Influencia de las hostilidades de 1895 – 1898 en la población espirituana (página 2)

En resumen general de defunciones civiles ocurridas en
el período de 1895 y 1898 ascendió a un total de
8819 expirados; sólo el municipio cabecera asumió
el 64.32 % de las defunciones.

En los intervalos de 1897 y 1898 fueron el de mayores
calamidades, señalándose como enfermedades
más incidencias:

• La falta de condiciones de vida, higiene, el hambre,
  la mala atención médico – sanitaria
  provocaron que las 7 causas de muertes más reportadas
  fueran las siguientes:

El Alcalde de la ciudad espirituana por el aquel
entonces Manuel Castro Marín había cuantificado que
en el mes de diciembre de 1897 existían en la localidad
3217 reconcentrados de ellos:

• 1716 menores de 14 años.

• 1501 mayores de 14 años.

Distribuidos en los siguientes puntos de la
ciudad:

• Teatro Principal y en áreas del
  ferrocarril.

• Convento San Francisco.

• Iglesia de la Veracruz.

• Iglesia Jesús Nazareno.

Si tomamos la población registrada en el
territorio por los censos de 1887 y 1899, que fue de 65 006 y 59
698 habitantes respectivamente, se puede constatar un descenso al
dividir el total de 8819 fallecidos entre la población
censada, lo que demuestra una perdida en la población
aproximadamente del 13.57 % y del 14.77 %
respectivamente.

Por edades, el 33 % de las muertes correspondió a
la primera edad (0 -7), a causa de infecciones o insalubridad,
así como a la escasa asistencia médica.

Escogiendo como muestra al municipio espirituano y
Fomento que entre 1893 y 1894 nacieron 1836 en ambas municipios
908, lo cual arrojaría una diferencia de menos 933
niños, es decir un 50.8 % de disminución. Es
evidente que la situación económica y las victimas
infantes y adolescentes provocaron en el patrón de Estado
Civil un 73 % de solteros, el 16 % casado y un 11 % de
viudas.

Censo Oficial
1887 – 1899

Los censos poblacionales realizados por españoles
en el año 1887 y de los norteamericanos en el año
de 1899, independientemente de los defectos que acusan, ofrecen
cifras a tener en cuenta para contabilizar el total de habitantes
que poseían los poblados y municipios que conformaban la
actual provincia espirituana que según consta en el censo
de 1899(EE.UU) los fallecidos entre el período de 1895
– 1898 en los poblados y términos municipales que
pertenecen a la actual región sumarían un total de
16 758 lo que expresa un 25.77 % de los habitantes con respecto
al censo realizado por los españoles en el año de
1887.

Tabla

Informe sobre el Censo de Cuba, 1899, pp. 190 –
191

Tabla general de defunciones civiles en la contienda
de 1895 – 1898

Conclusiones

Como se puede observar en el Censo Civil provincial de
los años 1895, 1896, 1897 y del 1898 en la ciudad
espirituana, así como el realizado por los norteamericanos
en el periodo de 1899, constituyen documentos reveladores de la
situación del territorio en el período que se
analizó ya que ambos reflejan en sí una
disminución de la población civil a causa del
conflicto armado y sin dejar de mencionar el bloqueo naval
yanqui, cuyo balance negativo va a repercutir durante el primer
cuarto del siglo XX en nuestra localidad.

Si la campaña de la Reforma tuvo efectos desde el
punto de vista del pensamiento táctico –
estratégico positivo del General Máximo
Gómez Báez sin embargo causó efectos en la
población al recrudecerse la política brutal,
genocida del Capitán general Valeriano Weyler y Nicolau,
aumentando el número de victimas civiles.

Bibliografía

• 1. Crónicas de la Guerra de Cuba.
  Academia de la Historia de Cuba, reproducción de la
  edición de El Fígaro, hechos en 1895 y 1896, en
  dos cuadernos. Imprenta El Siglo XX, La Habana.

• 2. Gómez Báez, Máximo:
  Diario de Campaña. Instituto del Libro, La Habana,
  1968.

• 3. Informe sobre el Censo de Cuba 1899,
  Washington, Imprenta del Gobierno, 1900.

• 4. Izquierdo Canosa, Raúl: La
  Reconcentración 1896 – 1897. Ediciones Verde
  Olivo, Ciudad de la Habana, 1997. p. 85.

• 5. Martínez – Moles, Manuel:
  Epítome de la Historia de Sancti Spíritus.
  Habana, Imprenta El Siglo XX. 1936.

• 6. Weyler y Nicolau, Valeriano: Mi Mando en
  Cuba, Imprenta litográfica y Casa Editorial de Felipe
  González Rojas, Madrid, España,
  1910.

Referencias Bibliográficas

• 1. APHSS. Fondo: Ayuntamiento (etapa colonial)
  Estructura: Insurrección. Legajo 164. Expediente
  1885.

• 2. Registro Civil de Sancti Spíritus.
  Año 1893, libro de nacimientos, tomo II, 11 y 12 y
  Libro de defunciones, tomo 12.

• 3. Periódico "El Fénix" de Sancti
  Spíritus, domingo 27 de febrero de 1898. Movimiento de
  población de la ciudad de Sancti Spíritus en
  1897 en: APHSS. Fondo: Hemeroteca, legajo 6, expediente:
  diciembre a diciembre 1897 – 1898.

• 4. Iglesia Parroquial Mayor del
  Espíritus Santo de Sancti Spíritus, Libro de
  bautizos del año 1898, contabilizada 77 bautizos y
  Libro de entierro del año 1898, contabilizado 268
  defunciones.

• 5. Iglesia Jesús Nazareno, Sancti
  Spíritus, Libro de bautizos del año 1898,
  contabilizados 94 defunciones. ( este libro se encuentra el
  Parroquial Mayor del S. Santo, ya que la misma dejó de
  existir)

• 6. Iglesia Parroquial Nuestra Señora de
  la Caridad, Sancti Spíritus, Libro de bautizos No. 33
  del año 1898 contabilizados 180 bautizos y Libro de
  entierros del año 1898, contabilizados 704
  defunciones.

Anexos

Anexo I

Valeriano Weyler y Nicolau (n. Palma de
Mallorca, 17 de septiembre de 1838 – † Madrid, 20 de
octubre de 1930) fue un noble, político y militar
español, Marqués de Tenerife y Duque de
Rubí, Grande de España, capitán general de
Cuba durante la sublevación independentista de José
Martí y Máximo Gómez. Famoso por su
denostada Política de Reconcentración.

Hijo del médico militar madrileño Fernando
Weyler y Laviña, cursó estudios castrenses en la
Academia de Infantería de Toledo, obteniendo la
graduación de teniente a los veinte años. Diplomado
en Estado Mayor, es ascendido a comandante con tan solo 24
años y destinado a Cuba y posteriormente a Santo Domingo.
Es distinguido con la Cruz Laureada de San Fernando por su
actuación en la acción del río Jaina, en
Santo Domingo, donde al mando de 1.500 hombres, defendió
con éxito la posición durante tres días
contra quinientos asaltantes. Nadie en Madrid supo que se
retiró de Jaina tras recibir un soborno de 5.000
pesos.

De 1878 a 1883 ejerce como Capitán General de Canarias.
En este periodo impulsó la construcción del
edificio de la Capitanía General en Tenerife y la
construcción del Gobierno Militar de Las Palmas.

En 1878, a la edad de 40 años es nombrado Teniente
General por sus servicios a la corona durante la última de
las Guerras Carlistas. Detentó las capitanías
generales de Canarias, Cataluña, Vascongadas y Baleares.
En 1883 obtiene el nombramiento de Capitán General de
Filipinas, permaneciendo en el cargo hasta 1891.

Nombrado capitán general de Cuba en febrero de 1896 por
Cánovas del Castillo, sustituyó al general
Martínez-Campos, con órdenes de zanjar los intentos
independentistas por la fuerza de las armas. En el breve
período de tiempo que ocupó esta capitanía
general no consiguió frenar el avance de los
independentistas, y por el contrario le granjeó a
España la enemistad de la opinión pública de
los Estados Unidos, ya que ordenó el encierro forzoso a la
población rural del occidente cubano en Campos de
Reconcentración. Fue retirado de Cuba en Octubre de 1897,
cuando Sagasta sustituyó al asesinado Cánovas. Pero
el mal ya estaba hecho, y la prensa norteamericana de Hearst y
Pulitzer reclamaban a gritos la intervención americana en
Cuba, presuntamente para acabar con la matanza de civiles. Como
consecuencia, el decadente ejército español
resultó humillado por los marines, y España
entró una gran crisis política e ideológica,
la del 98.

En 1909, siendo capitán general de Cataluña,
reprimió con dureza las protestas y altercados durante la
Semana Trágica de Barcelona.

Ministro de Guerra en tres ocasiones, simultaneado en una de
ellas con el Ministerio de Marina, fue Senador vitalicio por
designación real. Se opuso a la Dictadura del general
Miguel Primo de Rivera, interviniendo en la Sanjuanada contra el
Dictador, que lo detuvo pero no se atrevió a encarcelarlo,
aunque lo condenó al ostracismo e hizo que desapareciese
su nombre de las calles y plazas que le había otorgado tal
distinción. En 1930 ya cercana la hora de su muerte,
seguía presionando al rey Alfonso XIII para que
destituyese a Primo de Rivera.

Sus estrategias y tácticas militares, la
concentración de poblaciones en lugares determinados, las
trochas y otras innovaciones, fueron fielmente copiadas y
seguidas por el ejército nazi en la Segunda Guerra
Mundial.

Autor:

Msc. Ernesto Baracaldo
Alvarez

UNIVERSIDAD DE SANCTI
SPÍRITUS

"JOSÉ MARTÍ
PÉREZ"