- El
origen anarquista del marxismo cubano - La
alternativa a la militarización del Estado será
una democratización de la sociedad - El
déficit democrático de la Revolución
cubana - La
batalla contra la burocracia será contra el
autoritarismo que se encuentra detrás - Las
políticas de Estado que tienden a reproducir las viejas
estructuras de opresión - La
cultura autoritaria y sus capas geológicas - Socialismo
estatista: modelo de hegemonía política
(autoritario) - Historia
reciente de la cultura autoritaria en la sociedad
cubana - La
dialéctica del poder constituyente en una sociedad en
transición (1989-2012) - Lo
opuesto a un déspota no será un demócrata
sino un libertario - La
utopía del socialismo libertario en Cuba - Consideraciones
al final
Comentarios al
inicio
La política tiene por
contenido apenas la confirmación de ciertas
asimetrías de poder en la
sociedad. En
tal sentido, toda relación política supone en
particular la existencia de un régimen de autoridad que
dejará resueltas dichas asimetrías de poder entre
los actores sociales. Los medios de
solución de tales asimetrías nos refieren al
empleo de la
fuerza. El
empleo de la fuerza es siempre un acto de violencia
–sea física,
simbólica o moral— contra
aquéllos que ofrecen resistencia ante
quiénes tratan de imponer su voluntad. La política
es, por tanto, ajena a la condición humana de la gente.
Continuar en esta línea de análisis nos obligaría a describir
las artes sórdidas de un verdugo.
Estamos pues contra toda política.
La relación no política se presenta en espacios
muy reducidos de la vida cotidiana en una sociedad clasista. Lo
que importa es fomentar las condiciones que validen su presencia
en toda la sociedad. (Sobre tal dilema discutimos en este
artículo.) El triunfo de una revolución
popular en Cuba (1959)
implicó la politización de la sociedad hasta
extremos no imaginables para otros contextos sociales. (En esa
fecha llegará Raúl Roa a solicitar no se
socializara el cepillo de dientes.) El modelo de
sociedad –tipo hombre-masa–
que se articularía después de 1959 llegará a
convertirlo casi todo en política. Desde luego, la
política sólo llegará a subsumir a la
sociedad allí donde las relaciones
asimétricas han podido constituirse en totalidad de la
sociedad misma. Entonces lo difícil sería emprender
la batalla por la humanización de una sociedad
sobrepolitizada al extremo cuando no se disponen de otros
recursos que
los políticos.
La única estrategia
posible para asegurar la victoria sería la
antipolítica.
Entendimos antes por antipoesía cierta ideología estética. Propongo ahora entender por
antipolítica la negación del autoritarismo que
estará contenido en la realpolitik. La simple lectura del
ensayo "El
socialismo y
el hombre en
Cuba" del Che Guevara,
por ejemplo, bastaría para entender el sentido y alcance
de esta nueva categoría[1]. Che Guevara se refiere
allí a la existencia previa de una vanguardia
política que acabará por fusionarse con la multitud
en una sociedad no política (comunista). El empleo de los
métodos
convencionales que impugna el Che Guevara en dicho ensayo,
asimismo, vendría a confirmar esta categoría. Una
categoría que, además, oficia de
argumentación del artículo.
Discutiré acá la visión dogmática
que invisibilizan hoy las luchas clasistas en Cuba.
Según Paulo Freire,
las clases oprimidas tienden a naturalizar las relaciones de
opresión[2] . Este hecho suele ser manipulado por la
élite política del poder. Por ejemplo, la actual
política disciplinaria del Estado cubano
–cuya consigna será: "unidad, productividad y
eficiencia"–
intenta reducir las prácticas de resistencia que se
enfrentan a aquellas estrategias del
gobierno que son
opuestas a la soberanía popular. Pongamos las cosas en su
sitio: Los modos de asegurar un mínimo de gobernabilidad
política sobre el régimen jerárquico
existente en la sociedad cubana, en la actualidad, van siendo
articulados dentro de una estrategia estatista de "retorno al
pasado" por políticas
de Estado. Estas políticas buscan criminalizar a toda
oposición, así como se empeñan en la
manipulación de las reformas en curso.
Página siguiente |