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Paper Los riesgos de China cierta duda razonable (página 5)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

"Nada hay de bueno y sí de inquietante en la
compleja evolución que probablemente sufrirá la
sociedad china en los próximos años. El origen de
la transformación es económico. La economía
china ya no puede crecer a tasas en torno al 10% porque la
recesión en las principales economías mundiales,
clientes de China, va a reducir drásticamente las
exportaciones. Pero las consecuencias de una
desaceleración en el país asiático son mucho
peores de las que pueden darse en los países
industrializados. Crecer al 7,5% en 2009, como prevé el
Banco Mundial, o todavía menos, en lugar del 9% o el 10%,
puede significar cierres en cadena de empresas, incapacidad de la
industria y los servicios para absorber la mano de obra que fluye
incesantemente desde el sector agrícola (millones de
emigrantes regresan a sus pueblos porque no encuentran trabajo en
las ciudades) y 10 millones de parados más como
mínimo"… Editorial: Fin del modelo chino (El País
14/1/09)

China ha sido hasta el momento uno de los grandes
motores del crecimiento mundial. También un garante de la
estabilidad financiera a través de sus ingentes compras de
deuda estadounidense y de sus gigantescos fondos nacionales de
inversión. Si la economía se detiene, las
autoridades chinas se verán empujadas a modificar aspectos
sustanciales de su estrategia económica, basada en la
producción barata y las exportaciones. El plan de
estímulo económico aprobado en noviembre de 2009,
dotado con nada menos que 440.000 millones de euros, no
debería gastarse simplemente en reproducir el modelo
económico actual. Si quieren evitar un problema social de
gran envergadura, las autoridades chinas están obligadas a
explorar otros modelos de crecimiento y de cohesión
social. La inversión pública en educación,
sanidad, eficiencia energética y mejoras
tecnológicas en la agricultura serían las
prioridades de ese nuevo modelo económico. Crean empleo,
aumentan las redes de protección social y mejoran el
capital humano del país.

Probablemente, ese nuevo salto hacia adelante produce
inicialmente un gran vértigo. Hay que entender el
desconcierto oficial, después de 30 años de
crecimiento casi ininterrumpido como resultado de las reformas de
Deng Xiaoping. La importancia de ese nuevo salto y el riesgo para
los gobernantes radica en que una economía así
conduciría, ineludiblemente, a más apertura
política interna.

"La enorme plaza que da entrada a la estación de
tren de Guangzhou, capital de la provincia sureña de
Guangdong, es un hormiguero a las siete de la tarde. Cientos de
emigrantes descansan en el suelo, junto a los fardos en los que
se aprietan sus pertenencias. Rostros hastiados, miradas
perdidas. Los restos de comida y las hojas de periódicos
hablan de largas horas de espera. Bajo el eslogan Continúa
el proceso de apertura y reforma, una pantalla gigante rompe la
noche con imágenes de playas paradisíacas y aguas
turquesas. Una visión muy distinta de la realidad de estos
antiguos campesinos, que se han visto obligados a regresar a sus
pueblos ante la falta de actividad o el cierre de las
fábricas en las que trabajaban en el delta del río
Perla -el principal centro manufacturero del país- a causa
de la crisis"… Crisis económica en China – La
fábrica del mundo se agrieta (El País – 14/1/09
Por José Reinoso – Dongguan)

La crisis forzará a millones de obreros chinos a
volver a sus pueblos este año. Pekín teme que se
produzcan las mayores protestas sociales desde
1989…

Chen Jian (nombre ficticio), de 23 años,
llegó a la estación hace 13 horas. "La
fábrica de maletas en la que trabajaba tenía hace
unos meses entre 5.000 y 6.000 empleados. Eran 10 horas al
día, siete días a la semana. Ahora no da para
más de cinco horas, tres o cuatro días, y el
salario ha bajado de unos 2.000 yuanes (220 euros) a 1.300 (145
euros). No nos han despedido, simplemente han reducido el
número de horas, y ya no compensa", asegura este nativo de
la provincia de Sichuan.

La situación se reproduce entre muchos de los
viajeros que esperan la salida de sus trenes bajo la mirada de
los policías. Forzados por la falta de tajo, han decidido
irse a sus casas a pasar las fiestas del Año Nuevo chino
semanas antes de lo que lo habrían hecho
normalmente.

El proceso de reforma y apertura lanzado por Deng
Xiaoping hace 30 años ha convertido China en la
fábrica del mundo. Pero el desplome de la demanda
extranjera le ha asestado un duro golpe. Las exportaciones
cayeron un 2,8% en diciembre de 2008, la mayor caída en 10
años. Ya retrocedieron un 2,2% en noviembre, la primera
vez que experimentaban un descenso en más de siete
años. Miles de empresas han echado el cierre. La crisis se
ha sumado al efecto que ya tenían las mayores exigencias
de calidad, leyes laborales y medioambientales más
estrictas, y la apreciación del yuan.

El presidente chino, Hu Jintao, ha asegurado que el
país se enfrenta a una situación "muy
sombría" en el empleo, y que afrontar la crisis va a ser
una "una prueba de la capacidad del Partido Comunista para
gobernar". El Banco Mundial prevé que la economía
china crezca un 7,5% en 2009, el valor más bajo de los
últimos 19 años. El Gobierno prevé un 8%. El
Fondo Monetario Internacional y el Royal Bank of Scotland
pronostican un 5%, la peor cifra desde la revuelta de Tiananmen,
en 1989.

La ralentización económica podría
forzar el cierre del 20% de las fábricas de Guangdong,
según organizaciones laborales provinciales. Algunos
economistas calculan que 20 millones de emigrantes de los 160
millones con que cuenta el país podrían verse
obligados a regresar a sus pueblos este año.

El Gobierno ha fijado como "prioridad absoluta nacional"
mantener el crecimiento para crear empleo, y ha reaccionado con
medidas tajantes ante el riesgo de que se dispare la
inestabilidad social. A principios de noviembre de 2008,
aprobó un plan financiero por valor de cuatro billones de
yuanes (440.000 millones de euros) hasta 2010 para reactivar la
economía, impulsar el consumo interno y reducir la
dependencia de las exportaciones, que representan el 40% del
producto interior bruto; y ha pedido a los empresarios que no
lleven a cabo despidos masivos.

El impacto de la crisis se nota incluso en la propia
capital de Guangdong. En los comercios de la calle Shang Jiu, una
de las más animadas de Guangzhou, flotan los carteles
anunciando saldos. "La crisis empeora. La fábrica ha
cerrado. Juego completo de sábanas por 50 yuanes (5,5
euros)", dice uno. "Cazadoras de piel. Antes, 1.280 yuanes (142
euros). Ahora, 99 (11 euros). Para pagar los créditos de
la factoría", señala otro. ¿Realidad o
herramienta publicitaria? El hecho es que "los clientes no
compran", afirman los vendedores.

Para palpar cómo está afectando el
parón mundial a China, lo mejor es viajar a Dongguan, 60
kilómetros al este de Guangzhou. Todas las carreteras que
conducen a Dongguan -cuya municipalidad ha pasado de 1,1 millones
de habitantes en 1978 a 8,7 millones en 2007- están
flanqueadas de fábricas. Algunas son grandes complejos
industriales con varias decenas de miles de operarios; otras,
talleres familiares. Aquí se producen desde componentes
electrónicos hasta juguetes, zapatos o relojes. Todos esos
artículos que, gracias a su bajo precio, han inundado el
planeta y han permitido a China convertirse en la cuarta
economía del mundo.

El cielo gris, los inmuebles ocres, la continua
sucesión de áreas industriales y los monos de
trabajo colgados en los balcones de los edificios de dormitorios
anexos a las fábricas imprimen un aire triste a la
región.

Pero muchos de esos uniformes de trabajo ya no se
balancean al aire. Muchos talleres han dejado de producir y los
bloques de dormitorios se elevan sin inquilinos, como gigantes
dormidos. En octubre de 2008 cerraron 700 empresas en Dongguan.
El Gobierno de Guangdong pretende aumentar el nivel
tecnológico de las empresas en la provincia, de ahí
que haya impulsado también el desplazamiento de algunas
compañías hacia el interior del país.
"Vaciar la jaula para dejar sitio a los nuevos pájaros",
ha dicho Wan Qingliang, vicegobernador provincial.

En una de las calles de la ciudad duerme un taller que
ni siquiera ha sido estrenado, sorprendido a contrapié por
la crisis. Sobre las paredes de las factorías huecas se
repiten la frase se alquila y números de teléfono
escritos en carteles de intenso color rojo. "El empresario que la
tenía arrendada desde hacía más de tres
años la desmontó hace dos semanas debido a la
crisis. Esperemos que tras las vacaciones del Año Nuevo
chino, la gente regrese para continuar los negocios", dice Wang,
una mujer que contesta a uno de estos números.

Las fábricas que no han cerrado han disminuido la
actividad, y sus trabajadores se ven obligados a permanecer en
los dormitorios o a deambular ociosos por la ciudad, en la que,
aparte de tiendas, restaurantes y karaokes, hay poco más.
"Sólo trabajamos cinco horas diarias de lunes a viernes. Y
en las habitaciones, que son de 8 o 10 personas, ahora estamos 4
o 5", explica Wang Shuang, una chica menuda de 19 años,
mientras pasea por un mercadillo acompañada de su hermana
gemela, Wang Fang.

A pesar de que ganan menos, las dos jóvenes han
decidido aguantar en la empresa de componentes
electrónicos, ya que en su pueblo de la provincia de
Guizhou, una de las más pobres de China, hay poco que
hacer. "Tras las fiestas, volveremos. Esto es más
desarrollado", dicen, enfundadas en unos vaqueros ajustados.
"Para estos emigrantes, es muy difícil retomar el trabajo
y el estilo de vida que tenían antes de dejar sus
pueblos", asegura Yuen Pau Woo, presidente de la Fundación
Asia Pacífico de Canadá. "Sin embargo, el paquete
de estímulo fiscal aprobado por Pekín puede crear
empleos en otras áreas".

Desorientados ante la quiebra de su negocio o la
pérdida de empleo, algunos empresarios y trabajadores
acuden a Zhou Qingfang, un adivino y curandero que ofrece sus
servicios en una calle de Dongguan. "Me preguntan qué
socio buscar, qué hacer tras quedarse sin empleo, y yo, en
función de su nombre, la fecha de nacimiento o su elemento
chino, les sugiero la dirección que deben seguir", dice
este hombre de 70 años, quinta generación familiar
de videntes. "Hace unos meses, venían 10 o 20 personas al
día. Ahora, son más de 30", afirma Zhou.

Un centenar de kilómetros al sureste, en el
puerto de Shenzhen, fronterizo con Hong Kong, y una de las
principales vías de salida de mercancías de la
fábrica del mundo, se percibe claramente la crisis. "Desde
principios de septiembre (2008), salen muchos menos contenedores.
La actividad ha caído más de un 30%", asegura Zhang
Qingshen, empleado en una de las empresas que operan en la
terminal internacional de Shekou.

"No me iré hasta que me paguen"

El fantasma del paro es una de las mayores
preocupaciones del Gobierno chino, ya que la precariedad del
sistema de seguridad social convierte la falta de trabajo en una
bomba de relojería en este país de 1.300 millones
de almas. Para el Partido Comunista Chino, que ha buscado, en
buena parte, legitimarse en el poder gracias al rápido
desarrollo económico, está en juego,
también, su propia supervivencia.

Desde que comenzó la crisis, se han multiplicado
las protestas. Es el caso de la empresa Jiang Rong, que se
dedicaba a la fabricación de bolsos y maletas. Su
propietario, taiwanés, se esfumó el 15 de diciembre
(2008), adeudando dos meses y medio de salario a los 300
trabajadores, y tres meses de alquiler de la fábrica, y
las facturas de agua y electricidad.

Los empleados se echaron a la calle para pedir a las
autoridades locales sus sueldos, pero éstas contestaron
que sólo les pagarían el 60%, según reza un
cartel pegado a la puerta de la factoría, situada en un
barrio polvoriento de las afueras de Dongguan. Tras reclamar en
vano al Departamento de Trabajo, se dirigieron en
manifestación a las oficinas del gobierno local. Pero
fueron recibidos a golpes por la policía. El 24 de
diciembre, la fábrica dejó de dar comidas, y, tras
10 días de protestas, los trabajadores se resignaron,
cogieron lo ofrecido y se marcharon.

Salvo unos cuantos. "A tres no nos dieron ni siquiera el
60%", afirma Dai Houxue, de 30 años, original de Guizhou.
"Pero no me iré hasta que me paguen lo que me
deben".

– Crisis económica en China: más opiniones
de primer nivel (lectura recomendada)

Entrevista: David Dollar Director del Banco Mundial en
China – "Millones de trabajadores van a perder sus empleos" (El
País – 14/1/09)

David Dollar, estadounidense de 54 años, ha
podido constatar con sus propios ojos la "increíble"
-según la califica- transformación que ha
experimentado China en las dos últimas décadas.
Llegó por primera vez a Pekín en 1986, como
profesor de Economía. Desde julio de 2004, es director de
la oficina del Banco Mundial en China.

Pregunta. ¿Cómo ve la crisis en
China?

Respuesta. Está teniendo un gran impacto sobre
las exportaciones, el sector inmobiliario y la
construcción. Es un momento realmente peligroso, con un
efecto multiplicador. Millones de trabajadores van a perder sus
empleos.

P. Pekín aprobó en noviembre un plan de
estímulo por valor de cuatro billones de yuanes (440.000
millones de euros) hasta 2010. ¿Es suficiente?

R. El tamaño es correcto. Lo importante
será su composición. Algunas partes son grandes
proyectos de infraestructuras, que están bien, pero esto
no salva puestos de trabajo en la exportación. China tiene
una red de seguridad bastante bien diseñada. Dotarla de
fondos es la medida de estímulo más eficaz en este
momento, porque los desempleados que reciban algún ingreso
gastarán.

P. ¿Cuánto va a durar esta difícil
situación en China?

R. Es imposible predecirlo, pero el escenario más
probable es que comience a salir de la crisis en seis meses,
debido a un ligero repunte de Estados Unidos y a que el plan
chino comenzará a dar resultados.

P. ¿Qué ocurrirá si la crisis se
prolonga dos o tres años?

R. China tiene las herramientas para crecer al 7% anual
durante años, independientemente de lo que ocurra a la
economía mundial.

P. ¿Son estas herramientas el superávit
fiscal y las cuantiosas reservas de divisas
extranjeras?

R. Sí, pero lo importante es cómo se gasta
el plan de estímulo. Cuando salgamos de ésta, China
necesita tener otro modelo de crecimiento. Debe generar
más demanda doméstica.

P. ¿Cuál es el principal logro de
Pekín desde que lanzó las reformas hace 30
años?

R. La reducción de la pobreza. Al comenzar las
reformas, China era más pobre que el África
subsahariana. Pero en este tiempo ha sacado a más de 500
millones de personas de la pobreza. Desgraciadamente, en sanidad
no se ha hecho gran cosa, aunque la situación es mejor que
en la mayoría de los países en desarrollo. Necesita
dedicar más a sanidad y educación. La gente se
sentiría más segura.

P. ¿Ha tenido el proceso de desarrollo chino
efectos negativos?

R. No para mí.

P. ¿Cuándo superará a EE UU y se
convertirá en la primera economía del mundo?
Actualmente es la cuarta.

R. Las estimaciones son que se produzca alrededor de
2035. Pero su renta por habitante será cuatro veces
inferior, dada su población.

Se para la fábrica del mundo (no se salvan ni los
juguetes)

"Entre enero y noviembre de 2008 las exportaciones de
juguetes de China, que domina este sector en todo el mundo, se
debilitaron debido a la baja demanda que ha originado la crisis
global y al mal prestigio de los productos chinos, según
informa la Administración General de Aduanas de
China"… Los juguetes chinos sufren el batacazo de la
crisis (Expansión – 17/1/09)

En los once primeros meses de 2008, China exportó
juguetes por valor de 8.040 millones de dólares (6.050
millones de euros), con un incremento de tan solo el 2,5% con
respecto al mismo periodo del año anterior, lo que supone
17,8 puntos porcentuales menos. Sólo en el mes de
noviembre, las exportaciones de juguetes chinos totalizaron 700
millones de dólares, con una caída del
8,6%.

Del total de estas exportaciones entre enero y
noviembre, un 47,4%, con un valor de 3.810 millones de
dólares, fueron vendidas por compañías
extranjeras deslocalizadas en China. El dato, aunque supone un
2,7% de incremento, fue 22,2 puntos porcentuales inferior al
mismo periodo de 2007.

El número de exportadores de juguetes registrados
fue de 4.211, con una caída del 47,6% con respecto al
año anterior. La mayoría de las 3.829 firmas
desaparecidas fueron pequeñas compañías que
no pudieron afrontar la crisis.

Además de la baja demanda, los escándalos
por intoxicaciones protagonizados por los juguetes chinos en 2007
se encuentran entre los motivos de la ralentización de
estas exportaciones, reconoció la aduana china.

A pesar de estos problemas de seguridad, Estados Unidos
y la Unión Europea siguieron siendo los principales
destinos de los juguetes chinos, con un 67,1% combinado. A EEUU
se exportaron juguetes chinos por valor de 3.340 millones de
dólares, un 2,4% menos que el 13,7% de crecimiento
registrado en 2007; mientras que la UE compró 2.060
millones de dólares, con un incremento del 9,5%, aunque
20,8 puntos porcentuales por debajo del año
anterior.

Y las cifras lo confirman (una situación sin
precedentes)

"La crisis global impactó en el último
trimestre del año en China, con un aumento del PIB del
6,8%, que hundió el promedio anual hasta el 9%, el
más bajo desde 2001 y el de menos de dos dígitos
desde 2003. "La crisis internacional está
haciéndose más profunda y extendiéndose,
mientras que su impacto en la economía china
continúa", reconoció hoy Ma Jiantang, director del
Buró Nacional de Estadísticas, en rueda de
prensa"… Ni los más pesimistas: la economía china
registra en 2008 su menor crecimiento en siete años (9%)
(El Confidencial – 22/1/09)

La desaceleración está siendo calificada
por los analistas de "dramática", ya que el cuarto
trimestre de 2008 no alcanza ni las expectativas más
pesimistas que indicaban un 7% entre octubre y diciembre. A
medida que avanzó el 2008, el crecimiento chino se fue
desacelerando, con un 10,6% en el primer trimestre, un 10,1% en
el segundo, un 9% entre agosto y septiembre y un 6,8% en el
último.

China se convirtió en 2007 en la tercera
economía mundial, por detrás de Estados Unidos y
Japón, después de que el Buró revisara en
enero de 2009 el crecimiento de ese año al alza hasta un
récord del 13 por ciento, sólo superado por el
14,2% de 1992 desde la reforma económica iniciada hace
tres décadas.

El país asiático afronta una
situación sin precedentes desde esa reforma, ya que por
primera vez los tres principales compradores de sus exportaciones
baratas, -Estados Unidos, la Unión Europea y Japón-
viven una crisis al unísono.

El estancamiento de la economía china es un hecho
(si el mundo deja de consumir…)

"Si en 2007 la economía había crecido un
13%, convirtiéndose en una de las locomotoras de la
economía mundial, en 2008 sintió el impacto de la
crisis internacional y en los últimos tres meses el
crecimiento bajó a un 6,7%. Nadie imaginaría que un
crecimiento de estos guarismos -o del 9% para todo el 2008- pueda
presentarse como un problema, pero, con 1.300 millones de
personas, China es un caso particular"… China se estanca:
¿y ahora qué? (BBCMundo – 22/1/09 – Por
Marcelo Justo)

El cálculo oficial es que la economía
tiene que mantener un crecimiento del 9% para evitar conflictos
en una sociedad que incorpora anualmente a su mercado laboral a
millones de personas. Pero lo cierto es que China está
sufriendo el impacto de la recesión de las
economías desarrolladas, en especial la de Estados Unidos,
primer importador mundial.

En el centro de esta debacle mundial se encuentra el
sistema financiero internacional que todavía no se ha
recuperado de la crisis "subprime" (hipotecas de alto riesgo) y
sus laberínticas ramificaciones. Nadie sabe a ciencia
cierta cuándo se normalizará el sistema.

Mientras el sistema financiero no se normalice, no
habrá crédito para aceitar el consumo y la
producción; la demanda seguirá escasa y
crecerá el desempleo. Esto a su vez deprimirá el
comercio y las posibilidad de una recuperación del mundo
desarrollado y en las llamadas economías emergentes, como
China e India.

"Las principales economías emergentes del planeta
ya no están a salvo de la crisis. Frente a las previsiones
iniciales del FMI o la OCDE, el deterioro de las exportaciones
explica las bruscas desaceleraciones en el PIB de países
como China, que creció sólo un 6,8% en el cuarto
trimestre de 2008"… La difusión de la crisis amenaza el
crecimiento de los emergentes (Cinco Días –
23/1/09)

El ejemplo más revelador es el de China: el
gigante emergente cerró el ejercicio (2008) con la primera
caída intertrimestral de PIB en 16 años: 0,3%,
mientras en tasa interanual se desaceleró hasta el 6,8%,
según publicó ayer la agencia oficial de noticias
Xinhua. Los dirigentes del Partido Comunista Chino llevan
años buscando un enfriamiento de la economía, pero
el fuerte deterioro de las exportaciones (frente a subidas
habituales del 30%, en diciembre cayeron un 2,8%) ha exacerbado
la frenada. Uno de los aspectos positivos de ese enfriamiento
económico tiene que ver con los precios: el IPC de China
cerró 2008 con un alza del 5,9%. Un dato notable,
comparado con el máximo en doce años del 8,7%
alcanzado en febrero.

Todas las dudas todas (del "temblor" del 2008 a las
"réplicas" del 2009)

"La recesión internacional está empezando
a tener efectos adversos en China, cuya economía -que se
convirtió el año pasado en la tercera mayor del
mundo, adelantando a la de Alemania– ha crecido hasta ahora a
tasas muy elevadas, contribuyendo mucho a la expansión
global. Baste recordar que en 2007 el PIB de China aumentó
el 11,9%, la tasa más alta, con diferencia, del planeta. A
China se debió nada menos que el 17% del crecimiento
global entre 2000 y 2007, proporción similar a la de
Estados Unidos, cuya economía es cuatro veces mayor, e
incluso superior al 16% correspondiente a la UE, que tiene un PIB
cinco veces superior"… ¿Podrá China capear el
temporal? (El País – 25/1/09 – Por Pablo
Bustelo)

¿Hay realmente indicios de que China pueda ver
desacelerarse su crecimiento a la mitad -del 12% al 6%- en apenas
dos años? Tal cosa sería ciertamente grave, en
parte porque el país ha sido, junto con Estados Unidos y
la UE, locomotora del mundo y en parte porque se considera que,
por debajo del 8%, el crecimiento podría ser insuficiente
para crear el empleo necesario y, por tanto, para mantener la
estabilidad social e incluso política.

Es cierto que las exportaciones empezaron a caer en
noviembre de 2008, por vez primera en siete años.
También lo es que la producción industrial, con
tasas anuales del 15% o más en el primer semestre de 2008,
aumentó apenas el 8,2% en octubre y el 5,4% en noviembre.
Por si esto fuera poco, la inflación, que estaba desbocada
a principios de año (8,7% en febrero), ha pasado al 2,4%
en noviembre, una caída en picado que hace temer un
posible retorno de la deflación, fenómeno que el
país registró ya a finales de los años
noventa y también en 2002.

También resulta plausible esperar que la
recesión en los países desarrollados, adonde van a
parar más de la mitad de las exportaciones chinas,
provoque un descenso importante del ritmo al que crecen las
ventas al exterior. Las exportaciones aumentaron el 30% al
año entre 2003 y 2007 y el 20% en 2008, pero se redujeron
el 5,3%, en tasa interanual en diciembre. Algunos analistas
confirman una reducción de esas ventas durante
2009.

La desaceleración y la caída de las
exportaciones se producen, además, en un entorno en el que
el consumo interno no puede tomar el relevo de las ventas al
exterior, al menos a corto plazo. El derrumbe de la Bolsa, que se
desplomó el 66% en 2008, y el deterioro del mercado
inmobiliario, cuyos precios empezaron a caer a mediados de
año, frenan el crecimiento del consumo. Además, la
altísima tasa de ahorro familiar en China obedece a causas
estructurales, como son los altos gastos en educación y
sanidad y las escasas pensiones, factores que, claro está,
no se pueden resolver en poco tiempo.

Por añadidura, cabe anticipar un menor
crecimiento o incluso una caída de la inversión
extranjera, directa y en cartera, en 2009, como consecuencia de
las dificultades de las grandes empresas multinacionales y de la
mayor aversión al riesgo, especialmente entre los
inversores en economías emergentes.

Hay especialistas que llegan incluso a razonar que la
caída del consumo privado en Estados Unidos durante 2009
tendrá que verse compensada con una reducción
más o menos equivalente de la producción en China,
puesto que no habrá forma de encontrar fuentes de consumo
alternativas, tanto dentro de Estados Unidos como fuera del
país. Un frenazo en seco de la economía china
sería una muy mala noticia para el mundo, que se
vería privado de uno de sus principales motores y en el
que se agravaría mucho la recesión.

Sin embargo, conviene tener en cuenta que en China el
Gobierno y el banco central tienen armas muy poderosas para
luchar contra un parón del crecimiento. Una
situación presupuestaria saneada (el déficit fue
del 1% del PIB en 2008 y la deuda ronda el 18% del PIB) ha
permitido a las autoridades lanzar, en noviembre pasado, un plan
de estímulo fiscal por valor de 4 billones de yuanes
(585.000 millones de dólares), cifra que supera el 13% del
PIB. Esa política fiscal expansiva apenas
duplicaría el tamaño relativo del déficit
público, con lo que podría verse acentuada en caso
de necesidad. Además, las autoridades podrían
recurrir, si fuese preciso, a las enormes reservas en divisas,
que ya rondan los dos billones de dólares, para financiar,
por ejemplo, inversiones en infraestructuras.

"¿Cuál es la situación real del
gigante asiático? La sombra de duda que siempre ha
planeado sobre las estadísticas oficiales hace que el
abanico de opiniones esté presidido más por la
subjetividad de las interpretaciones que por la certeza objetiva
que se deriva de datos ciertos. Para el estratega de Credit
Suisse, Andrew Garthwaite, "China está llamada a sacar al
mundo de la recesión". La frase lapidaria es de esta misma
semana y la fundamenta en las ventajas de las que, a su juicio,
disfruta el país: economía dirigida estatalmente,
con capacidad directa de intervención sobre el sistema
financiero; banca aparentemente sólida; pluralidad de
resortes de actuación (deuda, superávit comercial y
reservas equivalentes al 18%, 9% y 45% del PIB respectivamente y
déficit fiscal a cierre de 2008 por debajo del 0,5%);
menor dependencia exterior de lo estimado por los analistas (50%
del PIB con sólo un 17% destinado a Europa y Estados
Unidos); posibilidad de rebote económico en el primer
trimestre de 2009 tras los desastrosos datos del cierre de 2008,
que escondía ausencia total de crecimiento, realidad que
estaría anticipando la subida superior al 20% de la bolsa
china en lo que va de ejercicio"… Santa China del Rescate,
ruega por nosotros (El Confidencial – 7/3/09 – Por S.
McCoy)

Gran parte de las esperanzas sobre China se derivan del
Plan de Actuación Pública aprobado el pasado mes de
noviembre (2008) y que equivale a un 20% de su Producto Interior
Bruto. Persigue mantener una tasa de aumento de la riqueza
nacional del 8% anual que es el nivel a partir del cual su
economía no destruye empleo. Con él sus dirigentes
buscan, por encima de todo, la estabilidad social, a
través del aumento de la demanda interna en un entorno de
menor comercio exterior. Estructurado alrededor de 10 grandes
iniciativas, aportaría al PIB nacional entre un 2% y un 3%
en el periodo 2009-2010, si nos atenemos a lo afirmado por los
analistas de Citigroup que toman como referencia una tercera
parte de su importe ya que los dos tercios restantes eran
partidas presupuestadas con anticipación. Su efecto
vendría reforzado por medidas de política monetaria
que habrían provocado que la masa monetaria en
circulación (M2) creciera un 18,8% en enero con un aumento
similar de la actividad crediticia local. La fiebre del
crédito llega al coloso amarillo con unos años de
retraso.

¿Será eficaz su propio Plan de
Rescate?

Las posibles novedades en la formulación de dicho
Plan, especialmente en la cuantía finalmente comprometida,
han coincidido con el comienzo de la Asamblea del Partido
Comunista Chino y han estado detrás de gran parte de los
movimientos bursátiles inmediatos. Al alza ante el rumor,
difundido por los estrategas de Standard Chartered con base en
filtraciones internas, de que su importe podría doblarse.
A la baja con la certeza de que no había
modificación alguna de calado en su estructuración.
Los inversores no saben ya a qué aferrarse. Pero,
¿cuál será la eficacia de dicho Plan? Gran
parte de su éxito depende del nivel de crecimiento real de
la economía a día de hoy y de lo que suponga ese 2%
ó 3% de mayor actividad sobre el mismo. Una
incógnita de partida que deslegitima cualquier discurso
posterior. Más allá de ese obstáculo
inicial, Michael Pettis, quizá la referencia intelectual
en este momento sobre la cuestión, es extraordinariamente
pesimista.

Ante la ausencia del sector servicios, gran parte de la
inversión pública se está destinando a
incentivar el consumo por vía de la creación de
empleo manufacturero, señala en un ilustrativo
artículo del WSJ el profesor universitario. El resultado
es que la oferta crece artificialmente y por encima de la demanda
interna, que se ve drenada igualmente por la propensión
natural al ahorro de los chinos que, en su gran mayoría,
carecen de cobertura sanitaria y de pensiones y han sufrido en
sus carnes el desplome de los precios de los bienes tanto reales
como financieros. Como consecuencia de ello, la dependencia
exterior (de aquellos otros que han de adquirir ese exceso
adicional de producción) no sólo no decrece sino
que aumenta. De hecho, el superávit por cuenta corriente
ha pasado de una media mensual de 17.000 millones de
dólares en el primer semestre de 2008, a 39.000 en enero
de este año.

Es verdad que gran parte de este incremento se deriva de
un abaratamiento sustancial del coste de sus importaciones,
debido a la reducción de los precios energéticos, y
a una caída en menor grado de las exportaciones. Pero es
precisamente la diferencia entre la merma en las ventas al
extranjero de China en enero 2009 (-17,5%) y la de otras naciones
de su entorno como Japón (-45,7%), Corea (-33%) o
Taiwán (-44%) lo que lleva al otro gran especialista en la
zona, Brad Setser, ha plantear tres alternativas sobre la mesa: o
bien China está ganando cuota de mercado, que
podría ser, siga el juego; o bien simplemente
manifestará con retraso su debilidad al ser el
último eslabón de la cadena productiva nacional,
tarjeta amarilla; o, por último, la mengua en los
demás se debe a una menor actividad y/o capacidad de
compra de este país, tarjeta roja. ¿Con cuál
de ella nos quedamos?

El país, en la encrucijada

En cualquier caso, es probable que los chinos miren con
una mezcla de preocupación y escepticismo el masivo
depósito de esperanzas que se está produciendo
sobre la evolución de su economía. La ruptura de la
relación de intercambio trabajo por dinero que
había establecido con el mundo occidental, y en concreto
con los Estados Unidos, le ha generado un problema doble de
desempleo y titularidad de una parte sustancial de activos
financieros en dólares, parte de los cuales de valor
incierto. Sabe por tanto que, siendo realista, gran parte de su
recuperación está ligada igualmente a lo que suceda
en el Reino de Obama. Algunos ya hablan de Chimérica. De
ahí que no se entienda demasiado bien el entusiasmo
inversor ante las novedades que en China se producen y que tienen
una duración temporal y una concentración sectorial
que poco va a ayudar a la recuperación global.

Entretanto, sus gobernantes tratarán de
prepararse para el nuevo horizonte económico que se atisba
en la lejanía, lo que implica velar primero por lo suyo,
después por lo suyo y finalmente por lo que les pueda
corresponder. No lo duden Fortalecimiento del papel del Partido
en toda la estructura del Estado; férreo control social
con restricción adicional de las libertades e
intervención de las comunicaciones; medidas de corte
populista para mitigar el malestar de la población
(sanidad, condiciones laborales, protección social); mayor
intervención pública en la economía y
paralización del proceso de transición hacia un
modelo capitalista; intervención completa del sistema
bancario; mantenimiento de la competitividad externa a
través de actuaciones sobre el tipo de cambio,
especialmente vinculadas a la cotización del dólar
con respecto al conjunto de las monedas mundiales;
diversificación de las reservas actuales (venta de
posiciones actuales) y compra de nuevos activos para sostener
artificialmente la divisa; acopio de recursos naturales en un
mundo marcado por la escasez (compra de empresas o acuerdos de
aprovisionamiento); o los subsidios estatales a industrias clave
serán, entre otras, sus probables guías de
actuación futuras.

El decoupling puede esperar (pero el "mercado" comienza
a impacientarse)

"Los expertos creen que si el gigante asiático no
crece más del 6% en 2009, la recuperación de la
economía mundial se retrasará aún
más. "La gran alternativa que parecía tener la
economía mundial, el decoupling o descorrelación de
China (respecto al resto de los principales países),
quizás no se produzca. Da algo de miedo que, hace seis
meses, se decía que China podría reducir el
crecimiento del PIB hasta el 3-5%. Los últimos datos
-6,7%- no son halagüeños. Los problemas de
crecimiento de China no están tan descontados en los
mercados""… El mercado extrema la vigilancia sobre China
(Expansión – 8/3/09)

Los analistas coinciden en señalar si China no
logra rebasar la cota de crecimiento del PIB del 6% a lo largo de
2009 los números rojos del PIB mundial tardarán
más de los tres años previstos en
desaparecer.

Así las cosas, la comparecencia del primer
ministro chino, Wen Jiabao (en marzo de 2009), ante la Asamblea
Nacional Popular, el órgano que aprueba las propuestas del
Gobierno, ha acaparado la atención del mercado durante
toda la semana. ¿Qué dijo? El mandatario
aseguró que su país puede lograr un crecimiento del
8% a pesar del empeoramiento de la crisis económica
global, y prometió mayores esfuerzos en relanzar las
exportaciones y crear empleo.

Wen reconoció que China se enfrenta "a
dificultades y retos sin precedentes", pero se mostró
confiando en alcanzar el objetivo de crecimiento. Las previsiones
de las autoridades chinas superan ligeramente las proyecciones de
los organismos multilaterales, como el Fondo Monetario
Internacional (FMI), que en su último informe sobre la
economía global adjudicó unas expectativa de
aumento del PIB de China del 6,7% en 2009 y del 8% en
2010.

El Gobierno chino se ha comprometido a un "incremento
dramático" del gasto para compensar el impacto del
enfriamiento de la economía que ha mandado a 20 millones
de personas al paro. Pero, como destacan los analistas de Link
Securities, no hizo mención expresa a las medidas del plan
de estímulo cifrado en cuatro billones de yuanes (586.000
millones de dólares) anunciado en noviembre de 2008, de
los que el Gobierno central aportará 1,98 billones de
yuanes.

De ahí que las tan esperadas noticias procedentes
del gigante asiático se hayan quedado cortas para los
inversores, en la medida en que existe un gran temor al freno de
la capacidad consumista en el país asiático y a un
aumento del paro por las necesidades del país de adaptar
su capacidad de producción.

Las esperanzas de que se reactive el crecimiento en
China, uno de los motores de la economía mundial durante
los últimos años -su PIB creció un 13% en
2007 y un 9% en 2008-, son claves para la mejora del sentimiento
de los grandes inversores institucionales, según la
encuesta de gestores de fondos que publica mensualmente Merrill
Lynch.

El crecimiento del 8% que pronostica el gobierno chino
no parecería realista. La economía china se basa en
un modelo de producción de artículos de calidad a
bajo precio para exportación, fundamentalmente para el
consumidor estadounidense. El consumidor estadounidense no
está gastando, ya que las líneas de crédito
se han cerrado (algo que también se puede aplicar al resto
de consumidores del mundo occidental), por lo que China no
podrá exportar tantas mercancías como antes.
Teniendo esto en cuenta, el crecimiento será
considerablemente inferior al 8%.

China cuenta cada vez más en el mundo. Con un
crecimiento del PIB del 13% en 2007, el gigante asiático
es ya la tercera economía mundial, por detrás de
Estados Unidos y Japón. El PIB chino alcanza los 3,76
billones de dólares, por encima de los 3,32 billones de
dólares de Alemania. Así, China sigue dejando
atrás a las grandes potencias europeas, aunque
también es cierto que está marcada por su
condición de mercado emergente.

Por ejemplo, Alemania posee una población 16
veces menor a la de China y, a pesar de ser sobrepasada por el
gigante asiático, se mantiene como la primera potencia
exportadora del mundo, gracias al valor tecnológico de sus
productos. Con todo, el peso de China en el mundo es
indiscutible, con un crecimiento previsto de su PIB del 7,5% en
2009, según datos del Mundial.

Los expertos creen que las economías emergentes
saldrán reforzadas de la actual crisis y sus perspectivas
son mejores que las de los principales países
industrializados. La aportación de las economías
emergentes al PIB mundial superará por primera vez en 2014
la de las economías industrializadas, según
PricewaterhouseCoopers.

Nuevas amenazas: inflación o burbuja (o las dos
juntas)

"Las autoridades chinas pronto van a tener que empezar a
pensar en cómo controlar sus extraordinarias medidas de
estímulo, dicen algunos economistas. Sus comentarios se
producen en momentos en que se acumulan indicios de que el plan
fiscal está consiguiendo su objetivo de mantener el
crecimiento económico en medio de una recesión
global"… El gigantesco paquete de estímulo
económico chino empieza a despertar temores inflacionarios
(The Wall Street Journal – 18/3/09 – Por Andrew
Batson)

Los gobiernos del mundo entero han estado inyectando
liquidez en sus economías y China, por cierto, no ha sido
la excepción. En las últimas semanas, ese torrente
de efectivo ha encendido las alarmas de los inversionistas sobre
la inflación y la deuda fiscal. Estados Unidos y otros
países se han visto obligados a explicar sus planes para
retirar sus enormes inyecciones de liquidez.

El gobierno chino, sin embargo, casi no se ha
pronunciado sobre cómo pondrá fin a la era del
dinero barato, pese a que el país tiene el mejor
desempeño entre las principales economías del
mundo. El Banco Mundial informó a mediados de marzo de
2009, que revisaba al alza su proyección de crecimiento
para China para ese año de 6,5% a 7,2%, aludiendo al
efecto del plan de estímulo.

Según algunos parámetros, el
crédito en China está más disponible que en
EEUU, donde la Reserva Federal le ha brindado un apoyo inusitado
a los mercados privados. Entre enero y mayo, por ejemplo, el M2,
un indicador de la masa monetaria que circula en la
economía, subió 9% en EEUU frente a igual lapso de
2008. En China, el alza supera el 25%. "Creemos que la
política monetaria de China es incluso más
expansionista que la de EEUU", dice Ha Jiming, economista jefe de
China International Capital Corp., en Beijing. No obstante,
resalta que en EEUU "ya se ha hablado sobre una estrategia de
salida, mientras que en China no ha habido tal
discusión".

Los métodos de China para inyectar liquidez a la
economía son muy diferentes a los del resto de los
principales mercados. Sus bancos, la mayoría de los cuales
está en manos del Estado, casi triplicaron sus
préstamos en el primer trimestre respecto a igual
período del año previo. Los bancos centrales en
EEUU, Europa y Japón, en cambio, no controlan la
disponibilidad de crédito y, en su lugar, han optado por
reducir las tasas de interés a niveles ínfimos y
comprar valores para apoyar el crédito.

En teoría, China podría pisar el freno con
tan sólo restablecer los estrictos límites sobre la
disponibilidad del crédito que impuso en el pasado, aunque
las autoridades no han dado indicios de que están
dispuestas a hacerlo.

Si los créditos bancarios aprobados por el
gobierno y las ventas de bonos de empresas se suman al plan de
estímulo fiscal, China se encamina a inyectar cerca de
seis billones (millones de millones) de yuanes adicionales a la
economía este año, entre US$ 732.000 millones y US$
878.000 millones. Es decir entre 15% y 18% del Producto Interno
Bruto (PIB), según los cálculos de la consultora de
Beijing Dragonomics.

La inflación en China sigue estando por debajo de
sus niveles de hace un año. Pero los precios de las
materias primas han subido este año. Al contabilizarla en
forma desestacionalizada, la inflación china ha estado
subiendo desde marzo, según economistas privados. El
riesgo, según algunos, es que si China es la primera en
recuperarse de la crisis global, también podría ser
la primera en hacer frente a un resurgimiento de la
inflación.

"China es la principal economía que tal vez
enfrente el riesgo de mantener una política excesivamente
estimulante", dice Glenn Maguire, economista jefe para Asia de
Société Générale.

Maguire destacó que Japón ya ha
establecido plazos para terminar gradualmente con sus programas
de estímulo, pese a que su desempeño
económico ha sido mucho peor que el de China. "Es un
debate sobre el cual no se escucha mucho, pero que hay que
tener".

Tema de debate: "difícil, ¿pero posible?"
(lectura recomendada)

Mitos sobre China y la economía mundial (El
País – 12/4/09 – Por Pablo Bustelo)

Cuando la economía global se encamina, parece que
ya irremediablemente, hacia su primera contracción anual
en sesenta años, las miradas se dirigen hacia China, el
único país grande que va a registrar crecimiento en
su PIB durante este ejercicio (el peso de Brasil o India es
sustancialmente menor). Ha llamado la atención que,
durante la reciente reunión anual de la Asamblea Popular
Nacional, el Gobierno chino no haya lanzado un nuevo plan de
estímulo, como preveían muchos analistas.
¿Ha sido esa ausencia fruto de un optimismo exagerado en
las posibilidades de China o, por el contrario, de la voluntad de
guardar munición por si la cosa empeora?

Esa pregunta está relacionada con dos mitos sobre
China y la economía mundial que conviene despejar. El
primero es que China se va a derrumbar estrepitosamente este
año (con un crecimiento menor al 5%, tras el 9% registrado
en 2008 y el 13% de 2007), lo que agravaría mucho la
recesión global y además pondría en peligro
la estabilidad social e incluso política de un país
acostumbrado a una expansión muy elevada. El segundo mito
es, por el contrario, que China podría poco menos que
salvar al mundo, al lograr mantener una alta tasa de crecimiento,
lo que compensaría, al menos en buena parte, la
contracción en las economías avanzadas. Una
versión más suave de esa segunda tesis es que la
temprana recuperación de China va a ayudar mucho a los
países desarrollados, acelerando su salida de la crisis.
Como esos dos mitos están bastante extendidos, conviene
repasarlos con detalle.

Pese a las previsiones relativamente pesimistas sobre el
crecimiento de China en 2009 que acaban de publicar los
organismos internacionales (6,7% para el FMI, 6,5% para el Banco
Mundial, 6,3% para la OCDE) y a algunos datos negativos de la
evolución reciente del país (como la fuerte
caída de las exportaciones en los primeros meses del
año), hay otros aspectos.

El primero es que China dispone de armas poderosas para
enfrentarse a una desaceleración de su crecimiento
más aguda que la prevista por el Gobierno, que es de un
punto porcentual entre 2008 y 2009. El déficit
público rondará este año, teniendo en cuenta
el efecto presupuestario del plan de estímulo desvelado en
noviembre pasado, poco más del 3% del PIB; la deuda
pública será inferior al 20% del PIB; la
política monetaria, a diferencia de otros casos, tiene
todavía margen para ser más expansiva, mediante
recortes adicionales de los tipos de interés y del
coeficiente de reserva de los bancos; el país dispone de 2
billones de dólares de reservas en divisas, a los que
cabría recurrir en caso necesario, y, además,
podría -aunque al resto del mundo no le gustase- dejar
caer el yuan, que se ha apreciado más del 20% con respecto
al dólar desde julio del 2005, cuando abandonó la
paridad fija con la divisa estadounidense.

Lo segundo a tener en cuenta es que hay ya indicios de
estabilización e incluso recuperación de la
economía, lo que indica que el plan de estímulo de
noviembre (4 billones de yuanes o 585.000 millones de
dólares, en dos años, equivalentes al 14% del PIB
anual) empieza a tener resultados. Los datos de febrero indican
que la caída de las exportaciones es enorme (del 25,7% en
tasa interanual) y que ha reaparecido la deflación (el IPC
se redujo el 1,6%), pero ponen de manifiesto también que
la producción industrial aumentó el 11%, tras
hacerlo sólo el 5% en noviembre y diciembre y reducirse el
3% en enero; que la caída de las importaciones se
está frenando, y, sobre todo, que la inversión en
activos fijos creció el 26,5% en los dos primeros meses,
una tasa superior a la del último trimestre de 2008, y que
los préstamos bancarios aumentaron en febrero el 24,2%,
sustancialmente más que el 18,8% del cuarto trimestre de
2008. Es más, el valor nominal de las ventas al por menor
ha crecido en los dos primeros meses el 15,2%, una tasa
más que respetable, especialmente si se valora en
términos reales. En otros términos, si China, a
estas alturas del año y en un entorno global en franco
deterioro, empieza a revitalizarse, cabe concluir que las
previsiones no deberían ser pesimistas. El primer
ministro, Wen Jiabao, ha reiterado que su objetivo de crecimiento
del 8% sigue siendo "difícil, pero posible".

El segundo mito es el exageradamente optimista, en
virtud del cual China podría poco menos que orquestar la
recuperación global. Es cierto que China ha sido en los
últimos años una de las locomotoras del crecimiento
mundial, pero no cabe deducir de ello que, si las otras
locomotoras se paran e incluso dan marcha atrás, China
pueda arrastrar el tren por sí sola. Por ejemplo, hay que
recordar que el consumo privado en China supone apenas la sexta
parte del de EEUU. Redondeando, 1,5 billones de dólares,
frente a 10 billones. Supongamos que el consumo crece este
año el 15% en China y cae el 5% en EEUU. China
añadiría 225.000 millones de dólares al
consumo global, mientras que EEUU restaría nada menos que
medio billón de dólares. En otros términos,
la caída del consumo estadounidense, al que además
habría que sumar el de otras economías avanzadas,
no puede compensarse, ni de lejos, con el aumento del de China y
otras economías emergentes. La recuperación del
consumo global deberá, pues, esperar a que se reponga el
consumo en los países ricos.

Por otra parte, basta hacerse una idea del tamaño
relativo del PIB en las grandes economías del mundo para
darse cuenta de que China no tiene todavía capacidad de
tirar del carro global. En 2008, el PIB fue de, aproximadamente,
17 billones de dólares en la UE, 14 billones en EEUU, 4,5
billones en Japón y 3,5 billones en China. Utilizando las
previsiones recientes del FMI para las economías avanzadas
y la previsión gubernamental para China, la caída
del 2,8% durante 2009 en la UE supondría unos 480.000
millones de dólares, la del 2,4% en EEUU
equivaldría a unos 335.000 millones y la del 5,2% en
Japón generaría una merma de 225.000 millones. El
crecimiento del 8% en China supondría un aumento de
280.000 millones, esto es, poco más de la cuarta parte de
la caída conjunta en la UE, EEUU y Japón. La
aportación de China contrarrestará sólo poco
más que la recesión en Japón. Incluso
sumando a la India, el crecimiento previsto de las dos grandes
economías emergentes asiáticas será apenas
equivalente a la merma en el producto mundial provocada por la
crisis en EEUU únicamente.

En suma, por mucho que crezca, China no puede ejercer de
única locomotora y ni siquiera tirar de la demanda mundial
de manera significativa para acelerar apreciablemente la
recuperación de las economías avanzadas. Lo que no
quiere decir, naturalmente, que no pueda ayudar, sino que esa
ayuda será, en el mejor de los casos, modesta.

El deterioro creciente de la economía global
quizá haga aconsejable para China algún ajuste en
la forma de enfrentarse a su propia desaceleración. Hasta
ahora, el estímulo consiste sobre todo en fomentar la
inversión en capital fijo, esto es, en infraestructuras
(carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, energía,
etcétera). De hecho, nada menos que el 40% de los 4
billones de yuanes del estímulo dado a conocer en
noviembre se destina a esos menesteres. Una quinta parte
adicional se dirige a la reconstrucción de la provincia de
Sichuan, castigada por el terremoto de 2008. Teniendo en cuenta
que la masiva inversión en infraestructuras y la demanda
consiguiente de materias primas industriales como hierro, acero o
cemento pueden generar nocivos excesos de capacidad, las
autoridades de Pekín deberían reorientar la
inversión pública hacia el capital humano, esto es
hacia la sanidad, la educación y las pensiones, servicios,
además, cuya mejora es la única forma de reducir el
altísimo ahorro familiar y de fomentar, por tanto, el
consumo privado. Eso sería bueno para ayudar a la
economía mundial y también para reorientar el
crecimiento chino desde la inversión (40% del PIB) y las
exportaciones netas (9% del PIB) hacia el consumo privado
(sólo el 37% del PIB). Interesa a la propia China
reequilibrar una estructura económica tan
distorsionada.

(Pablo Bustelo es investigador principal
(Asia-Pacífico) del Real Instituto Elcano y profesor
titular de Economía Aplicada en la UCM)

La regadera monetaria (tomates verdes chinos)

"El paquete de estímulo fiscal de US$ 585.000
millones lanzado por China parece estar surtiendo efecto, lo que
sería una buena noticia para la economía global y,
en especial, para América Latina, que depende del apetito
chino por sus recursos naturales"… El plan de
estímulo del gobierno chino empieza a rendir frutos en la
economía (The Wall Street Journal – 13/4/09 – Por
Andrew Batson)

La demanda china de materias primas está
mostrando signos de recuperación, luego de una abrupta
caída en los últimos meses. El gobierno
informó que las importaciones de petróleo
alcanzaron en marzo de 2009 su nivel más alto de los
últimos 12 meses. Las siderúrgicas, por su parte,
importaron durante ese mes cantidades récord de mineral de
hierro, un ingrediente clave del acero, en anticipación a
un repunte en la demanda.

El país registró un récord en la
oferta interna de crédito en marzo, que llegó a los
US$ 276.900 millones y el banco central se comprometió a
seguir inyectando dinero para estimular la economía. Los
bancos otorgaron casi US$ 400.000 millones en préstamos en
los primeros dos meses del año. La bolsa, por su parte, ha
vuelto a subir. El Índice Compuesto de Shanghai acumula un
alza de 34,24% en lo que va del año.

Monografias.com

Aunque su agresivo plan de gasto fiscal deja de
manifiesto el poderío de una economía estatal, hay
señales de que sus ahorrativos consumidores empiezan a
abrir sus billeteras. Las ventas de autos alcanzaron un
máximo mensual en marzo, lo que marca el tercer aumento
mensual consecutivo. Las ventas de viviendas en las grandes
ciudades también han repuntado ya que los precios
más bajos están atrayendo compradores.

El mayor optimismo ha contagiado a las empresas. La
Oficina Nacional de Estadísticas de China informó
la semana pasada que su sondeo de la confianza de los gerentes
subió en el primer trimestre después de derrumbarse
en los últimos tres meses de 2008.

En general, parece que la ofensiva del gobierno ha
impedido que China caiga en una espiral descendiente donde las
precarias condiciones de la economía y la pérdida
de la confianza de los consumidores se refuerzan entre sí.
Parte del éxito proviene de la magnitud del paquete de
estímulo fiscal, uno de los mayores del mundo junto al de
Estados Unidos. Pero también hay que tomar en cuenta que
los vestigios de la economía centralizada han sido
útiles.

"China es un caso inusual porque cuenta con esta
capacidad increíble de movilizar todas sus instituciones",
dice Vikram Nehru, economista jefe para Asia del Banco Mundial.
La capacidad del gobierno para focalizar el crédito de los
bancos y el gasto ha hecho que el plan de estímulo empiece
a rendir frutos antes de lo esperado. "Impera un grado creciente
de confianza de que el paquete de estímulo está
teniendo un impacto", agrega Nehru.

Todavía queda, en todo caso, un largo camino por
recorrer. Los últimos datos, por ejemplo, muestran la
persistente contracción del sector exportador. Las
exportaciones declinaron 17,1% en marzo frente al mismo mes del
año anterior, luego de un desplome de 25,7% en febrero. El
declive refleja la vulnerabilidad de China al debilitamiento de
EE.UU. y sus otros mercados de exportación. El mal momento
de la economía mundial ha golpeado con fuerza a los
exportadores chinos y los ha obligado a realizar millones de
despidos.

El gobierno, sin embargo, está inyectando dinero
en la economía y emprendiendo cientos de proyectos de
infraestructura. Los fondos presupuestados para inversiones que
empezaron en los dos primeros meses de 2009 se dispararon 88%
frente al mismo lapso del año anterior.

Aunque una mejoría en China no basta para
revertir el declive de la economía global, es una buena
noticia puesto que se trata de uno de los pocos países que
se sigue expandiendo. China, en todo caso, necesita el respaldo
de la demanda en el resto del mundo para que su
recuperación sea sostenible. El sector manufacturero
exportador sigue siendo el principal empleador de los 140
millones de trabajadores rurales que emigran a las ciudades.
Cerca de 20 millones de ellos están desempleados y, si la
caída de las exportaciones perdura durante varios meses,
podría dilapidar sus magros ahorros.

Una de las claves que explica la efectividad del plan de
estímulo hasta ahora ha sido la carrera de los gobiernos
locales por invertir los fondos. En la parte central de China, la
empresa estatal Henan Coal & Chemical Industry Group
comenzó a trabajar en 15 proyectos de expansión el
1 de abril, declarando que su inversión de unos US$ 3.280
millones es una respuesta al llamado del gobierno para crecer 8%
este año. Este tipo de reacción es parte de la
razón por la que muchos analistas esperan que la actividad
del primer trimestre muestre un repunte respecto al trimestre
previo, aunque el crecimiento sea muy bajo para los
estándares chinos. El Banco Mundial proyecta una
expansión de 6,5% para este año.

El peligro de la "gripe americana" (mañana digo
basta)

"China está invirtiendo su papel de comprador de
más rápido crecimiento de bonos del Tesoro de EEUU,
ya que en enero y febrero el Gobierno vendió bonos a buen
ritmo antes de reanudar las compras en marzo, según el
Banco Central de China. Sus reservas en divisas crecieron en el
primer trimestre del año al ritmo más lento en casi
ocho años, 7.700 millones de dólares, frente al
aumento récord de 153.900 millones en el mismo trimestre
de 2008. El país asiático muestra su nerviosismo
porque dos tercios de sus dos billones de dólares en
reservas de divisas están en deuda americana". China
compra menos bonos de EEUU por la desconfianza en su
economía (Negocios – 14/4/09 – Por Keith Bradsher /
NYT)

China ha prestado grandes sumas a EEUU. Se cree que casi
dos tercios de los 1,95 billones de dólares de reservas
extranjeras del banco central están en títulos
americanos. Pero el Gobierno chino está financiando ahora
un porcentaje decreciente de las nuevas hipotecas y
créditos del gobierno estadounidenses.

Monografias.com

En febrero y marzo de 2009, el primer ministro, Wen
Jiabao, y otros funcionarios chinos han expresado su creciente
nerviosismo por la enorme exposición de su país a
la salud financiera americana.

Las reservas chinas cayeron un récord de 32.600
millones de dólares en enero y 1.400 millones más
en febrero, pero subieron 41.700 millones en marzo. La vuelta al
crecimiento de las reservas en marzo indica, sin embargo, que la
confianza en este país puede estar recuperándose y
la huida de capitales podría estar
ralentizándose.

El principal efecto de la ralentización en las
compras de bonos puede ser una menor influencia de Pekín
en Washington a medida que el Tesoro se hace menos dependiente de
las compras del banco central chino.

Respecto al balance del poder financiero entre China y
Norteamérica, Yu Yongding, uno de los principales
economistas del Gobierno chino, responde: "Es fundamentalmente
favorable a EEUU". Y cita una frase atribuida a Keynes: "Si debes
a tu banco mil libras, estás a su disposición. Si
le debes un millón, él está a la
tuya".

Los inversores privados de todo el mundo, entre ellos
los de EEUU, han estado comprando más bonos americanos en
busca de refugio ante los problemas financieros mundiales. Esto
ha hecho que el efectivo del gobierno chino sea menos necesario y
ha mantenido los tipos de interés bajos en EEUU en el
invierno, a pesar de la retirada de China.

También ha habido síntomas de que los
americanos pueden consumir menos y ahorrar más en
respuesta a los tiempos económicos difíciles. Esto
reduciría aún más la dependencia americana
del ahorro chino. El 13 de marzo, Wen hizo público su
temor sobre la dependencia de Norteamérica: "Hemos
prestado una enorme cantidad de dinero a EEUU. Estamos
preocupados por la seguridad de nuestros activos. Para ser
honestos, definitivamente, estoy un poco preocupado".

El principal temor de China es que los esfuerzos
estadounidenses para combatir la actual crisis acaben en
inflación y erosionen el valor de los bonos americanos.
"Están bastante nerviosos por el poder adquisitivo de los
activos de renta fija", señala Yu Qiao, profesor de
economía de Tsinghua University.

Los economistas dicen que no hay signos de que el
Gobierno chino haya reducido deliberadamente sus compras de bonos
para castigar a Norteamérica por aplicar políticas
monetaria y fiscal dirigidas a estimular la economía.
Aunque estas políticas conllevan el riesgo a largo plazo
de generar inflación, también pueden beneficiar a
China si reavivan el crecimiento en EEUU y, en consecuencia,
resucitan las maltrechas exportaciones chinas.

Opiniones diversas sobre China: ¿hay crisis y
burbujas, "buenas"? (según quien diga)

"Como en muchos otros temas, los economistas no se ponen
de acuerdo en valorar cuáles serán los efectos de
la recesión global sobre la situación de China. El
país que durante los años anteriores tenía
las tasas más elevadas de crecimiento del mundo,
¿seguirá su senda ininterrumpida de crecimiento
hacia la hegemonía económica del mundo, o
sufrirá incluso más que los países
desarrollados? Una pregunta interesante, con muchas respuestas
distintas según el economista que la analice"… La
crisis en China: ¿bendición o desgracia? (Libertad
Digital – 4/5/09)

Los expertos no se ponen de acuerdo sobre los efectos de
la crisis en China. Mientras que unos dicen sin tapujos que la
crisis será buena para China, otros piensan que la
economía china no será una excepción en el
panorama recesivo global

A finales de abril de 2009, el diario británico
Financial Times publicó un artículo del jefe de
investigaciones económicas de Goldman Sachs, Jim O"Neill.
El artículo lo comenzaba de manera provocativa: "Llamadme
loco, pero esta crisis es buena para China". Su optimismo no se
queda solo en palabras, sino que su compañía ha
actualizado al alza sus previsiones de crecimiento para 2009 y
2010, aumentándolas del 6% al 8,3%, y del 9% al 10,9%,
respectivamente.

El crecimiento de China de los últimos
años basado principalmente en las exportaciones no era
sostenible, y estaba sujeto a las condiciones del mercado global.
A medida que la crisis se ha ido intensificando, el comercio
internacional se ha reducido notablemente, y la amenaza y
realidad del proteccionismo continúa viva. Esto,
indudablemente, debería perjudicar a China.

Sin embargo, según Jim O"Neill, a pesar de que
esto es cierto, la respuesta de China en materia de
política económica ha sido muy efectiva, con lo que
la caída se ha suavizado notablemente. El analista destaca
tres medidas cuyos resultados positivos ya se están
dejando ver, razón por la que actualizaron las
predicciones.

Primero: plan de estímulo fiscal vía nueva
inversión pública en infraestructuras. Segundo:
planes para desarrollar seguros médicos en las comunidades
rurales. Esta medida, señala O"Neill en clave keynesiana,
"podría resultar en el fin de la tasa de ahorro china
excesivamente elevada, y permitir un consumo mucho más
fuerte". Por último, y quizá lo más
importante: las condiciones de financiación se han
relajado desde octubre.

Las tres medidas tienen como objetivo relanzar la
demanda doméstica de China, receta que el economista de
Goldman Sachs considera la más adecuada, no solo para el
país asiático, sino también para el resto
del mundo. Así, invita al resto de países a seguir
el ejemplo de China.

Por ello, O"Neill prevé que el nuevo estadio del
desarrollo de China ya ha comenzado, y que durará
años. La recuperación de la economía china
establece las bases de un modelo de crecimiento más
sostenible, según este analista. Incluso, se atreve a
predecir que China superará en tamaño
económico a EEUU antes de 2027, que regresará en
unos meses a tasas superiores al 8%, y que es muy probable que en
los dos próximos años, el gigante asiático
supere a Japón, y se convierta en la segunda
economía más grande del mundo.

Dudas sobre su crecimiento futuro

Al contrario de lo que afirma Jim O"Neill, hay quienes
tienen serias sospechas de que los indicios de vuelta a la senda
del crecimiento disparado de China, son ilusorios. Así
opina Vitaliy N. Katsenelson, director de investigaciones de la
gestora de inversiones Investment Management
Associates.

China tiene un buen número de récords en
indicadores, como en crecimiento de préstamos otorgados,
de ventas de coches, de importaciones de cobre, etc., etc. Sin
embargo, en su artículo publicado en el blog The Big
Picture, dedicado a temas macroeconómicos, Katsenelson
sostiene que asistimos a una nueva burbuja. Sí, otra
más, después de la burbuja de las puntocom, de la
inmobiliaria, de la de materias primas. "Parecería que la
economía mundial requiere de burbujas para su continuo
funcionamiento", sugiere.

Utiliza como analogía al caso chino el de una
compañía que disfrutó de los beneficios de
la burbuja puntocom, donde los buenos indicadores de la empresa
eran en buena parte artificiales. Hasta que llegaron los tiempos
malos, y las alegrías se acabaron. De manera
análoga, buena parte del crecimiento de China durante los
años de auge global, se debió al aumento de las
exportaciones a las economías desarrolladas, especialmente
a EEUU. Hasta que llegan los tiempos malos, pincha la burbuja
doméstica en EEUU, entra en recesión, y el consumo
se recorta notablemente, con lo que los chinos sufren.

Pero, al contrario que la empresa privada
tecnológica, China tiene armas muy poderosas, derivadas
parcialmente de su condición de país
semi-comunista. Como ejemplifica este analista: puede imprimir
todo el dinero que quiera, pueden obligar a las corporaciones
gubernamentales a gastar, pueden forzar a los bancos a prestar,
ya que el gobierno controla los bancos y el aparato de
creación de dinero. La calidad de los préstamos
concedidos y la eficiencia de ese gasto, ambos producidos por
mandatos coactivos, deberían ponerse bajo duda.

En definitiva, el gobierno tiene el poder casi absoluto
para tomar cualquier tipo de medidas sin ningún control.
Imagínense el aumento disparado del gasto público
en los países con un supuesto control democrático
sobre los gobernantes como EEUU. ¿Qué no
harán gobiernos sin ningún tipo de cortapisas?
Así, los planes de expansión fiscal y
construcción de infraestructuras son un mero juego de
niños: la envidia de un Roosevelt u Obama. Por tanto, las
limitaciones de que el gobierno "estimule" artificialmente la
economía son nulas, lo que podría tener cierto
impacto positivo sobre los indicadores a corto plazo.

¿Burbuja china?

Como toda burbuja, el pinchazo es inevitable, pero
Katsenelson reconoce que "identificar burbujas es mucho
más fácil que calcular cuándo será su
colapso". Pero "como hemos aprendido, recientemente, puedes
desafiar las leyes de la gravedad financiera sólo durante
un cierto periodo. Y cuanto más tiempo persistan los
precios inflados, más bruscamente caen cuando la gravedad
financiera los devuelve a la tierra".

Otro asunto de interés que analiza este experto
en inversiones es el de la relación entre los tipos de
interés de EEUU y la economía china. China se
encuentra ante un dilema como el mayor tenedor de deuda
pública americana.

Dado que en la actualidad el país chino necesita
dinero para financiar su crecimiento, debería deshacerse
de sus bonos americanos, denominados en dólares. Pero si
lo hiciera, Katsenelson identifica dos escenarios. En el primero,
la moneda china aumentaría su valor brutalmente, haciendo
perder competitividad a las empresas chinas para vender en el
exterior. En el segundo, los tipos de interés en EEUU se
dispararían, lo que no sería nada bueno para el
país americano, y por tanto tampoco para China. Por esta
razón, China no sabe bien qué hacer.

Para empeorar todavía más las cosas, el
Gobierno norteamericano no para de imprimir más dinero y
emitir más deuda pública que necesita compradores.
De manera que si los chinos dejan de comprar la deuda
pública americana, los tipos de interés en EEUU
podrían subir peligrosamente.

La situación y perspectivas no parecen tan
halagüeñas como apunta Jim O"Neill. La razón
de su, quizá, exagerado optimismo, puede estar en la
aplicación del modo de pensamiento keynesiano. No hay que
tener miedo de disentir: éstos fueron quienes no dieron ni
una al prever la actual crisis.

Estadísticas, "demasiado" oficiales
(ficción patriótica…)

"China está tratando de mejorar su criticado
sistema de recopilación de estadísticas en los
precisos momentos en que la crisis económica pone de
relieve los defectos de la información que provee la
tercera economía del mundo"… ¿Son fiables las
cifras chinas? Beijing sale a acallar las críticas (The
Wall Street Journal – 9/5/09 – Por Andrew
Batson)

Las preocupaciones acerca de la confiabilidad de las
cifras oficiales se acentuaron en los últimos meses, luego
de que el gobierno manifestara que se cumplirá la meta de
crecer 8% en el año 2009, evidencia de su deseo de pintar
un cuadro de progreso económico a pesar de la crisis
global.

Algunos economistas dicen que la desaceleración
de la economía china ha sido mayor de lo que indican las
cifras oficiales. El Producto Interno Bruto del cuarto trimestre
creció 6,8% respecto al mismo período del
año anterior, si bien indicadores de la
construcción, ventas de autos, recaudación de
impuestos y producción de electricidad mostraron
declives.

El debate evoca una situación similar durante la
crisis de 1998. La Oficina de Estadísticas declaró
que el PIB de ese año había subido un 7,8%, una
cifra que la mayoría de economistas independientes dicen
que era inconsistente con otros indicadores de
debilidad.

Estos episodios comprometen la credibilidad de las
estadísticas del gobierno chino e ilustran cómo la
importancia política de las cifras económicas
genera incentivos para distorsionarlas.

El gobierno de China defiende la precisión de su
trabajo. "Es normal que la gente tenga dudas. Muchas personas
también tienen dudas sobre las estadísticas de
Estados Unidos", dice Li Qiang, jefe de la Oficina Nacional de
Estadísticas. "Pero como alguien que realiza tareas
estadísticas, puedo afirmar que nadie interfiere con mi
trabajo".

La labor de los estadísticos de China ha
progresado mucho en la última década, pero detectar
tendencias en un país de 1.300 millones de habitantes es
un reto mayúsculo. El censo se desarrolla una vez cada
cinco años y los sondeos más frecuentes pueden
pasar por alto segmentos de la cada vez más compleja
economía china.

La burocracia sigue estando más capacitada para
contabilizar la producción de las empresas estatales que
para determinar lo que están haciendo las empresas
privadas.

Durante la crisis actual, la oficina del censo ha
publicado datos sobre precios de los alimentos más a
menudo y ha prometido revelar cifras más detalladas de
producción, empleos y salarios. También se han
impuesto nuevas penalizaciones por falsificar reportes
estadísticos. Pero la prueba de fuego será si las
autoridades permiten que los datos muestren fluctuaciones en la
economía que pueden resultar políticamente
incómodas. Hay señales de una mayor transparencia:
cuando las fábricas empezaron a cerrar el año
pasado, la oficina de estadísticas pronto divulgó
la pérdida de 20 millones de empleos.

Otras estadísticas, "sin maquillaje" (el colapso
sigue su curso…)

"Al tiempo que se intensifica la recesión
mundial, el comercio internacional agrava su caída, en los
que algunos analistas no dudan en tildar bajo el calificativo de
"desglobalización". La Organización Mundial del
Comercio (OMC) estima que el comercio mundial se contraerá
un 9% este año, lo que intensificará aún
más la contracción económica. De hecho, este
organismo prevé una caída del 3% del PIB mundial en
2009, el mayor retroceso desde la II Guerra Mundial. El colapso
del comercio mundial sigue su curso debido a la fuerte
contracción de la demanda internacional. Las exportaciones
de China caen a un ritmo del 41% interanual, las japonesas un
38%, las alemanas un 32%… Y ello, bajo el avance de la amenaza
del proteccionismo comercial"… La desglobalización hunde
el comercio internacional hasta un 40% (Libertad Digital –
26/5/09)

Sin embargo, tales cálculos podrían
quedarse cortos a la vista de la evolución que, hoy por
hoy, reflejan las transacciones internacionales, sobre todo, en
las grandes potencias exportadoras del planeta. Así, las
exportaciones de China se hundieron a un ritmo record del 41%
interanual el pasado febrero, al igual que Taiwán, las
japonesas un 38%, las de Francia y Canadá un 33%, las
alemanas un 32%, y así sucesivamente. Y es que, las
exportaciones de los grandes países caen un 20%
interanual, como mínimo.

Monografias.com

Fuente:
variantpercepction

Destaca, sobre todo, el caso de China, que lidera el
desplome de ventas al exterior. En este sentido, la firma de
capital riesgo ARC Investment Partners advierte de que el modelo
exportador del gigante asiático está "totalmente
quebrado". La economía china creció a un ritmo del
6,1% interanual en el primer trimestre del año, el
más bajo de la última década, después
de que sus exportaciones -principal motor económico- se
desplomaran en los primeros meses del año como resultado
de la recesión mundial.

De hecho, el régimen de Pekín se
está esforzando en impulsar el consumo interno a base de
planes de estímulo (gasto público) y tipos de
interés reducidos, informa Bloomberg. El pasado abril, el
valor de las exportaciones chinas cayó un 22,6%, por sexto
mes consecutivo frente al -17,1% de marzo, con lo que su sector
exterior ha entrado ya oficialmente en recesión, informa
Financial Times.

Monografias.com

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Pese a ello, el volumen de importaciones ha
crecido en los últimos meses, con lo que el
superávit comercial de China ha comenzado a reducirse,
hasta el punto de que el pasado abril se estancó con
respecto al mismo mes de 2008.

Monografias.com

Pese a ello, ha incrementado la compra exterior de
materias primas, tales como hierro, aluminio y otros minerales.
La importación bruta de cobre se elevó hasta las
400.000 toneladas el pasado abril, un 63% más a nivel
interanual, mientras la compra total de aluminio se ha triplicado
desde marzo, hasta alcanzar las 440.000 toneladas en abril. Un
aumento que parece reflejar el interés del régimen
chino en aumentar sus reservas estratégicas de materias
primas aprovechando la caída de la demanda mundial y, por
lo tanto, unos precios reducidos.

La sombra del proteccionismo avanza

El problema es que el desplome del comercio
internacional viene acompañado de un aumento significativo
de las barreras proteccionistas por parte de numerosos gobiernos
con el fin de proteger a sus respectivas industrias nacionales de
la competencia exterior.

En concreto, 17 países del G-20 han aprobado
algún tipo de restricción comercial, según
el Banco Mundial, tal y como avanzó LD. Por si ello fuera
poco, un reciente estudio de la Organización Mundial del
Comercio alerta de un "deterioro significativo de la
situación" en cuanto al proteccionismo comercial. De
hecho, la OMC carga con fuerza contra la Ley de
recuperación y Reinversión de la
Administración Obama por la imposición de medidas
antidumping.

China tampoco se salva en este ámbito. Las
grandes multinacionales denuncian un alarmante aumento del
proteccionismo económico en forma de subvenciones y ayudas
públicas bajo el paraguas de los ingentes planes de
estímulo aprobados por el régimen de Pekín,
informa The Wall Street Journal. Una deriva muy peligrosa, ya que
el proteccionismo prolongó e intensificó los
efectos de la Gran Depresión de los años 30.
Entonces, el aumento de los aranceles y de las restricciones
comerciales provocó una contracción del comercio
mundial próxima al 65%.

Por el momento, muchos países están
cayendo en los mismos errores del pasado. Y ello, pese a que en
la primera reunión del G-20 en Washington se
rechazó el proteccionismo y se acordó avanzar hacia
el libre comercio.

La burbuja llega a los bancos: disparidades manifiestas
(momentum trading)

"El exceso de liquidez de la bolsa y la explosión
crediticia por parte de las entidades para fines ligados a la
inversión cuestiona la viabilidad del sistema
financiero"… La burbuja bursátil amenaza a los grandes
bancos chinos (El Economista – 12/7/09 – Por Juan Pablo
Cardenal)

Que la bolsa china va por libre y desafía sin
despeinarse la ley de la gravedad es una máxima
sobradamente conocida. Pero, en medio de la crisis que mantiene a
los inversores de todo el planeta con un pie en el acelerador y
el otro en el freno, China ha vuelto a sorprender a propios y
extraños. El dato habla por sí mismo: el
índice de referencia de la bolsa de Shanghai
rompió, a principios de julio de 2009, la barrera de los
3.000 puntos, disparándose un 65 por ciento desde
principios de año.

De este modo, se situaba a mitad de camino de su
máximo histórico registrado, con 6.092 puntos, en
octubre de 2007. Ello significa, por supuesto, que la china es la
bolsa más rentable del año de entre las más
importantes del mundo. El conocido y tradicional efecto olla a
presión del parqué chino, consecuencia del
intervencionismo estatal y de la escasez de alternativas de
inversión, explica desde siempre las ansias compradoras en
dicho mercado. Pero la artificialidad no explica por sí
misma el fenómeno actual.

Al desboque del dragón rojo contribuye
decisivamente, desde luego, la percepción colectiva de que
la situación económica en China es más
saludable y sólida que en el resto del planeta. De
ahí que los mercados estarían ya anticipando la
recuperación. El millonario paquete de estímulo
lanzado por Pekín el pasado noviembre, que fue dotado con
421.000 millones de euros y estaría dando sus frutos, ha
sido un factor clave que ha activado el optimismo de los
inversores.

En las últimas semanas, entre revisiones al alza
del crecimiento económico en el país
asiático, la confianza ha derivado en euforia
bursátil total. Guo Tianyong, director de China Bank
Industry Research Center, apunta los dos factores que han entrado
en juego. "Por un lado, la economía. Algunos sectores
están logrando un gran desarrollo. Por otro, el capital.
La política gubernamental es apoyar a los bancos para que
presten más dinero para la expansión",
explica.

Otros analistas advierten que hay una disparidad
indiscutible entre el estatus de la bolsa y la economía
real. Por tanto, pocos dudan ya de que la explosión
bursátil se deba, en gran medida, al exceso de liquidez.
En este sentido, el mandato del Gobierno a los bancos estatales
para que abran al máximo el grifo de la
financiación, con el objetivo de reactivar la
economía, ha tenido un impacto directo y decisivo en el
resurgir de la bolsa china.

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