Una auditoría pública convertida en
ilusión – Monografias.com
Cuando se trata de contar, el comienzo debe apelar a la
frase clásica del cuento: Había una vez una
auditoría que gozaba de la confianza y la credibilidad,
hasta que llegó el presente con su globalidad ensanchando
la percepción en la ciudadanía que la
auditoría y su institucionalidad no están
dispuestas o son incapaces de reestructurar el modelo de control
y fiscalización. Y la nostalgia y el temor ha invadido a
los auditores al revelar la Tercera encuesta global de la
profesión realizada por la International Federation of
Accountants (IFAC) que a sus miembros les inquieta, la
protección de la reputación de la auditoría
como el asunto más importante para la profesión.
Por esto no es casual que la Organización Internacional de
las Entidades Fiscalizadoras Superiores (INTOSAI) haya celebrado
los días 26 y 27 de mayo de 2010, en Viena, conferencia
acerca del Fortalecimiento de las Entidades Fiscalizadoras
Superiores (EFS) y se recomiende principalmente "se fomente la
divulgación del valor y los beneficios de las EFS
independientes" (www.intosai.org en Conclusiones y
Recomendaciones, p. 6/6), pero:
¿Tiene la auditoría y su
institucionalidad un valor?
José Antonio Gonzalo Angulo, Presidente del
Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas de
España (ICAC) dice en entrevista "la actividad de los
auditores ha pasado de ser una desconocida a ser un valor
social entendido"[1]. Y, Mar Rodríguez
Serrano, periodista del Departamento de Comunicación del
Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España, con
base en la Tercera encuesta, antes referida, interpreta "La
auditoría de cuentas ya ha superado algunos episodios
sucedidos en el extranjero hace varios años que tuvieron
un impacto en la credibilidad de la profesión a nivel
internacional e incluso supusieron la desaparición de una
de sus firmas más reconocidas. Hoy en día, las
jóvenes generaciones vuelven a identificarse con la
profesión, con los valores que
representa"[2]. En el mismo sentido, Ignacio
Cabeza del Salvador, auditor de la Cámara de Comptos de
Navarra, afirma "destacamos que la normativa contable y auditora
no ha sido uno de los elementos principales detonantes de la
actual crisis, a diferencia de la acontecida a principios de la
presente década con el ya famoso caso ENRON; es decir, la
vigente crisis es básicamente financiera y de
pérdida de confianza, en las que los contables y los
auditores no están resultando excesivamente afectados,
debido a la intensa regulación y supervisión de
su actividad que nació como consecuencia del citado
caso ENRON. Para devolver esa confianza a los mercados se
reconoce como primordial la contribución de los
auditores y los valores que los mismos representan ante la
sociedad"[3]. De lo anterior se infiere, por una
parte, que predomina la concepción que la auditoría
y su institucionalidad representa un valor. Sin embargo, las
referencias anteriores emplean el término de valor
más en sentido metafórico o abstracto, aludiendo al
mérito e importancia, pero dicha noción se maneja
como un supuesto, que no es explicitado, derivado que es un
"entendido", pero una práctica profesional que pretenda
ser rigurosa debe construir sus nociones conceptuales con base en
lo cierto y la claridad.
El valor se relaciona con la ética, la
axiología o teoría de los valores, y se entiende
por éstos a la fraternidad, igualdad, libertad, la paz,
entre otros más; asimismo se expresa que los valores
sociales son el componente principal para mantener buenas y
armoniosas relaciones sociales.
Por tal motivo, considerar que la auditoría y su
institucionalidad expresen o representen un valor, o más
aún, un valor social resulta una incongruencia que carece
de sustento intelectual. Sin embargo, el Código de
Ética de la INTOSAI nos aproxima al valor, en el
capítulo I, introducción, punto número 6, se
dice "Tiene una importancia fundamental que la EFS suscite
credibilidad y confianza. El auditor logra tal cosa mediante la
adopción y la aplicación de las exigencias
éticas de las nociones encarnadas en los siguientes
conceptos claves: integridad, independencia y objetividad,
confidencialidad y competencia profesional". Pero, la
ética es una toma de posición personal, es decir,
el sujeto o profesional, asume o no, el compromiso para regir sus
actos con base en la eticidad. Por lo que, una cosa es observar
en papel lo que se espera del auditor, y otra, asumirlo en la
vida real.
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