La globalización es indiscutiblemente un
fenómeno de nuestros días, que tiene gran
influencia en muchos aspectos sobre los cuales se
desarrollan las distintas sociedades
contemporáneas. Mucho se puede hablar de este
fenómeno, en el cual aparecen temas tan importantes como
las economías globales, los medios de
comunicación masivos, el consumismo y muchos otros,
que relacionados entre sí conforman la realidad actual. En
mi trabajo
centrare la atención en el consumismo, fuente
fundamental de desarrollo de
los sistemas
capitalistas a través de un fenómeno que repercute
de forma directa sobre las bases de las sociedades
establecidas.
El ser humano desde su nacimiento consume como forma de
satisfacción de sus necesidades básicas. Esta forma
de consumo, en
una primera instancia está destinada pura y exclusivamente
a ese fin. Esta clase de
consumo no parece ser objeto del estudio sociológico, ya
que se presenta en el ser humano naturalmente, sin la
intervención de factores sociales. Pero a medida que el
individuo se
desarrolla, a estas necesidades básicas se les suman
nuevas necesidades de origen social. Todo esto implica en el
individuo, una nueva necesidad de consumir, esta vez alejada de
la necesidad original de satisfacción de las necesidades
básicas, que comienza a generar en éste, la
necesidad de consumir por razones externas a su naturaleza. Es
esto lo que finalmente genera un nuevo tipo de consumo, al que
llamaremos consumismo, plagado de factores
sociales[1]
El hombre
económico tiene dos caras la de empresario y
la de consumidor, el
empresario se preocupa por la prosperidad de su negocio, las
tendencias del hombre de negocios
son:
1.- Tener más y ser más grandes que los
otros.
2.- Celeridad para llevar a cabo sus propios planes
económicos es tan importante como su carácter masivo.
3.- Le atrae lo nuevo.
4.- Tiene anhelo de poder.
Lo propio de los valores
económicos consiste en ser intercambiados y consumidos; lo
de los valores
espirituales en ser expresados y comunicados. Al hombre Light no
le interesan mas los héroes y los santos, como en otras
culturas, sus modelos son
los que han triunfado económicamente, gente llena de
cosas, pero a la intemperie metafísica, en general el bienestar
material se incrementa mientras el desarrollo espiritual se
reduce.
Esta peculiaridad del hombre moderno se anuda con lo
anterior que nos permite calificado de homo o economicus.quel
hombre económico de que hemos hablado tiene dos caras: el
empresario y el consumidor. La civilización moderna no
sabe lo que es el hombre que
ignora el sentido Es aquel hombre que integra una sociedad de
consumo. Los valores económicos se intercambian y se usan.
El hombre consumista no establece distinciones. Tanto
económicas como espirituales. La riqueza material jugo un
papel importante en las societies humanas, pero jamás
constituyo por si misma objeto de admiración como en la
actualidad[2]
También las relaciones y estructuras
políticas, culturales y sociales que se
desarrollan a escala mundial
adquieren preeminencia sobre las que se desarrollan a escala
nacional. "La sociedad nacional está siendo recubierta,
asimilada o subsumida por la sociedad global"
La sociedad nacional obviamente conserva su vigencia
(por ello resurgen y sobreviven nacionalismos, regionalismos e
identidades) pero simultáneamente se articula dinámica y contradictoriamente con las
configuraciones de la sociedad global, que, poco a poco y, en
ocasiones, rápidamente asimila a la sociedad nacional.
"Sociedad, como tal, pasa a comprender una multitud de
"sociedades" que, en el contexto de un sistema
más amplio, pueden solamente encontrar una
autonomía relativa y condicionada, en gran medida como
naciones-estados estrechamente entrelazados."
La inestabilidad de la sociedad moderna se compensa en
el hogar de los sueños, donde con retazos de todos lados
conseguimos manejar "el lenguaje de
nuestra identidad
social" Las identidades han estallado, pero en su lugar no esta
él vació, sino el mercado, y quien
no puede realizar allí sus transacciones queda fuera del
mundo. El deseo de lo nuevo es algo inextinguible, se impone en
forma perpetua: Quien tiene el dinero para
invertir en él como consumidor, es una especie de
coleccionista al revés. En lugar de coleccionar objetos,
colecciona actos de adquisición de objetos, mientras que
el coleccionista del viejo tipo sustrae los objetos de la
circulación y del uso para atesorarlos. Para el
coleccionista al revés, su deseo no tiene objeto que pueda
conformarlo, porque siempre habrá otro objeto que lo
llame. Colecciona actos de compra-venta.
También existen los excluidos del mercado, que
pueden soñar con consumos imaginarios La identidad
transitoria afecta tanto a los coleccionistas al revés
como a los menos favorecidos coleccionistas imaginarios: ambos
piensan que el objeto les algo de lo que carecen en el nivel de
la identidad. Aquello que los hace deseables, también los
vuelve volátiles[3]La inestabilidad de los
objetos se origina en los saberes de la moda quien les
codifica cada temporada. El tiempo fue
abolido en los objetos comunes del mercado porque son
completamente transitorios. Los objetos crean sentido mas
allá de su utilidad o su
belleza, o mejor dicho, su utilidad y su belleza son subproductos
de ese sentido que viene de la jerarquía
mercantil.
Página siguiente |