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Factores culturales que llevan a Japón a ser uno de los países con mayor porcentaje de suicidios (página 2)




Enviado por You Yukishiro



Partes: 1, 2

Entre las deidades se destacan los relatos relacionados
con Amaterasu, la diosa del sol que reina el paraíso. Se
la puede asociar con Hinomaru, la bandera japonesa cuyo
círculo rojo en el centro representa a esta diosa y se
asociaba con la familia
imperial.

Se cree que el budismo
llegó a Japón
en el 552 a.C. Sakyamuni Buda culpaba al deseo como causante de
todo el dolor en el mundo y sostenía que una vida
accionando de manera correcta y compasiva permitiría
repeler el deseo y entrar en un estado de
dicha y armonía llamado nirvana al que todos los
seres vivos están destinados a llegar en algún
momento.

El zen, la práctica que permitió a Buda
fundirse con el universo y
llegar finalmente a la iluminación, también
repercudió en la formación de la sociedad. Es
utilizada en la práctica del arte del
kendo, es decir, la esgrima japonesa, y actualmente en
la arquitectura,
la poesía,
el arte, la jardinería y la ceremonia del té,
etc.

Las distintas corrientes filosóficas se fueron
unificando y perfeccionando con el pasar del tiempo. Las
ceremonias y costumbres budistas se adaptaron a los postulados
del shinto. Muy por el contrario, en la era Tokugawa,
particularmente durante el régimen de Tokugawa Iesada
(1853-1858), Japón se vio obligado a negociar la apertura
del país a los barcos estadounidenses y europeos,
permitiendo la entrada del cristianismo,
que fue ampliamente rechazado por el pueblo. El pensamiento
japonés no logró conciliar con las ideas cristianas
y la aceptación de la existencia de Dios.

Esta corriente filosófica que surgió de la
fusión
del shintoísmo y el budismo se dio a conocer al mundo a
partir de esta época de apertura como dos religiones
separadas, dificultando aún más su
comprensión para el mundo occidental.

En la actualidad, casi el cien por ciento de los
japoneses dice ser tanto shintoísta como budista. Se
acostumbra celebrar los casamientos en templos shinto, y los
funerales en templos budistas. Así también se
celebra navidad,
aunque esto último no tenga un verdadero significado
religioso sino que mejor se trata de una costumbre adquirida por
la llegada de la cultura
occidental, sin una gran carga simbólica, y similar a la
celebración del día de
SanValentín.

A pesar de que los devotos al cristianismo o los
musulmanes, es
decir, religiones
monoteístas, pueden encontrar cierta infidelidad por parte
de los japoneses hacía su innumerable cantidad de dioses y
la dificultad para conocer las historias características
sobre cada una de sus deidades, para los japoneses esto no
resulta contradictorio ya que se encuentran fuertemente
arraigadas en sus costumbres y forma de vida.

A su vez, este politeísmo y la costumbre a tan
fuerte convivencia diaria con lo religioso produjo en la
actualidad, una población agnóstica o indiferente
capaz de tolerar cualquier doctrina o secta, ya sea
incorporándola a sus vidas o
ignorándola.

En el libro
Japanese view on Humanity se sostiene que existe lo que
el autor llama un "amor
desinteresado". En este sentido, los jóvenes,
después de decidir qué rumbo tomar en su vida, ya
no necesitan sentirse parte de una corriente específica
que los identifique a modo de etiqueta social, sino que son
capaces de ser sumamente religiosos, fieles a sus principios y
llevar lo más cercano a una vida digna de respeto y
misericordia sin rendirle tributos a
ningún dios en particular.

Esta ausencia de un Dios, como el presente en la cultura
occidental, contribuyó a que los japoneses le encuentren
un sentido a la vida en la naturaleza o
en eventos que los
rodean y que ocurren en el día a día.

1.2 Seppuku, muerte
honorable

El seppuku (??) o informalmente llamado
harakiri (??) es el término utilizado para
referirse al ritual de desentrañamiento, o corte de
vientre. Era utilizado principalmente por los samuráis
para morir de forma honorable. Éstos preferían
suicidarte a morir por causas naturales, por un error, o tras
haber fracasado en su misión de
proteger a su señor o daimyo.

Según el código
ético del bushido (???), o camino del guerrero,
el samurái debía ser completamente leal a su amo y
la única forma de recuperar su honor era a través
del suicidio. Este
código reconoce siete virtudes: Rectitud, Coraje,
Benevolencia, Respeto, Honestidad, Honor
y Lealtad; y el guerrero entregaba su vida a estos valores hasta
el día en que muriera en batalla.

El legendario samurái Yosho Yamamoto, que no pudo
morir realizando seppuku tras la muerte de
su señor Nabeshima (ya que éste había
prohibido su práctica), transmitió sus reflexiones
a un joven samurái. Sostenía que prepararse para la
muerte honra la vida, es decir, que se debe estar constantemente
preparado para entregar la vida por sus ideales ya que actuar
egoístamente llevaría a una deshonra de la que ni
siquiera el sujeto mismo es consciente. Si no se está
preparado, inevitablemente la muerte llegaría de forma
poco honorable.

Si un samurái era tomado como prisionero, era
deber de su enemigo mostrar compasión y respeto y
permitirle realizar este ritual.

En el caso de que el samurái cometiera un
delito, su
daimyo podía exigirle que realizara seppuku en un
plazo determinado, de no hacerlo, era ejecutado y su familia heredaba
su deshonor, perdiendo todo su patrimonio, lo
que significaba en la mayoría de los casos que su familia
caería en la pobreza y el
hambre.

El seppuku como castigo judicial fue prohibido en el
1873, aunque su práctica continuó.

Un caso muy conocido que ha perdurado en el tiempo es el
de los "47 ronin", cuya historia se ha relatado en
obras de teatro
tradicional y poesía. Fue un incidente ocurrido en el 1701
aproximadamente, en el que un grupo de
samuráis, cuyo daimyo fue obligado a suicidarse
por haber agredido a un funcionario reconocido, decidió
vengar su muerte asesinando al funcionario junto a toda su
familia. Después de cumplir su objetivo, los
47 cometieron seppuku.

Incluso en la actualidad, la leyenda de los "47 ronin"
continúa siendo recordada como un acto de lealtad, honor y
sacrificio.

Esta historia puede resultar confusa para otras
culturas, considerando que estos samuráis sin señor
han sido recordados como héroes por haber cometido un
asesinato y luego, haberse suicidado. Detrás de un
terrible acto, los japoneses han sabido rescatar los valores
que impulsaron a estas personas a actuar según sus
ideales, y una fidelidad que los llevó a entregar su
vida.

Otra historia cuya influencia se puede apreciar
más notoriamente en la actualidad es "Sonezaki", suicidio
por amor. Ocurrida a principios del siglo XVIII, relata una
triste historia de amor en la que ante la imposibilidad del
comerciante Tokubei de unirse en matrimonio con su
amante Ohatsu, ambos deciden prometerse el uno al otro realizar
su amor en el cielo. Ambos se dirigen a escondidas hacia el
bosque donde deciden suicidarse. También es conocida con
el nombre de Kuroi jukai (el negro mar de árboles)

El bosque Aokigahara, cercano al Monte Fuji, es el
segundo lugar más elegido para actos suicidas
después del Golden Gate en Estados Unidos.
Las causas por las que se elige este lugar parecen ser no solo
por la fama histórica que posee, sino porque, siendo las
vías del subte otro recurso muy común que trae
muchos problemas a
los familiares de la persona por parte
de la empresa y los
pasajeros afectados, este bosque se ha vuelto una opción
que no perjudica directamente a terceros.

En el 2002 se encontraron 78 cuerpos, y se estima que 1
persona se suicida cada 20 minutos.

Aokigahara da la bienvenida a todos sus visitantes con
un pequeño aviso en la entrada: "Tu vida es valiosa y te
ha sido otorgada por tus padres. Por favor, piensa en ellos, en
tus hermanos e hijos. Por favor, busca ayuda y no atravieses este
lugar solo"

Historia y
sociedad

2.1 Kamikaze, pilotos suicidas

El termino kamikaze (??, viento divino) fue
empleado para definir a los pilotos suicidas de la Armada
Imperial Japonesa que impactaban los barcos de los Aliados
durante la Segunda Guerra
Mundial (1939-1945)

Su origen verdadero está relacionado con un
tifón que contribuyó a la destrucción de las
tropas mongolas durante las invasiones a Japón en el siglo
XIII, al que simbólicamente se lo denominó
viento divino.

La pronunciación correcta de esta la palabra,
para referirse a los pilotos japoneses es shimpu, pero
la interpretación errónea por parte de
los traductores estadounidenses se popularizó
internacionalmente y se la considera válida y es utilizada
para denominar todo tipo de ataques suicidas en
general.

En Japón se emplea el nombre de Unidad
Especial de Ataque Shimpu.

Como explican Albert Axell y Hideaki Kase en el libro
Kamikaze – Pilotos suicidas japoneses en la II Guerra
Mundial
, el contexto histórico se caracterizó
por un fuerte nacionalismo
producto de
una profunda reverencia al emperador por la influencia del
shintoismo estatal establecido durante al restauración
Meiji (1866-1869).

El reinado del emperador Hirohito Showa se
destacó por el poder de su
imagen
religiosa sobre lo político, era una figura sobre todo
divina pero cuyo militarismo lo llevó a ser una fuerte
autoridad
política.

Esta poderosa característica religiosa que
poseyó este emperador en particular facilitó la
implementación de una educación que
reintrodujera en los jóvenes japoneses parte de la
ética y
los códigos de vida del samurái, el
bushido
, para así crear en la población mucho
más decidida a entregar su vida en la guerra.

Se estableció que se seleccionarían
pilotos que se ofrecieran por decisión propia, es decir,
todos debían ser voluntarios; lo que no significa que
realmente todos lo hayan hecho decididos a dar su vida. De hecho,
cuando el ejército se encontraba más debilitado la
instrucción para la batalla comenzó a limitarse al
despegue y al manejo del avión pero no dedicaban tiempo
suficiente para enseñar a sus hombres cómo
aterrizar.

El promedio de edad de los kamikazes era de 17 a 25
años, algunos de ellos pertenecían a universidades
prestigiosas, y sus ideas eran más liberales al no haber
sido educado en escuelas militares. Aun así se
ofrecían como pilotos aunque en menor
porcentaje.

Los ataques suicidas comenzaron con el ataque a Pearl
Harbor el  7 de diciembre de 1941. Esto
inició la Campaña del Pacífico y
terminó con la vida de 2.403 soldados, 68 ciudadanos, 13
buques y 188 aviones.

A pesar de que Japón comenzó a perder su
fuerza
militar, los recursos que
poseían (aviones, pilotos, petróleo, etc.) eran mayores a los
norteamericanos, y sus soldados estaban dispuestos a entregar su
vida mediante estos ataques antes que ser vencidos.

A pesar del paso del tiempo y la incorporación de
la cultura extranjera al país, la idea romántica de
morir en batalla protegiendo al emperador había vuelto a
considerarse un honor como lo había sido antiguamente para
los samurái la lealtad hacia su daimyo.

2.2 Sociedad perfeccionista

La organización, una gran capacidad
productiva, el alto nivel intelectual, una tasa de criminalidad
de las más bajas del mundo, son algunos de los aspectos
que se destacan en la sociedad japonesa actual.

Es un país donde la mayoría se considera
miembro de la clase media,
la distribución de su ingreso es bastante
igualitaria y prácticamente el cien por ciento de la
población sabe leer y escribir.

Todos estas características positivas que han
hecho de Japón una de los países más
reconocidos mundialmente es producto un pensamiento
perfeccionista y exigente que se encuentra de forma natural
dentro de la cultura japonesa.

Sus causas principales se pueden resumir en tres
aspectos: por un lado, la influencia del confucionismo en
el trabajo,
que lleva a los estudiantes a sentirse en deuda con sus
familiares, se vuelven muy eficientes trabajadores, pero sufren
tal presión y
miedo al fracaso que padecen estrés,
aislamiento, depresión,
y en muchos casos esto termina en suicidios.

Casi el cincuenta por ciento de los desórdenes
mentales que sufren los menores de 18 años son producto de
la sobreexigencia escolar. Sus calificaciones en el colegio
determinan su posibilidad de ingresar a mejores y exigentes
universidades o a trabajos más reconocidos.

Al mundo occidental le llama la atención la dedicación del
trabajador típico japonés, se menciona
comúnmente las largas jornadas de trabajo como
un dato curioso. La realidad es que existe un sentimiento de
orgullo y deseo por realizar sus tareas de la mejor forma
posible.

Con la apertura de Japón al mundo surgieron
nuevas profesiones, y fueron desapareciendo las clases
tradicionales, lo que llevó a sus trabajadores a intentar
demostrar al exterior que a pesar de ser nuevos para su
país, podían estar a la altura de quienes los
introdujeron. Así es como actualmente, los trabajadores
están siempre dispuestos a trabajar horas extra o a dejar
de lado sus cuestiones personales por asistir a las empresas en caso
de que necesiten por algún motivo su ayuda de forma
urgente.

La razón principal de estás largas
jornadas laborales es que las horas extras son remuneradas por el
valor de una
hora y media generalmente, y resultan necesarias para las
familias más tradicionales en las que sólo el hombre
trabaja. Este problema es tan frecuente que incluso la empresa de
seguridad Alsok
creó un robot a ruedas que patrulla las oficinas e
identifica la identidad de
cada trabajador para evitar que trabajen en exceso. En
japonés existe una palabra específica,
karoshi, para referirse a la muerte por exceso de
trabajo, un término que está comenzando a
utilizarse en otros países como Corea.

Otra causa es la ausencia de una religión
monoteísta, que exija venerar a un dios único y
todopoderoso y genere sentimientos de culpa o posea un castigo
para al suicidio como una forma honorable de hacerse cargo frente
al fracaso. También se manifiesta en el amor y el
respeto hacia la naturaleza, y en la belleza en los
detalles.

Por último, está la etiqueta, que
comprende una serie de ritos y comportamientos en cada aspecto de
su vida y dentro de las relaciones sociales. El feudalismo
dejó como legado interminables reglamentos y una
concepción colectiva de la sociedad japonesa que exige
mucho de sí mismo a cada individuo que
la compone.

Dentro de las distintas jerarquías laborales o en
el entorno social en general, dependiendo del estatus social, de
la edad o del sexo, existen
palabras específicas y formas de dirigirse hacia la otra
persona que de no ser respetadas pueden ser vistas como una falta
de respeto, mala educación o incluso como una
agresión y desprecio hacia la otra persona.

Las dificultades del idioma lo vuelven difícil de
aprender para los extranjeros, pero a su vez tiene la
particularidad de que incluso para los japoneses, más
allá del vocabulario que se debe utilizar dependiendo de
las características de la persona con la que se
interactúa, tiende a resultar confuso poseer más de
1850 ideogramas de origen chino y dos formas de escritura
compuestas por alfabetos silábicos a los que se le suman
las múltiples interpretaciones de cada ideograma y las
palabras extranjeras que con el paso del tiempo se van sumando y
adaptando a su forma de escritura.

La importancia de la etiqueta y el respeto en los
negocios o
servicios
resulta difícil de comprender en Occidente. Es
común que los empleados japoneses despidan a sus clientes con
reverencias, incluso a pesar de que éstos no demuestren la
misma clase de respeto hacia ellos.

Por ejemplo, en las estaciones ferroviarias de trenes de
alta velocidad,
shinkansen, los empleados despiden o saludan con una larga
reverencia a sus pasajeros cuando llega o se va el tren, aunque
ninguno de ellos esté prestándoles atención.
Lo mismo ocurre en muchos restoranes, hoteles o incluso en puestos de venta
callejera.

Por lo tanto, las influencias religiosas por parte del
confucionismo, la ausencia del monoteísmo y la etiqueta
han contribuido a la formación de una sociedad exigente y
perfeccionista que se ha manifestado tanto de forma positiva,
llevando a Japón a ser un país sumamente rico y
productivo, con trabajadores excepcionales, alta tasa de
alfabetismo, buen rendimiento escolar y una organización
ejemplar; como negativa en cuanto al estrés que esto
genera, la depresión, altos índices de divorcios,
problemas psicológicos y sobre todo, tendencia
suicida.

Conclusión

Para analizar los factores culturales que han llevado a
Japón a ser uno de los países con mayor
índice de suicidios, se ha indagado en algunos de los
aspectos fundamentales de su cultura milenaria para investigar de
qué manera éstos han influido en la sociedad
japonesa, desde su formación hasta la actualidad, y
cómo se han manifestado para crear una percepción
del suicidio completamente diferente a la occidental.

Se han tenido en cuenta las principales corrientes
religiosas y filosóficas sobre las cuales se formó
Japón en sus comienzos, destacándose el predominio
de religiones politeístas.

Como se mencionó anteriormente, las
múltiples influencias de religiones como el budismo, el
confucionismo y, principalmente, el shintoísmo,
permitieron que la población japonesa se formara bajo
conceptos muy particulares respecto de la vida y sus
creencias.

El shintoísmo y el budismo, ambas predominantes
en Japón, aplicadas fuertemente en la vida diaria, en
mitos,
ceremonias, en detalles del día a día; y
consideradas prácticamente una misma religión por
la fusión que lograron a lo largo de la historia, formaron
una espiritualidad tan natural que permitió la tolerancia ante
cualquier doctrina, incluso de una población
agnóstica que convive en un ámbito religioso
mediante la naturalización de los protocolos y
ceremonias.

Estas religiones politeístas resultan elementales
para este análisis ya que carecen de escritos
sagrados o mandamientos que condenen específicamente el
suicidio, muy opuesto a la fuerte influencia de las religiones
monoteístas que impone en nuestra sociedad un sentimiento
de culpa y hasta de vergüenza.

Este aspecto permite la posterior aparición del
seppuku dentro del código samurái, un
ritual que permitía al guerrero una muerte honorable ante
el fracaso en su misión de proteger a su
daimyo.

A pesar de que su práctica fue prohibida en 1973,
y es un método muy
poco común dentro de los actos suicidas en la actualidad,
historias como la de los "47 ronin" o "Sonezaki" son aún
recordadas. Existen algunos monumentos dedicados a estos
personajes.

La historia de los "47 ronin" ha sido objeto de muchas
películas y cuentos
adaptados. En el caso de "Sonezaki", el bosque donde los
protagonistas cometieron seppuku es en el presente el segundo
lugar en el mundo donde se cometen mayor número de
suicidios.

Más allá de las distintas razones por las
cuales este lugar es elegido, o que no se cometa seppuku como en
el pasado, no se puede negar el fuerte peso simbólico que
tienen estas historias, entre otras. Ambas poseen valores muy
positivos que las llevan a ser conmemoradas (valor, fidelidad,
amor, decisión), pero todas poseen el elemento del
suicidio entendido en estos casos como un acto
admirable.

Con la Segunda Guerra
Mundial, para Japón no fue suficiente con condicionar
a toda la población para conseguir su apoyo, como ocurre
generalmente en los países en guerra: mediante un sistema de
educación militar, sino que además decidió
recurrir concretamente a los actos suicidas como método
ofensivo contra las naves norteamericanas.

Para lograr esto, se utilizó la poderosa imagen
religiosa del emperador Hirohito para revivir los ideales
básicos del código samurái, el
bushido.

La muerte como forma honorable de dar fin a la vida fue
reinstalada en una sociedad dónde siempre estuvo presente,
pero esta vez con mayor firmeza y con el objetivo preciso de
proteger al emperador y a su patria. Los pilotos kamikazes
hicieron su aparición el  7 de
diciembre de 1941 con el ataque a Pearl Harbor,
estrellando sus aviones contra los buques
norteamericanos.

Desde principio de 2009, producto de la crisis
económica, la cantidad de suicidios aumentó un 15%
respecto de enero de 2008. A pesar de que permanentemente se
desarrollan distintos proyectos y
existen organizaciones
dedicadas a la búsqueda de técnicas
para reducir el número de suicidios, éstos
continúan, particularmente influidos por la pérdida
de empleos en la actualidad.

Se considera que marzo de este año ha sido el
más preocupante, debido a que coincide el vencimiento de
los seguros de
desempleos de aquellos trabajadores que perdieron su empleo en el
2008 producto de la crisis, con el inicio de exámenes de
ingreso a las universidades y la temporada de
contrataciones.

En enero de este año se registraron 2.645 casos,
y se calcula que 27 de 100.000 ciudadanos japoneses se suicidan,
ocurriendo un suicidio cada 20 o 15 minutos aproximadamente.
Estos números lo convierten en la sexta causa de muerte
después del cáncer y enfermedades
cardíacas, entre otras.

Siendo Japón el segundo país rico con
mayor índice de suicidios después de Rusia, se
podría afirmar, que todos estos elementos culturales
descriptos han contribuido a la formación de una sociedad
que tiende al suicidio por naturaleza producto de la ausencia de
restricciones morales que lo condenen.

Bibliografía

Fuentes bibliográficas:

Axell Albert y Kase Hideaki. (2002). Kamikaze
– Pilotos suicidas japoneses en la II Guerra Mundial
,
Santa Fe: Editorial Esfera de Libros

Discovery Channel. (2002) Insight Guide: Japan,
Singapur: Apa Publications

Inazo Nitobe. (2005). Bushido: el código
ético samurái y el alma de
Japón
, Madrid:
Miraguano Ediciones

Kamikaze. Japón: Museo de la Paz
Chiran

Yosho Yamamoto. (2007). Hagakure, el libro del
samurái,
Mendoza: Saga Ediciones, 2007

 

 

 

 

 

Autor:

You Yukishiro

10 de noviembre de 2009

Buenos Aires – Argentina

Partes: 1, 2
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