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Factores de riesgo asociados a síndrome metabólico (página 2)




Enviado por EDGAR BRAVO SOSA



Partes: 1, 2

El síndrome
metabólico representa un grupo de
factores de riesgo
interconectados, de origen metabólico, que incrementan el
riesgo cardiovascular, cuyo mecanismo fisiopatológico es
la resistencia a la
insulina con hiperinsulinismo compensador. El síndrome
metabólico es un concepto
clínico que se caracteriza por la asociación de
diabetes
mellitus, intolerancia a la glucosa,
hipertensión arterial primaria, obesidad
central, dislipidemia, hiperfibrinogenemia, microalbuminuria y
aterosclerosis. Estas alteraciones se vinculan fi
siopatológicamente con resistencia a la
insulina.

Los criterios clínicos diagnósticos
más ampliamente utilizados para defi nir el
síndrome metabólico son los de la
Organización Mundial de la Salud y los del Third Report
of the National Colesterol Education and Treatment of High Blood
Colesterol in Adults (NCEP-ATP III). Con base en la defi
nición del ATP III, en Estados Unidos la
prevalencia global del síndrome metabólico es de
24%, con diferencias según el grupo étnico
estudiado.

En el estudio realizado en jóvenes con una
edad media de
22 años e IMC 23.6, la restricción de sueño
(4 h) se vinculó con reducción de las
concentraciones de leptina, incremento de grelina y del hambre y
apetito, sobre todo de alimentos con
alto contenido de carbohidratos.
En el año 2005 la revista
Diabetes Care publicó los resultados de un
trabajo que
reportó el incremento en la incidencia de diabetes en
hombres de 45 a 65 años que dormían menos de cinco
horas al día (16%), con dificultad para iniciar el
sueño y mantenerlo; fue mayor en pacientes con IMC = 30
kg/m2. En mujeres se asoció con duración del
sueño más o menos menor de nueve horas. Los
resultados fueron semejantes al estudio publicado en el 2006 que
reportó un riesgo dos veces mayor de diabetes en hombres
que dormían menos de cinco horas al día, y tres
veces mayor con más de ocho horas de sueño.
Actualmente nuestro país ocupa el nada honorable primer
lugar en obesidad a nivel mundial, lo que hace pensar en el alto
porcentaje de pacientes con síndrome metabólico que
existen sin un adecuado control y
tratamiento.

Desarrollo

Las alteraciones del sueño pueden jugar un papel
importante en la fisiopatología de la diabetes. El
sueño obligado o deuda experimentalmente inducida se ha
asociado con aumento de la activación del eje suprarrenal
hipotálamo-hipófisis, incremento de las
concentraciones séricas de cortisol por la tarde y
afectación de la tolerancia a la
glucosa.

Existe una clara relación entre obesidad y
estado
proinflamatorio. La citocina proinflamatoria FNT alfa se
sobreproduce en el adipocito y los tejidos
musculares de los sujetos obesos; éste disminuye
marcadamente la expresión del óxido nítrico
sintetasa y la biogénesis mitocondrial en cultivos de
células
grasa y muscular. En humanos, las concentraciones de leptina
rápidamente disminuyen o incrementan en respuesta a la
escasez
calórica o sobreingestión, respectivamente. Estos
cambios en las concentraciones de leptina se han asociado con
cambios recíprocos en el hambre.

La grelina, péptido producido predominantemente
por el estómago, también tiene participación
en la regulación del balance energético; sin
embargo, en contraste con el efecto anorexigénico de la
leptina, la grelina estimula el apetito. En el estudio realizado
por Spiegel K y su grupo, en jóvenes con edad media de 22
años e IMC de 23.6, la restricción de sueño
a cuatro horas se relacionó con reducción de las
concentraciones de leptina (18%; p = 0.04), se observó
incremento en las concentraciones de grelina ( 28%; p=0.04), del
hambre ( 24%; p< 0.01) y del apetito (23%; p= 0.01), sobre
todo para alimentos con alto contenido de carbohidratos
(incremento 33 a 45%; p= 0.02).

En un estudio publicado en el año 2005 en la
revista Diabetes Care se demostró incremento en
la incidencia de diabetes en hombres de 45 a 65 años con
duración corta del sueño, dificultad para iniciar
el sueño (16%) y para mantenerlo (28%), duración
corta del sueño (=5h) 16%, fue mayor en pacientes con IMC
= 30 kg/m2, en mujeres se asoció con duración del
sueño = 9 h.

Los resultados fueron semejantes al estudio publicado en
el 2006 que reportó un riesgo dos veces mayor en horas de
sueño (<5h) para el desarrollo de diabetes en hombres,
y tres veces mayor en sueño (> 8h). El estado de
resistencia a la insulina y el hiperinsulinismo se han
relacionado con mayor riesgo cardiovascular. En nuestro estudio
se consideró como hiperinsulinismo a las concentraciones
de insulina = 12.7 uU/mL (percentil 75).

La evaluación
de la resistencia a la insulina mediante el método
HOMA ha permitido establecer la prevalencia de este
parámetro en amplios grupos de la
población, porque mantiene una buena
correlación con el método de la pinza
euglucémica considerado el patrón de referencia
para el estudio de la resistencia a la insulina.

Existen demostraciones del incremento de la prevalencia
del síndrome metabólico en pacientes con
cardiopatía isquémica, en quienes se reporta
hiperinsulinismo en 37% y resistencia a la insulina en 47%.
Juàrez-Reyes y cols., encontraron que en los residentes de
dos instituciones
de salud del Distrito Federal, la incidencia global del
síndrome metabólico fue de 27.7, 39.3 y 15.6% en
los expuestos y no expuestos, respectivamente, con una
razón de momios de 3.51. Encuanto a obesidad e IMC= 27, la
incidencia global fue de 40, 54.5 y 25% en el grupo expuesto y no
expuesto, respectivamente, con una razón de momios de
3.86. Esto puede explicarse de acuerdo con lo publicado por
Spiegel K, al aumentar el hambre y el apetito en relación
con la duración corta del sueño (4h). Lo que
coincide con los resultados publicados en la revista Diabetes
Care
en el 2005 en relación con la mayor incidencia
de obesidad y síndrome metabólico en sujetos con
duración del sueño menor de cinco horas. Se
obtuvieron resultados semejantes en otro estudio publicado en el
2006 en pacientes de 45 a 65 años.

Se presentaron dos casos de síndrome
metabólico con menos de ocho horas de sueño; uno en
cada grupo, respectivamente. El residente expuesto a guardias ABC
tiene alta incidencia de síndrome metabólico y
obesidad, con riesgo de 2.5 y 2.8 mayor, respectivamente. La
duración del sueño más o menos menor de
cinco horas se asoció con síndrome
metabólico con riesgo de 1.8 mayor en el grupo A; el grupo
expuesto se vinculó con hiperinsulinemia, con un riesgo de
3.8. El inicio de actividad física, alimentación y otro
esquema de guardias en los hospitales podría revertir este
grupo de factores de riesgo cardiovascular implicados en el
síndrome metabólico. (1).

La percepción
de que el tejido adiposo no sólo constituye una célula de
almacenamiento
sino que además, tiene funciones
endocrinas ha venido a fortalecer la hipótesis de que la grasa y, sobre todo, la
grasa visceral juega un papel preponderante en la
aparición de la resistencia a la insulina, y por ende en
la génesis del síndrome metabólico. Yuji
Matsuzawa y colaboradores investigaron las características
biológicas del tejido adiposo a través del análisis del perfil de expresión
genética
de la grasa visceral y la grasa subcutánea, mediante
bibliotecas de
ADN
complementario (cADN) en las cuales el ARN mensajero está
ampliamente reflejado.

De aproximadamente 1000 clones independientes, 60% de
los genes ya estaban identificados como genes humanos conocidos.
El restante 40% de los genes eran nuevos, es decir, eran genes no
identificados. Se determinó una alta frecuencia de genes
que codificaban proteínas
secretoras en el tejido adiposo, la mayor parte de ellas eran
sustancias bioactivas, a las cuales se les dio la
denominación de adipocitoquinas. Entre la amplia variedad
de moléculas bioactivas que es capaz de secretar el
adiposito se encuentran la leptina, el factor de necrosis tumoral
a (TNF- a) y el activador inhibidor del plasminógeno tipo
1 (PAI-1).

La leptina y el TNF- a se han reconocido como sustancias
bioactivas del tejido adiposo que controlan la función de
otros órganos; sin embargo, el gen que mayormente se
expresaba en el tejido adiposo era un gen nuevo y la
molécula codificada por este gen era una proteína
con una estructura
homóloga al colágeno tipo VIII y X, y al factor C1q
del complemento, a esta proteína se le dió el
nombre de adiponectina, cuyo homólogo en el ratón
es la ACRP30 y la AdipoQ.

Los adipositos grandes (inmaduros) se correlacionan
mejor con la resistencia a la insulina, y esto se debe a que
expresan principalmente las adipocitoquinas: resistina, TNF- a y
angiotensina II. Sin embargo, el adipocito pequeño y
maduro, presenta un perfil metabólico más favorable
dado que expresa principalmente adiponectina. A su vez, la
maduración adipocitaria viene dada por la acción
de un regulador maestro denominado receptor activador del
proliferador de peroxisoma (PPAR), específicamente el PPAR
?. Las acciones
intracelulares de la insulina se desencadenan, en primer lugar,
por la unión a su receptor, y en segundo lugar por la
activación del sustrato del receptor de insulina (IRS).
Para que la insulina pueda ejercer su acción
fisiológica es necesario que se produzca la
fosforilación de los residuos de tirosina de este complejo
IRS. (2).

Desde los años (1985 – 1999) se ha venido
asociando el sedentarismo de los niños,
las horas frente al televisor y otras formas de videojuegos
con el incremento en la obesidad en esta población y el
aumento de factores de riesgo asociados a enfermedades
crónico-metabólicas en otros países y
últimamente también en México. La
obesidad es uno de los factores de riesgo más importantes
para desarrollar resistencia a la insulina, diabetes y enfermedad
cardiovascular en la vida adulta.

Arandillas-García y cols., reportan una
prevalencia de resistencia a la insulina de 33.3%, lo que
concuerda con otros estudios realizados en población
infantil en nuestro país, donde se menciona que la
población infantil de la ciudad de San Luis Potosí,
es más resistente que otros estados del centro de la
república. Las niñas presentan valores
más altos de IRI en comparación con los
niños, lo que armoniza con los reportados en otros
trabajos, donde se concluye que las niñas son
intrínsecamente más resistentes a la insulina que
los niños, por genes ligados al sexo.

Existe una asociación significativa de la
presencia del síndrome metabólico y distintas
variables como
las horas frente al televisor, esto se ha reportado
también en un estudio realizado en niños y adolescentes
europeos, que presentaron mayor prevalencia de obesidad, conforme
pasaban más tiempo frente
al televisor. La presencia de antecedentes heredo- familiares de
DM2 e HTA, así como con IRI, y la presencia de sobrepeso y
obesidad, en México, se consideran factores de riesgo para
desarrollar enfermedades metabólicas como diabetes
mellitus tipo 2 y están presentes desde edades tempranas.
La determinación de los valores de
RM nos sirve para observar que el síndrome
metabólico está presente 3.38 más veces en
niños que ven la
televisión 7 horas diarias, comparado con niños
que no ven la televisión. Debido a que la prevalencia e
incidencia de obesidad y diabetes es cada vez más
frecuente y se presenta a edades más tempranas. Las horas
frente al televisor es una causa de la presencia de
síndrome metabólico (3).

La medición de la circunferencia de cintura y
el índice circunferencia de cintura/estatura debe ser
utilizada para detectar oportunamente la presencia de algunos
marcadores de riesgo de síndrome metabólico en
niños escolares, incluyendo la presión
arterial elevada y dislipidemias. En escolares con obesidad, la
circunferencia de cintura parece ser la medición
más relevante para detectar la hipertensión
arterial. (4).

Personas de mediana edad con síndrome
metabólico tienen un riesgo elevado de eventos
cardiovasculares, sin tener en cuenta el estado de índice
de masa corporal. Es más, sobrepeso y obesidad en ausencia
de síndrome metabólico o resistencia a la insulina
también pone a los individuos a un riesgo más alto
para eventos cardiovasculares mayores, así como para
la muerte
total, comparado con los hombres con peso normal sin alteraciones
metabólicas. (5).

El síndrome metabólico y diabetes
están asociados con un elevado riesgo de ateroesclerosis
subclínica y significante calcificación de la
arteria coronaria, independientemente de edad, sexo, y factores
de riesgo convencionales. Además, la presencia del
síndrome metabólico o diabetes con una escala de riesgo
de Framingham aumentada tiene valor elevado
por encima de la escala de riesgo de Framingham, diabetes
mellitus, o el síndrome metabólico, prediciendo
calcificación de la arteria coronaria significante.
(6).

Pacientes con síndrome metabólico y
oclusión de un vaso coronario del pericardio tienen mayor
riesgo de daño a
coronarias colaterales que aquellos sin síndrome
metabólico. Esta observación puede explicar el riesgo
más alto y bien documentado de eventos cardíacos en
los pacientes con síndrome metabólico El nivel
biológico de mediadores como inhibidor-1 del
plasminógeno activador (PAI-1) o adiponectina pueden ser
blancos razonables para estimular la circulación colateral
coronaria. (7).

Conclusiones

El síndrome metabólico y la resistencia a
la insulina están presentes en la población
mexicana desde edades tempranas, debido al cambio en el
estilo de
vida, el sedentarismo ha aumentado en la población
infantil y adolescente del país, siendo alarmante; la
prevención debe hacerse a partir de algún
parámetro alterado del síndrome metabólico
que esté presente en estas edades tempranas y proponemos
continuar estudios usando el diagnóstico de prediabetes en estado
postprandial (después de la carga oral de 75 g de glucosa)
para corroborar estos resultados ya que aparentemente una sola
muestra de
glucosa en ayunas no es indicador de riesgo. Las alteraciones del
sueño pueden jugar un papel importante en la
fisiopatología de la diabetes. El tejido adiposo no
sólo constituye una célula de almacenamiento sino
que además, tiene funciones endocrinas, la grasa visceral
juega un papel preponderante en la aparición de la
resistencia a la insulina, y por ende en la génesis del
síndrome metabólico. el sedentarismo de los
niños, las horas frente al televisor y otras formas de
videojuegos con el incremento en la obesidad en esta
población y el aumento de factores de riesgo asociados a
enfermedades crónico-metabólicas.

Existe una asociación significativa de la
presencia del síndrome metabólico y distintas
variables como las horas frente al televisor. Es necesario que se
establezcan puntos de corte para niños mexicanos con peso
normal, sobrepeso y obesidad, para detectar oportunamente la
presencia de algunos marcadores de riesgo de síndrome
metabólico y ofrecer estrategias de
tratamiento oportuno. Personas de mediana edad con
síndrome metabólico tienen un riesgo elevado de
eventos cardiovasculares.

El síndrome metabólico y diabetes
están asociados con un elevado riesgo de ateroesclerosis
subclínica y calcificación de la arteria coronaria.
Pacientes con síndrome metabólico y oclusión
de un vaso coronario del pericardio tienen mayor riesgo de
daño a coronarias colaterales que aquellos sin
síndrome metabólico. En la rotación por el
servicio de
endocrinología observé que un número
importante de pacientes portadores de síndrome
metabólico sin que les ocasione mayor preocupación,
a pesar de el alto riesgo a su salud que esto implica; se deben
establecer medidas preventivas para retrasar las futuras
complicaciones en todo paciente, de cualquier edad con factores
de riesgo para desarrollar síndrome
metabólico.

Bibliografía

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Autor:

Dr. Edgar Bravo Sosa

Médico residente segundo año
medicina
familiar

ENERO 2010

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INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO
SOCIAL

DELEGACIÓN VERACRUZ SUR

HOSPITAL GENERAL REGIONAL DE ORIZABA

DR. IGNACIO GARCÍA TÉLLEZ

SALUD EN EL TRABAJO

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