La aplicación del Arte en valores tales como lo bello, lo sublime, lo cómico y lo trágico
La aplicación del Arte en valores tales como lo
bello, lo sublime, lo cómico y lo trágico-
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En la presente monografía nos proponemos
desarrollar las diferentes concepciones del arte de autores como
Immanuel Kant y Friedrich Hegel. Además, nos aproximaremos
a temas relacionados con las formas de emitir juicios puros en lo
que refiere a los juicios sobre lo bello y lo sublime, que
plantea la filosofía kantiana.
Conviene decir que el sentimiento estético que
alude a una experiencia sensible, o aisthesis, ha de ser
en Kant desinteresado y ajeno a los fines.
Por otra parte, bajo el contexto del idealismo
alemán, con representantes como Fichte, Schelling y Hegel,
se transformó la filosofía kantiana para establecer
grandes sistemas en los que emergió un nuevo concepto de
razón: una Razón infinita y absoluta (Yo o Idea o
Espíritu) constituyente de todo lo real, que se
desenvuelve históricamente mediante procesos
dialécticos. En Sistema del idealismo
trascendental, Schelling plantea, al final de su libro, que
el verdadero órganon de la filosofía es el
arte, en oposición a Aristóteles, quien expresa que
el órganon de la filosofía es la
lógica. El arte, plantea Schelling, es la morada de lo
absoluto, la unidad entre espíritu y la naturaleza; alma y
cuerpo; razón y entendimiento. Todo lo que aparece como
oposición, se le aparece a Schelling unificado en una obra
de arte, todo el sistema de oposiciones se reduce a la
contradicción sujeto y objeto. Estos aparecen
reconciliados en una obra de arte. Sea cual fuere la obra, es
algo configurado: sensibilidad y discursividad, conciente e
inconsciente (carente de conciencia). La obra de arte unifica
todo lo que en la vida aparece escindido, lo que es
contradictorio, lo que aún no aparece. Es decir, van
apareciendo anticipaciones de cosas aún no realizadas en
espacio y tiempo. El pasado encuentra lugar, pero, lo que
aún no es fermenta a su lado. Por ejemplo, si uno escribe
un poema, éste está vinculado, aunque no se lo
advierta, con la historia de la poesía. De esta manera, lo
ya sido encuentra lugar en la obra de arte, se transforma al lado
de lo que no es aún.
Por su parte, Hegel, afirma que el arte es apariencia,
no en términos peyorativos, sino apariencia como su
esencia, puesto que apariencia significa exteriorización,
manifestación. La verdad, según plantea, tiene que
aparecer sensiblemente. Lo verdadero tiene que manifestarse. La
forma de lo verdadero tiene que ser discursividad, concepto.
Sólo se puede acceder a lo verdadero cuando la verdad sea
concepto, es decir, que la verdad está consignada en la
Filosofía. La religión y el arte son, para el
filósofo, modos sensibles de manifestaciones.
Para empezar, podemos decir que la obra de arte
está dotada de sentido, el cual se va desplegando de modo
intratemporal, relacionándose con otras épocas de
manera intencional o no, produciendo significado y sentido
durante el tiempo. La obra de arte tiene sentido porque,
ciertamente, emite, desencadena, produce, esos sentidos, esos
significados. Estos sentidos y significados no están
encapsulados en un sujeto que está frente a ella, sino que
estos sentidos se van desplegando en el tiempo. Cualquier obra de
arte, aún sin quererlo, va incorporando elementos, frases,
colores, ideas de otras obras de arte. Finalmente, en el momento
en que la obra de arte deja de producir sentidos y significados
se acaba como tal. La obra de arte deviene mundo y despliega sus
significados en él, a partir de las obras literarias y
filosóficas. Estas son obras de arte porque significan,
porque de ellas sabemos todo lo que sabemos y lo que no sabemos
también. Ellas nos enseñan, nos muestran e indican
cuáles son nuestras pasiones visibles y las no visibles.
La obra de arte produce un mal entendido permanente puesto que
nunca va a dar un sentido claro, preciso y permanente, ni tampoco
dará el sentido propio, sino el sentido figurado, es
decir, metáforas, símbolos,
alegorías.
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