Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Proceso de evaluación del Trastorno de Pánico en el Centro Médico SEMMA en el período Enero-Diciembre del año 2007 (página 2)




Enviado por Amauris . Fabian Mota



Partes: 1, 2

La causa exacta del trastorno de pánico
se desconoce, aunque la herencia puede
jugar un papel en su desarrollo.
Los estudios sugieren que si un gemelo idéntico presenta
este trastorno, el otro desarrollará el trastorno de
pánico en el 40% de las veces. Sin embargo, el trastorno
de pánico a menudo ocurre en miembros de la familia que
no son parientes consanguíneos (Compas y Gotlib,
2005).

Los síntomas por lo general comienzan antes de los 25
años y aunque el trastorno de pánico se puede
presentar en niños,
no suele diagnosticarse hasta que la persona es mayor.
Las personas con esta afección generalmente se someten a
pruebas y
exámenes para síntomas relacionados con ataque
cardiaco u otras afecciones antes de que se haga el diagnóstico de trastorno de
pánico.

Un estudio realizado en 1986 por el Instituto Nacional de
Salud Mental
mostró que del 5.1 al 12.5 por ciento de las personas
encuestadas habían sentido fobias en los seis meses
anteriores al estudio. Los investigadores calcularon que 24
millones de estadounidenses sufrirán alguna fobia en
algún momento de su vida.

Algunos estudios realizados por todo el mundo (DSM-IV, APA,
1994) indican que entre un 1.5% y un 3.5% de la población general sufre TP con o sin
agorafobia. A estos datos tenemos que
añadir las implicaciones sociales y económicas del
TP. Un gran porcentaje de las personas que sufren este trastorno
se encuentra en su edad más productiva y un número
significativo de ellos tienen que ausentarse o incluso abandonar
el trabajo
debido a la incapacidad que el problema puede causar. Por ello el
TP se considera un problema de salud
pública, debido al alto número de personas que
lo sufren, la resistencia a que
desaparezca el problema de forma espontánea, la
aparición de otros problemas como
alcoholismo,
abuso de drogas o
depresión, y las importantes consecuencias
en la calidad de
vida de las personas que sufren este trastorno (Margraf,
Barlow, Clark y Telch, 1993).

Las personas que sufren TP muestran una preocupación
persistente por las posibles consecuencias de los ataques de
pánico, por ejemplo: pueden pensar que los ataques de
pánico indican la presencia de una enfermedad física, como enfermedades de corazón o
tumor cerebral, pese a que se le han hecho pruebas médicas
que han descartado cualquier enfermedad física.
También pueden pensar que los ataques de pánico
indican que se "están volviendo locos" o "perdiendo el
control¨ o
que son débiles psicológicamente. Muchas personas
que sufren TP normalmente presentan una preocupación que
no se centra en ninguna situación específica, por
ejemplo preocupación por la salud o miedo al abandono.
Además como muchos de los ataques de pánico son
inesperados las personas tienen la sensación de que no
tienen control sobre los ataques o los síntomas
físicos, lo que puede llevar a que se sientan indefensos y
desmoralizados (Botella y Ballester, 1997).

Según el DSM-IV-TR, las tasas de prevalencia del TP
oscilan entre el 1.5% y el 3.5%. El TP sin agorafobia es dos
veces más frecuente en mujeres que en hombres y el TP con
agorafobia, tres veces más. La edad promedio de comienzo
del trastorno varía, aunque es más frecuente entre
el final de la adolescencia y
los 35 años. No obstante, el trastorno puede tener su
inicio en la infancia o
después de los 45 años. Una pérdida o rotura
de una relación interpersonal importante está
asociada con su inicio o exacerbación. El curso es muy
variable, un único ataque seguido de un período
prolongado de preocupación por otro ataque mas o menos
espaciados con periodos en lo que parece remitir. La
duración puede oscilar entre unas semanas y
años[1]

JUSTIFICACIÓN

Estamos motivados a realizar esta investigación sobre el trastorno de
pánico, porque creemos que antes de dar un diagnostico, es
necesario realizar una serie de estudios, incluyendo
exámenes de sangre,
cardiovasculares y pulmonares. Es preciso descartar trastornos de
salud subyacentes antes de poder hacer el
diagnóstico del trastorno de pánico.

Es necesario considerar los trastornos relacionados con
la
drogadicción dado que algunos pueden simular ataques
de pánico. Este problema de adicción puede resultar
cuando las personas con ataques de pánico intentan hacerle
frente a sus miedos utilizando alcohol o
drogas
psicoactivas.

Se puede sospechar la presencia de trastornos
cardiovasculares, endocrinos, respiratorios y
neurológicos, los cuales pueden estar presentes al mismo
tiempo que el
trastorno de pánico. Los exámenes de
diagnóstico específicos que se llevan a cabo
varían entre individuos y están basados en los
síntomas.

Muchas personas con trastorno de pánico acuden primero
a buscar tratamiento a la sala de emergencias, porque el ataque
de pánico se siente como si estuvieran teniendo un ataque
cardíaco.

En este monográfico nos interesa indagar si para
diagnosticar el T.P en el Centro SEMMA se utilizaron los métodos y
técnicas adecuadas.

Se calcula que del 2 al 5 por ciento de los estadounidenses
sufren de trastorno de pánico, de manera que usted no
está solo si tiene los síntomas anteriores. Por lo
general, el trastorno de pánico ataca por primera vez
entre los 20 y 25 años. La angustia severa, por ejemplo,
la que se siente con la muerte de
un ser querido, puede generar ataques de pánico. Las
fobias son los principales trastornos psiquiátricos en
mujeres de todas las edades. Una encuesta
mostró que el 4.9 por ciento de las mujeres y el 1.8 por
ciento de los hombres sufren de trastorno de pánico,
agorafobia u otras fobias.

PROPÓSITO
DE LA INVESTIGACIÓN

Queremos que nuestra investigación pueda contribuir a
hacer un mejor diagnóstico e identificación del
Trastorno de Pánico. Para ello verificaremos el
Departamento de Salud Mental del Centro Médico SEMMA, en
el período Enero- Diciembre del 2007, para constatar si en
sus procedimientos
habituales se han utilizado los criterios del diagnóstico
del DSM-IV-TR.

PLANTEAMIENTO DEL
PROBLEMA

El trastorno de pánico es un subtipo de los trastornos
de ansiedad. Puede ocurrir en cualquier momento en la vida de las
personas, por razones distintas y da lugar a respuestas
físicas y/o emocionales de la persona.

Entendiendo que en la actualidad nos desarrollamos en un mundo
lleno de ansiedades con estados de animo inestables y saturados
de actividades y situaciones que nos pueden provocar sensaciones
repentinas de terror sin un motivo aparente; nos ha llevado a
investigar sobre diagnostico del TP Esta investigación
surge de la inquietud por analizar y evaluar los métodos y
técnicas utilizados para diagnosticar dicho trastorno en
pacientes que acudieron al Centro Medico SEMMA desde
Enero-Diciembre del año 2007.

Responderemos a preguntas como:

  • ¿Cual es el proceso de evaluación del
    diagnóstico del Trastorno de Pánico en el
    Centro Médico SEMMA en el periodo Enero – Diciembre
    del año 2007?

  • ¿Se dan todos los pasos que anteceden ante un
    diagnóstico clínico?

  • ¿Cuales son las herramientas de diagnóstico
    que utilizan en el SEMMA?

  • ¿Se realiza el diagnóstico de acuerdo a los
    criterios del DSM-IV?

OBJETIVO
GENERAL:

Analizar el proceso de
evaluación diagnóstica del Trastorno
de Pánico en el Centro Medico SEMMA en el periodo
Enero-Diciembre del año 2007.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

  • Describir el proceso de evaluación del
    diagnóstico del Trastorno de Pánico en el
    Centro Médico SEMMA en el periodo Enero – Diciembre
    del año 2007.

  • Determinar si se dan todos los pasos que anteceden ante un
    diagnóstico clínico.

  • Describir las herramientas de diagnóstico que se
    utilizan en el Centro Médico SEMMA.

  • Determinar si se realiza el diagnóstico de acuerdo
    a los criterios del DSM-IV.

SEGUNDA PARTE

MARCO TEORICO

CAPITULO I:

TRASTORNO DE
PANICO: CONCEPTOS, SINTOMAS Y CAUSAS

1.1 ¿Que es el Trastorno de Pánico?

El trastorno de pánico es uno de los trastornos de
Ansiedad, causa ataques de pánico, que son sensaciones
repentinas de terror sin un motivo aparente. Los ataques de
pánico pueden ocurrir en cualquier momento, en cualquier
lugar y sin previo aviso. A menudo ocurren en el supermercado,
centros comerciales, cuando está entre un grupo de gente
o mientras viaja. La persona puede tener miedo de otra crisis y
evitar los lugares en los que sufrió una crisis
anteriormente. (Echceburua, 1997).

El trastorno de pánico es más común entre
las mujeres que entre los hombres. Suele comenzar entre los
adultos jóvenes. Algunas veces comienza cuando una persona
se encuentra sometida a mucho estrés. La
mayoría de las personas mejora con el tratamiento. La
terapia puede demostrarle cómo identificar y cambiar los
patrones de pensamiento
antes de que lo conduzcan al pánico. (Joost, 2000).

En el año 2000, Joost dijo que las personas que sufren
cuatro o más ataques de pánico en un período
de cuatro semanas sufren del trastorno de pánico. Se puede
diagnosticar este padecimiento si la persona sufre menos de
cuatro episodios de pánico en ese mismo lapso de tiempo
pero que vive con el miedo frecuente o constante de sufrir otro
ataque.

Los ataques de pánico pueden ser causados por
desequilibrios químicos u hormonales, drogas o alcohol,
estrés u otros eventos. La gente
muchas veces los confunde con ataques cardíacos,
enfermedades del corazón o problemas respiratorios.
(Kielholz y Adams, 1991).

1.2 Causas del trastorno de pánico

En verdad nadie sabe qué es lo que causa el trastorno
de pánico, pero se están investigando ciertas
teorías. Al parecer este trastorno se
presenta en familias, lo que sugiere que por lo menos tiene una
base genética.
Algunas teorías sugieren que el trastorno de pánico
forma parte de una ansiedad más generalizada en las
personas que sufren alguno de los trastornos de ansiedad,
más comúnmente la agorafobia. (Moreno y
Martín, 2007).

Las teorías biológicas sugieren que
podría haber defectos físicos en el sistema nervioso
de la persona. Por lo general, la hipersensibilidad del sistema nervioso,
o un desequilibrio químico repentino podría generar
los ataques de pánico. La cafeína, el alcohol y
otros agentes también podrían desencadenar los
síntomas. También hay teorías que sugieren
que las personas que sufren ataques de pánico
podrían tener dificultades para metabolizar el lactato,
una sustancia que producen los músculos durante el ejercicio. (Linda
Davidoff, 1989).

De acuerdo a Linda Davidoff (1989), la interpretación biologicista del
pánico considera que tiene un origen fisiológico,
que existe una predisposición que podría ser
genética hacia el pánico; podría estar toda
la vida latente; pero en algunas situaciones puede hacer que
aparezca, haciéndose realidad un desequilibrio en los
neurotransmisores, es posible que pueda hacerse crónico y
se produzca un trastorno de angustia.

1.3 ¿Cuándo comienza el trastorno
de pánico y cuánto dura la enfermedad?

La edad de inicio del Trastorno de Pánico varía
considerablemente, si bien lo más típico es que el
inicio tenga lugar entre el final de la adolescencia y la mitad
de la cuarta década de la vida, lo que podría
indicar una distribución de tipo bimodal, con un pico
de incidencia al final de la adolescencia y otro pico de menor
entidad en la mitad de la cuarta década de la vida. Un
número reducido de casos puede iniciarse en la segunda
infancia, y el trastorno también puede aparecer, aunque es
muy poco frecuente, en mayores de 45 años. Las
descripciones retrospectivas que efectúan los individuos
visitados en los centros asistenciales sugieren que el curso
típico es de carácter crónico, con altas y bajas.
Algunas personas presentan brotes episódicos separados por
años de remisión, mientras que otras presentan
permanentemente un cuadro sintomático intenso. Aunque la
Agorafobia puede aparecer en cualquier momento, suele hacerlo en
el primer año de las Crisis de Pánico recidivantes.
El curso de la Agorafobia y su relación con el curso de
las Crisis de Pánico con variables. En
ocasiones una disminución o remisión de las Crisis
de Pánico es seguida de cerca por una disminución
correspondiente de la evitación y ansiedad agorafobias.
Otras veces la Agorafobia adquiere un carácter
crónico independiente de la presencia o ausencia de Crisis
de Pánico. Algunos individuos manifiestan que disminuyen
la frecuencia de las Crisis de Pánico evitando exponerse a
ciertas situaciones. Los estudios de seguimiento efectuados en
personas tratadas en centros de asistencia terciaria (en los que
puede haber un sesgo de selección
de los casos con peor pronóstico) sugieren que, al cabo de
6-10 años de tratamiento, cerca del 30% de los individuos
se encuentra bien, entre el 40 y el 50 han mejorado, pero siguen
con algunos síntomas, y el 20-30% restante sigue igual o
incluso peor. (Werner Honig, 1976; Saranson y Saranson,
1998).

De acuerdo al portal: http://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_de_p%C3%A1nico
el TP a veces comienza cuando una persona se encuentra bajo una
cantidad enorme de estrés, como por ejemplo luego de la
muerte de un
familiar o ser querido o después de tener un bebé,
cambios laborales, vitales o familiares, etc.

Cualquier persona puede padecer de trastorno de pánico,
pero es más común en las mujeres que en los
hombres. A veces es hereditario. El trastorno de pánico
puede durar por unos cuantos meses o por muchos años,
estos ataques no duran mucho, pero son tan terribles que parecen
durar una eternidad. La duración del tratamiento
varía para cada persona. La terapia de comportamiento
cognitivo dura por lo menos de 2 a 3 meses. El tratamiento con
medicamentos suele continuar de 6 a 12 meses. (Ruiz de
Villalobos, 1998).

Algunas personas responden bien al tratamiento al
principio, pero a lo largo de su vida puede que vuelvan a
experimentar ataques de pánico. Si vuelves a tener ataques
de pánico después de haber parado el tratamiento,
puede que necesites más tiempo de tratamiento para
ayudarte a controlar y reducir los ataques de pánico.
(Corral Gargallo, 1991).

CAPITULO II:

CARACTERISTICAS
CLINICAS DEL TRASTORNO DE PÁNICO

2.1. Criterios Diagnósticos Según
el DSM IV

Según El Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales, cuarta edición
(DSM-IV-TR) el ataque de pánico se denomina también
como crisis de angustia y se lo nombra  internacionalmente
en idioma inglés
(panic attack) porque aconseja codificar el diagnóstico
específico en el que aparece la crisis sin ofrecer una
entidad aislada; se lo define como "la aparición temporal
y aislada de miedo o malestar intensos, en ausencia de peligro
real, iniciados bruscamente que alcanzan su máxima
expresión durante los primeros 10 minutos en el que se
evidencian algunas de las siguientes expresiones
somáticas: palpitaciones, sudoración, ahogo,
opresión toráxica, náuseas, molestias
abdominales, vómitos, escalofríos, sofocaciones,
parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo),
además de un profundo miedo a morir o a perder el control.
Las crisis que reúnen los restantes criterios, pero
presentan menos de 4 estos síntomas, se denominan crisis
somáticas limitadas. (DSM-IV-TR).

2.1. 2 Características clínicas de los
pacientes con trastorno de pánico

Trastorno de angustia (panic disorder)

"La característica esencial del trastorno de angustia
es la presencia de crisis de angustia recidivantes e inesperadas,
seguidas de la aparición, durante un período como
mínimo de 1 mes, de preocupaciones persistentes por la
posibilidad de padecer nuevas crisis de angustia y por sus
posibles implicaciones o consecuencias, o bien de un cambio
comportamental significativo relacionado con estas crisis". Hay
que distinguirlas de los efectos que producen algunas substancias
como la cafeína o enfermedades médicas como el
hipertiroidismo. (Compas y Leotilb, 2005).

SÍNTOMAS FÍSICOS QUE PUEDE PRESENTAR EL PACIENTE
CON T.P.:

Para que se le diagnostique trastorno de pánico, la
persona debe sentir por lo menos cuatro o más, de los
siguientes síntomas durante un ataque, que se inician
bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los
primeros 10 minutos (DSM-IV-TR):

  • Palpitaciones, sacudidas del corazón o
    elevación de la frecuencia cardiaca

  • Sudación

  • Temblores o sacudidas

  • Sensación de ahogo o falta de aliento

  • Sensación de atragantarse

  • Opresión o malestar torácico

  • Náuseas o molestias abdominales

  • Inestabilidad, mareo o desmayo

  • Desrealización (sensación de irrealidad) o
    despersonalización (estar separado de uno mismo)

  • Miedo a perder el control o volverse loco

  • Miedo a morir

  • Parestesias (sensación de entumecimiento u
    hormigueo)

  • Escalofríos o sofocaciones

2. 2 Consecuencias del Trastorno de Pánico

La sensación de angustia es muy similar al estado que
domina al individuo con
miedo. En ambos casos, además de la sensación
subjetiva y psicológica de temor y amenaza, existen una
serie de síntomas corporales y respuestas del organismo
que son muy similares a las que presentan los animales cuando
tienen que huir o enfrentar un peligro exterior. Ante una amenaza
externa el organismo se pone alerta, preparándose para la
acción.
Necesita más energía en cerebro, brazos y
piernas, lo que se consigue a través del oxígeno
que llega a través de la sangre. Entonces el
corazón late más deprisa y se eleva la
tensión arterial, además de respirar más
profundamente para captar más oxígeno. Los
músculos se tensan igualmente como forma de
preparación, mientras que el sudor permitirá
eliminar el exceso de calor
muscular. Además, existen otra serie de ajustes internos
como ciertas modificaciones en los componentes de la sangre, para
que en caso de recibir heridas estas coagulen rápidamente.
También la digestión se enlentece para reservar
más sangre para cerebro y músculos, así como
la pupila se dilata como manera de aumentar la discriminación visual (Kaplan y Sadock,
2003).

Muchos expertos e investigadores, incluyendo al doctor David
Carbonell, describen los ataques de pánico y el trastorno
de pánico como una trampa (muy eficaz) en dos
ámbitos fundamentales. En primer lugar, la trampa del que
sufre una crisis consiste en creer que lo que está
viviendo es peligroso (es decir, se va a tener un ataque al
corazón, desmayo, locura, o "hacer algo descontrolado")
cuando un ataque de pánico no presenta ningún
peligro en absoluto. En segundo lugar, los afectados caen en la
trampa de hacer cualquier cosa que creen que les ayudará a
evitar las crisis cuando lo que realmente hacen es empeorar los
ataques de pánico. Estas actividades incluyen
comportamientos de evitación, tratando de controlar los
ataques de pánico, luchar contra ataques de pánico,
caer en supersticiones y rituales para evitar ataques de
pánico y tener un exceso de autoprotección. Es
decir, lo que se hace para enfrentarse a los ataques de
pánico, la mayoría de las veces perpetúa el
pánico y, en ocasiones, desemboca en ataques de
pánico. (Dongier y Carbonell, 1971).

CAPITULO III:

TRATAMIENTO

3.1. Tratamiento Psicológico del
TP

En el año 1997, Botella y Ballester encontraron que en
cuanto a las orientaciones psicológicas, los primeros
enfoques se centraban en la terapia de exposición
(Mathews, Gelder y Johnston, 1981). Posteriormente se han
desarrollado una serie de programas
cognitivo-comportamentales diseñados
específicamente para el tratamiento del TP (Clark y
Salkovskis, 1987. Barlow y Cerny, 1988). Todos estos programas
suelen incluir los siguientes componentes (MacNalli, 1996):

  • 1. Procedimientos de reestructuración
    cognitiva y entrenamiento para reducir la sensibilidad a la
    ansiedad y la tendencia a reaccionar con miedo a las
    reacciones corporales.

  • 2. Técnicas de manejo de los síntomas
    (control de la respiración, relajación..).

  • 3. Exposición sistemática interoceptiva
    ante las sensaciones corporales tenidas.

  • 4. Experimentos comportamentales planificados para
    proporcionar la experiencia necesaria para refutar las
    creencias catastróficas en torno al miedo a las
    sensaciones corporales.

Con todos estos componentes se han estructurado y se han
sometido a prueba distintos programas de tratamiento para el TP.
Revisiones resientes sobre este tema (McNalli, 1996) ponen de
manifiesto que:

  • La terapia cognitivo- comportamental (TCC) sigue siendo el
    tratamiento de elección para el TP.

  • Con estos programas de TCC se observan tasas de
    mejorías de alrededor de 80%.

  • Las tasas de mejorías logradas con la TCC no
    desaparecen cuando se retira el tratamiento, esto es, se
    siguen manteniendo en los seguimientos a largo plazo.

  • Estos programas de TCC han mostrados ser mas eficaces que
    los tratamientos farmacológicos.

  • La eficacia de la TCC no disminuye al reducirse el
    contacto directo con el terapeuta. Se observan
    mejorías significativas utilizando manuales de
    autoayuda y reduciendo el contacto terapéutico. La TCC
    aplicada por teléfono resulta eficaz en pacientes que
    viven en zonas rurales.

  • La TCC aplicada durante la suspensión lenta de
    alprazolam reduce de forma importante las recaídas
    habituales en la retirada de este fármaco.

En estos momentos, se considera como un elemento crucial de
los programas para el TP la utilización de un componente
educativo (Shear, Pilconis, Cloitre y León, 1994). Desde
esa perspectiva se insiste en que cualquier tratamiento debe
ayudar al paciente a: a) identificar la fuente que induce las
reacciones emocionales y b) fomentar la aceptación de los
síntomas de la ansiedad como algo inocuo. (Botella y
Ballester, 1997).

 

La estructuración del programa de
tratamiento

En el año 1991, un grupo de investigación
desarrollo un programa de tratamiento individual basándose
en las directrices de Clark y Salkovskis (1987) y Barlow y Cerny
(1988). Este programa estaba estructurado en diez sesiones de una
hora de duración y se incluían, como componentes
terapéuticos, un modulo educativo, técnicas
cognitivas para la identificación y modificación de
las interpretaciones catastróficas de las sensaciones
corporales complementadas con la realización de experimentos
comportamentales, entrenamiento en
respiración lenta, entrenamiento en
técnicas de distracción y, finalmente, un modulo de
prevención de recaídas. El detalle de este programa
es posible verlo en Botella y Ballester (1991) y Ballester y
Botella (1992a).

Tras obtener evidencia de la eficacia de este
programa (Ballester, Botella, Gil y Ferrer, 1991) e interesados
por la reducción de la relación entre costes y
beneficios de la terapia, al año siguiente, realizamos una
adaptación del anterior tratamiento para su
aplicación en grupo (Ballester y Botella, 1992b). En esta
adaptación, el numero de sesiones era el mismo, es decir,
diez, con una duración aproximada de 2,5 horas cada
sesión y, aunque, lógicamente, se produjeron
modificaciones con respecto al programa de tratamiento individual
(para que se adaptara a la situación grupal), los
componentes terapéuticos incluidos en este programa eran
los mismos que hemos enumerados anteriormente. La eficacia de
este programa se mostró totalmente equiparable a la del
tratamiento individual. (Botella y Ballester, 1997).

Después de la experiencia que obtenida a lo largo de
todos estos años, se expondrá la
estructuración de un programa estándar que, bajo el
punto de vista del autor, puede resultar útil para el
tratamiento de este trastorno. No parece necesario subrayar que,
por supuesto, el terapeuta debe tener la suficiente experiencia
clínica y flexibilidad, además de un profundo
conocimiento
del paciente, como para adaptar el programa general que
presentamos a las características clínicas
específicas del caso que esta tratando. Además (si
fuera necesario), el terapeuta tendrá que complementar
este programa con otras técnicas que pudieran resultar
convenientes por la presencia de una determinada
problemática; o tendrá que modificar el numero de
sesiones dedicadas a cada componente terapéutico,
dependiendo de las capacidades y/o diferencias individuales de
cada paciente, y según la importancia que un determinado
componente pueda tener para un paciente concreto.
(Botella y Ballester, 1997).

Por lo que respecta al estilo terapéutico seguido de la
aplicación de los distintos componentes a lo largo del
programa de tratamiento, es similar al de la terapia cognitiva de
Beck para la depresión o la ansiedad. Se trata, pues, de
un estilo directivo por parte del terapeuta, quien debe
asegurarse de que los puntos fundamentales de la agenda son
tratados en la
sesión, unido a un papel muy activo por parte del
paciente, que interviene no solo en el establecimiento de la
agenda y la realización de las tareas semanales, sino en
la propia discusión y modificación de sus
pensamientos catastróficos. El tratamiento es similar al
trabajo de un
equipo científico. Los pensamientos negativos del paciente
son tratados como hipótesis y este, junto con el terapeuta
trabaja para recopilar evidencia que determina en si tales
hipótesis son exactas o útiles. En lugar de
proporcionar todas las respuestas a los pensamientos negativos de
los pacientes, el terapeuta realiza una serie de preguntas con un
estilo socrático y diseña tareas o experimentos
conductuales que ayuden a los pacientes a evaluar y proporcionar
sus propias respuestas a sus pensamientos. Se trata pues de un
"empirismo"
colaborador. Por ultimo, es muy importante que el terapeuta
establezca en la sesión un feedback frecuente que asegure
la comprensión mutua. Por ejemplo, resulta deseable que el
terapeuta pida al paciente varias veces a lo largo de la
sesión que resuma lo que ha entendido hasta el momento, o
que exponga las dudas que tiene respecto al contenido de la
sesión. También, el terapeuta debe hacer
pequeños resúmenes de lo que ha entendido el
paciente, siendo este quien confirma la validez de las
conclusiones que el terapeuta ha extraído. (Botella y
Ballester, 1997).

El entrenamiento en técnicas de
distracción

De acuerdo a Botella y Ballester (1997); generalmente, se
establecen 5 tipos de técnicas:

  • Centrarse en un objeto: Se trata de describir con
    todo detalle cualquier objeto, aludiendo a su forma, color,
    tamaño, textura, número de objetos iguales que
    hay en la habitación. Es importante que se le indique
    al paciente que elija siempre un objeto con cierta
    complejidad con el fin de que pueda absorber su
    atención. Lo mismo es valido para todas las
    técnicas de distracción. Para que pueda
    entender la razón, se le puede explicar que la
    atención es un recurso limitado, como la potencia
    eléctrica que hay en una casa. El paciente
    habrá podido comprobar que, cuando se conecta a la
    corriente un aparato que consume mucha energía, como
    un radiador eléctrico, la intensidad de la luz de la
    lámpara disminuye, mientras que si se conecta un
    aparato que casi no consume energía como una radio, no
    se altera la luz de la lámpara. Lo mismo ocurre con la
    atención. Si se fija en un estimulo que le resulte muy
    simple, podrá estar atendiendo a ese estimulo, a la
    vez que sigue preocupándose por sus sensaciones, sin
    que un estimulo reste atención al otro.

  • Conciencia sensorial: Esta técnica engloba,
    de algún modo, a la anterior. Consiste en hacer un
    recorrido por todos los sentidos intentando agudizarlos y
    hacer consciente lo que, generalmente, no percibimos
    conscientemente. Esto incluye describir todo lo que el
    paciente ve y oye, pero además, el paciente debe
    describir los olores que nota, el gusto de su boca y el tacto
    que siente en sus manos y el resto del cuerpo. Es algo
    así como abrir todos los poros del cuerpo y sentir
    todo lo que nos transmiten nuestros sentidos. Dentro de la
    sesión, el terapeuta puede pedir al paciente que se
    centre primero en todo lo que puede ver, todo lo que incluye
    su campo visual hasta el menor detalle. Después,
    cerrando los ojos, puede prestar atención a todo lo
    que se oye, ¿son voces humanas?, ¿de hombres o
    de mujeres?, ¿Hablan o discuten?, ¿Están
    cerca o lejos?, ¿Son conocidos o no?, ¿Se oye
    también una moto? El paciente percibirá
    fácilmente sonidos de los que no era consciente
    mientras hablaba con el terapeuta. Seguidamente, el gusto.
    Siempre tenemos un determinado sabor o gusto en la boca:
    dulce, amargo, salado, picante.. cuando estamos comiendo este
    sentido esta especialmente activado, así que este es
    uno de los sentidos que pueden ser mas útiles para
    distraerse en las crisis que ocurren en medio de una comida
    familiar o de negocios. Después, el olfato, uno de los
    sentidos más primitivos y más olvidados. El
    olor de las cosas, en ocasiones, es capaz de transmitirnos
    emociones intensas y de trasladarnos a situaciones muy
    remotas (en el espacio o en el tiempo). En todos los lugares
    huele a algo, a cerrado, a polvo, a productos de limpieza, a
    hierbas, a tierra mojada, a monóxido de carbono, a
    comida, a perfume.. Se trata de explorarlo. Y, por ultimo, el
    tacto. El terapeuta puede llamar la atención del
    paciente, por ejemplo, respecto a como esta tocándose
    la cara con la yema de sus dedos, sin ser consciente de
    sensaciones de cómo la temperatura y la textura de su
    piel. Pero el tacto no solo es lo que nos transmite la yema
    de nuestros dedos. también lo es el rose de la ropa en
    nuestro cuerpo o la presión de un miembro sobre otro,
    o la caricia de un mechón del cabello con la frente..
    A pesa de que la técnica de la conciencia sensorial
    suele resultar de entrada muy atractiva a los pacientes
    cuando se les presenta, hay que saber que, en algunos casos,
    su uso presenta inconvenientes, ya que puede facilitar que el
    paciente se centre en las sensaciones molestas que resultan
    de la hiperventilación o de la ansiedad, con lo cual
    se puede intensificar la focalización atencional del
    paciente, que es justamente lo que deseamos evitar.

  • Ejercicios mentales: A través de esta
    técnica de distracción se trata de que el
    paciente lleve a cabo cualquier actividad mental que requiera
    la suficiente dosis de atención para que se distraiga
    de su propio cuerpo. Algunos ejemplos de ejercicios mentales
    pueden ser pequeños juegos como: contar de 0-100 de
    tres en tres; o, si esto resulta demasiado sencillo,
    descontar de 1000-0 de siete en siete, nombrar animales por
    orden alfabético, buscar palabras que empiecen por
    determinada letra, etc. Esta es otra de las técnicas
    de distracción en la que resulta mas importante
    ajustar el nivel de dificultad de la tarea. Si resulta muy
    sencilla no será útil, pero si es demasiado
    compleja como para que una persona en un estado de ansiedad y
    con su capacidad de pensamiento limitada pueda realizarla,
    solo servirá para angustiar mas a las personas,
    haciéndola consciente de las limitaciones que le
    impone su ansiedad.

  • Actividades absorbentes: Con esta técnica se
    trata de realizar cualquier actividad lo suficientemente
    absorbente como para que la persona se descentre de su
    ansiedad. No es una técnica especialmente novedosa. Su
    efecto ya esta recogido en el viejo refrán de "el que
    canta, su mal espanta". Es conveniente aconsejar una
    actividad que se encuentre en el repertorio visual de la
    persona, para lo cual es preferible preguntar a los
    pacientes. Existe una gran variedad de actividades capaces de
    absorber la atención de los pacientes y en ocasiones,
    estas actividades pueden ser muy específicas. Pueden
    ser actividades de muchos tipos, que incluso se pueden
    combinar para incrementar su demanda atencional: Planchar la
    ropa, cantar, hacer puzzles, crucigramas, jugar al ajedrez, a
    las cartas, ver la televisión..además, el
    paciente tiene la posibilidad de pensar que tipo de actividad
    podría hacer en las diferentes situaciones en que
    suele tener sus crisis.

  • Recuerdos y fantasías agradables: junto con
    la técnica de la conciencia sensorial, esta es una de
    las más problemáticas, aunque por una
    razón diferente. A través de ella, el paciente
    debe dejarse llevar por un recuerdo (algo ya ocurrido en el
    pasado) o una fantasía (algo por venir) agradable que
    le permita dejar de pensar en sus sensaciones corporales.
    Para introducir esta técnica se le puede preguntar al
    paciente si alguna vez se ha encontrado bien de animo y con
    una simple imagen que haya visto o le haya pasado por la
    cabeza, le ha cambiado el humor: "Por ejemplo, te voy a pedir
    que, de repente, pienses en una imagen asociada a
    algún familiar tuyo que ha fallecido.
    ¿Cómo te sientes? ¿Se ha producido
    algún cambio en tu estado emocional?". Después
    se le puede hacer pensar en el caso contrario:
    "¿Alguna vez te ha sucedido que has ido andando por la
    calle, te ha venido la imagen de algo divertido que te
    ocurrió y no puedes evitar que te salga una sonrisa, a
    pesar de intentar evitarla porque te estas cruzando con otra
    persona que va a pensar que estas loco?". Cuando el paciente
    reconoce haber tenido experiencias de este tipo, se le
    comenta que la presente técnica simplemente consiste
    en eso, en tener preparadas algunas imágenes de
    escenas agradables, de manera que, solo evocándolas,
    pueda distraerse de las sensaciones y pensamientos
    amenazantes, y cambiar las emociones negativas por otras mas
    positivas. Algo importante para la aplicación de esta
    técnica es que la imagen creada o recordada por el
    paciente sea vivida y, para ello, hay que dar la
    instrucción de que explore todas las cualidades de la
    situación imaginada: color, sonidos, forma, tacto,
    olores. La mayor diferencia de esta técnica, respecto
    a las anteriores, es que no pretende distraer la
    atención con un estimulo alternativo de
    carácter neutro, sino atraer la atención hacia
    un estimulo que emocionalmente tiene una valencia positiva y,
    por lo tanto, esta mas alejado del estimulo amenazante, desde
    el punto de vista de la valencia emocional. Ahí
    precisamente resulta la dificultad de esta técnica.
    Resulta mucho más sencillo implicarse en una tarea
    emocionalmente neutra y mecánica en un momento en que
    prevalece la ansiedad y el miedo, que conseguir imaginar una
    escena que lleva aparejada una emoción positiva.

3.2 Tratamientos conductuales

Las terapias conductuales que se pueden emplear juntamente con
la terapia farmacológica comprenden: técnicas de
relajación, imágenes
mentales agradables y reestructuración cognitiva (aprender
a reconocer y reemplazar los pensamientos que inducen el
pánico). La asesoría psicológica y las
técnicas de psicoterapia
también pueden ser útiles además de los
medicamentos. (Morris, 1992).

Una revisión de los tratamientos cognitivos
conductuales para el trastorno de pánico encontró
que el 80% de los clientes o
más logran una condición libre de pánico.
Esto se sostiene de acuerdo a estudios de seguimiento. Los
revisores (Margraf y cols., 1993) concluyeron que ¨los
tratamientos cognitivos conductuales descansan sobre evidencia
experimental firme que justifica su aplicación en la
práctica diaria¨. Michelson y Marchione (1991)
encontraron que los enfoques conductuales tienen índices
de éxito
mayores y de recaídas menores que los medicamentos. En
ocasiones, los clientes que descontinuaron la medicación
sufrieron ataques de pánico de rebote que fueron peores
que los que habían experimentado originalmente. (Sue y
Sue, 1997).

Bourne (1990) sugirió los siguientes pasos en el
tratamiento del trastorno de pánico:

  • 1. Proporcionar explicaciones y estrategias
    cognitivas (¨Tal vez usted esta atribuyendo peligro a lo
    que esta sucediendo en su cuerpo¨, ¨Un ataque de
    pánico no detendrá su
    respiración¨)

  • 2. Ayudar al cliente a identificar y cambiar los
    pensamientos irreales

  • 3. Alentar al cliente a enfrentar los síntomas
    (¨permita que su cuerpo tenga sus reacciones y deje que
    estas pasen¨)

  • 4. Proporcionar afirmaciones de afrontamiento
    (¨Este sentimiento no es agradable pero puede
    manejarlo¨)

  • 5. Enseñar al cliente a identificar los
    antecedentes del pánico (¨ ¿Bajo que
    tensiones emocionales esta usted?¨)

  • 6. Ayudar al cliente a desarrollar estrategias de
    afrontamiento tales como relajación y
    reestructuración cognitiva para manejar el
    estrés[2]

3.3 Tratamientos farmacológicos

Desde la perspectiva de los autores que defienden un modelo
biológico del TP (Klein, 1995), el tratamiento de este
problema de ansiedad debería ser farmacológico,
aunque esto no impediría que también se considerara
útil algún procedimiento
psicológico (como por ejemplo, tácticas de
exposición) para las "secuelas" del TP, esto es, para la
evitación agorafobica. Fundamentalmente, se han utilizado
los siguientes fármacos:

  • Antidepresivos triciclitos. La imipramina (Klein, 1964) es
    el primer fármaco que se utilizo para el tratamiento
    de la agorafobia y el TP y todavía es el mas usado.
    Ahora bien, un tercio de los pacientes no tolera los efectos
    secundarios de esta droga.

  • Benzodiacepinas de alta potencia como el Alprazolam
    (Ballenguer, Burrows, Dupont, Lesser, Noyes, Pecknold, Rifkin
    y Swinson, 1988). Este fármaco resulta útil
    frente al pánico y tiene pocos efectos secundarios,
    pero los pacientes desarrollan dependencia y cuando se retira
    se observan altas tasas de recaídas y/o de
    rebotes.

  • Inhibidores selectivos de recaptacion de serotonina
    (SSRIs) como la fluoxetina y la fluvoxamina. Estos se han
    convertido en los fármacos de elección en el
    tratamiento del TP (Klein, 1995). Parecen eficaces y tienen
    efectos secundarios relativamente
    benignos[3]

TERCERA PARTE

DISEÑO
METODOLÓGICO

3.1 Tipo de estudio

Descriptivo; que tiene la misión de
mostrar la forma en que ocurre el problema que se estudia.

Según Castañeda, De la Torre, Moran y Lara
(1994), los estudios observacionales y las encuestas
pertenecen al grupo de los estudios descriptivos y con frecuencia
tienen el objetivo de
cualificar o cuantificar la (s) variable (s) contenida (s) en el
problema a tratar. En otras palabras, se busca caracterizar y,
específicamente, medir las variables constitutivas del
problema de investigación.

3.2 Diseño
del estudio

Diseño transversal descriptivo. Tiene como objetivo
indagar la incidencia y los valores en
que se manifiesta una o más variables (dentro del enfoque
cuantitativo) o ubicar, categorizar y proporcionar una
visión de una comunidad, un
evento, un contexto, un fenómeno o una situación
(describirla, como su nombre lo indica, dentro del enfoque
cualitativo). (Hernández, Fernández, Baptista.
2004).

3.3 Unidad de análisis

Los pacientes diagnosticados con ataque de pánico en el
departamento de salud mental del SEMMA durante el período
Enero-Diciembre del año 2007.

3.4 Población

El total de pacientes diagnosticados con trastorno de
pánico durante el período Enero-Diciembre 2007 fue
de 68 casos, con edades a partir de los 18 años y de ambos
géneros.

3.5 Muestra

Fueron seleccionados al azar una muestra de
cincuenta (50) personas, del total de pacientes que asistieron al
departamento de salud mental del Centro Médico SEMMA
durante el periodo Enero-Diciembre del año 2007.

3.6 Técnica y procedimiento

Para nuestra investigación, nos dirigimos a la dirección médica del Centro
Médico SEMMA Santo Domingo, con una carta del
departamento de Psicología de la
Universidad
Autónoma de Santo Domingo (UASD) en la cual se solicitaba
permiso para acceder a los expedientes de los pacientes. Fuimos
conducidos al archivo
clínico, donde fuimos asistidos por el personal del
mismo.

  • Descripción del Instrumento de
    Recolección de Datos

Utilizamos un formulario construido por nosotros mismos que
consta de 10 ítmes. Cada pregunta con disponibilidad de 3
o más variables; algunas con opción de elegir las
respuestas, y las demás para completarlas. Fue llenado con
los datos plasmados en el expediente de cada paciente.

CUARTA PARTE

PRESENTACIÓN DE
RESULTADOS

4.1 TABULACIÓN Y ANÁLISIS DE LOS
RESULTADOS

Proporción de casos por grupo de edad en pacientes
con Trastorno de Pánico tratados en el Centro
Médico SEMMA, Enero- Diciembre, 2007

Tabla 1. Edad

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

18-30

18

36 %

31-40

11

22 %

41-50

10

20 %

51- 60

8

16 %

61- en adelante

3

6 %

Total

50

100%

De acuerdo a los datos encontrados, la edad más
común para presentar ataque de pánico oscila de los
18 a 50 años; siendo el grupo con mayor puntuación
el de 18-30 años, con un 36 por cien, en una muestra de 50
pacientes y con una población de 67 en el período
Enero-Diciembre del 2007 en el departamento de salud mental del
Centro Médico SEMMA. Siguiendo en esta escala se
encuentran los pacientes con edad de 31- 40 años con 22
por cien del total. En tercer lugar se encuentran los pacientes
que comprenden las edades de 41-50 con un porcentaje de 20 por
cien. Luego siguen los pacientes comprendidos de 51-60 con un 16
por cien y en último orden, con un porcentaje no muy
significativo se encuentran los pacientes de 61 años en
adelante, con un 6 por cien del total de la muestra.

Proporción de expedientes de trastornos de
pánico que contemplan motivo de consulta en el SEMMA,
Enero- Diciembre, 2007

Tabla 2. Motivo de consulta

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Referido por especialista

36

72 %

Aconsejado por otra persona

9

18 %

Iniciativa propia

5

10 %

Total

50

100%

Como se puede observar en la tabla número 2, el motivo
de consulta por la que los pacientes se dirigen al departamento
de salud mental, del Centro anteriormente mencionado son en mayor
medida referidos por un especialista, con un 72 por cien, en una
muestra total de 50 pacientes. Siguiendo en esta escala se
encuentran los pacientes que acuden por recomendación de
otra persona, con un 18 por cien del total. En último
lugar, se encuentran los pacientes que acuden por iniciativa
propia, con un porcentaje de 10 por cien.

Proporción de expedientes que contemplan
antecedentes psicológicos en pacientes con Trastorno de
Pánico tratados en el SEMMA, Enero- Diciembre,
2007

Tabla 3. Antecedentes psicológicos del
problema

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Pérdida de un familiar

16

32%

Estrés

10

20 %

Desenlace amoroso

9

18 %

Otros

8

16 %

Motivo desconocido

7

14%

Total

50

100%

Dentro de las causas por las cuales los pacientes
diagnosticados con TP que acudieron al SEMMA durante el 2007,
encontramos con mayor relevancia que se originó a
raíz de la pérdida de un familiar, con un 32 por
cien. Luego le sigue el que acude por estrés, con un 20
por cien del total. En tercer lugar se encuentran los pacientes
cuyo ataque se produjo luego de un desenlace amoroso, con un
porcentaje de 18 por cien siguiendo en esta escala un 16 por cien
por otros motivos. Finalmente, con un porcentaje de 14 por cien
por motivos desconocidos para el paciente.

Proporción de expedientes que contemplan
situación familiar en pacientes con Trastorno de
Pánico tratados en el SEMMA, Enero- Diciembre,
2007

Tabla 4. Situación familiar

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Padres separados

16

32%

Familia nuclear

14

28 %

Vive solo/a

12

24 %

Familia extensa

6

12 %

Otros

2

4%

Total

50

100%

Según los datos encontrados en nuestra
investigación, la situación familiar no es
relevante para diagnosticar TP; encontramos por cientos similares
en familias con padres separados (32 por cien), familias
nucleares (28 por cien) y personas que viven solas (24 por cien),
del total de la muestra; notando una gran diferencia en familia extensa
(12 por cien) y otros (2 por cien) del total de la muestra.

Proporción de expedientes que contemplan
hábitos tóxicos en pacientes con Trastorno de
Pánico tratado en el SEMMA, Enero- Diciembre, 2007

Tabla 5. Hábitos tóxicos

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Dos hábitos o más

27

54%

Cafeína

8

16%

Nicotina

5

10 %

Alcohol

5

10 %

Otros

3

6%

Ninguno

2

4%

Total

50

100%

Podemos observar que un mismo paciente puede tener dos o
más hábitos tóxicos a la vez, por lo cual
obtiene un porcentaje significativo de 54 por cien. El consumo de
cafeína, alcohol y nicotina son los hábitos
tóxicos más comunes en los pacientes diagnosticados
con TP, siendo la cafeína la más consumida con un
16 por cien, del total de la muestra de 50 pacientes. Siguiendo
en esta escala se encuentran los pacientes que consumen nicotina,
con un 10 por cien, al igual que los pacientes que consumen
alcohol obtuvo un10 por cien. Luego siguen los pacientes con
otros hábitos tóxicos con un 6 por cien y en
último orden, con un 4 por cien encontramos pacientes con
ningún hábito tóxico.

Proporción de expedientes que contemplan el examen
del estado mental en pacientes con Trastorno de Pánico
tratados en el SEMMA, Enero- Diciembre, 2007

Tabla 6. Examen del estado mental

A) Apariencia

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Adecuada/o para la ocasión

46

92%

Inadecuado/a para la ocasión

4

8 %

Total

50

100%

Dentro del examen del estado mental de los pacientes,
encontramos que en cuanto a la apariencia, el 92 por cien se
presento a consulta adecuada/o para la ocasión, siendo
insignificante los que se presentaron de forma inadecuada con un
8 por cien del total de 50 pacientes tomados al azar.

B) Pensamiento

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Coherente

43

86%

Incoherente

7

14 %

Total

50

100%

El pensamiento en los pacientes no presento daños,
porque la mayoría de la muestra estuvo coherente con un 86
por cien durante el examen del estado mental y un 14 por cien
presentó pensamiento incoherente durante el mismo.

C) Orientación

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Orientado en tiempo y espacio

42

84%

Desorientado en tiempo y espacio

8

16 %

Total

50

100%

La orientación en los pacientes no se vió
afectada durante el examen del estado mental, un 84 por cien
estuvo orientado en tiempo y espacio y solo un 16 por cien
desorientado durante dicho examen.

D) Lenguaje
verbal

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Claro y preciso

43

86%

Impreciso

7

14 %

Total

50

100%

Dentro del examen del estado mental de los pacientes,
encontramos que en cuanto al lenguaje verbal, el 86 por cien lo
mantuvo claro y preciso, siendo el 14 por cien de la muestra
seleccionada imprecisa.

E) Lenguaje gestual

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Ninguno

37

74%

Gestos

8

16 %

Tips

5

10 %

Total

50

100%

El lenguaje gestual en los pacientes no presento daños,
porque la mayoría de los pacientes (74 por cien) no
emitió ninguno, solo el 16 por cien presentó gestos
y en último lugar, el 10 por cien emitió diferentes
tips.

Proporción de expedientes que contemplan las pruebas
complementarias en pacientes con Trastorno de Pánico
tratados en el SEMMA, Enero- Diciembre, 2007

Tabla 7. Pruebas complementarias

A) Pruebas Psicométricas

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Escala de ansiedad de Beck

41

82%

Test de MENDRE

7

14%

MMPI

2

4%

Total

50

100%

La prueba psicométrica más utilizada en los
pacientes del SEMMA para diagnosticar TP es la escala de ansiedad
de Beck con un 82 por cien; en segundo lugar encontramos el
test de MENDRE
con un 14 por cien. Finalmente, el MMPI con solo un 4 por
cien.

B) Exámenes médicos y de laboratorio

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Cardíacos

32

64%

Pulmonar

13

26%

Otros

11

22%

Total

50

100%

Como se observa en la tabla anterior, dentro de los
exámenes los cardíacos son los de mayor
indicación, con un porcentaje de 64 por cien. En segundo
lugar se encuentran los exámenes pulmonares, con un 26 por
cien del total. Por último, un 22 por cien que corresponde
a otros exámenes médicos.

C) Pruebas con otros especialistas

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Cardiólogos

40

80%

Endocrinólogos

6

12%

Otros

4

8%

Total

50

100%

Entre las pruebas con otros especialistas se observa una
diferencia significativa, obteniendo el mayor porcentaje las
pruebas efectuadas por cardiólogos, con un 80 por cien del
total. A continuación siguen las pruebas realizadas con
endocrinólogos, que obtuvieron el 12 por cien y
finalmente, otras pruebas, con un 8 por cien.

Proporción de expedientes que contemplan el tipo de
diagnóstico en pacientes con Trastorno de Pánico
tratados en el SEMMA, Enero- Diciembre, 2007

Tabla 8. Tipo de diagnóstico

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Multiaxial (DSM-IV-TR)

37

74%

Simple

13

26%

Diferencial

0

0 %

Total

50

100%

Basándonos en los datos de los registros del
SEMMA, encontramos que el 74 por cien de los diagnósticos
fueron hechos en base al diagnóstico multiaxial que
utiliza el DSM-IV-TR, no obstante el 26 por cien corresponde a un
diagnóstico simple, y un 0 por cien al diagnóstico
diferencial.

Proporción de expedientes que contemplan notas de
evolución en pacientes con Trastorno de
Pánico tratados en el SEMMA, Enero- Diciembre,
2007

Tabla 9. Notas de evolución

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Paciente en proceso, mejorando

26

52%

Paciente de alta

14

28%

Paciente que abandonó el
proceso

6

12%

Paciente que desmejoró

5

10%

Total

50

100%

De acuerdo a los resultados obtenidos en el Centro
Médico SEMMA, el 52 por cien de los pacientes se encuentra
en proceso, mejorando; del total de la muestra de los pacientes
diagnosticados con TP durante el año 2007. Un 28 por cien
fueron dados de alta. El porcentaje de pacientes que
abandonó el proceso fue de 12 por cien y, sólo el
10 por cien del total desmejoró.

Proporción de expedientes que contemplan
tratamientos recomendados en pacientes con Trastorno de
Pánico tratados en el SEMMA, Enero- Diciembre,
2007

Tabla 10. Tratamiento recomendado o aplicado al
paciente

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Psicoterapia y Fármacos en
combinación

32

64%

Uso de fármacos

10

20%

Psicoterapia

6

12%

Cita con otro especialista

2

4%

Total

50

100%

Según los datos obtenidos, la psicoterapia y los
fármacos en combinación obtuvieron el mayor
porcentaje, significativamente con un 64 por cien de la muestra,
luego sigue la prescripción de fármacos, que obtuvo
un 20 por cien del total de la muestra. Muy de cerca se encuentra
la psicoterapia como tratamiento recomendado con un 12 por cien.
Finalmente, la cita con otro especialista se encuentra con una
puntuación mínima de 4 por cien.

Proporción de casos por sexo en
pacientes con Trastorno de Pánico tratados en el SEMMA,
Enero- Diciembre, 2007

Tabla 11. Sexo

Alternativa

Frecuencia

Porcentajes

Femenino

44

88%

Masculino

6

12%

Total

50

100%

Observamos en esta tabla, que el porcentaje de pacientes
femeninas diagnosticadas con este trastorno fue considerable con
relación a los pacientes masculinos, ya que el sexo
femenino obtuvo un 88 por cien del total de la muestra y el
masculino solo obtuvo un 12 por cien del total.

4.2 DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

El proceso de evaluación diagnóstica del
Trastorno de Pánico en el Centro Medico SEMMA en el
periodo Enero-Diciembre del año 2007 cumple con los
requerimientos establecidos en el Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR).

Para la evaluación del Trastorno de Pánico en el
SEMMA se realiza un diagnóstico multiaxial, que incluye:
no solo la sintomatología del paciente, sino que
también abarca su entorno cultural, social y familiar.

Podemos determinar que los pasos dados para establecer el
diagnóstico en el Centro anteriormente mencionado preceden
al diagnóstico clínico.

Además de los criterios en los que se basan para
diagnosticar el TP, el SEMMA utiliza pruebas complementarias que
dan confiabilidad a dicho diagnóstico, como las
psicométricas (Escala de ansiedad de Beck, Test de MENDRE
y MMPI); exámenes médicos (cardíacos,
pulmonar y otros) y pruebas con otros especialistas
(Cardiólogo, Endocrinólogo y otros).

De acuerdo a los resultados encontrados por Joost, 2000;
Honig, 1976 y Saranson y Saranson, 1998; El TP suele comenzar
entre los adultos jóvenes, es decir, entre el final de la
adolescencia y la mitad de la cuarta década de la vida. En
nuestra investigación observamos que el mayor porcentaje
de pacientes diagnosticados se encuentran en este periodo de edad
(18-30 años), por lo que podemos decir que los resultados
son concordantes con estos autores.

El sexo en que predomina este trastorno según Ruiz de
Villalobos, 1998 y Joost, 2000 es el femenino, que de acuerdo a
nuestros hallazgos se encuentra, efectivamente en dominancia con
respecto al masculino con un 88 por cien del total de la
muestra.

Los hábitos tóxicos, que aparentemente influyen
en el desencadenamiento de los síntomas y que fueron
planteados por Davidoff (1989) y Kielholz y Adams (1991) en sus
respectivas investigaciones
concuerdan con los resultados obtenidos por nosotros, al
comprobar que más de la mitad de los pacientes de la
muestra tienen uno o más hábitos
tóxicos.

Podemos observar una descorcondancia con Botella y Ballester,
1997 pues estos autores plantean que las Técnicas
Cognitivo Comportamentales (TCC) son un tratamiento efectivo para
el TP, sin embargo, no son utilizadas en el Centro Médico
SEMMA. La combinación Psicoterapia-Fármacos es
efectiva, lo que concuerda con lo planteado por Morris, 1992 y
que en nuestra investigación obtuvo un 64 por cien.

4.3
CONCLUSIÓN

Podemos concluir que, efectivamente, la edad más
proclive para la aparición del trastorno se encuentra
desde los 18-30 años; la pérdida de un familiar
influyó de forma significativa en la mayoría de los
casos y el principal motivo de consulta para los pacientes con TP
fue por el referimiento de otro especialista.

Entre los hábitos tóxicos más comunes
(cafeína, nicotina y alcohol), el mayor porcentaje se
presenta en los pacientes con más de dos de estos
hábitos. En cuanto a la variable sexo, el género
femenino es el más propenso a sufrir de este
trastorno.

El tipo de diagnóstico más frecuentemente
utilizado es el multiaxial (DSM-IV).

4.4 RECOMENDACIONES

Recomendamos la utilización del diagnóstico
diferencial, para que en posteriores evaluaciones no sea
confundido con otro tipo de trastorno de ansiedad.

Será también favorable la inclusión de
otras pruebas psicométricas, además de las ya
utilizadas.

4.5 REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS

  • Botella, Cristina; Ballester, Rafael (1997). Trastorno
    de pánico: evaluación y tratamiento
    .
    Barcelona: Edición Martínez Roca S.A.

  • Castañeda Jiménez, Juan; De la Torre Lozano,
    Maria Olivia (1994); Moran Rodríguez, José
    Manuel; Lara Ramírez, Luz Patricia.
    Metodología de la investigación (1ra
    edición). México: MC Graw-Hill.

  • Compas, Bruce E.; Leotilb, Ian H (2005).
    Introducción a la Psicología
    clínica, ciencia y práctica
    (1ra
    edición). México: MC Graw-Hill.

  • Davidoff, Linda L. (1989). Introducción a la
    Psicología
    (3ra edición). México:
    MC Graw-Hill.

  • Dongier, Maurice; Carbonell, Diego (1971).
    Psicología y Ciencias Humanas, Neurosis y
    Trastornos Psicomáticos
    . Madrid: Ediciones
    Guadarrama.

  • Hernández Sampieri, Roberto; Fernández
    Collado, Carlos; Baptista Lucio, Pilar (2004).
    Metodología de la investigación (3ra
    edición). México: MC Graw-Hill
    Interamericana.

  • Honig, Werner K. (1976). Conducta operante,
    investigación y aplicaciones
    . México:
    Editora Trillas.

  • Kaplan, Paul; Sadock, William (2003) Sipnosis de
    Psiquiatría (
    9na edición). Lippincott
    Williams & Wilkins Press.

  • Kielholz, Paul; Adams, Carlo (1991). Estados de
    Angustia y Ansiedad.
    Barcelona.

  • Manual Diagnóstico y Estadístico de los
    Trastornos Mentales
    (DSM-IV-TR). 4ta edición.

  • Moreno, Pedro; Martín, Julio C. (2007),
    Tratamiento psicológico del trastorno de
    pánico y la agorafobia: Manual para terapeutas
    .
    Editorial Desclée de Brouwer.

  • Morris, Charles G. (1992). Psicología nuevo
    enfoque
    (7ma edición). México:
    Prentice-Hall Hispanoamericana.

  • Saranson, Irwin G.; Saranson, Bárbara R (1998).
    Psicología anormal: El problema de la conducta
    inadaptada.
    (7ma edición). México:
    Prentice-Hall Hispanoamericana, S.A.

  • Sue, David; Sue, Stanley (1997). Comportamiento
    anormal
    (4ta edición). México: MC
    Graw-Hill.

Revistas

  • Corral Gargallo (1991). Controversias conceptuales en
    torno a la clasificación de los trastornos de
    ansiedad
    . Revista de psicología general, Volumen
    7, página 72-72.

  • Echceburua Odriozola (1997). Trastorno de
    pánico: disnea, palpitaciones y dolor toráxico.
    Introducción general al tema
    . Página
    50-52.

  • Joost A. M. Merloo (2000). Psicología del
    pánico
    . Volumen 4. Buenos Aires: Ediciones
    Hormé S.A.E. Editorial Paidos.

  • Ruiz de Villalobos (1998). Tratamiento a largo plazo
    de los trastornos de pánico
    . Noticias medicas
    (revista).

Páginas Web

  • Dickey, Marilyn (2007). Trastornos de ansiedad.
    En:

http://www.healthieryou.com/s-anxiety.html

  • Autor reservado. Trastorno de
    pánico.
    (última actualización 24
    enero 2008) en:

http://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_de_p%C3%A1nico

 

 

 

 

Autor:

Lic. Amauris Fabián M.

Licda. Yomary Oller

Licda. Raydire Mena

Asesor: Domingo Carrasco, M.A.

Facultad de Humanidades

Escuela de Psicología

Universidad Autónoma de Santo Domingo

(UASD)

Ciudad Universitaria

2008

[1] Cf. Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales. DSM-IV-TR. 4ta
edición. Pág. 485. CF. Revista:
Trastorno de Pánico :Disnea, Palpitaciones y dolor
Toráxico. Echcebrua Odriozola Pág. 50- 52

[2] Cf. Sue, David; Sue, Stanley (1997).
Comportamiento anormal (4taedición). México: Mc Graw-Hill. Pág.
164-164.

[3] Cf. Botella, Cristina; Ballester, Rafael
(1997). Trastorno de pánico: evaluación y
tratamiento. Barcelona: Edición Martínez Roca
S.A. Pág. 41-41.

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter