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Raíces africanas (página 2)




Enviado por ARISTO MACHADO MENA



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

El peso del
pasado y sus consecuencias

Una de las causas más remotas de la
situación actual del continente africano se sitúa
en la época de la trata de los esclavos. Esta
página sombría de la historia de la humanidad tiene
que ser conocida. Entre los siglos XVI y XIX, los europeos
trasladaron a millones de africanos, hombres y mujeres
jóvenes reducidos a la esclavitud, hacia sus colonias de
América del Norte, América del Sur y del Caribe. Se
compraban seres humanos a cambio de alguna mercancía de
poco valor, de pólvora y otros productos destructivos o
inútiles. El daño para Africa no fue sólo
psicológico debido a la humillación sufrida, sino
que supuso un perjuicio económico, demográfico y
social decisivo. Este comercio alcanzó, en manos de los
europeos, un volumen nunca visto. Hay que ir a Africa para darse
cuenta de hasta qué punto sigue viva la conmoción
material y espiritual que este episodio causó.

Después de la trata de esclavos, la etapa
colonial. Esta representa la causa más directa de los
conflictos políticos en Africa. Las potencias europeas se
reúnen en la Conferencia de Berlín entre 1884 y
1885 bajo la batuta del Canciller alemán Bismarck. Como
quien reparte un pastel, se distribuyeron el territorio africano.
Pueblos que vivían en la misma región se enteraron
que ya no eran del mismo reino, sino que unas fronteras
imaginarias los separaban. Ningún africano participa en la
Conferencia. El desglose de Africa se hizo de una manera
artificial, al azar de la ocupación por parte de las
naciones europeas de un territorio determinado. Un río por
ejemplo que era un elemento de unión de un pueblo, un
símbolo vital alrededor del cual se organizaba la
actividad del mismo, se convirtió de repente en una
frontera, o sea un elemento de división.

Estas fronteras crearon dos fenómenos
contradictorios. Por un lado, en un país creado de manera
artificial, se unificó por la fuerza a tribus que no
tenían nada en común por el pasado, y que siguieron
después ignorándose mutuamente o que desarrollaron
unas relaciones de hostilidad. Por otro lado, las mismas
fronteras dividieron elementos de una misma tribu,
repartiéndola en dos o tres naciones nuevamente creadas.
Esta división de Africa por parte de aventureros
imperialistas europeos creó el problema de minorías
étnicas que sigue siendo un problema en los países
africanos.

Aunque esta página histórica duró
relativamente poco tiempo, menos de un siglo, supuso igualmente
un cambio radical en las estructuras y mentalidades de los
pueblos africanos. Los daños actualmente son visibles. Lo
que hay que cuestionar primero es el sentido de nación o
de conciencia de pertenencia que se destruyó desde el
principio. Por eso, una de las urgencias actuales es la de crear
conciencia de Estado. La estructura tradicional africana tiene
como base la etnia o tribu, aunque para algunos éste es un
término peyorativo. Esta es un conjunto de clanes con una
misma lengua y tradiciones. Entonces surge el problema de la
exclusión causada por la unión forzada. La actitud
desarrollada en muchos momentos será de desconfianza o de
hostilidad hacia el perteneciente a otra etnia. El impacto de
este pasado sobre las raíces y sobre las estructuras
tradicionales africanas ha sido demoledor.

El dinamismo del comercio y la industria europeos, la
necesidad de mercados y de materias primas, la ideología
imperialista, la ilusión de llevar la Civilización
y el Evangelio a todas las tierras, y la superioridad
tecnológica, son algunos de los factores que propiciaron
la conquista y dominación de Africa por parte de
Occidente. Vendrán muchos cambios durante la colonia:
fronteras artificiales y formas de gobierno calcadas de
Occidente. El problema mayor es que sobre la organización
tradicional, étnica, ha venido a superponerse la
estructura occidental: Estado multi-étnico, gobierno,
parlamento, ministerios, legislación occidental y no
está nada claro que estas nuevas estructuras e
instituciones hayan sido asimiladas por la población ni
tampoco por los dirigentes. La primera generación de estos
dirigentes en los países recién independizados es
parte de la élite que las metrópolis formaron,
identificándolos con los intereses coloniales. Aunque
estas élites fueron también las que lucharon por la
independencia, apenas la consiguen empiezan a realizar alianzas
entre las ex-metrópolis y las oligarquías
africanas. No debe extrañarnos por eso que en la
actualidad, los intereses de los gobernantes africanos sean
contrarios a los de sus propios pueblos. No extraña
tampoco que unos países europeos envíen sus tropas
a Africa en diversas ocasiones a defender regímenes
corruptos y dictatoriales.

No todos los problemas políticos son herencia o
responsabilidad de Occidente. Pero lo que indigna es darse cuenta
de que los dictadores africanos se mantienen en el poder gracias
a los gobiernos europeos, que los sustentan económica y
militarmente. Este apoyo es a cambio de algo. No es
extraño que a pesar de las enormes riquezas naturales: el
46% de los diamantes del mundo, el 32% del oro, el 20% del
uranio, el 75% de cobalto, el 11% del petróleo, el 55% del
cacao; Africa sea un continente pobre. Se ve por donde pasan
estas riquezas. El resto lo explica el peso de un sistema
económico mundial injusto, en el cual Africa pierde
siempre en todos los intercambios con Occidente.

La
religión y la cultura tradicional

Desde siempre, Africa se ha presentado como un
continente en la encrucijada de muchas religiones, principalmente
las tradicionales. Estas traducían y encarnaban la cultura
del pueblo, concebida como el conjunto de creencias, conductas,
usos y costumbres. Eran fuentes de valores, y han ejercido una
gran influencia. La estructura de la sociedad dependía
ampliamente de la jerarquía de los valores que colocaba en
la cumbre a Dios y a los antepasados. La fuerza del poder
provenía de la fuerza de la religión.
Consiguientemente el poder era sagrado por el hecho que
tenía a la religión como fundamento. Hoy, aunque la
estructura haya cambiado, la visión cosmológica en
la religión tradicional en ciertas partes sigue
vigente.

Con el proceso de colonización, la mayoría
de los africanos no aceptaron abiertamente el patrimonio
espiritual de los recién llegados con su religión,
con el modelo de su Iglesia, llámese católica
universal o evangélicas. Profundamente religiosos y
apegados a sus tradiciones, los africanos se empeñaron en
vivir su relación con Dios de acuerdo con su cultura y
aspiraciones. La evangelización fue acusada de trabajar
para el poder colonial, de tener los mismos puntos de vista y los
mismos objetivos. Se veía que la actitud de los misioneros
era ambigua frente a las acciones de los colonialistas, sobre
todo en la destrucción de los aspectos culturales de los
locales.

John Mbiti, teólogo kenyano dice: «Los
europeos no nos trajeron a Dios. Fue Dios que los trajo
aquí». Lo dice en otro contexto, pero hay que ver lo
que significó la aceptación de Cristo en las
sociedades africanas de hace tiempo, y los problemas que esto
sigue suscitando hoy.

El cristianismo ha sido impuesto de muchas maneras en
los nuevos pueblos como la única religión, y todo
lo que las religiones tradicionales tenían ha sido
considerado como practicas supersticiosas, fetichismo y otros
calificativos, y al parecer, esto es contrario al cristianismo.
En muchos casos, la identidad o la particularidad de los pueblos
ha sido negada, han sido derrumbado sus valores, y muchas veces
el cristianismo se ha impuesto con medios poco conformes al mismo
evangelio que predicaba. Fue más que todo una cultura de
cierta parte del mundo que, queriendo implantar el cristianismo
en otras partes, trajo sus propios valores y modelos, y no se
dejó ella misma afectar por la cultura del pueblo
evangelizado.

Lo que faltó claramente fue un diálogo
entre cultura y religión para sacar lo que es esencial del
cristianismo, y lo que es accesorio que de hecho era propio de la
cultura evangelizadora. La crisis que viven actualmente los
pueblos africanos a nivel religioso la resume así el padre
Engelbert Mveng: «Se trata de una crisis de la persona: La
persona de los individuos o de los pueblos que toman conciencia
de su desencuentro en una cita que debía ser encuentro de
dos personas. Fue una ausencia de una de las personas en la cita.
Y donde falta una de las personas, no hay encuentro".

Debemos entender que no es posible hablar de una
religión africana, pues cada grupo cultural tenía y
algunos conservan hasta hoy su propia expresión religiosa,
pero entre los valores comunes a las religiones tradicionales del
Africa se pueden subrayar:

a) Reconocimiento de los antepasados o
espíritus ancestrales

Dentro del sistema religioso y la vida diaria del
africano los espíritus son seres que ocupan un lugar
central. Hacen parte de este grupo los espíritus de los
ancianos buenos que dejaron su descendencia. También
pueden entrar en este grupo los espíritus de hombres y
mujeres virtuosas que murieron jóvenes.

Los espíritus de los antepasados constituyen el
vínculo más fuerte entre los seres humanos y el
más allá. Son cabezas de las familias a las que
pertenecían y ahora muertos siguen siendo guías y
prolongación. Ellos siguen los acontecimientos familiares
y favorecen, protegen a los parientes. Son los mejores
intermediarios entre el Ser supremo y el pueblo, por eso las
familias les ofrecen constantemente oraciones y
libaciones.

Otra función de los espíritus ancestrales
es la salvaguardia de las costumbres y tradiciones. Ellos premian
a quienes las respetan y castigan a los trasgresores. Por esto
son la fuente más inmediata de la moral social y de todo
el sistema de convivencia.

b) Otras características de las religiones
africanas tradicionales

v    Estas religiones tradicionales no son
universales, sino tribales y familiares, porque son fruto de una
teología popular a partir de la historia y de la realidad
concreta de cada grupo étnico.

v    Sus tradiciones no tienen textos
escritos, pues estas son culturas de tradición oral. Sus
creencias y fundamentos están en la memoria de los
ancianos, los sacerdotes o los jefes de tribu.

v    Las prácticas religiosas no son de
carácter individual – aunque tengan una dimensión
personal – sino comunitario. Ser una persona en las culturas
africanas significa pertenecer a una comunidad, y ello implica
participar en sus creencias, ceremonias y rituales.

v    La cosmovisión de los pueblos
africanos plantea una realidad en donde no hay separación
nítida entre lo material y lo espiritual, ni siquiera
entre la vida y la muerte, de ahí el carácter
integral y totalizante de estas religiones
tradicionales.

v    No se piden conversiones de una creencia
a otra. Es algo que hace parte de la historia del individuo y de
su propio pueblo. Hay siempre respeto de las creencias
ajenas.

v    Todas las sociedades africanas creen en
la vida después de la muerte. Vivir el presente es la
preocupación más importante de las creencias y
actividades de las religiones africanas.

Un continente de
mártires y santos

El pueblo católico del Africa cuenta con orgullo
algunos Mártires y Santos, entre ellos podemos
enumerar[4]:

v    Mártires del 16 de febrero de 1992
de Kinshasa. Más de diez cristianos, mártires de la
democracia fueron asesinados por las tropas de Mobutu. Reclamaban
en una manifestación pacífica la reapertura de la
Conferencia Nacional Soberana, símbolo del camino hacia la
democracia en el país.

v    Clementina Anurite Nengapeta: Religiosa
congoleña, de las Hermanas de la Sagrada Familia,
murió mártir el primero de diciembre de 1964 por
mantenerse fiel a su voto de castidad cuando el Coronel de los
Simbas, Pierre Olombe, quería hacerla su mujer.

v    Carlos Luanga, Matía Mulumba y
otros mártires de Uganda: Jóvenes quemados vivos
por Mwanga, rey ugandés de los baganda por su
adhesión a la fe católica. Junto a estos 22
católicos fueron muertos por razones religiosas 11
protestantes, 8 de religiones propias y un musulmán,
semilla del ecumenismo en Africa.

v    Isidoro Bacanja: Joven catequista
congoleño que mandado a azotar por su amo belga, hostil a
las prácticas religiosas, murió mártir el 15
de agosto de 1909.

v    Steve Biko y los mártires
surafricanos asesinado el 12 de septiembre de 1977 por luchar
contra el apartheid y defender a su pueblo de
Sudáfrica.

v    Josefina Bakhita, sudanesa de origen, fue
vendida cinco veces como esclava. Tras su deportación a
Italia se hizo religiosa en el instituto de las Hijas de la
Caridad, Hermanas Canosianas.

v    Emile Biayenda: Cardenal Arzobispo de
Brazzaville, asesinado el 22 de marzo de 1977 por defender a su
pueblo.

v    Christopher Munzihirwa,
Arzobispo de Bukavu, asesinado el 29 de octubre de 1996. Supo
denunciar con lucidez y valentía la injusticia de la
guerra y de las divisiones étnicas que muchos, de dentro y
de fuera de Africa, promovían por intereses oscuros.
Solía decir que "la mejor forma de llorar un muerto es
trabajar su campo".

v    Beato Cipriano Tansi,
Trapense nigeriano, muerto en olor de santidad en la
Abadía del Monte San Bernardo en Inglaterra[5].

Realidad
actual

La realidad religiosa actual del continente africano se
encuentra dividida en dos grandes bloques correspondientes a las
ya mencionadas geográficamente: el norte que es
esencialmente musulmán, y el sur que es cristiano
(católico, protestante y sectas cristianas), y donde
siguen vigentes las religiones que se llaman comúnmente
tradicionales o animistas. Entre ambos bloques existen unos
cuantos países divididos, donde el norte es
musulmán y el sur cristiano y tradicional. En estos
países no faltan los conflictos: Los ejemplos más
claros y frecuentemente sangrientos se encuentran en Sudán
y Chad.

La Iglesia católica ha experimentado un
crecimiento de extraordinarias dimensiones las últimas
décadas. De los 24 millones de católicos
aproximadamente que había en 1960 (cuando la
mayoría de los países subsaharianos obtuvieron su
independencia), se ha pasado a más de 100 millones en la
actualidad, de un solo Cardenal a 16, de 40 Obispos nativos a
más de 450, de 2.000 Sacerdotes a más de 14.000.
Pero, estos datos no deben llevarnos a engaño. En algunos
países los cristianos y los católicos
específicamente son mayoritarios, en otros alcanzan apenas
el 20%, y en otros no pasan el 2%, sin tener en cuenta los
países típicamente musulmanes en los cuales la
Iglesia Católica es prácticamente
clandestina.

En un contexto social de extrema pobreza como es el del
continente africano, situación que obliga al hombre a
preocuparse de muchos problemas vitales de su subsistencia, la
realidad religiosa se encuentra como olvidada en la lista de
prioridades a resolver.

A modo de conclusión podemos deducir que el
verdadero diálogo debe permitir a Africa redescubrir y
renovar su herencia espiritual y cultural: sus lenguas, sus
artes, su literatura, su genio creador, su experiencia humana y
religiosa, y sus múltiples expresiones. Pero, como se
interroga el padre Michel Kayoya, «¿Permitirá
Occidente superarse a nuestros pueblos, pensar y expresarse a
nuestros pensadores, vivir en plenitud su experiencia espiritual
a nuestros místicos, enseñar a nuestros maestros,
emprender el diálogo entre Dios y los hombres a nuestros
profetas, mandar y guiar a nuestros pueblos sin opresión
ni engaño a nuestros pastores, hacerse más santos a
nuestros santos, encontrar el perdón a nuestros
pecadores?».

No se puede por el momento permitir que
Africa y su Iglesia sean consideradas sólo como folklore o
continente de sociedades secretas, de ritos y de danzas
exóticas. El continente entero hace resonar hoy un grito
para ser él mismo. Una tierra de hombres y mujeres con
valores y limitaciones como el resto de la sociedad. Tiene que
mostrarse también con todo lo que tiene de exaltante, de
sublime, de espiritualmente profundo, con toda su creatividad en
su humilde condición. Quieren los africanos estar presente
para la realización de su destino propio, donde se hace la
ley, donde se piensa, donde se decide sobre su futuro y el de la
humanidad, quiere utilizar sus categorías y llegar
así a compartir el destino de sus integrantes, sus
sufrimientos pero sobre todo compartir sus alegrías y su
forma de celebrar la vida.

El ejemplo de algunas democracias exitosas
como Benín o Mozambique anima a otros países
africanos a reformas sus sistemas políticas. Porque el
despegue económico y social del continente y depende del
fin de las guerras y dictaduras.

La capacidad humana y el liderazgo
político de los africanos empiezan a superar fronteras con
personajes como el ghanés Kofi Annan, actual secretario
general de la ONU y Nelson Mandela, que tras pasar tres
décadas encarcelado consiguió traer la libertad a
su país. Hoy Mandela es un referente moral no sólo
para Africa, sino para todos los afrodescendientes de la
diáspora.

Monografias.com

[1]
UMOYA, Africa, continente rico, países
empobrecidos
, en Agenda Latinoamericana 2.001. editorial
Kimpres Ltda., Bogotá, 2000, p.36

[2]
TEILHARD DE CHARDIN, Pierre, L´apparition de
l´homme
, Seuil, 1956, p.279

[3]
UNESCO
, Historia General del Africa, Jeune Afrique, París,
1980, p.11

[4]
UMOYA, Africa, continente rico, países
empobrecidos
, en Agenda latinoamericana 2.001. Editorial
Kimpres Ltda., Bogotá, 2000, p. 39

[5]
LIZALDE, P. José Luis, Reportaje: Africa más de
mil Santos
, en Revista
Iglesia SINFRONTERAS
, No. 239, noviembre de 2001, p.
20

De África
a América

A fines del siglo XVI, ante el exterminio
de los pueblos indígenas y la falta de mano de obra para
la explotación de las minas y trabajos en las haciendas,
contando con la autorización y apoyo de los reyes de
España, Europa dio inicio a la captura, tráfico y
comercio de la población africana.MERCANCIA
HUMANA

Mediante unas licencias autorizadas por la
monarquía, emprenden el más deshumanizador comercio
de Africanos/as. La licencia consistía en un contrato para
traer en calidad de esclavos Africanos capturados o comprados en
sus tierras desde donde eran conducidos como animales a los
puertos de embarque y a látigos eran obligados a subir a
los llamados barcos negreros, dejando familia, tierra, pueblo y
cultura. Allí, aprisionados con cadenas y grilletes eran
amontonados en las bodegas de los barcos para emprender un largo
viaje de padecimiento del Africa a las islas del Caribe y de
allí a Colombia y a otros países.

Los puertos más famosos de Africa en
la historia de la Trata Negrera fueron aquellos que se
encontraban ubicados en Cabo Verde, Santo Tome, Guinea y el
Congo. Existen varias clasificaciones presentadas por diversos
autores que lograron registrar información de la
época, como Alonso Sandoval (jesuita), Philip D. Curtin y
Peter Boyd-Bowman, para mayor facilidad retomamos la
clasificación presentada por este último. El
Señor Curtin demarca cinco zonas de donde los traficantes
negreros pudieron extraer la mercancía humana directamente
de Africa al Nuevo Mundo. Estas zonas fueron:

  • La de Cabo Verde (entre Senegal y
    Sierra Leona), donde habitaban las naciones Berbesi, Jolofo,
    Bañol, Mandinga, Gio (tierra de Jo), Guinea, Nalu,
    Bran, Bolamo, Biafra y Zape. 

  • La de Cazanga (al este de Sierra Leona)
    probablemente en la actual Ghana y suroeste de
    Nigeria. 

  • La de Carabalí, en el delta del
    río Níger. 

  • La de Isla de Santo Tomé, al sur
    del delta del Níger. 

  • La del río Congo de donde
    procedían los manicongos, Angolas, Auchicas (o
    auzicanas) y, con toda probabilidad, los terranovas o
    lucumíes[6].

Un viaje sin
regreso

Los navegantes europeos al aproximarse a la
costa africana, comenzaban por tirar una salva para advertir al
jefe local de su llegada como un signo de homenaje a su
autoridad. Contento con esta muestra de respeto, el jefe los
recibía al día siguiente. El capitán se
presentaba y ofrecía regalos: Mantos galonados y estofados
de oro, tricornios de pluma, parasoles y telas de colores
brillantes. Llegados a un acuerdo, el Capitán entregaba al
rey los barriles de aguardiente, las telas, los fusiles y las
otras cosas convenidas y el rey declaraba abierta la
trata.

Una parte del equipaje desembarcaba
entonces y construían un gran barracón donde los
esclavizados podían ser almacenados como si fueran ganado.
Los hombres y mujeres africanos llegaban en largas filas
amarrados por el cuello a una especie de horquilla de madera;
algunos, después de haber marchado miles de
kilómetros a través de la selva y la estepa. Eran
cautivos de guerra, víctimas de enfrentamientos entre
tribus enemigas o cazados por el afán de responder a la
demanda comercial. No había niños ni
viejos.

CIMARRON. Los africanos y sus
descendientes nunca aceptaron pasivamente la
esclavización

Según algunos testimonios los
comerciantes de este tráfico humano masacraban a los
niños de menos de 6 años y abandonaban a los viejos
y a

los enfermos. Solo querían
jóvenes fuertes, que pudieran soportar bien el viaje. Sus
edades oscilaban entre los 16 y los 30 años.

En el barracón los esclavizados eran
examinados. Se les miraban los dientes, los ojos, se les
hacía correr, saltar, bailar. Se buscaban síntomas
de enfermedad: escorbuto, lombriz, sarna… pues un hombre o
mujer en mal estado valía menos. Si era tuerto
había una reducción en el precio, igual si era
sordo, o si le faltaba algún diente.

Completado el enganche, el capitán
zarpaba de inmediato. Le convenía que el viaje durara lo
menos posible. Temía las epidemias, los suicidios y las
revueltas. La trata había durado de 3 a 6 meses; la
travesía en redondo de 9 meses a año y
medio.

El viaje era terrible. Ya al subir al
barco, adivinando la suerte que les esperaba, muchos africanos
preferían darse muerte lanzándose al agua. El
resto, desnudos, marcados al fuego sobre el pecho, eran
mancornados, encadenados de dos en dos, en el fondo del
navío. Allí permanecían de 15 a 16 horas por
día en medio de la oscuridad, sin ventilación y sin
sistemas sanitarios, disponiendo de un espacio que era apenas
mayor que una tumba. Para aprovechar el máximo el espacio,
la bodega de los barcos se dividía en pisos que
tenían entre 1,20 y 1,50 m de altura. Los hombres y
mujeres africanos eran ordenados como cucharas en una caja de
servicio. Así, un barco de 200 toneladas podía
transportar hasta 250 piezas, olvidándose que eran hombres
y mujeres que gemían entre la sangre de sus heridas, el
pus de sus llagas, sus excrementos y orinas, junto con los
cadáveres en descomposición de los que no
soportaban el infierno del viaje por el mar[7].

El olor era tan intenso que a la
tripulación le era imposible permanecer en las bodegas
más de unos pocos minutos, los africanos llegaban a
extremos de sofocación y desesperación inauditos.
Enloquecidos, atacaban a los guardias que descendían y
hasta se estrangulaban entre ellos para hacerse un sitio y poder
respirar, las mujeres clavaban alfileres en los cerebros de sus
compañeras. Es conocida la rebelión del jefe
singbé, en el navío Amistad, en 1839, que dio
muerte al capitán negrero y llegó a los EE.UU.,
donde él y sus hombres fueron juzgados. Gracias a la
presencia de los abolicionistas fueron devueltos a su país
en 1842[8].
Este es sólo un caso entre todos los años de la
trata.

En algunos casos a las mujeres y los
niños les permitían circular a bordo durante el
día, pero, media hora antes de la puesta del sol,
debían volver a las bodegas y eran minuciosamente
registradas para asegurarse de que no habían escondido
algún objeto que pudiera ayudarlas a librarse de las
cadenas.

Cuando el día estaba despejado,
todos podían permanecer en cubierta: se les regaba con
agua salada y se les daban unas gotas de aceite de palma para que
se frotaran el cuerpo. Los marineros formaban una orquesta y se
les obligaba a bailar. Así hacían ejercicio para
contrarrestar la quietud del viaje. A los que no aceptaban esta
nueva humillación se les obligaba a ritmo de latigazos.
Algunos aprovechaban la primera oportunidad para saltar por la
borda liberándose así de una vida
intolerable.[9]
En caso de rebelión o motín el castigo era
rápido y seguro: Los colgaba del mástil del
barco.

Arroz, maíz, mandioca, ñame y
bizcochos constituían la ración diaria. En los
días muy fríos les daban unos sorbitos de ron. No
se les daba demasiado de comer, lo justo para que no se
enfermaran y no tuvieran suficiente fuerza para
rebelarse.

No todos los hombres y mujeres que salieron
de Africa llegaron a América, en la larga travesía
muchos de ellos murieron a causa de enfermedades contagiosas y
otros eran tirados al mar por los capataces, cuando la
embarcación venia muy pesada. Según algunos datos,
de cerca de quince millones que pasaron a América durante
toda la trata, se estima que debieron de morir dos
millones. 

Triángulo
negrero

Entre Europa, Africa y América se
estableció un tráfico gigantesco que es denominado
el Triangulo Negrero. El nombre viene de que esta
operación comportaba tres etapas: La primera, de Europa a
Africa, los negreros iban a buscar esclavos a la costa occidental
de Africa. Los cambiaban por cosas superficiales: Ron,
aguardiente, cuentas de vidrio, barras de hierro, fusiles,
pólvora… La segunda fase era de Africa a América.
Los esclavizados eran vendidos en los mercados de la
América española o portuguesa, o en las colonias
del norte. La tercera, Europa. Con la venta de los esclavizados
en el Nuevo Mundo, los barcos volvían a Europa
supercargados de productos como el oro, la plata, el
azúcar, el algodón, el cacao y otros.[10]
De esta manera, el negrero tenía un triple beneficio, uno
por cada punto del triángulo.

Al llegar a América los esclavizados
que habían sobrevivido al viaje eran vendidos al mejor
postor. No eran vendidos como seres humanos sino como piezas de
indias. Antes de desembarcar el navío tenía que
hacer cuarentena. Nadie tenía derecho a desembarcar ni a
subir a bordo. Durante estos días el capitán se
ocupaba de mejorar la presencia de su mercadería: Les daba
mejor alimentación, trataba de maquillar los defectos
físicos visibles, les lustraba el cuerpo con aceite de
palma. Esta operación se llamaba
blanqueamiento.

La llegada de un barco negrero era un gran
acontecimiento en la vida colonial. En los primeros siglos se
anunciaba con salvas de cañón. En el XIX mediante
carteles en la plaza y lugares públicos. La venta
comenzaba en el puente del barco; otras veces eran desembarcados
y conducidos directamente al mercado. Los esclavizados eran
vendidos por lotes pero individualmente se les llamaba piezas de
Indias.

La pieza de Indias era un individuo de 7
cuartas de altura, aproximadamente 1,80 m, cuando no llegaba a
esa altura se completaba con un mulequín, un niño
de pecho cuya venta aislada no era fácil, por el riesgo de
muerte. Para la venta cada africano debía subirse a un
tonel para que todos los compradores los vieran, les
hacían mover los brazos y las piernas, abrir la boca,
adoptar diversas poses para ver si estaban sanos y fuertes. El
precio dependía de la edad, de la fuerza física y
del estado de salud. Los enfermos eran comprados por los blancos
pobres, mucho más baratos. Cerrado el trato, el nuevo amo
marcaba al esclavo con sus iniciales y le daba un nombre
cristiano. La marca infamante, el carimbo, fue prohibido
a fines del siglo XVIII, cuando se empezaron a escuchar las
primeras voces de los abolicionistas. A continuación lo
confiaban a otro esclavizado para que le enseñara su nuevo
trabajo.

Aparte de estas entradas oficiales,
había otras clandestinas. Estas eran las malas entradas y
las arribadas maliciosas; si la primera era el simple
contrabando, las segundas se disfrazaban de catástrofe, y
el negrero atracaba en un puerto alegando que había sido
arrastrado por una tempestad o por las corrientes adversas. En
Colombia la entrada oficial era por Cartagena, pero se realizaba
el contrabando por muchos lugares alternos, por el Darién,
Tolú, Santa Marta, y Riohacha en el Caribe; Gorgona,
Buenaventura y Barbacoas en el Pacífico. Una vez
allí eran subastados como cualquier otra mercancía
en el mercado público o vendidos
clandestinamente. 

La
maldición de Cam

No sólo los africanos y africanas
han sido esclavizados y esclavizadas. La historia nos cuenta que
el Imperio Romano, antes de Cristo llegó a tener 400.000
esclavos, ninguno era negro. La Biblia nos narra la esclavitud
del pueblo de Israel en Egipto. También Grecia y Babilonia
tuvieron esclavos. Los antepasados de los actuales europeos
fueron esclavos, estuvieron bajo el yugo de los griegos y romanos
y estos a su vez esclavizaron a filipinos, moros, chinos, a los
pobres de su país y a los que perdían una
guerra[11].
De todos modos, la forma como se realizó la
esclavización de los hombres y mujeres africanas en
América es considerada la más cruel de la historia,
por ser la más larga, sin posibilidades de retorno y
porque se utilizaron estrategias represivas para destruir la
identidad – lenguas, religiones, costumbres y
tradiciones.

La gran diferencia de la esclavitud
americana con las que hasta entonces se había conocido fue
que la esclavitud quedó simbolizada por el negro y
éste marcado por un estigma de naturaleza. El esclavo
pasó, así, de una inferioridad legal, que se
conocía en la antigüedad, a una inferioridad moral.
Eventualmente el indígena sufrió la esclavitud pero
por las razones clásicas, es decir por perder la guerra,
por deudas, entre otras. En cambio, sin más, se
afirmó el derecho de hacer del hombre africano negro un
esclavo. Por eso salieron a relucir muchas explicaciones para
legitimar este pretendido derecho y tranquilizar las conciencias:
Se recordó a Aristóteles, seguido por Santo
Tomás en la Summa contra gentiles y sobre todo el
argumento bíblico de la maldición de
Cam.

El pasaje que presenta la maldición
de Noé a su hijo Cam y a sus descendientes, por haberse
burlado de él al verlo desnudo, fue aplicado de forma
arbitraria a los africanos, a quienes se empezó a llamar
con el nombre genérico de negros dando origen a un absurdo
perjuicio racial. Con este mito se justificaba la
esclavización: Resultaba mejor para los negros sufrir la
esclavitud, y entrar en contacto con la civilización y el
cristianismo, que quedarse en sus costumbres que se calificaban
como bárbaras y paganas[12].

Para su propio provecho, los europeos
católicos y puritanos llegaron a una conclusión
inhumana: El negro es inferior al blanco, por lo tanto su
condición es ser esclavo. Por eso hoy en los acuerdos
internacionales se declara la urgencia de superar toda clase de
discriminación racial. 

 

[6]
VIVES, Vicente, Historia Social y Económica de
España y América
, p.444-445, citada por
MURILLO MENA, Jorge Eliécer, El negro conquistador y
colonizador de Hispanoamérica
, Docentes Editores,
Bogotá, 2003, p.98

[7]
Cf. SEGOVIA MORA, Guillermo, Afrocolombianos/as UTOPIAS,
Bogotá 1999, Edición Especial, p.34.

[8]
ROJAS MIX, Miguel, Cultura Afroamericana, de esclavos a
ciudadanos
, o.c. p.16

[9]
Cf. TANNENBAUN F., El Negro en las Américas,
Biblioteca América Latina, Buenos Aires, 1.968,
p.35

[10]
Cf. Boletín de la
Asociación Campesina del Atrato – ACIA
, abril-mayo de
1994 Nº 25, p.5

[11]
Cf MOSQUERA, Juan de Dios, La Etnoeducación
Afrocolombiana
, Docentes Editores, Santafé de
Bogotá, 1999, p.19

[12]
ROJAS MIX, Miguel, cultura AFROAMERICANA de esclavos a
ciudadanos
, Anaya, Madrid 1988, p.24

 

Los
afrodescendentes en la historia de Colombia

  En Colombia, país
multi-étnico, vivimos aproximadamente 10 millones de
hombres y mujeres afrodescendientes. Existen regiones donde la
mayoría de su población es negra. Esto nos lleva a
preguntarnos por la historia de nuestro pueblo afrocolombiano,
para conocer, amar nuestras raíces y luchar por el
fortalecimiento de nuestra identidad.  CENTRO DE
ABASTECIMIENTO Y DISTRIBUCION

Los historiadores señalan que entre
150 mil y 200 mil esclavizados entraron por Cartagena y fueron
distribuidos hacia Ecuador, Venezuela, Panamá y
Perú. De estos más o menos 80 mil quedaron en
Colombia.

Comprados en Cartagena y Mompox eran
conducidos hacia los mercados del interior, a través de
los ríos Cauca y Magdalena. Como centro secundario de
comercio se constituyeron: Popayán, Santa fe de Antioquia,
Honda (Tolima), Anserma (Caldas), Zaragoza y Cali.

En los primeros años, de cada 100
esclavos 30 eran mujeres y los otros 70 eran hombres pues los
esclavistas preferían a los hombres, para trabajar en las
minas y haciendas, se despreciaban a los ancianos y a los
niños. Posteriormente, cambian de estrategia y empiezan a
traer más mujeres para garantizar el nacimiento de
más esclavos.

Actualmente el pueblo afrocolombiano
está presente en 800 municipios del territorio nacional,
incluyendo las regiones oriental y amazónicas. Los
principales territorios afrocolombianos son: las llanuras del
Atlántico y del Pacífico, los valles medio y bajo
de los ríos Magdalena y Cauca, Urabá y Norte del
Cauca. Las concentraciones urbanas más importantes
están el las ciudades de: Bogotá, Cali,
Medellín, Barranquilla, Santa Marta, Riohacha,
Montería, Sincelejo, Buenaventura, Quibdó, Tumaco,
Turbo y Guapi.

TRABAJOS DE HOMBRES Y MUJERES
ESCLAVIZADOS

El pueblo afrocolombiano fue esclavo en las
minas de Zaragoza, Cartago, Santafé de Antioquia, Valle
del Cauca, Cauca, Chocó y Nariño. En el servicio
doméstico en Santa Marta, Santafé de Bogotá,
Cali, Popayán y Santafé de Antioquia; como
agricultor y ganadero en la costa Atlántica, Valle del
Cauca, Huila, Tolima y los Llanos Orientales; como boga por el
río Magdalena; cargueros y cargueras por trochas y
caminos. En lugares varios fueron forzados a trabajar como
artesanos.

Gracia al trabajo de los africanos y sus
descendientes fue posible el desarrollo del país y el
crecimiento del capitalismo. Las ganancias de la
producción generada por el trabajo esclavo llevaron al
proceso de industrialización de Europa, mediante el cual
se avanzó hacia el modo de producción capitalista
que luego se desarrolló en Colombia.

Una variedad en el servicio
doméstico en el ámbito urbano lo constituyó
el esclavo convertido en fuente inmediata de ingreso para sus
dueños; niños de 10 años, (hombre y mujeres)
eran despachados por la mañana a buscar la vida, y
debían regresar en la noche con dinero para sus amos; los
hombres buscaban ganarse un jornal y las mujeres se dedicaban a
la venta de frutas y dulces. La exigencia de algunos amos frente
a la renta diaria dio origen a que algunas esclavas se dedicaran
a la prostitución[13].

Grillos y grilletes usados por
los tratantes de esclavos

 

Castigos
más comunes

Mientras los esclavizados trabajaban eran
vigilados por los capataces y, a un intento de descanso, eran
castigados con el látigo. Si una persona africana o sus
descendientes trataban de huir o en efecto huían y eran
capturados los colgaban de una viga, se les daban 50 latigazos y
más. Si el que huía era un capataz, o líder
era cortado en pedacitos colocando parte de sus miembros en las
plazas, para que los demás cogieran escarmiento. Si una
mujer embarazada cometía un delito se hacía un
hueco en la tierra donde se le metía la barriga y en la
espalda le daban rejo; a los que huían al monte los
perseguían con perros y si lograban cogerlo, como castigo
le rompían el tendón del pie y le hacían
cargar un hierro, en otros lugares les cortaban el pie o lo peor,
los condenaban a muerte.[14]
Otros castigos eran:

  • El corte de la lengua, cuando hablaban
    su idioma nativo. 

  • El vaciamiento de un
    ojo. 

  • La castración. 

  • El baño en aceite hirviendo.
    Todo esto reglamentado en las
    leyes

Una sola lengua,
una sola religión

Los dos grupos lingüísticos
dominantes entre los africanos llegados a Colombia son: El
bantú y el sudanés[15],
los esclavizados generalmente estaban en condiciones de
comunicarse con grupos tribales vecinos mediante el conocimiento
de dos o tres lenguas o dialectos cosa que no le convenía
al esclavizador. Por eso, para obligarlos a olvidar su lengua
nativa, se les separaba de su grupo tribal y vecino; se les
mezclaba con personas de otras tribus. La necesidad de
comunicación se impuso y la lengua castellana pasó
a ser la lengua usada, con la excepción del Palenque de
San Basilio, donde quedó la lengua palenquera y San
Andrés y Providencia donde se construyó una lengua
criolla con expresiones del inglés, castellano y lenguas
africanas.

Por otro lado los doctrineros debían
instruir en la fe católica a todos los esclavizados
buscando alejarlos de sus practicas religiosas (ritos, mitos,
cantos, dioses y visión de mundo) aludiendo que eran
practicas diabólicas. Para ser reconocido en la nueva
sociedad tenían que pertenecer a la religión
católica. Recibir el sacramento del bautismo era una
condición indispensable para entrar a la América
hispánica, según las normas de la corona
española, que prohibía la entrada a judíos,
herejes y paganos.

La mayor referencia a la metodología
de adoctrinamiento a los esclavos en Colombia es la de los
jesuitas Alonso de Sandoval y Pedro Claver[16].
Sobre todo de este último, quien tuvo como principal
ocupación la acogida de los africanos y su bautismo a
través de una catequesis que tenía como
característica propia el amor y la caridad. La
utilización de la cruz les permitió entrar al alma
del pueblo negro, pues identificaban el sufrimiento de Cristo con
el propio sufrimiento, además para el grupo bantú
existía la referencia de la cruz Elegua.

A pesar de ser una religión
impuesta, pronto encontró muchos elementos comunes en la
espiritualidad de las diferentes tribus de origen y se empezaron
a recrear las tradiciones religiosas que llegan hasta nuestros
días, en el ritual mortuorio, el agua del socorro, los
alumbraos a los Santos, los alabaos y arrullos, lo mismo que las
fiestas patronales.

En Colombia, como en los países que
fueron colonias españolas e inglesas, se conservaron
elementos dispersos de la espiritualidad africana debido al
adoctrinamiento cristiano intenso de españoles e ingleses,
en cambio en las colonias portuguesas y en las islas del Caribe
fue posible la conservación de estructuras y
elaboración de nuevas síntesis que hoy conocemos
como religiones afroamericanas. Es el caso del Candomblé y
la Macumba en Brasil, el Vudú en Haití, la
Santería en Cuba y República Dominicana y la
filosofía religiosa Rastafari, practicada especialmente en
Jamaica, entre otras.

[13]Cf.
Boletín de la
Asociación Campesina Integral del Atrato, ACIA
No. 25,
Abril – Mayo de 1994, p.5

[14]
Cf. TANNENBAUN, F, El Negro en las Américas,
Biblioteca América Latina, Buenos Aires, 1.968, p
74.

[15]
Cf. PEREA H, Fabio Teolindo, Diccionario Afrocolombiano,
publicado por el Centro Experimental Piloto – CEP (Chocó)
y Codechocó, p.16

[16]Cf.
PEREA H, Fabio Teolindo, Diccionario
Afrocolombiano
, O.C. p. 34.

ORGANIZACION Y RESISTENCIA

Planos internos de un buque
negrero. Dibujo de la época tomado de ORTIZ,
Fernando. Los negros esclavos. O.C., p.20

 

Desde la llegada del africano a Colombia en
condición de esclavo, los hombres y mujeres han buscado de
forma individual y colectiva la libertad. Ante la cruel
estructura esclavista, en los puertos de embarque se lanzaban al
mar desde las galeras de los barcos, escapaban de los mercaderes
y compradores, muchas veces las mujeres acudían al aborto
provocado para que sus hijos no nacieran esclavos, pero las
mayores formas de rebeldía son el cimarronismo y la
constitución de los palenques. 

Cimarrones y
palenques

Se le llama cimarrón a toda
persona que rechazando la esclavitud escapa de sus amos y se
interna en la selva, en las montañas en busca de libertad.
Los cimarrones fueron perseguidos con jaurías de perros
amaestrados para tal efecto, y si los capturaban los castigaban
con mutilaciones o los condenaban a muerte como escarmiento para
todos.

Los palenques son lugares, escogidos de
acuerdo a la topografía del terreno y bien defendido por
fosos, trampas y empalizadas, ellos sirvieron no sólo como
lugar de entrenamiento, provisión y descanso para la
acción de lucha de los cimarrones sino; como lugar de
refugio para cuantos deseaban unirse a la causa de libertad. Eran
sitios estratégicamente ubicados para la defensa, seguros
y con terrenos cultivables. Se llamaban así por estar
rodeados de empalizadas, púas envenenadas, fosas y
trampas.

Los palenques se convirtieron en la
realización del proyecto histórico de libertad. A
partir de ellos los cimarrones se organizaron creando una nueva
forma de vida, una verdadera república independiente desde
donde se hacen fuertes con autoridades, organización
propia, y trabajan por la conservación de la lengua,
religión, música, bailes, costumbres que poco a
poco mezclaron con la de los indígenas y blancos
según el lugar donde se diera su presencia.

El cultivo de la tierra era colectivo,
primaba la solidaridad, la herencia cultural y estaban gobernados
por autoridades elegidas por las mismas comunidades. Eran estas
últimas quienes tomaban las decisiones políticas y
militares. Desde allí los cimarrones liberados y armados
con herramientas elaboradas por ellos mismos, hachas, machetes,
palos y piedras, organizaban ataques contra los esclavistas y
autoridades para liberar a sus hermanos y conseguir comida y
armas. Sus mujeres los acompañaban y, al preparar la
huída, escondían semillas en sus cabellos para la
nueva siembra en el palenque.

A estos palenques no entraba quien
quería, sólo los doctrineros y personas aliadas. Si
era invadido y arrasado por las tropas, los que lograban
sobrevivir en el enfrentamiento, volvían a agruparse y,
mientras las autoridades entraban triunfantes en la ciudad con
los prisioneros llevando en alto la cabeza de los jefes rebeldes,
estos ya se habían reorganizado en las montañas en
un nuevo palenque. Así mantenían la lucha por la
libertad.EL PALENQUE DE SAN BASILIO

Entre los palenques de Colombia, el
más significativo es el de San Basilio por haber sido el
primer lugar libre de Colombia y de América Latina
reconocido por la corona española, se considera heredero
de la lucha iniciada por Benkos Biojó en el palenque de la
Matuna.

Se encuentran referencias históricas
de la capacidad guerrera y el liderazgo de Benkos Biojó;
atacaba las haciendas dejando libres a los esclavizados, por eso
hombres y mujeres se unían con entusiasmo a su
ejército. La rebelión se extendió por una
amplia zona y Biojó en ruta de guerra se pasea por
Cartagena desafiando a los españoles. Los peninsulares le
reconocen su poderío militar y buscan una
negociación pacífica. Se suspende la guerra y
aceptan a los cimarrones libres con la condición de que no
reciban más esclavos fugados. El gran Rey Benkos
Biojó logra ser reconocido y respetado por los propios
cimarrones y los españoles[17].
Mientras era terrible con los soldados esclavistas, en el
palenque se transformaba en un gran padre, conciliador, que con
inteligencia solucionaba los conflictos internos.

En su lucha por la conquista de la tierra,
los cimarrones contaron con el apoyo de algunos "doctrineros"
como el Padre Baltasar de la Fuente de Turbaco y Tesorero de
Cartagena a quien los cimarrones de Sierra María encargan
de negociar por ellos ante las autoridades, y viaja a
España para presentar su detallado memorial, regresa a la
ciudad heroica en 1.692 portando la real cédula, llamada
también cédula del perdón, con instrucciones
detalladas a favor de las peticiones de los cimarrones[18].

Otro padre fue Miguel del Toro de Tenerife
(Magdalena), quien ante la situación en que se encontraban
los cimarrones a quienes atendía espiritualmente, entre
los años 1780 y 1788, acudió a la audiencia de
Santa Fe y por su medio consiguieron libertad y tierra para
cultivar junto a la Ciénaga de Santa Marta.[19]

En uno de los tantos combates de los
cimarrones con el ejército español, los primeros
tomaron como rehén a Francisco de Campo, segundo hombre de
la expedición española. Las autoridades
españolas se vieron forzadas a buscar un arreglo amistoso
y se firmó la famosa CÉDULA DE PERDON en el
año 1.713. El rey de España les concede la libertad
absoluta y la propiedad sobre un determinado territorio donde
desarrollar su propia cultura, economía, política,
lengua, y religión. Este palenque subsiste hasta
hoy.

La resistencia de los esclavizados no
cesó de manifestarse durante cuatro siglos con
levantamientos, rebeldías, inteligencia y
organización. En todos los sitios de explotación
esclavista se vivieron levantamientos que muchas veces
obedecieron a planes que implicaban la acción conjunta y
alianzas con los indígenas con el fin de vencer a los
blancos explotadores.

Otros palenques dirigidos por
líderes cimarrones se dieron en:

  • Zaragoza en 1.598, 1.626 y
    1.659 

  • Cartagena en 1.600, 1.619, 1.650,
    1.663, 1.696 y 1.799 

  • Montañas de María
    dirigido por la Negra Leonor en 1.633 

  • Sierras de María por Domingo
    Criollo y Pedro Mina en 1694 

  • Norosí y Serranía de San
    Lucas dirigidos por Juan Brun y Cunaba en
    1.694 

  • Sierras de Luruaco dirigido por Domingo
    Padilla y Francisco Arará en 1.693 

  • Montañas de Coloso y Tibú
    por Domingo Criollo en 1.684 

  • Marinilla, Rionegro (Antioquia) y
    Giradora en 1.706 

  • Tadó (Chocó)
    en1.728 

  • Guayabal de Síquima
    (Cundinamarca) en 1.731 

  • Tocaima (Cundinamarca) en
    1.758 

  • Río Yurumangui y Cali por Pablo
    en 1.772 

  • Cartago y Cerritos por el Negro
    Prudencio, en 1.785 

  • Río Saija (Valle) en
    1.819.

Santa Marta fue quemada por los cimarrones
de la Ramada en 1.554, en Cartagena intentaron algo similar en
1.621. También se tiene noticia de una revuelta de serias
proporciones que tuvo lugar en el río Saija, en 1821: Los
esclavos quemaron los campos mineros y huyeron al litoral[20].
 

El pueblo afro en
la independencia de Colombia

La lucha de los cimarrones
señaló el camino de independencia a Colombia. Hoy
no podemos entender la revolución de los comuneros y el
movimiento de independencia dirigido por Bolívar si no los
alimentamos con la historia de los palenques.

Cimarrones, libres y libertos dieron un
vivo apoyo al movimiento insurreccional de los comuneros. Una vez
firmadas las capitulaciones de Zipaquirá que
desmovilizaron el levantamiento, José Antonio Galán
inició una intensa campaña por el Cauca, Magdalena
y Antioquia ocupando haciendas, liberando esclavos e instigando
su rebeldía. En la hacienda La Niña, los comuneros
de Tumaco liderados por el negro Vicente de la Cruz siguieron
este ejemplo y se levantaron el 7 de noviembre de 1.781. Sofocada
la rebelión comunera de Túquerres y otros pueblos
del sur de Nariño, el liberto de Barbacoas, Eusebio
Quiñones, huyó y se escondió en los montes.
Años después salió a combatir con las
fuerzas libertadoras cayó en medio de sus filas en la
batalla de Genoy.

El libertador Simón Bolívar
firmó en Trujillo el decreto de "guerra o muerte" entre
españoles y americanos el 15 de diciembre de 1813. Poco
tiempo después, para atraer a esclavos y libertos, les
ofreció la libertad absoluta si se sumaban al
ejército de la independencia. Muchos hombres confiaron en
esta promesa y se sumaron al ejército del
libertador.

En la lucha por la independencia sobresale
el afrocolombiano José Prudencio Padilla gran estratega de
guerra, conocedor del manejo de los vientos. Su aporte fue
valioso para el triunfo del ejército libertador en varias
batallas. Esperaba, como todos los afrocolombianos, que al ganar
la guerra conseguirían la libertad para todos los
esclavizados.

En un momento de crisis del ejército
por falta de recursos económicos y de personal,
Simón Bolívar busca ayuda en Haití, primer
país afroamericano libre. El entonces Presidente Alejandro
Petion le responde positivamente, le facilita personal y
pertrecho; a cambio, le pide a Bolívar abolir la
esclavitud en Colombia si logra la independencia.

El libertador se comprometió con
Petion pero no cumplió su promesa. Su traición se
hizo visible en el congreso de Cúcuta donde Antonio
Nariño, vicepresidente interino de la república y
representante del Presidente, hace conocer su propuesta de
Manumisión de los esclavos. Puede asegurarse que
no hizo mayor esfuerzo para que el congreso aboliera la
esclavitud, cambió la libertad absoluta prometida por la "
LIBERTAD DE VIENTRE": Los hijos de esclava que naciesen a partir
de 1821 alcanzarían la libertad y sólo
después de cumplir 18 años y pagar los gastos de su
manutención. Además, se estableció que todos
los recién liberados debían someterse a la tutela
de un blanco que les diera trabajo.

Luego de la ley de libertad de vientre, los
esclavistas se idearon otra contra la vagancia, para obligar al
liberto a trabajarles. Cualquier persona blanca que encontrara un
negro en la calle, podía acusarlo de vago y llevarlo a la
cárcel. Ahí cualquier rico pagaba por su
excarcelación y el supuesto liberto era forzado a trabajar
en las haciendas o minas en las mismas condiciones de
esclavitud.

[17]
RIASCOS, William, Raíces culturales del pueblo
afroamericano y caribeño
, en AA.VV., Teología
Afroamericana y Hermenéutica Bíblica, ed. Kimpres
Ltda., Bogotá, 2001. p. 140

[18]
Cf. VÁSQUEZ L Miguel A. Las Caras Lindas de mi Gente
Negra
, Plan Nacional de Rehabilitación PNR,
Santafé de Bogotá 1.994, p.11-20.

[19]
Cf HERNANDEZ, Olga y OROBIO, Ayda. Manual para Delegados de
la Palabra en Noanamá-Chocó
, Tesis de Grado,
Popayán, 1.998, p.28.

[20]
HUDSON 1964:231, citado en Whitten, Norman E. Jr, Pioneros
negros, La cultura afro-latinoamericana del Ecuador y de
Colombia
, ed. Centro Cultural Afroecuatoriano, 1992,
p.51  

Camino de
libertad

 

Consejo Comunitario:
ACADESAN

La libertad para los esclavizados no fue un
gesto de generosidad y filantropía de la clase poderosa,
sino el resultado de las exigencias y presiones ejercidas por los
mismos afrocolombianos, las continuas revueltas y fugas, los
ataques de los cimarrones a las haciendas. Además, ya no
eran tan rentables el comercio y mantenimiento de cuadrillas de
esclavos. La libertad prometida en la independencia, fue
discutida y trabajada en los congresos siguientes y se
convirtió en un empeño que duró más o
menos 39 años. El bien público, la propiedad
privada y la paz, fueron los principios utilizados para atrasar
casi indefinidamente la manumisión total[21]. 

Abolición
legal de la esclavitud en Colombia

En el proceso de abolición de la
esclavitud son importantes cuatro fechas:

  • 1812: La constitución del Estado
    de Cartagena prohibió el comercio y trata de
    negros. 

  • 1814: El dictador Juan del Corral
    ordenó la libertad a los hijos de esclavos nacidos en
    Antioquia. 

  • 1821: Ley de Libertad de
    vientre 

  • 1851: 21 de Mayo, el Presidente
    José Hilario López firma la abolición
    legal de la esclavitud.Se trata de un gesto formal puesto que
    nuevas leyes y figuras de explotación como
    arrendamiento, el terraje, trabajos forzosos impuestos y
    otros continuaron esclavizando al hombre y a la mujer
    afrocolombiana. En la abolición de la esclavitud se
    indemnizó al esclavizador y no al
    esclavizado.

  El precio
de la libertad

Después de la independencia, el
negro ahondó más en el conocimiento de su
situación de esclavo y marginado al participar activamente
en las acciones de guerra. Rompió su aislamiento y lo
llevó a otras regiones y a detectar otras
realidades.

En el Cauca los negros pagaban 10
días de trabajo como impuesto de terraje a la familia
Arboleda por el terreno para subsistir. La respuesta fueron
levantamientos como los de los colonizadores de Río Palo
en Puerto Tejada y Santander de Quilichao que resistieron a los
hacendados y a los embates del capitalismo agrario. Desde
aquí, muchos se movilizaron hasta establecerse en el
litoral Pacífico y las zonas mineras de Barbacoas, en los
ríos Telembí y Guelmanbí.

En 1.874, mediante la ley 51, el gobierno
determinó la adjudicación de terrenos
baldíos a quienes los estuvieran cultivando; se
desató un masivo proceso de colonización y
desplazamiento de población en busca de tierras, se
favoreció especialmente a los grandes terratenientes.
Muchos negros mineros y cultivadores de baldíos, por falta
de conocimiento e información, no reclamaron la
adjudicación y durante un siglo fueron considerados
"colonos" en sus propias tierras. 

Perspectivas
organizativas

Para entender el proceso organizativo del
pueblo afrocolombiano podemos remontamos a la presencia de los
Cimarrones, como ya hemos visto, esto nos dice que el
afrocolombiano esclavizado siempre buscó ser libre. Cuatro
años después de su llegada forzosa se dieron las
expresiones de los Cimarrones. Como la historia fue escrita por
los dominadores no encontramos testimonios de todas las gestas de
los africanos y sus descendientes en América, sólo
se han podido encontrar algunos hechos y testimonios:

v    1852: Jurídicamente
no hay presencia de esclavos. Para el afrocolombiano hay dos
opciones: Pasar a ser asalariado o vivir en la periferia de las
nacientes ciudades, en los ríos y
montañas.

v    1900: Se puede hablar de una
época de asentamiento donde sobresale el testimonio de
Manuel Saturio Valencia (1867-1907), poeta, pedagogo y dirigente
popular. Fue el último fusilado en Colombia, el 7 de mayo
de 1907, (cuando ya se había suprimido la pena de muerte,
pero estratégicamente el decreto no se dio a conocer hasta
después de fusilarlo). Lo acusaron de haber incendiado la
Calle primera de Quibdó, que representaba los intereses de
la sociedad blanca chocoana. Saturio fue profesor de
música y canto en las escuelas, juez y personero
municipal. Considerado como el primer literato negro del
Chocó. Por la misma opresión racista, sus obras
quedaron inéditas[22].

v    1900-1903. Con el
desencadenamiento de la Guerra de los Mil Días, vino otra
tragedia para el pueblo afrocolombiano que fue violentamente
expulsado de la zona del terraje y de sus propias tierras. En el
Cauca esta realidad llevó a José Cinecio Mina y sus
100 compañeros a levantarse en armas; por su resistencia y
valor, los negros afrocaucanos se ganaron la fama de tener pacto
con el diablo, se les llamó "los empautados".

v    1905, Manuel
Hernández "el boche" se levantó contra la
supervivencia de la matrícula colonial en la hacienda
Misiguay, en Córdoba.

v    1947: Diego Luis
Córdoba, primer senador chocoano. El más ilustre
del siglo XX, con una mente poderosa, se hizo abogado y
emprendió la búsqueda del Chocó como
departamento. Otro gran logro de Diego Luis Córdoba fue el
fortalecimiento de la educación por medio de la Normal,
donde hombres y mujeres se preparan para ejercer el magisterio.
Por las diferencias políticas debe viajar a México
donde muere.

v    1954: Se realizaron 18
días de protesta ante la amenaza de la
desmembración del departamento del Chocó. Al final
de la protesta se logró que se archivara el proyecto. El
entonces periodista Gabriel García Márquez
cubrió para el periódico El Espectador dicha
noticia.

v    1959: Proceso de
descolonización de los países africanos.

v    1960: Por la influencia de
los movimientos extranjeros como los de Martín Luther
King[23]
y Malcom X en Estados Unidos, Nelson Mandela en Sudáfrica,
y Fidel Castro en Cuba, surgen en Colombia diferentes
expresiones:

  • El movimiento de la negritud con
    Amir Smith Córdoba 

  • Juan Zapata Olivella, con el
    movimiento multicolor. Se lanzó a la
    presidencia, pero le ofrecieron un puesto en la Embajada de
    Haití, aceptó y así fracasó su
    movimiento. 

  • En 1976 se realiza el Primer Congreso
    de la Cultura negra de las Américas, en Cali, del 12
    al 15 de octubre[24]. 

  • Movimiento Cimarrón:
    Surge en Colombia liderado por Juan de Dios Mosquera, en
    Buenaventura el 15 de Diciembre de 1982. Tuvo una primera
    etapa como Círculo de Estudio SOWETO, en Pereira,
    Risaralda (1976). Busca los derechos de las negritudes, la
    superación de toda discriminación racial, la
    negritud como belleza, la indemnización por los
    años de esclavitud. En 1.990, su presidente
    participó como candidato a la Constituyente entre las
    personalidades[25].

v    En la década de los
80 surgen en el ámbito del Pacífico las
organizaciones Étnico Territoriales que luchan por el
reconocimiento como grupo étnico y el derecho a la
titulación colectiva. La primera de estas Organizaciones
es la ACIA, Asociación Campesina Integral del Atrato, como
respuesta al abuso de las compañías madereras en la
explotación indiscriminada del bosque, y al taponamiento
del río con las trozas. En la búsqueda de
solución los campesinos afrocolombianos encuentran el
decidido apoyo de la Diócesis de Quibdó y de la
Organización indígena Orewa. Otras organizaciones
de este estilo son OBAPO, Organización de Barrios
Populares de Quibdó, ACADESAN, Asociación Campesina
del San Juan, ACABA, Asociación Campesina del
Baudó, Coordinadora de Comunidades Negras, entre
otros.

v    1984: Experiencia de
etnoeducación y etnodesarrollo gestionado por
líderes afrocaucanos en el norte del Cauca: Villarrica, La
Balsa.

v    En 1986 se realiza un
Seminario Internacional con el tema «La
Participación del Negro en la Formación de las
Sociedades Latinoamericanas»[26]

v    En 1987 la comunidad
chocoana volvió a protestar exigiendo la titulación
de sus tierras.

v    En 1988 en Tumaco tiene
lugar un fuerte paro de protesta por el olvido y el
incumplimiento gubernamental a las necesidades vigentes.
Dejó en cenizas varias dependencias oficiales.

v    1989: Movimiento
investigativo histórico y cultural Cinecio Mina en el
norte del Cauca, con el objetivo de luchar por las
reivindicaciones étnicas, políticas y ambientales
del pueblo afrocolombiano.

Estos grupos y personas han tenido su
aporte concreto en el proceso de las comunidades
afrocolombianas. 

Líderes de la ACIA
(Chocó) y Afranec (Cauca)

 

[21]
Cf. PEREA H, Fabio Teolindo, Diccionario Afrocolombiano,
publicado por el Centro Experimental Piloto-CEP (Chocó) y
Codechocó, p106

[22]
Cf. Perea Hinestroza, Fabio Teolindo, Diccionario Afrocolombiano,
publicado por el Centro Experimental Piloto-CEP (Chocó) y
Codechocó, p. 178

[23]
Martín Luter King (1929-1.968), ministro de la Iglesia
bautista, elocuente orador, Premio Nobel de la Paz, 1964. Hizo
que el activismo pacífico fuera un movimiento de masas. En
Agosto de 1.963 congregó a 300.000 personas en Washington
y pronunció su histórico discurso "yo tengo un
sueño,….sueño que un día….los hijos de
los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños
de esclavos, habrán de sentarse unidos en la mesa de la
hermandad". Cf. Perea Hinestroza, Fabio Teolindo, O. C., p.
99

[24]
AA.VV, Primer Congreso de la Cultura Negra de las
Américas
, ed. Ecoe, Bogotá, 1988.

[25]
Cf. PEREA H., Fabio Teolindo, O C., p.117

[26]
AA. VV., La participación del negro en la
Formación de las Sociedades latinoamericanas
,
Seminario, ed. Antares Ltda, Bogotá, 1986.

el proceso
afrocolombiano en la coyuntura política a partir de
1.990

 

Marcha en Buenaventura en
conmemoración de los 150 años de
abolición legal de la esclavitud

Cuando se presenta la invitación a
reformar la Constitución Política de Colombia por
medio de una Constituyente (1990), el pueblo afrocolombiano
tenía dos visiones de su propio proceso: El movimiento
Cimarrón, integrado por profesionales y universitarios
afrocolombianos, con su metodología de círculos de
estudio, su referente a la lucha contra el racismo de E.U. y
Sudáfrica y por otra parte las Organizaciones
Étnico Territoriales, conformadas por los campesinos
negros de los ríos del Pacífico, para la defensa de
su territorio contra las multinacionales. Estos dos estilos nos
permiten entender porque no se dio la unidad para participar en
la Constituyente como pueblo afrocolombiano.

Fue así como en 1990 se realiza en
Cali un congreso pre-constituyente de Comunidades Negras
impulsada por lideres como Carlos Rosero, Carlos Ramos (asesinado
en 1992) y Gabino Hernández del Palenque de San Basilio,
donde asistieron militantes de la causa afrocolombiana,
representantes de ONGs, activistas de izquierda y miembros de
Asociaciones de Comunidades Negras, con el fin de buscar
representación en la asamblea constituyente. Por las
diferencias antes anotadas, no fue posible apoyar la candidatura
de un solo representante por las Comunidades Negras: El sector
del Chocó decide apoyar la candidatura del indígena
embera Francisco Rojas Birry y el Valle, norte del Cauca y una
parte de Quibdó apoyan a Carlos Rosero quien no consigue
ser elegido, por lo que hacen alianza con el indígena
guambiano Lorenzo Muelas y su asesora Otilia Dueñas, otro
grupo se une a la Unión Patriótica.

Se eligió un compañero,
Saturnino Moreno, de la Asociación Campesina Integral del
Atrato, ACIA para que fuera como delegado por las Comunidades
Negras del Chocó al equipo asesor del indígena
Francisco Rojas Birry.

A pesar de las diferentes alianzas no se
lograba que la Constituyente tomara en serio la
reivindicación del pueblo afrocolombiano, por eso se
inicia una serie de movilizaciones, entre ellas la toma pacifica
de la Catedral y del INCORA de Quibdó el 24 de mayo de
1991 y la toma de la Embajada de Haití en Bogotá.
Con la participación de organizaciones populares, la
iglesia, profesores y personas cercanas a nuestras comunidades y
organizaciones se hicieron mesas de trabajo. Estas se encargaban
de recoger las propuestas de las Comunidades Negras para la
asamblea nacional constituyente.

Desde estas mesas de trabajo se
lanzó la campaña telegrama negro, demostrando con
el respaldo de unas 10.000 firmas "Los Negros Existimos". Los
telegramas se enviaban a los constituyentes para que incluyeran
el reconocimiento del pueblo negro y sus derechos como grupo
étnico. Se sacaron, también, afiches, se hicieron
actos culturales y foros; sobre todo se elaboraron documentos
donde sustentaban las propuestas de las Comunidades Negras.
Finalmente los constituyentes indígenas y otros
simpatizantes se negaron a firmar la nueva Constitución
Nacional si no se incluía al menos un artículo
sobre la realidad del pueblo negro en Colombia. Y así,
como una salida estratégica se incluye el Artículo
Transitorio 55 en la Constitución de
1991. 

Artículo
transitorio 55

Dentro de los dos años
siguientes a la entrada en vigencia de la presente
Constitución, el Congreso expedirá, previo estudio
por parte de una comisión especial que el gobierno
expedirá para tal efecto, una ley que les reconozca a las
Comunidades Negras que han venido ocupando tierras baldías
en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la
cuenca del Pacífico, de acuerdo con sus practicas
tradicionales de producción, el derecho a la propiedad
colectiva sobre las áreas que habrá de demarcar la
misma ley.

En la comisión especial de que
trata el inciso anterior tendrán participación en
cada caso representantes elegidos por las comunidades
involucradas. La propiedad así reconocida sólo
será enajenable en los términos que señale
la ley. La misma ley establecerá mecanismos para la
protección de la identidad cultural y los derechos de
estas comunidades, para el fomento de su desarrollo
económico y social.

Parágrafo #1: Lo dispuesto en el
presente articulo podrá aplicarse a otras zonas del
país que presenten similares condiciones, por el mismo
procedimiento y previo estudio y concepto favorable de la
comisión especial aquí prevista.

Parágrafo #2: Si al vencimiento
del término señalado en este artículo el
congreso no hubiere expedido la ley a la que él se refiere
el gobierno precederá a hacerlo dentro de los seis meses
siguientes, mediante norma con fuerza de ley
[27].

Este articulo generó para el pueblo
afrocolombiano varios retos:

v    Difusión del A.T. 55
a lo largo y ancho de todas las Comunidades Negras.

v    Fortalecimiento de las
organizaciones negras en puntos como territorio,
etnoeducación, autonomía, organización
política, cultura, gestión y participación
comunitaria.

v    Trabajar una encuesta para
que las comunidades participaran en lo que debía ser la
ley de Comunidades Negras.

v    Discusión sobre el
contenido y carácter de dicha ley.

v    Elaborar la propuesta de ley
de Comunidades Negras.

v    Censo y mapa de las
comunidades negras.

v    Conformación de
muchas organizaciones afrocolombianas

COMISIÓN ESPECIAL

El 11 de agosto de 1992 mediante el decreto
Nº 1232 se crea la comisión especial para las
Comunidades Negras, de que trata el AT 55; y se establecen las
funciones y atribuciones de la misma:

El presidente de la república de
Colombia: Cesar Gaviria Trujillo, en uso de las facultades que le
confería el artículo Transitorio 55 de la
Constitución Política decretó lo
siguiente:

Articulo 1º: Créase la
Comisión Especial para las Comunidades Negras prevista en
el articulo transitorio 55 de la Constitución
Política que está integrada
así:

  • El Ministro de Gobierno o su
    delegado; quien la presidirá; 

  • El Gerente General del Instituto
    Colombiano de la Reforma Agraria, INCORA o su
    delegado;

  • El Director del Departamento de
    Planeación Nacional, DNP o su
    representante; 

  • El Director de INDERENA o su
    representante; 

  • El Director del Instituto
    Geográfico Agustín Codazzi o su
    delegado; 

  • El Director del Instituto de
    Investigaciones Culturales y Antropológicas, ICAN o su
    delegado. 

  • Los señores Gustavo de Roux,
    Jaime Arocha, Otilia Dueñas, Edgar Eulises Torres
    Murillo, Omar Torres Angulo, Jesús Rosero Roano,
    Piedad Córdoba de Castro, Guillermo Panchano, Silvio
    Garcés, y Luis Jaime Perea
    Ramos; 

  • Tres representantes por cada una de
    las Comisiones Consultivas de que trata el articulo tres del
    presente decreto, designados por ellas.

Articulo Nº 2: La comisión
tendrá las siguientes funciones:

  • Darse su propio reglamento, el cual
    será aprobado por
    mayoría; 

  • Cumplir las funciones previstas en
    el AT 55 de la Constitución
    Política. 

  • Identificar y proponer mecanismos
    para la protección de la identidad cultural y los
    derechos de las Comunidades Negras; 

  • Proponer a las autoridades
    competentes programas de fomento del desarrollo
    económico y social de las Comunidades
    Negras.

Articulo Nº 3: En cada uno de los
departamentos del Chocó, Valle, Cauca y Nariño
habrá una comisión, conformada por las
organizaciones que se señalan mas adelante, la cual
tendrá por objeto hacerle recomendaciones particulares a
la Comisión Especial para el cumplimento de sus funciones
en relación con particularidades de las Comunidades Negras
en cada uno de dichos departamentos. 

COMISIONES
CONSULTIVAS

  • Comisión consultivas del
    departamento del Chocó la cual estará integrada
    por: Asociación Campesina Integral del Atrato ACIA,
    Asociación Campesina del San Juan ACADESAN;
    Organización de Población Negra de la Costa
    Pacífica; Asociación Campesina del Alto
    Baudó ACABA; Organización Campesina del Bajo
    Atrato OCABA; Organización de Barrios Populares del
    Chocó OBAPO; Asociación Departamental de
    Usuarios Campesinos ADUC. 

  • Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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