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Participación ciudadana y desarrollo periurbano. (página 2)




Enviado por Adán Ríos Parra



Partes: 1, 2

Esta división, también tiene
relación con el nivel de ingresos y académico,
además de el grado de compromiso social de los habitantes
y las formas de organización interna para la
solución de los problemas sociales, sobre todo en lo que
se refiere al acceso a servicios básicos. Además
los habitantes de esta transformación periférica
perciben diferente la vida. Las nuevas generaciones no pretenden
asentarse en zonas donde solamente se pueda subsistir con las
actividades tradicionales, y junto con la política
económica (…) no se favorecen en absoluto los
asentamientos en los contextos rurales. (BOIX,
2003:3).

De lo contrario se tendría que transformar los
procesos rurales a partir de la influencia globalizadora, en las
poblaciones, lejos de continuar la tradición de
producción rural, se están volviendo consumistas,
ahora dedicados a actividades terciarias, alejándose de la
ruralidad entendida como tal, no podemos afirmar que las zonas
rurales modernas se desruralicen y se conviertan en zonas urbanas
o suburbanas. Estas realidades intermedias, se les viene llamando
medios locales, comunidades locales. (BOIX, 2003,
4)

Como no se puede clasificar esta nueva forma de vida, ni
como urbana ni como rural, porque sus sistemas de
producción son diferentes, dejaron de ser en su
mayoría productores primarios dedicados al campo y siembra
y al corte de leña, su forma de organización ha
dejado de ser comunitaria, ya no hay ayuda mutua entre los
pobladores, por ello, la nueva ruralidad es una nueva
relación "campo-ciudad" en donde los límites entre
ambos ámbitos de la sociedad se desdibujan, sus
interconexiones se multiplican, se confunden y se complejizan; se
trata pues, de importantes cambios que se dan en el campo y que
parecen marcar una "nueva y diferente etapa" en su
relación con la ciudad y la sociedad en general, en los
distintos niveles, como el económico, el social, el
cultural y por supuesto el político; se trata de un
término que alude tanto a la complejidad de la
organización social como a su capacidad de cambio. (De
Grammont , 2004: 281 y 289-290).

El territorio rural, entonces, ya no debe estudiarse
como opuesto a lo urbano, la nueva ruralidad consiste en una
ampliación de la interacción entre estos dos
territorios, se trata de una complementariedad de espacios que se
necesitan mutuamente; y se caracteriza por permitir: la
diversificación ocupacional; la permanencia de la tenencia
de la tierra, aunque su uso sí se modifique; el
desplazamiento de las actividades agropecuarias como soporte
fundamental del sustento familiar; el incremento además de
la demanda de servicios públicos; y se presenta una
expansión urbana sobre el suelo rural. (Sobrino,
2003).

Y es en este escenario de nuevas conformaciones
poblacionales donde surgen infinidad de problemas y oportunidades
para la participación comunitaria y la civilidad
política.

Lo impensable y
lo indispensable

Se parte del reconocimiento de las libertades
fundamentales del hombre dentro del desarrollo social, definidas
éstas como la capacidad de satisfacer las necesidades
básicas, el desarrollo integral del individuo y el derecho
de cada persona de vivir sanamente, en una sociedad en donde
pueda expresarse abiertamente, con una participación
activa en las decisiones que afecten su desarrollo y la
importancia del mejoramiento físico, emocional e
intelectual de los individuos. Además de la
obligación del Estado de pensar estas necesidades dentro
de los planes de desarrollo.

Dentro del desarrollo de la propuesta se ha combinado
diferentes disciplinas como la economía, la
filosofía e incluso la religión, para recuperar las
dimensiones éticas del debate entre desarrollo humano vs.
Desarrollo tecnológico y económico propiamente
dicho y las necesidades económicas de las clases
empobrecidas, por lo que el desarrollo económico debe ir
de la mano del cumplimiento de las libertades fundamentales del
individuo y la obligación que tiene el estado para
satisfacer las necesidades y permitir a las personas un
desarrollo integral.

Inicialmente se plantea el papel que cumple la riqueza
dentro de esta propuesta de desarrollo y este concepto es la
raíz de los demás planteamientos. En primera
instancia a pesar de que el dinero es el principal motor de la
economía no existe una relación directa entre
éste y la libertad, pues existen en el mundo millones de
personas que no cuentan con la posibilidad de tener dinero, ni
mucho menos riquezas para cumplir al menos con los servicios
básicos de salud y alimentación.

Es importante tener en cuenta la relación que
tiene la riqueza con el desarrollo pues, de que sirve que el
consumo de medicamentos haya aumentado el PIB de un país,
si la razón por la cual se presentó este
incrementó fue porque hubo más personas enfermas?
Este ejemplo evidencia claramente la razón por la cual el
desarrollo no se debe concebir sólo desde el punto de
vista del incremento de la producción de dinero de un
país, sino reflexionar a costa de qué se produce
ese aumento[1]Las hambrunas son una consecuencia
devastadora de este fenómeno, pues en muchos países
a pesar de que los grandes empresarios cada vez aumentan sus
capitales y le dan más ganancias en impuestos y
utilidades, el hecho de que cada vez obtengan más capital
y reemplacen la mano de obra nacional por alta tecnología
e insumos importados, reduce la posibilidad de empleo y en
consecuencia la libertad de muchas personas de conseguir
alimentos.

En cuanto al problema del hambre, al que ha dedicado
atención preferente, el análisis ha puesto de
manifiesto que las hambrunas pueden producirse en momentos en los
que la oferta no es especialmente limitada, o incluso en lugares
exportadores de alimentos (como Etiopía en los años
80).

Uno de sus hallazgos principales en el análisis
de la pobreza es el concepto de capacidad social: la desigualdad
no debe medirse sólo según el acceso a bienes
materiales y sociales; es fundamental que los individuos tengan
la capacidad de utilizarlos eficazmente, el conjunto de
facultades que les permita ser libres para procurarse su
bienestar. Entre ellas, por supuesto, la educación. Aunque
no es lo mismo ser pobre en una situación donde la pobreza
está vinculada a la suerte de todo un grupo social, que
cuando se asume como un fracaso personal. (Juan Carlos Tedesco,
2006:9).

¿Hacia
donde vamos y quien nos conduce?

Con la transformación de las sociedades, su
crecimiento demográfico hace que surjan problemas de
servicios y de organización, básicos para la
sobrevivencia, es entonces, a partir de una necesidad
común donde surge la sociedad civil, que se organiza,
aunque su definición no siempre es la misma.

En un primer acercamiento podría decirse que la
sociedad civil es un conjunto de relaciones no reguladas por el
Estado, como todo lo que sobra, una vez que se ha delimitado bien
con el ámbito en el que se ejerce el poder estatal
(BOBBIO, 1994: 41). Agrega, la sociedad civil es el lugar donde
surgen y se desarrollan los conflictos económicos,
sociales, ideológicos, religiosos, que las instituciones
estatales tienen la misma de resolver mediándolos,
previniéndolos o reprimiéndolos (BOBBIO, 1994:45).
Aunque la sociedad civil circunda en todas las organizaciones,
los partidos, las ONG´S siempre tendrán
características que la hacen singular, es la sociedad que
se organiza sin otro fin que el de resolver su problema, no busca
el poder aunque puede toparse con él, no es precisamente
contestataria pero puede encauzar sus acciones de protesta en la
ilegalidad y hasta puede ser parte de un conglomerado social
trasnacional o ser adsorbida por el Estado.

Sin embargo, hay planteamientos que son más
complejos, ya que parte de la idea de que la gente se acostumbra
a tomar decisiones teniendo un sentido de la justicia, pensando
no sólo en su interés individual, sino en el
interés de todos (CORTINA,2001:24). Así la idea de
sociedad civil adquiere otros matices, como el de
justicia[2]para todos, por lo que se dice que, una
sociedad civil republicana se caracteriza por acoger en su regazo
a ciudadanos cultivadores de virtudes cívicas. Y cuando el
pensamiento republicano habla de virtudes cívicas lejos
está de asociarlas con una moral cristiana o con el
perfeccionamiento moral, (…) la virtud tiene que ver con
cualidades o valores que las personas hacen suyas
convirtiéndolas en rasgos que característicos de su
personalidad, de su carácter, y que les ayuda a encauzar
su vida y a orientarla éticamente (WENCES,
2007:185).

Este tipo de organización va más en el
sentido de la democracia y de la participación ciudadana.
Surge de la necesidad de dar respuesta a la formación de
ciudadanos comprometidos con el interés del pueblo, con
vocación de servicio, aunque, no es lo mismo ejercer el
poder (electoral) como ciudadanos organizados, que ejercer el
poder presidencial como jefe de gobierno, así, la
comunidad no puede actuar como si fuera un actor colectivo
sustantivo unánime en democracia directa permanente
(DUSSEL, 2006: 31). Por lo que las acciones tienen que ser de
mayor compromiso, y de exigencia y reclamo, aquí el debate
surge si este compromiso tendría que ser en el marco de la
ley que no siempre es justa[3]o se tendría
que buscar los recovecos de la misma y por ahí
colarse.

La población que se organiza toma diferentes formas y
matices, desde estar con el Estado, contra el Estado, o actuar
sin él. El problema es que no siempre es reconocida
legalmente o simplemente no encuentra interlocutores
válidos para dialogar, o el sólo surgimiento de
organizaciones que pertenecen a la sociedad civil es tachado de
disidente o inconforme, y puede venir la represión por
medio de los cuerpos policiacos.

En sí la soberanía radica en el pueblo y no en
el Estado, por ello, el producir, reproducir y desarrollar la
vida de la comunidad política (del pueblo en instancia
crítica, la plebs) es el principio material normativo de
toda política le toca fundamentar dicho principio
universal. El pueblo no es una clase social. Esta se determina en
el "campo" económico o en el "ámbito" social, y por
tanto es esencialmente una categoría estrictamente
política y constituye una identidad colectiva, una
comunidad política o un bloque social que atraviesa
momentos del campo económico (modos de producción,
por ejemplo) o político de la historia de un país,
de una patria, de un Estado en sus múltiples etapas
(DUSSEL, 2007: 491).

Muy probablemente haya una concepción un poco
diferente de lo que es el crecimiento económico como
aspiración de muchos seres humanos que consideran que
así serán más felices, así
podría ser la democracia participativa una opción
donde la población elige a sus representantes en las urnas
y los facultan para tomar decisiones en su nombre. Pero, puede
ser que la vida privada sea más gratificante que la vida
pública y hay sucesos internos como la gratitud, que dan
un vuelco a la vida de los seres humanos. Así, la
democracia radical significa que hay ciudadanos atentos a las
cuestiones públicas y deseosos de participar en la
sociedad civil.

Se parte de esta idea, por ello es tan importante
señalar que lo público es más amplio que lo
político, y que siempre la política es insuficiente
para lograr un Estado democrático. En ese tenor, la
sociedad civil tiene que aprender a ser escuela de civilidad, hay
un movimiento norteamericano, el comunitarismo que insiste mucho
en esto. Y sostiene que es más escuela de civilidad la
sociedad civil que la sociedad política. Porque la
sociedad política es una sociedad de solidaridades
secundarias y la sociedad civil es una sociedad de solidaridades
primarias. La familia es un grupo de solidaridad primaria;
también lo es la escuela. Y a las personas nos resulta
mucho más educativa la familia, o la escuela, o los grupos
de amigos, porque nos importa mucho más la opinión
de estas personas cercanas que la opinión de los
políticos. Por eso la sociedad civil es escuela de
civilidad. (CORTINA, 2001:38).

Quizá esta idea de civilidad valla más en
el sentido de civil, de civilizado, pero la democracia y el orden
deben ser elementos críticos de análisis para poder
a desarrollar una sociedad mejor, debido sobre todo a que una
sociedad se vuelve más ingobernable en cuanto más
aumentan las demandas de la sociedad civil y no aumenta
paralelamente la capacidad de las instituciones para responder a
ellas (BOBBIO, 1994:44). En nuestro país con la
insurrección armada toma otra connotación la
noción de sociedad civil, porque sus iniciativas no
derivan de la fuerza del líder o de una ideología,
sino de una organización, a la cual dan nombres
significativos: unión, alianza, coordinación,
convergencia, frente. (ESTEVA,2002:374).

¿Y
después qué?

Así, la participación ciudadana es el
derecho y la capacidad jurídica y política de la
ciudadanía de intervenir individual y colectivamente,
directamente o a través de sus representantes
legítimos, y a través de diferentes modalidades, en
los procesos de gestión de instancias de
gobierno.

En todos los niveles de desarrollo hay algunas
capacidades y opciones que son esenciales para que las personas
participen en la sociedad, contribuyan a ella y se desarrollen
plenamente. Algunas de estas capacidades básicas, sin las
cuales muchas otras oportunidades permanecerían
inaccesibles, son: la de permanecer vivo y gozar de una vida
larga y saludable; la de adquirir conocimientos, comunicarse y
participar en la vida de la comunidad; y la de contar con acceso
a los recursos necesarios para disfrutar de un nivel de vida
digno. (CONAPO, 2000:11).

Para los defensores de la democracia, las urnas no son
suficientes, para ellos también es importante que haya
separación de los tres poderes, incliso se puede plantear
el cuarto poder, las asambleas comunitarias o consejos de
ciudadanos los cuales tendrían el presupuesto directamente
del estado y lo administrarían a partir de necesidades
inmediatas y que ninguno esté subordinado al otro, en
nuestro estado el jefe del ejecutivo tampoco es muy adepto de
acudir al congreso local a dar su informe, los prefiere
regionales sin considerar que el gasto es mayor y se ha cambiado
la forma de informar a los ciudadanos a nivel federal.

La democracia debe además ser moderna,
cómo entender lo anterior, sino como la vigencia del
estado de derecho por encima de cualquier otra cosa, el trato
igual a cualquier ciudadano y sobre todo el derecho a elegir a
sus representantes, entonces estamos en una democracia sin
importar que calificativo se le agregue o si es posmoderna o
transmoderna, en política hay vencedores y vencidos,
grupos de poder y excluidos.

Y la ley no siempre está bien interpretada, la
justicia no siempre es bien aplicada y la legalidad de un
mandatario a veces es cuestionada por ello pensar en una
democracia moderna es asumir la responsabilidad de elegir a los
que representen al pueblo y estos al poder judicial y los
ciudadanos otra vez serán los únicos responsables
de definir al jefe del ejecutivo, sin embargo cuando hay dudas
sobre la legitimidad del poder o se cuestiona sobre la
corrupción en el aparato judicial es cuando comienzan los
problemas.

Es necesario pues no sólo consolidar a la
democracia, también es necesario revisar hasta donde el
pueblo cede el poder en sus representantes. Porque puede obtener
en vez de representación de la soberanía, un
revés con expropiación de sus tierras, o sendas
demandas a quienes son excluidos del poder. ¿Es esa la
democracia moderna a la que aspiran los ciudadanos el día
de la elección? Porque las estructuras de autoridad y los
procedimientos democráticos se estabilizan y afirman hasta
constituir rutinas. (Cesar Cansino, 2004:47).

Post
scriptum

Se da por sentado que ningún partido, organismo o
sindicato menosprecia, deslegitima, contradice o critica la forma
democrática para resolver sus asuntos, y a veces se
confía demasiado en ella o se le reduce a la mera
votación cuando va más allá de la toma de
decisiones en beneficio de la mayoría independientemente
si esta democracia es representativa y no por
asambleas.

Aunque el consenso a través de aliados ha sido
planteado como opción, también está la
participación política de la sociedad civil que
exige a los gobernantes o que trabaja a pesar de ellos en
beneficio de una comunidad o población de personas
aglutinadas en torno a un bien común.

Así, las mayorías son arrastradas por la
moda, pero los grupos vulnerables quedan relegados, a menos que
se trate de acabar con ellos y sus derechos. Por ello las
campañas inician con buscar recursos, y después
buscan los votos y al final la legitimidad, y ya instalados en el
poder no siempre son congruentes con sus promesas de
campaña, aunque las firmen ante un notario pública
porque no hay acciones punitivas en caso de no cumplir lo
pactado.

Estos recursos no siempre provienen de actividades
legales[4]pero es importante hacer la
campaña, y hacer regalos en especie o en dinero a los
votantes, emitir propaganda hasta el cansancio, en menos de un
mes, hasta aturdir a los votantes de elegir al menos peor en la
oferta, más no en el análisis de la realidad a la
que se intenta combatir o dar respuesta, casi siempre con ayuda
de sus cuates una vez instalados en el poder.

Por ello, a muchos no les preocupa el clima de
inseguridad, sólo han adquirido carros blindados, o se
rodean de escoltas. La democracia en todas sus facetas, requiere
recursos, y que cumplan con lo pactado a quien se los
proporcione, de lo contrario se corre el riesgo de la
ingobernabilidad y hasta terrorismo, que a nadie conviene. Porque
somos moscas atrapadas en una telaraña. Como moscas
atrapadas en una red de relaciones sociales que están
más allá de nuestro control, sólo podemos
tratar de liberarnos cortando los hilos que nos aprisionan. (John
Holloway, 2002).

Aunque es importante la participación de la
sociedad, que aprenda a gestionar beneficios, más no que
obstaculice el orden público y derechos de terceros. Un
Estado fuerte nos conviene a todos, tanto a los políticos
como a los ciudadanos, pero cuando quien gobierno no recauda
impuestos, o su ejercicio no es transparente es cuando la
sociedad comienza a organizarse, desafortunadamente en muchos de
los casos para acceder al poder por otras vías.

La presión como forma de lucha es una
opción, la organización a través de
organismos civiles para gestionar beneficios pudiera ser otra
opción, que no siempre experimentan los ciudadanos. Pero,
siempre será necesario hacer uso de los instrumentos que
la sociedad ha creado, de los mecanismos para buscar
diálogos y consensos.

Sin embargo, el descontento o aceptación de la
forma de gobernar debe manifestarse a través de la
voluntad popular, en las urnas, es el lugar ideal para someter a
escrutinio público las políticas emanadas desde el
poder. El voto es un instrumento fidedigno para que los
representantes populares también sientan el respaldo
popular. Así, un ciudadano ejerce el poder cuando da su
voto, debido a que el conjunto de votos determina
obligatoriamente los resultados electorales. (Talcolt Parsons,
1977:20).

Cuando estos mecanismos se rompen ocurren
fenómenos de ingobernabilidad que desorientan el orden
social hasta ahora imperante. Y tanto no es necesario el uso de
la fuerza pública como no es legítimo el bloquear
vías de comunicación.

Entonces, encontrar las vías legales pudiera ser
la solución, el gran pacto, el contrato, la
política como forma de organización y la democracia
mediante la participación ciudadana. Así,
tendríamos gobiernos fuertes, recaudadores y que
implementen obra social y por ende desarrollo y bienestar para
las familias.

Hace falta pues, un gran pacto social, de lo contrario
nos seguiremos sumiendo en el subdesarrollo y las generaciones
venideras, tendrán menos elementos para hacerle frente a
su realidad. Como ocurre con nosotros en torno al fenómeno
de la inseguridad en las calles.

Ese gran pacto social incluye un poder obedencial, donde
las instituciones aunque burocráticas sirvan a los
ciudadanos, donde quien asuma el poder gobierne mediante la
consulta a los ciudadanos, los foros son una buena alternativa
para tomar decisiones, y que sean los ciudadanos quienes se
organicen en asambleas y decidan que obra necesitan y el gobierno
entregue a estos consejos ciudadanos el presupuesto y lo ejerzan
directamente sin tantos intermediarios.

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[1] La violencia se ha recrudecido, con
síntomas de guerrilla social, terrorismo o atentados a la
sociedad civil, son los inocentes las víctimas, con
mensajes para los poderosos que quieren obligarlos a negociar
espacios de poder en las calles. Y mientras haya beneficiarios de
la violencia esta seguirá desatada en las calles.
Así, mientras el gabinete de seguridad prepara su
enésima reunión para evaluar estrategias, en las
calles siguen las matanzas, y los cuerpos aparecen regados como
símbolo de la superioridad de quienes comandan los grupos
armados de la delincuencia organizada, que en mucho superan a los
cuerpos policíacos. En ese escenario los ciudadanos son
ahora los blancos de los ataques, ya no hay respeto por la
dignidad de los seres humanos, parece ser que sembrar el terror
es el elemento sobre el que se conducen quienes ahora detentan el
poder económico subsidiado o proveniente de la venta de
enervantes a la juventud deseosa de emociones fuertes. La
autoridad ha mostrado su vulnerabilidad y con ella se arrastra a
miles de ciudadanos que ya no están seguros ni en sus
hogares. Son resultado colateral de la sociedad globalizada que
destruye lo que está a su paso sin considerar
lágrimas ni sufrimientos, y el problema de la inseguridad
no tiene freno, ni límite ni final. Entre más se
anuncian acciones contra las bandas que operan la delincuencia
organizada, pareciera ser que la reacción de éstas
es mayor, a más violencia mayor resistencia y como el
dinero es el elemento por el que se lucha, el mercado es de quien
lo controla. Las estrategias del gobierno deben ser reencauzadas,
las legislaturas también deben de propiciar una
legislación diferente, la educación debe reformarse
considerando los acontecimientos desastrosos que abren heridas
profundas y polarizan aun más a la sociedad.

[2] La justicia del bien común sobre
satisfacer sólo necesidades individuales, es una justicia
no regida por coerciones o punitiva, donde hay jueces, verdugos y
jurado, sino aquella del sentido común de no desear al
otro lo que no me gustaría que me hicieran a mí. La
justica no con una visión utilitarista ni monetaria sino
con la intención de que hay derechos humanos que deben ser
respetados y en ese marco no siempre normativo se tiene que
cubrir el derecho de quien y en cualquier lugar sólo por
el hecho de llamarse humano. La justicia no con un fin penal,
pero si con la intención de un bien para todos, para los
utilitaristas el bienestar es fundamental, mientras que Rawls
destaca el respeto por uno mismo y Amartya Sen plantea que los
bienes moralmente relevantes son las aptitudes básicas.
Rawls menciona que todos los hombres deben tener iguales derechos
y deberes básicos y las desigualdades de riqueza y
autoridad sólo son justas si traen beneficios
compensadores para todos y particularmente para los menos aptos.
No siempre esas desigualdades se cubren con la cuestión
económica a veces como el caso del EZLN es mucho
más importante el respeto a sus tradiciones y
cosmovisión que exigieron autonomía en la forma de
gobernarse y la consiguieron, una forma de percibir el poder de
manera diferente, como nos lo recuerda Dussel, mandar
obedeciendo.

[3] Rawls podría ayudar al
señalar que los principios de justicia que son objeto de
un acuerdo entre personas racionales, libres e iguales en una
situación contractual justa, pueden contar con una validez
universal e incondicional. Ya que él mismo denominó
a su teoría justicia como imparcialidad, apoyado en la
idea de que solamente a partir de condiciones imparciales se
pueden obtener resultados imparciales. La imparcialidad de la
situación contractual a la cual él llama
posición original se garantiza por un velo de ignorancia
que impide a los participantes del acuerdo observar y tener todos
los conocimientos particulares, entre ellos los relacionados con
su propia identidad y con la sociedad a la cual pertenecen. De
este modo, se depura el acuerdo de la influencia de factores
naturales y sociales que Rawls considera contingentes desde el
punto de vista de la justicia, y a la vez se asegura el
tratamiento equitativo de las distintas concepciones del
bien.

[4] El dinero apostado en las campañas
no es suficiente y no siempre los candidatos son respetuosos de
las reglas. En otros casos no se observa a candidatos que anden
casa por casa o que estén en radio y televisión,
pareciera como que sen atrincheran diseñando su
campaña. Apostarle a una guerra sucia como a la que se han
acostumbrado a la sociedad, en las elecciones sería lo de
menos. Lo curioso es que las campañas políticas son
cada vez más reñidas, o así lo hacen
aparentar a los ciudadanos, además de que el voto de la
gente ya no es tan fácil de manipular, y los resultados
electorales se dan en alternancia política, porque hay
municipios o estados donde han sido gobernados por el tricolor,
por el sol azteca y por el blanquiazul y es una especie de suerte
que la balanza se incline hacia algún candidato
sólo porque es el partido que gobierna. Los tiempos han
cambiado y las reglas de la democracia también, ahora se
han multado a los partidos, los candidatos ofrecen firmar los
compromisos ante notario público y ya no hacen promesas
sin sentido, ahora saben que la sociedad se ha polarizado y que
el voto duro o de sus militantes no es suficiente para ganar,
vamos ya no es suficiente la estructura del partido como se
pensaba, también cuenta la mercadotecnia, la
cuestión social, la familiaridad con que se observe a los
participantes en las contiendas políticas porque el llenar
una plaza pública o el mandar a fabricar encuestas no es
suficiente para ganar y los candidatos lo saben. Un solo error
incluso un día antes de la elección puede ser
crítico. Y si no, para eso se ha creado el tribunal
electoral, para conflictos post electorales, que dan la
razón a quien presenta pruebas de nulidad. Las elecciones
cada vez son las más reñidas y representan la
voluntad popular, las preferencias de la sociedad y lo
politizadas que están y aunque hay lugares donde se
preparan los fraudes existen toda una serie de herramientas que
ya no es tan sencillo como en el pasado comprobar los fraudes y
acusar a quienes los cometen porque cada día más se
ha ciudadanizado el instituto electoral, de ello depende su
credibilidad y la de los gobernantes, de lo contrario la
legitimidad se desborda en crisis y ello no convendría a
los ciudadanos y a los gobernantes menos.

 

 

Autor:

Adan Rios Parra

Partes: 1, 2
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