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Mhatma Gandhi, momentos cruciales de su ideología (página 2)




Enviado por Felipe Torrealba



Partes: 1, 2

En esos primeros años Gandhi abandonó toda
agitación política a fin de apoyar los esfuerzos
bélicos de Gran Bretaña en la Primera Guerra
Mundial, llegando incluso al reclutamiento de soldados para el
ejército inglés. Su entrada en la política
india no se produjo hasta febrero de 1919, cuando la
aprobación de la Ley Rowlatt, que establecía la
censura y señalaba duras penas para cualquier sospechoso
de terrorismo o sedición, le abrió los ojos acerca
de las verdaderas intenciones de los imperialistas ingleses en su
país. Gandhi pasó entonces a encabezar la
oposición a la ley. Organizó una campaña de
propaganda a nivel nacional mediante la no-violencia, que
comenzó con una huelga general. Ésta pronto se
extendió a todo el país y las protestas se
sucedieron en las principales ciudades, donde se registraron
algunos focos de violencia pese a la insistencia del líder
en el carácter pacífico de las manifestaciones.
Cuando acudía a Delhi a apaciguar la población,
Gandhi fue detenido. Días después, el 13 de abril,
el brigadier general Dyer ordenaba disparar a sus gurkas sobre la
multitud reunida en el Jallianwala Bagh de la ciudad de Amritsar.
La dominación inglesa había mostrado su verdadero
rostro sanguinario y brutal: casi cuatrocientas personas fueron
asesinadas y otras miles heridas. Pero las autoridades
británicas se vieron obligadas a reconsiderar sus
tácticas y la Ley Rowlatt jamás entró en
vigor.

¿Será que a los ingleses le entro el
remordimiento de conciencia por la brutal represión contra
los indios y el asesinato a sangre fría de cientos de
ellos o comenzaron a temer una insurrección imposible de
controlar con el poder bélico a lo que están
acostumbrados?

En los años siguientes a la masacre de Amritsar,
Gandhi se convirtió en el líder nacionalista
indiscutido, alcanzando la presidencia del Congreso Nacional
Indio -partido fundado por Alan Octavius Hume en 1885-, que
él supo convertir en un instrumento efectivo en pro de la
independencia. De una agrupación de las clases medias
urbanas, pasó a ser una organización de masas
enraizada en los pueblos y en el campesinado. Se pusieron en
marcha las grandes campañas de desobediencia civil, que
iban desde la negativa masiva a pagar impuestos hasta el boicot a
las autoridades. Miles de indios llenaron las cárceles y
el mismo Gandhi fue detenido en marzo de 1922. Diez días
más tarde comenzaba «el Gran Juicio», en que
el Mahatma se declaró culpable y consideró la
sentencia a seis años de prisión como un honor, con
lo que la sesión terminó con una reverencia mutua
entre juez y acusado.

Como podemos observar, aunque Mahatma Gandhi era incapaz
de tomar acciones violentas, sus partidarios si estaban
dispuestos para dar apoyo a las campañas iniciadas por
este. Cabe preguntar entonces ¿A qué más le
temían los ingleses? A las acciones y palabras de Gandhi o
a los efectos que estas palabras causaban en su
pueblo?

Cuando salió de la cárcel -una apendicitis
hizo que las autoridades coloniales lo liberaran en 1924-,
encontró que el panorama político se había
modificado en su ausencia: el Partido del Congreso se
había dividido en dos facciones y la unidad entre
hindúes y musulmanes, conseguida con el movimiento de
desobediencia civil, había desaparecido. Gandhi
decidió entonces retirarse de la política, para
vivir como un anacoreta, en absoluta pobreza y buscando el
silencio como fuerza regenerativa. Retirado en su Ashram se
convirtió en esos años en el jefe espiritual de la
India, en el dirigente religioso de fama internacional que muchos
occidentales en busca de la paz espiritual trataban como un
gurú.

No tengo la menor duda que este estilo de vida no tiene
muchas simpatías entre aquellos que se dicen fieles
seguidores de los principios de la no violencia en La Venezuela
de la partidocracia y la Robolucionaria de la
actualidad.

Su retiro finalizó de manera brusca en 1927,
cuando el gobierno británico nombró una
comisión encargada de la reforma de la
Constitución, en la que no participaba ningún
nativo. A la cabeza de la lucha política, Gandhi
consiguió que todos los partidos del país hicieran
el boicot a dicha comisión. Poco después, la huelga
de Bardoli, en apoyo a la negativa a pagar impuestos, terminaba
en un éxito total. La victoria del movimiento animó
al Congreso a declarar la independencia de la India, el 26 de
enero de 1930, y se encargó al Mahatma la dirección
de la campaña de no violencia para llevar a la
práctica la resolución. Éste eligió
como objetivo de la misma el monopolio de la sal que afectaba
particularmente a los pobres-, y partió de Sabartami el 12
de marzo con 79 voluntarios con rumbo a Dandi, población
costera distante 385 kilómetros. El pequeño
movimiento se extendió como las olas de un estanque hasta
alcanzar toda la India: los campesinos sembraban de ramas verdes
los caminos por donde pasaría ese hombre pequeño y
semidesnudo, con un bastón de bambú, camino del mar
y al frente de un enorme ejército pacífico. El
día del aniversario de la masacre de Amritsar, Gandhi
llegó a orillas del mar y cogió un puñado de
sal. Desde ese momento la desobediencia civil fue imparable:
diputados y funcionarios locales dimitieron, los prohombres
locales abandonaron sus puestos, los soldados del ejército
indio se negaron a disparar sobre los manifestantes, las mujeres
se adhirieron al movimiento, mientras los seguidores de Gandhi
invadían pacíficamente las fábricas de
sal.

"Desde ese momento la desobediencia civil fue
imparable: diputados y funcionarios locales dimitieron, los
prohombres locales abandonaron sus puestos, los soldados del
ejército indio se negaron a disparar sobre los
manifestantes, las mujeres se adhirieron al movimiento, mientras
los seguidores de Gandhi invadían pacíficamente las
fábricas de sal." Cómo podían seguir
disparándoles, si estaban llegando a las salinas millones
de Indues, pero la historia cuenta que si lo hicieron cuando
comenzó la marcha, cuando eran unos cientos de miles y que
muchos no pudieron terminar la marcha porque fueron heridos o
muertos en el camino.

La campaña terminó con un pacto de
compromiso entre Gandhi y el virrey de su majestad
británica, en virtud del cual se legalizaba la
producción de sal y se liberaban los cerca de 100.000
presos detenidos durante las movilizaciones. Por otra parte,
Gandhi era enviado a Londres para participar en la conferencia
que discutía los pasos a seguir para establecer un
gobierno constitucional en la India. La presencia del Mahatma en
Inglaterra, al margen de la gran acogida popular que le
dispensaron los barrios londinenses, no supuso resultados
favorables para la causa, y al regresar a su país se
encontró con que Nehru y otros líderes del Congreso
se hallaban una vez más en prisión.

Varias veces en su vida Gandhi recurrió a los
ayunos como medio de presión contra el poder, como forma
de lucha espectacular y dramática para detener la
violencia o llamar la atención de las masas. La falta de
humanidad del sistema de castas, que condenaba a los parias a la
absoluta indigencia y ostracismo, hizo que Gandhi convirtiera la
abolición de la intocabilidad en una meta fundamental de
sus esfuerzos. Y desde la prisión de Yervada, donde
había sido confinado nuevamente, realizó un
«ayuno hasta la muerte» en contra de la
celebración de elecciones separadas de hindúes y
parias. Ello obligó a todos los líderes
políticos a acudir junto a su lecho de prisionero para
firmar un pacto con el consentimiento inglés. La labor de
«pedagogía popular» para curar a la sociedad
hindú de sus llagas no terminó aquí.
Distanciado del Congreso ante la decepción que le
provocaban las maniobras de los políticos, se
dedicó a visitar pueblos lejanos, insistiendo en la
educación popular, en la prohibición del alcohol,
en la liberación espiritual del hombre.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial fue el
motivo de que Gandhi, una vez más, retornara al primer
plano político. Su oposición al conflicto
bélico era absoluta y no compartía la
opinión de Nehru y otros líderes del Congreso,
proclives a apoyar la lucha contra el fascismo. Pero la
decisión del virrey de incorporar el subcontinente a los
preparativos bélicos de Gran Bretaña sin consultar
con los políticos locales, clarificó las aguas,
provocando la dimisión en masa de los ministros
pertenecientes al Congreso. Tras la toma de Rangún por los
japoneses, Gandhi exigió la completa independencia de la
India, para que el país pudiera escoger libremente sus
decisiones. Al día siguiente, el 9 de agosto de 1942, era
arrestado junto a otros miembros del Congreso, lo que produjo una
sublevación en masa de los nativos, seguida por una serie
de revueltas violentas en todo el territorio indio. Ésta
fue la última prisión del Mahatma y quizá la
más dolorosa, porque desde su presidio en Poona se
enteró de la muerte de su mujer, Kasturbai. Era ya un
anciano frágil y debilitado cuando salió en
libertad en el año 1944.

Gandhi se trasladó a Noakhali, donde
habían comenzado los enfrentamientos, y caminó de
pueblo en pueblo, descalzo, tratando de detener las masacres que
acompañaron a la partición en Bengala, Calcuta,
Bihar, Cachemira y Delhi. Pero sus esfuerzos sólo
sirvieron para acrecentar el odio que sentían por
él los fanáticos extremistas de ambos pueblos: los
hindúes atentaron contra su vida en Calcuta y los
musulmanes hicieron lo propio en Noakhali. Durante sus
últimos días en Delhi llevó a cabo un ayuno
para reconciliar a las dos comunidades, lo cual afectó
gravemente su salud. Aun así, apareció de nuevo
ante el público unos días antes de su
muerte.

El 15 de Agosto de 1947, la India logra ser una
Nación Soberana, no por la gracia y complacencia de la
Inglaterra Imperial, sino por la determinación de millones
de Indios, que tuvieron que hacer muchos sacrificios para
terminar con la opresión Colonial a que era sometida por
los Ingleses por más de un siglo. A Gandhi le tomo 32
años ver realidad su sueño. Los Cubanos tienen 50
años y sin ver la luz en el túnel. Los Chinos,
Vietnam, ni soñar.

¿Crees tú que Venezuela tiene que
esperar 30 a 50 años para vernos liberados del credo
comunista? La corruptocracia de los partidos autocalificados de
tradicionales duro 40 años. Si crees que podemos esperar
tanto tiempo para liberarnos de la inmoralidad y la esclavitud de
la delincuencia política Venezolana, eres un perdedor y
mereces ser un esclavo servir de los tiranos.

 

 

Autor:

Felipe Torrealba

http://www.biografiasyvidas.com/monografia/gandhi/

 

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