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La promoción de valores a través del deporte (página 2)



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Una gran cantidad de problemas
coloca en crisis el
deporte en el
mundo actual, y de manera especial en América
Latina y la mayoría de estos se deben a la crisis de
los valores.
La violencia en
los escenarios deportivos, el profesionalismo, los
estímulos monetarios extraordinarios que aparecen en
algunos eventos
deportivos, y de los cuales no escapa el deporte juvenil, el
campeonismo, nuevas versiones del doping, el robo de los talentos
deportivos de nuestros pueblos para que representen a las
superpotencias; todo esto da al traste con el debilitamiento de
los valores
esenciales del deporte.

Estos problemas reclaman a las Ciencias
Sociales y a la Psicología del
Deporte, entre ellas, reforzar el fin básico de la
actividad deportiva. La formación integral del hombre, a
través de la formación de valores.

El sistema de
valores que se empieza a formar en el atleta el profesor o
entrenador deportivo juega un papel importante en su
formación, el atleta incorpora actitudes,
modos de conducta etc. Es
común que idealice al profesor de ahí la gran
responsabilidad que asume éste. A veces
escuchan tanto al profesor como a sus propios padres.

DESARROLLO:

Los valores fueron del interés
además de representantes de la filosofía como Platón
para el cual valor "es lo
que da la verdad a los objetos cognoscibles, la luz y belleza a
las cosas, etc., en una palabra es la fuente de todo ser en
el hombre y
fuera de él".

Fue a partir de Nietzsche y de
la fenomenología cuando la noción de
valor se abre paso en el campo de la filosofía. Por lo
tanto en estos que se encuentra los antecedentes inmediatos de la
teoría
de valores desarrollada posteriormente por Max Scheler y Nicolai
Hartmann.

Max Scheler fue el filósofo burgués que
más abordó el tema en esta etapa. Para él
los valores son cualidades de orden especial que descansan en
sí mismos y se justifican por su contenido. El sentimiento
de valor es una capacidad que tiene el hombre para captar los
valores. Para Scheler: "el hombre es hombre porque tiene
sentimiento de valor".

Según Delval y Enesco (citado por Yerres Mago Alberto,
1998) definir lo que es un valor resulta aun mas difícil
de lo que se piensa y se debe a "que no son propiedades de las
cosas o de las acciones, como
el peso, la forma o el color, sino que
dependen de una relación con alguien que valora". (p.
59).

Cabe destacar que los valores no se enseñan solo con
palabras sino que se viven y se transmiten por contagio. Un
individuo que
demuestre alegría, satisfacción, plenitud al vivir
un valor asienta las bases para que otros consigan llegar al fin
del camino de la autorrealización, ya que este ejerce un
atractivo irresistible, e igualmente por el hecho de que el ser
humano necesita modelos,
paradigmas
vitales a los que imitar, que le garantice mayor
satisfacción de vivir.

¿Qué es un valor humano?

Los valores
humanos son aquellos bienes
universales que pertenecen a nuestra naturaleza
como personas y que, en cierto sentido, nos
«humanizan» porque mejoran nuestra condición
de personas y perfeccionan nuestra naturaleza
humana.

Hay una diferencia entre los valores humanos en general
y nuestros propios valores personales:

El concepto de
valores humanos abarca todas aquellas cosas que son buenas
para nosotros como seres humanos y que nos mejoran como
tales.

Los valores personales son aquellos que hemos asimilado
en nuestra vida y que nos motivan en nuestras decisiones
cotidianas.

Según Victoria Camp (2003): "Valor es todo aquello que
favorece la plena realización de nosotros como personas.
Ocupa el primer lugar en nuestro orden de prioridades y configura
lo más íntimo de nuestro ser y nos orienta en la
toma de
decisiones".

Según Victoria Camp (2003): "Los valores se adquieren y
se moldean a lo largo de nuestra vida, no se enseñan con
palabras sino que viven y se transmiten por contacto y
sólo puede convertirse en vivencia personal cuando
se aprecia y se desea para la propia vida".

Según Adela Garzón y Gorge Garcés (2004):
"Son elementos estructurales del conocimiento
humano que el individuo utiliza cotidianamente como marco de
referencia a su interacción con los demás".

Según García Mauriño (2002): "Son
características de la acción
humana que mueve la conducta, orientan la vida y marcan la
personalidad".

Según López y Araujo (2000) "Los valores se
forman durante los primeros años de vida, se desarrollan
lentamente, es un proceso que se
da a lo largo de la vida y que tiene que ver con la
formación del carácter, entendiéndose este
último como aquello que regula el comportamiento
humano".

Onetto Fernando (1992). "Son guías y principios de
conducta que dan sentido a la vida hacia la auto
realización, el progreso y el redimensionamiento
humano"

García Ferrando, (1996). y Kuluckhohn, (1951) define
los valores como concepciones o criterios de lo deseable, y que
proveen la base para seleccionar entre alternativas de
pensamientos, sentimientos y acciones.

Si repasamos algunos de los valores más relevantes y
algunas de las actitudes que se desprenden de ellos, nos daremos
cuenta de que su aceptación como contenidos de aprendizaje
obliga al entrenador y al atleta a adoptar unos papeles
determinados. Si a modo de ejemplo tomamos cualquiera de los
valores de afán de superación, compañerismo,
tenacidad, deportividad, sinceridad, humildad, serenidad,
audacia, sencillez, espíritu de equipo, que todo el mundo
acepta que hay que fomentar en los entrenamientos y repasamos las
implicaciones educativas que tienen, podremos ver qué tipo
de relaciones hay que plantear.

Los valores en el deporte.

En la actualidad, existe una gran discrepancia en la
opinión de los intelectuales
del fenómeno deportivo, sobre los beneficios que
éste brinda a la sociedad, con
relación a los valores positivos y negativos que pueda
promover. Dice Arnold (1991), citando a Huxley (1969) que, como
cualquier instrumento inventado por el hombre, el deporte puede
utilizarse con buenos y malos propósitos. Bien aplicado
puede enseñar resistencia y
estimular un sentimiento de juego limpio y
un respeto por las
reglas, un esfuerzo coordinado y la subordinación de los
intereses personales a los del grupo.

En el caso concreto del
deporte, Fernando Sánchez Bañuelos (1995), define
al mismo como "toda actividad física, que el
individuo asume como esparcimiento y que suponga para él
un cierto compromiso de superación de metas, compromiso
que en un principio no es necesario que se establezca más
que con uno mismo".

Mal utilizado los valores en el deporte, pueden estimular la
vanidad personal y la del grupo, el deseo codicioso de victoria y
el odio a los rivales, un espíritu corporativo de
intolerancia y un desdén por aquellas personas que se
encuentran más allá de un cierto rol
arbitrariamente seleccionado. Es momento entonces de acabar con
los viejos modelos que caracterizaron a nuestra disciplina los
cuáles desde una visión fragmentada del ser humano
y sólo se concentran en el desarrollo de
uno de sus aspectos constitutivos y comprender al hombre como un
ser dueño de una corporeidad en permanente construcción mediante el contacto directo
con el medio social que lo rodea. En este sentido, el Deporte,
como fenómeno social de promoción y difusión extraordinaria,
engloba un amplio repertorio de símbolos, valores, normas y
comportamientos, que lo identifican y diferencian claramente de
otras prácticas sociales. Reconocer esto significa admitir
su importancia como herramienta pedagógica necesaria para
el desarrollo integral de nuestros alumnos.

En el deporte no solo se abordan aspectos conceptuales
(aspectos técnicos y tácticos de los deportes; concepto, tipo y
principios del acondicionamiento físico, o
procedimentales, práctica de actividades en el entorno
natural, vivenciar el método
continuo de desarrollo de la resistencia), si no que es parte
inherente al área (y en mayor cuantía a otras) el
hecho de que esta ayuda a formar a la persona, en sus
valores, creencias, opiniones.

Entre los dos extremos representados por la competición
de alto nivel y el deporte recreativo de esparcimiento, se
encuentra el deporte educativo, que constituye una verdadera
actividad cultural que permite una formación básica
y luego, una formación continua a través del
movimiento, es
decir, aquel cuya pretensión fundamental es colaborar al
desarrollo armónico y potenciar los valores del
individuo

Este tipo de manifestación del deporte encuentra su
máxima expresión en el marco de la educación
física escolar y en el deporte escolar, y postula la
búsqueda de metas más educativas y
pedagógicas aplicadas al deporte de iniciación,
olvidándose de la concepción competitiva del
deporte parea dirigirse hacia una visión global del
proceso de enseñanza. La preocupación no es
modelar al niño, sino dotarle de una gran autonomía
motriz que le permita adaptarse a variadas situaciones.
Así entendido, el deporte educativo debe permitir el
desarrollo de las aptitudes motrices y psicomotrices, con
relación a aspectos afectivos, cognitivos y sociales de su
personalidad,
respetando los estadios del desarrollo
humano.

Es el medio fundamental del que podemos valernos como docentes para
provocar verdaderas y palpables transformaciones en nuestros
alumnos. A menudo se dice que en la Educación
Física (E.F) es muy difícil poder provocar
las mejorías deseables en nuestros alumnos, sobre todo si
uno se posiciona desde un paradigma
educativo basado en el aprendizaje
por objetivos y en
la simple búsqueda de habilidades físicas y
técnicas. Es nuestra opinión que
además de carecer de relevancia pedagógica, este
planteo didáctico tiene pocas posibilidades de éxito
debido entre otras cosas, al escaso marco temporal que se le
asigna a nuestra disciplina dentro de la escuela,
además de las condiciones a menudo inadecuadas de las
instalaciones y materiales
disponibles. Por todo esto, adaptando el deporte a las
posibilidades de los alumnos, siendo coherentes con esta realidad
y desechando el modelo del
atleta campeón como ideal para nuestros alumnos, es
posible actuar con una verdadera intencionalidad
pedagógica de tal manera que en cada una de las clases
puedan ser observados comportamientos sociales y personales
positivos.

Superada la época de menosprecio en la formación
corporal, hemos entrado en otra en la que el deporte y todas las
manifestaciones de actividad física, sobre todo las
vinculadas con la ocupación del tiempo libre,
ocupan un lugar significativo en nuestras vidas. Pocos son los
que cuestionan que con el deporte se enseñe algo (otra
cosa es el contenido de dichas enseñanzas).

Los profesionales de la enseñanza no reciben la
formación necesaria para formar valores ni, por tanto,
saben cómo potenciarlos. Además existe una
contradicción entre lo que la educación propugna y
lo que la sociedad manifiesta, hecho éste en el que
profundizaremos a lo largo del texto.

Los valores no se imponen en el profesor, si no que
éste los adquiere durante su vida, tanto profesional como
personal. Una vez clarificados cuáles son los que
éste considera para la E.F. y el deporte, debe realizar
las propuestas educativas oportunas. La formación del
alumnado será más coherente si existe coherencia
entre ideales, valores, normas, actitudes, del profesorado, y lo
que éste plantea en sus sesiones. Por ejemplo, un profesor
espera del alumno que cumpla con sus obligaciones,
respetando las reglas de un deporte, a los alumnos/as, siendo
puntual, Pues éste ha de ser coherente entre lo que
predica y lo que realiza.

Estaremos de acuerdo que la transferencia de los valores
educativos de la Educación Física y el deporte no
se hacen espontáneos; están supeditados a la
pedagogía Se debe educar en sentido amplio,
educar para que los alumnos y alumnas se conviertan en ciudadanos
capaces de alcanzar un sentido de realización personal. De
manera que no es suficiente con poner a practicar Actividad.
Física. y deporte y esperar que surjan valores positivos
en el alumnado.

Todo lo contrario, esta forma de actuar ("juego libre" para
muchos docentes) ha derivado en el enaltecimiento de valores no
deseables en educación, como la discriminación, la falta de solidaridad, el
individualismo. El deporte en sí mismo no es ni bueno ni
malo, es nuestra sociedad la que le otorga un sentido u otro, y
como dice Huxley (1969, citado por Gutiérrez
Sanmartín, 1995), bien utilizado el deporte puede
enseñar resistencia y estimular el juego limpio y el
respeto por las normas, un esfuerzo coordinado y la
subordinación de los intereses propios a los del grupo;
mal utilizado, el deporte puede estimular la vanidad personal, el
deseo codicioso de victoria y el odio a los rivales. Tratemos,
inmediatamente, de propiciar con nuestras acciones la primera
acción, aunque en muchos casos se vaya en contra de lo que
impera.

Se hace necesario actuar de forma planificada y estructurada,
teniendo presente que a diferentes valores deben corresponderles
planteamientos heterogéneos, partiendo de la
clarificación de posturas en el docente, para evitar
incoherencias como comportamientos o actitudes dispares ante una
misma situación.

Socialización a través del deporte.

Desde la perspectiva de la socialización, el deporte puede
materializarse en diversas situaciones sociales entre las que se
encuentra la escuela. Existe un amplio acuerdo en reconocer el
elevado potencial socializador del deporte: "El deporte puede
favorecer el aprendizaje de los papeles del individuo y de las
reglas de la sociedad, reforzar la autoestima, el
sentimiento de identidad y la
solidaridad. Además, parece que los valores culturales,
las actitudes y los comportamientos individuales y colectivos
aprendidos en el marco de las actividades deportivas vuelven a
encontrarse en otros campos de la vida" (VV. AA., 1996).

Este potencial socializador puede tener consecuencias
negativas o positivas, según el modo en que se produzca la
interacción entre la persona que se socializa, los agentes
socializadores y las situaciones sociales (McPherson, 1986). Por
ejemplo, no se dará la misma situación
socializadora en una escuela que cuente con todos los medios para
impulsar un programa de
iniciación deportiva que aquella otra en la que,
además de carecer de esta posibilidad, un programa de este
tipo puede ser juzgado con cierto recelo. De allí la
importancia del correcto accionar del docente. Someter al alumno
a presiones constantes o cargarlo de exigencias que él no
está en condiciones de poder afrontar, puede marcarlo de
tal manera que condicione o limite su futura participación
en el deporte, del que por otra parte se tiene un amplio consenso
sobre la utilidad que
proporciona su práctica para el desarrollo y mantenimiento
de una sociedad sana.

El deporte influye en todos los estilos de vida de los
miembros de la sociedad. Por eso, dentro de la escuela favorece
la capacidad de aceptar valores
morales y éticos a través del comportamiento
aprendido como deportista, y establece comunicaciones
verbales y no verbales mediante el desarrollo de un lenguaje
específico y de unos gestos, creando un ambiente
cultural para el deportista considerado como un héroe
popular moderno y que es habitualmente contemplado en las
tendencias de la publicidad.

Frente a este planteamiento, otros autores exponen que el
énfasis en la victoria puede desviar la atención de la variedad y motivaciones con
que se participa en el deporte escolar en la que algunos alumnos
desean participar y divertirse y otros ganar campeonatos
(Devís, 1995).

Es preocupante en la actualidad la orientación hacia
las normas de conducta, tanto en la sociedad general como en el
deporte, lo que deriva en el desprecio por las normas y el
interés creciente de los programas
deportivos infantiles y juveniles en los que supone un excesivo
énfasis en el triunfo, sin prestar atención a los
principios del disfrute y del juego limpio. Tales circunstancias
han inducido a centrar la atención sobre programas
deportivos orientados hacia los niños y
que establecen códigos precisos de comportamiento para
promocionar los valores y las actitudes a favor del deporte y de
la sociedad.

Valores sociales y personales más propicios de
alcanzar a través de la Actividad Física y el
Deporte.

¿Pero concretamente, cuáles son los valores
sociales que son factibles de desarrollar a través del
deporte en la escuela?

A partir de los resultados obtenidos por las investigaciones
realizadas por M. Gutiérrez San
Martín (1995), estos autores concluyen en que los
valores más propicios de alcanzar a través de la
Actividad Física y el Deporte son los siguientes:

En coherencia con lo anterior, estos autores aportan algunas
recomendaciones que deberían tener en cuenta los
profesores y educadores físicos para que el deporte pueda
potenciar la transmisión de algunos de los valores antes
mencionados:

1. Potenciar la idea de que la Actividad Física, en
general, es un hábito recomendable, por lo que debe
intentarse inculcarlo como sistema de vida, junto con otros
repertorios de conductas habituales.

2. Ayudar, sobre todo a los más pequeños, a
resolver la cotidiana contradicción entre la
competición y la cooperación,
enseñándoles que el respeto a los demás y a
las reglas es lo que da sentido al juego y proporciona
satisfacción.

3. Procurar crear, en la clase o en el
gimnasio, una atmósfera de tolerancia que
facilite la comprensión de la igualdad entre
géneros.

4. Intentar ser creativos a la hora de proporcionar
actividades cooperativas
más que competitivas, sin que ello lleve a la
eliminación absoluta de la pugna por alcanzar un objetivo.

5. Aprovechar lecciones ocasionales que ayuden a los alumnos y
deportistas a interpretar más adecuadamente los
acontecimientos deportivos de mayor actualidad y
trascendencia.

Es de gran relevancia expresar un concepto que creemos es muy
útil transcribir:

"La Actividad Física y el Deporte, por sí
mismos, no son generadores de valores sociales y personales;
sí son excelentes terrenos de promoción y
desarrollo de tales valores. Dependiendo siempre del uso acertado
o no, que de la Actividad Física se haga, se
promocionarán valores loables para la persona y su
colectividad o por el contrario detestables para sí misma
y su contexto sociales necesario entonces, comprometerse,
empeñarse en el hecho de educar y promocionar los valores
sociales y personales cuando se practican Actividades
Físicas y Deportivas".

Sugerencias para tener en cuenta en la promoción de
valores a través del deporte.

Según las reflexiones vertidas en este artículo,
más la reflexión crítica
realizada de la propia práctica
profesional, aportamos algunas sugerencias que podrían
llegar a ser de utilidad para los colegas que se
desempeñen en el ámbito escolar:

  • a) Es necesario resaltar todos los comportamientos
    prosociales realizados por los alumnos, destacando la
    utilidad que los mismos tienen para mejorar la vida dentro de
    la sociedad.

  • b) Será beneficioso que se propongan
    instancias de reflexión y debate cuando surjan
    conflictos entre los alumnos durante las clases, para poder
    acordar soluciones a los mismos.

  • c) Se debe tener un especial cuidado en que la
    propuesta de actividades no fomente en exceso la competencia
    ya que como se pudo observar, la misma es particularmente
    precursora de acciones negativas como la agresión, el
    egoísmo y la intolerancia, entre otras.

  • d) Los juegos cooperativos, promueven a la
    participación y el disfrute de todos, crean un clima
    agradable de clase que facilita un mayor contacto
    interpersonal.

  • e) Para que las estrategias aplicadas con el objeto
    de propiciar el desarrollo de los valores sociales sean
    verdaderamente efectivas, éstas deberán ir
    acompañadas por un accionar acorde del docente.

  • f) El docente debe ser un guía permanente y
    proporcionar un espacio donde se den las condiciones
    necesarias para la convivencia, la tolerancia, el respeto
    mutuo, y otros aspectos necesarios para el mejoramiento de
    las relaciones sociales.

  • g) Hacer un esfuerzo por evitar establecer
    diferencias entre los más capaces y los menos
    capaces.

  • h) Es necesario actuar con coherencia en todo
    momento, los alumnos necesitan un código de conducta
    al cual atenderse, código que debe guardar cierta
    permanencia, debiendo informar a los alumnos de los posibles
    cambios.

  • i) No permitir nunca las trampas

El entrenador y la promoción de valores.

El entrenador desempeña un triple papel en el proceso
de clarificación de valores. En primer lugar, debe aportar
la fase en que se desarrollaran las actividades de
clarificación de valores: suministrar materiales,
organizar y distribuir el tiempo, dar instrucciones y facilitar
la interacción. En segundo lugar sus acciones y sus
palabras han de ser congruentes, es decir, es lógico que
nosotros debemos tener valores y por lo tanto debemos
compartirlos con nuestros atletas. 

Se debe entender que los valores que representan al entrenador
son solo alternativas, no como los únicos y validos.
Asimismo el entrenador debe tomar parte activa del proceso de
clarificación manifestando públicamente sus
valores, por lo tanto exigirá que se integre y participe
en las actividades que se desarrollan en el equipo donde pueda
compartir sus experiencias y sus respuestas.

Es esencial crear un ambiente de confianza en el terreno.
Tiene que existir un clima de
afectividad y aceptación. En efecto, han de aceptarse y
fomentarse las diferencias de opinión. Los atletas y el
entrenador deben ayudarse recíprocamente y ser receptivos
a las necesidades de cada uno.

Es necesario que los atletas no sientan amenazada su
intimidad. En la clarificación de valores se hace
hincapié en la expresión espontánea, al
nivel que deseen los propios atletas. La exteriorización
ha de ser siempre voluntaria. No se presiona a los atletas para
que expliquen sus posturas ni para que defiendan su
decisión de no participar. Para que la afirmación
pública sea de utilidad en el proceso de formación
de valores, debe fundamentarse en la libre elección.

Cada opinión debe aceptarse tal como es, no se debe
juzgar, no se debe permitir sarcasmos ni ofensas. Tiene que
apreciarse la opinión como un paso más para los
atletas, que deben procurar prestar atención para seguir
aprendiendo y evolucionando. 

BIBLIOGRAFÍA:

  • 1. Arnold P. (1997). Educación Física,
    movimiento y currículum. Ed. Morata. Madrid.

  • 2. Blázquez Sánchez, Domingo. (1995).
    La iniciación Deportiva y el Deporte escolar, Inde
    Publicaciones. Barcelona.

  • 3. Blázquez. La iniciación a los
    deportes de equipo. Ed. Martínez Roca. 1985.

  • 4. Camps, Victoria. (1998). Los valores de la
    Educación. Anaya. Madrid.

  • 5. Devís Devís, José. (1996).
    Educación Física, Deporte y Currículum.
    Visor Dis. S.A. Madrid.

  • 6. Gutiérrez Sanmartín. (1995). Los
    valores sociales y Deporte. Gymmos ed.

  • 7. Onetto, Fernando. (1997) ¿Con los valores
    quién se anima? Ed. Bonum. Buenos Aires.

  • 8. Roche Olívar, R. (1998). Psicología
    y Educación para la prosocialidad. Ciudad Nueva.
    Buenos Aires.

  • 9. Sánchez Bañuelos, Fernando. (1992)
    Bases para una didáctica de la Educación
    Física y el Deporte. Gymmos. Madrid.

  • 10. Curwin, Richard. (1989). Como fomentar los
    valores individuales. Barcelona, España: Editorial
    Ceac. Araedu Emilio (1998). Ética y Docencia.
    Caracas:

  • 11. Fabelo Corzo José Ramón, (2003).
    Los valores y sus desafíos actuales.Editorial
    José Martí.Cuidad de la Habana .Cuba.

 

 

 

 

Autor:

Lic. Ivan González García

Prof. de Béisbol
de la Facultad

Coautores:

Msc Ivett Margarita Cedeño Millán

Profesora de psicología y pedagogía

Dr. Juan Carlos García

Prof. de psicología del deporte

Lic. Norge Hernández Gómez

Prof. de Béisbol

Lic. Elisnay Hernández Morgado

Entrenador de Béisbol

Instituto Superior de Cultura
Física

¨Manuel Fajardo¨

Facultad de Ciego de Ávila

Partes: 1, 2
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