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Alteraciones en el Desarrollo (página 2)




Enviado por CARMEN DE PERRUOLO



Partes: 1, 2

La mayoría de los casos tienen posibilidades de
rehabilitación teniendo en cuenta la magnitud del
daño cerebral, la edad del niño, el grado de
retraso mental, ataques epilépticos y otros problemas que
puedan estar asociados. El aspecto motor puede ser modificado de
manera favorable si el tratamiento comienza en edades tempranas
evitando retrasar aun más la adquisición y el
aprendizaje de determinadas conductas motrices.

La rehabilitación pudiera considerarse como un
conjunto de tratamientos mediante los cuales una persona
incapacitada se coloca mental, física, ocupacional y
laboralmente en condiciones que posibilitan un desenvolvimiento
lo más cercano posible al de una persona normal dentro de
su medio social.

Manifestaciones y
Caracterización de la Parálisis
Cerebral

En forma general, la dificultad o incluso la falta de
control de algunos o todos los movimientos es la
manifestación más primordial de este trastorno. Es
frecuente también encontrar una alteración del tono
muscular, y puede aparecer una hipotonía, una
hipertonía, o la combinación, o la
combinación de ambas (Batsaw, 1997; Dorman y Pellegrino,
1998).

Los sujetos afectados de parálisis
cerebral
necesitan ayuda para la mayoría de las tareas
diarias, además de la dependencia implícita y la
imposibilidad de un desarrollo completo de la autonomía
funcional.

Hemos de hacer referencia también a la alta
variabilidad de casos, que va de la afectación de todo el
cuerpo a las dificultades para hablar, caminar o para usar las
manos, la incapacidad de sentarse sin apoyo, etc.

Para ser más precisos, tenemos que considerar la
posibilidad de los siguientes grupos de manifestaciones:
movimientos lentos, torpes o vacilantes, rigidez, flojedad,
espasmos musculares, debilidad, movimientos involuntarios, etc.
Es frecuente, por ejemplo, que el inicio de un movimiento a
menudo desemboque en otro desplazamiento no previsto o
acción involuntaria, por lo que se desarrollan patrones de
movimientos diferentes a las de personas normales.

Otras posibles manifestaciones presentes en la
parálisis cerebral pueden relacionarse con el
área perceptiva y sensorial. En este sentido, podemos
distinguir: dificultades visuales, como por ejemplo el
estrabismo, entre otras; auditivas, presentes sobre todo en la
parálisis de tipo atetoide, y perceptivas, en sentido
amplio, como por ejemplo, para el cálculo de distancias,
para el desarrollo del pensamiento espacial, etc.

Además, los sujetos con parálisis
cerebral
presentan frecuentemente trastorno del lenguaje,
fundamentalmente debido a las dificultades en el control de la
musculatura implicada en la fonación.

Cabe señalar también, de modo general, que
puede haber dificultades de aprendizaje en cualquier área
relativa a los procesos de enseñanza
aprendizaje.

Por último, puede también presentarse
algún grado de deficiencia mental, que, teniendo en cuenta
los problemas asociados ya comentados en relación con el
lenguaje y con la apariencia física y motora, puede ser
sobremagnificada. Para algunos autores (Fernando Castillo,
2001b), alrededor del 35 por 100 de los niños con
parálisis cerebral presentan una inteligencia
normal. En cualquier caso, la delimitación y el
establecimiento de cualquier déficit psicológico o
comportamental asociado, resultan de gran complejidad y
habrán de llevarse a cabo con sumo cuidado.

Causas de la
Parálisis Cerebral

Las causas se clasifican de acuerdo a la etapa en que ha
ocurrido el daño a ese cerebro que se esta formando,
creciendo y desarrollando. Se clasificarán como causas
prenatales, perinatales o postnatales.

Las lesiones que provocan Parálisis
Cerebral
suceden durante la gestación, durante el
parto o durante los primeros años de vida.

Las causas pueden ser:

Una infección intrauterina, como por ejemplo la
rubéola, sobre todo si ocurre durante las primeras semanas
del embarazo.

Una dificultad antes del nacimiento, quizás
debida a que el bebé tiene problemas para respirar
adecuadamente. Por ejemplo, cuando se produce enrollamiento del
cordón umbilical en el cuello.

Un hematoma cerebral o una hemorragia intraventricular
que se pueden producir en el bebé antes del
nacimiento.

El cerebro del bebé sufre una malformación
sin un motivo aparente.

Un trastorno genético que se puede heredar aunque
los padres estén completamente sanos.

Por causa de una incorrecta asistencia durante el
parto.

Por el nacimiento muy prematuro del
bebé.

Por otras causas como infecciones del cerebro
(meningitis), accidentes (ahogamientos), etc., que suceden en los
primeros años de vida.

Causas prenatales:

Anoxia prenatal. (circulares al cuello,
patologías placentarias o del cordón).

Hemorragia cerebral prenatal.

Infección prenatal. (toxoplasmosis,
rubéola, etc.).

Factor Rh (incompatibilidad madre-feto).

Exposición a radiaciones.

Ingestión de drogas o tóxicos durante el
embarazo.

Desnutrición materna (anemia).

Amenaza de aborto.

Tomar medicamentos contraindicados por el
médico.

Madre añosa o demasiado joven.

Causas perinatales:

Son las más conocidas y de mayor incidencia,
afecta al 90 % de los casos.

Prematuridad.

Bajo peso al nacer.

Hipoxia perinatal.

Trauma físico directo durante el
parto.

Mal uso y aplicación de instrumentos
(fórceps).

Placenta previa o desprendimiento.

Parto prolongado y/o difícil.

Presentación pelviana con retención de
cabeza.

Asfixia por circulares al cuello (anoxia).

Cianosis al nacer.

Broncoaspiración.

Causas postnatales:

Traumatismos craneales.

Infecciones (meningitis, meningoencefalitis,
etc.).

Intoxicaciones (plomo, arsénico).

Accidentes vasculares.

Epilepsia.

Fiebres altas con convulsiones.

Accidentes por descargas eléctricas.

Encefalopatía por anoxia.

Clasificación
de las parálisis cerebrales

Cabría considerar diversos criterios, de entre
los cuales elegiremos tres que, si bien nos parecen los
más operativos, quizá presenten cierto
solapamiento. El primero sería la sintomatología
básica. El segundo tomaría en consideración
las áreas corporales del sujeto con afectación
motora, y el tercero haría referencia al tipo de
alteración del tono muscular y la ubicación de la
lesión en el encéfalo (Batshaw, 1997).

Entre las manifestaciones más importantes o
sintomatología, podremos diferenciar entre
espasticidad, o excesivo incremento del tono muscular,
atetosis, dificultad para el control y la coordinación de
movimientos voluntarios, y ataxia, o dificultad para medir la
fuerza, la distancia y dirección de los movimientos, que
tenderán a ser lentos y torpes.

Si consideramos la eventual afectación de
diferentes miembros o partes del cuerpo, distinguiremos
entre:

Monoplejía, Hemiplejía,
Diplejía, Paraplejía, Triplejía y
Tetraplejía

Diplejía : cuando la afectación se
ubica en ambas extremidades inferiores y de forma incompleta en
los brazos.

Por último podríamos considerar un tercer
tipo de clasificación, similar a la primera, en la que
otorgamos relevancia como criterio delimitador a la
circunstancial "alteración del tono muscular".
Según esta pauta, tendríamos, en primer
lugar:

La parálisis espásticas : por la
cual se produce una rigidez muscular característica y la
lesión originaria se localiza en la corteza cerebral
afectando a los centros motores. Este tipo supondría en
torno a un 75 por 100 de los casos. En segundo lugar,
estaría:

la parálisis atetoide, la parálisis
atáxica.

Parálisis cerebral
espástica

Espasticidad significa rigidez; las personas que
tienen esta clase de Parálisis Cerebral encuentran
mucha dificultad para controlar algunos o todos sus
músculos, que tienden a estirarse y debilitarse, y que a
menudo son los que sostienen sus brazos, sus piernas o su
cabeza.

La Parálisis Cerebral espástica se
produce normalmente cuando las células nerviosas de la
capa externa del cerebro o corteza, no funcionan
correctamente.

Cuando hay afectación de la corteza motora o
vías subcorticales intracerebrales, principalmente
vía piramidal (es la forma clínica más
frecuente de parálisis cerebral). Su principal
característica es la hipertonía, que puede ser
tanto espasticidad como rigidez. Se reconoce mediante una
resistencia continua o plástica a un estiramiento pasivo
en toda la extensión del movimiento.

¿Qué
trastornos tienen relación con la parálisis
cerebral?

Retraso mental: Dos tercios del total de los pacientes.
Es lo más frecuente en niños con
cuadriplejía espástica.

Problemas de aprendizaje

Anormalidades oftalmológicas (estrabismo,
ambliopía, nistagmo, errores de
refracción)

Déficit auditivos

Trastornos de comunicación

Ataques convulsivos: una tercera parte del total de los
pacientes; se observa con más frecuencia en niños
con Hemiplejía espástica.

Deficiencia del desarrollo

Problemas de alimentación

Reflujo gastroesofágico

Problemas emocionales y de comportamiento (en especial,
déficit de atención con hiperactividad,
depresión).

Los niños que tienen Parálisis
Cerebral
no pueden controlar algunos o todos sus
movimientos.

Unos pueden estar muy afectados en todo su cuerpo, otros
pueden tener dificultades para hablar, caminar o para usar sus
manos. Otros serán incapaces de sentarse sin apoyo,
necesitarán ayuda para la mayoría de las tareas
diarias.

Manifestaciones
evolutivas de la Parálisis Cerebral

Hacia los tres meses de edad puede evidenciarse en el
niño, ciertos fracasos o carencias en relación con
su desarrollo afectivo. Pueden ser signos de alerta la falta de
empatía social, un déficit en la persecución
ocular de objetos en movimiento, dificultades de
coordinación oculomotriz, etc. También pueden ser
aspectos problemáticos a estas edades una cierta
incapacidad para mantener la cabeza derecha. Resulta
imprescindible llevar a cabo un análisis de reflejos en el
recién nacido con objeto de detectar alteraciones (reflejo
del moro, presión palmar y plantar, marcha
automática, etc.).

Y, por último, y entre otras cuestiones, la
presencia de posturas anormales o de un tono muscular inapropiado
pueden alertarnos también sobre el inicio de la
parálisis cerebral y, en cualquier caso, aconsejar
llevar a cabo evaluaciones pertinentes y un proceso de
diagnóstico más cuidadoso.

En torno a los seis meses de edad, la alteración
del tono muscular puede ya ser palpable y denotar la presencia de
alteraciones o daños en estructuras cerebrales
específicas. Algunos ejemplos pueden ser hipertonía
o hipotonía (en el cuello, tronco, etc.), de forma aislada
o en combinación. Otro signo de alerta puede ser la
persistencia todavía en estas edades de los reflejos
primarios normales en recién nacidos. En algunos casos
puede ser también llamativa la presencia de una
asimetría en el tono muscular o la observación de
reacciones diferentes del tono muscular ante movimientos
voluntarios o involuntarios, o con predominancia hemilateral o de
ciertos miembros. Se han observado también frecuentemente
llamativas dificultades para mantener la posición de
sentado, e incluso la incapacidad o la dificultad para la
presión de objetos de forma voluntaria.

A los nueve meses de edad la aparición de
lenguaje primario es patente en niños normales y puede ser
un ámbito donde se observen problemas en niños con
parálisis cerebral. La pronunciación de
palabras puede no darse o presentar déficits en
comparación con niños normales. Además,
habrá que prestar atención a la persistencia de
hipotonía, sobre todo en zona abdominal y en el tronco, y
la imposibilidad de mantenerse sentado. Podrán
también ser llamativas una cierta dificultad o incapacidad
para la presión o la manipulación de objetos. La
aparición de espasticidad en las piernas
también puede ser un signo que llamará la
atención, al igual que la persistencia de
asimetrías en el tono, en los movimientos reflejos,
etc.

En torno al año de vida puede ser
característica asociada a la parálisis
cerebral
la persistencia de las manifestaciones comentadas
con anterioridad. Será también un aspecto
importante la dificultad o la ausencia de bipedestación.
El niño no podrá aprender a andar, y si desarrolla
esta habilidad motora gruesa, será con evidentes
dificultades. Además, puede estar presente un conjunto
más o menos llamativo de movimientos involuntarios
altamente disruptivos, así como la presencia de reflejos
anormales, entre otras manifestaciones generales y
básicas.

La aparición de este juego de manifestaciones a
lo largo del primer año de vida puede evidenciar la
existencia de algún problema neurológico que, dada
la inmadurez aludida del sistema nervioso central, configure un
cuadro de parálisis cerebral sobre el que
habrá de iniciarse una intervención lo más
temprana posible.

Principios de
tratamiento

En el proceso de rehabilitación se deben tener en
cuenta determinados factores para el cumplimiento de los
objetivos. Dentro de estos encontramos los principios
básicos de la rehabilitación.

Prevenir la deprivación sensorial.

Promover la participación activa.

Repetir con y sin variaciones.

Lograr que se comprenda la utilidad.

Lograr la plena motivación.

"Forzar" el proceso.

Seguir la ley del desarrollo
cérvico-céfalo-caudal.

Tener presente que la integración subcortical
precede a la integración cortical.

Manejar bien la
facilitación-inhibición.

Adaptaciones
curriculares

Adaptaciones Curriculares de acceso necesarias para un
niño que presenta un Trastorno Motor con
afectación cerebral
, específicamente
Parálisis Cerebral, de tipo diplejía
espástica.

La diplejía espástica es un tipo de
parálisis cerebral, caracterizada por la rigidez
muscular presente, predominantemente en las piernas y afectando
con menor intensidad los brazos y la cara, aunque las manos
pueden ser torpes. Muchos individuos con parálisis
cerebral no tienen trastornos adicionales, y generalmente la
inteligencia y la destreza del lenguaje son normales. Sin
embargo, debido a que la parálisis cerebral implica el
cerebro que controla diversos e importantes funciones del cuerpo,
también puede causar convulsiones, desarrollo intelectual
deteriorado y afectar la visión, la audición y la
conducta.

En el presente caso el niño presenta un
Trastorno Motor con Afectación Cerebral,
específicamente Parálisis Cerebral de tipo
diplejía espástica
, el cual lo más
probable requiera del uso de una silla de rueda y aunque no se
menciona otro tipo de trastorno hay que tenerlos en cuenta, ya
que enfrentar estas incapacidades puede ser más desafiante
que enfrentar los deterioros motores de la parálisis
cerebral.

Las posibles adaptaciones para este caso, con el fin de
facilitar el progreso del niño en función de sus
posibilidades y para dar respuesta a sus Necesidades Educativas
Especiales; puede mencionarse lo siguiente:

  • 1. Si el niño utiliza sillas de rueda u
    otro aparato para movilizarse, debido a que presenta
    diplejía espástica (caracterizada por la
    rigidez muscular predominante en las piernas), la principal
    adaptación, es la referida a las Adaptaciones de
    acceso físico o arquitectónicas; para poder
    eliminar las barreras físicas o la supresión de
    barreras arquitectónicas, que afectan el
    currículo, ya que la infraestructura es esencial para
    proporcionar un ambiente motivador y accesible al niño
    con discapacidad.

En la escuela o institución deben existir rampas
de acceso, elevadores de escaleras si no hay ascensores, barras
de apoyo en las paredes del aula, de los pasillos, del patio o de
las escaleras; que permita al niño desplazarse,
adaptaciones de los mangos de las puertas, baños y/o
lavabos adaptados o conmodificaciones pertinentes para sus
necesidades, un lugar en el salón de clases donde pueda
desenvolverse libremente y vías de evacuación lo
suficientemente amplias para posibles emergencias.

  • 2. Según el caso, el niño no
    presenta problemas cognitivos, por lo que en la
    mayoría de las asignaturas podría rendir de
    forma similar a sus compañeros sin necesidad de
    modificar y/o eliminar contenidos y objetivos del
    currículo. Sin embargo, debería hacerse una
    adaptación curricular significativa de los contenidos
    ya que el alumno, debido a su discapacidad no puede
    desarrollar un currículo similar al de sus
    compañeros por lo que si es necesario modificar y/o
    eliminar algunos contenidos que se desarrollarán en el
    área física de los cuales el niño se ve
    imposibilitado de llevar a cabo.

  • 3. Basado en lo anterior, es necesario hacer
    una Adaptación curricular significativa de los
    objetivos en la asignatura de Educación Física
    o deporte, ya que es necesario replantearlos en
    relación a las dificultades, capacidades y
    potencialidades que presenta producto de sus
    discapacidad.

  • 4. Debido a la ausencia de problemas
    cognitivos, la evaluación de las materias que
    requieran el uso de estas capacidades puede hacerse con el
    mismo nivel de exigencia y de la misma forma, ya sea escrita
    u oral. Sin embargo, asignaturas como Educación
    Física requieren un tipo de Adaptación
    curricular significativa en la evaluación, ya que
    ésta no puede ser de la misma forma que a los otros
    niños, aquí en cambio se tomarán en
    cuenta los factores como: motivación, grado de
    involucramiento, distribución de roles,
    desempeño de acuerdo a sus capacidades, trabajo en
    equipo y si sigue instrucciones.

  • 5. el niño, debido a su discapacidad,
    podría presentar problemas de socialización,
    efectividad, aislamiento e inestabilidad emocional. Para esto
    es necesario hacer Adaptaciones curriculares no
    significativas metodológicas, y así considerar
    los factores y estrategias de enseñanza que favorezcan
    o dificulten el aprendizaje del alumno, en este caso es
    necesario otorgar un ambiente que sea motivante, lo que puede
    lograrse realizando actividades que mejoren el trabajo en
    grupo para desarrollar habilidades sociales, sentido de
    pertenencia y valoración de los
    compañeros.

Esto permite que el niño sea capaz de integrarse
al curso, que participe en grupos de trabajo tomando un rol
activo y que tenga un grupo de amigos.

Conclusión

Para finalizar el trabajo monográfico sobre las
Alteraciones del Desarrollo, la cual es una entidad de
diagnóstico psicológico, que parte de una
valoración personal, para tratar sus dificultades desde
los ámbitos de la familia, y su origen es un nivel
biológico que debe centrarse en el tratamiento a la
enfermedad o trastorno y sentar un punto de partida sobre como
desarrollar una intervención psicoeducativa que buscara la
acción como persona, su comprensión,
potenciación y refuerzo en sus habilidades.

Las diversas características solo son debidas a
los factores. Pero estas dificultades ponen de manifiesto que
desarrollo evolutivo y educación son inseparables, para
instrucciones y formaciones de las personas con Necesidades
Educativas Especiales del alumnado e intervenir en su
evolución personal y social.

Los trastornos del desarrollo se refieren a la
disfunción en menor grado de ejecución y habilidad.
El concepto no se enfrenta a la integración o
normalización, por el hecho que sitúa a la persona
en un grupo de regencia, para contribuir la atención
compensadora al ser, con la finalidad de que ésta consiga
un nivel físico, mental y socio-funcional parecido al de
los demás. Por lo tanto, la intervención va
dirigida no sólo a la persona sino también, y
principalmente, en el entorno.

Referencia
bibliográfica

  • UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA. ALTERACIONES EN EL
    DESARROLLO
    (Selección de Texto). (2007). Modulo
    II. Unidad 4. Caracas.

Direcciones Electrónicas
Consultadas:

  • http//www.neurorehabilitación.com/parálisis_cerebral_infantil

Anexos

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Monografias.comUniversidad Nacional
Abierta

Centro Local: Bolívar

Carrera: Educación.

Mención: Dificultades de Aprendizaje
(Cód.: 521).

Asignatura: Alteraciones en el Desarrollo
(Cód: 582)

 

 

Autor:

Carmen Yuraima Gómez
H

Prof. Carmen Tartaret

Ciudad Bolívar, diciembre
2009

Partes: 1, 2
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