, que
son las posibles consecuencias que se derivan de herir a alguien,
entre otras, la muerte de
esta persona y el sentimiento de las personas cercanas. De esta
manera, se comprueba también que ya han dejado el
egocentrismo de su etapa anterior y tienen la capacidad de sentir
pesar por lo que puede sentir la persona afectada. Los
preadolescentes muestran su capacidad de entrelazar la causa y el
efecto, ya que expresan que para pelear se necesita del odio y
también saben que, como consecuencia, hay personas que
salen heridas y, por esta misma razón, quienes son ajenos
al conflicto no deberían intervenir en él.
(Piedrahita, Martinez y Vinazco, 2007).

Otro hallazgo importante encontrado en el estudio, contrario
al paradigma
generalizado según el cual las mujeres tienen una
personalidad menos violenta, es que en el significado de la
violencia y sus manifestaciones no se encontraron diferencias de
género. En cuanto a la presencia de factores familiares,
se encontró que el nivel socioeconómico, la
exposición a la violencia intrafamiliar y la
separación del núcleo familiar resultan
determinantes en el caso de la población estudiada, en la
medida en que aumentan la vulnerabilidad y predisponen a las
manifestaciones de violencia por parte de los niños.
Concretamente, se encontró cómo en el grupo
familiar se responde con agresión física, lo que
evidencia una falta de mecanismos de resolución
de conflictos y control de los
impulsos violentos. La observación de estos actos es un factor de
riesgo para el desarrollo de comportamientos agresivos en la
infancia y
violentos en la juventud
(Piedrahita, Martinez y Vinazco, 2007).

Otra variable a tener en cuenta es la falta de supervisión por parte de los padres, pues
la mayoría de ellos trabajan, y la mitad de las madres
también. Como consecuencia, los niños deben
permanecer la mayor parte del tiempo en casa, lo cual influye
tanto en su cuidado como en su formación. Al plantear que
la falta de supervisión paterna y materna puede incidir en
el desarrollo de comportamientos antisociales (Piedrahita,
Martinez y Vinazco, 2007).

Finalmente, una variable por destacar es el hecho que el 21.7%
de los niños que participaron en el estudio han tenido que
presenciar cómo le quitan la vida a una persona, lo que
afecta su salud mental y el
posterior desarrollo de su personalidad. En conjunto, lo
hallazgos presentados permiten identificar aspectos comunes
relacionados con el significado de la violencia para los
escolares y adolescentes. Lo anterior es un importante referente
para encaminar esfuerzos que se orienten a frenar el desarrollo
de la violencia y la delincuencia,
a partir de la intervención en los primeros años de
vida, con medidas tendientes a la prevención, así
como actuando sobre los factores de riesgo intrafamiliar y fuera
del hogar. Tales iniciativas deben generarse desde el trabajo
individual y familiar, y también del trabajo con los
profesores (Piedrahita, Martinez y Vinazco, 2007).

Como se puede evidenciar en este estudio la afirmación
de los niños al evidenciar la existencia de violencia en
sus hogares siguen siendo cifras significativas, además de
resaltar que es mayor el número de niños que
están rodeados de múltiples factores de riesgo
asociados con la violencia familiar. Dicho estudio nos da paso
para hablar del siguiente el cual refiere a la agresión
como un factor de riesgo para el aprendizaje
escolar, por lo que se pueden articular estos dos estudios
haciéndonos comparar, si es tal el número de
niños víctimas de la violencia familiar
también debe existir una cifra significativa de
niños con dificultades de aprendizaje viéndose este
reflejado en el contexto académico y por ende en el
rendimiento escolar.

De tal comparación demos paso al estudio realizado por
Cid, Díaz, Pérez, Torruella y Valderrama (2008)
titulado La agresión y violencia en la escuela como factor
de riesgo del aprendizaje escolar" El cual destaca como uno de
los problemas actuales y creciente de salud en la comunidad
escolar la agresión y violencia.

Observada entre los estudiantes, destacándose por la
intensidad que provoca entre los adolescentes de manera negativa,
incidiendo este en la dificultad del proceso de aprendizaje
causando a su vez el abandono
escolar, observándose esta problemática
transversalmente en diversos contextos culturales y sociales.

Dentro de los factores que se relacionan con la
agresión escolar están los de tipo individual,
familiar, escolar y del ambiente. Por lo que dicho estudio
propuso una intervención de capacitación a un grupo experimental de
padres, profesores y alumnos, el cual consistía en
orientar a los profesores en los casos de violencia para que
procedieran de una manera asertiva ante los conflictos detectados
de violencia, a los padres para que identificaran sus patrones de
conductas violentas para que trataran de disminuirlas aprendiendo
a manejar y controlar sus dificultades y por último se
intervino con los estudiantes orientándolos para aumentar
su autocontrol, entrenándolo en habilidades sociales y
enseñándoles la resolución de conflictos
para que los manejaran de una manera más asertiva.

Al realizar dicha intervención se pudo observar
adolescentes con un rendimiento académico
significativamente más alto y disminución de los
factores violentos que se venían evidenciando.

De la investigación anterior es importante resaltar que
la violencia y los factores asociados a esta son facilitadores
para obtener resultados académicos bajos, pero de igual
manera que existen pautas para desarrollar con este tipo de
grupos para disminuir las conductas agresivas dando como
resultado el mejoramiento del desempeño académico de los
adolescentes y a su vez la culminación de la fase escolar
básica y media. Esta investigación la confirma el
siguiente estudio realizado en Yurumal el cual tenía como
objetivo la socialización sobre la no violencia, era
describir como la violencia afectaba el desarrollo de los
niños.

Para conocer mejor sobre esta investigación se cita a
López y Madrid (2008)
con la investigación titulada "Influencia del maltrato
infantil en el desarrollo cognitivo y socio afectivo en
niños, niñas y adolescente de 8 a 15 años en
el municipio de Yurumal" el cual tenía como objetivo
socializar a las personas naturales y jurídicas de yarumal
sobre la no violencia intrafamiliar que afecta a los
niños, niñas y adolescentes de su
población.

Para realizar dicha investigación se realizaron
encuestas con
preguntas abiertas para mayor sinceridad de la población a
niños y adolescentes con edades de 8 a 15 años.

Del análisis de estas encuestas se obtuvieron los
siguientes respuestas:

"Fui maltratada por mi madre, pues ella no me quería
desde los 8 años de edad me mandaba a trabajar y como
vivíamos en una finca en don Matías diariamente
tenia que ir a cortar leña, a lavar la ropa en quebradas,
de hecho me humillaba demasiado, creo que mi vida en la infancia
fue muy desdichada". Este factor le impide al ser humano
interactuar fácilmente en la sociedad ya que se siente
cohibido, reprimido y con temor de dar un paso adelante debido al
sufrimiento padecido en su hogar: "fui maltratada física,
económica, sexual y psicológicamente, pues mi padre
es un hombre sin corazón y
aun lo sigue siendo." Aunque desafortunadamente el maltrato
infantil es una cadena que se vive en nuestra sociedad y donde
los niños son las principales víctimas aun existen
personas generosas que trabajan por un bien común."yo
pienso que la persona que maltrata un niño esta
robándole las posibilidades de ver mas allá de su
realidad y no lucha así por construir un futuro diferente
para él y los suyos". Ante tanto maltrato que se evidencia
actualmente son muy pocos los que luchan por tratar de superar
estos actos deliberados, por eso algunas personas piensan que:
"se le está dando poco valor a la vida y al futuro de la
sociedad, destruyendo sus bases que son las generaciones futuras,
también creo que la falta de compromiso y planeación
de la maternidad hace que el ser humano lo vea como un mal, no
como una oportunidad de recrear la sociedad".

De las cuales arrojo como resultado que los niños de la
comunidad de Yurumal evidencian diferentes tipos de maltrato los
cuales impidieron un desarrollo cognitivo en estos niño y
más evidente aun es daño emocional que crearon en
ellos, ya que se evidencian niños inseguros,
introvertidos, con autoestima
baja causado por los maltratos que tuvieron durante la
niñez e imposibilitaron su aprendizaje ya que abandonaron
sus posibilidades de estudio, deteriorando de esta manera un
mejoramiento de la calidad de
vida.

De las investigaciones anteriormente señaladas se
destacan tres puntos fundamentales el primero existe un alto
número de incidencia de familias violentas, segundo los
niños al ser la familia el primer socializador aprenden
dichas conductas y tercero el maltrato dentro del hogar se
refleja en el contexto académico del niño ya sea
por sus conductas violentas, por el maltrato entre iguales, por
la introversión que presentan algunos o por la baja
autoestima siendo estos factores causantes de las dificultades
cognitivas que se evidencian en el bajo rendimiento
académico de los niños pertenecientes a una familia
violenta.

DISCUSIÓN

Con respecto a las investigaciones halladas y la literatura
consultada se puede encontrar que la mayoría acuerdan que
los niños provenientes de un sistema violento,
poseen múltiples problemáticas durante el
desarrollo de su aprendizaje en el ámbito escolar, es
decir, poseen un bajo rendimiento académico debido a que
en el contexto escolar obtienen un bajo desempeño.

Debido a esto se establecen dificultades de varios tipos como
la agresión de los niños y la dificultad durante la
etapa escolar para la asimilación de los conceptos
académicos, siendo la familia violenta un obstaculizador
para el desarrollo del aprendizaje de los niños, luego se
evidencia desde el lenguaje,
ya que los niños provenientes de un sistema violento que
han sufrido algún tipo de agresión suelen tener un
vocabulario escaso y una expresión verbal limitada.

Este tipo de suposiciones se encuentran argumentadas con
estados del arte tales como
el de Sierra y Sanabria (2003) los cuales indican que el
niño posee un autoestima y un autoconcepto bajo siendo
este notable en el rendimiento académico deficiente, al
igual que la investigación efectuada por Espinoza (2006)
donde indica que no solo el niño proveniente de un sistema
violento indica un bajo rendimiento académico, sino que
además influye la estructura
familiar, el nivel socioeconómico, el nivel educativo de
los progenitores y el nivel cultural escaso producen un
rendimiento académico deficiente, aunque también
demuestran que cuando existe un interés de
los cuidadores del niño por el desarrollo escolar pueden
obtenerse resultados más favorables, y para concluir con
los estudios que demuestran que la familia es el principal
obstaculizador del rendimiento escolar en el niño se cita
la investigación realizada por Cepeda y Caicedo (2005)
donde indica que la dinámica familiar es el
responsabilizador del rendimiento académico del
niño luego que dentro de más permisivo sea las
reglas, normas y
jerarquías en el ámbito familiar además de
los problemas que se presenten en este más bajo es el
desarrollo escolar del niño.

Este tipo de teorías
son afirmadas por autores tales como Ochoa (1993) el cual afirma
que el niño proveniente de un sistema familiar violento
carece de un vocabulario amplio y fluido, por otro lado Wolfe
(1987) plantea que el niño perteneciente a un sistema
violento tiene un doble efecto luego que pueden acentúan
los mismos problemas que poseen.

Este tipo de literatura indica que los problemas de bajo
rendimiento académico se pueden discriminar no solo por
los problemas violentos dentro de la familia sino también
se evidencia en la falta de motivación e interés, en el
desempeño académico no solo por parte de las
familias sino del medio que rodea el niño.

De acuerdo con lo anterior se plantean varios puntos para
cuestionar tales como por qué existen niños que
pese a sus dificultades se esfuerzan por salir adelante para
culminar esa circularidad de tipo violento en el cual
están inmersos y el papel tan importante que juega las
escuelas con respecto al aprendizaje en los niños con este
tipo de problemáticas, además de cuestionar el rol
de los psicólogos con respecto al tema.

Para ofrecer una respuesta a los puntos anteriores desde el
criterio de las investigadoras de esta información se
puede deducir las siguientes observaciones luego de indagar las
diferentes investigaciones que arrojan datos negativos frente al
desenvolviendo académico de los niños en su proceso
de aprendizaje visto este como la capacidad de respuesta del
individuo de
una manera estimativa lo asimilado durante un proceso de
instrucción (Hyman, 1985), decimos que el desarrollo del
niño en un sistema familiar violento desencadena
múltiples consecuencias en el niño tales como la
agresividad, déficit de atención, falta de
habilidades sociales entre otros, también se puede
rescatar que algunos niños desarrollan unos factores
protectores no necesariamente del ámbito familiar sino
también el contexto académico que facilitan
la
motivación y el estimulo de los niños por su
desarrollo intelectual.

En cuanto a los colegios estos juegan un papel importante
luego que pueden desempeñarse como un factor protector
fundamental para el desarrollo escolar de los niños, este
refleja el rendimiento académico del menor, sobre todo los
profesores ya que tienen mayor tiempo de interacción con
los niños durante la jornada escolar.

También se pudo notar que al describir la violencia y
la forma en que ésta se presenta en ámbito
familiar, se evidencia la existencia de un círculo
vicioso, donde los hijos criados en familias violentas reproducen
los patrones de violencia en sus actuaciones infantiles y
juveniles, y posteriormente al formar sus propias familias,
tendiendo a perpetuar así las relaciones conflictivas y un
clima familiar inadecuado como medio cotidiano de vivir, se
necesita realizar un cambio cultural que modifique el espacio
medio del niño en el cual crecen y que los adultos
contribuyen a generar y mantener la educación de su hijo
ya que las diversas actividades que se realizan con los
niños son de gran relevancia para ellos (Herrera,
2001).

Los tipos de maltrato son formas hostiles que facilitan
conductas agresivas en los niños dando circularidad en la
dinámica violenta (Finkelhour, 1997), este tipo de
conductas son evidentes en la interacción escolar (Belky,
1980), siendo responsabilizador el núcleo familiar. Sin
embargo cabe resaltar que la educación de los niños
son una manera de modificar las conductas agresivas luego que
ayudan al niño a desarrollar una equifinalidad, mejorando
su calidad de vida (Hyman, 1985).

También se pudo observar que es fundamental la
socialización de los padres para el desarrollo evolutivo
del niño luego ayudan a fortalecer la estructura de
personalidad facilitando de una manera positiva el
desenvolvimiento en otros microsistemas, sin embargo cuando la
conducta facilitada en el hogar es violenta los niños
tienden a ser aislados e introvertidos con autoestima baja, lo
que no indica que sean niños precisamente con bajo
rendimiento académico (Espinoza, 2006), pero si puede
desarrollar conductas agresivas con el medio para lograr una
aceptación al interactuar con los diferentes contextos que
los rodean (Strauss, 2002).

Por lo anterior se destacan dos tipos de comportamientos que
puede llegar a tener el niño proveniente de un sistema
violento en el desenvolvimiento del ámbito escolar, uno
ser un niño con buen rendimiento académico o dos
tener un deficiente desarrollo escolar, ya que el niño
puede acoger el sistema
educativo como un factor protector, logrando de esta manera
llegar a la equifinalidad y modificando la circularidad violenta
ó por el contrario puede tener un nivel académico
bajo causando este una desmotivación a su desarrollo
cognitivo, facilitando que se repita la circularidad violenta
longevidad (Fuster y Ochoa, 1993; Wolfe, 1987; Strauss,
2002).

Hay que connotar que no todo niño perteneciente a una
familiar violenta mantiene conductas agresivas estas se
desarrollan mediante la facilitación del medio donde se
desenvuelve y los niveles de autonomía que haya adquirido
el menor, por medio de la interacción social de los
exosistemas reflejándose en el desarrollo evolutivo. Lo
anterior interfiere en el autostima del niño y este es el
que determina directamente el rendimiento académico del
niño luego que la inseguridad dificulta sus procesos de
aprendizaje, en esta parte se vuelve responsabilizador la escuela
o la institución educativa a la que asista el niño
ya que los profesores pueden tener un efecto negativo o positivo
en el desarrollo cognitivo dependiendo del clima que se maneje en
el aula de clase (Hyman, 1985). Ya que los docentes son los
motivadores del aprendizaje de acuerdo a la metodología
utilizada, si el profesor guía el
conocimiento de una manera lúdica obtiene resultados
más positivos luego que es asimilado el contenido
enseñado, volviéndose la escuela un agente
motivador que facilita el desarrollo de la equifinalidad del
menor, de lo contrario ayuda al fomento del desarrollo de las
conductas agresivas posibilitando de esta manera la circularidad
violenta en el contexto escolar y por ende proceso evolutivo del
niño (Hyman, 1985; Wolfe, 1987).

Lo establecido anteriormente señala que el rendimiento
académico del niño no está regido solo por
las pautas violentas en el sistema familiar violento sino que se
articula con la vinculación del menor al medio educativo
lo que destaca investigaciones como la realizada por Gómez
(1994) que modulo la institución educativa y entorno
familiar para concientizar la formación de los
niños y así mejorar el nivel educativo. Adquiere
relevancia ya que sin importar la estructura y la dinámica
familiar a la cual pertenezca el menor con un manejo adecuado de
los agentes socializadores puede lograrse alcanzar un buen
rendimiento académico en el niño, generando una
autopoiesis positiva de manera holística en el entorno
familiar (Ochoa, 1993).

Con lo expuesto anteriormente se puede decir que la
dinámica familiar violenta no solo se da en familias
nucleares ya que según investigaciones como las realizadas
por Bringiotti (1999) y Cepeda y Caicedo (2005) demuestran que
las cifras de familias violentas son altas y no importa el tipo
de estructura familiar por lo que se determina que la
transmisión multigeneracional es agresiva lo que
posibilita la circularidad violenta, dando mayor relevancia a la
formación escolar como un posibilitador de la autopoiesis
positiva de la familia.

Para lograr lo anterior es necesario posibilitar a los padres
de familia y docentes a compartir tiempo con los niños
estimulando de esta manera la capacidad cognitiva del menor, ya
que se demuestra con algunos autores como Strauus (2000), que los
niños que mantienen conductas agresivas demuestran
deficiencias cognitivas a demás de facilitar conductas
predictivas tales como la delincuencia y el consumo de sustancias
psicoactivas.

Por lo anterior se puede demostrar que un sistema violento
puede establecer conductas agresivas en el niño pero no
siempre es responsabilizador del rendimiento académico del
niño durante su formación escolar, ya que la
escuela también puede llegar a ser un posibilitador de
estas conductas.

Además de resaltar que el rol del psicólogo
dentro de esta problemática es fundamental ya que pueden
sensibilizar al personal
pedagógico con el fin que tengan mayores herramientas
para manejar de una manera más adecuada este tipo de
problemáticas viéndose reflejado en un rendimiento
académico más óptimo en los niños,
estimulándolos y motivándolos para que
continúen su desarrollo intelectual modificando de esta
manera la circularidad violenta.

CONCLUSIONES

  • Se analizó la información teórica
    sobre la dinámica familiar del niño en el
    contexto académico mediante una revisión
    bibliográfica con el fin de determinar la importancia
    que tienen la dinámica familiar violenta con el
    rendimiento académico del niño.

  • Luego de analizar la información recopilada para
    realizar esta monografía compilatoria se puede deducir
    que la violencia familiar es una circularidad que se trasmite
    de manera multigeneracional, además que la
    dinámica de las familias violentas se caracterizan por
    una dificultad en el sistema el cual se expresa de una manera
    agresiva y se mantiene como forma de conservar un equilibrio
    dentro del sistema.

  • La manera de culminar este tipo de circularidad es con la
    equifinalidad que ejerza cada uno de sus miembros en este
    caso se propuso la formación escolar como una manera
    de superar las situaciones violentas. Aunque cabe rescatar
    que las conductas violentas no solo se dan en los niveles
    socio económicos bajos sino en cualquier estatus
    social, sino que es más evidente en los niveles
    más bajos.

  • Se identificaron los diferentes tipos de familia y las
    diversas estructuras para establecer la relación de
    estas con el entorno violento son el contexto
    académico conluyendo que la disfuncionalidad de la
    familia no tienen relación con la estructura
    familiar.

  • Además se puede concluir que el rendimiento
    académico bajo es debido a la falta de
    motivación e interés de parte de los
    niños y la dinámica familiar. Una
    dinámica familiar con una estructura amplia y
    permeable es el responsabilizador de un menor rendimiento
    académico y estas son características generales
    de un sistema violento, ya que por andar involucrados en los
    conflictos internos del sistema las reglas y normas se
    vuelven extremadamente extritas o permisivas, además
    de dejan de estimular la formación de los
    niños.

  • Al conocer la dinámica familiar violenta se pudo
    concluir que algunos niños provenientes de sistemas
    violentos no siempre tienen un nivel académico bajo,
    luego que nutren los recursos que posibilitan el desarrollo
    de una formación educativa.

  • Al igual que los demás puntos se llegó a la
    conclusión que es relevante mencionar la diferencia
    que se da entre hombres y mujeres sobre la percepción
    de intimidación entre pares, lo que demuestra que la
    violencia se presenta en ambos sexos, donde las mujeres
    tienden a dar una visión más negativa de
    ésta, en cambio, los hombres la perciben como
    más cotidiana o normal, a la vez, son las mujeres las
    que proponen una solución diferente, buscan
    alternativas para disminuirla y hacerle frente de una manera
    más asertiva, en cambio los varones tienden a buscar
    más elementos agresivos para hacer frente a las
    situaciones conflictivas, es decir, el hecho de que las
    mujeres desarrollen un proyecto de vida personal más
    temprano que los jóvenes, sino que también
    existen elementos culturales en el discurso de nuestra
    sociedad que validan el uso de la violencia en el
    género masculino.

  • También podemos concluir que la instancia del
    diálogo y la posibilidad de proponerse metas y
    aprender estrategias de resolución de conflictos son
    prioritarias en este contexto escolar, se hace necesario
    indagar en otros aspectos que emergen como transversales en
    el estudio y al parecer estarían asociados a la
    convivencia y violencia escolar, tal como serían las
    situaciones de violencia a nivel familiar y de la comunidad
    en la cual viven los jóvenes, las presiones sociales a
    que se ven expuestos los estudiantes que ingresan a las
    instituciones escolares, las diferencias individuales y
    evolutivas, las características del clima y cultura
    escolar, y la relación maestro-estudiante, teniendo
    presente que estas representaciones se construyeron o se
    construyen en un momento histórico propio del grupo de
    adolescentes, pero que de todas maneras hay elementos
    significativos que permitirán indagar con mayor
    profundidad las interacciones cotidianas que emergen en la
    convivencia de las comunidades educativas.

  • A partir de las representaciones de los estudiantes, se
    argumenta como una de las causas de la intimidación el
    hecho de que los profesores griten, discriminen, utilicen
    prácticas docentes rígidas y muy
    teóricas, que no participen frente a las situaciones
    de conflicto cotidiano a las que se ven sujetos los
    estudiantes, si además sumamos la percepción de
    los estudiantes sobre el alto nivel de riesgo psicosocial en
    el que está inmerso el establecimiento escolar, se
    puede explicar en parte este fenómeno a partir de la
    gran sobrecarga emocional que deben llevar los profesores
    para intervenir con jóvenes que de por sí
    presentan dificultades en su conducta y provienen de un
    entorno sociocultural restringido y de alta
    vulnerabilidad.

RECOMENDACIONES

  • Al realizar la monografía compilatoria hay que
    dejar de lado la subjetividad, luego que siempre que se habla
    de hogares con violencia intrafamiliar o niños con
    problemas de escolarización se hace alusión a
    niveles socioeconómicos bajos y no es así la
    violencia se encuentra en todos los estratos sociales y el
    contexto familiar no siempre es el responsabilizador del
    rendimiento académico, también existen otras
    factores importantes tales como la equifinalidad del
    individuo, los factores protectores, la resiliencia y el
    contexto académico en el que el niño se
    esté desenvolviendo para motivar el proceso
    educacional que está adquiriendo.

  • Además se puede resaltar que el rendimiento
    académico se basa en el desarrollo de habilidades
    intelectuales que tiene el niño para asimilar y
    procesar la información.

  • Por último que el niño desarrolla ciertas
    pautas características de provenir de un sistema
    violento pero estas se pueden disminuir si se facilita una
    ayuda a tiempo, por esta razón la importancia de
    instruir a los profesores para identificar este tipo de casos
    y darle una orientación al niño de tipo
    interdisciplinar donde se ayude a superar sus falencias.

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Autor:

Adriana Patricia Pertegás
Pérez

Esneydar Dayani Silva Guerrero

Directora de Monografía: Ps. Magda Yaneth Acevedo

Universidad de Pamplona

Facultad de Salud

Departamento de Psicología

2009

Partes: 1, 2, 3
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