- Algunos
criterios sobre la extensión y la gestión
cultural - A modo de
conclusiones - Bibliografía
citada, consultada y recomendada
A modo de
introducción:
Para ingresar al amplio mundo conceptual y práctico de
la gestión cultural, conocida también en
algunos ámbitos académicos e institucionales como
promoción o animación cultural,
debemos, de entrada, precisar o definir, qué entenderemos
por ello. Sin mayor preámbulo diremos que entendemos
gestión como toda realización, en forma
organizada, de las actividades, procedimientos y
metodologías indispensables que generen, o propicien,
procesos en
los diversos ámbitos de su misión. Se
entiende entonces la gestión
como una praxis
dirigida a la consecución y administración de recursos materiales y
humanos con el fin de fomentar procesos culturales en contextos
determinados. Desde esa concepción iremos conformando el
perfil de la persona que
puntualizaremos como gestor cultural.
El otro concepto,
cultural, nos parece más complejo y por ello
merece la pena detenernos un momento en la concepción de
cultura. A
partir de la segunda mitad del siglo XX se erosiona la
concepción elitista de la cultura, es decir,
aquélla visión que se tenía de cultura como
lo refinado, lo "culto", sea, las "bellas artes".
A partir de los sesenta del siglo pasado se viene aplicando una
visión más integral y antropológica de
cultura que se reforzará con la posición de la
UNESCO expresada en la Declaración de México de
1982, en la cual se planteaba que la cultura es un elemento
necesario para un desarrollo
auténtico, a la vez que amplificaba el ámbito hacia
la diversidad cultural, la creatividad y
las identidades (Declaración de México, 1982;
Informe de
1997).
Entenderemos cultura entonces como toda actividad humana
tendiente a su propio desarrollo y plenitud que subraya la
construcción de sentidos, valores e
identidades. Esa concepción nos permitirá
diferenciar las diversas prácticas culturales en los
distintos ámbitos del quehacer humano. Lo anterior
significa que tanto la ciencia,
como el arte y la
tecnología
son componentes intrínsecos de la cultura, de su amplia y
compleja actividad. De esa manera abandonamos un concepto
arraigado aún en muchos artistas, intelectuales
y gestores o promotores, quienes confunden la especificidad del
arte con la cultura y viceversa.
El rasgo más importante quizás, para conceptuar
adecuadamente la gestión cultural, definitivamente
proviene del contexto en el cual ésta se desenvuelve. En
otras palabras, la gestión cultural es relativa a su
propio contexto, ello quiere decir que las definiciones generales
deberán analizarse, entenderse y aplicarse a la luz del propio
contexto sociocultural donde los gestores culturales desarrollen
su labor; en esa perspectiva siempre debe haber un proceso de
adaptación de la teoría
a la práctica sociocultural en su propio tejido social y
entorno. El perfil de esos gestores en mucho dependerá de
una concepción que se aprehenda y se utilice a partir de
su propia realidad.
Como estamos hablando de la gestión cultural en y desde
la universidad,
debemos precisar también un concepto que nos parece
fundamental: la Extensión. Muchas universidades
públicas en el mundo definen la Acción
Social desde la pertinencia social de su labor
académica. Es decir, reconocen que la universidad se debe
a la sociedad que
la hace posible como institución de educación
superior pública. En esa perspectiva la
Extensión es la herramienta idónea para
dialogar con la sociedad en términos de sus necesidades,
amenazas y oportunidades. En otras palabras, la extensión
no solamente es un proceso de vinculación hacia afuera,
sino un proceso que presupone la respuesta de los diversos
actores sociales hacia el interior de la universidad donde
también se despliega un proceso interno cuyo sujeto
sería la misma comunidad
universitaria. La extensión universitaria es un
hecho dialógico y permanente que se enlaza
dialécticamente con la Investigación y la
Docencia, tanto en y desde la comunidad universitaria,
como en y desde la comunidad nacional.
Así, definiremos la Extensión
Universitaria como la presencia e interacción académica mediante la
cual, la Universidad aporta a la sociedad en forma crítica
y creadora, los resultados y logros de su
investigación y docencia, y por medio de
la cual, al conocer la realidad nacional enriquece y redimensiona
toda su actividad académica conjunta.Dicha
Extensión se comprende desde una universidad
democrática, autónoma, crítica y creativa,
que parte del concepto de la democratización del saber y
asume la función
social de contribuir a la mayor y mejor calidad de
vida de la sociedad en su conjunto.
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