- Abstract
- El
despertar de los instintos: Amor y sexo - Consideremos un primer beso o encuentro
sexual - La
pérdida de un ser amado - Mentiras y falsedades
- La
experiencia elusiva del éxito - La
ilusión de las profecías que se cumplen por sus
propias naturalezas puede resultar en una vida de
desengaños - En
resumen - Bibliografía
Abstract
When I penned my article: La importancia de
entretejer la historia personal: El hechizo fascinante de la
coherencia del ego my primary goal was to stress the importance
of establishing the consistency of our ego, by way of the weaving
of our personal evolution throughout life during the
psychotherapeutic process.
In this article we lend more support to our
original thesis.
Recordando por Valentin
Kotachev
Suzy era una muchacha muy popular en su
colegio, Ed era el mejor jugador del equipo de polo en la
universidad.
Ella tenía diecisiete y él
diecinueve años.
No se conocían bien, pero eran
amigos, aunque distantes.
Un atardecer, después de pasar el
domingo bailando en casa de unos amigos, Suzy retornaba a su casa
de hacienda en su yegua favorita, "Dulce", Ed, en un acto de
gentileza, se ofreció a acompañarla en su propia
montura.
Hablaron, se rieron mucho, ella lo
encontró divertido y él la encontró inocente
y bella. Le recordaba de una foto de su mamá cuando
tenía la misma edad de Suzy.
Cuando llegaron al establo de la casa de la
joven mujer, se dieron cuenta de que estaban, de manera poco
característica, solos.
Ed, le asió las manos y la
besó ardorosamente. Ella le respondió
ávidamente.
Luego, Ed le levantó la blusa y la
acarició besándola en los senos.
El ruido proveniente de la llegada de los
padres de Suzy interrumpió el extemporáneo
romance.
"Nunca nos volvimos a besar", ya que nunca
nos volvimos a ver. Dice Suzy durante su terapia.
"Lo que pasó esa tarde me
abrió una puerta a algo que no sabía acerca de
mí misma. Ese algo fue, que yo podía ser
amada."
El despertar de los
instintos: Amor y sexo
Se cree que en las etapas finales de la adolescencia y en el
comienzo de la vida adulta, nosotros comenzamos a internalizar un
narrativo autobiográfico de nuestras propias vidas.
Hilvanando quienes fuéramos, quienes somos y lo que
pudiéramos ser en el futuro.
Este narrativo, o anamnesis personal, está salpicado
con escenas de importancia trascendentales, puntos altos, puntos
bajos y puntos decisivos.
Una primera experiencia, puede consistir en uno de esos.
Lo que esas experiencias nos proveen, como expresara en mi
artículo, son hitos para entender cómo nuestra vida
evolucionó en el transcurso del tiempo.
Algunas de nuestras primeras experiencias, nos afectan de
manera tan decisiva que se sellan en nuestras mentes con una
claridad e intensidad que no se desvanecen como otras memorias lo
hacen.
Quizás, uno no recuerde el quinto beso que tuvo, pero
el primero, nunca se olvidará.
Este fenómeno se conoce como el efecto primario,
quizás en referencia a la "escena primitiva" (primal
scene) — en el sentido de que provoca estímulo
sexual — de que Freud tanto hablase.
El beso por Gustav
Klimt
Cuando se pide a ciertas personas que
evoquen memorias de ir a la universidad lejos de su casa, un 25%
de lo que recuerdan, proviene, casi totalmente de los tres
primeros meses del primer año.
Lo que la mayoría recuerdan son
eventos como la despedida de los padres o conociendo sus
compañeros de cuarto por la primera vez, o su primera
clase.
De hecho, cuando psicólogos les
piden a personas mayores que recuerden eventos en sus vidas, los
que nombran con mayor frecuencia tuvieron lugar en la
adolescencia postrera o alrededor de sus veinte
años.
Esto sucede porque éstos son los
años cuando tenemos la mayoría de nuestras primeras
experiencias.
Consideremos un
primer beso o encuentro sexual
Éstos pueden engendrar sensaciones
que son tan nuevas y poco familiares que la experiencia se siente
como algo irreal.
La sensación de "fuera del cuerpo"
— placentera durante un beso, y negativa cuando se experiencia
por la primera vez la muerte de un ser querido — es
común durante primeras experiencias, como lo son
sentimientos de realidad acentuada o de irrealidad.
Sensaciones emocionales intensas graban las
primeras experiencias en la estructura de nuestra memoria,
creando lo que los psicólogos cognitivos llaman "memorias
de bombilla".
Memorias como la de nuestro primer beso,
primer encuentro sexual, nuestra primera visita al mar, nuestro
primer día de escuela, o el nacimiento de un primer hijo,
enlistan todos nuestros sentidos
simultáneamente.
El beso por Francisco
Hayez
Además de su carga emocional, esas
experiencias, asimismo acarrean una dosis considerable de
novedad.
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