- Los niveles
de contenido y relaciones de la
comunicación - Niveles de
percepción interpersonal - La
puntuación de la secuencia de hechos - Errores de
"traducción" entre material analógico y
digital - Patologías
potenciales en la interacción simétrica y
complementaria - Glosario
- Bibliografía.
- Hayacawa
- Para
comprender la forma de ver al paciente de Sacks
(Adj.)
"El doctor P. Era un músico distinguido,
había sido famoso como cantante,
y luego había pasado a ser profesor de la
Escuela de
Música
local.
Fue en ella, en relación con sus alumnos,
donde empezaron a producirse ciertos extraños problemas. A
veces un estudiante se presentaba al doctor P. y el doctor P. no
lo reconocía; o, mejor, no identificaba su cara. En cuanto
el estudiante hablaba, lo reconocía por la voz. Estos
incidentes se multiplicaron (…) porque el doctor P. no
sólo fracasaba cada vez más en la tarea de
identificar caras, sino que veía caras donde no las
había: podía ponerse, afablemente, a lo Magoo, a
dar palmaditas en la cabeza a las bocas de incendios y a
los parquímetros, creyéndolos cabezas de niños;
podía dirigirse cordialmente a las prominencias talladas
del mobiliario y quedarse asombrado de que no contestasen.
Al principio todos se habían tomado estos
extraños errores como gracias o bromas, incluído el
propio Dr.P. . La idea de que no hubiese algo raro no
afloró hasta unos tres años después, cuando
se le diagnosticó diabetes.
Sabiendo muy bien que la diabetes le podía afectar la visa
consultó a un oftalmólogo.¨ que le
confirmó que no tenía nada en la vista, pero que
tenía problemas en las zonas visuales del cerebro, y que
debía acudir a un neurólogo, así se
conectó con el Dr.Sacks, quien comenta…¨Se hizo
evidente a los pocos segundos de iniciar mi entrevista .
que no había rastro de demencia. . Era un hombre muy
culto, simpático, hablaba bien, con fluidez, tenía
imaginación, sentido del humor. .
Y sin embargo había algo raro. Me miraba
mientras le hablaba, estaba orientado hacia mí, y no
obstante, había algo que no encajaba del todo. .
Llegué a la conclusión de que me abordaba con
los oídos, pero no con los ojos. Éstos, en vez
de .¨fijarse en mí¨., del modo normal, efectuaban
fijaciones súbitas y extrañas ( en mi nariz, en mi
oreja derecha, bajaban después a la barbilla, luego
subían a mi ojo derecho), como si captasen. esos elementos
individuales, pero sin verme la cara por entero, sus expresiones
variables¨a mí¨como totalidad. No
estoy seguro de que
llegase entonces a entender esto plenamente, solo tenía
una sensación inquietante de algo raro. .
-¿ Y qué le pasa a Ud.?, le
pregunté por fin.
– A mí me parece que nada- me
contestó con una sonrisa- pero todos me dicen que me pasa
algo raro en la vista.
-Pero Ud. no nota ningún problema en la
vista.
-No, directamente no, pero a veces cometo
errores.
Salí un momento a hablar con su esposa.
Cuando volví, él estaba sentado junto a la ventana
muy tranquilo, atento, escuchando más que mirando
afuera.
-Tráfico-dijo-ruidos callejeros, trenes a
lo lejos. componen como una sinfonía ¿verdad,
doctor? ¿Conoce usted Pacific 234 de Honegger?
Qué hombre tan encantador , pensé.
¿cómo puede tener algo grave? ¿Me
permitiría examinarle?
Apacigué mi inquietud y creo que la suya,
con la rutina tranquilizadora de un examen neurológico:
potencia
muscular, coordinación, reflejos, tono. . Y cuando
examinaba los reflejos (un poco anormales en el lado izquierdo)
se produjo la primera experiencia extraña. Yo le
había quitado el zapato izquierdo y le había
rascado la punta del pié con una llave (un test de reflejos
frívolo en apariencia, pero fundamental) y luego,
excusándome para guardar el oftalmoscopio, lo dejé
que se pusiera el zapato. Comprobé sorprendido al cabo de
un minuto que no lo había hecho.
¿Quiere que le
ayude?-pregunté.¿Ayudarme a qué? ¿Ayudar
a quién?Ayudarle a Ud. a ponerse el zapato
Ah, sí- dijo- se me había
olvidado el zapato-y añadió, sotto
voce-:¿El zapato? ¿el zapato?
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