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El proceso del conocimiento humano (página 2)




Enviado por Daniel Wessler



Partes: 1, 2

La exposición del tema seguirá el proceso
del conocimiento según Aristóteles y santo
Tomás y nos dará, como fruto de la
epistemología, una visión antropológica de
tipo dual, no dualista. No quisiera sin embargo dar la
impresión de que esta antropología es un supuesto.
Aristóteles siguió el camino inverso. Partió
de la experiencia del conocimiento, se remontó a las
facultades y finalmente describió cómo debe ser el
alma que posee tal conocimiento. Si el tiempo lo permite,
contrastaré después este punto de vista con la
epistemología de Kant, que une sensibilidad e inteligencia
gracias a la acción del sujeto en el
conocimiento.

Doy por presupuestos los siguientes puntos, sin los
cuales no podría explicar el proceso del conocimiento. el
conocimiento es posible porque hay modo de relacionar el sujeto y
el objeto; procede de la razón y de la experiencia, por lo
que es parcialmente objetivo y parcialmente subjetivo; se explica
por medio del conocimiento agente, que causa un conocimiento
activo y pasivo a la vez; el conocimiento humano inicia siempre
con los sentidos; si hay adecuación entre el intelecto y
la cosa la ciencia es verdadera.

El proceso del
conocimiento en Aristóteles y Santo
Tomás

Aunque a continuación divida el conocimiento en
cinco etapas y dos dimensiones, dejo claro desde el inicio que
tanto Aristóteles como santo Tomás consideraron el
conocimiento como un acto. El esquematismo de la
exposición corre el riesgo de dar dividir artificialmente
el proceso unitario.

En la dimensión sensible encontramos la
sensación externa y la percepción. En la
dimensión intelectual, encontramos la
conceptualización, el juicio y el razonamiento.

Dimensión 1: el conocimiento
sensible

Fase 1: La sensación externa

Noción: es la actividad aprensiva que se
realiza por medio de los sentidos, en la cual intervienen los
órganos, facultades, operaciones, acciones, objetos y
sujetos y produce un acto psíquico a partir de un
estímulo físico.

Es la primera fase del proceso cognoscitivo. En ella, es
órgano responde a un estímulo que le viene dado de
fuera. El empirismo e idealismo consideran la sensación
como algo totalmente subjetivo porque no tienen en cuenta la
unión estímulo-reacción. Se llama
sensación externa porque se encuentra en la periferia del
sistema nervioso.

Fases:

  • 1) Física: estímulo físico
    – reacción física (aquí se queda
    el empirismo-materialismo) – estímulo

  • 2) Psicofísica: excitación del
    sistema nervioso diversa del estímulo –
    excitación (fase olvidada). Es la species impressa,
    anterior a la sensación. Es el medium quo, el
    instrumento por el que se conoce. No el contenido del
    conocimiento, que sería medium quod.

  • 3) Psicofisiológica: acto
    psíquico: aprehensión intencional de un objeto
    o cualidad (a esto da la primacía el idealismo)
    – sensación. En la sensación el acto es
    del sujeto, un modo de ser yo; el objeto intencional del
    acto, su contenido es una presentación intencional de
    un objeto, un modo de ser otro.

Según este esquema, las sensación (3ª
fase) tiene dos causas: el estímulo y la
excitación. La primera es objetiva y la segunda subjetiva.
La causa de la sensación no es sólo el
estímulo, pues el efecto perdería la
proporción que debe guardar con la causa. La causa de la
sensación es doble: el estímulo y la
reacción del sujeto. Es pasivo y activo a la vez. La causa
de la sensación, que es de tipo psíquico, no puede
ser un estímulo físico. Quidquid recipitur, ad
modum recipientis recipitur.

En la sensación externa se coge la cosa por medio
de sus cualidades; hay ya un principio de abstracción; la
imagen sensible tiene naturaleza intencional; es de
carácter inmediato, intuitivo; guarda proporción
entre el sujeto y el objeto; tiene carácter
pasivo.

Tipos de objetos sensibles

Lo sensible per se es aquello que se muestra
como objeto directo de los sentidos.

– proprio (cualidades secundarias): color, sonido,
sabor, olor, …

– común (cualidades primarias): figura, grandeza,
numero, movimiento, reposo

Lo sensible per accidens no es objeto directo
de los sentidos. Es captado en la segunda fase, la
percepción, que llega a conocer la sustancia individual;
intentiones non sensatae

Fase 2: La percepción INTERNA

Noción: es la segunda fase del proceso
cognoscitivo que nos presenta sensiblemente los objetos en forma
totalizante y unitaria. Se trata de una sensación interna
global que recibe y conserva las imágenes sensibles y las
intentiones non sensatae. Tiene como órgano una
parte del cerebro y como facultades el sentido común, la
imaginación, la memoria y la cogitativa

Funciones y características: su
función es organizar las sensaciones de los sentidos
externos y producir la species sensibilis o phantasma,
que es una reproducción de naturaleza intencional de la
forma recibida por los sentidos externos y elaborada primero por
el sentido común y después por la
imaginación, almacenada finalmente en la memoria; en ella
hay una mayor actividad y creatividad que en la sensación
externa, pues llega a captar los sensibiles per
accidens.
Además, amplía los datos, los
organiza en objetos estructurados, los localiza en el tiempo y el
espacio y aprecia sus valores. El sentido común y la
imaginación se llaman también sensaciones sensatas,
y la memoria y cogitativo, sensaciones insensatas.

– sentido común: con el sentido
común se captan indirectamente los objetos de las
sensaciones externas y directamente las mismas sensaciones, por
lo que es posible distinguirlas y unificarlas. Así, no
sólo sabemos distinguir un color de otro, sino que sabemos
que un color no es un sonido. No sólo vemos, sino que
sabemos que vemos.

«Sentido común» no tenía el
significado hoy habitual en el lenguaje corriente —y a
partir sobre todo de Thomas Reid (1710-1796), el fundador de la
llamada «escuela escocesa del sentido
común»— también en filosofía. No
se designaba con ello la inclinación natural de la
inteligencia a establecer ciertos juicios universalmente
admitidos, sobre todo en el orden de las necesidades vitales.
Decía relación a algo común a todos los
sentidos externos, bien fuese en razón de su objeto, o en
cuanto a su principio o raíz entitativa de la que
provienen, o a un efecto en alguna manera común, como
pudiera ser la conciencia sensitiva. Así entendido, era un
elemento importante en la estructura y en la dinámica
aristotélica del conocimiento, como facultad
puente entre los sentidos externos e internos. S.
Agustín hablaba también de un «sentido
interior» (De libero arb. l.2 c.3, 8-9: ML
32,1244-5), pero le atribuía funciones que según
Aristóteles corresponden a la estimativa animal y a la
cogitativa del hombre.

Aristóteles nunca incluye al sentido común
en sus enumeraciones de los sentidos internos; más bien lo
integra, a modo de un sexto sentido superior, en el conjunto de
los sentidos externos. Su objeto propio serian los sensibles
comunes, es decir, aquellos aspectos de la realidad sensible que
dos o más sentidos externos perciben conjuntamente
—aunque por razón distinta — por y en su
sensible propio (movimiento y quietud, número, figura,
extensión), y sus funciones son las de distinguir entre
sí las diferentes cualidades sensibles —el color del
sabor, etcétera—, unificarlos en su referencia a un
mismo objeto —la manzana, por ejemplo—, fundamentando
así lo que podemos llamar conciencia sensitiva
(percepción sensorial de que vemos, oímos,
gustamos, etc.). Avicena será quien por vez primera, de
modo claro y terminante, integre al sentido común entre
los sentidos internos, quien afirme que su objeto propio no son
los sensibles comunes, sino las sensaciones de los sentidos
externos (ver, oír, etc.), de lo que se derivan las
funciones correspondientes, que son las ya establecidas por
Aristóteles. Averroes, los averroístas medievales y
S. Alberto Magno subscribirían la doctrina
aristotélica. Tomás de Aquino se moverá en
la dirección señalada por Avicena.

– imaginación: la imaginación
contribuye a unificar más el objeto, porque integra
aspectos que actualmente percibimos con otros que hemos percibido
en el pasado. Estas cualidades se conservan virtualmente en la
conciencia. Por eso, la imaginación se ha llamado
también thesaurus formarum. Es una noción
a la que san Agustín da una gran importancia. Por una
parte almacena y por otra propone. El mismo Kant, sin saberlo,
asumió esta noción al hablar de la
imaginación como la capacidad de reproducir un objeto en
su ausencia.

– memoria: el objeto percibido es unificado
ulteriormente por medio del recuerdo de otros objetos ya
aprehendidos. No son aspectos que completan, sino objetos que
unifican. La memoria sensible, además, conserva las
valoraciones que percibe la estimativa. La memoria introduce el
orden del tiempo y mira al pasado.

– la estimativa cogitativa: aporta la
valoración del objeto: útil o nocivo. Mira al
futuro. En el animal es fruto del instinto, mientras que en el
hombre, se da gracias a la comparación. Gracias a esta
unificación se puede captar el sensibile per
accidens,
la sustancia. Ella presenta al intelecto agente el
fantasma, para que lo ilumine y conozca. Aunque pertenece a la
parte sensible, participa de algún modo de la potencia
intelectual, y por eso se llama cogitativa. El hombre, como
espíritu encarnado, une ambas dimensiones en el
conocimiento.

«Hay que tener presente que para la vida del
animal perfecto se precisa no solamente que perciba la realidad
presente sensible, sino también la ausente. De no ser
así, como quiera que el movimiento y la acción del
animal siguen a una percepción, el animal no se
movería para buscar cosas lejanas. Esto va contra lo que
podemos observar, de modo especial en los animales de movimiento
progresivo, que se mueven para conseguir algo lejano y que han
percibido. Por lo tanto, es necesario que el animal, por medio
del alma sensitiva, reciba no sólo las especies de los
objetos sensibles que le alteran, sino también que los
pueda recibir y conservar. Pero recibir y conservar en los seres
corporales es algo que se atribuye a principios distintos.
Ejemplo: Los cuerpos húmedos reciben bien y conservan mal,
y los secos al revés. Por lo tanto, como la potencia
sensitiva es acto de un órgano corporal, es necesario que
sean distintas la potencia que recibe y la potencia que conserva
las especies de lo sensible. Por otra parte, hay que tener
presente que, si el animal sólo se moviera por lo que
deleita o mortifica los sentidos, no sería necesario
atribuirle más que la aprehensión de las

formas sensibles que le produjeran deleite o repulsa.
Pero es necesario que el animal busque unas cosas y huya de
otras, no sólo porque le sean convenientes o perjudiciales
al sentido, sino también por otras conveniencias,
utilidades, o perjuicios. Ejemplo: La oveja, al ver venir el
lobo, huye, no porque la figura o el color del lobo sea
repulsiva, sino porque el que viene es un enemigo de su propia
naturaleza. El pájaro recoge pajas no para tener un
placer, sino porque son útiles para la construcción
de su nido. Para hacer eso, es necesario que el animal pueda
percibir esas intenciones que no percibe el sentido exterior.
Además, es preciso que en él exista un principio
propio para dicha percepción, ya que la percepción
de lo sensible proviene de la alteración del sentido, cosa
que de cuya distinción hablaremos inmediatamente (ad 1.2).
Para retener y conservar se tiene la fantasía o
imaginación, que son lo mismo, pues la
fantasía o imaginación es como un depósito
de las formas recibidas por los sentidos. Para percibir las
intenciones que no se reciben por los sentidos, se tiene la
facultad estimativa. Para conservarlas, se tiene la
memoria, que es como un archivo de dichas intenciones.
Por eso, los animales recuerdan lo que es nocivo o conveniente.
También la misma razón de pasado, considerada por
la memoria, entra dentro de las intenciones. Hay que tener
presente que, en lo que se refiere a las formas sensibles, no hay
diferencia entre el hombre y los otros animales, ya que son
alterados de la misma manera por los objetos sensibles
exteriores. Pero sí hay diferencia en lo que se refiere a
las intenciones, ya que los animales las perciben sólo por
un instinto natural, mientras que el hombre las percibe por una
comparación. De este modo, lo que en los otros animales es
llamada facultad estimativa natural, en el hombre es llamada
cogitativa, porque descubre dichas intenciones por
comparación. Por eso, es llamada también
razón particular, a la que los médicos le
asignan un determinado órgano que es la parte media de la
cabeza, y, así, compara las intenciones particulares como
la facultad intelectiva compara las universales. Por lo que se
refiere a la memoria, el hombre no sólo tiene memoria como
los demás animales por el recuerdo inmediato de lo pasado,
sino que también tiene reminiscencia, con la que
analiza silogísticamente el recuerdo de lo pasado
atendiendo a las intenciones individuales» (S Th. I, q. 78,
a. 4).

Igual que en la sensación externa, la causa de la
percepción es doble:

– por una parte está el estímulo, que en
este caso sería la sensación externa. La
materia.

– por otra parte está la modificación
psicológica de la facultad y del órgano, la
species impressa, que interviene como forma,
según lo ya dicho «Quidquid recipitur…
» Sólo así, es posible decir yo veo, yo
imagino, ya que si acto fuera causado por una potencia distinta
de la facultad y el órgano, el sujeto recibiría el
acto sin producirlo, no actuaría, sino que sería
actuado.

Objetividad y valor: es de gran importancia para
resolver el "problema crítico", al hacer la
mediación entre la sensación externa y la
intelección por medio del phantasma

Con respecto a la percepción, ha surgido en este
último siglo la así llamada teoría de la
forma, o de la Gestalt
. Nace en una escuela de
psicología alemana, cuyos iniciadores son Max Wertheimer,
Kurt Koffka y Wolfgang Köhler como reacción contra
las teorías asociacionistas del conocimiento y el
conductismo. Sus iniciadores parten del rechazo a un
análisis de la percepción a modo de conglomerado u
asociación de sensaciones o impresiones sensoriales e
introducen la noción de totalidad como elemento
básico del conocimiento perceptivo. Consideran que la
experiencia es conciencia perceptiva de una totalidad, o una
Gestalt, e insisten, no en el análisis de elementos, sino
en la organización de éstos en un todo estructurado
según determinadas leyes; todos estructurados como objetos
de percepción.

La afirmación de que en la percepción hay
elementos percibidos que no son sensaciones (impresiones
sensoriales) remite a los orígenes kantianos de la escuela
de la Gestalt. Los patrocinadores de la Gestalt, no obstante,
sostuvieron la tesis de que hay formas o Gestalten tanto en la
mente humana como en la misma naturaleza. Esta doctrina es digna
de alabar por la superación del empirismo, pero cae de
algún modo en el isomorfismo.

Dimensión 2: el conocimiento
intelectivo

La existencia del conocimiento intelectivo queda
confirmada en el hombre, entre otros aspectos, por el uso de
conceptos universales, de juicios y por el lenguaje. Pensar
implica tres actividades: conceptualizar, juzgar y razonar. El
hombre, partiendo de los datos de los sentidos externos, forma
conceptos; uniendo conceptos forma juicios y relacionando
juicios, razona. Este es el proceso propio y exclusivo del
hombre, que es capaz de llevar a cabo gracias a la
abstracción. Los ángeles conocen por medio de la
intuición. Los animales conocen sólo el particular.
El hombre conoce el universal por medio de la
abstracción.

En el conocimiento intelectivo hay un doble
principio

  • extrínseco: la cosa, por medio de la species
    sensibilis;

  • principio intrínseco: el intelecto agente,
    necesario para salvar la desproporción entre las
    cualidades materiales y el intelecto espiritual. Coge la
    species sensibilis (reproducción de naturaleza
    intencional…) y la pone en acto haciéndola
    inteligible.

Existen además dos operaciones:

Operación

Simpre aprensión

Composición y división

Objeto

Esencia, quididad o naturaleza

el juicio (an sit)

Fruto

La ratio (noción) y la definición
(quid sit)

la enunciación afirm./negat

Expresión

La vox (palabra, término)

La proposición (oratio)

Elementos del conocimiento intelectivo
humano:

– la cosa, por medio de sus cualidades activas
actúa sobre

– los sentidos externos, dando lugar a la
sensación externa, que se prolonga en los

– sentidos internos, que producen la species sensibilis
o phantasma,

– sobre la que actúa el intelecto agente para
producir la species intelligibilis,

– que recibe el intelecto posible para producir la
species intellecta,

– que se expresa por la palabra simple (vox) o compuesta
(oratio)

Fases del conocimiento intelectivo humano

– El intelecto agente ilumina el phantasma, que
se convierte en species intelligibilis

– El intelecto posible la recibe, y puede conocer; una
vez conocida, produce la species intellecta

La reditio completa: Según Santo Tomás, el
sentido no conoce su esencia; el sentido interno puede
reflexionar sobre el acto del sentido externo, pero en otro acto
diverso. Puede conocer que conoce, pero no conoce su naturaleza,
porque el órgano de los sentidos es corporal, mientras que
la reditio completa implica la espiritualidad de la facultad en
la que se produce.

3ª fase: conceptualizar

Abstraer significa etimológicamente
separar. Es la operación o conjunto de operaciones con las
que la inteligencia se forma un concepto univresal; por tanto, el
proceso mediante el cual se pasa de lo sensible concreto a lo
inteligible abstracto; de las cosas particulares de la realidad a
los conceptos universales que se aplican a todos los objetos
particualres y concretos. La inteligencia humana, a diferencia de
los sentidos, capta lo inteligible en lo sensible, .lo lee en los
hechos; profundiza la estructura inteligible que se encuentra
bajo los aspectos sensibles.

La necesidad de la abstracción nace del hecho de
que el hombre es espíritu encarnado; por eso, su
inteligencia, está inmersa en el mundo y conoce por medio
de las cosas sensibles.

Concepto: (del latín conceptus, de
concipere, «concebir»; en la tradición
filosófica latina, «lo concebido por la
mente»). Es la expresión inteligible de una esencia,
resultado del proceso de abstracción, por el que el sujeto
(que conoce) logra una representación mental del objeto
(conocido) de un modo general y abstracto. Un concepto se
distingue de una imagen en que ésta posee
características concretas comunes con algún objeto
determinado, mientras que el concepto sólo contiene
características generales, esenciales y definitorias,
obtenidas por abstracción. No sólo son los
conceptos resultado de un proceso cognoscitivo, sino que,
además, son necesarios para pensar las cosas, en el
sentido de que sólo el concepto posee la suficiente
determinación que hace posible el reconocimiento y
comprensión de lo percibido por los sentidos.

Los conceptos sirven, según la larga
tradición que empieza en Platón, para
«reconocer» adecuadamente los objetos de la
experiencia, de suerte que, su relación con las cosas va
en una doble dirección; en expresión de Kant:
conceptos sin experiencias son vacíos, y experiencias sin
conceptos son ciegas. En última instancia, son los
herederos y los representantes de las antiguas ideas
platónicas o de las formas
aristotélicas.

Se discute acerca de su grado de realidad: el realismo
conceptual les da cierta entidad independiente de la mente y de
los objetos individuales, mientras que el nominalismo afirma que,
al existir sólo objetos individuales, la generalidad del
concepto no es más que mental. En la filosofía
actual, sobre todo la de orientación analítica, los
conceptos son el elemento conceptual que media entre el signo
lingüístico y el significatum o cosa significada por
el signo.

4ª fase: juzgar

Juicio: (del latín, iudicium,
acción judicial, proceso) Acto mental por el que el
entendimiento afirma que el sujeto pertenece o no al predicado en
la frase capaz de ser verdadera o falsa. Es el equivalente de
enunciado en la filosofía aristotélica y
escolástica. Es la forma del pensamiento -junto con el
concepto y la argumentación- que expresa una
relación entre dos o más o conceptos, o una
atribución de algo a algo. Un juicio se expresa mediante
una enunciado o proposición, mientras que un concepto se
expresa con el término, y la argumentación por el
razonamiento. A los dos términos del juicio, del enunciado
o de la proposición, ya Aristóteles los llama
sujeto y predicado. Entre ellos se afirma o niega una
relación de identidad, por medio de la cópula
«es». Afirmar o negar el sujeto del predicado es
incluir el concepto del sujeto en el del predicado.

La lógica moderna, en vez de juicio, utiliza
«proposición» y a su expresión escrita
la llama sentencia o enunciado.

5ª fase: razonar

razonamiento: consiste en una inferencia
expresada mediante una secuencia de enunciados tal que aceptamos
la verdad de uno de ellos, llamado conclusión, por el
hecho de haber aceptado la verdad de otros, llamados premisas.
Los razonamientos, igual que las inferencias, pueden ser
deductivos o inductivos.

– razonamiento deductivo: deducción (del
latín deductio, acción de derivar o hacer
descender, conducción). Una deducción toma la forma
expresa de un razonamiento, o secuencia de fórmulas que o
son axiomas, o teoremas, o premisas o fórmulas derivadas
de otras mediante reglas de inferencia. Los razonamientos, por
razón de esta forma, pueden ser válidos, o
correctos, o inválidos e incorrectos. El último
elemento de la secuencia es la conclusión del
razonamiento. No es raro, en la lógica moderna, preferir
el término derivación al de
deducción.

– razonamiento inductivo: (del latín inductio,
acción de conducir, introducir, que traduce el griego
epagogé, derivado de epagein, conducir, llevar) . Encierra
la idea de dirigirse uno mismo o dirigir a los otros hacia un
concepto general o hacia una verdad universal, a partir de casos
menos generales o universales. En la práctica supone creer
que del conocimiento de los hechos, directamente conocidos,
podemos pasar al conocimiento de hipótesis, leyes o
teorías. En un sentido estricto, tal como la define la
lógica, es una forma no deductiva de razonar o inferir,
empleada en la ciencia y en la misma vida cotidiana, que se
caracteriza porque la conclusión contiene más
información que la que contienen las premisas, por lo que,
aun siendo verdaderas sus premisas, la conclusión puede
ser falsa.

En un razonamiento deductivo la verdad de la
conclusión está garantizada por su forma
lógica (si las premisas son verdaderas), mientras que en
un razonamiento inductivo la verdad de la conclusión
depende de la fuerza de las evidencias o de las pruebas contenida
en las premisas. Por esta razón, la fuerza inductiva de un
razonamiento puede ser mayor o menor, esto es, el razonamiento
puede ser más o menos probable. Con todo, un razonamiento
inductivamente sólido puede tener una conclusión
falsa, incluso en el caso de que las premisas sean verdaderas. La
razón está en que, en un argumento inductivo, la
conclusión va más allá de las premisas y
añade información no contenida en ellas; el
conocimiento que proporcionan no está ya contenido en las
premisas, sino sólo apoyado por ellas. El apoyo que
éstas confieren puede ser más o menos fuerte o
débil.

Dimensión
sensitiva y dimensión intelectiva

a. no se trata de dos tipos de conocimiento en el
hombre: a veces se puede pensar que el hombre tiene un
conocimiento sensitivo como cualquier otro animal pero que,
además, es capaz de conocer la esencia o conceptos de las
cosas. No es así: nuestro conocimiento tiene dos
dimensiones distintas, pero no separables, la dimensión
intelectiva está fuertemente condicionada por la sensitiva
y la dimensión sensitiva participa en cierta manera de la
intelectiva; la mutua interacción se lleva a cabo a
través del órgano, que pertenece al mismo sujeto:
el hombre.

a.1 la diferencia esencial entre ambas dimensiones es
que la dimensión intelectiva es espiritual, no depende
intrínsecamente de la materia.

1. la dimensión sensitiva conoce objetos
particulares, concretos; ciertamente aprehende el objeto sin la
materia pero con las condiciones de la materia, es decir, hic et
nunc, el espacio y el tiempo. Tiene lo limites en cada
órgano.

2. dijimos que la dimensión intelectiva es
espiritual pues tiene un contenido abstracto, espiritual (el
concepto), no depende intrínsecamente de la materia, no
está limitado al espacio – temporalidad. La facultad
también tiene que ser espiritual. En el hombre hay liberta
de la materia, significa que no está ligado a un
órgano (el ojo no puede verse a si mismo).

EL OBJETO FORMAL DE LA ACTIVIDAD INTELECTIVA
HUMANA

Objeto material – lo que conoce

Objeto formal – el aspecto o punto de vista por el
que se conoce algo

a. el objeto formal común a todo inteligencia: el
ser en cuanto ser

Objeto formal proprio lo que el hombre conoce
primeramente y per se, la esencia de las cosas
sensibles.

Conclusión

La epistemología es un camino que nos lleva a
reconocer la trascendencia del hombre y la espiritualidad del
alma. En Aristóteles el intelecto Agente participa
vagamente del Intelecto separado, sin que quede claro si es
inmortal o no. Santo Tomás, por su parte, dice claramente
que el intelecto agente es la participación en la criatura
racional de la mente de Dios. Por eso, desde el giro copernicano
en filosofía y el principio de inmanencia, el puente entre
el sujeto y el objeto queda comprometido y la metafísica
ya no puede despegar mientras no se resuelva el problema
crítico. Esa es la razón por la que autores como
Hume y todos sus sucesores ni siquiera se proponen hacer
metafísica. Otros, como Kant, sí se lo proponen,
pero la epistemología les cierra el paso ya que de las
realidades extra empíricas no podemos tener conocimiento.
La metafísica será para Kant una necesidad propia
de la razón en su tendencia unificadora, pero no un saber
ni una ciencia como tal. La ciencia se reduce al ámbito de
los fenómenos, donde impera la necesidad, mientras que en
el ámbito de los noúmenos, reino de la libertad, es
la ética la que nos conduce.

 

 

 

Autor:

Daniel Wessler

Partes: 1, 2
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