La década del veinte luego de la revolución
de Mayo de 1810; es el periodo donde continúan las
luchas facciosas, estas se desenvuelven en extremos que por un
lado propician el modelo
centralizado y por otro el confederal, que tanto Buenos Aires y el
interior se disputan. La lógica
de esta disputa es la guerra civil y
la intensidad de ella genera consecuencias poco auspiciosas para
los negocios de
exportación; esto permitió que una
parte de la elite porteña comprometida en este comercio y con
la consigna de la unidad y orden se hiciera del poder.
Intereses económicos con miras a la expansión
ganadera encuentran que la violencia que
impone la época, los aleja de este objetivo.
Objetivo que de ninguna manera era nuevo, ya con anterioridad a
1810 este fenómeno se gestaba en el incremento del
comercio de exportación de cueros y sebo e inversiones
crecientes en el rubro, en todo caso no se explican el fin del
comercio alto peruano[1]que por otra parte permite
el desarrollo de
una burguesía nacional, y la aparición de
individuos comprometidos con este modelo económico y
político de expansión ganadera y exportación
de sus productos, y
con ello están presentes los proyectos de
estado.
Para comenzar es importante tener en cuenta los aspectos
económicos que se movilizaron luego de la revolución
de 1810. El incipiente comercio de productos de origen ganadero
permitía saldos favorables que no pasaron desapercibidos
para las casas comerciales de Europa,
fundamentalmente por la capacidad de compra que esta renta
concedía. Tal vez la explicación para el desarrollo
comercial e inversiones de los productos del campo sean una
consecuencia de la revolución; ya que esta acondiciono el
libre comercio
a la región de la pampa húmeda, provincia de Buenos
Aires; pero no era esta la única en tener ganado, otras
regiones como el litoral mesopotámico, las provincias de
Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos; junto a la Banda
Oriental también estaban en la competencia
ganadera; pero a partir de 1813 quedan sumidas en lo
Halperín Donghi denomina "Liquidación
frenética"[2] Esto causado por la
expropiación de los ejércitos que luchan en
guerras
secesionistas o revolucionarias contra españoles o
Portugueses; agravado claro como el señala, por el abrupto
corte comercial con Buenos Aires que esta situación
bélica imponía. Además; después de
1811 en particular el comercio pecuario de la Banda Oriental se
orienta hacia los ganaderos brasileños enquistados en el
norte colindante con Rió Grande Do Sud. Como consecuencia
de todo ello el dominio del
negocio fue casi absoluto de Buenos Aires[3]
Entonces para terminar de explicar las nuevas inversiones
ganaderas y su expansión vemos como Buenos Aires y su
puerto durante este periodo hegemonizó el negocio del
ganado y los productos exportables que para ese momento eran el
cuero y el
sebo, sin embargo la carne logra imponerse como un producto
más en dirección a la exportación; la
mejoría de los precios
internacionales y por otro lado la industrialización
ganadera que entre otras cosas sufre innovaciones como el vapor
para la graserías, aguadas artificiales, etc, mejoran los
precios internos. Otro aspecto favorable para los bajos costos es la baja
calidad de
carne; el ganado todavía no requiere de mejoras
genéticas, ya que el cuero grueso y carne fibrosa es lo
que demanda el
mercado.
Resumiendo; estos aspectos vistos como la mejoría de los
precios internos de producción como consecuencia de las
innovaciones y la suba por mayor demanda de los precios
internacionales poco incidieron. Las ganancias venían de
la carne salada, carne exportable. Comerciantes ingleses
incorporados al negocio ganadero acompañan el desarrollo,
estos no son los comerciantes hispánicos de las casas
matrices de
Cadiz, aquellos que no pudieron superar el colapso de la
revolución, ya que con ella se perdió el
nostálgico comercio e intercambio con la plata del Alto
Perú. Los Ingleses no desperdician la oportunidad y se
posicionan en forma destacada por sus relaciones con Europa y con
ello se acrecientan las inversiones orientadas al saladero de
carne, que es observable para 1816 "los signos de
prosperidad ganadera" [4]
Durante el primeros decenios de siglo XIX, el saladero se
incorporaba a la producción industrializada de la ganadería
y así fue, debido particularmente a los bajos costos de
instalación, pero este tipo de producción
industrial demanda mucha mano de obra; Ahora esta bonanza tiene
sus limites; en 1820 con una mayor producción que esta
industrializada, los costos bajan pero los precios de venta con el paso
del tiempo
también, las ganancias se reducen y se agrava con la
competencia inglesa que se hace más intensa; el interior
también jaqueado por la competencia de la industria
inglesa deja de comprar productos artesanales de Buenos Aires;
esta industria sostenía a un grupo
importante entre empleados y patrones; estos últimos
componen junto a los comerciantes y ganaderos. la elite
establecida de Buenos Aires, sin embargo había otros que
arribaban, la novedad de estos últimos es que
habían compuesto las filas de los ejércitos
revolucionarios e independentistas en 1810, que formaron luego
las fuerzas urbanas, milicianos, estos fueron beneficiados con la
posesión de tierras, avanzaron hacia las zonas rurales, y
se asociaron a inversionistas comerciantes, de esta manera el
negocio ganadero también capta a una nueva clase de
individuos. Otros son los extranjeros, como ya
advirtiéramos, en particular los ingleses interesados en
el producto del ganado en franca competencia con la elite
local.-
Página siguiente |