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La responsabilidad ante la sexualidad en los estudiantes de preuniversitario (página 2)




Enviado por Alexey Megna



Partes: 1, 2, 3, 4

Constituye hoy una necesidad ineludible fortalecer y
desarrollar la formación en valores, donde
se inserten activamente las instituciones
socializadoras, teniendo en cuenta al sujeto como ser individual
y social y la realidad social en la que sucede este proceso.

El Programa Director
para el reforzamiento de los valores
persigue este propósito, considerando la actuación
consecuente de todos los agentes sociales y determinando como
valores fundamentales en los cuales se debe incidir
priorizadamente: la dignidad, el
patriotismo, el humanismo, la
solidaridad, la
responsabilidad, la laboriosidad, la honradez, la
honestidad y la
justicia.

En la Educación
Preuniversitaria tiene lugar la formación del bachiller, y
tiene la misión de
"… lograr su formación integral, que sienta, piense y
actúe responsablemente en los contextos escuelafamiliacomunidad, a
partir del desarrollo de
una cultura
general integral, sustentada en el principio martiano
estudio-trabajo, que
garantice la participación protagónica e
incondicional en la construcción y defensa del proyecto
socialista cubano, y en la elección consciente de la
continuidad de estudios superiores en carreras priorizadas
territorialmente." (2)

Citando al Ministro de Educación, el
Programa Director de Promoción y Educación para la
Salud en el
Sistema Nacional
de Educación plantea la necesidad de "… trabajar para
que (…) los problemas de
salud estén integrados al proceso pedagógico y que
parte de nuestra Pedagogía y de nuestra Educación sea
educar a nuestros niños y
jóvenes para que sean ciudadanos más sanos, plenos,
para que tengan una noción de la vida cualitativamente
superior." (3)

En consecuencia es la escuela la principal responsable
de la formación de las nuevas generaciones y por
consiguiente la encargada de desarrollar y fortalecer los
valores, perfilando las influencias sociales que en ellos se
ponen de manifiesto.

En los momentos actuales, para el cumplimiento de los
objetivos
formativos en el proceso docente – educativo del
preuniversitario, la educación para la salud y la sexualidad,
constituye un aspecto esencial para lograr en los estudiantes una
correcta forma de actuación entre los géneros,
basados en la equidad y
respeto.
Así como comprender los límites
entre las relaciones de pareja, la vida sexual y reproductiva, a
fin de evitar los riesgos de la
promiscuidad, embarazos precoces y las ITS, promoviendo el
desarrollo óptimo de la sexualidad como expresión
de la
personalidad, por cuanto en el mismo proceso de socialización se forma como esfera
psicosexual. Por su marcada importancia y relación con
todos los procesos de la
vida, analizaremos la responsabilidad ante la
sexualidad.

El inicio de la educación de la sexualidad del
ser humano ocurre en el seno de la familia,
como la más natural de las relaciones afectivas entre sus
miembros, además de ser el contexto primario de
socialización de la sexualidad y regulador de las
influencias que la experiencia cultural ejerce sobre el sujeto,
tiene su eje en la práctica de roles de género en
cada uno de sus integrantes, las actividades cotidianas del hogar
y está reforzada por la
comunicación de los adultos.

A los jóvenes, por sus características,
constituye una prioridad proporcionarle información correcta y desarrollar actitudes para
la vida, es un requisito indispensable para el éxito
de cualquier respuesta a la problemática relacionada con
la responsabilidad en la sexualidad.

La adolescencia
es una etapa de la vida donde hay un crecimiento del sujeto en
aspectos sociales, biológicos y psicológicos que se
caracteriza por la concreción del amor y hace
sentir a los jóvenes optimistas, creativos, pero a la vez
es necesario sustentarlo con la responsabilidad, la esperanza y
una nueva ética
donde impere el concepto de
salud sexual,
como un derecho de todos a una sexualidad responsable.

No se trata de dictar lecciones a los adolescentes
desde la distancia de los juicios o la experiencia personal (casi
siempre permeada de estereotipos, prejuicios o tabúes),
derivados en la mayoría de los casos de lo vivido en
etapas pasadas de nuestra propia adolescencia, experiencias que
por la modificación del contexto, no siempre son
aplicables de manera efectiva a la nueva situación vital
de nuestros estudiantes.

Los investigadores, y el hombre
común, se enfrentan hoy a concepciones modernas de
sexualidad muy alejada de las que conocemos como correctas y
morales, fenómenos tales como la prostitución, el proxenetismo, la
promiscuidad, y otras, constituyen situaciones sociales a las que
nuestros adolescentes y jóvenes no están
ajenos.

Una de las mayores preocupaciones actuales son las
infecciones de
transmisión sexual, otro de los aspectos de la falta
de responsabilidad y desorientación. En Cuba a pesar
de todos los esfuerzos realizados existen insuficiencias en
cuanto a la educación de la sexualidad necesaria para su
comportamiento
sexual responsable. El derecho al aborto constituye
un logro y una conquista en
la lucha por la igualdad de
la mujer,
creándole las condiciones necesarias para esto, pero este
no es un método
para planificar la descendencia, por su riesgo y
consecuencias. En este proceso es importante la palabra, comunicación, la influencia en el plano de
las ideas, pero es determinante la experiencia, la vivencia
cotidiana de la realidad. Como una tendencia universal, en los
últimos tiempos aparece la dispersión de la
identidad del
joven, sobre todo, en lo referido a su concepción y
expresión.

Sin dudas, la escuela en general juega un papel
importante en la formación de sentimientos, criterios y
actitudes responsables en los niños, adolescentes y
jóvenes, y el tratamiento a la sexualidad en este
período resulta de vital importancia.

Es por eso que los educadores deben de capacitarse, para
ayudarlos a transitar de forma responsable y feliz por todas las
transformaciones que, tanto en la esfera sexual como en las
restantes de su personalidad,
ellos experimentan, al mismo tiempo que
debemos preparar a padres y madres para actuar de manera efectiva
sobres sus hijos e hijas complementando sus influencias con las
de la escuela.

La efectividad del cumplimiento de los objetivos de la
educación para la salud y la sexualidad en los
estudiantes, se logra mediante un proceso de formación de
saberes, normas, valores,
actitudes, modos de comportamientos, que les permita aprender a
decidir y autodeterminar por sí mismos los límites
de su sexualidad, de las formas particulares de vivenciarla y
expresarla, de decidir qué es lo factible, positivo, que
les permita crecer de manera plena, feliz y responsable, a la vez
que los ayude a hacer crecer a los que le rodean.

La educación para la sexualidad C. Vasallo (2006)
la ha definido como la enseñanza para la vida familiar, en pareja,
matrimonial y el amor, que
contribuye al desarrollo de la personalidad y mejora la calidad de
vida donde intervienen aspectos formativos e informativos. En
lo formativo tienen un papel fundamental: los padres y madres, el
hogar, los maestros y maestras, la escuela y el medio
sociocultural. En lo informativo; intervienen los amigos, los
medios masivos
de comunicación y otros. Según este autor el
objetivo es
llamar a la reflexión sobre aspectos significativos
vinculados a la sexualidad que reclaman un enfoque
bioético de estas cuestiones. El respeto a la dignidad de
la persona humana es
un principio ético elemental.

Diferentes investigaciones,
han demostrado, y sobre ello se trabaja, que en la actualidad
mundial y lógicamente cubana, la educación de los
nuevos ciudadanos se enfrenta a varios retos, se destacan: la
formación de valores y sentimientos de humanidad y el
rescate de la responsabilidad ante una sexualidad
sana.

Con respecto a estos temas se han realizado numerosos
estudios bajo el proyecto "Hacia un sexualidad responsable y
feliz", entre los que se han destacado A. González (2001,
2002, 2003); C. Carvajal (2003, 2004, 2005); I. Atriles (1997,
2000, 2001); M. A. Torres (2004, 2005, 2006, 2007); C.
Díaz (2004); B. Castellanos (2001, 2002, 2003); M.
McPherson (1997, 2002, 2003) P. Luis (1997, 2001, 2002, 2003); L.
Y. Rafael (2005, 2006, 2007) entre otros. En estos trabajos se ha
constatado que una de las causas que más incide en las
conductas negativas con respecto a la sexualidad es precisamente
la falta de responsabilidad.

Mediante un acercamiento al estado actual
del problema se constató una dicotomía entre lo
ideal y la realidad lo que se concreta en que:

  • Los estudiantes poseen algunos conocimientos acerca
    de los temas diagnosticados, pero esto no se traduce en sus
    modos de actuación.

  • La capacidad de autoanálisis y
    autorreflexión para perfeccionarse no fomenta el
    espíritu autocrítico y la
    autovaloración.

  • Los estudiantes no se sienten comprometidos con las
    conductas que asumen, en todo caso el compromiso recae en la
    muchacha si el sujeto es muchacho y viceversa o en una
    tercera persona.

  • Se manifiestan tabúes en cuanto a la manera
    de interpretar y asumir los roles preestablecidos por la
    sociedad.

  • En la planificación de las actividades los
    profesores no aprovechan todas las potencialidades educativas
    que favorecen los contenidos, además de que estas son
    reproductivas y no promueven la reflexión y la
    valoración crítica.

En el aprendizaje
tradicionalista que promueven nuestras escuelas, donde el alumno
asume una posición pasiva, no existe un entendimiento
entre el basamento teórico de la asignatura y su
aplicación práctica en las relaciones sociales
(esencia de cada sujeto, su personalidad), que establecen los
estudiantes, lo que sin lugar a dudas se evidencia en la carencia
de significatividad y por último se revierte en una
actuación inadecuada en torno a la vida
sexual de parejas, familiar y reproductiva.

Las reflexiones anteriores condujeron a declarar el
siguiente problema científico:

¿Cómo fortalecer la responsabilidad ante
la sexualidad en los estudiantes preuniversitarios?

El análisis se centrará en el proceso
de educación de la sexualidad el cual constituye el
objeto de esta investigación.

La formación de los estudiantes con una conducta sexual
responsable en la sociedad
cubana, cobra vital importancia en los tiempos actuales por lo
que el objetivo de esta investigación
es:

Elaborar una propuesta de actividades encaminadas al
fortalecimiento de la responsabilidad ante la sexualidad en los
estudiantes del preuniversitario.

De ahí que el campo de acción sea: la responsabilidad ante la
sexualidad en los estudiantes de onceno grado en el
preuniversitario.

Ante el problema detectado y el objetivo formulado, se
plantea la siguiente idea a defender:

Una propuesta de actividades educativas para fortalecer
la responsabilidad ante la sexualidad en estudiantes de onceno
grado se caracteriza por:

  • Promover la autorreflexión y la
    autovaloración en estos temas en su relación
    con los modos de actuación del estudiante.

  • Una concepción práctica y
    sistemática de su planificación que parta del
    diagnóstico de las necesidades educativas.

  • Dinámica y flexibilidad en su
    desarrollo.

Para el desarrollo de la
investigación es necesaria la realización de
las siguientes tareas:

  • 1. Determinación de los fundamentos
    teóricos que sustentan la responsabilidad y la
    sexualidad.

  • 2. Análisis crítico del estado
    actual de la responsabilidad ante la sexualidad, en los
    estudiantes de onceno grado del preuniversitario.

  • 3. Elaboración de una propuesta de
    actividades que conlleven al fortalecimiento de la
    responsabilidad ante la sexualidad.

4. Valoración de la propuesta de actividades
encaminadas al fortalecimiento de la responsabilidad ante la
sexualidad en los estudiantes del preuniversitario.

Para la realización de este trabajo se utilizaron
los siguientes métodos:

Métodos del nivel
teórico:

Histórico- lógico: permitió
examinar el objeto desde su origen y evolución en el desarrollo y reproducir en
el plano teórico las cuestiones esenciales.

Análisis y síntesis: permite sintetizar criterios
con el fin de arribar a conclusiones acerca de la
problemática objeto de estudio. También se
utilizó con el propósito de analizar las cuestiones
teóricas más importantes inherentes al problema de
investigación que están tratadas en las fuentes de
carácter filosófico,
psicológico, pedagógico y metodológico,
junto a otros aspectos gnoseológicos del programa
comprendido en los documentos
normativos, bibliografía especializada y resultados de
investigaciones en torno al objeto y el campo de
investigación.

Inductivo y deductivo: se despliega desde
la elaboración, de la teoría
y las tareas correspondientes hasta su implementación. Se
utilizó en el procesamiento lógico de la
información.

Modelación: Se aplicó para
determinar la estructura del
conjunto de actividades y de la propuesta en general.

Métodos del nivel
empírico:

La entrevista: permitió la
obtención de información para conformar juicios y
valoraciones relacionados con el tema.

La encuesta:
para constatar el
conocimiento que poseen los profesores, padres y estudiantes
acerca del tema, así como la historia del problema a
investigar. Se aplicaron encuestas al
personal que conforma la muestra.

Observación: durante toda la
investigación, desde la determinación del problema,
hasta la constatación de su solución en la
práctica pedagógica.

Método estadístico:

Análisis porcentual: se utilizó
para el procesamiento y análisis de los datos
obtenidos.

La muestra seleccionada fue elegida de forma
intencional y la componen 29 estudiantes del onceno tres y nueve
profesores que le imparten clases.

El aporte práctico es un conjunto de
actividades debidamente fundamentado, que posibilita su
concreción en la práctica y que contribuye a
fortalecer la responsabilidad ante la sexualidad y favorece el
comportamiento responsable ante la vida.

La novedad de esta propuesta radica en su
carácter teórico práctico y educativo
encaminado al fortalecimiento de la responsabilidad de los
estudiantes ante la sexualidad, estableciendo sus nexos e
incidencias en la formación de la personalidad de los
adolescentes en el contexto de un IPVCP, desde la
autorreflexión y la autovaloración.

CAPITULO I:

Fundamentos
teóricos de la labor pedagógica orientada a la
responsabilidad ante la sexualidad

En este capítulo se aborda la evolución
histórica que ha experimentado la educación de la
sexualidad en nuestro país, algunos elementos sobre la
educación de una sexualidad responsable en el
preuniversitario, la fundamentación filosófica,
sociológica, pedagógica y psicológica y las
características de los adolescentes.

1.1 Antecedentes de la educación de la
sexualidad en nuestro país y en la Educación
Preuniversitaria

Al analizar la primera mitad del siglo XX se aprecia que
no se desarrollaron muchos trabajos en este sentido, por razones
obvias de la sociedad subdesarrollada, donde la investigación científica era muy
limitada, hubo, en ese contexto histórico un médico
llamado Ángel Arce, que no solo ejerce como médico
sexólogo, sino que en sus consultas y conferencias
hacía llegar al pueblo sus conocimientos mediante charlas,
lo que posibilitó dar a conocer a las capas populares de
nuestro pueblo nociones de planificación
familiar, higiene sexual y
conocimiento
de las Infecciones de transmisión sexual (ITS).

Al iniciar este estudio determinamos una primera etapa
que comprende el lapso entre 1960-1986, el inicio de este
período en Cuba es marcado por el triunfo de la Revolución, y surge como resultado de las
profundas transformaciones que ocurrieron en los años 60,
la educación
sexual, centrándose esencialmente en la higiene, la
atención a las embarazadas y al
recién nacido.

No es hasta la segunda mitad de la década del 60
cuando se produce el despliegue de la educación sexual en
Cuba con un carácter verdaderamente ascendente. Sin
embargo el trabajo de
orientación y educación sexual solo estaba
consignado al ginecólogo y al educador.

En esta etapa se destaca para el preuniversitario un
programa de " Educación Sexual" concebido y organizado por
el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), y otro
de "Orientación Sexual a los adolescentes" en este caso
fue dirigido por la Unión de Jóvenes Comunistas
(UJC).

El Ministerio de Educación (MINED), el Centro
Nacional de Educación Sexual y el Centro de
Educación para la Salud vienen desarrollando desde la
década del setenta la educación sexual.

En 1974, se efectúa el Segundo Congreso de la FMC
y en sus Tesis se
plantea el papel de la familia en la sociedad, en ella se expresa
la preparación de padres y maestros en la educación
de la sexualidad de niños y jóvenes, como parte
integral del sujeto, exigiendo que esto sea una tarea de toda la
sociedad.

En 1975, durante el Primer Congreso del PCC, en las
Tesis y Resoluciones "Formación de la niñez y la
juventud" se
plantea que las relaciones entre el hombre y la
mujer representan
favorablemente una adecuada educación sexual que comienza
en el hogar y se refuerza en la escuela. De ello se evidencia que
la educación sexual es una tarea
pedagógica.

En 1976, el MINSAP, auspicia el Primer Seminario
Nacional de Educación Sexual con el objetivo de incluir la
educación sexual en la formación integral de
nuestro pueblo.

En este mismo año, se produce también el
perfeccionamiento del sistema nacional de educación
teniendo en cuenta convicciones, conocimientos, hábitos y
habilidades, relacionados con los contenidos de educación
sexual, incluyéndose en temas de las asignaturas tales
como Biología y Español
inicialmente, del plan de estudio
de la Educación General Politécnica y Laboral y en los
Institutos Superiores Pedagógicos.

La segunda etapa se enmarca entre los años
1987-2007. El inicio de esta etapa se caracteriza por el
surgimiento del Proyecto "Hacia una Sexualidad Responsable y
Feliz", este proyecto tiene como objetivo: contribuir, a
través del Sistema Nacional de Educación, a la
formación progresiva de una conducta sexual responsable en
los adolescentes escolares, que promueva la disminución de
la deserción
escolar por matrimonios, así como la tasa de embarazo y
aborto. En el lustro comprendido entre 1989-1994, el
preuniversitario incidió a más de veinte mil bajas
que junto a la Educación Media tuvo lugar en nuestro
país principalmente por motivos de embarazo
precoz.

El Ministerio de Educación (MINED), el Centro
Nacional de Educación Sexual y el Centro de
Educación para la Salud vienen desarrollando la
educación sexual formal que devino en el proyecto
denominado "Educación Formal para una Conducta Sexual
Responsable", con la intención de concretar dicho
proyecto, en el año 1996 fue firmado un programa de
colaboración entre el MINED y el Fondo de Población para la Naciones Unidas
(FNUAP) en la que esta última apoyó el financiamiento
de este proyecto, que por demás prevé la
educación sexual de miles de jóvenes que se
encuentran en la red de escuelas en el campo
de la Educación Preuniversitaria.

Luego, en 1989, se crearon los GES (Grupos de
educación sexual) en los diferentes niveles de
enseñanzas, dirigidos a la educación de la
sexualidad.

Los logros alcanzados en el Proyecto destinado a la
Secundaria Básica, facilitan el abordaje de la
educación sexual en el nivel focalizado de
preuniversitario y Educación Técnica y Profesional,
con una población escolar de entre 15 y 17 años
pretendiendo elevar el comportamiento sexual responsable con el
pleno ejercicio de los derechos sexuales y
reproductivos y fortalecer la equidad de género de los
adolescentes y jóvenes bajo el Proyecto de
Educación Sexual para adolescentes de la educación
media superior y superior.

Se seleccionaron intencionalmente para iniciar el
proyecto, algunas provincias por las incidencias que tienen en
algunos indicadores
que expresan comportamientos pocos responsables en algunos
adolescentes y jóvenes, y en el año 2005, esta
experiencia se extenderá al resto de las provincias hasta
abarcar todo el país.

Suma varios años la experiencia acumulada en la
educación de una sexualidad responsable en los estudiantes
del preuniversitario, lo que posibilitó la
incorporación de contenidos con potencialidades para
trabajar estos temas en las asignaturas en este nivel de
educación.

Se indicó a partir del Proyecto "Hacia una
Sexualidad Responsable y Feliz", que se utilizaran los contenidos
de las asignaturas: Español y Literatura, Historia,
Cultura Política, Geografía,
Biología, Matemática, Física, Química, Computación, Inglés,
Preparación Militar Inicial y Educación
Física y también con las actividades vinculadas
a la producción para promover la
Educación de la sexualidad.

Estos son algunos elementos sobre la historia de la
educación de la sexualidad en nuestro país
haciendo especial énfasis en la Educación
Preuniversitaria y en las relaciones de pareja.

Se aprecia que inicialmente la labor de educación
de la sexualidad la realizaban algunos profesionales de manera
aislada y posteriormente, médicos (ginecólogos) y
educadores van predominando en esta labor.

Se aprecia también la incorporación
progresiva de las instituciones y el desarrollo de proyectos y
seminarios. También puede advertirse una tendencia gradual
a la incorporación de temas de la Educación de la
sexualidad en las asignaturas.

1.2- Fundamentación filosófica,
sociológica, psicológica y pedagógica de la
responsabilidad ante la sexualidad como valor
moral

1.2.1- Fundamentación filosófica y
sociológica

Los valores son reflejos del intercambio del hombre con
el medio y los demás hombres en el curso del cual los
objetos y fenómenos adquieren significado para él,
por lo que no existe fuera de las relaciones sociales.

La definición primaria de los valores expresa el
significado externo para el hombre, su lugar de preferencia de
acuerdo con las alternativas posibles, el nivel de dificultad
para su obtención, es decir, su costo o precio. Esto
es congruente con el papel de la objetividad en la
formación de los valores subjetivos, aunque como sucede
frecuentemente con la historia algunos autores le han conferido a
estos últimos una significación propia,
negándole en consecuencia a los primeros toda la
aplicación filosófica.

En la Filosofía Burguesa la problemática
de los valores se convierte en objeto de una disciplina
independiente, aunque ya en Hume y Kant se dan
algunas premisas. Por ejemplo el Materialismo
Francés del siglo XVIII se corresponde con los intereses
de una burguesía en ascenso y con plena confianza en el
poderío de la razón humana. Una opinión
generalizada de los filósofos de esta época lo
constituye el hecho de que el hombre es parte inseparable de la
naturaleza,
existiendo una armonía en sus intereses y las leyes universales
que rigen el mundo.

El conocimiento de estas leyes y la realización
de los intereses individuales conducía al bien general,
por lo tanto se le atribuía a la educación y a
la
ilustración un importante papel. Algo diferente ocurre
en la Filosofía Burguesa Contemporánea, la misma se
corresponde con el imperialismo
que demuestra palpablemente el conflicto
entre los intereses de la burguesía y las tendencias
objetivas del desarrollo
social, por lo que es un interés
especial de los ideológicos burgueses justificar el
sistema de valores de la sociedad capitalista.

Los clásicos del Marxismo
aportaron elementos valiosos mediante el fundamento
metodológico para la solución científica del
problema. Relacionado con los valores y la valoración. Tal
es el caso del estudio de la correlación entre objetivo y
subjetivo en el desarrollo social (base para la
comprensión científica de la objetividad de los
valores) y el análisis crítico de valores por lo
que debe regirse.

Para lograr establecer la naturaleza propia de los
valores se considera importante realizar algunas
reflexiones.

Por ejemplo, sobre la base de los manuscritos
económicos de (1857 – 1858) escribe Marx de la
primera versión de su Contribución a la Crítica
de la Economía
Política en el prólogo contiene una
formulación clásica de la concepción
materialista de la historia… " no es la conciencia del
hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser
social es lo que determina su conciencia.(4)

Esta tesis de carácter primario y determinante de
la necesidad objetiva con respecto a la voluntad y conciencia de
los hombres constituye una guía metodológica para
comprender lo siguiente: "En tanto las leyes que rigen la
naturaleza y la sociedad no son conocidas por los hombres estos
se enfrentan a aquella como (ciega) necesidad, pero no se limita
a esto la verdadera libertad
significa el dominio
práctico del hombre sobre las leyes de la naturaleza y la
sociedad (…). (5)

En la ideología Alemana se plantea la necesidad
de la producción de bienes
materiales
para satisfacer las necesidades de los hombres y estos puedan
dedicarse a hacer ciencia, al
estudio de la naturaleza y la sociedad.

En estas ideas señalaban que tanto los hechos
económicos como los elementos subjetivos,
desempeñan un rol importante en el devenir
histórico. Sin embargo sus enemigos los acusaban de
fatalistas por tomar el factor económico como determinante
en el desarrollo social.

En respuesta a estas acusaciones, Engels en su carta a Joseph
Bloch (Londres, 21-22 de septiembre de 1890) escribe:
"…Según la concepción materialista de la
historia, el factor que en última instancia determina la
historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo
hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo
tergiversa diciendo que el factor económico es lo
único determinante, convertirá aquella tesis en una
frase vacua, abstracta, absurda. La situación
económica es la base, pero los diversos factores de la
superestructura que sobre ella se levanta… ejerce
también su influencia sobre el curso de las luchas
históricas y determinan, predominantemente en muchos
casos, su forma." (6)

En nuestra sociedad ha tenido lugar una
reorganización de los valores en esta última
década producto a los
cambios socioeconómicos originados fundamentalmente por el
derrumbe del campo socialista y el recrudecimiento del bloqueo
económico del imperialismo yanqui a nuestro
país.

Muchos autores al reflexionar sobre este hecho plantean
que ha existido una pérdida, desmoronamiento, crisis de
valores, sin embargo esto no es así. Precisamente esta
reorganización de valores nos ha permitido mantener los
rasgos esenciales en nuestro socialismo y
enfrentar el imperialismo más poderoso del mundo, todo
esto a través de nuestras ideas, principios y
convicciones.

Constituye por tanto un profundo error teórico y
práctico no considerar la dialéctica de lo objetivo
y subjetivo y el papel que desempeñan cada uno en
determinadas condiciones históricas concretas de
desarrollo de los valores.

Los valores representan en forma general la unidad de lo
objetivo y subjetivo, ellos son por un lado objetivo, porque
dependen de las condiciones objetivas de los fenómenos, y
por otro lado subjetivo puesto que están determinados por
las necesidades del hombre y por lo tanto dependen por él
mismo del sujeto, pero cuando ello se torna en su relación
con las necesidades e intereses de los valores, es decir como
valores, representan la unidad de lo objetivo y
subjetivo.

Diferentes autores cubanos tienen su propia
definición de los valores. José R. Fabelo nos
plantea que "los valores, en su conjunto, conforman "un sistema
objetivo de valores"; es dinámico, dependiente de las
condiciones históricas-concretas y estructurado de forma
jerárquica". (7)

Todo lo valioso es significativo, pero no toda la
significación social es un valor. Valor es aquella
significación que desempeña el papel positivo en el
desarrollo de la sociedad y está relacionado con el
progreso social. Si las valoraciones pueden ser positivas y
negativas, los valores solo pueden ser positivos y de ahí
que algunos autores se refieran a antivalores. Ejemplo: crueldad
personal, egoísmo desenfrenado, intolerancia
fanática, la discriminación de la raza, de sexo, la falta
de honradez, la indisciplina, la irresponsabilidad, la corrupción, el afán de
robar.

Es el hombre el que constituye el principal valor, todos
los demás valores giran alrededor de él, sirve para
el mejoramiento y enriquecimiento para la vida de él, para
el perfeccionamiento de la sociedad humana. Existe un
sinnúmero de ellos, consideramos que los morales son
imprescindibles en la vida del hombre, incluyen todas aquellas
cualidades sociales, familiares y personales que debe poseer el
sujeto.

La educación en valores, con un enfoque
sociológico, comprende la educación como un proceso
a escala de toda la
sociedad en el marco del sistema de influencias y de la interacción del individuo con
la sociedad con el fin de su socialización como sujeto
activo y transformador, en los que los valores
históricos-culturales tienen un papel esencial (Nancy
Chacón Arteaga, 2006).

En el sistema jerárquico de los valores la
responsabilidad ocupa uno de los lugares fundamentales por lo que
significa en la determinación de la posición que
ocupa el hombre en relación con el cumplimiento de la
tarea de contenido social.

La diversidad de valores parece motivar este nuevo
siglo. Lo material y lo espiritual están presentes para
servir a la posición que asume cada sujeto ante la vida,
así, la filosofía del ser es escogida para aquellos
que son más plenos en cuanto a la espiritualidad, su
conciencia y su sensibilidad humana.

Las relaciones entre los sexos trascienden siempre al
plano de lo personal, repercutiendo de forma directa e indirecta
en la vida social, de ahí la necesidad de que se
fundamente un sólido sentido de responsabilidad. Esta
compleja problemática de la responsabilidad moral de los
actos humanos, de la relaciones entre libertad y la necesidad,
fue profundamente examinada por Federico Engels en Anti
Dühring al plantear "la libertad no reside en la
soñada independencia
de las leyes naturales, sino en el conocimiento de estas leyes y
en la posibilidad que lleva aparejada de hacerlo actuar de un
modo planificado para fines determinados" .(8)

La conducta moral le permite al hombre aceptar en
considerables y equilibradas relaciones, las exigencias que le
plantea la sociedad desde posición critica y valorativa.
Permite recíprocamente fortalecer importantes valores,
actitudes y sentimientos, toda vez que se propicien reflexiones y
valoraciones sobre aspectos que en la realidad se
suceden.

1.2.2 Fundamentación psicológica y
pedagógica

La actividad se ha definido como una forma
específica humana de la relación activa hacia el
mundo circundante, cuyo contenido es su cambio y
transformación racional. La actividad práctica por
su parte designa la actividad material adecuada a fines, es
decir, una esencial relación sujeto-objeto donde lo ideal
y lo material se convierten recíprocamente.

El objeto es aquella parte del mundo que el hombre
humaniza, que se integra a su realidad mediante la
práctica social. En este sentido el hombre conoce el mundo
en la medida que lo integra a su actividad. El sujeto, por otra
parte, como categoría filosófica, designa al hombre
socio-históricamente determinado y portador de la
práctica social.

La práctica histórico-cultural es el
núcleo determinante de la actividad que media la
relación sujeto-objeto, sin la cual es imposible concebir
la actividad.

El trabajo es la forma determinada por la
práctica, en tanto es forma especial humana de mediar la
relación sujeto-objeto. En esta relación la
actividad humana se expresa como una síntesis que integra
a manera de tres momentos o dimensiones de la forma existencial
de la realidad social: la actividad práctica, la actividad
cognoscitiva y la actividad valorativa.

La actividad práctica deviene punto de partida en
la explicación de la relación sujeto-objeto y la
actividad cognoscitiva y la valorativa son desprendimientos de la
primera. La práctica es inconcebible sin la necesidad
social, los intereses, los fines, los medios y condiciones que le
sirven de premisa.

La práctica es fundamento y fin del conocimiento,
así como criterio objetivo de su veracidad. Por otra parte
la actividad cognoscitiva constituye una forma esencial de la
actividad espiritual del hombre. Condicionada por la
práctica, refleja la realidad y la reproduce en forma de
conocimiento que se expresa en principios, leyes,
categorías, hipótesis, teorías, etc.

El conocimiento media toda actividad humana incluyendo
su fundamento sustancial: la práctica. La actividad
cognoscitiva se manifiesta en la interacción
dialéctica sujeto-objeto, cuyo resultado se expresa en
determinado conocimiento de la realidad aprehendida a dicho
proceso.

El hombre no solo refleja los objetos tal y como existen
con independencias de sus necesidades e intereses, sino que,
además, los enjuicia desde el ángulo de la
significación que estos objetos poseen, es decir, los
valora positiva o negativamente.

La valoración constituye aquel proceso de la
conciencia humana en el cual se unen, por un lado, cierta
información acerca de los objetos y fenómenos de la
realidad objetiva y, por el otro, determinada información
acerca del estado de las necesidades del sujeto valorante. La
autovaloración es básica en este proceso y se
relaciona con la autorreflexión.

Las condiciones sociales constituyen un conjunto de
positivas influencias que se ponen de manifiesto en nuestros
estudiantes, no obstante la necesidad de fortalecer la
formación de valores de las nuevas generaciones mediante
un sólido proceso de asimilación en el que inicia
lo cognoscitivo y lo afectivo, producen en los estudiantes nuevas
necesidades y motivos que hacen elevar la importancia de tan
relevante tarea pedagógica, porque las condiciones
actuales de existencia en nuestro país revelan que estamos
viviendo momentos difíciles de profundos cambios tanto en
la arena internacional como de modificaciones internas
trascendentales.

En el plano educacional concretamente se analiza con
fuerza una
problemática de connotación social, y de una
importancia social, la formación de valores de las nuevas
generaciones, pues de ello dependerá en grado sumo, la
continuidad histórica de nuestro proceso revolucionario
fijando en los adolescentes los valores del socialismo que los
lleven a actuar con un sentido humano y profundo, integralmente
desarrollado.

Cuando hablamos de formación de valores
morales nos referimos a un proceso educativo en el que el
contenido axiológico de determinados hechos, formas de
ser, manifestación de sentimientos, actuaciones o
actitudes humanas, con una significación social buena, y
que provocan una reacción de aprobación y
reconocimiento (vigencia), en el contexto de las relaciones
interpersonales, trascienden a nivel de la conciencia
individual del niño o el joven (Nancy Chacón
Arteaga, 2006).

En la labor ideológica se distinguen dos
áreas bien delimitadas: la actividad teórica y la
práctica. Entre ambas existe estrecha vinculación,
pero cada una de ellas tiene su propio contenido y sus propias
funciones. La
actividad teórica se encarga de conservar los postulados
fundamentales de la teoría Marxista – Leninista, de
desarrollarla mediante el estudio y la generalización de
la experiencia práctica a través del
análisis permanente de los diferentes fenómenos de
procesos reales. La actividad práctica está
relacionada con la labor de propaganda u
orientación directa de las masas como define el Programa
del PCC.

La propaganda tiene como función
fundamental, la educación y transcripción de los
contenidos de trabajo independiente de forma más asequible
a los diferentes grupos socio–profesionales. La propaganda
instruye, educa y moviliza, o sea, prepara al sujeto para su
activa participación en la construcción y defensa
del socialismo.

Realizar un análisis de la formación del
valor responsabilidad, presupone tener en cuenta los fundamentos
teóricos y metodológicos que la sustentan a partir
de postulados y teorías axiomáticas,
psicológicas y pedagógicas que se
asumen.

En el sujeto debe aparecer una concientización en
el transcurso del proceso de socialización mediante la
asimilación por él de la cultura material creada,
que posibilita la valoración crítica de la realidad
para su transformación. Este proceso tiene lugar como una
gradual interiorización de lo externo social y su
transformación en el interno individual desde la
autovaloración y la autorreflexión en el contexto
de los diferentes grupos en que tiene participación, en la
actividad que realiza en función de las circunstancias
objetivas de la vida y sus características muy propias, lo
que pone de manifiesto el carácter histórico de la
formación de la personalidad y el papel activo del sujeto
en la formación.

El modelo de
hombre a formar en cada sociedad existe y será punto de
referencia de la educación, lo que no es más que la
exigencia de la sociedad respecto al hombre a formar. Un modelo
que se ajuste a las posibilidades y características de las
diferentes edades y que sirva de referencia al docente, al padre
y al propio estudiante en la meta a trazar
en su formación.

En su conceptualización psicológica el
valor debe ser analizado teniendo en cuenta su naturaleza
objetiva y subjetiva, el significado atribuido tiene una
naturaleza subjetiva, toda una vez existe individualmente en los
seres humanos capaces de valorar, pero al mismo tiempo tiene una
naturaleza objetiva en tanto constituye parte de la realidad
social e histórica en la que se desarrolla el ser humano;
los valores existen en el sujeto como formaciones motivacionales
de la personalidad que orientan su actuación hacia la
satisfacción de sus necesidades. De esta manera un
estudiante es responsable no porque conozca la importancia del
valor responsabilidad o la circunstancias lo obliguen a ser
responsable, sino porque siente la necesidad de actuar
responsablemente. La responsabilidad en este caso deviene un
motivo de la actuación. Por tanto solo cuando los valores
constituyen motivo de la actuación del sujeto se
convierten en verdaderos reguladores de su conducta. El sujeto
puede asumir una posición activa o pasiva en la
expresión de sus valores.

La posición activa en la expresión de los
valores caracteriza un nivel superior de desarrollo y se
manifiesta cuando el sujeto actúa espontáneamente,
con iniciativas en la expresión de sus valores. Este nivel
se corresponde con lo que Fernando González Rey (1991),
denomina valores personalizados. La posición pasiva en la
expresión de los valores formales, es decir cuando el
sujeto actúe por conocimiento, por sentir la necesidad de
actuar de esa manera, y no por presiones externas, por ejemplo:
dos estudiantes pueden actuar solidariamente, sin embargo uno lo
hace solo cuando siente una presión
externa, mientras que el otro lo hace cuando sea
necesario.

El proceso de la socialización se produce a
través de la comunicación de la persona en las
diferentes esferas de la vida: comunicación con las otras
y en la diversidad de expresiones sociales del hombre, desde la
formación de la pareja hasta la fijación de una
posición política concreta. Las que se configuran
alrededor de necesidades que se van desarrollando en esas
diversas relaciones. Los valores constituyen, el tipo de motivación que definen la formación
en que nos implicamos en los distintos tipos de relaciones de las
que somos parte. Estos no se fijan por un proceso de
comprensión por lo tanto no son una expresión
directa de un discurso que
resulta asimilado, sino el resultado de una expresión
individual.

La formación de los valores es un complicado
proceso interno, personal que no puede ser impuesto por
fuerzas internas que exijan respuestas inmediatas a un nivel
contextual. El sujeto, por tanto no es resultado pasivo de este
proceso sino una parte activa de su desenvolvimiento. Los valores
son entonces, una expresión de la realidad viva y actual
de cada uno de los sectores constitutivos de la trama social,
así como los sujetos que la integran.

En la adolescencia el desarrollo de la personalidad
tiene lugar muy sustancialmente a través del aprendizaje
organizado por la escuela, cuya misión es formar y educar
la joven generación, de acuerdo con los objetivos
educativos de su orden social. El estudiante pasa una gran parte
del día en la clase, tiene
que adaptarse a las condiciones escolares como son el orden
escolar, la atmósfera de la clase, la autoridad del
profesor, o
sea conducirse disciplinadamente.

En esta etapa los estudiantes son capaces de emitir
juicios, opiniones y puntos de vista morales relativamente
estables. Surge en ellos un sistema de normas y exigencias
propias que pueden defender con bastante firmeza, incluso sin
tener en cuenta las consecuencias que esto les pueda traer.
Además funciona de forma escéptica, responden
rápidamente con desvalorización, o bien con
observaciones presumidas y protestas por cualquier
requerimiento.

En la adolescencia comienza a desarrollarse la
conciencia de la autonomía y la responsabilidad. Solo que
la decisión y su realización dependen de
él.

Se interesan por comprender las particularidades de la
personalidad de los demás y la suya propia para valorar
sus posibilidades y juzgar sus conductas y las de su grupo.

Los cambios corporales que anuncian la pubertad, que
marcan el inicio de la adolescencia, provocan cierto
desconocimiento en los púberes y adultos más
cercanos. El desconocimiento y el miedo al adolescente son tan
grandes que se extienden a descalificar, como si no pasara nada,
como si fuera una simple etapa de transición. Entonces al
no entender qué sucede, se abandonan o se le pone
grilletes al desarrollo de la fantasía de evitar el
cambio, asignándole una importancia suprema a los
problemas de salud reproductiva, sin entender otras demandas
esenciales del proceso de crecer, que sientan pautas para toda la
vida. Por lo que es responsabilidad de la familia no limitar este
desarrollo.

En esta etapa de la adolescencia, al igual que la
niñez y la juventud son momentos ideales para formar y
consolidar valores, estos propician que afloren virtudes humanas.
En el sujeto la formación de valores no ocurre de forma
lineal y espontánea, sino que pasa por un complejo proceso
de elaboración personal en virtud del cual los seres
humanos en interrelación con el medio
histórico-social en el que se desarrolla construyen sus
propios valores.

Es por ello que los valores más
específicos como la responsabilidad, son reflejados por
cada sujeto de manera diferente en dependencia de su historia
individual, capacidades, intereses, es decir, no siempre los
valores jerarquizados esencialmente por unos son asumidos
igualmente por todos los miembros de la sociedad.

Fernando González Rey (1991) al referirse a la
importancia de comprender la complejidad de la naturaleza
subjetiva de los valores en su función reguladora de la
actuación del sujeto, establece la diferencia entre lo que
denomina "valores formales" y "valores
personalizados".

El valor en su existencia subjetiva individual se
manifiesta como motivo de la actuación, por tanto los
valores existentes en el sujeto son formaciones motivacionales de
la personalidad que orientan su actuación hacia la
satisfacción de sus necesidades.

La formación de valores, en el preuniversitario
debe producirse mediante la comunicación entre profesores
y estudiantes en el proceso de enseñanza aprendizaje,
donde este último asuma la posición activa durante
la clase en la apropiación individual de los significados
para la apropiación de los valores.

El docente debe dominar qué es un valor y
cómo regula la actuación del estudiante, entonces
estará en condiciones de propiciar su formación y
desarrollo en el proceso de enseñanza
aprendizaje.

El estudiante estará en condiciones de formar sus
valores en el momento en que este deje de ser objeto de
aprendizaje, que repita mecánicamente la
información que recibe y se convierta en sujeto que
procesa información y construye conocimiento a partir de
sus intereses y conocimientos previos sobre la base de un
conocimiento profundo de reflexión en el que toma partido
y elabora puntos de vista y criterio propio.

La relación profesor-estudiante debe basarse en
el respeto mutuo, la confianza y la autenticidad puesto que el
docente debe ser modelo de actuación para los estudiantes.
Para contribuir a la formación de valores del estudiante
es necesario crear espacios de reflexión en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, que les permita aprender a valorar,
argumentar sus puntos de vista, defenderlos ante los que se
oponen a ellos, donde tenga libertad para escribir su criterio,
discrepar, plantear iniciativas, escuchar y comprender a los
demás, para enfrentarse a los problemas con seguridad e
independencia, para esforzarse por lograr sus
propósitos.

Educar es esencialmente una tarea perfectiva,
optimizadora y al final de dicha acción educativa, debe
resultar que los educandos sean más valiosos, que hayan
alcanzado nuevos hábitos valorables, expresión
auténtica de la calidad
educativa, lo que está determinada por la profundidad
y extensión de los valores que hayamos sido capaces de
suscitar y actualizar. Donde se desarrolle la
autorreflexión como criterio para la
autorregulación de la actuación.

Lograr una educación moral precedida del ejemplo
y con una gran cuota de responsabilidad en ello, es un reto para
los educadores.

Solo cuando la orientación ocupe el lugar que le
corresponde y estimule la autovaloración y el autocontrol
de lo realizado, se podrá contribuir a un desarrollo
más pleno del estudiante, con el aprovechamiento de todas
sus potencialidades y habilidades, llegando a ser personas
responsables, independientes, con criterios creativos y
laboriosos en el medio en que se desenvuelven en la
sociedad.

Cómo aplicar los fundamentos pedagógicos y
psicológicos de todo el trabajo con valores (Celia Diaz
Cantillo y Lucía .Y Rafael Martínez,
2007):

  • Hay que precisar los modelos, las aspiraciones para
    lo cual no podemos valernos de actividades donde normalmente
    se hacen narraciones, lecturas, charlas, diálogos,
    conferencias, debates, análisis de personajes de
    películas, de actos que se han realizado, entre otros,
    que no promuevan las reflexiones y valoraciones
    críticas.

  • Hay que objetivar, estos modelos: juegos, trabajos
    en equipos, asignación de responsabilidades, fiestas,
    actividades productivas y socialmente
    útiles.

  • Hay que lograr la reflexión y la
    valoración que culmina con la representación de
    cómo va el proceso y qué hacer, reajustar, con
    el fin de alcanzar las metas propuestas, y que se refleje en
    sus conductas responsables.

Todo valor está condicionado por lo que se ha
denominado rasgos determinantes que contribuyen a desarrollar
cualidades en el sujeto a los cuales los docentes deben
contribuir por medio de determinadas acciones.

Rasgos determinantes que contribuyen a desarrollar
algunas cualidades en los adolescentes(Celia Diaz Cantillo y
Lucía .Y Rafael Martínez, 2007):

Rasgos determinantes.

Contribuir a

Respecto a sí mismo, a su capacidad de
acción.

Fomentar su seguridad en lo que hace y se
propone.

Favorecer la autoestima.

Ubicación de la personalidad como sujeto
social.

Responde a tres preguntas:

  • ¿Quién soy?

  • ¿Dónde estoy?

  • ¿Adonde voy?

Capacidad de autoanalizarse para
perfeccionarse.

Fomentar el espíritu de auto evaluación y
autocrítica.

Sentirse comprometido con sus tareas.

Cumplir con lo propuesto.

Asumir las consecuencias de sus actos.

Responder con sus actos, pensar antes de
actuar.

Asumimos la educación de la sexualidad como una
educación en valores. Los comportamientos responsables que
deseamos se manifiesten en los adolescentes, sólo pueden
sustentarse en valores socialmente positivos.

Las actividades de educación de la sexualidad
deben implementarse teniendo en cuenta el sistema de relaciones
profesor-estudiantes, estudiantes-estudiantes, que propicie el
aporte de cada uno de estos factores en la labor educativa y
asegure el clima de
comunicación, flexibilidad, creatividad y
bienestar adecuados en torno a los estudiantes.

El sistema de relaciones y actividades, debe
caracterizarse porque cada uno de los estudiantes tenga que
asumir un rol protagónico y sienta que ocupa un espacio,
que es respetado y querido por todos lo que le rodean y las
normas de convivencia pongan de manifiesto un clima emocional
positivo.

Al organizar esta labor educativa en torno al
comportamiento psicosexual tiene que asegurarse la
atención diferenciada a cada estudiante, en
correspondencia con sus necesidades e intereses. Se necesita
partir del diagnóstico y determinar las necesidades
educativas básicas de los estudiantes.

Sobre esta base es posible realizar actividades
educativas que tomen en cuenta las potencialidades e intereses de
los estudiantes en la esfera psicosexual.

Para lograr el enfoque educativo en el trabajo de
educación de la sexualidad es necesario (Pedro Luis Castro
Alegret, 2006):

  • 1. Crear condiciones pedagógicas y
    comunicativas que favorezcan un clima de confianza,
    receptividad y reflexión valorativa del docente y los
    estudiantes.

  • 2. Caracterizar de manera integral el avance de
    la educación moral y de los problemas que pueda
    confrontar en su comportamiento psicosexual cada estudiante,
    visto también en el contexto de su familia y su
    comunidad.

  • 3. Implementar procedimientos de trabajo que
    promuevan el diálogo reflexivo y la
    autovaloración.

  • 4. Lograr un trabajo metodológico
    diferenciado que permita definir con precisión las
    acciones de cada asignatura para lograr la
    incorporación de las temáticas de la
    educación de la sexualidad y la prevención del
    VIH/SIDA en el proceso docente educativo.

  • 5. También es necesaria la
    atención específica a la solución de las
    dificultades en el comportamiento poco responsables de
    algunos estudiantes para que ganen mayor responsabilidad en
    su comportamiento sexual.

  • 6. Una real participación de las
    organizaciones estudiantiles en esta labor preventiva,
    asegurando el dialogo sincero y el respeto a su
    autonomía como organización.

  • 7. El perfeccionamiento de la
    interacción educativa con la familia, con el objetivo
    de coordinar y hacer más efectivas las influencias
    sobre la educación de la sexualidad de sus
    hijos.

A partir de estos presupuestos
filosóficos, sociológicos y psicopedagógicos
de los valores y su relación estrecha con la
educación de la sexualidad se fundamenta nuestra labor en
la Educación Preuniversitaria.

1.3- La responsabilidad como valor
moral

La moral responde a las formaciones
económicas–sociales y una de las formas más
antiguas de la conciencia social. Se formó en el propio
proceso de separación del hombre del resto de los animales, como
única forma de regulación de la actividad vital de
estas.

La moral varía y cambia históricamente,
puede revertir su influencia en el proceso social concreto,
acelerándolo, pero su desarrollo no siempre es en sentido
ascendente, lo que permite al hombre alcanzar un nivel superior
en la perspectiva para satisfacer las necesidades vitales de
autovaloración, de disposición y de aspiraciones en
las diferentes actividades en el orden social e
individual.

La responsabilidad como valor de la personalidad en
nuestra sociedad debe estar vinculada estrechamente al esfuerzo y
dedicación cotidiana por avanzar en la construcción
de la sociedad en la búsqueda del progreso social por lo
que su formación es tarea de la educación comunista
especialmente de la moral, pues
la formación de una personalidad moralmente responsable no
constituye un hecho innato.

Cuando nos referimos al tema de la responsabilidad como
valor moral parece que estamos tratando un tema complejo del
comportamiento, según el Gran Diccionario
Enciclopédico Ilustrado es responsabilidad:
"obligación de responder de los actos propios o de otros,
entre otras acepciones (9). Según el Diccionario de
Sinónimos y Antónimos, la responsabilidad es
sinónimo de: obligación, deber, cumplimiento,
exigencia, vínculo, necesidad, incumbencia, solidaridad.
// Madurez, sensatez, juicio, sentido del deber, equilibro,
prudencia, cordura, experiencia, solvencia, formalidad, seriedad
(10).

Nancy Chacón Arteaga aborda que: "La
responsabilidad no es más que la asunción de las
obligaciones
sociales por el individuo como un compromiso consecuente de su
actuación. Lo que implica conciencia de obligaciones,
seguridad en sí mismo, toma de
decisiones, constancia, autoproposición de metas,
responder por sus actos" (11).

Asumimos la definición de la doctora Nancy
Chacón acerca de este valor pues cuando el mismo se hace
consciente, crece el significado de sus funciones positivas, se
amplía el concepto de la responsabilidad
social y refleja la preparación del sujeto a contraer
compromisos elevados ante el colectivo y la sociedad.

En la medida en que con mayor claridad y
precisión se orienta el comportamiento hacia las
demás, mediante normas y principios morales realmente
válidos, entonces en mayor grado se asumirá y se
cumplirá la responsabilidad moral que necesariamente
demanda
nuestros actos, independientemente de ello, en el obrar moral del
sujeto, este asume una determinada responsabilidad ya que con su
conducta, directa o indirectamente, influye en los demás
sujetos con los que se relaciona.

De ahí que desde la posición que adopten
los niños, adolescentes, jóvenes, y en cualquier
esfera, la responsabilidad moral debe constituir eje esencial en
toda actividad en los hombres, el mismo es responsable de sus
actos según las responsabilidades objetivas y el deber
asumido que tiene que escoger y actuar y a la vez tomar
decisiones.

La libre elección de la conducta a seguir
según ciertas normas o principios morales, el
interés o necesidad social, son el elemento que
autodetermina el grado de responsabilidad del sujeto en cualquier
grado moral.

Toda actuación y, por lo tanto, todo estilo de
actuación es individual, es decir único e
irrepetible. En consecuencia si la actuación es personal,
o sea, instruir, entonces, la responsabilidad como rasgo
personológico puede o no matizar el proceder de una
personalidad. Esto los conduce a la siguiente conclusión:
la responsabilidad de otro, ya sea padre, maestro o cualquier
otra persona.

De manera que el hecho de que un sujeto (adolescente,
joven o adulto) actúe de modo responsable o no, no es
directamente proporcional a las condiciones que de manera
consciente fueron modeladas en su formación o desarrollo.
En otras palabras, no porque la familia, la escuela, la
comunidad, el grupo escolar u otro tipo de institución
social, se empeñen en proporcionar condiciones favorables
para que el adolescente forme cualidades morales positivas tales
como la honestidad, la solidaridad, la abnegación, la
responsabilidad u otras, han de quedar por sentado estos
atributos en él.

No negamos la influencia del grupo o la familia en la
formación, en el desarrollo
personal del adolescente o joven, pero de lo que se trata es
de acentuar las condiciones de estas influencias sólo como
premisa de su propia actuación.

Por otra parte, asumir que la aceptación es
personal y que la responsabilidad como rasgo la matiza o no, es
tomar como axioma que la responsabilidad es personal e
intransferible. A tenor de lo que hemos expuesto, ninguna persona
adquiere por herencia o
necesidad la responsabilidad de otro, lo que hace es ejecutar
funciones, desempeñar papeles, resolver tareas de otros
justamente en virtud de su responsabilidad.

Un argumento más a favor de nuestro punto de
vista está dado en la definición misma de la
responsabilidad (Marisela Rodríguez Rebustillo, 1996)
entendida no como respuesta a una exigencia dada o como
actuación en correspondencia con las necesidades mediatas
o inmediatas o grupos. Ser responsable no significa observar
cabalmente las normas de convivencia o alterar de forma brusca el
funcionamiento de la interrelación necesaria entre
aquellas personas que se hayan dentro de los contextos de
actuación en las que esa persona está insertada;
ser responsable en las edades psicológicas que se analizan
expresan ante todo, el carácter relativo o escrupuloso de
la actuación personal del adolescente o el
joven.

Resulta muy difícil, fijar un período de
tiempo en el que se determine el desarrollo o la solidez de la
responsabilidad personal como cualidad
personológica.

Podemos resumir que la actuación personal
responsable, como fenómeno psicológico, debe
tomarse en consideración por todos aquellos que de una u
otra forma estamos implicados en la gestión
de condicionar los contextos formativos de los
adolescentes.

La caracterización de los adolescentes del
preuniversitario se asume en esta tesis a partir de la realizada
por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA),
y que son analizadas en la obra: Educación Sexual con
los jóvenes de preuniversitario, Educación
Técnica y Universidades Pedagógicas
del Dr.
Pedro Luis Castro Alegret y otros (2006).

Según esta fuente la adolescencia transcurre
entre los 10 y los 19 años y dentro de ellos se encuentran
los adolescentes tardíos que están comprendidos
entre las edades 16 a 18 años teniendo en cuenta el nivel
de escolarización preuniversitaria a este nivel de
enseñanza.

El ingreso al preuniversitario ocurre en un momento
crucial de la vida del estudiante, el período de
tránsito de la adolescencia hacia la juventud.

Todos sabemos que los límites entre los
períodos evolutivos están sujetos a variaciones de
carácter individual, de manera que el profesor puede
encontrar en un mismo grupo estudiantes que ya manifiestan rasgos
propios de la juventud, mientras que otros mantienen
todavía un comportamiento típico de los
adolescentes.

Muchos consideran el inicio de la juventud como el
segundo nacimiento del hombre. Entre otras cosas ello se debe a
que en esta etapa se alcanza la madurez relativa de ciertas
formaciones y algunas características psicológicas
de la personalidad. También aquí se continúa
y amplía el desarrollo en la esfera intelectual que ha
tenido lugar en etapas anteriores.

Así desde el punto de vista de su actividad
intelectual los estudiantes del preuniversitario están
potencialmente capacitados para realizar tareas que requieran una
alta dosis de trabajo mental, de racionamiento, iniciativa,
independencia cognoscitiva, creatividad, además de la
autovaloración como otros de los cambios que se da en la
adolescencia. Estas posibilidades se manifiestan tanto en la
actividad de aprendizaje en el aula, como en las diversas
situaciones que surgen en la vida cotidiana del
adolescente.

En relación con lo anterior, la
investigación dirigida a establecer las regularidades
psicológicas de los escolares cubanos, en especial de la
esfera clásicamente considerada como intelectual, ha
revelado que en el desempeño intelectual los alumnos alcanzan
índices superiores a los estudiantes de niveles
anteriores, lo que no significa desde luego que ya en el
preuniversitario los alumnos no presentan problemas ante tareas
de carácter intelectual, no obstante fue posible
establecer que cuando la enseñanza se organiza de forma
concreta esos alumnos pueden superar muy rápido las
dificultades que pudieran poseer gracias a las reservas intelectuales
que han desarrollado.

En esta etapa de estudio solo se convierte en una
necesidad vital, y al mismo tiempo en un placer, animando al
adolescente, a la obtención de nuevos conocimientos, la
iniciativa y la actividad cognoscitiva independiente. Durante
estas edades que referimos es muy característico el
predominio de las tendencias a realizar apreciaciones, que
responden a un sistema de enfoques de tipo polémico que
los alumnos han ido conformando, así como la defensa
pasional de todos sus puntos de vista.

La autovaloración y la autorreflexión se
hace cada vez más estable, adecuada y generalizada, debido
a la necesidad del adolescente de valorar correctamente sus
posibilidades para enfrentar el futuro, tanto en su vida
profesional como personal.

En esta etapa se alcanza una mayor estabilidad de los
motivos, intereses, punto de vista propios, de manera tal que los
alumnos se van haciendo más concientes de sus propias
experiencias y de las que los rodean, tiene lugar así la
formación de convicciones morales que el adolescente
experimenta como algo personal y que entra a formar parte de su
concepción moral del mundo. También participa de
manera creciente en la auto determinación de su
comportamiento en los diferentes contextos de
actuación.

Las principales motivaciones del adolescente en estas
edades vienen dadas por los actuales y futuros estudios, obtener
el puesto que desea en la sociedad. Esto se refiere
principalmente a la
motivación profesional, aunque existen otras
también importantes en la dirección de la personalidad.

En estas edades se han ampliado las motivaciones del
adolescente y se va integrando en una estructura
jerárquica; los motivos rectores, como reflejo de la
sociedad en que nos encontramos, se refieren al trabajo
profesional u otra forma de adquirir la adultez e
independencia.

Estos motivos profesionales tienen una
elaboración inicial, es decir el joven por primera vez es
capaz de argumentarlos y de trazar con una mirada de futuro las
decisiones que debe adoptar para alcanzar su meta. Es decir,
comprende que sus motivos son a largo plazo, sabe mantener su
actividad dirigida a obtenerlos, estudia, se prepara para los
diferentes tipos de pruebas o
requisitos que exige la carrera deseada, obtiene cada vez
más información sobre la misma.

En medio social en que se desenvuelve influye en la
conducta y la actividad del adolescente, lo cual permite ser
menos dependiente de las circunstancias que lo rodean, ser capaz
de enjuiciar críticamente las condiciones de vida que
influyen sobre él y participan en la transformación
activa de la sociedad en que viven.

En esta etapa él ha adquirido la capacidad de
enjuiciar desde nuevas estructuras
cognitivas lógicas, y ejerce esa flamante capacidad sobre
su mundo cercano.

El adolescente necesita valorar críticamente a
sus padres para individualizarse, para diferenciarse de ellos,
para reafirmar su identidad como personas, y es capaz de
autovalorar las consecuencias de sus acciones en la vida,
sometiéndola a las normas morales de los grupos
significativos para él.

El lugar del joven en su familia está en un nuevo
sistema de relaciones y comunicación a partir de que ha
alcanzado la independencia en muchos aspectos de su vida, por
ejemplo en la vida afectiva y de pareja.

En la adolescencia se tiene las condiciones para
consolidar la autoestima, que favorece el buen desempeño
personal. La autoestima debe verse como una estructuración
reguladora de la personalidad, elaborada conscientemente desde la
adolescencia y más propiamente al entrar en la juventud;
las personas jóvenes le atribuyen gran importancia a la
autovaloración.

En tal sentido es necesario que el profesor tienda no
solo a lograr un desarrollo cognitivo, vivencias profundamente
sentidas por los adolescentes tardíos capaces de regular
su conducta en función de la necesidad de actuar de
acuerdo con sus convicciones.

La función de los educadores es exitosa sobre
todo cuando poseen un profundo conocimiento de sus alumnos acerca
de sus preferencias.

En particular la elección de la profesión
representa una cuestión muy importante para el
desenvolvimiento y las aspiraciones futuras del adolescente
tardío.

Esta elección se convierte en el centro
psicológico de la situación social, del desarrollo
del sujeto, pues es un acto de determinación y
autovaloración que supone tomar una decisión y
actuar en concordancia con algo lejano, lo que requiere cierto
nivel de madurez, el adolescente siente una fuerte necesidad de
encontrar un lugar en la vida, con la cual se incremente su
participación en la actividad social útil (
estudio, deporte, trabajo
y cultura), en la que mantienen gran valor para él la
comunicación con su grupo de coetáneos, la
relación con sus compañeros, la aceptación y
el bienestar emocional que logre obtener.

No obstante la opinión del grupo, y es la que
busca el adolescente fundamentalmente, es en esta
comunicación con sus iguales, donde se fortalece la
relación personal de amistad con los
que siente mayor confianza y a los que le unen afinidad de
intereses y criterios sobre diferentes aspectos, por esto surgen
subgrupos por parejas de amigos y también sobre la base de
relaciones amorosas con un carácter más estable. En
este tipo de relación se materializan los ideales sobre la
pareja y el amor, también se destaca el valor de las
relaciones en el grupo en virtud de determinadas cualidades de la
personalidad como son exigencia, combatividad, sinceridad,
justeza.

Al igual que en la adolescencia el contacto con los
demás refuerza su necesidad de reflexión, de
conocerse, de valorarse y dirigir en cierta medida su propia
personalidad, a lo cual pueden contribuir los adultos, padres y
profesores en sus relaciones con él. El adolescente
necesita ayuda, comprensión, pero también
autonomía, decisión propia y debe
permitírsele autorreflexionar valorativamente sobre su
propia actividad.

Características de la sexualidad en los
adolescentes y jóvenes

Según M. A. Torres (2003) la sexualidad es una
dimensión de la existencia humana, una
manifestación psicológica de la personalidad que
tiene como núcleo el sentimiento y la conciencia de la
propia masculinidad, feminidad o ambivalencia, basada en el sexo,
incluye al género, las identidades de sexo y
género, la orientación sexual, el erotismo, la
vinculación afectiva y el amor y la reproducción.
Se expresa en forma de pensamiento,
fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores,
actividades, prácticas, roles y relaciones. Es el
resultado de la interacción de factores biológicos,
psicológicos, socioeconómicos, culturales,
éticos y religiosos o espirituales.

La doctora B. N. Guerrero (1996 En: I. González,
2002 p. 1) plantea que es el conjunto de condiciones
estructurales (anatómicas), fisiológicas,
comportamentales y socioculturales que permiten el ejercicio de
la función sexual humana. Abarca nuestros sentimientos,
nuestra conducta en general y sexual en particular, la manera de
expresarnos y relacionarnos con los demás. En definitiva
la forma de vivir como hombres y mujeres.

Asumimos la definición de M. A. Torres (2003)
pues se plantea como orientadora para el trabajo de
educación de la sexualidad de los adolescentes del
preuniversitario.

La adolescencia es el momento de transición desde
la niñez a la edad adulta de los seres humanos que
transcurre entre los 10 y 19 años de edad. Esta
transición va a implicar cambios biológicos,
psicológicos, cognoscitivos y sociales.

La experiencia del amor y la vida de pareja ocupan un
lugar importante en esta etapa de la vida. Se observa en la
adolescencia un primer momento en la búsqueda de pareja y
de afirmación de la persona, en la identidad de
género, roles y orientación
sexoerótica.

Los jóvenes están en condiciones de
reflexionar y argumentar con gran lógica
y con una orientación propia, desde sus valores morales en
formación, sobre distintas cuestiones, como son la amistad
y el amor, el emparejamiento, cuándo y dónde
compartir con el otro sexo. También sobre las relaciones
coitales, con quién y cuándo realizarlas;
qué es la pareja estable, el respeto, la fidelidad;
cuáles son los derechos de la
mujer y los del hombre, entre otros más. Es importante
que el adolescente autorreflexione sobre la actitud que
asume ante al vida, los valores que acumula, las convicciones que
se van formando y que se expresan en la práctica
diaria.

Desde el punto de vista biológico se caracteriza
por un rápido crecimiento y desarrollo pondoestatural,
aparecen y se desarrollan los caracteres sexuales secundarios y
se alcanza durante la misma plena capacidad reproductiva. Entre
los múltiples cambios en la esfera psicológica se
destacan por su importancia la formación de la
personalidad, la definición de rol de género y la
búsqueda de la identidad. Finalmente en el ámbito
social se produce un tránsito de dependencia total a uno
de relativa independencia y se adquiere paulatinamente la
capacidad jurídica. Su nueva situación social
está sembrada de retos, desafíos y también
obstáculos que deben vencer para arribar a una adultez
responsable y feliz.

En esencia los retos fundamentales que debe enfrentar y
resolver el adolescente se refieren a tres esferas esenciales de
la vida:

  • La profesional laboral

  • La ideológica, ética y
    social

  • De pareja y familiar

Desde el punto de vista intelectual, su pensamiento de
hace cada vez más lógico, abstracto y reflexivo, lo
que posibilita explorar en lo más profundo de su intimidad
psicológica, desarrollar su autoconciencia y
autovaloración, al desarrollar la autorreflexión
arribar a un conocimiento cada vez más objetivo de quienes
lo rodean, y penetrar progresivamente en la esencia de su
realidad circundante y de su propia realidad.

Aumenta durante este período el sentimiento y la
necesidad de independencia y autodeterminación que
caracterizan su desarrollo y que lo motivan a buscar la
satisfacción de estas necesidades, fundamentalmente en el
grupo de sus iguales, y a poner ciertas distancias de la
autoridad adulta.

En pocos años el y la adolescente se convierten
físicamente en adulto en apariencia, capaz de engendrar
hijos y de disfrutar de la vida erótica en solitario y en
pareja. De tales cambios y de su nueva situación social se
derivan las primeras y trascendentales adquisiciones
psicosexuales.

Él y la adolescente son concientes de que su
cuerpo se transforma y adquiere capacidades adultas en dos
sentidos fundamentales:

  • Vía de procreación

  • Vía de disfrute sexual y de atracción
    física erótica y espiritual para otras
    personas, no solo de sus pares sino hacia personas
    mayores.

Posterior a sus cambios anatomofisiológicos
entran en una fase de experimentación sexual,
caracterizada por el deseo intenso de disfrutar de la más
amplia variedad de vivencias eróticas y espirituales, lo
que desencadena una búsqueda activa de experiencias
eróticas que los motiva al ejercicio progresivo de la
sexualidad.

Una característica de los adolescentes es que por
lo general recurren al apoyo y seguridad del grupo de sus
iguales. Primero de un grupo compuesto de chicos o chicas de su
mismo sexo.

En estas etapas primarias en que no están aptos
aún para el inicio de los juegos
intersexuales, solo pueden encontrar satisfacción a
través del autoerotismo y la
masturbación.

Con esta nueva situación social del adolescente y
el desarrollo de la líbido comienzan a iniciar sus
relaciones de pareja (necesidad de pareja), esta necesidad se
estructura y crece para dar origen a un conjunto de emociones y
sentimientos que se expresan mediante los llamados
enamoramientos, entusiasmos o cortejos sexuales, propios de estas
edades.

No es nada inusual que en estas etapas iniciales de la
adolescencia, en que el erotismo, la líbido de estos
chicos y chicas no está aún orientada de manera
estable hacia un objeto definido hombre o mujer, encuentre una
vía de expresión y satisfacción en los
intercambios y jugueteos, que casi siempre se producen con estos
amigos más íntimos de su mismo sexo.

Cuando en algunos adolescentes, su iniciación y
desenvolvimiento sexual es prematuro y apresurado, quemando
etapas, ya sea por su preparación insuficiente u otros
motivos como las presiones externas de su pareja o de los amigos
o amigas, o simplemente por curiosidad, suele traerles serias
consecuencias en su desarrollo psicosexual que se traduce en los
embarazos, la maternidad, los matrimonios precoces, los abortos,
las disfunciones sexuales, el contagio con alguna ITS y otros
trastornos.

Factores de riesgo asociados a algunas ITS en
adolescentes y jóvenes:

  • 1. Elementos relacionados con el desarrollo
    fisiológico:

  • Se considera que existen diferencias en el sistema
    inmune asociadas a los diversos estadios del desarrollo
    puberal. Entre las más significativas se encuentran
    los cambios en el número de linfocitos y
    macrófagos detectados durante esta etapa.

  • Alteraciones epiteliales a nivel de la unión
    escamocolumnar del cervix.

  • Las irregularidades del ciclo menstrual.

  • 2. Actividad sexual:

  • Inicio sexual precoz.

  • Continuos cambios de pareja.

  • Parejas con conductas sexuales de riesgo.

  • Relaciones sexuales no protegidas que ocurren en
    lugares y situaciones inadecuados.

  • Escasa utilización del condón y otros
    anticonceptivos de barrera.

  • Poco conocimiento sobre estos temas.

  • Mayor riesgo de violencia y abuso sexual.

  • 3. Tener antecedente de adicciones y otras
    conductas sociales de riesgo:

  • Las adicciones (alcohol, cigarrillos,
    drogas).

  • Antecedentes de otras conductas sociales de riesgo
    como la fuga del hogar, tendencia a la violencia, conductas
    relacionadas con el género y presiones de grupos de
    pares, así como factores socioculturales.

Las consecuencias de una inadecuada educación
sexual: abortos e hijos no deseados, madres solteras, madres muy
jóvenes (12-20 años), matrimonios prematuros,
explosión demográfica, divorcios, relaciones
extramatrimoniales, desajustes psicosociales, desajustes
emocionales, falta de confianza y respeto entre los sexos, roles
sexuales estereotipados, machismo, infecciones de
transmisión sexual ( ITS ), suicidios, inestabilidad
familiar, promiscuidad sexual, deserción escolar,
curiosidad sexual reprimida y tabúes, mitos y
falacias.

Se ha analizado a la adolescencia teniendo en cuenta
algunos elementos característicos, siendo esta la etapa en
la que se culmina la formación de la autoconciencia y se
comprende el papel que se juega en el mundo, también
analizamos algunos elementos relacionados con las
características de la sexualidad de los adolescentes que
son necesarios para fundamentar y orientar la labor educativa en
este campo.

1.4 Potencialidades y vías que ofrece la
Educación Preuniversitaria para formar la responsabilidad
ante la sexualidad

Analizamos en esta ocasión la responsabilidad
unida estrechamente a la sexualidad, teniendo en cuenta que desde
el punto de vista pedagógico los valores son siempre una
relación sujeto – objeto, son siempre resultado de
las valoraciones de un proceso de reflejo específico de la
conciencia. Ellos expresan la importancia, la
significación de la realidad de los hombres. Esta
posición es muy importante para el trabajo
pedagógico.

La responsabilidad, además, contiene en su
concepto las cualidades que nos permiten transformar al mundo,
con todos los motivos que se constituyen, se configuran en el
proceso de socialización del hombre. Desde el punto de
vista psicológico es válido señalar un
aspecto muy importante, los valores no son el resultado de una
comprensión sino que se configuran a través de la
persona concreta que lo forma y desarrolla, es decir la persona
acrecienta el valor a través de su historia personal y de
su experiencia.

Este problema de atención multifactorial, tiene
su referente en toda la actividad que se realiza en la escuela y
con todos los factores que en ellos intervienen.

Partes: 1, 2, 3, 4
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