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Tramas y relaciones de parentesco en la elite maracaibera (página 2)




Enviado por Adeyro Colina



Partes: 1, 2

Las investigaciones de genealogía son el estudio
de la filiación de los individuos y ubicarlos en el lugar
que le corresponden dentro de su linaje, entendiendo por linajes
una línea de hombres y sus hermanos que forman un grupo
con relaciones duraderas. (López, 2002). Asimismo, Kottak
(2007), sostiene que un linaje es un grupo de filiación
unilineal que tiene una filiación demostrada de un
antepasado común, los cuales pueden ser patrilineales
(patrilinajes) y matrilineales (matrilinajes).

Sin duda, los estudios de genealogía han sido
utilizados desde tiempos remotos por faraones, reyes, griegos y
romanos; asimismo, en la antigüedad, estos estudios se
convirtieron en un modo de realzar las personalidades importantes
fallecidas y un modo de justificación de los ostentadores
del poder para mantener el control sobre la sociedad. Durante el
Medioevo europeo (siglos X al XV, concretamente) el acceso a la
nobleza y, por consiguiente, al poder, era casi exclusivamente
mediante el nacimiento en una familia noble, por lo que el
reconocimiento del linaje o ascendencia era un aspecto muy
importante en los círculos de poder o aquéllos que
deseasen entrar en ellos.

En Europa Occidental, entre los siglos XVI y XVIII, se
mantuvo el mismo interés por los estudios
genealógicos tal como en la antigüedad, por lo que
miembros de la nobleza se preocuparon por indagar sobre sus
orígenes nobles; todo ello con el fin de mejorar y
conservar sus memorias históricas, en algunos casos por
vanidad y egos personales y por otro lado para reafirmar sus
derechos al poder.

De igual manera, este interés utilitario de la
genealogía se agudizó en el mundo colonial hispano
concretamente entre los siglos XVII y XIX, por medio de
documentos para ascender a dignidades o corporaciones de
carácter militar, empleos o ingresar a la
administración civil, con lo cual justificaban la
ostentación de esos cargos públicos a través
de un origen noble o alianzas con grupos de la elite; pues es
pertinente recordar el rol de los nexos familiares y afectivos en
las sociedades hispanas, en la cual las redes sociales: la
familia –parentesco consanguíneo o político
(suegros, cuñados, yernos)- los lazos afectivos (ahijados,
padrinos, compadres…), la amistad, el clientelismo o el
valimiento; la acción de gobierno se sustenta más
en los individuos que en las propias instituciones, las
relaciones o nexos entre ellos terminan dibujando inevitablemente
"redes de poder"; su compleja dinámica, salpicada de
dominaciones y dependencias estamentales, solidaridades y
conflictos, es fiel reflejo de una realidad social polivalente y
cambiante (Nava Rodríguez, 2001).

Lo anteriormente descrito denota uno de los elementos
más destacables de la sociedad hispánica colonial
–e incluso de la sociedad venezolana actual–, el cual
habría sido difícil de identificar sin realizar un
estudio genealógico y/o de parentesco, debido a que el
estudio de las relaciones y de los grupos, examinados
tradicionalmente bajo el aspecto del parentesco, resultan
más fructuosos si los examinamos bajo el
ángulo de la organización política

(Balandier, 2001), o más extendidamente, de las redes de
poder de la sociedad en cuestión.

En la actualidad, estos estudios han ido
perfilándose a reconstruir procesos históricos que
conservan la memoria de historias regionales y locales. Es
importante señalar que se ha convertido para los
historiadores en una metodología para fortalecer la
historia social: "la ciencia genealógica conoce
modernamente una profunda renovación…orientada
funcionalmente al servicio de la historia social y de la historia
general." (Morales, 2004:71).

La genealogía es una disciplina del conocimiento
humano cuyo alcance hay veces son poco divulgados, quizás
por intereses mezquinos. Se llega a la desinformación con
respecto a los logros alcanzados, y por esto se dice en algunas
ocasiones que la genealogía es un árbol donde se
cuelgan los antepasados, en ciertos casos ilustres y que sirven
solo para resaltar vanidades. En algunas sociedades, la
situación es otra, en donde los estudios
genealógicos tienen gran importancia, al extremo que un
país como Australia ha establecido dicho estudio en todos
los niveles de su sistema educativo (Primaria, Secundaria y
Universitaria) como estudio de la familia.

En el caso venezolano, los aportes de la
genealogía a otras ciencias que se han dado a conocer son
de gran profundidad tales como en la medicina al comprobar el
carácter hereditario de muchas enfermedades como la
diabetes, presión arterial y la glaucoma entre
otras.

En el caso de Derecho, es un herramienta para determinar
quienes tienen derecho a una sucesión, como sucedió
en el Estado Zulia con la muerte de Bernardo Morillo, quien
dejó grandes extensiones de tierra por todo el norte de
Maracaibo y el Municipio Mara y un numerosa cantidad de presuntos
familiares, lo que dio paso a una investigación de sus
familiares para determinar quienes tenían derecho a la
herencia dejada.

El caso anteriormente mencionado es uno de los tantos
ejemplos presentes en la región zuliana en donde se
refleja la importancia de los nexos familiares, en la
búsqueda de acceder a "redes de poder", en este caso
económico. Donde se implican relaciones y estrategias
familiares, amistad, compadrazgo, fidelidad, clientela y negocios
dentro de un marco de la solidaridad, la asociación y la
dependencia. A su vez, advierten de la importancia que este
complejo entramado de relaciones y de recursos tiene en la
organización de los negocios y el acceso del poder
político (Berbesí, 2001).

En torno a los alcance, los expertos no se han puesto de
acuerdo: para algunos es una ciencia auxiliar, para otros tiene
personalidad epistémica propia. Sea cual fuere el caso, se
puede afirmar que la genealogía no se agota en la
filiación como se veía en el pasado, sino que se
extiende a comprender noticias biográficas de miembros de
la familia en estudio y su relación con la comunidad en la
que se desenvuelve.

Contexto
histórico (Siglo XIX-XX): La élite maracaibera
después de 1830 y
cambio de los ostentadores del
poder

La élite local maracaibera de 1830 era
básicamente la misma del período colonial, con
muchos rasgos heredados de la organización del antiguo
régimen y son descendientes de la aristocracia
española, debido a que la estructura social local se
mantuvo intacta durante el período de la independencia, y
que la ciudad, así como su provincia, se mantuvieron
prácticamente al margen de la contienda.

Títulos nobiliarios, distinciones militares y el
prestigio colonial eran parte fundamental y eran símbolo
de renombre en la vida de esta élite. Entre las familias
más renombradas tenemos: los Acuña, González
de Acuña, Andrade, Arocha, Baralt, Belloso, Celis,
Días, Faría, García, Guruceaga, Jugo,
Lossada, Luzardo, Muñoz, Ochoa, Ortega, Pirela, Pulgar,
Saavedra, Urdaneta, entre otros (Nagel, 1969).

Durante la década de 1830, la élite
tradicional se vio reforzada con la llegada contingentes de
ingleses, franceses e italianos que vinieron en búsqueda
de ampliar sus negocios y desarrollar actividades comerciales,
aprovechando la apertura propiciada por la naciente
república[4]

En un principio, los locales vieron con recelo a estos
extranjeros, pero poco a poco estos últimos
entrarían a formar parte de la sociedad marabina. Estos
inmigrantes buscaban alcanzar cierto status social a
través de enlaces matrimoniales con las hijas de notables
maracaiberos. Con estos enlaces también buscaban acceder
al poder político que detentaba la élite local.
Apellidos como Harris, Cook, Mackay, D"Empaire, Berti, Hamilton,
Penny, Wilson y Montovio (Nagel, 1969) formaban parte de este
contingente.

Estos extranjeros logran, además establecer
vínculos comerciales, de amistad y solidaridad con los
notables maracaiberos con el fin de obtener mayor influencia
sobre la región y así obtener mayor control sobre
sus actividades mercantiles. Venezuela, a diferencia de otros
países del continente como Argentina, Brasil, Chile y
Estados Unidos, no ofrecía unas condiciones favorables ni
era atractivo para los inmigrantes europeos tras la precaria
situación del país producto de la Guerra por la
Independencia, conflictos frecuentes –caudillos–,
poca organización de las instituciones públicas y
un Estado nacional desarticulado; aunado la falta de una
política coherente de atracción de
inmigrantes[5]

A principios de la década de 1840, empieza a
establecerse un nuevo elemento: los alemanes. Precedentes
mayoritariamente de las zonas hanseáticas (sobre todo de
Hamburgo) (Nagel, 1987), arriban a Venezuela, en un principio a
Maracaibo, para desarrollar actividades comerciales y amasar
fortuna. No es sin embargo, a partir de 1870 cuando el
contingente de alemanes ya formaría un elemento influyente
en la sociedad marabina, en donde tendrán una activa
participación en el comercio de la zona de influencia de
la ciudad (Lago y los actuales estados andinos).

La razón por la cual escogen la región
marabina es porque, según se esgrimía en varios
círculos sociales, vienen a recuperar lo que
históricamente les pertenece por el tratado de los Welser;
y el hecho de que fue Ambrosio Alfinger –un
alemán– a quien es atribuida la fundación de
Maracaibo en 1529[6]

Los germánicos rápidamente
desplazarían a la élite tradicional de las
actividades comerciales y, a raíz de esto entrarían
en frecuentes roces; aún cuando ellos también
buscaron establecer vínculos con los notables locales para
así acceder al ansiado poder político; y les fue
más difícil vincularse con la élite local ya
que los ingleses y franceses los veían como una gran
competencia por el control económico del circuito
Agroexportador (Cardozo, 1991). No es de extrañar que,
precisamente, los alemanes fueran los propulsores de la
creación de la Cámara de Comercio de Maracaibo en
1890, en aras de unificar esfuerzos y organizarse como un grupo
social con voz e influencia en la ciudad, demostrando la
importancia de los germánicos en la vida
comercial.

Poco a poco, los notables maracaiberos pierden terreno
en lo económico frente a los extranjeros y se ven
obligados a obtener cargos políticos para poder mantener
el control sobre la Provincia, al menos político. Sin
embargo, sobre todo a fines del siglo XIX, no era raro que
notables establecieran alianzas con los comerciantes extranjeros,
fundamentalmente para acceder a las riquezas y lujos, así
como para poder tener un estilo de vida propio de la alta
sociedad.

La élite maracaibera no era un grupo
homogéneo, ni compartían intereses comunes, lo cual
causó un conjunto de pleitos e intrigas entre ellos, en
especial entre los dirigentes políticos y los comerciantes
extranjeros; y difícilmente llegaban a
acuerdos.

En esta élite se representaban redes de hombres
unidos por vínculos muy variados, ya sea por parentesco,
de compadrazgo, de clientela y de origen geográfico
común. Se ha observado una alta incidencia de los
matrimonios entre primos hermanos, sean éstos paralelos o
cruzados en las distintas familias que conformaban la elite
marabina del siglo XIX. Esto podría deberse a la
búsqueda de mantener una "pureza" en la familia, en donde
era preferible la endogamia entre los aristócratas que el
matrimonio con personas de inferior condición social, con
lo que garantizaban el linaje y preservaban el apellido.
Normalmente, aunque no siempre, estas uniones endogámicas
se realizaban entre primos cruzados.

Esta endogamia, visto desde la concepción actual
de familia en occidente[7]también puede
asumirse como una forma de resistencia de la aristocracia
marabina a mezclarse con los inmigrantes ingleses, franceses y
alemanes, en gran parte por miedo a perder prestigio que las
familias locales habían ostentado durante años; sin
embargo, poco a poco las familias marabinas irían
aceptando a esos comerciantes extranjeros en miras de mejorar su
situación económica y de acceder al comercio
nacional e internacional

En el campo político, se presentaron dos partidos
o bandos: los "Campesinos" y los "Tembleques". Los primeros,
acostumbrados a la dirigencia local y a dominar los destinos de
la provincia, eran de corte conservador; mientras los segundos,
militares y caudillos apadrinados por Páez,
favorecían una mayor centralización del poder y
buscaban obtener una cuota de participación en los
dominios de la provincia.

Cabe destacar que la polarización y
distanciamiento de estas facciones regionales son análogos
al proceso vivido por los conservadores y liberales, si tomamos
en cuenta que en 1835 se produce una ruptura entre los partidos
capitalinos, así como el inicio de hostilidades entre
"Campesinos" y "Tembleques" en la lucha por el afianzamiento del
poder.

A pesar de sus diferencias, estas facciones
sentían una gran admiración hacia Páez,
quien ejercería una sutil influencia sobre los dirigentes
políticos maracaiberos y de otras regiones del país
hasta la década de 1860. Esto hace suponer que ambos
partidos apoyaban la república y no llegaron a manifestar
deseos autonomistas por convicción, sino la mayoría
de las veces por oportunismo.

  • a)  Maracaibo durante los inicios del Siglo
    XX

Maracaibo, a principios del siglo XX, fue el centro de
comercio de toda la región del Lago de Maracaibo,
así como de la región andina venezolana y parte del
departamento colombiano de Norte de Santander. Toda la
producción proveniente de las mencionadas regiones
llegaban al puerto de Maracaibo y de éste partía
hacia Nueva York, Marsella, y –especialmente- a Curazao
(Cardozo, 1998), constituyéndose una especie de Hinteland
(Cardozo, 1991). Este Hinterland se dio principalmente por el
aislamiento geográfico de la hoya del Lago de Maracaibo
con respecto al resto del país y la inestabilidad
política de Venezuela durante el siglo XIX.

Estas condiciones hicieron de Maracaibo, en especial a
fines del siglo XIX, un puerto próspero y la consiguiente
aparición de centros educativos, entre ellos La
Universidad del Zulia (1891). Todo ello propició la
aparición de un grupo activo de intelectuales en la
región quienes dejaron una impronta en el modo de vida de
la ciudad. Entre ellos podemos mencionar: Francisco Eugenio
Bustamante, Manuel Dagnino, Rafael López Baralt, Francisco
Ochoa, entre otros (Parra, 2002). Muchos de estos intelectuales
provenían de las élites o se vinculaban a ellas a
través de matrimonios y alianzas de
compadrazgo.

En cuanto al comercio, Maracaibo se vio favorecida por
el cobro de impuestos y venta de materias primas y
mercancías provenientes de los Andes y Norte de Santander,
en especial por el café, principal rubro de
exportación nacional hasta 1936 cuando es superado por el
petróleo.

Hasta bien entrado el siglo XX se encontraban instaladas
en la ciudad compañías o casas comerciales que se
encargaban de vender la producción y embarcarla a puertos
en el exterior; entre las cuales se mencionan. Minlos Breuer
& cía.., Blohm & cía., Van Dissel Thies
& cía., Cabrera y Luciani, H.L. Boulton Jr. y
cía., D"Empaire & cía., Henríquez &
cía., entre otros (Parra, 2002:91). Todas estas
compañías estaban coordinadas y agrupadas en la
Cámara de Comercio de Maracaibo, fundada en 1878 pero
activa desde 1894 (Cardozo, 1998).

El cierre de La Universidad del Zulia (1903), la
cesión del corredor de Palmarito al Estado Mérida
(1904) y otras políticas no aminoraron el paso del
dinamismo de Maracaibo. La construcción de la carretera
trasandina significó que la producción de la
región andina se dirigiese directamente a Caracas,
desmontando así el circuito agroexportador.

La actividad intelectual se vio reducida, mas no
aminorada tras el cierre de la universidad y la falta de apoyo
por parte de las fuerzas sociopolíticas zulianas las
cuales no aceptaron del todo el programa transformador. Sin
embargo, en la década de los "30 resurge el movimiento
intelectual y se retoma el programa transformador de la
universidad, lo que propiciaría, dieciséis
años después, la reapertura de la Universidad del
Zulia bajo la rectoría de Jesús Enrique Lossada
(Ortín, 2004). En este sentido:

La Universidad del Zulia representó para los
zulianos una institución que proyectó la
energía y la sinergia de su pensamiento en toda la
comunidad marabina. Este intercambio estaba concebido como una
luz que de forma natural se ubicó en los escenarios
económicos, políticos, literarios y
científicos para demostrar el trabajo tesonero de la
región (Ortín, 2004:179).

Sin embargo, el hecho que marcó para siempre el
rumbo de la vida marabina fue la iniciación de la
explotación petrolera en la década de los "20.
Numerosas transnacionales se presentaron en la región para
operar las concesiones petroleras. Los cambios sociales en la
ciudad no se hicieron esperar: de 70.000hab. en 1920 a 140.000hab
en 1926; la llegada masiva de inmigrantes procedentes de los
Andes, Falcón y Margarita; el flujo de capitales que
dinamizó la economía y el consiguiente aumento del
nivel de vida de la población.

El rol de los comerciantes ya no era el de vender
materia prima al exterior, sino comprar mercancía y
revenderla en el mercado local marabino, transformándose
así en casas de importación.

Genealogía
del apellido Lossada

  • a) Códigos y normas

Hay que considerar que los símbolos que se
presentan abajo no han sido reconocidos de modo oficial por la
comunidad científica, entre otras cosas, por la gran
diversidad de sistemas de parentesco que demandan flexibilidad a
los sistemas de notación. Sin embargo, son de uso
más o menos común en todos los trabajos que abordan
el parentesco.

Monografias.com

Ilustración 1: Normas de
representación de los sujetos

Monografias.com

Ilustración 2: Normas de
representación de los lazos de parentesco

Monografias.com

Ilustración 3:
Representación gráfica del átomo de
parentesco, según la propuesta de Claude
Lévi-Strauss. El género masculino es simbolizado
con un triángulo, y el femenino, por un círculo. La
descendencia, de género indistinto, es representada con un
cuadro.

La teoría de la alianza, también llamada
teoría del intercambio generalizado, es el nombre dado en
la antropología a un método estructuralista de
análisis de las relaciones de parentesco. Tiene sus
orígenes en el libro Las estructuras elementales del
parentesco, escrito por el antropólogo y filósofo
francés Claude Lévi-Strauss en 1949. La
teoría de la alianza está opuesta a su par
funcionalista propuesta por A. R. Radcliffe-Brown, conocida como
teoría de los grupos de filiación. La teoría
de la alianza ha orientado buena parte de los trabajos de la
antropología social francesa sobre el parentesco, sobre
todo hasta la década de 1980, y tuvo resonancia en otros
campos del análisis social, incluidos el
psicoanálisis —que comparte con la
antropología estructuralista el interés en la
universalidad del tabú del incesto—, la
filosofía y la filosofía política.

Para los partidarios de la teoría de la alianza,
el lazo elemental del parentesco es el de la alianza entre un
hombre y otro al que ha cedido los derechos sobre el poder
reproductor de su propia hermana.

En el caso concreto de la sociedad marabina de fines de
siglo XIX y principios del XX, una de las maneras de fortalecer y
ampliar el entramado clientelar es por la vía matrimonial.
El matrimonio condicionaba la vida personal y la acción
social de los individuos. Se asume como hecho económico,
social, y político fundamental en la articulación
de dichas sociedades. Por esta vía se pretendía
sellar alianzas políticas, financieras y/o comerciales
fundamentales en el ejercicio del poder.

  • c) Apellido
    Lossada[8]

Este apellido es considerado uno de los
más antiguos y distinguidos en la genealogía
hispanoamericana. De origen visigótico, este apellido,
durante la edad media estuvo ligado al de Quiroga, e incluso se
utilizaban indistintamente. En Venezuela, se establecen dos ramas
de esta estirpe: una llega con Don Diego de
Losada[9]La rama que se estableció en
Maracaibo llega a dicha ciudad a fines del siglo XVIII
directamente de España, siendo el primero don Fernando
Lossada y Noboa, quien llegó viudo y se establece como
Alcalde Ordinario de esta ciudad.

Fernando Lossada y Noboa contrae nupcias en
Maracaibo con Josefa Nicolasa Antúnez Pacheco y Campos de
Pineda[10]en 1770, fueron los padres de: Juana
Francisca de Paula Simona, María Josefa Evangelista, Juan
Antonio José Evangelista, María Tomasa, José
Rafael, y Joaquina Josefa Ana María de la Ascensión
del Carmen Lossada y Antúnez. (Ver ilustración
4)

Juan Antonio José Evangelista
Lossada y Antúnez (1779-1855) se casa el 9-01-1797 con
María Luisa Gutiérrez de Celis y
Pirela[11]y fueron los padres de: José
Demetrio, María Tomasa, Manuel José Celestino, Juan
Antonio de la Encarnación, Fernando José, Francisco
María Eugenio, José Joaquín Ricardo Miguel
María, María del Pilar, Micaela, María
Dolores, José de Jesús, y María del Rosario
Lossada y Celis. (Ver ilustración 5)

Manuel José Celestino Lossada y
Celis[12]contrae nupcias con Dámasa
Rodríguez de Cárdenas y
Lossada[13]primos hermanos, fueron padres de:
Eudoxia, Miguel, Georgina, Carolina, Adelaida, Manuel, Victoria y
María Luisa Lossada y Rodríguez. (Ver
ilustración 6)

Fernando José Lossada y
Celis[14]contrae nupcias con María Trinidad
Guitiérrez de Piñeres y
Narváez[15]fueron los padres de: Fernando
Catón y Juan Antonio Lossada Piñeres. (Ver
ilustración 7)

Fernando Catón Lossada y
Piñeres se casa el 25-8-1858 con su prima hermana
María Luisa Lossada y Rodríguez, fueron padres de
María Luisa Lossada Lossada. (Ver ilustración
8)

Maria Luisa Lossada Lossada nació el
03-1-1860, hija de Fernando Catón Lossada Piñeres y
María Luisa Lossada y Rodríguez, estos
últimos fueron primos hermanos. Poco se sabe de esta dama,
quien se dedicó a la docencia en distintas partes del
Estado Zulia y tuvo el 15-7-1892 a Jesús Augusto Enrique
del Carmen Lossada, quien sería el primer Rector de La
Universidad del Zulia en su reapertura en 1946, abogado,
filósofo y filólogo. Se asumió a
Jesús Enrique como hijo natural, pues se decía que
su padre fue un sacerdote, pero por la conservadora conciencia
social de Maracaibo de fines de siglo XIX deja la paternidad de
Lossada en un misterio.

Queda claro que la familia Lossada
formó parte de la elite marabina de fines del siglo XVIII
y gran parte del XIX. Se observa que los Lossada buscaban
alianzas con las distintas familias del círculo de poder
marabino a través de enlaces matrimoniales y compadrazgo.
Estos enlaces matrimoniales se realizaban casi exclusivamente con
personas de la elite; y en muchos casos, si era necesario se
enlazaban entre parientes, probablemente en búsqueda de
mantenerse dentro de los círculos sociales, aunque
también quizá para mantener la integridad del
apellido, para no desaparecer.

Hechos que marcaron a esta familia, de
manera permanente fueron: el nombramiento de Fernando de Lossada
Noboa y Boan como alcalde ordinario de Maracaibo, función
que ejercería hasta su muerte. Otro hecho que marca es la
unión matrimonial con comerciantes extranjeros. En un
principio con franceses –Fourastié, por
ejemplo–, y a fines del siglo XIX con alemanes –von
Jess, Matthyas, Nagel, Strasser, entre otros–, tendencia
común entre la elite maracaibera, en parte para acceder al
poder económico y también para mantener el
prestigio a escala local a través de los recursos
económicos de estos comerciantes. También destaca
la preferencia de profesiones y oficios de alto prestigio para la
época: militares hasta mediados del siglo XIX,
académicos y médicos posteriormente.

Dentro de esta familia, cuatro personajes
se destacan especialmente, debido a su huella dejada tanto en la
sociedad maracaibera como a escala nacional, dejando su marca en
las páginas de la historia. Los personajes en
cuestión son:

  • Fernando de Lossada Noboa y
    Boan
    : Alcalde ordinario de Maracaibo a fines del siglo
    XVIII, así como ser el primer Lossada en establecerse
    en dicha ciudad.

  • Juan Antonio José
    Evangelista Lossada y Antúnez
    : Prócer de
    la independencia, quien participaría en la Batalla de
    Carabobo.

  • Juan Antonio Lossada
    Piñeres: En principio militar, posteriormente se
    destacó en la faceta intelectual zuliana con la
    publicación de biografías de ilustres, entre
    ellas sobre Rafael María Baralt, y numerosos trabajos
    sobre la historia zuliana, así como de política
    y derecho. Muchos compararon la trascendencia de éste
    con la del mismísimo Baralt.

  • Jesús Augusto Enrique del
    Carmen Lossada
    : Primer rector de la Universidad del
    Zulia, cuya vida y obra se ahondará más
    adelante.

Biografía
del Dr. Jesús Enrique Lossada

Nace en Maracaibo, un 15 de julio de 1892. Escritor,
abogado, educador y político. Hijo de María Luisa
Lossada Lossada, con quien tendría una relación
especial durante el resto de su vida. Esta mujer nace el 3 de
marzo de 1860, hija de Fernando Catón Lossada
Piñeres y María Luisa Lossada y Rodríguez,
estos últimos fueron primos hermanos[16]Si
bien Lossada tiene ascendencia de la elite marabina del siglo
XIX, pasó sus primeros años en condiciones
económicas precarias, con sólo el sustento del
magisterio que ejercía su madre (Borjas, 1966).

Inicia sus estudios de primaria en el colegio Federico
Valbuena Ávila (1906) y los de secundaria en el Colegio
Federal de Varones de Maracaibo (1909) donde recibe el grado de
bachiller en filosofía (1912). En 1916, escribe el drama
La ley, premiado en los Juegos Florales de Cumaná. Inicia
estudios de derecho por correspondencia en la Universidad de Los
Andes, mientras desempeña labores docentes en el Colegio
Federal de Varones de Maracaibo (1917).

Fundador de las revistas Principios y Psiquis y redactor
de la revista Orto (1919), publica en 1918 su poemario
Madréporas. Graduado de doctor en ciencias
políticas en la Universidad de Los Andes, es designado
juez del distrito Maracaibo (1921-1923); juez de primera
instancia en lo Mercantil y Civil y miembro accidental de la
Corte Suprema de Justicia del estado Zulia (1923-1925), publica,
en 1927, un segundo poemario El reloj de los girasoles. Nombrado
director del Colegio Federal de Varones donde crea y dirige la
Escuela de Ciencias Políticas (1930), es confirmado en el
cargo al ser transformado el colegio federal en liceo
(1936).

Es nombrado Presidente del Concejo Municipal del
distrito Maracaibo durante el período 1936-1937, es
elegido diputado por el estado Zulia al Congreso Nacional por los
años 1937-1940 y publica, en 1938, su libro de cuentos La
máquina de la felicidad. En 1945-1946, participó en
la redacción de la Constitución y el Estatuto
Electoral, después de lo cual fue electo presidente del
Consejo Supremo Electoral (1946). Designado rector de la
Universidad del Zulia, reabierta en 1946, después de haber
sido clausurada durante más de 40 años. Senador por
Acción Democrática por el estado Zulia en la
Asamblea Constituyente (1947). Es considerado como uno de los
más destacados valores literarios zulianos del siglo XX.
Masón en grado 18. Muere en Maracaibo un 28 de junio de
1948, a los 55 años de edad.

El Intelectual y
La Universidad del Zulia

Durante la década de 1920, existía un
liderazgo con inquietudes políticas centrado en Maracaibo,
entre los cuales se nombran: Valmore Rodríguez, Isidro
Valles, Ely Saúl Rodríguez, Jesús Enrique
Lossada, Manuel Noriega Trigo, Gabriel Bracho Montiel, entre
otros (Urdaneta, 2000) quienes:

Formaban un grupo social con relativamente fácil
acceso a las ideas y corrientes políticas de la
época. Económicamente eran más
independientes que los campesinos y obreros, en general
vivían del sustento familiar o de realizar actividades
intelectuales menores (Velásquez, citado por Urdaneta,
2000).

En sus funciones como director del Colegio Federal de
Varones, Lossada ejerció una influencia determinante en la
formación de futuros líderes en la vida intelectual
y política en el Zulia, entre ellos: Olga Luzardo,
Ángel Emiro Govea, Pedro Barboza de la Torre José
Martínez Pozo, Gabriel Bracho Montiel, entre otros
(Urdaneta, 2000). También tras su gestión, logra la
elevación del Colegio a Liceo, fundándose
así el "Liceo Baralt" bajo las características con
las que actualmente se le conoce. Asume la dirección de
esta institución hasta que fue nombrado rector de La
Universidad del Zulia.

En la formación de la Escuela de Ciencias
Políticas (1930), Lossada empieza a cimentar las bases de
la reapertura de La Universidad del Zulia en 1946.

Entre 1937 y 1940 fue diputado del Congreso Nacional por
el Estado Zulia, en donde luchó por la reapertura de la
universidad, la cual logró en 1946; tras esto fue nombrado
rector. En ella, además de ejercer sus funciones de
rector, estuvo a cargo de la cátedra filosofía del
derecho. Tras su gestión se crearon los laboratorios, la
revista, el orfeón, la ampliación del edificio,
pero más que todo, sirvió de un ejemplo de
constancia para unos inicios tan duros.

El Dr.
Jesús Enrique Lossada en su laberinto

Mucho se sabe sobre la vida y obra de Jesús
Enrique Lossada, en cuanto a su vida pública y aportes a
la reapertura de la Universidad del Zulia –de hecho, es una
especie de héroe en la mencionada casa de estudios–;
pero poco se sabe sobre su vida privada, y lo poco que se conoce
ha sido gracias a exhaustas investigaciones.

Uno de esos aspectos hasta no hace mucho cubiertos era
la paternidad de Lossada. Si bien desde un principio se
asumió que era el hijo natural de María Luisa
Lossada Lossada, la paternidad del intelectual se mantuvo en un
misterio. En investigaciones de parentesco, el su mayoría,
solo se alude a la ascendencia de su rama materna y casi siempre
se omite la rama paterna. En una época donde las
relaciones incestuosas eran condenadas y la maternidad soltera
era mal vista, es de suponerse esa situación para Lossada.
Mucho más aún si el padre fuese un sacerdote, que
también se presume padre de cinco hijos
más[17]

Las diversas fuentes hacen suponer una precaria
situación económica en el hogar de María
Luisa Lossada Lossada, a pesar de su ascendencia
"aristocrática"[18] y una infancia
relativamente acomodada que pudo haber tenido ésta.
Posiblemente, el hecho de quedar como madre soltera haya sido
objeto de condena por parte de su familia, y su núcleo
familiar la haya rechazado por ello. Se presume que la familia
Lossada Lossada (Fernando Catón y María Luisa
madre) hayan perdido influencia económica en el transcurso
del tiempo y María Luisa (hija) se dedicase a la docencia
antes de que Jesús Enrique naciera. Sin embargo,
María Luisa desaparece de la vida pública por un
tiempo junto con su vástago, en gran medida por la
vergüenza de ser madre soltera a fines del siglo XIX (Nagel,
2007).

El rechazo familiar no sería permanente; pues se
observa, por ejemplo, que Jesús Enrique Lossada tuvo
contacto con familiares, de hasta tercer y cuarto grado, tal como
Eduardo Mathyas Lossada[19]primos terceros,
quienes no solamente comparten una relación familiar, sino
también una amistad y apoyo en la vida intelectual de
ambos. De hecho, Emilia Lossada inscribe a Eduardo en el colegio
Federico Valbuena Ávila por la cercanía a su hogar
y porque ahí estudiaba Jesús Enrique, un
"familiar", quienes de hecho se la llevaron bien e incluso
ejercen sus labores de abogado juntos y compartieron gran parte
de su vida intelectual (Olivares, 1981).

Esta estrecha relación duraría hasta el
día de la muerte de Lossada, y donde la sociedad marabina
los consideró como primos. Mathyas es nombrado Coordinador
Social de Cultura de La Universidad del Zulia mientras
Jesús Enrique fue rector e incluso sucedió a
éste después de su muerte (ídem), en parte
cumpliendo, ya sea con un acto de confianza o con un deber moral
para con su familiar y su compañero de confianza, incluso
más allá de sus capacidades para el ejercicio del
cargo, situación frecuente en países en desarrollo
(Fox, 1972).

Según Fox (1972) cualquiera que sea el grado de
intensidad en que se utilicen los vínculos de parentesco
para forjar la unidad social, hasta ahora ninguna sociedad ha
podido basarse sin un mínimo irreductible de relaciones
sociales basadas en el parentesco.

Consideraciones
finales

El apellido Lossada se considera como uno de los
más antiguos y distinguidos en la genealogía
hispanoamericana. El primer Lossada que llegó a Maracaibo
a fines del siglo XVIII no tardó en hacerse un lugar
dentro de la elite marabina de la época y dejar vasta
descendencia.

Títulos nobiliarios, distinciones militares y el
prestigio colonial eran fundamentales y los símbolos y
significados de las alianzas dentro de estos círculos
sociales. Estos grupos buscaban, a través de los enlaces
matrimoniales y alianzas de compadrazgo, acceder a las familias
aristocráticas y expandir sus dominios comerciales y
sociales. Era común el enlace de las familias de la alta
sociedad de Caracas con aquéllas del interior del
país, en donde ambos grupos salían beneficiados:
los centrales ampliaban sus dominios a otras regiones, mientras
que los del interior accedían al mercado caraqueño
e internacional.

Otra tendencia observada fue el concepto de clase que
esta elite tenía; pues era muy infrecuente el matrimonio
entre éstos con personas de clase inferior, por lo que era
preferible la endogamia entre los aristócratas, con lo que
garantizaban el linaje y preservaban el apellido. Normalmente,
aunque no siempre, estas uniones endogámicas se realizaban
entre primos cruzados.

Maracaibo, a principios del siglo XX, fue el centro de
comercio de toda la región del Lago de Maracaibo,
así como de la región andina venezolana y parte del
departamento colombiano de Norte de Santander. Esta
situación propició la afluencia de casas
comerciales inglesas, francesas y, posteriormente, alemanas, con
el consiguiente contingente de extranjeros que buscaban dejar su
impronta en la región.

Estos extranjeros buscaban establecer alianzas con la
elite para obtener status y posiciones ventajosas para el
comercio. Por su parte, la elite local buscaba consolidar una
posición comercial favorable a través de los
enlaces con estos extranjeros; pues es pertinente resaltar que
muchos de la alta sociedad marabina gozaban de prestigio y de
apellidos de renombre; no necesariamente buena posición
económica.

La familia Lossada representaba la típica familia
de las clases altas marabinas, matrimonios. Alianzas y
tabúes propios de la región de fines del siglo XIX
y principios del XX no eran ajenos a este grupo familiar. Muchos
de ellos se dedicaban a las profesiones y oficios de "prestigio"
de su época (militares, intelectuales se veían con
frecuencia) y establecían alianzas de matrimonio y
compadrazgo con comerciantes extranjeros establecidos en la
ciudad, en un principio franceses y posteriormente, en mucha
mayor medida, con alemanes.

Mucho se sabe sobre la vida y obra de Jesús
Enrique Lossada, en cuanto a su vida pública y aportes a
la reapertura de la Universidad del Zulia –de hecho, es una
especie de héroe en la mencionada casa de estudios–;
pero poco se sabe sobre su vida privada, y lo poco que se conoce
ha sido gracias a exhaustas investigaciones.

Anexos:
Árbol genealógico

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Ilustración 4: Familia Lossada y
Antúnez

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Autor:

Adeyro Colina

Julio García
Delgado

[1] Una versión preliminar de este
trabajo y parte de sus resultados han sido presentados en:
Esbozo de estudio genealógico: Alianzas, enlaces y
formas de vida en Maracaibo del siglo XX, ponencia presentada
en el IX CONGRESO DE HISTORIA REGIONAL Y LOCAL. ENCUENTROS Y
DESENCUENTROS CON LA MEMORIA Maracay, del 23 al 25 de noviembre
de 2006.

[2] Vínculo por consanguinidad,
afinidad, adopción matrimonio u otra relación
estable de afectividad análoga a ésta.
Unión, vínculo o liga que tienen las cosas.
(DRAE, 2001).

[3] El Nuevo Testamento inicia, precisamente,
con la genealogía de Jesús desde Abraham, pasando
por David, para dar a conocer que Jesús era hijo de
David y, a su vez, hijo de Abraham. Numerosas referencias en el
Antiguo Testamento sobre los orígenes de los personajes
descritos denotan la importancia que los judíos le
atribuían –y atribuyen- a la ascendencia familiar,
siendo la más importante el reconocerse el pueblo
judío como descendientes de Abraham. Jehová
recompensó a Abraham con una gran descendencia
(judíos, árabes) por la fidelidad del
último hacia el primero.

[4] Un ejemplo de esta apertura sería
la Ley de Libertad de Cultos, promulgada en 1834. Esta ley si
bien permite la libertad de cultos, también se establece
la religión católica como la oficial del Estado.
Esta ley fue promulgada con la intención de convertir a
Venezuela en un polo de atracción para los inmigrantes
europeos, que en su mayoría profesaban religiones
protestantes. También se debe destacar la presión
ejercida por las factorías comerciales inglesas,
francesas y, posteriormente, alemanas para la
promulgación de dicha ley.

[5] Excepciones a esta situación
podrían ser, precisamente, la de los comerciantes
ingleses, franceses y alemanes –quienes sólo se
relacionaban con las clases altas–; y los inmigrantes
alemanes instalados en la Colonia Tovar; y estos
últimos, sin embargo, se mantuvieron aislados de la vida
sociopolítica del país hasta bien entrado el
siglo XX.

[6] Esta idea cobra su punto máximo a
partir de 1870, con la consolidación del Estado
Alemán, bajo el mandato del Káiser Guillermo I,
en busca de colonias para la obtención de la materia
prima. Alemania tenía un aparato industrial mayor que el
de Inglaterra, pero sin posesiones coloniales. Diferentes obras
políticas y filosóficas de la Alemania del siglo
XIX y principios del XX –Hegel, Nietzsche, Marx, entre
otros– frecuentemente denotan un nacionalismo exacerbado
que exige a los alemanes trabajar para ser un imperio
colonialista; y otras obras que criticaban el papel de ese
país en el reparto colonial en África.
Entretanto, se decidió copiar la estrategia
británica y francesa en lo que se refiere a la
instalación de factorías comerciales en
América Latina, con el fin de garantizar el
abastecimiento de materias primas. Incluso, tras el bloqueo a
las costas venezolanas por parte de las potencias europeas en
1902, el Estado Venezolano iba a pagar la deuda con Alemania
con la cesión de la Isla de Margarita a este país
europeo, lo que habría permitido la presencia alemana en
América. Sin embargo, Estados Unidos, aplicando la
“Doctrina Monroe”, intervino rotundamente para
evitar a toda costa la cesión de dicha isla.

[7] La endogamia es la reproducción
entre parientes de sangre, frecuente en grupos de pueblos que
viven aislados (valles de montaña, islas). Con ellos se
produce frecuentemente la reunión de factores
hereditarios enfermizos, que reducen la vitalidad y provocan
con frecuencia la aparición de enfermedades hereditarias
latentes. La endogamia estrecha entre parientes próximos
es incesto. Es además el casamiento dentro de un grupo
social; entre los pueblos primitivos, dentro del pueblo o de la
tribu. Especialmente difundida en órdenes sociales con
una estructura similar a la de las castas ( A. Álvarez
de L. y J. Álvarez de L., 1986)

[8] Para efectos de este trabajo, las fuentes
de información para la elaboración del
árbol genealógico se recurrió al texto
“La familia Lossada en Maracaibo (personajes, lugares y
anécdotas)”, de Kurt Nagel von Jess, estudio sobre
la mencionada familia y su presencia en Maracaibo. En este
caso, se hará referencia a la ascendencia directa de
Jesús Enrique Lossada. Las ilustraciones se ubicaron al
final del texto.

[9] Ríonegro del Puente
(España) 1511 _ d. 1569 Conquistador. Fundador de
Santiago de León de Caracas, luego de los primeros
intentos de Francisco Fajardo. Hijo de Álvaro
Pérez de Losada y de Catalina de Osorio. Como la
mayoría de los jóvenes españoles de su
época, a él lo movió el interés de
conocer el Nuevo Mundo y es así como se le ve entre los
que vienen a estas tierras en plan de conquista y de
colonización. En 1533, se encuentra en Puerto Rico; con
su compañero de viaje Pedro de Reinoso, se incorpora a
las huestes de Antonio Sedeño quien se disponía a
expedicionar por el río Meta en busca de riquezas.
Losada y Reinoso llegan a Maracapana y recorren regiones
vecinas hasta julio de 1536 cuando llega Sedeño con sus
huestes y parten hacia los llanos, tierra adentro.
Sedeño, arbitrario y cruel, se había granjeado la
enemistad de los moradores de los lugares. En El Tocuyo fue
regidor y también alcalde e hizo varias salidas para
imponer la autoridad real, como en 1553 cuando va a
Buría a someter al rey Miguel. Su esposa Catalina de
Rojas le dio varios hijos de quienes descienden los Losada de
El Tocuyo. En 1565, el gobernador y capitán general de
la provincia de Venezuela, Alonso Bernáldez de
Quirós (1561-1562; 1564-1566) lo designó para que
realizara el sometimiento de los caracas, empresa en la cual
habían ya fracasado Francisco Fajardo, Luis de
Narváez, Juan Rodríguez Suárez, el propio
gobernador Bernáldez de Quirós y Gutierre de la
Peña. Pero otras versiones señalan que
volvió a El Tocuyo y a sus tierras de Cubiro. No existe
precisión del año de su muerte: unos indican el
de 1569, otros 1570. (Fuente: Diccionario de Historia de
Venezuela, Fundación Polar)

[10] Nacida el 24 de marzo de 1755, hija
legítima del Capitán Nicolás José
Antúnez Pacheco y de la Cruz y Velasco y de Ana
María de Campos y Pineda.

[11] Muerta el 20-10-1843, hija
legítima del Teniente Luis Manuel Gutiérrez de
Celis y de la Colina Peredo y de Micaela Pirela y
Sánchez de Agreda.

[12] Nació el 06-4-1801.

[13] Hija legítima de José
María Rodríguez de Cárdenas y
González de Acuña y de Juana Francisca de Paula
Simona Lossada y Antúnez.

[14] Maracaibo, 08-10-1805, Honda (Colombia)
enero de 1855. Prócer de la Independencia venezolana. A
los 15 años su padre lo envió a juntarse con el
Ejército Libertador y sirvió en el
Batallón Granderos de la Guardia, en el Estado Mayor de
Venezuela, en el Batallón Vargas, en el Batallón
Pichincha, en el Estado Mayor del Magdalena, de Sargento mayor
en la Plaza de Cartagena, de Jefe instructor el Batallón
Guardia Nacional de Cartagena. Hizo las campañas de
Venezuela en 1820, 1821,1822 y 1823; la de Azuay y Guayaquil en
1829. Se halló en los tres sitios de Puerto Cabello.

[15] Nacida en Cartagena (Colombia), hija
legítima de José Germán Gutiérrez
de Piñeres y Cárcamo, prócer de la
Independencia neogranadina.

[16] Tras un estudio inicial, se ha observado
la alta incidencia de los matrimonios entre primos hermanos,
sean éstos paralelos o cruzados en la familia Lossada,
al igual que en gran parte de la elite marabina del siglo
XIX.

[17] Nagel comenta ampliamente sobre este
hecho, en donde se vincula a Jesús Enrique Lossada con
Rafael Rincón González. El padre de este
último es hijo natural, presuntamente de José
Francisco Tomás Urdaneta Urdaneta (1843-¿?), cura
párroco de la Iglesia de la Inmaculada o Santa
Bárbara. Nagel también menciona al Prbo.
José Ramón Urdaneta, pariente de Rafael
Rincón González. Por los tabúes de la
época y el recelo en torno a la figura de Lossada, poco
se ha avanzado en cuanto a la paternidad de este personaje.

[18] Recordemos que María Luisa
Lossada Lossada es nieta de Fernando Lossada y Celis,
prócer de la independencia y uno de los militares
más influyentes en Venezuela durante la primera mitad
del siglo XIX. Lossada y Celis es, a su vez, nieto de Fernando
Lossada y Noboa, alcalde ordinario de Maracaibo en los
últimos años del siglo XVIII.

[19] Maracaibo 4-10-1898_26-02-1969. Hijo de
Emil Mathyas, comerciante de origen alemán, y de Emilia
Lossada. Poeta, intelectual y persona influyente dentro de la
cultura marabina. Tras su primer año de vida, su
progenitor muere, por lo que madre e hijo llevan una vida
precaria. Estudia en el colegio Federico Valbuena, junto a su
primo Jesús Enrique Lossada. En 1921 se gradúa de
Abogado. Entre 1931 y 1947 dicta la cátedra de Historia
de Venezuela en el Liceo Baralt. De 1946 a 1948 ejerce el cargo
de Coordinador Social de Cultura de La Universidad del Zulia y
durante ese año es nombrado rector por cinco meses.
Siguió ejerciendo su profesión de abogado hasta
sus últimos días.

Partes: 1, 2
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