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Mi Experiencia en Educación Holista (página 2)



Partes: 1, 2

Fue también en éste primer semestre que
clarifiqué de que forma estaba entrando a una nueva manera
de educar, a un nuevo paradigma educativo, mas integrador, con
principios y valores diferentes.

Algo que me gusto mucho de esta maestría, fue que
desde el inicio se me dio la oportunidad de hacer contacto con mi
interioridad y a través de la introspección,
entender que la espiritualidad no depende de los dogmas o de la
fe, sino de todo aquello con lo que me identificaba y que ha sido
significativo en mi vida.

Por primera vez tuve la oportunidad de expresar sin
temor a la censura, todo aquello que realmente siento, en lo que
creo, a lo que le temo, lo que me conmueve o me
entristece.

Así mismo, por primera vez, en toda mi vida
escolar, pude expresarme desde lo más profundo de mi ser y
no solo desde el intelecto. Mi subjetividad empezó a
cobrar vida y por lo tanto a desarrollar mi verdadera
espiritualidad.

Mi conciencia empezó a cobrar otras dimensiones.
Tuve que hacer un esfuerzo para empezar a pensar no solo en mi y
mis intereses, sino en mis pensamientos, palabras y acciones,
así como en las implicaciones que éstas tienen a
nivel personal, social y planetario.

Comencé a entender que era el tiempo de tomar
perspectiva de la vida para poder hacer una diferenciación
que me permitiera entender cuales eran las distinciones
cualitativas que me llevarían a elegir lo verdadero, lo
bueno y lo bello.

Obviamente que estas distinciones no vendrían por
si solas. Comprendí que era el momento de hacer un
reajuste a mi escala de valores.

Otra cosa que aprendí en este primer semestre fue
la manera en que los seres humanos estamos atrapados en lo que
Wilber llama contradicción pragmática y un
pensamiento inevitablemente estrecho.

Confirmé que vivimos una época donde
supuestamente todo se vale y sin embargo no aceptamos por bueno
todo lo que hacemos. Esto clarifica entonces que siempre ha
habido algo que nos mueve hacia arriba, que nos impulsa para no
convertirnos en infrahumanos, sino para evolucionar y que este
proceso nos dirige hacia nuestra trascendencia, a encontrar el
camino de regreso a casa, de acuerdo con Platón.
Desafortunadamente malgastamos nuestro tiempo y energía en
placeres ilusorios y egocentrismos vanos, alejándonos de
nuestro verdadero camino y sometiéndonos a un nivel de
conciencia aletargado e inferior.

Recuerdo que en este primer semestre, la segunda
sesión presencial fue muy importante para mi, porque
descubrí en un ejercicio que a través de la
música primal podía conectarme con migo misma, con
mis compañeros y con el kosmos. Ese ejercicio me
permitió ver como mi espíritu pertenece al
no-tiempo y al no-espacio y sin embargo fluye dentro de ellos,
con un plan perfectamente definido para manifestar por si solo su
existencia, sin necesidad de muletas religiosas o
institucionales. Con ello experimenté por primera vez la
certidumbre de poder realizar mi propia iluminación,
aspecto que anteriormente me parecía imposible.

A partir de esas experiencias, dentro de un contexto
educativo, pude ir estructurando en mi interior el verdadero
objetivo de la educación de una manera diferente,
conjuntando lo sensorial, lo mental y lo espiritual.

Me quedó claro que la educación debe dejar
de ser fragmentada y finita, para convertirse en una tarea que
incluya todo lo que somos (cuerpo, mente y espíritu) y que
continúe durante toda la vida, ya que solo así, los
seres humanos podremos experimentar los diferentes niveles
ascendentes de sabiduría que nos lleve a un conocimiento
real de las cosas, a comprender los significados, la
apreciación de los valores inferiores, superiores y
fundamentalmente verdaderos, a entender la nobleza del trabajo, a
luchar por nuestras metas motivadas por el amor al servicio y el
discernimiento espiritual.

Este descubrimiento no solo vino acompañado de
esperanza, certidumbre y paz, también lo
acompañó la responsabilidad y el compromiso de
realizar un trabajo personal para deconstruír todo aquello
que había construido mi ego y posteriormente empezar a
sembrar esa luz mas allá del yo egoíco.

El primer reto al respecto fue el curso de
educación holista que tuvimos que impartir. Ahí no
solo me di cuenta de que si quería convertirme en una
educadora holista, tenía que desarrollar lo más
importante de esta visión: la educación de mi
propio Ser Espiritual. Solo de ahí surgiría el
verdadero entendimiento que me marcaría el camino correcto
y no quedarme solo en teoría y poder trabajar en la
armonización del entramado de la vida, lo cual implicaba
entender desde otra visión mas integral, totalizadora y
transdicsiplinaria, los aspectos culturales, políticos,
económicos, sociales, ecológicos y
trascendentales.

En síntesis, durante el primer semestre de la
maestría fue de descubrimiento, de reconocer que
aún seguía viva mi capacidad de asombro y no solo
por los aspectos nuevos que estaba aprendiendo, sino por el gran
privilegio de pertenecer un selecto grupo de pensadores, de
buscadores y de seres humanos convencidos, a pesar del panorama
desolador, de que tenemos una gran misión esperando por
nosotros.

Segundo
semestre

El segundo semestre fue de alegría. Lo
disfruté mucho. Esperaba con ansia el día en que
nos reuníamos para tener Messenger, así como las
sesiones presenciales.

Para mi fue de gran aprendizaje, ya que lo considero el
semestre mas dinámico. El modulo que mas me gustó
fue el de política integral, porque con ese trabajo me di
cuenta que a lo largo de la historia de la humanidad, han
existido seres humanos como cualquiera de nosotros que lucharon
por un ideal, así como nuestro grupo esta luchando por
establecer un nuevo paradigma educativo.

Cada uno de los personajes que analizamos a
través de las exposiciones me dio una lección de
vida, de entrega, de amor incondicional, de
congruencia.

El personaje que más me llamó la
atención, sin desmérito a los otros fue
Martín Luther King. A través de su obra y a pesar
de que ya no está en el plano material, su mensaje sigue
vivo y sigue trabajando desde otros niveles más sutiles,
donde el espíritu tiene su morada. Al escuchar su
discurso, sentí un llamado a seguir en pie de lucha, en no
claudicar a pesar de las circunstancias adversas que se
presenten, a trabajar por metas que están más
allá de nosotros mismos y de cualquier ideal humano.
Realmente disfruté de esa sesión presencial.
Tuvimos la oportunidad de compartir nuestra capacidad creativa y
de ser co-aprendices en esta experiencia.

Otro aspecto que me gustó mucho fue retomar y
perfeccionar el curso de educación holista, con más
sustento y mas herramientas para clarificar cuales son los
principios y valores que la educación holista propone para
establecer un paradigma integrador, donde la educación
juega un papel primordial y donde ésta ya no es algo
fragmentado, estandarizado y controlado, sino un aprendizaje para
la vida y nuestra trascendencia.

Con la impartición de este curso, me sentí
mucho mas comprometida con el establecimiento de una nueva forma
de educar. Además me di cuenta que aunque es una nueva
propuesta, son muchas mas las personas interesadas que aquellas
que no tienen muchas esperanzas de hacer algo
diferente.

Enfrenté y superé temores que tenía
con respecto a defender con argumentos válidos un ideal
poco conocido y que a simple vista se percibe como
utópico, pero logré gracias a ese sustento,
demostrar que lo que propone la educación holista es algo
diferente, profundo y endémico, con posibilidades de
convertirse algún día, en una realidad
esperanzadora para nuestros hijos, las futuras generaciones y
nuestro planeta tierra.

Fue también en este semestre donde me di cuenta
que la educación tradicional está muy lejos de
promover en los educandos una conciencia ecológica. Me
hizo reflexionar sobre los hábitos de consumo que yo misma
y mi familia teníamos. Gracias a esa reflexión
platiqué con mis hijos, sobre los efectos tan desastrosos
que estamos viviendo, provocado por el daño a nuestra
madre tierra. Tanto mis hijos como mi esposo, han estado muy en
contacto con la naturaleza y eso facilitó que tuvieran
apertura y tomaran conciencia de la necesidad de hacer algo al
respecto.

En una ocasión les expliqué, de acuerdo a
lo aprendido en la maestría, la manera en que estamos
interrelacionados con la naturaleza. Les hice ver que si los
seres humanos desaparecemos de la tierra, ésta sigue
existiendo, sin embargo, si desaparece la naturaleza, los seres
humanos desapareceremos también. Esta explicación
permitió que mi familia tomara conciencia de la
relación tan estrecha y profunda que tenemos con el medio
ambiente. A partir de ahí entendieron su misión
hacia éste tópico. Ahora sienten el espacio natural
con el que conviven como parte de ellos mismos, cuidan los
árboles con más ahínco, limpian el terreno,
procuran no generar basura, cuando invitan a sus amigos a
algún campamento, les platican de nuestra campaña
familiar ecológica.

Esas conductas refuerzan mucho mi convicción de
seguir fomentando la conciencia ecológica, no solo en el
núcleo familiar, sino más allá de él.
Así por ejemplo estamos pensando en hacer un club juvenil
ecológico para motivar a los jóvenes de las zonas
rurales a valorar y cuidar la riqueza natural que tienen a su
alrededor.

Por lo pronto mis hijos y yo nos hemos dado a la tarea
de recabar diferentes videos y presentaciones con el tema de la
contaminación ambiental, el calentamiento global, los
desechos tóxicos y sus efectos, etc. para presentarlos y
analizarlos entre nuestros amigos y familiares. Estamos pensando
en hacer una cabaña ecológica con ayuda y
cooperación de varias personas. En nuestra familia hay
jóvenes que están estudiando arquitectura,
ingeniería civil, zootecnia y diseño
industrial.

Estos jóvenes están promoviendo hacer un
proyecto para construir dicha cabaña con ayuda de los
adultos mayores del pueblo, ya que éstos los
orientarán sobre las técnicas antiguas para
elaborar adobones con el lodo y la paja residual de las cosechas,
así como el aprovechamiento de la madera que por
antigüedad los árboles desechan de manera
natural.

Están planeando hacer un sistema de reciclaje de
agua, para utilizarla al máximo, así como la
construcción de un invernadero hidropónico para el
ahorro de agua y el cuidado del aire y la tierra. De manera muy
particular en mi familia llegamos al acuerdo de que cada uno de
los miembros nos encargaríamos de hacer una acción
con impacto benéfico.

Mi hijo el mayor eligió estar al pendiente para
cuidar la energía eléctrica, haciéndonos
notar cuando dejásemos algún foco o aparato
eléctrico encendido, utilizar de manera racional los
enceres domésticos, etc.

Mi hija eligió cuidar el agua, al
bañarnos, al hacer la limpieza de la casa, al utilizar la
lavadora, al cepillarnos los dientes, etc. Mi hijo el menor,
eligió estar al pendiente de no generar basura y separar
los desechos orgánicos e inorgánicos. Me dio mucho
gusto como pensó todavía más allá de
hacer esa separación. Me pidió que
lleváramos el material reciclable al centro de acopio de
la Granja Hogar, ya que en éste espacio hacen la
recolección para vender dicho material y obtener recursos
económicos.

Todas estas acciones fueron de gran enseñanza
para todos. Nos hemos involucrado mas como familia, hemos
desarrollado nuestra conciencia ecológica y hemos
aprendido a trabajar colaborativamente. Me siento muy satisfecha
con esta experiencia.

Fue también en este segundo semestre cuando
escuché por primera vez los postulados de la
filosofía oriental, específicamente del Buda.
Escuchar sobre la filosofía budista me fue de agrado,
porque me permitió integrar a mis aprendizajes previos
algo nuevo y muy significativo que marcó de manera muy
clara y precisa mi actuar en el mundo. La filosofía
budista la concibo como sencilla, concreta, precisa y
disciplinada. Estas características ayudan a quien la
practica a lograr progresivamente el desarrollo de la
sabiduría hasta alcanzar la iluminación.

Entendí que para ser una verdadera educadora
holista necesitaba conocer y practicar la propuesta del budismo,
para poder desarrollar la disciplina de un bodhisattva con firme
convicción. Para ello, me propuse seguir la
práctica meditativa y de yoga, hasta que lograra
integrarla como parte de mi vida.

En un principio me causó un poco de problema, ya
que éstas practicas no las realizaba de manera constante y
por lo tanto, tuve que reajustar mis actividades para hacer un
espacio especial a dichas prácticas. Poco a poco, se fue
creando la necesidad de tomarlas no como una disciplina o
técnica, sino como una forma de vida.

Actualmente medito diariamente, tengo mi lugar especial
y estoy involucrando a mi familia para que ellos también
practiquen la meditación. Por el momento, mi hijo el menor
se ha convertido en mi aliado y apoyo para ser constante en la
práctica de esta disciplina.

Tercer
semestre

Este semestre fue de prueba. Llegaron a mi vida una
serie de circunstancias difíciles que se convirtieron en
la prueba de fuego para tazarme y determinar cual fue mi
crecimiento hasta ese momento.

El ser conciente de lo que es la vida, tal como lo
propone el budismo, me ayudó a mantenerme ecuánime
y a tomar perspectiva de las situaciones, ya que entendí
que frente a dichas circunstancias yo no podía hacer nada,
pero si podía determinar cómo actual ante ellas.
Aprendí además a obrar desde el corazón y
dejar a los demás la responsabilidad de sus actos. Es
decir, me di cuenta que había logrado cierto nivel de
ecuanimidad y que había iniciado una nueva actitud de
observadora. Ello me ayudó entender que todo pasa y que
todo fluye dentro de la impermanencia.

A partir de ésta nueva actitud pude no juzgar ni
culpar a alguien porque no comprendía por lo que yo estaba
atravesando en ese momento de mi vida. Si yo no hubiera pasado
por el proceso de transformación interna que había
realizado previamente en la maestría, creo que a la fecha
estaría llena de resentimiento contra ciertas personas que
aparentemente hicieron que me lloviera sobre mojado. Digo
aparentemente, porque ahora entiendo que en realidad me ayudaron,
ya que hicieron que sacara de mi interior mucho potencial para
ponerme mas allá de las supuestas presiones o
incomprensiones manifestadas y salir adelante a pesar de las
circunstancias.

Después de esta experiencia, decidí
continuar con más ahínco la práctica
meditativa, ya que era mi único alimento espiritual para
sobrellevar la situación.

En este tercer semestre, la materia de Cultura de Paz,
me ayudó mucho a tomar conciencia del compromiso que tengo
como parte de la gran familia humana y sobre todo a entender que
no solo somos producto de la creación, sino
administradores de ésta y por lo tanto tenemos que cuidar
los procesos evolutivos que queremos realizar.

Esta materia me empujó a participar activamente
en la promoción de una cultura de paz en mi escuela y a
promover una nueva práctica educativa realmente
integral.

Me siento satisfecha por el trabajo que realicé
en mi primera etapa como educadora holista, con los alumnos,
docentes, padres de familia y comunidad.

Tengo la satisfacción de haber sembrado en mis
alumnos la conciencia de que el progreso no puede concebirse solo
en términos funcionales para establecer relaciones con
otros seres humanos del planeta, sino que además es
necesario establecer un nuevo orden donde el progreso incluya el
desarrollo de un sustento humano que equilibre todo lo que somos
y lo que tenemos, para forjar así una cultura de
paz.

Considero que en mi práctica educativa hice lo
posible por clarificar que una cultura de paz, no se lleva a cabo
con una simple acción, sino que se forja a partir de que
cada uno de los implicados entremos en una nueva forma de vida,
que considere la importancia de vivir en paz consigo mismo, con
los demás y con el planeta.

Algo que admiro de la currícula de esta
maestría es la oportunidad que nos brinda a los
estudiantes de poner en práctica lo que estamos
aprendiendo a través de la impartición de cursos.
En este semestre impartimos el curso de Inteligencia
Espiritual.

Confieso que en un principio, la tarea de impartir un
curso sobre Inteligencia Espiritual, me llenó de duda.
Creí que se nos iba a dificultar interesar a las personas
para que asistieran.

Afortunadamente, como en los cursos anteriores, me
llevé una grata sorpresa al ver el éxito que
obtuvimos cuando lo impartimos. Me di cuanta que las personas
están esperando escuchar temas que los lleve a ponerse mas
allá de lo mental, y con ello me queda claro que no se
trata de descubrir el hilo negro, sino de hacernos concientes de
algo que existe, que es real y que puede actualizarse en
cualquier momento.

Con el curso de Inteligencia Espiritual, me quedó
claro que actualmente las nuevas generaciones están
interesadas y comprometidas en forjar un mundo mejor. Al curso
asistieron jóvenes que quedaron muy satisfechos con la
temática que así se les expuso.

Además, con la impartición de éste
curso, pude clarificar qué es la Inteligencia Espiritual y
hacer la diferenciación de los conceptos que se han
manejado sobre inteligencia y que han sido propuestos por Binet,
Gardner y Goleman. Esta diferenciación me mostró
que dichas inteligencias están arraigadas en el cuerpo, lo
cual no significa que no sean importantes, sino que además
de integrar lo que es el CI, las inteligencias múltiples y
la inteligencia emocional, es necesario trascenderlas, para
entender la importancia de lograr una inteligencia superior, que
esté arraigada en el espíritu.

Comprendí profundamente, que el desarrollo de
ésta inteligencia, llamada por la educación
holista, inteligencia espiritual, es la clave para poder
desarrollar acciones que no solo estén orientadas al
beneficio personal, sino además a lograr un beneficio
hacia los demás y hacia el planeta.

De ahí, que yo como educadora holista me
comprometí para desarrollar la inteligencia espiritual,
primero en mi misma y luego orientar a mis alumnos para que la
desarrollen.

Me sirvió mucho haber asistido al seminario de
inteligencia espiritual, que impartió la Fundación
en diciembre de 2007. Fue un parámetro de acción
para poder llevar a cabo de manera estructurada la
potencialización de la inteligencia espiritual conmigo
misma, con mi familia, mis alumnos y con otras personas. Al
finalizar este semestre, todas las circunstancias de vida
difíciles que se me presentaron se habían disipado
de manera favorable. Eso me ayudó a convencerme de que
todo es ilusorio e impermanente, como lo propone la
filosofía budista. Fue una gran lección de vida que
me ayudó a desarrollar mi fortaleza interna y a seguir
adelante como buscadora espiritual.

Cuarto
semestre

Este semestre lo cursé con mucha tranquilidad,
saboreando cada uno de los messangers y trabajos a realizar. Debo
confesar que dentro de esa tranquilidad, había una carga
de nostalgia, porque con éste semestre se cerraría
un ciclo de aprendizaje crucial en mi vida. El asistir al IV
Congreso Mexicano de Educación Holista, durante este
semestre, me ayudó mucho para hacer una síntesis de
todo lo aprendido en la maestría.

Me quedó clara la forma en que el Dr. Gallegos
Nava, está promoviendo una práctica educativa de
conocimiento, enseñanza y aprendizaje que permite la
construcción de la personalidad a partir del
reconocimiento y reafirmación de la espiritualidad. Con
este referente, puedo entender porque el Dr. Gallegos Nava, llama
a la Educación Holista "La Pedagogía del Amor
Universal".

Estoy convencida que la frase "La Educación que
la Humanidad Necesita", no solo es el slogan del congreso, sino
una propuesta verdadera y urgente para orientarnos hacia la
solución de las nuevas necesidades y dilemas de las
sociedades emergentes.

Entiendo claramente que la educación holista,
como pedagogía del amor universal, es la única
propuesta válida y prospectiva que procura dirigir al
educando hacia una transformación enfocada a lograr una
visión más completa y a una evolución de la
conciencia, así como a percibir la vida como una
totalidad.

Esta visión es para mí un estandarte y ha
quedado fuertemente plasmada en mi interior, porque de
ésta forma, como educadora holista, puedo asumir el
compromiso de atender en mi práctica educativa, la
multidimensionalidad de mis educandos y actualizar en ellos no
solo el aspecto intelectual y el físico, sino
además el emocional, el social, el estético y el
espiritual.

Algo que me dio mucho gusto conocer en este congreso,
fue la forma en que la espiritualidad está permeando los
negocios y como se está transitando de una visión
empresarial, materialista, deshumanizada, esclavizante y
competitiva a una nueva forma de hacer negocios donde la
ética y la integridad son la palanca utilizada por los
inversionistas para crear empresas concientes y socialmente
responsables.

Entendí la importancia de que en cualquier
ámbito en el que nos desenvolvamos, tenemos que llevar a
la acción el establecimiento de comunidades de
aprendizaje, para crear el ambiente idóneo, donde la
visión holista fluya hacia un mismo
propósito.

Entiendo que la importancia de las comunidades de
aprendizaje radica en que permiten realizar un trabajo
integrador. Por ejemplo, una empresa o una escuela que trabaje
bajo esta premisa, podrá elaborar políticas
diversas que permitan a sus integrantes generar un sentido de
pertenencia sustentado en la espiritualidad. Este trabajo
integrador, contribuirá a que cada uno de los miembros de
la comunidad realice un proceso ascendente de evolución de
su conciencia. A partir de ahí surgirá el
compromiso, la flexibilidad, el diálogo, la
complementariedad, etc. para que progresivamente pasen de un
pensamiento de primero a segundo grado, tal como lo propone Ken
Wilber en su teoría sobre la Espiral Dinámica y
alcanzar los ideales surgidos tanto de la visión como de
la misión establecidos.

Por lo que a mi respecta, me queda el compromiso como
ser humano perteneciente a un único entramado de la vida,
poner en práctica éstos planteamientos donde quiera
que me encuentre desempeñando algún rol.
Además me siento capaz de estar en un esfuerzo continuo
para crear comunidades de aprendizaje en cualquier ámbito:
escuela, familia, comunidad, etc. y convertirlas en verdaderas
shangas. Tengo un ánimo positivo de que en éstas
shangas se gestarán individuos capaces de insertarse en la
comunidad como seres humanos espirituales, como políticos
integrales, empresarios concientes, profesores holistas, padres
amorosos y compasivos, así como personas convencidas de
que pueden llegar a lograr su propia iluminación, para ser
seres de luz para si mismos y para todos los seres vivos del
planeta.

 

 

 

Autor:

Nelly Chavarría
Licón

Guadalajara. Julio de 2008

Enviado por:

Martha Gallegos La Pez

FUNDACION INTERNACIONAL PARA LA EDUCACION
HOLISTA

MAESTRIA EN EDUCACION HOLISTA

Partes: 1, 2
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