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El cine argentino durante la dictadura militar (página 3)



Partes: 1, 2, 3

Monografias.com

Directora: Jeanine Meerapfel. Género:
Drama.Tema: Nueva mirada del cine argentino
sobre la dictadura militar
de los años '70 y los terribles daños que
causó en la sociedad.
Argumento: El foco está puesto en dos amigas de muchos
años separadas por el exilio, provocado por la dictadura
militar. Ambas se reencuentran durante los primeros años
de la democracia y
luchan por la justicia.

Un lugar en el mundo

Monografias.com

Director: Adolfo Aristarain. Género:
Drama.Argumento: Convertido en un hombre,
Ernesto regresa a Valle Bermejo. Y recuerda su niñez, los
tiempos de lucha contra el cacique Andrada. Los padres de Mario
fundaron una cooperativa
que agrupaba a los pequeños ganaderos del Valle en defensa
de la lana de sus ovejas. Por entonces apareció
allí Hans, el geólogo español
que buscaba petróleo para Andrada.

Montoneros, una historia

Monografias.com

Director: Andrés Di Tella.
Género: Documental. Tema: Historia personal y
colectiva a la vez, va enhebrando testimonios e imágenes
de noticieros y videotapes que reproducen rostros y episodios
claves de aquellos años. Argumento: Ana, una
ex-montonera, evoca la experiencia de los años violentos
de la Argentina en el movimiento
montonero, con los ojos del presente y con los interrogantes que
aún no ha podido responderse.

El censor

Monografias.com

Director: Eduardo Calcagno.
Género: Drama.Tema: Acercamiento a la
figura de un censor cinematográfico de la época de
la última dictadura militar, levemente inspirado en el
tristemente célebre Miguel Paulino Tato.

Hundan al Belgrano

Monografias.com

Director: Federico Urioste.
Género: Documental.Tema: Relato
minucioso de cada uno de los detalles de la Guerra de
Malvinas sobre la base de entrevistas,
escenas dramáticas, mapas y otros
elementos de raíz histórica, sin pasar por alto los
antecedentes históricos desde el siglo XVIII, que
terminaron en esta confrontación. Argumento:
Muestra la
atroz ferocidad del ejército inglés
en una guerra injusta
e imperial y la imposibilidad de que un ejército que
torturó y oprimió a su pueblo pueda salir
victorioso en una lucha de liberación.

Prohibido Director:
Andrés Di Tella. Género: Documental.Tema:
La censura examinada mediante testimonios y documentos de
época. Argumento: El film alude a la propaganda que
el último régimen militar hacía en
cánticos agradecidos, eslóganes publicitarios y
exhibiciones televisivas de sus jerarcas, que bien recuerdan el
uso de los medios
visuales y de audio en la Alemania nazi
y en otras dictaduras.

1977, casa tomadaDirectora:
María Pilotti. Género:
Documental.Argumento: Una pareja de no videntes
secuestrada por la dictadura militar de 1976, luego utiliza su
casa como centro de oficiales retirados.

H. G. O.

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Directores: Víctor Bailo y
Daniel Stefanello. Género:
Documental.Tema: Intento por reconstruir una historia de
vida, la del prestigioso guionista de historietas y escritor
argentino Héctor Germán Oesterheld.
Argumento: Biografía de
Héctor Germán Oesterheld, autor de la
célebre historieta "El Eternauta", secuestrado y
desaparecido bajo la última dictadura argentina.
Comentario: Es un film de producción y realización
independientes que trabaja sobre la fragilidad de la memoria
humana, sobre lo oculto, sobre la alegría y el
dolor.

Botín de Guerra

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Director: David Blaustein.
Género: Documental.Tema: Relata la lucha
de las Abuelas de Plaza de Mayo para identificar a los niños
secuestrados por las fuerzas armadas y de seguridad durante
la última dictadura militar. Comentario: Segundo
trabajo del
realizador, está estructurado en base a entrevistas que se
filmaron en Argentina, Suiza y España.

Garage Olimpo

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Director: Marco Bechis. Género:
Drama.Tema: Narra cómo los torturadores han sido capaces
de instalar la cárcel en el alma del
secuestrado. Argumento: Durante la última dictadura
militar, una detenida-desaparecida tiene una relación de
amor-odio con
su victimario y torturador. Comentario: La película se
mueve todo el tiempo entre
límites
muy precisos, sin golpes bajos, sin mostrar la picana sobre la
carne, en todo caso, el golpe bajo es la propia historia, en un
escenario que la ciudad se traga.

Historias cotidianas

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Director: Andrés Habegger.
Género: Documental.Argumento: El film
está estructurado en cuatro segmentos que siguen a una
breve y vertiginosa presentación de los protagonistas,
cámara en mano. Además de las múltiples
fotografías que guardan estos hijos, hay mucho material de
archivo.Tema: Se centra en los relatos de
otros seis hijos de padres desaparecidos durante la última
dictadura militar.Comentario: Primer largometraje realizado por
un hijo de desaparecidos.

Kamchatka

Director: Marcelo Piñeiro.
Género: Drama Tema: Aborda el tema de la última
dictadura militar, visto desde los ojos de un niño.
Argumento: En el otoño de 1976, en plena dictadura militar
argentina, a Harry le cambia la vida. Tiene 10 años y no
logra entender por qué debe abandonar su casa y a sus
compañeros de escuela para
mudarse a una quinta con sus padres y su hermano. Adaptarse a esa
nueva vida -en la que existen reglas rigurosas- ayudará al
protagonista a comprender por qué su padre le pidió
que recordara siempre Kamchatka, uno de los países de un
conocido juego de
estrategia.Comentario: Una historia sin
sentimentalismos pero con mucha emoción sobre la
última dictadura militar. Lejos de buscar la
reconstrucción histórica o la denuncia, el film
plantea una situación inexplorada por otras
películas: el sufrimiento de los hijos de los perseguidos
políticos, otras víctimas de la
época.

CAPÍTULO 3

Herencia
Cultural

La dictadura ejerció sobre las
manifestaciones culturales un absoluto poder de
censura. Y el cine argentino no fue la excepción.
Películas de dudoso gusto, muchas de ellas propagandistas,
de muy baja factura y
livianas en sus conceptos, inundaron las salas de cine y los
canales de televisión. Películas que hoy se han
transformado en piezas de culto, y no precisamente por su riqueza
cinematográfica.

Nada volvió a ser como antes en
nuestra cinematografía. Hubo un importante quiebre
conceptual, a lo que sumado a la crisis
económica y a la década menemista, terminó
por mostrarnos en los últimos veinte años un
alicaído cine nacional, confuso en sus contenidos,
vacío de conceptos y con una profunda crisis de identidad.

"En esta década las salas de cine
empiezan a cerrar, lo que es irreversible. Antes de la dictadura
era movilizador el deseo de hacer cine, las salas estaban
repletas… y eso no vuelve en el "80. Se podría decir que
el cine de esos primeros años se caracteriza por el
naturalismo, costumbrismo, una mirada poco rigurosa del mundo,
efectista".[5]

El cine en la democracia

Al sufrir una censura tan violenta en los
´70, con el resurgir de la democracia se impuso, como
decía, una legislación de avanzada. Se
disolvió el Ente y se creó una Comisión
Asesora de Exhibiciones Cinematográficas (CAEC) que no
prohíbe ni corta, sino que sólo especifica franjas
etarias para poder ver una película. (Apta para todo
publico, Solo apta para mayores de 13, 16 o 18 años, o de
exhibición condicionada). Fue tan tajante el rechazo a la
censura, que se cambió la tradicional etiqueta de
"Prohibido para menores de…" por la mas amigable "Solo apta
para mayores de…". Una nimiedad simbólicamente
significativa.

Después de siete años de
soportar la dictadura más sangrienta de nuestra historia,
el regreso de la democracia, encarnado por un hombre muy
carismático y gran orador, se vivió de una manera
muy especial. Fue como un grito de rabia y esperanza, de dolor y
de alegría. Y hubo un renacer en todos los ámbitos,
que se lo conoció como "la primavera
alfonsinista".

El INC fue presidido por un hombre de cine:
Manuel Antín. Desde allí se generó el
retorno de los postergados y el surgimiento de los
nuevos.

En este período se destacan dos
clases de películas: unas cuyas tramas son muy
politizadas, y otras muy violentas. Las primeras contenían
innumerables referencias a la dictadura, a los Montoneros, al
peronismo. Las
segundas, que eran la mayoría, generalmente tenían
como protagonistas a ex torturadores y parapolicías,
personajes que luego se los conoció como "mano de obra
desocupada". Sus títulos más destacados: EN
RETIRADA, LA BÚSQUEDA, EL DESQUITE, entre otros, casi
todas ellas dirigidas por Juan Carlos Desanzo.

Una vez asentado el gobierno de
Alfonsín nuestro cine se hizo más reflexivo, pero
comenzó a caracterizarse por algunos elementos que lo
convirtieron en anodino y acartonado. Luego de algunas
películas interesantes como ÚLTIMAS IMÁGENES
DEL NAUFRAGIO (Eliseo Subiela) y EL EXILIO DE GARDEL (Pino
Solanas), el cine nacional se repitió en conceptos, en sus
tramas, en sus formas. Películas muy retóricas,
redundantes, carentes de todo riesgo, plagadas
de lugares comunes. Las referencias a la dictadura empezaron a
saturar, y nuestra cinematografía se estancó, en
calidad y
cantidad. Así y todo, no nos podemos olvidar que en 1986,
LA HISTORIA OFICIAL, de Luis Puenzo, se alzó con el Oscar
a la mejor película extranjera.

Con la llegada de Carlos Menem al poder,
el cine argentino volvió a transitar una especie de
renacimiento. Con
un país que crecía en forma desigual (fuertes
aumentos tanto del PBI como de la pobreza y la
desocupación), la cantidad de
películas realizadas aumentó considerablemente.
Algunos nombres: EL LADO OSCURO DEL CORAZÓN,
UN LUGAR EN EL MUNDO, GATICA, SIEMPRE ES DIFÍCIL VOLVER A
CASA, LAS BOLUDAS, FUNES, UN GRAN AMOR, EL CAMINO DE LOS
SUEÑOS, TANGO FEROZ,
entre varias otras. Con la convertibilidad, se hizo posible realizar
co-producciones con países de Europa: LA PESTE,
DE ESO NO SE HABLA. Pero la calidad no variaba demasiado. En el
fondo, eran las mismas películas de siempre.

Con la crisis económica que empieza
a asomar en 1996, el cine argentino sufre un decrecimiento en su
producción, a la vez que surgen algunos títulos muy
interesantes. Es un cine menos pretencioso, más sencillo
en sus conceptos, de bajo presupuesto. Su
título más emblemático es PIZZA, BIRRA,
FASO. La desocupación y la pobreza son una
triste realidad en nuestro país y el cine debe reflejarlas
en toda su crudeza. Algo así como un "Neorrealismo
italiano" a la argentina. Pero este fenómeno dura poco. La
crisis se agudiza y la producción cinematográfica
se paraliza gravemente.

Con la sanción de la nueva
Ley de
Cine
que obliga al video y a
la
televisión a aportar dinero para
financiar películas argentinas y establece los
regímenes de coproducción internacional, la
filmografía argentina tomó un nuevo impulso.
Surgió entonces una nueva generación de creadores
que renovaron, estética y argumentalmente, nuestro cine.
Entre ellos podemos citar a Fabián Bielinsky (NUEVE
REINAS
), Lucrecia Martel (LA CIÉNAGA), Pablo
Trapero (MUNDO GRÚA) y Juan José
Campanella (EL HIJO DE LA NOVIA). Esta camada obtuvo
múltiples premios y reconocimientos e hizo del
séptimo arte una nueva
puerta de entrada a nuestro país.

En todas sus formas y
características, el cine nos representa muy bien a los
argentinos: retóricos, poco arriesgados, con una fuerte
crisis de identidad. Con una dictadura instalada con fuerza, cuya
marca
está presente en muchos órdenes de nuestras vidas.
[6]

CAPÍTULO 4

Fernando
Varea

Fernando Varea es licenciado en Comunicación
Social (Universidad
Nacional de Rosario), autor de artículos
periodísticos en medios gráficos y revistas institucionales,
colaborador en programas
radiales y páginas
Web. Es autor también de "El cine argentino en la
historia
argentina" (1958/1998) y co-autor y compilador, con Alfredo
Scaglia, de Rosarinos en pantalla.

A Varea siempre lo fascinó el cine.
"Cuando era chico había mucho y muy interesante movimiento
en materia de
cine en la Argentina. Pasada la dictadura me quedó un
profundo interés
por saber todo lo que había pasado durante esos
años", cuenta Varea argumentando de algún modo su
inclinación por el tema, una cuestión que ya en
1999 comenzó a abordar en El cine argentino en la historia
argentina 1958/1998, publicado de forma independiente.

El cine argentino durante la dictadura
militar (1976 – 1983) obtuvo el primer premio del Concurso
Municipal de Ensayo 2005
convocado por la Secretaría de Cultura y
Educación
de la ciudad de Rosario.

"La censura puso trabas no sólo en
la exhibición, sino incluso en la gestación de las
películas, entre otras cosas proscribiendo actores. En
este sentido creo que en el cine es en dónde hoy notamos
la irrupción de la Dictadura militar en la Argentina".
Así, películas con temas extemporáneos,
actuaciones peripatéticas bajo la guía de
improvisados directores y hasta cierto sesgo "tradicionalista" en
el modo de filmar, son la marca en el orillo de los films que
pueblan las carteleras de los cines comerciales a mediados de los
70's en el país. "Es un cine lavado, un cine que
evidentemente –a veces brutalmente–, ha pasado por muchos
filtros", explica Fernando Varea.

REPORTAJE

P: - A la hora de escribir tu
libro:
¿Por qué te inclinaste por la etapa oscura que
atravesó el cine durante la dictadura
militar?

FV: Había publicado una investigación sobre el cine
argentino como representación de los hechos
históricos ocurridos en los últimos cuarenta
años, y cuando abordé la dictadura militar 76/83 me
di cuenta que era una etapa muy interesante para explorar. Viendo
casualmente por TV películas intrascendentes de esa
época, por ejemplo, descubría diálogos y
situaciones inquietantes. Me pareció
periodísticamente valioso trazar un cuadro de
situación de esos años partiendo de lo que
ocurría en el ámbito del cine.

P: – ¿Qué aspectos, a tu
criterio, fueron los más censurados en esa
época?

FV: Hay varios trabajos de
investigación relacionados con este tema, y sería
muy largo de explicar. En varias partes de mi libro expongo que
la censura se aplicó de diferentes maneras y por diversos
motivos: eran prohibidos desde actores, escritores y directores
estigmatizados por haber tenido militancia política en los
años previos (o por ser considerados opositores a la
dictadura), hasta escenas (o películas enteras, tanto
nacionales como extranjeras) por incluir desnudos, alusiones
irónicas a instituciones
como la Policía o el Ejército, referencias al
peronismo, etc.

 P: – ¿Qué medio de
comunicación se vio más afectado por
la dictadura?

FV: Es un tema para discutir
qué expresiones culturales sufrieron en mayor medida
la represión. Tal vez fue más fuerte en los diarios
y los canales de TV (todos estatales), que terminaron siendo
portavoces de la dictadura, mientras que fue menos evidente, por
ejemplo, en algunas manifestaciones artísticas menos
masivas (como el teatro
independiente y el rock
nacional).

P: – ¿Crees que el cine
evolucionó desde aquella época hasta
hoy?
FV: Como escribo en el último párrafo
de mi libro, terminada la dictadura los efectos se sintieron en
nuestro cine: no hubo una nueva generación de cineastas, y
se siguió haciendo un cine (si
bien temáticamente más cuestionador)
prejuicioso y sin riesgos
formales. La situación cambió bastante desde fines
de los años '90.

P: – ¿Cuál es tu
opinión sobre el cine nacional actual?

FV: Hay directores y películas
muy buenos, y se vienen haciendo, además,
muchos documentales que al valor
testimonial le suman ideas interesantes de guión y
realización. Otros aspectos (la producción, la
exhibición, la conservación de material
fílmico) dejan en evidencia la indiferencia y
las contradicciones en materia de política cultural
de los gobiernos que hemos tenido desde la recuperación de
la democracia.

 P: – ¿Hoy por hoy,
crees que hay algún tipo de censura en los medios de
comunicación?
FV: Sí la hay. Si bien no
es tan ostensible como la de aquellos años (y,
afortunadamente, enfrentada a la posibilidad que da la democracia
de denunciar a quien atente contra la libertad de
expresión), ni existe ya demasiada
preocupación por la exhibición de violencia,
sexo o ideas
políticas, de todas formas, por distintas
circunstancias, determinados productos
culturales son marginados.

P: – ¿Cuál fue el mejor
momento del cine nacional?

FV: El cine nacional de los
'30 y '40 pasó por un período de esplendor
profesional e industrial y gran popularidad. A fines de los '50 y
principios de
los '60 hubo cambios en buena medida necesarios e
interesantes: directores como Leopoldo Torre Nilsson, Fernando
Birri, o más tarde Leonardo Favio, hicieron
películas notables, que vuelven a verse y a valorarse una
y otra vez. A mediados de los '70 (precisamente antes de la
dictadura) varias buenas películas argentinas sobre
hechos históricos, historias cotidianas y personajes
populares alcanzaron gran éxito
("Juan Moreira", "La Patagonia
rebelde","La tregua", "Nazareno Cruz y el lobo", "La Raulito" y
varias más). La renovación que se dio a fines de
los '90 (con directores nuevos como Lucrecia Martel)
también me parece valiosa.

EL FANTASMA DE LA
LIBERTAD

Si se habla de autoritarismo en el mundo
del cine, se piensa inmediatamente en instituciones sobre
protectoras y funcionarios moralistas. Todavía hoy, ya sin
organismos oficiales de censura en nuestro país –y
más de veinte años después de haberse
abolido el Ente de Calificación Cinematográfica,
asoman indignadas notas editoriales, solicitadas y marchas cuando
se ejerce algún tipo de presión
para impedir o dificultar la difusión de alguna
expresión artística. No es un mal síntoma,
visto como la saludable reacción de una sociedad celosa
por defender sus libertades, durante tantos años
coartadas. Pero no existe la misma preocupación por otras
formas de censura más sutiles o engañosas, no
provenientes de personas u organismos ajenos al quehacer
cinematográfico, sino de sus mismas
entrañas.Algunas se manifiestan con descaro, como cuando
los productores de la transmisión televisiva de la entrega
de los Oscar le impidieron a Jorge Drexler interpretar su
canción nominada a los premios. "He visto la cara
más furiosa del fundamentalismo mediático",
declaró el cantautor uruguayo en esa ocasión, en
que la censura no se ejerció por exposición
de sexo o de violencia ni por razones políticas o
religiosas, sino por carencia de fama o glamour. Sin irse tan
lejos, y con argumentos parecidos, desde hace años los
canales privados de la TV abierta argentina programan
únicamente películas de Hollywood –o
bendecidas por Hollywood, como La vida es bella o El
hijo de la novia
, restringiéndole a los televidentes
la posibilidad de acceder a obras cinematográficas de
diversos orígenes y estilos. Como en antiguas
épocas, otros deciden qué debemos y qué no
debemos ver, aunque ya no se ocupan de ello cerrados censores
sino empresarios sedientos de rating.

Otro tanto hacen distribuidores y
exhibidores cuando marginan películas con la argucia de
que no son del interés del público, algo
difícil de comprobar teniendo en cuenta que la gente
prácticamente no tiene oportunidad de verlas (por lo
general no se estrenan o se exhiben en horarios decididamente
incómodos). Por otra parte, creerles implicaría la
ingenuidad de ignorar las impresionantes campañas
publicitarias que estimulan la "necesidad" de ver determinados
films, especialmente los destinados al público infantil y
adolescente, que se estrenan acompañados de una verdadera
artillería de figuritas, revistas, juguetes,
CD,
videogames, reposiciones en TV, etc. (no por nada se los suele
definir como tanques). Puede discutirse si la gente elige o si
eligen por ella, si va a ver lo que quiere o lo que puede, pero
entre tanto basta echar un vistazo a la cartelera semanal de los
cines o a las estanterías de la mayoría de los
video-clubes, para reconocer que no suele encontrarse allí
una pluralidad de opciones.

Lo sorprendente es que, en muchos casos,
funcionarios y programadores de salas independientes eligen,
también, esas películas para proyectar en
ámbitos públicos, por lo que –en un verdadero
círculo vicioso los mismos films con Mel Gibson o Arnold
Schwarzenegger se repiten en las salas comerciales, en las
alternativas, en los video-clubs y en la TV. Esa uniformidad
altera la capacidad de apreciar obras que se salgan del lenguaje
convencional y de pautas previsibles, y entonces terminan siendo
censuradas –con más o menos disimulo
películas con excesivos silencios o con planos cuya
duración exceda lo que acostumbran los video-clips, con
personajes o finales ambiguos, con historias que lleven al
desconcierto lúdico o a reflexiones abiertas, sin
conclusiones predigeridas.

Cabe recordar que en los años "60,
el Instituto Nacional de Cinematografía calificaba a las
películas en "A" y "B", y las que entraban en esta
última categoría –por ponerse en duda su
calidad y sus atractivos comerciales se consideraban "de
exhibición no obligatoria"; entre las que corrieron esa
suerte figuran Los inundados (Fernando Birri) y El
dependiente
(Leonardo Favio). Hoy, de hecho, existe una
discriminación similar, no establecida por
reglas del Estado sino
del mercado.

Suele suceder, asimismo, que los propios
realizadores, ante el miedo a no contar con la
"aprobación" de quienes deciden la exhibición de
una película, terminan acotando riesgos y autocensurando
sus inquietudes.

También entre los defensores del
cine de calidad suele haber actitudes
limitativas. Un lustro atrás, en el estatal Canal 7
existió un ciclo en el que se programaban films de
Fellini, Tarkovski, Kitano, Loach, Taviani, Sokurov,
Guédiguian, Ming-liang y otros directores igualmente
valiosos, en horario central, en su idioma original y
subtitulados al castellano. Pero
el milagroso espacio televisivo se llamaba, de manera elitista,
El otro cine, como si aquello que tiene valor
artístico debiera forzosamente estar separado,
discriminado en un rincón aparte.Y así como son
habituales manifestaciones intolerantes de algunos directores
ante los comentarios adversos de los críticos,
éstos, a su vez, acostumbran ejercer un autoritarismo casi
policial cuando se dirigen al potencial espectador empleando
expresiones como "No vaya", "Ni se le ocurra",
"¿Qué espera para ir a verla?", "Prohibido
perdérsela", "Usted debe verla", etc. La sensación
es que sólo la opinión de uno es la que importa, y
si alguien disiente es por ignorancia o resentimiento.

Tal vez ocurra como en ciertas
películas, en las que cuesta reconocer que los "malos"
están camuflados dentro del mismo bando; tal vez, a
ciertos sectores les convenga que desviemos nuestras broncas para
no perjudicar directamente sus intereses. Lo cierto es que,
muchas veces, quienes nos adulan hablando de la magia y la
libertad del
cine, casi sin que nos demos cuenta, son quienes deciden por
nosotros.

Fernando G. Varea – Revista de
cultura Lote Nº 94, mayo de 2005

Juanita de
Pargament – Madre de Plaza de Mayo

Es una de las fundadoras de la
Asociación Madres de Plaza de Mayo. Activas y vital, con
sus 95 años, sigue luchando día a día con
tenacidad y compromiso en el trabajo silencioso de buscar
Justicia por los crímenes de lesa humanidad cometidos por
la dictadura militar. Juanita no me deja preguntarle nada,
empieza sola a hablar y comienza su relato de la siguiente
forma:

JP: No sólo los medios de
comunicación censuraban. ¡La vida en sí
censuraban! Andábamos todos sintiendo miedo, no se
podía caminar libremente por la calle, uno ya andaba
pensando en lo que podía pasarle. Imaginate una vida en
paz y feliz…Bueno, en aquella época vivíamos
todo lo contrario. "Su hijo desapareció". A vos te parece?
"Sus hijos se desvanecieron", como decían los ingleses.
Nuestros hijos no volvieron nunca más. Teníamos que
salir a buscarlos, salíamos a la mañana,
volvíamos a la noche, cruzábamos las calles y nos
volvíamos siempre con las manos vacías. Nuestros
chicos tenían, quizás, una forma distinta de pensar
que la tenía el gobierno. Pero eso no es excusa. Nosotras
queríamos saber dónde estaban. Bueno, ahora
sí…preguntame.

P: ¿Qué imagen se daba a
través del cine que se veía en aquellos
años?

JP: Una imagen distorsionada, falsa,
completamente falsa. Eran tan manipuladores que a uno de
sólo pensarlo se le revolvía el estómago.
Nos hacían creer que vivíamos en un estado de
armonía, con los valores de
la familia y
la amistad, el
respeto y la
solidaridad a
flor de piel. Eran
todas películas – ¿Cómo decirlo? -para
idiotas. Estábamos en un país anárquico,
totalitario. Cada paso que daba el gobierno, dejaba sangre,
desapariciones y muertes. El cine no fue ajeno a esta
situación. La industria
cinematográfica entera, directores, actores,
guionistas..Todos eran censurados. No se salvaba nadie,
sólo ellos (los militares) mismos. Lo que se intentaba
transmitir desde el cine nacional era el humor, un poco de
acción,
felicidad y por supuesto la propaganda
política.

P: ¿Recuerda alguna
película en particular de aquella
época?

JP: No sé si una en particular,
recuerdo que todas nos querían vender una imagen de un
país que estaba bajo control, estaba
lleno de finales felices. Claramente, no había ninguna
similitud con la realidad. En las películas se mostraban
"dirigentes" que luchaban contra el mal, defendían el
orden público y velaban por la seguridad del país.
Una buena propaganda política. Pero los argentinos nunca
fuimos tan tontos como para no ver lo que teníamos en
frente de los ojos. Nos inundaba un sentimiento de impunidad e
impotencia, día tras día. Me gustaría
mencionar también la película "GARAGE OLIMPICO".
Excelente película. Esa sí que rompió con
todos los esquemas. Para volver a ver!

P: ¿Actualmente, sufren
algún tipo de censura a la hora de llevar a cabo su lucha
diaria?

JP: Por suerte no, nos manejamos
libremente, podemos decir y hacer lo que queremos. Así
debe ser. Hemos sido amenazadas varias veces, hemos sufrido
distintos tipos de censura. Nos han ofrecido plata, nos han
puesto millones de obstáculos. Pero no pudieron acallar
nuestro grito. Seguimos gritando, seguimos luchando y no hay
censura que pueda impedir que sigamos en la búsqueda de
respuestas, de justicia. Actualmente, contamos con mucho apoyo
por parte del gobierno. Seguramente podemos criticar muchas cosas
pero en materia de Derechos Humanos
hay que reconocer que se manejan con solidaridad, cariño y
buena voluntad. Nosotras, hoy, no podemos quejarnos por
eso.

Monografias.com

Pablo Sapere –
Periodista de cine

P: ¿Creés en el cine
argentino?

PS: Creo en el cine argentino.
Considero que es admirable como ha logrado salir adelante
después de sufrir un golpe tan duro como lo fue la
dictadura militar del 76. Fueron años muy oscuros, la
censura, la cantidad de cortes, las desapariciones y el maltrato
a figuras pertinentes a la industria. Las políticas
oficiales nunca ayudaron mucho, pero considero que hoy en
día estamos atravesando un buen momento. Hay que estar
agradecidos y contentos. Creo en el cine argentino,
definitivamente.

P: ¿Actualmente el cine nacional
sigue sufriendo algún tipo de censura?

PS: Sí, claro que en menor
medida. La censura sigue estando. La única diferencia con
aquellos años es que hoy si cortás o
modificás algún film, te sancionan, tenés
que pagar.

P: ¿Qué es lo que se
promovía desde el cine durante los años de
represión?

PS: El Proceso
transmitía un "ser nacional", pero este "ser nacional"
traía consigo muerte, robo,
desaparición y una cultura oficial. La marcha del discurso de la
dictadura hacia un control total y efectivo fue expresamente
promocionada a través de la Industria del Cine. Fue uno de
los rubros que más utilizó el gobierno para poder
promoveer sus ideas antisubversivas. En las películas se
mostraban imágenes e historias de familias felices con las
que soñaba el Proceso, como en "Comandos azules"
de Emilio Vieyra, "La mamá de la novia" de Enrique
Carreras, entre otras. Básicamente buscaban transmitir una
de idea de país ordenado, civilizado, en paz. Nada
más alejado de la realidad.

Luis Emilio Perez
-Periodista y Locutor

P: La censura despertó el ingenio
de los cineastas. Los directores de hoy no tienen que luchar
contra ella. ¿Es algo que no favorece al cine
actual?

LP: No creo que sea así, es
evidente que la censura despierta las fantasías y la
originalidad a la hora de crear, producir y actuar. Pero desde mi
punto de vista, considero que el cine argentino, tiene muchas
cosas buenas, directores que dejan volar sus ideas (porque pueden
hacerlo libremente)y las plasman en sus obras,, actores que se
involucran tanto en los personajes que, en algunos casos, te
hacen lagrimear de emoción, tristeza o bronca, guionistas
excelentes y demás. Estoy orgulloso de nuestro cine, ha
sabido superar épocas difíciles, hay que
reconocerlo. Estamos rodeados de gente talentosa y no tengo dudas
de que tenemos una de las mejores Industrias
cinematográficas del mundo. Además, sería
muy triste decir que el hecho de no poder expresarnos
"libremente" no saca el ingenio…

P: ¿Con qué género
del cine fueron más severos a la hora de aplicar la
censura? ¿Había algún tipo de
distinción?

LP: La censura es sumamente irracional,
uno empieza censurando algo y luego se termina yendo por las
ramas. El criterio que se utilizaba a la hora de censurar era muy
amplio. Recuerdo una feria del libro en el año 78 en la
que se vendía un libro llamado "La Cuba
Electrolítica". Este libro fue censurado porque
según el gobierno, hacia referencia a Cuba, cuando en
realidad una cuba electrolítica es una celda
polimérica para electrólisis del cobre. A
partir de esto, sacá tus propias
conclusiones…

P: ¿Es una carga que nos
acompañará siempre, que debemos aceptar y
comprender?

LP: No creo que debamos sentirlo como
una carga. Lo que sí creo es que debemos comprender y
tener noción de lo que vivía nuestra sociedad 30
años atrás. El cine argentino actual es como es y
tiene las características que tiene, entre otras cosas,
por haber atravesado esa etapa nefasta de su historia. Nada
sería lo mismo, no podría decirte si
tendríamos un cine mejor o peor, simplemente no
sería igual.

P: ¿Hay censura hoy en
día?

LP: La censura es que ejerce el estado,
persona o
grupo
influyente para prohibir la difusión de algo en
particular. Hoy, si bien, vivimos en democracia, la censura
siempre está. Hay muchísimas formas de llevarla a
cabo, puede ser una censura formal o informal por ejemplo. Nunca
nos vamos a salvar. Con eso sí que vamos a tener que
cargar toda la vida.

P: ¿Se censuraron
películas extrajeras durante el Proceso?

PS: Muchísimas. Me vienen a la
memoria
"LLUEVE SOBRE SANTIAGO" que hacía referencia al golpe de estado
en Chile y fue prohibida al igual que "LA BATTALA DE ARGELIA"
que, por ejemplo yo pude verla recién en el año 84.
Podríamos seguir la lista, hay una cantidad
increíble de películas extranjeras censuradas
durante el Proceso.

Conclusión

A través de la realización de
este trabajo, podemos concluir diciendo que efectivamente, la
Junta Militar, utilizó los medios de comunicación
como un instrumento para moldear la mente de la sociedad,
difundir sus políticas antisubversivas y reprimir aspectos
como

No han existido, a lo largo de nuestra
historia, medios de comunicación que no hayan sido
censurados, en mayor o menor medida, dependiendo siempre de la
época y del gobierno de turno.

Durante el último gobierno de facto,
el cine nacional ha sufrido una censura sin precedentes. No fue
casual la debacle de la que fue protagonista la industria
cinematográfica desde mediados de los setenta hasta
mediados de los ochenta, sino que fue producto de
una serie de siniestros mecanismos ideados para vender una imagen
distorsionada de la realidad, violentando la libertad de prensa y la
libertad de expresión tuteladas por nuestra Constitución Nacional y Tratados
Internacionales de Derechos Humanos.

De todas las paradojas que rodean en la
Argentina a la censura cinematográfica, la más
inquietante es la falta de información sobre lo que se corta o
prohibe. Al gobierno y a la censura no les conviene publicitar
las restricciones que ordenan. A los dueños del film y
salas les perjudica comunicar que su espectáculo ha sido
recortado. El silencio rodea así a esas operaciones, pero
se rompe cuando el espectador protesta. Por eso, no nos quedemos
callados. La censura es INMORAL, no nos dejemos
engañar.

¿Es posible que el
antónimo de "el olvido" no sea "la memoria" sino la
justicia?"

Yosef H. Yerushalmi

Bibliografía
disponible

 

 

 

 

 

Magdalena Ayelén
Berta

[1] http://www.jardindegente.com.ar/index.php?nota=paralelos_506

[2] Octavio Getino (León, 6 de agosto
de 1935) es un director de cine, narrador e investigador de
medios de comunicación y cultura argentino, de origen
español.

[3] (Historia Visual de la Argentina
contemporánea, Clarín, El "Proceso" Militar).

[4] (Diario "Página 12", 10 de
diciembre de 1995)

[5] Eduardo Antín

[6] CINE ARGENTINO: UNA HISTORIA – Pablo
Sapere €“ Periodista de Cine.

Partes: 1, 2, 3
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