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El español como lengua de poder en el fallido proceso de paz colombiano (página 7)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

VERÓN, Elíseo (1993): La Semiosis social.
Fragmentos de una teoría
de la discursividad. Editorial Gedisa, S.A. Primera edición. Barcelona. España.

VILLAVECES, Santiago (1996). "La invisibilidad de la Violencia".
Revista
Digital Proceso de
Paz. Universidad
Sergio Arboleda de Bogotá. http:
//www.procesodepaz.com. Fuente: Revista Colombiana
Utopías.

 

 

 

 

Autor:

Olivia Osorio Rivera

Alcalá de Henares

2009

[1] "(…( un hablante en tanto sujeto
discursivo produce un determinado discurso en
el marco de una interacción que, a su vez, está
inscrita dentro de una serie en función
de diferentes tipos de relaciones discursivas de las que forma
parte. Este sujeto discursivo en su intento comunicativo
produce su discurso a partir de la utilización de los
recursos que le
proveen los diferentes códigos. La combinación de
estos recursos es lo que le permitirá conformar estrategias
discursivas. Ellas constituyen un principio de organización que el sujeto discursivo
pone en funcionamiento para la producción de su propio discurso. Dar
cuenta de cómo se conforman y qué efectos logran
las estrategias discursivas es tarea del analista del discurso"
(Martín Méndez, Salvio, 2000: 924).

[2] "Al concepto de
discurso hemos identificado sus tres dimensiones principales:
a) el uso del lenguaje; b)
la
comunicación de creencias (cognición), y c)
la interacción en situaciones de índole social"
(Van Dijk, 2000: 23).

[3] "La noción de discurso es
esencialmente difusa. Como suele suceder en el caso de
conceptos que remiten a fenómenos complejos, es la
disciplina
en su totalidad, en nuestro caso el nuevo campo
transdisciplinario de los estudios del discurso (también
llamado "análisis del discurso"), lo que
proporciona la definición fundamental que se busca (Van
Dijk, 2000: 21).

[4] Fowwler et al (1979), Fairclough (1989,
1995), Van Dijk (1993) y M. Toolman (1997), coinciden en
estudiar el discurso como un marco que posibilita de relaciones
de poder
asimétricas.

[5] En épocas, a la postre no tan
recientes, la exclusión en Colombia se
puede explicar desde un léxico que habla de servidumbre
entre los dueños de las tierras que propugnaban por unas
relaciones feudales con los campesinos que les obedecían
ciegamente y servilismo entre los dueños o caciques
políticos y sus electores que no tenían
más conciencia
política
que la de sus amos. Pero, los campesinos se revelaron y la
abstención política en épocas de
elecciones, le ha ganado el paso a los caciques de turno. A
partir de la segunda mitad del siglo XX, la exclusión
encontraría el léxico apropiado en las industrias
con ganancias exorbitantes y en los bancos que se
regodeaban con un dinero que
no terminaba de crecer, sujeto a una especulación que no
tenía ningún control por
parte del Estado.
Entonces, apareció el fortalecimiento de las guerrillas
y con él, llegaron las extorsiones y los secuestros como
una salida para participar en el festín económico
del que se beneficiaban unos pocos. Para la fecha, la
exclusión encuentra su significado en la violencia
porque los excluidos fueron creciendo al margen de un estado
que nunca sintieron como propio, además de sentirse
sujetos a unas leyes que nunca
terminaron de comprender. Entonces, los excluidos construyeron
sus propias leyes, su propio país y su propio poder y
nacieron las culturas construidas con una legalidad
diferente a la que se propugnaba desde el gobierno y que
ahora se distinguen como guerrillas de izquierda, las que a su
vez han excluido a aquellos que no comparten sus ideas y han
dado pie a que aparezcan los grupos
paramilitares de derecha. Son culturas construidas, cada cual
con su propia legalidad, las mismas que viven en
confrontación permanente con la "otra Colombia", la de
las elites que ven en la guerra el
único camino para solucionar el conflicto
colombiano.

[6] "El proceso de desintegración
social y política que se observa en Colombia desde
mediados de siglo XX no es más que la expresión
del fracaso y la incapacidad de estas elites modernizadoras por
cumplir sus propias responsabilidades históricas. Las
elites dirigentes del país son así, estrictamente
elites modernizadoras, en el sentido más autoritario del
término, en la medida que han introducido en el
país lógicas y procesos de
modernización occidental sin ninguna articulación
con la sociedad
misma a la que han ahogado bajo los esquemas de un clientelismo
político exacerbado y bajo la violencia que ha producido
en la última mitad del siglo más de medio
millón de asesinados". (Gustavo Petro: Bruselas, 11de
enero de 1996). El autor de este escrito, fue miembro del M-19
desde 1977; parte de su dirección nacional desde 1985, año
en el que fue puesto preso; y en 1989, participó en el
proceso de dejación de armas de esa
organización guerrillera; luego en la AD-M19, fue
miembro del Congreso de la
República desde1991 hasta 1994)

[7] "La memoria
de La Violencia sigue siendo, en efecto, singularmente fuerte.
Una memoria
compleja, como lo ha sido La Violencia misma. Ella es memoria
de una guerra civil entre los dos partidos tradicionales, y
que, del lado conservador, ha tomado la forma de una verdadera
cruzada religiosa para instaurar, sobre los escombros del
liberalismo,
un "orden católico". Ella reenvía también
a la experiencia de numerosos campesinos, especialmente en las
regiones cafeteras, desposeídos de sus bienes y
obligados a desplazarse hacia las ciudades o las zonas de
colonización. Ella evoca la ruptura de las organizaciones
populares, sindicatos y
asociaciones campesinas y el repliegue sobre estrategias
individuales de sobrevivencia. Sobre todo, ella es asociada,
por las clases populares de los dos partidos, a una
humillación colectiva, pues esas clases se han
desgarrado entre sí por una causa que enseguida
descubrieron que no era la suya, sino que era la de las elites
y los pequeños potentados locales que, con el Frente
Nacional, se han reconciliado sobre sus espaldas"
(Pécaut, Daniel: 1996)

[8] "En Colombia, la reacción al
proceso de modernización autoritario, no vino de
movimientos masivos de la sociedad en defensa y resistencia de
su propia historia, como puede
observarse por ejemplo en el crecimiento de los movimientos
islámicos o en la insurgencia del movimiento
obrero europeo; sino de elites revolucionarias que en lugar de
adoptar la forma de partidos de clase o de
masas por la existencia del mismo régimen
político, adoptaron la forma de guerrillas
revolucionarias que desde mediados del siglo deambulan por los
campos de Colombia. Nosotros somos en realidad los fundadores
de la guerrilla andante en el mundo, que como Quijotes nos
abrogamos la tarea de salvar nuestra sociedad, destruyendo
molinos de viento y deshaciendo entuertos". (Gustavo Petro:
1996)

[9] La burguesía colombiana mantuvo y
mantiene un gran temor por los movimientos sociales, bien sea
de obreros, estudiantes, profesores, etc. Este temor la ha
llevado a firmar pactos con terratenientes y con grupos
económicos que han sumido al país en políticas antidemocráticas, las
mismas que han hecho que la burguesía se mire más
como una oligarquía excluyente.

[10] Este boom sobre los estudios de la
violencia tiene sus críticas. Entre las más
importantes está la siguiente: "Habría que
empezar hablando sobre la movilización de significados
que tiene el concepto de violencia, partiendo de una premisa
fundamental: la conceptualización de la violencia borra
en sí misma el hecho violento. Dentro de todas las
conceptualizaciones no existe la cara humana, no se presenta el
sufrimiento real, por eso generan discursos
que tratan de envolver el hecho violento pero que en sí
mismo se les escapa. Esto tiene muchísimas proyecciones.
Hay que preguntarse hasta qué punto esos discursos
están conformando unos imaginarios acerca de qué
es la violencia; hasta qué punto están borrando
el "corazón"
de lo que es el sufrimiento; hasta qué punto lo
están instrumentalizando; hasta qué punto la
violencia se convierte simplemente en un factor de
explicación política, histórica, de
explicación en términos abstractos o
estadísticos, pero sin darle cabida al componente
humano. Es aquí donde se puede hablar de "invisibilidad
de la violencia", de discursos que invisibilizan cosas que
ocurren en la realidad concreta y que por las situaciones y
contextos de este país cobran una importancia
gigantesca, se potencializan enormemente. Es lo que sucede con
la "violentología", un caso único en el mundo, en
ningún otro lado hay violentólogos. Uno aqui va a
una libreria y después de literatura lo
que encuentra son estudios de violentologia urbana, rural,
todas las explicaciones que se quieran: sociológicas,
históricas, políticas, etc. Pero ¿hasta
qué punto está exhausto ese discurso? Octavio Paz
dice que en ciertos momentos de la historia se puede pasar muy
fácilmente del símbolo al garabato, y el garabato
es el símbolo vacío. A mí me da la
impresión de que en cierto sentido todos los estudios
sobre la violencia se han vuelto garabatos. ¿Qué
están movilizando socialmente esos discursos? Es
necesario localizarlos, ver dónde y para qué se
están produciendo, en qué contexto
específico. En el caso de los violentólogos
habría que investigar cómo penetró ese
discurso en unos académicos; como, de acuerdo a una
situación coyuntural política muy
específica, se pasa del intelectual de izquierda a un
intelectual más cercano al Estado; por qué se
acuña ese término y por qué se genera ese
boom, cuál es su razón de ser, los discursos no
son gratuitos. Posiblemente la violentología tiene otras
justificaciones que no son específicamente la
explicación del fenómeno de la violencia.
(Santiago Villaveces: 1996)

[11] "Hacia 1977-80, cuando la violencia
comenzó de nuevo a ser percibida como un fenómeno
amenazante, amplias franjas de la opinión
responsabilizaron de ello al desgaste y a las taras del
régimen del Frente Nacional. Este sistema de
división del poder entre los dos partidos tradicionales,
establecido en 1958 para poner fin a La Violencia por una
fórmula de tipo «consencional»,
continúa recogiendo en cada elección más
del 90% de los sufragios. Pero este resultado, hipotecado por
una abstención crónica, lo es también por
la influencia del clientelismo y los obstáculos puestos
a la expresión de una oposición. Si el
régimen se reclama del pluralismo democrático y
del estado de
derecho, su funcionamiento está cada vez más
viciado por el recurso crónico a las medidas de
excepción, medidas que toman, a partir de 1978, un giro
aún más inquietante con la adopción, bajo la presión
de los militares, de un "estatuto de seguridad",
poniendo en cuestión las libertades fundamentales.
Ciertamente, es difícil asimilar el Frente Nacional a
las dictaduras del Cono Sur e incluso al régimen
mexicano: sigue siendo muy «civilista», incluso
cuando concede un vasto margen de autonomía a las
fuerzas militares, y está lejos de controlar a la
sociedad. La mayor parte de los autores se contentan con
denunciarlo como "democracia
restringida" como arreglo de facto, nacido de la violencia y
que sigue descansando sobre el uso de una violencia larvada, y,
en todo caso, desprovisto de verdadera legitimidad. Esta
argumentación es ampliamente retomada por vastos
sectores de la opinión. Las guerrillas y sus
simpatizantes no hacen sino llevarla más lejos arguyendo
que, en esas condiciones, el recurso a la lucha armada es no
sólo la única vía posible para combatir la
falsa democracia, sino una vía legítima. La
existencia de guerrillas no es nueva. Ella no ha dejado de
acompañar al Frente Nacional. Pero hasta entonces no
había constituido sino un fenómeno
periférico, pasando por altos y bajos, e incapaz de
inquietar al régimen. Las FARC, el ELN
y el EPL, las tres grandes organizaciones creadas en los
años 60, hacían de alguna manera parte del
paisaje. La aparición de una nueva organización,
el M-19, a finales de los años 70, no modifica por
sí sola esta relación de fuerza, pues
incluso está menos bien instalada que sus predecesoras.
Pero, esforzándose por instalarse en las ciudades –
hasta ese momento preservadas -, innova utilizando un lenguaje
nacionalista y, sobre todo, contribuyendo a difundir el rechazo
al régimen entre las clases medias egresadas de las
universidades. Todo el problema consiste en saber si la
acción de la población, las clases medias educadas
amplían sus efectivos. Tantas formas de
modernización que afectan las bases de un Frente
Nacional que da la impresión de estar prisionero de la
sociedad tradicional, alimenta el escepticismo, la
apatía y la abstención. Estos elementos incitan
también a arrebatos intempestivos de movilización
(las "huelgas cívicas") y a una simpatía hacia
los grandes hechos del M-19. Pero no conducen a ratificar
masivamente la lucha armada. Pues las guerrillas, con la
excepción del M-19, dan la impresión de estar no
menos agarradas que el Frente Nacional por el viejo
país, el país rural, sustraído a la
modernidad,
encasillado en redes de dominio. Si es
verdad que las aspiraciones de las clases urbanas, medias y
populares, apuntan sobre todo a una aceleración de la
modernización cultural, ellas no pueden reconocerse en
el lenguaje
político de las FARC y otras organizaciones
revolucionarias" (Pécaut, Daniel: 1996)

[12] Durante los últimos veinte
años se pueden distinguir varios períodos en los
que se han iniciado procesos de paz en Colombia: el primero se
dio entre 1982 y 1985 y tuvo como gestores a las FARC, el M-19,
y el EPL del lado de los disidentes, y del otro, al Gobierno
Nacional. Por aquel entonces, los grupos insurgentes
querían seguir conservando su estatus de insurgentes y
no estudiaron la posibilidad del desarme y mucho menos de
acceder a un espacio político institucionalizado. Por su
parte, el Estado-
con el ejército que se presentaba recalcitrante ante
cualquier cambio – no
se mostró dispuesto a iniciar el proceso de
democratización del país; la sociedad civil,
débil e incipiente, no contaba con autonomía
suficiente presionar por una negociación. El segundo tuvo sus inicios
cuando el M-19, más concretamente el 10 de Enero de
1989, convocó a una nueva negociación de paz y
entregó las armas para empezar a hacer política
dentro de la institucionalidad. Este estilo de proceso de
negociación en que se entregaba las armas y se entraba a
la legalidad fue seguido por el EPL, el PRT y el Quintín
Lame. Estas organizaciones guerrilleras buscaron con este tipo
de negociación que se transformaran las políticas
de Estado y que en Colombia se diera la apertura hacia una
verdadera democracia. El tercer período tiene que ver
con la Asamblea Nacional Constituyente y con la creación
de una nueva Constitución Política en la que
intervinieron todos los sectores populares que estaban dentro
de la legalidad y que escribieron para Colombia una Carta Magna
moderna y democrática. En este último
período nace el proceso de paz que más esperanza
trajo para el país: las FARC-EP y Gobierno Nacional
unidos por el proyecto
común de encontrar la paz para Colombia.

[13] "Las fases de negociación con las
guerrillas se han caracterizado por una exacerbación de
las grandes maniobras estratégicas. De 1984 a 1987, las
guerrillas aprovecharon el cese al fuego acordado con B.
Betancur para reforzar su establecimiento. En diciembre de
1990, mientras que se perfilaba una nueva negociación,
los militares han tomado la delantera apoderándose del
cuartel general de las FARC-EP y las guerrillas han seguido
lanzando una vasta ofensiva. Negociando y haciendo reformas, el
gobierno ha obtenido resultados no despreciables: el desarme
del M-19, del EPL y de otras organizaciones guerrilleras de
menor importancia. La convocatoria de la Constituyente ha
aparecido como un éxito. Un buen número de antiguos
contestatarios puebla en adelante las altas esferas
gubernamentales. Los antiguos dirigentes del M19 y del EPL han
pasado sin transición de la clandestinidad a la
participación en el poder. Las guerrillas no han sido
del todo perdedoras. Si su aura política ha palidecido,
han acrecentado su imperio territorial y han conservado el
monopolio de
la oposición. Sin embargo, los diálogos con las
guerrillas son interrumpidos después de 1992. Una
iniciativa de E. Samper por retomarlos, sin condiciones
previas, ha derivado en confusión, dando el gobierno la
impresión de no saber lo que quería; los
militares manifiestan su hostilidad; las guerrillas, su
indiferencia. En cuanto a los tratos con los narcotraficantes,
la crisis del
gobierno de E. Samper pone en cuestión el proseguirlos.
La duda se ha insinuado sobre el alcance de negociaciones que
no han impedido a la violencia extenderse ni al tráfico
de droga
prosperar Por añadidura, esas transacciones
políticas con resultados contrastados tienen un costo. Ellas
arrastran a las instituciones al campo de las interacciones
estratégicas. Basta considerar el ejemplo de la justicia
para darse cuenta de que las instituciones están
sometidas a acomodamientos circunstanciales que arruinan su
autoridad".
(Pécaut, Daniel: 1996)

[14] "el análisis del discurso para mi
es esencialmente multidisciplinario, e involucra la lingüística, la poética, la
semiótica, la psicología, la
sociología, la antropología, la historia y la
investigación en comunicación. Lo que me resulta
importante sin embargo es que precisamente por su naturaleza
multifacética, esta investigación multidisciplinaria
debería ser integrada. Deberíamos diseñar
teorías complejas que den cuenta de la
dimensión cognitiva, social, política e
histórica del discurso" (Van Dijk, Teun: 1995).

[15] "En el contexto se encuentran los
participantes, el tiempo y el
lugar de la situación de producción de un
discurso (Van Dijk, 1984).

[16] Durant, Alan (1998) Aspectos
problemáticos del significado: Análisis
crítico del discurso y compromiso social. En: Poder
decir o el Poder de los Discursos. Martín Rojo, Luisa y
Whittaker, Rachel. Madrid:
Ediciones Universidad Autónoma de Madrid, Pgs, 123
-124.

[17] "Toda emisión es un acto de
habla, de modo que el conjunto es muy amplio. Incluye hacer
afirmaciones, hacer pedidos, hacer promesas, dar
órdenes, advertir, etc. Al mismo tiempo, para dar
órdenes, para poder hacer promesas, para advertir, se
llevan a cabo otros dos tipos de actos que son mucho más
abstractos y a los que los filósofos le han dedicado mucho
más tiempo: la referencia y la predicación. Es
decir, se aíslan, definen y caracterizan elementos que
pueden ser individuales, generales, etc., y se predica algo de
ellos. Se trata de dos actos abstractos que están
presentes cada vez que se hace una emisión concreta.
Pero cada vez que se refiere o predica -y esta es la
contribución más importante de la teoría
de Actos de Habla (Searle:1959)- se lo hace para algo. Ese algo
es también un acto de habla y consiste por ejemplo, en
prometer, afirmar, etc. (Lavandera, Beatriz, 1985:75)

[18] Van Dijk habla de tema en el sentido en
que corrientemente se lo entiende en la lengua
común. Distingue entre tema del discurso y tema de la
oración El tema del discurso es lo que hace que toda una
secuencia de oración no sea equivalente a una
oración mayor, sino que oraciones o proposiciones se
vayan relacionando con algún problema que les concierne
en especial. Las relaciones se establecen, algunas por medios
sintácticos, otras por medio de nuestro conocimiento
del mundo, etc. Lo interesante para Van Dijk, justamente es
constatar cómo se introduce un cambio de tema,
qué puede producirlo. Intenta reproducir en una
proposición que llama macroestructura las distintas
proposiciones que están dentro del mismo tema
(Lavandera, 1985:48)

[19] "el género
se inscribe siempre en un discurso y el texto en un
género, es decir, jerárquicamente nos atendremos
a la distribución discurso, género,
texto. Así, por ejemplo, un discurso periodístico
se compone de diferentes secciones que utilizan un determinado
número de géneros -carta del lector, comentario,
entrevista,
breves… – y que dan lugar a textos muy distintos –
artículos" (Covadonga y Arlette, 2000: 1064)

[20] Se le puede intentar definir en
términos de variación (Van Dijk, 2000:34) El
estilo es habitualmente una variación dependiente del
contexto de nivel de expresión del discurso. El concepto
de estilo supone usualmente que al menos algo (el sentido, el
tópico, los sucesos) permanecen igual, de modo que
podemos comparar cómo los discursos "dicen lo mismo"
(Van Dijk, 2000: 35)

[21] "Éxito y fracaso de los actos de
habla: (…( la aportación principal de la
pragmática es el concepto de acto de habla. Consiste en
la idea de que al hablar no solo se cuenta algo acerca de la
realidad, sino que también se hace algo, se interviene
en la realidad. Es más: hay casos, se afirma en que
más que decir algo acerca de la realidad, solo se hace
algo. Hay dos argumentos principales para defender la idea de
acto de habla. El primer argumento es la existencia de
expresiones relativizadas, como "te prometo venir". El segundo
argumento es la existencia de preguntas y órdenes o
peticiones, que tampoco sirven para simplemente hablar de la
realidad, sino que son instrumentos para hacer algo. El primer
argumento ha dado lugar a la clasificación de los actos
de habla según las propiedades de las correspondientes
expresiones realizativas. El segundo argumento ha llevado a
desdoblar las expresiones de la lengua en dos
categorías, las oraciones (que son declarativas,
interrogativas o imperativas), por un lado, y los enunciados
(que son afirmaciones, preguntas, órdenes o peticiones),
por el otro. (…( En realidad, el fenómeno de las
expresiones realizativas es de naturaleza léxica: hay
unos verbos que describen actos socialmente definidos como
realizables mediante la palabra. "Prometer" describe un acto de
ese tipo: cuando se emplea cumpliendo ciertas propiedades (como
la de estar en primera persona del
singular del presente del indicativo), además de
describir el acto, comunica que se está llevando a cabo.
El fenómeno social es el acto de prometer, mientras que
el fenómeno lingüísticos que la
expresión se entienda como acción de prometer.
Luego no hay lugar para los actos de habla como tales: hay
actos sociales y el fenómeno del significado
léxico de los verbos realizativos. Estrictamente
hablando, tampoco hay actos de habla en los llamados actos
indirectos: lo crucial en ellos es que se entiende la
expresión como acción. Como en los llamados actos
directos (pedir mediante una oración imperativa), en los
indirectos hay un acto social, peor lo importante es que se
entiende la expresión como la acción
correspondiente al acto social. La cuestión estriba en
explicar de qué modo se entienden las oraciones como
acciones, de
petición, por ejemplo, tanto si son declarativos como
imperativas (Garrido, Medina, 2000: 298).

[22] Van Dijk considera que el texto es una
construcción abstracta que el analista
hace de un discurso, mientras que el discurso es producido en
un lugar y un momento precisos (Lavandera, 1985: 10)

[23] "Lo fundamental de las macroestructuras
es que los textos no tienen solamente relaciones locales o
microestructurales entre oraciones subsecuentes, sino que
también tienen estructuras
generales que definen su coherencia y organización
global" (Van Dijk, 1994).

[24] "El hablante puede tener la
intención de producir un efecto en el oyente y entonces,
a través de un acto elocutivo puede apuntar
ulteriormente a un acto perlocutivo, pero esta no es la
característica definitoria de un acto perlocutivo. El
acto elocutivo es, por ejemplo, dar una orden, pero se dan
órdenes para que la gente haga algo, es decir, se
persigue un efecto perlocutivo que se escapa al acto elocutivo
mismo. Para Searle el acto de habla queda completado en el
momento en que el oyente entiende qué es lo que el
hablante quiso hacer y lo entiende mediante el reconocimiento
de que las reglas para la producción de esa
emisión lingüística son tales, que eso
significa una advertencia. O sea, entiende las reglas
semánticas de esa emisión lingüística
y en el momento en que las reconoce como forma de una
advertencia, el hablante logró lo que quería"
(lavandera, 1985:78).

[25] ¿Cuáles son los recursos
lingüísticos que indican el tipo de acto elocutivo?
El orden de palabras, el acento, el contorno prosódico,
la puntuación, el modo del verbo, y muy especialmente
los verbos performativos. A menudo el contexto es el que deja
claro cuál es la fuerza elocutiva de la oración
(Lavandera, 1985: 79).

[26] "En todos los niveles del discurso
encontramos "huellas" de un contexto en el que las
características sociales de los participantes
desempeñan un papel fundamental. Se trata de
género, clase, filiación étnica, edad,
origen, la posición u otros rasgos que determinan su
pertenencia a un grupo" (Van
Dijk, 2000:46).

[27] "La prueba más clara de la
relación proporcional inversa establecida entre
connotación e indifenición del componente
denotativo (quizá como consecuencia de su
ampliación de significado) nos la proporciona lo que se
ha llamado "palabras-símbolo o "palabras.emblema", cuyo
carácter simbólico o
emblemático está determinado por la fuerte carga
emotiva que poseen y por la indeterminación de
significado denotativo que se produce como consecuencia de su
uso abusivo y estereotipado, lo que se ve facilitado porque
algunas de ellas designan conceptos abstracto de difícil
comprensión; es el caso, por ejemplo, del léxico
relativo a la
organización sociopolítica (estado, nación, pueblo) [.] Pertenecen a la
categoría de palabras – símbolo nombres propios
(España, Cataluña, Euskadi, Galicia, etc.) y
nombres comunes y, dentro de estos, términos del
vocabulario político técnico (nación, patria, pueblo, estado,
democracia, solidaridad,
paz, etc.) (Fernández Lagunilla, 1999:22 – 23)

[28] La figura del locutor le ha servido a O.
Ducrot (1986) para dar explicación al fenómeno de
la polifonía, según el cual, cualquier hablante
puede introducir en su texto las voces de
otros, bien sea por medio del desdoblamiento del locutor, bien
sea por la inclusión en el texto de otros enunciadores
que no se corresponden con él (Fuentes y
Alcaide, 2002: 111)

[29] El concepto de impersonalidad
está ligado a la indeterminación o no –
especificación del sujeto agente de la acción,
pero no necesariamente a la imposibilidad de expresarlo. Es un
fenómeno lingüístico, con implicaciones y
motivaciones pragmáticas, manifestado por medios
léxicos o gramaticales, que consiste en la
decisión del hablante de no especificar o indeterminar
la figura del agente que lleva a cabo lo expresado por el
verbo" (Fuentes y Alcaide, 2002: 139).

[30] "El uso de que con valor causal
se reduce en español moderno a la expresión de
causas ligadas a la enunciación. De ahí que la
predicación principal tenga carácter apelativo o
yusivo (son imperativos, perífrasis con valor
intencional, apelativo o prospectivo, o preguntas). Por este
motivo aparecen casi exclusivamente en la lengua oral. Los
otros nexos causales, al tener relevancia sintáctica, no
admiten este empleo. Por
esto, en muchas ocasiones no es posible la conmutación
de que por otros nexos causales (Batolliri, Sánchez y
Suñer, 2000:237)

[31] "El estilo indirecto exige siempre un
verbum dicendi antepuesto y seguido de la conjunción
subordinante que (o si) (Reyes G., 1984:79)

[32] O. Ducrot (1984-1986) distingue las
siguientes personas: "el alocutorio que es la persona a quien
el locutor declara dirigirse. Es una función que el
locutor confiere a una persona por la fuerza de su discurso, de
manera que su determinación forma parte de la
comprensión del mismo. Junto a este, distingue al
destinatario, persona a quien, según el locutor, el
enunciador dice lo que se dice en el enunciado. En
último lugar, tenemos la figura del auditorio o auditor
que representan a todos aquellos que por una razón u
otra oyen (escuchan) el enunciado, de tal forma que para saber
quién es el auditor basta con conocer las circunstancias
en que se ha producido el enunciado" (Ducrot, 1984:
134-135).

[33] "Una fuente importante de
inspiración para el estudio de los fenómenos de
cortesía es la obra de Erving Gorffman (1956). Este
psicólogo social introdujo el concepto de "imagen personal". Con
esto se refería a la imagen que una persona proyecta en
sus contactos sociales con otras. En opinión de Goffman,
todo participante del proceso social tiene la necesidad de se
apreciado por otros y la necesidad de sentirse libre y de que
no interfieran con él. Goffman denomina "imagen
positiva" a la necesidad de ser apreciado e "imagen negativa" a
la necesidad de no ser molestado" (Jan Renkema, 1999: 27).

[34] Bajtin, M. (1990) "The problem of speech
genres" (Trad. V. W. Mc Gee), en P. Bizzel y B. Herzbeg
(comps), the Rhetorical Tradition: Readings From Classical
Times to the Present. Boston: Bedford, p.p. 944 – 63.

[35] "Citar no exime de la responsabilidad de la intención
comunicativa; suscitar otra voz no es perder la propia, repetir
es decir en la medida que sea (Reyes. G., 1984: 65) Cabe
destacar aquí que en el caso del hablante
político, los pronombres personales ayudan a determinar
las prioridades discursivo -ideológicas del emisor.
Cuando estos discursos políticos son individuales, la
abundante presencia de la primera persona del singular,
expresada por formas verbales o pronominales de primera persona
del singular (de forma abreviada, yo), se ha interpretado como
una exaltación del hablante político como
individuo
(Fernández Lagunilla, 1999: 53).

[36] "El tema del discurso también se
puede definir en término de proposiciones ya que forma
parte de la macroestructura discursiva. El tema, como
proposición que resume una serie de proposiciones
discursivas recibe el nombre de macroproposición. El
hablante/escritor, mediante el uso de las macroreglas, reduce
toda la serie de proposiciones que conforman microestructuras
en el discurso, a una sola macroproposición, en este
caso formando parte de la macroestructura discursiva, y
derivando el tema del discurso" (Van Dijk, 1997 ( e )
43-57).

[37] "La relación causa- consecuencia
es muy básica, se interpreta fácilmente como la
relación que da coherencia a dos enunciados sucesivos,
que establece el vínculo que permite interpretarlos como
consecutivos del mismo texto" (Santiago B., 2000:434)

[38] "Medio millón de asesinatos
políticos y sociales en medio siglo nos lleva a pensar
que en Colombia no solo se intentó extirpar una elite
revolucionaria, sino que se intentó eliminar
definitivamente cualquier intento de participación
autónoma de la sociedad en la vida del país"
(Petro, G. 1996)

[39] A partir de los estudios de Perelman
(1958) y Toulmin (1958), se inician los estudios
contemporáneos de la argumentación. Toulmin
estudió la argumentación en el contexto del
discurso y la denominó "campos", dando así inicio
a los estudios de la nueva retórica como
argumentación en contextos de controversias con la
presencia real o imaginada (idealizada) de un auditorio al cual
dirigirse. Desde esta perspectiva, la argumentación es
acto de aseverar a partir de proposiciones precedentes. o
"bases" – sobre las que se infieren otras proposiciones (las
aseveraciones) inferencia que se respalda en lo que Toulmin
denominó "justificación" o "licencia de
inferencia" pero que se constituyen en una estrategia
discursiva a partir de una estrategia de razonamiento. El
"respaldo" a la justificación se toma de información previa. De aquí que lo
definitorio de la argumentación es la utilización
del lenguaje con "la finalidad de enfrentar e intentar resolver
una diferencia de opinión por medio de la
exploración de la justificación relativa de los
puntos de vista en competencia"
(Emerson – Grootendorst – Jackson – Jacobs: (1979: 305). El
enfoque pragmadialéctico de Eemeren y Grootendorst
intenta utilizar la teoría de los actos de habla de
Searle y la teoría de las implicaturas conversacionales
de Grice como puente para conectar la organización de la
argumentación con los principios
generales de la organización del discurso y de la
interacción (dialogía). Se intenta reconciliar la
retórica como técnica de persuasión, que
muy a menudo es catalogada de irracional, y a la
dialéctica como acercamiento a un ideal racional.

[40] "Argumentar para convencer significa
producir un acto ilocucionario para empujar a un hablante, un
interlocutor, ideal o real, a realizar un acto perlocucionario,
es decir, a aceptar o rechazar la opinión o tesis que se
le ofrece a través del propio acto de habla (V. Lo
cascio:1998:50)

[41] "Macroestructura: división en
párrafos según los aspectos del tema general y
subtópicos" (Fuentes C., 1999:13)

[42] "Un discurso argumentativo no es un
discurso que aporta propiamente pruebas, ni
un discurso que funciona sobra la deducción lógica. Argumentar es dar razones para
tal o cual conclusión. Las razones constituyen, cuando
son enunciadas, argumentos. Una argumentación consiste,
pues, en una relación entre uno o varios argumentos y
una conclusión. Puede haber más de un argumento,
lo que lo diferencia de una demostración (Fuentes y
Alcaide, 2002: 33)

[43] "La conclusión es la tesis que se
defiende en el texto. Puede estar implícita, sugerida o
inferida (Fuentes y Alcaide, 2002: 52)

[44] El topos: garante argumentativo O.
Ducrot (1983) y J. C. Anscombre y O. Ducrot (1994, 217 y ss.)
utilizan el concepto de topos , basado en la teoría
aristotélica, que definen como un garante que permite en
encadenamiento de un argumento a una conclusión(…( El
topos, relación argumentativa o ley de paso, es
la conexión entre dos hechos o conceptos que la comunidad ha
socializado y que permite la relación entre los
argumentos para llegar a una conclusión (Fuentes y
Alcaide, 2002: 40-41)

[45] Cuando el topos se hace
explícito, y se formula bajo fórmulas
lingüísticas porque las circunstancias
comunicativas y argumentativas así lo requieren, nos
encontramos ante la base argumentativa, formulación
lingüística explícita del topos. Es esta la
que refuerza y hace patente la existencia de un topos que es
válido aún cuando las circunstancias parecen no
ser las más favorables, y justifican el encadenamiento
argumentativo y no otros (Fuentes y Alcaide, 2002: 49).

[46] Es el contexto en el que se inscribe lo
que estamos diciendo: el contexto y situación en que nos
encontramos, que hace que un mismo enunciado se interprete como
un argumento, una conclusión, una amenaza o un
comentario (…( Diríamos que el marco argumentativo es
la función argumentativa del contexto y puede
verbalizarse en ocasiones. Puede estar explícito o no.
Implícito: puede ser la situación en la que
estemos, el tipo de texto, el tipo de comunicación:
oral, de confianza, formal, técnica. Otras veces se hace
explícita (Fuentes y Alcaide, 2002: 49).

[47] "Los focalizadores son los medios para
destacar una información en el texto. Son de diversa
índole, como aquellos que sirven para destacar
entonativamente un segmento para sugerir otra lectura"
(Fuentes, C., 1999:56)

[48] Porque: conjunción causal,
átona, puede expresar finalidad (Seco, M., 1999:
258)

[49] La prueba más clara de la
relación proporcional inversa establecida entre
connotación e indefinición del componente
denotativo (quizá como consecuencia de su
ampliación de significado) nos la proporcionan lo que se
ha llamado (…( "palabras – clave", así llamadas porque
representan o resumen los hechos sociales y políticos
más importantes acaecidos en una determinada
época histórica (…( Las manifestaciones
formales más claras y fáciles de identificar o
determinar de este tipo de palabras son dos: a) la alta
frecuencia conque aparecen en el discurso
político de la época y b)la facilidad conque
producen derivados (Fernández Lagunilla
M.,1999:22-23)

[50] "¿En qué nos apoyamos para
entender el mensaje? En varios niveles. Comenzamos por la
estructura
sintáctica y los elementos léxicos empleados.
Pero también las conexiones sustentadas en nuestro
conocimiento del entorno serán factores decisivos en la
comprensión. Sin embargo, este proceso no puede
detenerse aquí, pues hasta que no descubramos qué
hay más allá de la pretendida inocencia del
lenguaje no habremos captado la esencia del mensaje mismo. Solo
si somos capaces de determinar inferencias habremos llegado a
la comprensión. En la interacción se producen
enriquecimientos mutuos, sabemos del mundo, de nosotros, pero
sabemos también del otro que se instaura frente a
nosotros y es nuestro interlocutor" (Gille, J. 2000: 916).

[51] ACUERDO DE LOS POZOS: 1. El Gobierno
Nacional y las FARC-EP ratifican su voluntad de continuar el
proceso de paz que busca la solución del conflicto por
la vía del diálogo y de la negociación, en
procura de construir una Colombia en desarrollo y
con plena justicia social. 2. Tras una evaluación conjunta del proceso
identificamos logros y debilidades, y coincidimos plenamente en
que este ha generado bases sólidas sobre las cuales se
debe continuar buscando la reconciliación nacional. 3.
El Gobierno Nacional y las FARC-EP coinciden en la importancia
de avanzar en las discusiones sobre los mecanismos para acabar
el paramilitarismo y disminuir la intensidad del conflicto.
Para tal efecto, la Mesa de Diálogos y
Negociación creará una comisión de
personalidades nacionales que le formule recomendaciones en
estas dos direcciones. 4. Las FARC-EP descongelan el
funcionamiento de la Mesa de Diálogos. 5. Acordamos que
la Mesa Nacional de Diálogos y Negociación
reinicie sus labores el 14 de febrero, retomando los temas
sustantivos de la Agenda y entre a discutir el cese de fuegos y
de las hostilidades. 6. Se agilizará la
concreción del acuerdo humanitario que permita la
próxima liberación de soldados, policías y
guerrilleros enfermos. 7. Con el fin de que las negociaciones
no se vean interrumpidas, la Mesa Nacional de Diálogos y
Negociación creará de su seno una comisión
encargada de estudiar los hechos que afecten la marcha del
proceso. Esta Comisión se conformará a más
tardar el 15 de Febrero. 8. La zona de distensión ha
sido establecida exclusivamente para el desarrollo del proceso,
con plenas garantías y seguridad para las partes. La
Mesa Nacional de Diálogos y Negociación a
más tardar el 15 de febrero, creará un mecanismo
de su seno que periódicamente evalúe e informe a la
opinión sobre el cumplimiento del propósito de la
zona. 9. Entendiendo la importancia de la comunidad
internacional para que el proceso de paz en Colombia tenga
éxito, invitamos para el próximo 8 de Marzo a un
grupo de países amigos y organismos internacionales para
informarlos sobre el estado y la evolución del proceso e incentivar su
colaboración. La Mesa Nacional de Diálogo y
Negociación determinará la regularidad de estas
reuniones. 10. Las FARC-EP no se oponen a los proyectos de
erradicación manual y
sustitución de cultivos ilícitos, pero reiteran
que un proceso tal debe adelantarse de común acuerdo con
las comunidades. Gobierno Nacional y FARC coincidimos en la
importancia estratégica de trabajar en la
protección y recuperación del medio
ambiente 11. El Gobierno Nacional y las FARC-EP invitan a
las fuerzas políticas firmantes del acuerdo de
Caquetania el día 28 de Febrero a reunirnos en Los Pozos
para dinamizar el proceso. Reiteramos nuestra invitación
a todas aquellas personalidades y organizaciones nacionales
escépticas del mismo a intercambiar sobre los aportes de
todos los colombianos a la reconciliación nacional. 12.
La Mesa de Diálogo y Negociación podrá ser
ampliada de común acuerdo y sesionará por lo
menos 3 veces a la semana. 13. Convocamos a todos los
colombianos a rodear este esfuerzo común que pueda
llevarnos a la superación del conflicto que nos afecta.
Firmado en Los Pozos, inspección de San Vicente del
CaguánFebrero 9 del año 2000 ANDRÉS
PASTRANA MANUEL MARULANDA VELEZ Presidente de la
República Comandante de las FARC-EP

[52] "Los aporte de la interacción
hacen posible un uso coherente y creativo de la lengua que se
manifiesta de una forma que a veces solo alcanzamos a describir
y no a comprender completamente. "La creatividad
se encuentra en un sistema de reglas y formas en parte
determinada por las capacidades humanas intrínsecas: sin
esas restricciones no tendríamos actos creadores sino un
comportamiento arbitrario y casual" (Chomsky,
1989).

[53] La superestructura se refiere al tipo de
texto que tengamos (Fuentes, C., 1999:13).

[54] La microestructura en el texto contiene
los elementos que componen los enunciados(Fuentes, C.,
1999:13).

[55] Proposición: elemento
semántico vehiculizado por el enunciado y que
está constituido parcial o totalmente por un valor
argumentativo: cuando obligamos al interlocutor a sacar de la
proposición determinadas conclusiones, lo que reforzamos
es real, la proposición (Ducrot, 1999: 154 -155).

[56] La función de los Marcadores
Adversativos (MA) se puede entender como esa relación
argumentativa entre dos secuencias que llevan inevitablemente a
conclusiones opuestas. Esta relación se presenta "cuando
en la oración compuesta se contraponen una
oración afirmativa y una negativa, la coordinación es adversativa, es decir,
opone dos juicios de cualidad lógica contraria". (RAE:
1973, 510)

[57] "ARGUMENTACIÓN Y
PERSUASIÓN ¿O MANIPULACIÓN? Son dos
conceptos que no deben igualarse. La argumentación es
uno de los medios para manipular a través del lenguaje.
Por tanto, la persuasión o la manipulación es una
acción, una realidad a la que puede llegarse no
sólo con actos lingüísticos, sino con otros
de distinto tipo. Incluso en la lengua la manipulación
puede venir de varios modos: mediante una argumentación
para la que no se tienen conocimientos de base y no podemos
juzgar. Una argumentación con falacias, con
argumentaciones falsas que nos hacen llegar a una
conclusión equivocada. Se produce mediante: argumentos
falsos. Conclusión equivocada. Base argumentativa
incorrecta. Sin argumentar. Se presenta lo dicho como hechos
desde la autoridad. Así, según V. Lo Cascio
(1998), en un libro de
historia se da una visión de las cosas que el lector no
puede contrastar y, por tanto, se puede manipular a toda una
generación. Es decir, una afirmación es
manipulación si lo dice "mintiendo" una persona que
tiene autoridad sobre nosotros. Cuando se reafirma un elemento
como conocido (claro, por supuesto), con lo cual se evita la
discusión, que parece fuera de lugar y, por tanto, con
ello se puede manipular. [.]Según V. Lo Cascio (1998,99)
"la manipulación es una infracción de la norma y
depende de la habilidad del decodificador valorar el grado de
sinceridad examinando la naturaleza de la argumentación
o comparando las afirmaciones con el
conocimiento que tiene del mundo" (Fuentes y Alcaide,
2002:19)".

[58] Zorraquino y Montolío
Durán (1988:199) dicen que el conector sin embargo fue
en su origen un sintagma preposicional formado por la
preposición sin y el sustantivo embargo "impedimento".
Esta construcción preposicional documentada desde los
orígenes del castellano,
tiene un valor adverbial. (…) Con el transcurso del tiempo
sin embargo se realizó como conector intra – oracional
(pieza de enlace entre dos cláusulas) de manera que al
menos desde el siglo XV existen ejemplos del sin embargo
empleado con valor concesivo. Con los estudios de Cuervo (1953)
se dice que al menos desde el siglo XVII, sin embargo funciona
como conector extraoracional con valor adversativo, siendo este
último sentido el que permanece hasta la actualidad.

[59] En este caso, el pero relaciona dos
enunciados, indicando un giro en la argumentación. Es
decir que está marcando el paso a otro enunciado, a otro
asunto que el narrador considera más importante para
continuar con su historia. El empleo del pero que une, bien sea
párrafos a enunciados, se presenta a nivel de la
macroestructura del texto, marcando un cambio que a veces se
evidencia como argumentativo y en otras como expositivo. De
ahí que este pero iniciático se utilice con
más asiduidad en los textos expositivos, ya que su
función sirve no solo para jerarquizar la
información sino para marcar la transición entre
los enunciados.

[60] Halliday maneja una visión
diferente más no contradictoria con Bajtin/Voloshinov.
Halliday establece que el sistema social se encuentra
totalmente fuera del lenguaje y el sistema gramatical se
encuentra totalmente dentro del lenguaje. El estrato intermedio
entre ambos es la semántica: "el conjunto semántico
que forma una gama de posibles significados a
disposición del que habla en entornos y contextos
sociales dados, es el puente entre los dos sistemas"
(Halliday, 1982: 95).

[61] Los sobreentendidos son hechos de la
enunciación utilizados para transferir valores e
ideologías. Esto se relaciona con el poder
intrínseco del habla y la noción de Ducrot (1986)
cuando dice que las presuposiciones son actos elocutivos que
presentan lo manifestado como una inducción inmediata al lector, y de
acuerdo con Searle cuando dice que afirmar y aseverar son actos
ilocucionarios derivados de las presuposiciones.

[62] "(…( en mi libro Texto y Contexto
(1977), enfaticé que la coherencia local entre oraciones
debería estar basada en relaciones referenciales entre
'hechos en un mundo posible', por eso use entonces la
noción popular de 'mundo posible' de la semantica formal
y la filosofía. Es decir, dos proposiciones
subsecuentes P1 y P2 son coherentes si denotan dos hechos F1 y
F2 que están (por ejemplo condicionalmente o
causalmente) relacionados. En mi trabajo
posterior con Walter Kintsch sobre la psicología del
procesamiento del texto, esta relación referencial no
fue definida en términos de hechos "en algún
mundo posible' sino en términos de modelos
mentales.

[63] Lo importante es que no son solo las
relaciones de significado entre oraciones las que definen la
coherencia, sino más bien las relaciones referenciales,
es decir, relaciones entre las 'cosas' que las oraciones
denotan en un texto (Van Dijk: 1994).

[64] Cabe recordar aquí que este
discurso tiene como canal el oral y que fue escrito para ser
escuchado por los representantes de los distintos gobiernos
amigos del proceso de paz, cuando cumplieron su cita en la
vereda Los Pozos, Caquetá.

[65] Como se ha visto antes, la
retórica es un conjunto de técnicas
que permiten describir y reconstruir la producción de
los discursos y de textos e implica una preferencia por la
concepción comunicativa de la palabra. "La
retórica se interesa en la palabra eficaz que no busca
apegarse a lo que es, sino a formar lo que se transforma: las
opiniones y los comportamientos" (Aron Kibédy Varga,
1993:252). Lo clásico de la retórica es el
"arte del bien
decir" y el "arte de persuadir". Es en estas dos definiciones
en las que se suscita la contradicción esencial de la
retórica, ya que la palabra aparece como decodificadora
de una realidad inmutable y como forma de influir en los
demás, lo que implica un cambio en la realidad que se
describe. Es por eso que se entiende la retórica como
"un conjunto de técnicas que permite describir y
reconstruir la producción de discursos y textos; implica
una preferencia por la concepción comunicativa de la
palabra" (Aron Kibédi Varga, 1993: 252).

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