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Las lecciones de la crisis: ¿Y ahora, qué hacemos con Wall Street? (página 10)




Enviado por Ricardo Lomoro



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El análisis técnico no dice lo
mismo

No obstante, hay opiniones totalmente contrarias desde el
campo del análisis técnico. Según Yosi
Truzman, analista de Ahorro
Corporación, en estos momentos todavía
cabría afirmar "too soon to sell". En otras palabras, que
todavía es pronto para vender.

Cuando se inició la caída a finales de 2007,
"uno de los niveles importantes del mencionado proceso
bajista lo encontramos en los 11.943 puntos del Ibex. Se trata
del mínimo en donde se detuvo el desplome que
provocó la venta masiva de
futuros por parte de Société
Générale, nivel al que yo denomino 'mínimo
de Kerviel'", explica Truzman a Cotizalia.com.

Un nivel que sirvió de soporte durante los 6 meses
posteriores, hasta que se perforó a principios del
mes de julio. A partir de ese momento, este nivel pasó a
ejercer de resistencia
durante los 2 meses siguientes ya que, salvo en un par de
ocasiones en las que se lograron cierres marginalmente por encima
del mismo, el índice chocaba una y otra vez contra
él, según el analista.

La situación técnica se resolvió a la
baja durante el otoño de 2008 en donde el desplome
iniciado en 2007 siguió su curso.

Ahora, "esta zona comprendida entre 11.943 y 12.078 representa
el primero de los grandes mínimos/máximos
decrecientes de la estructura
bajista anterior", en palabras de Truzman.

En cuanto al rebote iniciado en marzo, "es absolutamente
necesario para que el proceso alcista pueda seguir que esa
resistencia sea superada de manera consistente," asegura. "Esto
es, que aparezca un cierre por encima de 11.943 y,
preferiblemente, por encima de 12.078, y que no volvamos a ver un
cierre por debajo de este nivel, tal y como ocurrió a
mediados de julio con el 9.884", añade el analista.

Sin embargo, de no ser así, desde un punto de vista
técnico tampoco implica que el Ibex vaya a caer. Para que
eso ocurra, se deben perforar los soportes y estos quedan
lejísimos de los niveles actuales.

– El gran error sobre la recuperación (The Wall Street
Journal – 29/9/09)

James Grant argumenta que quienes proyectan una
reactivación económica débil y lenta ignoran
una lección clave de la historia: mientras
más profundo es el declive, más vigorosa es la
recuperación

(Por James Grant)

Como si en verdad lo supieran, los economistas más
destacados predicen que la recuperación de la Gran
Recesión estadounidense será floja, gris y no
generará empleos. Pero no lo saben, no pueden saberlo. El
futuro es impredecible.

Yo voy a sugerir que la recuperación será
rápida y vigorosa. Tampoco puedo predecirlo, pero digamos
que lo puedo inferir o deducir.

Los mejores inversionistas ni siquiera intentan adivinar el
futuro, más bien aprovechan las oportunidades a medida que
se les presentan. Henry Singleton, presidente ejecutivo de
Teledyne Inc. desde los años 60 a los 80, era uno de estos
oportunistas iluminados. El mejor plan,
creía, era ningún plan. Lo mejor era afrontar un
mundo incierto con la mente abierta. "Estamos sujetos a un
significativo número de influencias externas y la gran
mayoría son impredecibles", dijo Singleton alguna vez
durante una asamblea general. "Lo mejor es mantenerse flexible".
Entonces, ¿qué elementos, externos e internos,
deben influir sobre la economía de Estados
Unidos?

Aunque no podemos predecir el futuro, sí podemos
observar cómo la gente se prepara para enfrentarlo.

Inventarios menguados, el aumento del desempleo y
tasas de
interés casi en cero sugieren que los estadounidenses
están esperando el futuro en un búnker
antibombas.

La Gran Recesión destruyó la confianza, al igual
que los empleos y el patrimonio.
Desde su auge, el Producto Interno
Bruto estadounidense ajustado a la inflación ha
caído 3,9%. Las leves desaceleraciones de 1990-91 y 2001
(cada una, por coincidencia, de apenas ocho meses de
duración) redujeron el PIB real en
sólo 1,4% y 0,3%, respectivamente. La recesión que
se instaló en EE.UU. en el cuarto trimestre de 2007
marcó récords no deseados en categorías
estadísticas vitales como la manufactura y
los inventarios
comerciales (el bajón más profundo desde 1949),
utilización de capacidad (su mínimo desde al menos
1967) y producción industrial (el descenso
más marcado desde 1946).

No son sólo los disturbios de la postguerra los que han
llevado a Citigroup Inc. (fundado en 1812) a los brazos del
gobierno o
General Electric Co. (con una calificación AAA desde 1956
hasta marzo de este año) a pedir dinero
prestado bajo el abrigo de la Corporación Federal de
Seguros de
Depósitos de EE.UU. No todas las recesiones producen
bonos del
Tesoro con rendimientos de 0%, una debacle del mercado
inmobiliario o un balance de la Reserva Federal que empieza a
parecerse al del Banco de Reserva
de Zimbabwe. Aun así, estas cosas han empezado a
pasar.

Los estadounidenses no están acostumbrados a sobrevivir
bajo condiciones económicas adversas. Ha pasado una
generación desde la última vez que la
contracción de un ciclo empresarial generó el dolor
colectivo que este ha producido. Pero mientras más
profunda sea la caída, más vigorosa será la
recuperación.

Michael Darda, economista jefe de la firma de inversión MKM Partners, dice que "el factor
que determina la fortaleza de una recuperación
económica es la profundidad de la recesión que la
precede. No hay excepción a esta regla, incluyendo la Gran
Depresión de 1929".

El crecimiento despegó luego de las depresiones
estadounidenses de 1893-94, 1907-08, 1920-21 y 1929-33. Si
crisis
significativas dieran paso a recuperaciones letárgicas,
como sugieren los economistas de hoy, la historia
económica de EE.UU. tendría que ser reescrita.

Un comentario ingenioso que encaja perfectamente en el tema es
adjudicado al economista inglés
Arthur Pigou: "El error del optimismo muere en la crisis, pero al
morir, da luz a un error de
pesimismo. Este nuevo error no nace como un bebé, sino
como un gigante".

El club de los aguafiestas

Paul Volcker, Warren Buffett, Ben Bernanke y otros economistas
han minimizado públicamente la recuperación antes
de que ésta empiece. Todos pintan un cuadro de una
economía que se emborrachó, rodó por las
escaleras, se fracturó una pierna y merece estar postrada
en una cama en el hospital arrepintiéndose de sus pecados.
Ente los economistas sondeados por Bloomberg News, la
proyección media del PIB para 2010 es de 2,4%.
Sería una inusual recuperación anémica desde
una severa recesión.

¿Qué hacía EE.UU. antes de Timothy
Geithner y Ben Bernanke? En ese entonces, era el poder de la
autorregeneración de los mercados el que
levantaba al país del piso. La brutalidad de la
depresión de principios de los años 20 seguramente
pesó sobre el presidente Harry Truman cuando firmó
la ley de 1946 que
decretaba como tarea del gobierno mantener una economía
con pleno empleo. Para
enfrentar la crisis, la Fed elevó (no bajó) las
tasas de interés y
el Congreso balanceó el presupuesto, de
hecho registró un superávit. Aun así, la
depresión se acabó. ¿Cómo? La
caída de los precios
generó consumo,
explica el historiador Allan Meltzer. Los individuos e
inversionistas se lanzaron sobre las gangas disponibles. Tras
bajar 4,4% en 1920 y 8,7% en 1921, el Producto
Nacional Bruto real saltó 15,8% en 1922 y 12,1% en
1923.

Ahora, la voz del banco central de EE.UU. es una de las
más tristes en el coro de los pesimistas, y por una buena
razón. Al instigar un auge en la deuda, el Banco de
Bernanke (y de su predecesor, Alan Greenspan) fue instrumental en
la generación de los problemas que
azotan a EE.UU. Entonces uno podría pensar que
debió haberlos previsto. Para nada. Al llevar las tasas de
interés a cero y al batir las marcas de
impresión de dinero (US$1,2 billones, o millones de
millones, en los últimos 12 meses), la Fed está
poniendo en riesgo el
valor del
dólar. Lo único que la política
extremadamente abierta consigue es que los acreedores extranjeros
de EE.UU. se planteen la pregunta fatal: ¿Qué es el
dólar? El dólar es un pedazo de papel, o un impulso
electrónico, cuyo valor está sujeto a la agudeza
analítica de la burocracia
monetaria que fue incapaz de predecir el peor colapso financiero
desde los años 30.

Al banco central quizá le preocupa algo más. Al
no subir las tasas de interés, está distorsionando
cada decisión empresarial y de inversión. Si la
raíz de la crisis global fue el precio
equivocado adjudicado a la deuda, el banco central de EE.UU. se
encamina a repetir el error, aunque, esperemos, en un futuro no
muy cercano. Mientras tanto, las tasas de interés
extremadamente bajas han disparado los mercados bursátiles
y de deuda.

Al repuntar, las acciones y los
bonos corporativos no sólo promueven una
recuperación sino que también ayudan a que se
materialice. "Reflexibilidad" es el término acuñado
por el especulador George Soros para describir el efecto dual de
las oscilaciones del mercado. El alza y la caída de los
promedios no sólo reflejan la realidad económica,
sino que también la modifican. Hace un año, la
venta de liquidación de Wall Street frenó en seco
al comercio
mundial. Ahora, son los mercados al alza los que están
ayudando a revivirlo.

Prometí ser optimista, y lo soy, en lo que se refiere a
la fortaleza improvisada de la actividad empresarial.
También lo es el Instituto de Investigaciones
del Ciclo Económico, en Nueva York. El principal
índice del instituto sobre la economía de EE.UU.,
así como otros subíndices, alcanza los niveles
más altos de 26 años y apuntan a la
recuperación más robusta desde 1983.

El mundo está preparado para una decepción. Pero
en temas económicos y financieros, el mundo pocas veces
obtiene lo que espera.

(James Grant es el editor de Grant's Interest Rate
Observer)

– Los analistas repiten en octubre los miedos de septiembre
(El Economista – 2/10/09)

(Por Ainhoa Giménez, Bolságora)

¿Se acuerdan de lo que se decía en Wall Street
hace un mes? Seguro que
sí. Entonces, los analistas estaban aterrorizados y
anunciaban caídas horribles con la vuelta de las
vacaciones después de un rally exagerado y con una
recuperación económica que planteaba muchas
dudas.

Los primeros días hubo fuertes caídas, que
parecían darles la razón, pero luego el mercado se
recuperó sin problemas, marcó máximos de 12
meses y cerró el mes con ganancias apreciables.

Pero como la historia siempre se repite, ahora en octubre
vuelven a lanzar sus negros augurios. Y el mercado, como
entonces, ha empezado el mes dándoles la razón. Lo
cierto es que la corrección tiene que llegar en
algún momento. Pero, ¿es inevitable que suceda en
octubre?

La respuesta es que no, según Ethan Anderson, gestor de
la firma Rehmann, que estudia los precedentes históricos
de la situación actual para desmontar los principales
argumentos bajistas. Para empezar, todavía no hemos
recuperado lo perdido en 2008. El rebote posterior al crash de
1987 no sufrió una corrección del 10% hasta 1990,
más de dos años después. Y entonces el
mercado había caído sólo un 35% desde el
techo hasta el suelo. En la
actualidad, el rebote sólo dura seis meses después
de un batacazo del 55%.

Otro argumento muy escuchado estos días es que octubre
es un mes bajista, pero lo cierto es que, históricamente,
las caídas suelen estar entre el 3% y el 5%. Es verdad que
los octubres de 2008 y de 1987 fueron los peores de los
últimos 30 años, pero ambos fueron precedidos de un
septiembre también negativo. Y este año septiembre
ha sido alcista.

En los anteriores crashes de octubre, este mes nunca fue el
inicio de los ataques bajistas, sino que comenzaron en mayo y
junio. Octubre sirvió para barrer a los supervivientes que
pensaban que lo peor había pasado. Pero este año no
hemos visto caída en mayo o junio; de hecho, junio fue el
cuarto mes consecutivo de subidas.

A juicio de Anderson, si caemos en octubre, el catalizador
podría ser fácilmente la falta de crecimiento de
los beneficios empresariales. Pero si este crecimiento se
produce, el efecto sería el contrario, y sería otro
factor que impulse a las bolsas este mes.

Anderson admite que sí hay algunos elementos
preocupantes. Por ejemplo, seis meses después del suelo en
1987, el mercado había subido el 21%, y seis meses
después del suelo de 2002, la subida era del 24%. Ahora
estamos un 58% por encima de donde estábamos en marzo, lo
cual es una notable diferencia.

Cómo preparar la cartera

¿Qué hacer entonces? El consejo de este gestor
es diversificar la cartera con una cantidad prudente de activos no
correlacionados como bonos protegidos contra la inflación
(TIPS), metales
preciosos, futuros y fondos inversos (bajistas).

Para aquellos que se hayan salido del mercado y estén a
la expectativa, les aconseja volver a la bolsa pero poco a poco.
Que diversifiquen en distintos valores para
evitar comprar el peor día del año.

Su conclusión es que, aunque es inevitable que llegue
la corrección al mercado en algún momento, la
historia señala que es poco probable que ocurra en
octubre. Una caída de entre el 3% y el 5% sería
normal, pero no hay que temer un desplome, a pesar de lo ocurrido
ayer. "Te arrepentirás si lo haces", advierte.

– La deuda corporativa lanza señales
de alarma (El Economista – 6/10/09)

(Por Ainhoa Giménez, Bolságora)

La violenta recuperación del apetito por el riesgo que
hemos visto este año no comenzó en la bolsa, sino
en el mercado de la deuda corporativa (la que emiten las empresas y los
bancos). Pero
ahora llegan señales de alarma que pueden indicar que este
apetito terminará en el mismo sitio donde
empezó.

La serie de malos datos
económicos en EEUU conocidos la semana pasada, que
culminó con el paro de
septiembre del viernes, mandó un escalofrío a un
mercado que ha proporcionado rentabilidades del 15% en lo que va
de año en los principales mercados occidentales. Puede ser
sólo un estornudo, pero hay señales de que los
inversores empiezan a retirar su dinero para salvaguardar las
ganancias acumuladas.

Un ejemplo es la fuerte subida de la cantidad de bonos
corporativos comprados por el Banco de Inglaterra en su
programa de
quantitative easing (similar al de la Fed). El viernes pasado, se
gastó 113 millones de libras (180,3 millones de
dólares) en comprar estos títulos, la mayor
cantidad invertida en una sola operación desde que
lanzó este programa en marzo. Por comparar, en julio y
agosto estas compras
habían caído casi a cero. Todavía más
llamativo: los brókers ofrecieron al Banco de Inglaterra
330 millones de libras, el triple de lo comprado y un nuevo
récord en estas operaciones.

Es posible que esto sea un mero reflejo del debate sobre
las "estrategias de
salida" de los bancos centrales, sostiene Richard Barley en The
Wall Street Journal. Es decir, el mercado sabe que estos programas de
compra de bonos son excepcionales y tienen fecha de caducidad,
por lo que intentan aprovecharse de ellos mientras existan. Del
mismo modo, esto puede explicar las ventas
recientes de bonos avalados por el Gobierno, como en el caso de
Citigroup, pese a que ahora las entidades pueden colocar en
mercado alternativas más baratas, como deuda senior o
cédulas hipotecarias.

Los inversores toman beneficios

Ahora bien, existe una explicación alternativa: que los
inversores han ganado tanto este año que prefieren tomar
beneficios antes de que se acerque el cierre del ejercicio. Esto
se exagera porque este año han acudido muchos inversores
poco habituales a este mercado que no conocen muy bien, por lo
que aplican la máxima del pájaro en mano. Si este
fenómeno se acentúa, reducirá la liquidez en
el mercado y presionará todavía más los
precios.

Aunque no veamos un desplome del mercado, al menos es probable
ver un giro hacia sectores que se perciben como más
seguros. ING aconsejaba ayer a los inversores salir de los bonos
de compañías cíclicas que han logrado las
mayores subidas y cambiarlos por empresas no cíclicas como
telecos. Su visión era de lo más ilustrativa: "Toma
el dinero y
corre".

– Los expertos discrepan sobre la tendencia del mercado
bursátil (Negocios
9/10/09)

La alta liquidez y la recuperación de EEUU juegan a
favor de los mercados

(Bloomberg)

Los pronósticos de Wall Street sobre el
crecimiento más rápido de los beneficios de las
empresas estadounidenses en veinte años están
haciendo que algunos de los mayores inversores en renta variable
discrepen de las pesimistas previsiones del famoso gestor de
Pacific Investment Management (Pimco), Bill Gross.

Los gestores de capitales están apostando a que
más de dos años de menguantes beneficios —el
periodo más prolongado desde la Gran
Depresión—, acabarán en 2010, cuando el
beneficio neto suba un 26%, según datos compilados por
Bloomberg. Gross, que administra el mayor fondo de bonos del
mundo en Pimco, dice que la economía no crecerá lo
suficientemente rápido para sustentar el tirón
alcista más pronunciado desde los años treinta, y
que la rentabilidad
de los recursos propios
de las compañías se limitará al 5%
anual.

Al índice Standard&Poor"s 500 parece que se le ha
acabado la gasolina tras subir un 52% desde los mínimos de
marzo —el 60% en el caso del Ibex español— anticipando una
recuperación estadounidense de la primera recesión
global desde la Segunda Guerra
Mundial. En un sondeo de Bloomberg, 3.800 analistas
pronostican que los beneficios se recuperarán el
año próximo.

Los analistas más optimistas aseguran que las acciones
están baratas porque los pronósticos indican que
los beneficios subirán un 54% en los dos próximos
años, el incremento más pronunciado desde el 64%
del periodo 1986 a 1988.

"La recuperación mundial en los mercados
bursátiles se extenderá hasta 2010 porque la gente
buscará ganar más dinero del que puede conseguir
invirtiendo en bonos del Gobierno o conservando su efectivo",
dijo en una entrevista
Anne Richards, directora de inversión de Aberdeen Asset
Management, el mayor gestor de capitales de Escocia. "Hay una
lluvia de efectivo buscando activos que generen ingresos", dijo
Richards, que supervisa 129.000 millones de libras (207.000
millones de dólares/140.000 millones de euros). "Esa
lluvia de dinero servirá de apoyo el año
próximo".

Los inversores estadounidenses tienen 3,5 billones de
dólares en efectivo, una proporción mayor que los
activos netos de las compañías del índice
S&P 500 en la cúspide del mercado en 2007,
según datos compilados por Investment Company Institute en
Washington y Bloomberg hasta el 28 de septiembre.

Al mismo tiempo, los
tipos de interés en todo el mundo están en niveles
mínimos récord o cerca de ellos. Y ese dinero
sólo puede encontrar ahora mismo una buena rentabilidad en
la bolsa.

Monografias.com

– El oro es el
canario en la mina de carbón (El Economista –
9/10/09)

(Por Ainhoa Giménez, Bolságora)

La fiebre del oro
que se ha desatado con la ruptura alcista del metal plantea una
serie de cuestiones. Para los inversores, la más
importante es hasta dónde puede llegar el precio y si
está justificada la subida actual o es insostenible. Y eso
nos lleva a preguntarnos las posibles consecuencias y derivadas de la
escalada sin precedentes.

Para responder a la primera pregunta, la herramienta
más adecuada es el análisis técnico (como
todo el mundo sabe, el fundamental ayuda muy poco a la hora de
predecir el comportamiento
de los mercados). Las conocidas hermanas Mary Anne y Pamela Aden,
que se hicieron famosas en el anterior gran mercado alcista del
oro de hace tres décadas, recuerdan que el techo de aquel
mercado (850 dólares en 1980) equivale a 2.400
dólares actuales. "El oro ni siquiera se ha acercado a ese
nivel y la situación económica actual es mucho
más grave que la de entonces", argumentan.

Del mismo modo, si extrapolamos la subida del metal del 750%
entre 1976 y 1980, el oro debería alcanzar los 4.100
dólares en el mercado actual. Y si se toma la subida de
toda la tendencia de los años 70, la equivalencia es
mareante: una subida del 2.300% que se traduciría en un
objetivo
alcista de 5.800 dólares por onza.

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Pero, ¿están justificadas estas previsiones
alcistas por los fundamentales? ¿Qué hay
detrás de la subida actual? Charles Goyette, conocido
blogger y autor de libros sobre
inversión, equipara al oro con el canario que se usaba en
las minas de carbón para detectar los gases nocivos
y dar la señal de evacuación. A su juicio, el oro
es un referéndum sobre la calidad y la
cantidad del papel moneda, y está dando ahora mismo la
señal de alarma de que hay problemas con el estatus de
reserva del dólar. Y la gente en todo el mundo lo
está abandonando.

Goyette entra en disquisiciones históricas sobre el
abandono del patrón oro y la emisión ilimitada de
dólares para atender la demanda, hasta
el punto de que ahora se podrían crear todos los
dólares necesarios para cubrir el déficit
público de EEUU sin coste. Pero en la realidad lo que
ocurre es que es imposible que el Gobierno pueda pagar su deuda,
salvo emitiendo más deuda en el futuro. Y eso es lo que
está haciendo subir al oro, a su juicio.

"Puede que la burbuja del dólar no estalle de repente
como la burbuja de Internet o la inmobiliaria.
Pero como el canario en la mina, el oro nos está alertando
de que nuestro sistema monetario
es tóxico". Por eso recomienda salirse de los activos
denominados en dólares antes de que sea demasiado
tarde.

Deuda bajista, bolsa alcista

Las Aden, no son tan apocalípticas, pero tampoco se
fían de la deuda
pública. Por eso, recomiendan ponerse bajista en los
bonos de EEUU si el activo a 10 años supera una
rentabilidad del 3,35% y el de 30 años hace lo propio con
el 4,3%. ¿Y la bolsa? A su juicio, la fortaleza del
mercado desaconseja salirse, aunque debe haber correcciones
bajistas, porque la renta variable debe subir todavía
mucho más.

"La bolsa adora la liquidez que está proporcionando la
Fed. Tanto si es buena o mala, Wall Street ve esta
política como positiva e ignora las consecuencias a largo
plazo", es decir, la inflación y las subidas de tipos.

Por cierto, las Aden, aparte de llevar 30 años en esto,
tienen un track record impresionante. En los últimos 12
meses, su newsletter ha ganando el 13% frente a una
pérdida del 6,4% para el Wilshire 500 (el índice
más amplio de Wall Street). En la última
década, ellas han ganado un 5% anualizado frente al 0,9%
de la bolsa.

– Si llega la corrección, el Dow Jones podría
hacerlo mejor que el S&P 500 (El Economista –
9/10/09)

El Dow Jones y el S&P 500 son los dos índices de
referencia para seguir la evolución bursátil en EEUU. Sin
embargo, el Dow está quedándose rezagado frente al
S&P en el último rally, aunque podría hacerlo
mejor si llega una corrección. ¿Qué
está pasando?

Hasta ahora, en los que va de año, el S&P 500 se ha
revalorizado más de un 17%, mientras que el Dow Jones ha
ganado algo más de un 10%, aunque en el 95% de los casos
coinciden. Tal y como analiza MarketWatch, la clave está
en las diferentes metodologías que utilizan, aunque no por
ello dejan de ser referencias para los inversores.

La primera diferencia es que los 30 valores del Dow ponderan
en función
del precio de la acción,
mientras que en el S&P 500 lo hacen por capitalización
(como en el Ibex 35 español, por ejemplo).

Nicholas Colas, estratega jefe de mercado de ConvergEx, filial
de Bank of New York Mellon, explica en un informe recogido
por la web que "durante
los mercados alcistas, el S&P 500, con una base mayor, va
avanzado. En los mercados bajistas, sin embargo, el Dow le
supera". "La reciente debilidad del dólar debería
beneficiar al más multinacional Dow, especialmente si la
debilidad del billete verde espolea un corrección
largamente esperada".

"Las pequeñas empresas (especialmente aquellas con
bajos precios) han sido el motor
detrás del actual rally del mercado", escribe Colas.
Así, si los mercados corrigen, tal y como esperan muchos,
estos valores serán "probablemente los que sufran las
ventas iniciales". Y si vuelven a aflorar las dudas sobre el
sistema
financiero, el Dow también se beneficiará
debido a su menor exposición
a las empresas de este sector.

"Por la concentración de empresas multinacionales en el
Dow, debería estar mejor posicionado para beneficiarse de
la actual caída del dólar", apunta el experto.
"Estas empresas deberían ser capaces de generar beneficios
adicionales repatriando ganancias en el extranjero".

Algo que sí tienen en común ambos índices
es el elemento subjetivo, ya que el Dow es elegido por un
grupo de
editores del diario The Wall Street Journal, mientras que un
comité mantiene el del S&P 500. El Dow es mucho
más antiguo, fue publicado por primera vez en 1896, pero
el S&P 500, creado en los 50, es el preferido de los
profesionales. Según los datos de S&P, cerca de un
billón de dólares en activos sigue al S&P
500.

Historia reciente

En los últimos diez años, sin embargo, el Dow
Jones ha superado al S&P 500 por una media de 4,5 puntos
porcentuales, mientras que los años en los que este
índice ha superado al selectivo industrial lo ha hecho por
tan sólo 1,2 puntos. Sin embargo, en otras décadas,
el patrón es distinto.

Sin embargo, si se analizan los años en los que el
S&P 500 "ganó", entre 2003 y 2005, coinciden con los
mejores años del último rally alcista. Más
aún, si se coge la revalorización entre el
mínimo del 11 de marzo de 2003 hasta el máximo del
9 de octubre de 2007, el S&P aumenta su "ventaja":
ganó un 95%, frente a un 88% del Dow Jones.

Anatomía de un auge imprevisto (The Wall
Street Journal – 15/10/09)

El Dow Jones vuelve a los 10.000 puntos, pero abundan las
dudas

(Por E.S. Browning)

El Promedio Industrial Dow Jones escaló a 10.015,88
unidades, superando la barrera simbólica de los 10.000
puntos más rápido de lo que casi todos imaginaban.
Tras la marca del
miércoles, el indicador acumula un alza de 53% en apenas
siete meses.

Se trata de la primera vez que el Dow Jones supera los 10.000
puntos desde octubre del año pasado, cuando los mercados
se vinieron abajo después del colapso del banco de
inversión Lehman Brothers Holdings. La velocidad de
la recuperación ha sorprendido a la mayoría de los
inversionistas. El Dow alcanzó un mínimo de
6.547,05 unidades el 9 de marzo.

En esta ocasión, sin embargo, la reacción fue
mucho más mesurada que la primera vez que el Dow
cerró por encima de la barrera psicológica, el 29
de marzo de 1999, cuando los operadores descorcharon
champán y repartieron gorras con la leyenda Dow
10.000.

"La gente no lo cree, no tiene confianza, está nerviosa
y ansiosa", dice Andy Brooks, director de corretaje
bursátil del grupo de gestión
de patrimonio T. Rowe Price. "La mayoría de nosotros no
podemos creer el año por el que acabamos de pasar, en el
que se ganó y se perdió tanto dinero".

El Dow Jones subió en la jornada del miércoles
144,80 puntos, 1,47%, su mayor avance porcentual y en puntos
desde el 21 de agosto. Otros índices bursátiles
registraron ganancias similares.

A pesar de franquear un hito, los analistas subrayaron que el
mercado no ha conseguido avanzar en más de 10 años.
En realidad, el Dow Jones ha sobrepasado los 10.000 puntos en 26
ocasiones para luego descender al territorio de los cuatro
dígitos.

En la ocasionalmente contradictoria lógica
de Wall Street, el escepticismo generalizado es interpretado como
algo positivo a corto plazo: significa que hay suficientes
inversionistas que pronto podrían entrar al mercado e
impulsar los principales indicadores.

A largo plazo, sin embargo, las dudas reflejan una
preocupación de que el mercado no haya superado los
problemas que lo postraron, de modo que la posibilidad de un
nuevo declive está latente. "No vemos un catalizador que
haga caer a la economía inmediatamente, pero ciertamente
hay ciertos riesgos de que
el mercado retroceda", ya que el alza ha sido tan súbita,
dice Bruce McCain, estratega jefe de inversión de Key
Private Bank.

De todos modos, las noticias
económicas recientes, en especial los resultados de las
empresas, han superado las expectativas. Esa fue una de las
principales razones que explica el alza del miércoles.

Aunque las ganancias siguen muy por debajo de los niveles
previos a la crisis, tanto Intel como J.P. Morgan Chase
impresionaron gratamente a los inversionistas con resultados
trimestrales mejores a lo esperado. Los ejecutivos de ambas
compañías hicieron comentarios cautelosamente
optimistas sobre el panorama de sus respectivos negocios.

Además, las ventas minoristas de septiembre en Estados
Unidos fueron algo mejores de lo previsto y las empresas
informaron que se deshicieron de sus inventarios con más
rapidez de lo esperado en agosto. "La gente se sorprendió
con los buenos resultados de Intel y J.P. Morgan, sobretodo J.P.
Morgan", dijo Brooks, de T. Rowe Price. "Se trata de unos
resultados muy buenos para ellos".

Las expectativas positivas para la economía
mundial provocaron un aumento de US$1,03 por barril en los
futuros del crudo en Nueva York. El
petróleo alcanzó US$75,18 por barril, su mayor
nivel en doce meses. El dólar, en tanto, prosiguió
su declive al tiempo que los inversionistas se desprendieron de
inversiones
más seguras, como los bonos del Tesoro, en busca de
retornos más jugosos fuera de EE.UU.

¿Hora de pisar el freno?

En apenas siete meses, el Dow Jones recuperó casi la
mitad de lo que perdió en 17 meses: un derrumbe de
7.617,48 puntos desde su récord de 14.164,53 unidades
alcanzado en octubre de 2007.

Hay motivos de peso para actuar con cautela. La
economía estadounidense continúa con problemas y
los bancos afrontan deudas incobrables y embargos hipotecarios
generalizados. Asimismo, se espera que el gasto y el
endeudamiento de los consumidores se mantengan por debajo de sus
niveles habituales durante un tiempo.

La firma de investigación Ned Davis Research ha
comparado el actual mercado alcista al que se registró
entre 1974 y 1976, cuando el Dow se disparó 76%. Al igual
que la actual, esa alza tuvo lugar en medio de un período
problemático para las acciones. Si esta corrida es
similar, aún hay espacio para subir, pero la
mayoría de los avances ya se habrían logrado.

La acción promedio en el índice bursátil
Standard & Poor's 500 actualmente se transa a un valor
equivalente a unas 20 veces las ganancias de los últimos
12 meses, calcula Ned Davis, por encima del promedio de 17 desde
1972. La cifra, no obstante, está por debajo del nivel de
22 que ha sido el techo para las acciones en los últimos
años, afirma la firma de investigación. Ned Davis
estima que el S&P 500, que aumentó 1,75% el
miércoles a 1.092,02 puntos, podría tocar los 1.200
antes de que comience a parecer caro.

"Pensamos que la racha alcista aún tiene combustible",
señala Ed Clissold, analista global senior de Ned Davis.
Al igual que muchos analistas, sin embargo, Ned Davis
prevé cierto retroceso debido a la ganancia significativa
de las acciones desde marzo.

Una peculiaridad es que, históricamente, los niveles de
10.000, 1.000 y 100 han sido grandes atolladeros para el Dow, que
ha tendido a estancarse en esos niveles. El índice
llegó por primera vez a los 1.000 en los años 60,
pero luego pasó más de una década por debajo
de ese nivel, que no superó de manera duradera hasta
1982.

Muchos inversionistas temen que, para que las acciones
empiecen una racha alcista duradera y dejen atrás de
manera definitiva la barrera de los 10.000 puntos, la
economía estadounidense tiene que resolver sus numerosos
problemas y las acciones tendrían que pasar un
período mayor con una relación de precio-ganancia
por debajo del promedio.

Monografias.com

– Luego de los 10.000, ¿Cuáles son los
obstáculos para las bolsas? (The Wall Street Journal –
15/10/09)

(Por Matt Phillips)

Números básicos, grandes y redondeados en los
que el público normalmente se fija normalmente no
consiguen captar la atención de los analistas técnicos.
Así que, aunque la superación del Dow de la barrera
de los 10.000 puntos puede estar acaparando la atención,
los analistas técnicos están mirando al futuro en
búsqueda de obstáculos en la bolsa.

"Creo hay números más grandes que serían
más importantes para los técnicos que los 10.000",
dijo Ryan Detrick, analista técnico estratégico en
Schaeffer's Investment Research.

Una vez que el Dow supere definitivamente la barrera de los
10.000, sin embargo, algunos que siguen la evolución de la
bolsa avistan un par de puntos de resistencia.

El primero estaría entorno al Dow 10.300-10.400. "Hemos
podido vislumbrar este nivel por algún tiempo",
escribió Bill Strazzullo de Bell Curve Trading, en una
nota a MarketBeat. Aunque parezca arbitrario, ese punto en la
escala del Dow
representa casi el nivel intermedio entre su nivel máximo
de octubre 2007 y su mínimo en marzo de 2009. Eso
significa que, en ese punto, el Dow habría recuperado la
mitad de sus pérdidas desde su punto álgido en
octubre de 2007 a su punto bajo de marzo de 2009.

Esta trayectoria es importante para los analistas que observan
las cifras Fibbonacci. Algunos desestiman esa demarcación
técnica, calificándola de una suerte de
numerología capitalista. Pero mucha gente las considera,
como mínimo, importantes para la sicología del
mercado.

Después de ese punto, el siguiente nivel determinante
en la escalada del mercado estaría en el Dow 11.000, y en
alrededor de 1.250 para el S&P 500, dice Detrick. Ese nivel
supuso un punto de apoyo para el Dow, que osciló a su
alrededor entre junio y septiembre de 2008. Finalmente se
precipitaron con un gran ímpetu, en camino hacia su
mínimo de marzo de 2009.

"Eso fue justo antes de que empezaran todos los problemas",
dijo Detrick. En ese sentido, los mercados probablemente presten
atención a esos niveles cuando sucedan nuevamente.

– Razones por las que el alza del Dow no acabará en los
10.000 (Expansión – 15/10/09)

(Por John Authers)

El hito del Dow Jones Industrial Average –el venerable
índice volvió a superar el nivel de los 10.000
puntos por primera vez en un año– puso el broche a
un día en el que las mayores esperanzas de los alcistas se
confirmaron en todo el mundo.

Los anuncios de beneficios en EEUU han superado con mucho las
predicciones del mercado. Y estos son un catalizador fiable para
las bolsas.

En China, las
importaciones de
mineral de hierro
alcanzaron un máximo histórico en el mes de agosto.
Esto se debe en parte a que la expansión de los nuevos
créditos alcanzó nuevas cotas. En
líneas generales, el suministro de dinero chino
está aumentando a un ritmo anual del 29%.

A juzgar por sus crecientes reservas extranjeras, China
también ha sido muy considerado al adquirir más
bonos gubernamentales de EEUU. Esto hace que se mantenga una baja
rentabilidad, lo que redunda en beneficio de los alcistas.

Incluso había evidencias de
que el rebote económico no se está traduciendo en
presiones inflacionistas en EEUU. Los precios de las
importaciones a EEUU subieron sólo un 0,1% el mes pasado,
y caen un 12% interanual. Aun excluyendo la energía,
descienden más de un 4%. La debilidad del dólar
aumenta el riesgo de importar inflación, pero
todavía no se da el caso.

Y las actas de la última reunión de la Reserva
Federal estadounidense mostraron que algunos gobernadores se
planteaban redoblar sus esfuerzos para mantener los bajos tipos
de interés, adquiriendo más valores respaldados por
hipotecas –una evidencia de que el nirvana para las bolsas
de los bajos tipos seguirá durante más tiempo de lo
previsto–. Otro buen motivo para que los parqués
registraran nuevos máximos.

Los incentivos para
los gestores de dinero apuntan a la prolongación del rally
–cualquier otra cosa parece, por el momento, demasiado
peligrosa–.

Existen dos riesgos fundamentales. Una vez revelados los
resultados de JPMorgan, el sistema bancario estadounidense
aún tiene que procesar una gran cantidad de
pérdidas crediticias de los consumidores. Es posible que
los bancos más pequeños sufran muchos más
problemas para gestionarlas. Y el ritmo vertiginoso de la
expansión de China aumenta el riesgo de
recalentamiento.

Pero siguen siendo riesgos futuros. No son lo bastante
inminentes como para ralentizar el ímpetu detrás
del repunte de las acciones y otros activos de riesgo.

(The Financial Times Limited 2009. All Rights Reserved)

– ¿Por qué no se hunden los bonos? (El
Economista – 15/10/09)

(Por Ainhoa Giménez / Bolságora)

A todos los inversores nos han enseñado que las
acciones y los bonos no suben a la vez… en condiciones
normales. Claro que en los tiempos actuales nada parece normal en
los mercados.

Cuando las bolsas bajan, en teoría
como respuesta a las malas noticias, los inversores buscan la
seguridad de los
bonos del Tesoro. Y al revés, cuando las bolsas suben por
las buenas noticias, los inversores sacan su dinero de la deuda
ara asumir más riesgo en la renta variable. Pero
últimamente esta correlación inversa ha perdido
fuerza y la
subida de las bolsas y de las materias primas no provocó
un desplome de los bonos.

"Parece que estuvieran jugando a mirarse fijamente a ver
quién pestañea primero, y es difícil saber
quién será", ejemplifica Bill Walsh, presidente de
Hennion & Walsh. Los expertos señalan dos factores
principales que explican esta anomalía: la debilidad del
dólar y un cambio de
actitud de los
inversores hacia la deuda pública.

El dólar débil hace más baratos todos los
activos norteamericanos -bonos y acciones- para los inversores
extranjeros, y está actuando como la marea que hace subir
a todos los barcos por igual. No sólo la bolsa y la deuda,
también ocurre con el petróleo y el oro. Esta debilidad suele
achacarse a los bajos tipos de interés y a que el mercado
no espera que empiecen a subir hasta entrado 2010.

"Este carry trade del dólar está inundando de
liquidez todos los activos y provocando un rally
simultáneo de casi todo", señala Mike Larson,
analista de Weiss Research. "La Fed está desarrollando una
política de inflación de activos, que está
ejecutando mediante el abaratamiento de la divisa y con la
inundación de dinero fácil en el sistema".

Aunque esta explicación es compartida por muchos
analistas, no explica por completo por qué los inversores
compran activos de bajo riesgo como los bonos del Estado si
tienen tanta confianza en que la lucha contra la deflación
seguirá siendo la meta de la
política
monetaria, lo que debe hacer subir activos con mucha mayor
rentabilidad que la deuda.

Una explicación complementaria es que los bonos no se
están usando como refugio, sino como una cobertura del
rally de la bolsa que, a pesar de acumular un 50% desde
mínimos, sigue generando escepticismo. Es decir, comprar
bonos es un primer paso de muchos inversores para retirarse del
mercado y proteger las ganancias acumuladas.

"Los bonos están subiendo porque, aunque no estemos en
el fin del mundo,
sigue habiendo un paro del 10% y el crecimiento
económico va a tardar mucho en recuperarse", opina
Walsh. "La Fed va a mantener los tipos bajos para impulsar la
economía, y eso beneficia a los bonos".

Ahora bien, esta operativa podría deshacerse a toda
velocidad si la temporada de resultados del tercer trimestre
mantiene la tendencia de sorpresas positivas que nos han dejado
los primeros grandes nombres. Eso puede hacer que muchos
inversores vuelvan a entrar de lleno en bolsa y que deshagan las
compras de deuda como cobertura.

Los más conservadores también se pasan a los
bonos

Pero, de momento, sigue habiendo demanda para los bonos, como
demuestra el éxito
de las últimas subastas realizadas por el Tesoro de EEUU
esta semana, que sólo ha tenido problemas para colocar
títulos a 30 años. Y eso, a pesar de que las
encuestas de
sentimiento muestran un optimismo y una confianza en la bolsa muy
elevados.

Un último factor que explica el comportamiento del
mercado es el dinero que sale no de la bolsa, sino del extremo
contrario: de los fondos monetarios. Es decir, los inversores que
aparcaron su dinero en liquidez en lo peor de la crisis tienen
menos miedo y están hartos de una rentabilidad nula,
así que buscan una inversión que les dé algo
más: la deuda. En la última semana de septiembre,
los fondos monetarios sufrieron una salida de patrimonio de
43.170 millones, y el grueso fue a parar a productos de
deuda.

– El chollo está en los índices
(Expansión – 17/10/09)

(Por Roberto Casado / Londres)

La fórmula más seguida para ganar dinero en
bolsa es invertir en determinados valores o sectores con
perspectivas de incrementos de cotización. Pero algunas
empresas han encontrado otro camino para sacar partido de los
mercados: crear, calcular, promocionar y distribuir los
índices bursátiles que sirven de referencia a miles
de inversores, gestores de fondos, analistas y periodistas.

FTSE (una filial de la Bolsa de Londres y el diario Financial
Times), MSCI (sociedad de
Morgan Stanley y Capital
International), Dow Jones (subsidiaria de News Corp., el grupo de
comunicación de Rupert Murdoch) y la
agencia de rátings Standard & Poor"s (S&P) son los
líderes mundiales de un negocio que mueve unos mil
millones de dólares al año, que crece con fuerza
incluso en la crisis, y que deja márgenes de rentabilidad
muy elevados, según directivos del sector.

Cuentas rentables

Ejemplo de esa rentabilidad son las cuentas de MSCI
Barra. En los nueve meses hasta el pasado 31 de agosto, el margen
operativo sobre ventas de esa sociedad se situó en el 49%,
un porcentaje muy elevado para cualquier negocio. En ese periodo,
la empresa
facturó 188 millones de dólares por su negocio de
índices, un 4,4% más, y el beneficio neto
ascendió a 57,3 millones.

La Bolsa de Londres y Financial Times también disfrutan
con su presencia en esa actividad. En 2008, mientras el sector
financiero se desplomaba, FTSE logró una
facturación de 73,4 millones de libras, un 25% más
que en 2007. El beneficio neto se situó en 4,8 millones de
libras.

El crecimiento de los fondos que replican índices
explica la bonanza actual de este negocio

Dow Jones y Standard & Poor"s no ofrecen datos
desagregados sobre la evolución financiera de su negocio
de índices, aunque ambas firmas aseguran seguir creciendo
en esa actividad. En los últimos datos públicos de
Dow Jones Indexes (antes de su absorción por News Corp.),
esa división facturó 101 millones de dólares
en los nueve primeros meses de 2007, un 18% más.

Ahora, se avecinan movimientos en la estructura competitiva de
este negocio. El grupo de información financiera Thomson Reuters
acaba de lanzar su propia gama de índices
bursátiles para llevarse parte de la tarta. Y Murdoch ha
puesto a la venta el negocio de índices de Dow Jones para
reducir la deuda de su compañía. Fuentes del
mercado valoran este activo en unos 700 millones de
dólares (473 millones de euros).

Entre los favoritos a la adquisición figuran otros
operadores de índices como MSCI, pero podría ser
una vía de entrada para nuevos jugadores. Se especula con
el grupo de información Bloomberg y con Thomson Reuters,
en caso de que esta firma opte por acelerar su entrada en el
sector tras el lanzamiento de sus índices.

Rupert Murdoch podría vender los índices de Dow
Jones por 700 millones de dólares

MSCI, Bloomberg y Thomson Reuters no realizan comentarios
sobre la posible venta de Dow Jones Indices. En el caso de
Thomson, su idea por el momento es crecer de forma
orgánica, con un lanzamiento inicial de cerca de mil
índices bursátiles. «No entraríamos en
este negocio si no viéramos perspectivas de obtener
beneficios», indica Sunand Menon, director de Thomson
Reuters Indices, quien destaca que otros operadores "tienen un
margen de entre el 35% y el 50%".

Según Menon, «muchos inversores habían
pedido la aparición de un nuevo proveedor de
índices que ampliara la oferta
disponible». El directivo asegura que una de las
principales bazas de los productos de Thomson Reuters es su
especial atención a la liquidez de las firmas que componen
cada índice.

El "efecto ETF"

La clave del crecimiento del sector en los últimos
años, en torno a un 15%
anual, es el desarrollo de
los fondos de inversión referenciados a índices
(los denominados ETFs). Según Henry A. Fernández,
consejero delegado de MSCI Barra, «las comisiones por la
entrega de licencias a los ETF vuelven a crecer con fuerza este
año por la recuperación de los mercados». Al
final de agosto, había 199.000 millones de dólares
en ETF referenciados a índices de MSCI.

Incluso en 2008, pese la crisis, ese tipo de fondos siguieron
apareciendo. Fuentes de Standard & Poor"s aseguran que
cerraron el pasado ejercicio con 203 ETF referenciados a sus
índices, 59 más que al comienzo del año.

BME cuenta con veintidós índices, cuatro en
colaboración con FTSE

Estos fondos replican con su dinero la composición de
un determinado índice, con lo que su rentabilidad depende
al 100% de la evolución de esa referencia. Los proveedores de
índices reciben una comisión por ceder la licencia
de uso de sus referencias a un determinado fondo.

La otra vía de ingresos de los proveedores llega por
las suscripciones de clientes que
reciben en tiempo real la evolución de las decenas de
miles de índices de estas firmas. Muchos bancos y gestores
utilizan los índices como referencia para la
evolución de sus inversiones. Estos ingresos sí se
han visto afectado en la crisis por las bajas de algunos
suscriptores de firmas en apuros.

Además del crecimiento, la segunda clave de la bonanza
del sector es la estabilidad de sus costes. Una vez creada la
plataforma tecnológica, se puede dar servicio a
muchos más clientes sin un incremento paralelo de la
infraestructura o los gastos. Los
costes operativos de MSCI, por ejemplo, bajaron un 2,5% en el
trimestre de junio a agosto.

Bolsas y Mercados Españoles (BME) también tiene
su propia actividad de provisión de índices. Cuenta
con 22 índices, cuatro de ellos en colaboración con
FTSE. Existen siete fondos ETFs vinculados a índices de la
bolsa española.

La unidad de negocio de información de Bolsas y
Mercados Españoles (BME) facturó 38,1 millones de
euros en 2008, un 13,4% más. Esta área, una de
cuyas actividades es la concesión de licencias para el uso
del índice Ibex 35, registró un ebitda de 31,4
millones de euros.

– El Caballo de Troya de las Bolsas (El Confidencial –
23/10/09)

(Por S. McCoy)

Volvemos a estar en un momento crítico de los mercados.
Empiezan a surgir voces que
advierten de los peligros del sostenimiento en el tiempo tanto de
unas políticas
monetarias hiperexpansivas, de las que hasta ahora parece
beneficiarse en exclusiva la economía financiera, como de
una expansión del gasto
público sin precedentes que amenaza con echar al
sector privado de la economía. Por fin, algo de realismo.
Junto a esto, los beneficios empresariales siguen sorprendiendo
al alza (en un 70% de las empresas del S&P500 que han
publicado hasta ahora) pero no tienen fuerza suficiente como para
hacer que las bolsas rompan y se encaminen hacia nuevos
máximos. Quizá porque gran parte de la mejora, como
ya hemos comentado en repetidas ocasiones, radica más en
una contracción de la inversión y en recortes de
costes, que han mantenido los márgenes empresariales en
máximos, que a un repunte de las ventas (Cotizalia VA, La
bolsa y el milagro de los panes y los peces). Existe
por tanto una cierta concienciación de que la fecha de
caducidad del sweet spot (crecimiento bajo, tipos deprimidos,
ausencia de inflación) se va acercando peligrosamente.

Tal incertidumbre se traduce en un debate entre los que
piensan que ha llegado el momento de liquidar posiciones
bursátiles y esperar a ver qué pasa y aquellos que,
por el contrario, creen que las actuales circunstancias se pueden
prorrogar durante mucho más tiempo. Podríamos decir
con Virgilio, una de las pocas frases que se me quedaron de mis
tres años de letras mixtas con latín, Scinditur
incertum studia in contraria vulgus que se traduce libremente
como el pueblo se dividía en opiniones contrapuestas. Los
troyanos discutían, según la Eneida, si meter o no
el caballo trampa preparado por los griegos en su ciudad,
decisión a la que quedaría vinculada su destino. La
situación de los inversores no es tan dramática,
por supuesto. Pero el espíritu de la frase es de
aplicación a muchos de los que, habiéndose perdido
el rally, nadan en una liquidez que cada vez les pesa más
en las carteras y cuyo riesgo, como señala este
imprescindible informe de DB, se encuentra en los extremos o
colas de la distribución de probabilidad.
En la materialización del evento posible pero menos
probable.

¿Qué hacer? Hoy les ofrezco un abanico de
comentarios que, en las últimas 72 horas, han realizado
algunos de los nombres más respetados de una industria que,
como también hemos afirmado en más de una
ocasión, lucha por su propia supervivencia, lo que
indudablemente sesga su visión. Incluyo para su
seguimiento algún que otro respetado blog nacional. Les
dejo con ellos…

1. Anthony Bolton, responsable de inversiones de Fidelity. Nos
enfrentamos a un mercado alcista que se prolongará durante
años. Preferencia por los mercados emergentes si bien hay
riesgo a corto en China. Una preocupación bastante
compartida, incluso internamente (FT, China must keep its eyes
fixed on the exit). Fuente: Citywire, gentileza de Vicente
Varó.

2. Martin Hugues, conocido como el Rottweiler de la City,
cuantifica su duración: entre 5 y 10 años. En su
opinión, él perdió un 65% en 2008 y gana
este año un 47%, la década perdida de las bolsas
concluyó en la primavera de 2009 y viene otra de
esplendor. Fuente: Times Online.

3. Bernstein Research, especialista cuantitativo. Es momento
de invertir en acciones basura que
aún no hayan subido y aporta una lista de sectores y
valores. Fuente: FT Alphaville vía Twitter.

4. Deustche Bank ve que el sweet spot se va a prolongar hasta
el primer semestre del año que viene y aumenta su
exposición al mercado de renta variable a través de
los emergentes en un informe publicado ayer. Fuente: Deustche
Bank.

5. Jason Trennert, uno de los 30 personajes más
influyentes en el universo
inversor norteamericano, y calificado como uno de sus tres
mejores estrategas, es de la misma opinión. Fuente: Real
Clear Markets.

6. Doug Kass, enarca las cejas sobre la solvencia de las
sorpresas de resultados que se producen, materializadas sobre
estimados deprimidos, y levanta la liebre de mejor fijarse en las
ventas frente a beneficios. Fuente: TheStreet.com.

7. Financial Red, que agrupa a alguno de
los blogueros que siguen la bolsa más de cerca en España,
advierte: Máxima alerta, toca corregir y da una serie de
argumentos en castellano que
merece la pena leer. Fuente: Especulacion.org vía
Twitter.

8. Investorscomundrum, otro de los imprescindibles de la
blogosfera española, recoge un gráfico de periodos
de 34 semanas que resuelve bastante bien el dilema sobre a
qué se parece el comportamiento bursátil actual.
Principios de los 30. Lo siguiente fue una caída de
tamaño familiar. Fuente: Investor Conumdrum, vía
The Chart Store.

9. John Hussman nos recuerda que nunca antes el mercado
bursátil de los Estados Unidos había estado tan
sobrecomprado durante tanto tiempo salvo en noviembre de 1980,
momento en el que las circunstancias económicas eran muy
parecidas a las actuales. Entonces los indicadores tocaron techo
tras un rally que venía desde marzo, ¿les suena?, y
se inició una senda descendente que se prolongaría
hasta mitad de 1982 cuando se revisitaron los mínimos. Se
apunta, por tanto, al double dip. Las cartas a sus
inversores de Hussman siempre son una delicia. Fuente: Husmann
Funds vía Investment Postcards from Cape Town.

10. Barry Riholz, y por acabar con las comparaciones, pone en
contraste las circunstancias económicas que rodean la
subida del 60% actual con las vigentes en movimientos similares
en el pasado. Un post corto pero MUY revelador. Imprescindible.
Fuente: The Big Picture vía Zero Hedge.

11. David Rosenberg, el ex de Merril Lynch, se hace las mismas
preguntas que servidor. Es como
si la crisis nunca hubiera existido. ¿Es posible una
recuperación en V sin corregir los problemas de fondo?
Misterios
paranormales. Pero se va quedando sólo… Fuente. Credit
Writedowns.

12. Paul Farrell, comentarista de Market Watch, cierra nuestro
repertorio. Se ha perdido el alma del
capitalismo:
el desastre es inevitable. Para los que quieran historias para no
dormir, una pieza con una vitalidad en los foros ilustrados
brutal Fuente: Market Watch vía Naked Capitalism.

El amor de la
Bolsa por los 10.000 del Dow Jones (Cinco Días –
24/10/09)

El índice no logra separarse del nivel
psicológico.

(Por Cárpatos)

Dicen algunos expertos en lenguaje que
las cosas que son más importantes para cada cultura
provocan que en su lengua tengan
muchas más palabras que otras para designar sus diferentes
matices. Por ejemplo, los esquimales tienen muchas para designar
lo que nosotros simplemente traducimos por nieve y en Grecia hay
cuatro palabras para designar el amor, y que
son: 1. Eros, el amor carnal, el deseo erótico; 2. Fileo,
el amor entre padres e hijos; 3. Storgne, el amor que se tienen
los amigos, y 4. Agape, el amor sublime.

Igual hay que inventar un quinto grado de amor para designar
el que le tiene el Dow Jones al 10.000, pues son ya ocho sesiones
dando vueltas en este nivel, arrastrando al resto de Bolsas a un
movimiento
lateral a corto plazo. El movimiento se produce además con
el balance de las instituciones
neutra. No venden, pero tampoco compran los días de
subidas. Las manos fuertes están a la espera, así
que mejor asegurarse bien primero de si ese 10.000 cae o no
cae.

No resulta nada fácil saber qué andan haciendo
las manos fuertes tan quietas. Investigadores de EE UU tomaron
todas las transacciones de una muestra desde
1983 a 2001 para estudiar el efecto que tienen las operaciones de
los pequeños y grandes inversores sobre el mercado. Los
resultados ponen los pelos de punta:

Los valores más activamente comprados por los
pequeños inversores suben fuertemente durante la primera
semana y el efecto dura tres o cuatro de media, para luego
girarse a largo plazo a la baja. Justo al revés con los
que se venden activamente.

Los valores más activamente comprados por los grandes
inversores lo hacen peor que el mercado durante la primera semana
y los activamente vendidos lo hacen mejor que el mercado en la
primera semana, para luego girarse en la dirección inicial que ellos tomaron y
mantenerse así en el largo plazo.

Es decir, muy difícilmente vamos a poder ver así
a primera vista las intenciones de las manos fuertes, son unos
maestros del disimulo…

Para terminar vean qué sorprendente pauta estacional
del mes de octubre ha detectado Jason Goepfert en EE UU. Resulta
que, según sus cálculos, si sumamos el primer
día y los últimos tres días de trading de
octubre, tenemos el 94% de todo lo ganado en octubre en los
últimos 15 años hasta 2006. Y ojo, si nos vamos al
año 1950 y miramos desde entonces ¡supera el
100%!

Picado por la curiosidad, me he ido a mi base de datos
para ver qué pasó en esos cuatro días en los
últimos 22 años. Siempre se subió, excepto
en cuatro ocasiones.

Mientras, no queda otra que esperar a que el amor por los
10.000 del Dow Jones sea pasajero y salgamos por algún
lado. Por arriba el recorrido es limitado porque el S&P 500
se encuentra en 1.125, con la importante resistencia del
retroceso de 50% de Fibonacci de toda la tendencia bajista.

 

 

 

 

Autor:

Ricardo Lomoro

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
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