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La Intención Paradójica (página 2)



Partes: 1, 2

En otra ocasión llegó una joven que se quejaba
por un continuo malestar por estrés en
los hombros provocado a su ver por el exceso de las tareas
escolares. Explorando la situación le dije que yo la
podía ayudar con todo gusto pero que necesitaba que el
estrés llegara a un nivel crítico como para
poder
diferenciarlo bien y poder atacarlo y, que la semana siguiente
intentara que el estrés la colapsara, que se le hicieran
bolas en la espalda para poder identificarlas y manejarlas mejor.
Por supuesto que soltó una carcajada y a la siguiente
sesión comentó que cada vez que se acordaba de mi
consejo se reía y que el estrés había
desaparecido. A partir de ese momento se pudieron abordar otras
preocupaciones que en las sesiones anteriores el paciente no se
había animado a exponer.

La técnica puede aplicarse aún fuera de la
terapia. Una vez llegó un amigo a decirme que estaba muy
preocupado por el examen del día siguiente. No
podía dejar de pensar en él y en la posibilidad de
reprobar, que si lo podía ayudar. Le dije,
basándome en un caso similar expuesto por Frankl, que
intentara hacer lo que nunca había hecho, que por primera
vez en su vida desafiara a todos e intentara hacer el peor examen
de su vida, que intentara reprobarlo para demostrarles a los
demás que también era capaz de lograr lo que se
proponía, que les dijera a todos sus compañeros que
también era capaz de decidir por sí mismo y no
sólo para complacer a sus padres y a los maestros. Por
supuesto, el nivel de sus conocimientos no podía aumentar
tanto de un día para otro, y no por decirle lo anterior
iba a disminuirlos. Lo que sí se logró es que
dejara de luchar contra la angustia y mejor se dedicó a
organizar lo que sabía sin preocuparse por fracasar. Al
día siguiente me dijo: me fue muy bien en el examen
¿cómo le hiciste?… (Por cierto este fue el
único de los "pacientes" que se ha atrevido a llamarme
loco después de semejante recomendación).

Incluso un niño de tres años ha sido
"víctima" casual de la intención paradójica.
En cierta ocasión luego de la partida de su padre a un
negocio fuera de casa el niño se quedó "encargado"
conmigo. Luego de notar que hacía pucheros e intentos por
llorar, en vez de decirle que no llorara, que no se preocupara o
que se pusiera a jugar y pensar en otra cosa, que por cierto tal
vez no hubiera podido entender, le dije que llorara por su
papito, que gritara todo lo que pudiera, que se tirara al
suelo y que
además pataleara diciendo ¡papá papa! Y
llorara fuerte ¡buu buu buu! (para que lo entendiera se lo
ejemplifiqué con una actuación) A pesar de mis
ejemplos "sólo" logre que se sonriera extrañado y
se pusiera a jugar mientras su padre regresaba.

Después de estos ejemplos se puede pensar que la
demanda de
alguien no es más que una demanda de atención la cual es suficiente para
desaparecer su angustia. O tal vez, aventurándonos al
extremo, el hecho de pensar que hay alguien mucho menos cuerdo
que nosotros nos pueda dar alivio. Pero dejando a un lado estas
explicaciones veamos que podemos obtener del contraste de estos
casos con la teoría
psicoanalítica.

Mecanismos de la
intención paradójica

Haciendo una reflexión sobre los mecanismos de la
intención paradójica podemos partir de que una de
las características del neurótico es que sus
exigentes escrúpulos morales le prohíben desear.
Pero el hecho de que el neurótico ponga su deseo a
distancia no significa que no lo manifieste. Sí lo hace,
pero de una forma muy distorsionada. Esa forma distorsionada es
precisamente el síntoma. El síntoma se convierte en
el símbolo de su deseo.

En el caso de los obsesivos y fóbicos a los que Frankl
hace alusión, se puede decir que en las compulsiones del
primero y el objeto temido del segundo se refleja el deseo,
aunque enmascarado. La constante de estos pacientes es el
mantenimiento
al margen del deseo. Aunque el obsesivo lo aleja por medio de
acciones
repetitivas (compulsiones) que de alguna manera evitan su
irrupción directa, y el fóbico lo deposita en
algún objeto al que luego rechaza, lo común es que
ninguno quiere saber nada de él.

El síntoma de este tipo de neuróticos es el
displacer que les provoca hacer algo que les place pero no
aceptan como tal. De hecho, de esta manera se define al
síntoma, un deseo disfrazado.

Así pues, una orden del terapeuta, en el sentido de
desear lo que se teme, puede hacer dos cosas: Por un
lado, puede lograr intensificar el deseo del paciente al
cual se entregaba aunque con gran displacer; y por otro, de
alguna manera lo puede hacer tomar consciencia de que
eso que hace y le molesta es precisamente lo que le gusta y no
acepta como parte de sí mismo. Pero al mismo tiempo, lo que
hace la orden del terapeuta no es más que intensificar la
culpa en el obsesivo y la angustia en el
fóbico y por consecuencia lógica
se alejan despavoridos de lo que desean, es decir, su
síntoma desaparece.

La reacción del obsesivo es perderse en cualquier otra
compulsión, menos en la que lo llevó a consulta; y
la del fóbico, sentir angustia hacia otra cualquier otra
cosa antes que acercarse demasiado al objeto amenazante.
Así, el paciente deja de hacer lo que le molestaba e
"inexplicablemente" cura.

Así pues, conocedor el terapeuta de esta dinámica en fóbicos y obsesivos les
lanza la orden de involucrarse voluntariamente en su deseo, lo
que temen, y paradójicamente logra lo que quieren: que
eviten hacer lo que hacen y les provoca displacer porque
realmente no pueden ponerse en contacto sin angustia con su
deseo. Entra aquí la dinámica de la
intención paradójica que, como hemos visto, de
paradójica e inexplicable no tiene tanto si la vemos bajo
esta lógica. Hay que considerar, sin embargo, que el
posible desplazamiento del síntoma nos cuestiona la
verdadera cura.

Punto de vista
dinámico e intención paradójica

Una manera en que alguien angustiado puede dejar de
preocuparse o sentir miedo de reprobar, tartamudear, desvelarse,
etc. puede ser por medio de la intervención con la
intención paradójica. Sin embargo, si tomamos el
punto de vista dinámico de la
personalidad de la teoría psicoanalítica como
base para explicar el fenómeno, resulta que el
síntoma es susceptible de desaparecer, más no la
cantidad de energía que utiliza, desplazándose
forzosamente a otro síntoma o intento de descarga si la
causa del síntoma no llega a la consciencia. En este
sentido, la intención paradójica no puede ser
más que temporal.

Aunque en la teoría de Frankl con respecto a este punto
se afirma que el síntoma desaparece sin efectos
secundarios o trastornos en otro aspecto, creo que si no
desaparecemos el origen del síntoma, la energía
desligada seguramente se manifestará de otra forma, que si
no es correctamente canalizada puede ser tan perjudicial como el
primer síntoma. Así, si por ejemplo logramos que el
fóbico deje de tenerle miedo a los lugares abiertos
seguramente le aparecerá otra fobia en otro contexto si
sustentamos la explicación en este punto de vista.

Concretando, se puede decir que la aplicación de la
intención paradójica no puede ser sino en casos de
terapia breve y provisional, cuyo buen resultado
temporal nos daría tiempo de trabajar en cuestiones
más profundas y llegar con la alianza del paciente al
origen del síntoma.

Resumen

La intención paradójica consiste en prescribir
el síntoma, esto es, animar al paciente a que desee
precisamente lo que más teme. La prescripción del
síntoma se hace a través de la autoridad del
terapeuta que por supuesto ha logrado ya un clima de
confianza en la relación con el paciente.

Los neuróticos ponen el deseo a distancia pero lo
siguen manifestando a través del síntoma. Se alejan
de lo que desean por medio de actos repetitivos o por medio de la
transformación de su deseo en angustia para evitar el
castigo con el que asocian su satisfacción
enmascarada.

Lo que el terapeuta logra a través de sus
prescripciones paradójicas es intensificar los deseos del
paciente o bien, hacerlo consciente de él. La
reacción del neurótico es alejarse aún
más de su deseo y como su deseo está en el
síntoma, éste desaparece. El punto de vista
dinámico de la personalidad
de la teoría psicoanalítica nos advierte del
desplazamiento de la energía, por lo que debemos estar
atentos a manifestaciones alternas del síntoma. La
intención paradójica debe tomarse pues como una
medida temporal sin descuidar otras técnicas
complementarias para la desaparición de síntomas y
mecanismos de defensa poco funcionales.

Referencias

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psicoterapia
breve, intensiva y de urgencia; tr por Ma. Celia Ruiz de
Chávez. (1ª Ed., 6ª. Reimp) México:
Ed. El Manual Moderno.

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Monick, E. (1994). Phallos: Imagen sagrada de
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Paradoxical http://www.carleton.ca/~tpychyl/para.htm

Ruch, F. L. (1967). Psychology and life. (7ª
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Shapiro, D. (1965). Neurotic styles. United States of America:
Basic Book Inc. Publishers.

Wikipedia (2005) Paradojas.
http://es.wikipedia.org/wiki/Paradoja#Paradojas_Ver.C3.ADdicas)

 

 

 

 

Autor:

Julio Cabrales Nevárez

Durango, Dgo. México

Noviembre, 2009

Partes: 1, 2
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