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La autopsia del bicentenario (página 4)




Enviado por Carlos Blanco



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

Pero su permanencia era demasiado
intoxicante.

Los Militares, siempre tributarios de las decisiones de
Washington, obtuvieron la ansiada luz verde para actuar en
consonancia con las circunstancias que ameritaban un
cambio.

El 24 de marzo de 1976, el General Jorge Rafael Videla,
un individuo con voz gangosa y sumamente tímido se
presentaba en sociedad como nuestro nuevo Presidente.

Esencialmente este Videla, que como Pinochet en Chile
fue uno de los más indecisos en sumarse a un golpe de
estado, finalmente y a regañadientes tuvo que aceptar esa
responsabilidad.

Las bandas subversivas asolaban al país con
más atentados y asesinatos.

Se tornaba imperativo actuar, acorde con el
problema.

En menos de tres años, los extremistas
habían sido derrotados militarmente, como era menester
hacerlo
.

Pero en medio de esa vorágine, el gobierno sin
experiencia de combate urbano, improviso muchas veces.

Hasta cierto punto tal inexperiencia era incluso
comprensible, porque se carecía de un plan de
aniquilamiento, tamizado convenientemente por el estudio previo
del campo de operaciones.

Con la captura e interrogación de los disolventes
que se rindieron, sucedió otro tanto.

Las Fuerzas Armadas, no habían sido capacitadas
para una tarea policial.

Esto es, carecían de profesionalismo en la
materia.

Y al subestimar con un inexplicable desden a los cuadros
policiales, que sobradamente conocían sobre esos
tópicos, las suplantaron en esa fase de la
lucha
.

Una de las primeras medidas de gobierno fue la reforma
del Código Penal, en el que se instauró la pena de
muerte a los homicidas de un miembro de las Fuerzas Armadas y de
Seguridad.

Los extremistas venían de ultimar a muchos, con
la sevicia propia de los chacales.

Todos los atentados estaban perfectamente tipificados
por la norma jurídica, para que fuese de aplicación
inmediata.

Pero los magistrados a cargo de las pesquisas judiciales
no se atrevieron a dictar ni una sola sentencia con la pena
capital
.

Los Militares tampoco los motivaron para que cumpliesen
con la palabra de la Ley.

Es así que un orden normativo, en condiciones de
aplicarse por un estricto acto de justicia, se
reemplazó innecesariamente por las ejecuciones
clandestinas
.

Ejecutaron a casi cinco mil extremistas,
amparándose en un sistema tan medroso como
inexplicable.

Desistieron de haber entregado los cadáveres a
sus familias, en una actitud insólita, que nublaba y
desbarataba la legitimidad del ajusticiamiento
.

Se sumo a ello, una política económica,
confiada a un tenebroso sujeto, empleado jerárquico de la
Trilateral Comission como José Alfredo Martinez de Hoz,
quien estableció una paridad cambiaria, que
aniquilaría el aparato industrial en menos de dos
años.

Con un dólar barato, pero artificialmente
devaluado
, las importaciones reemplazaron cada vez
más a las exportaciones y el país comenzó a
endeudarse caprichosamente.

Más de setecientas mil industrias del rango
Pymes dejaron de existir
.

Pero la gente estaba despreocupada, por la posibilidad
de adquirir insumos importados de bajo costo, inaccesibles
para la clase media, algunos años
atrás
.

Tanto como las facilidades para hacer turismo por el
exterior.

El aparato productivo se debilitaba peligrosamente, pero
con el señuelo verde casi nadie media, las fatales
consecuencias de un abultado y expansivo endeudamiento
externo.

Para 1981, el cronograma de recambios, implicaba que
tendríamos nuevo Presidente:

Roberto Viola, en esencia un beodo y vulgar
ignorante.

Designo a Lorenzo Sigaut como reemplazante del orejudo
titular de economía.

Era su anhelo sincerar el tipo de
cambio
.

Su determinación fue la ruina para todos quienes
estaban endeudados en divisas.

Eran millones de Argentinos.

Con este nuevo desaguisado, el humor social comienza
a oradar el remedio del modelo militar
.

En aproximadamente un año, desembarca como nuevo
referente otro General, que era más iletrado que el
anterior: Leopoldo Fortunato Galtieri.

En esencia un borracho de
almacén
.

Actuó en consecuencia e intempestivamente y
posiblemente para mitigar un poco el desconcierto de toda una
Argentinidad, que venía de atravesar una fugaz y prestada
confortabilidad, planea la invasión de
Malvinas.

Sorpresivamente y por una errónea
interpretación de un guiño de ojos, que
recibió de la administración Reagan, se
creyó con el respaldo necesario para arremeter contra
nuestros territorios insulares, de los que los ingleses nos
habían privado, curiosamente en épocas del Glorioso
Rosismo durante el interinato de Balcarce.

La recuperación de las Islas Malvinas era materia
de estudio en todas las escuelas de Guerra de las tres fuerzas,
por generaciones.

Se habían escrito miles de
monografías.

Planificando su asalto por avión, por globos
aerostatitos, por un ferrocarril virtual, por medio de
túneles submarinos y por cualquier otro medio a los que la
imaginación literaria y novelesca de Julio Verne, nos
podían indicar como posible, sin importar lo
fantástico del argumento.

Una mañana, Galtieri que desayunaba habitualmente
con ginebra, confundió su libación matutina e
inadvertidamente ingirió un vaso de agua
mineral
.

Tuvo una convulsión cerebrovascular e
ingresó en un trance místico y en medio de sus
alucinaciones de ebrio consuetudinario, decidió el asalto
del archipiélago.

Promediaba la primera quincena de febrero.

Se designo como Comandante del Teatro de Operaciones, a
un Vicealmirante Lombardo.

Su primera orden fue la de instalar una pantalla de
televisión gigante en su despacho, para seguir las
alternativas del campeonato mundial de futbol que se
dirimía en España.

A partir de allí todo fue caos e
improvisación.

Los soldados conscriptos, ergo el grueso de las tropas,
no tenían idea de lo que era un arma de fuego.

Recibieron una instrucción militar de
último momento y por ende insuficiente, ni siquiera para
apostarse como guardias de alguna unidad castrense en tiempos de
paz.

Se agendó el dos de abril como fecha tope para el
desembarco.

La fuerza expedicionaria integrada por novatos y
oficiales sin preparación, se embarcó en una
tragedia.

Con un espíritu propio de quienes se defienden de
un ataque sorpresa, e impropio de los que se disponen a
invadir un objetivo
.

Ni siquiera este palurdo presidencial tuvo tiempo de
observar el calendario
.

Se aproximaba el otoño y luego el
invierno.

Habría que repeler una posible agresión
británica en la peor temporada que se podía elegir
como la indicada, la correcta.

Ni siquiera leyeron las experiencias macabras de los
alemanes cuando la invasión de la Unión
Soviética en 1941, que los sorprendió con los
uniformes de verano
o la adecuada de los aliados en
Normandia y la Península de Cherburgo en plena primavera
de 1944.

De seguro, hubiera sido mucho pedirles que se remontaran
a Bonaparte en el retroceso luego de la captura de Moscú y
la pérdida de medio millón de soldados
franceses.

Pero todo tuvo una armonía de
desastre.

Las baterías de artillería,
procedían de un rezago italiano de la post guerra, a
las que había que percutar con un martillo de
ferretería
.

Los fusiles Fal, provistos por Fabricaciones militares
se recalentaban luego de algunas percusiones y sus caños
se doblaban por el calor de la ignición.

Los submarinos que por años habían sido
pintados y calafateados en la base naval de Mar del Plata,
tenían su instrumental defectuoso.

Uno fue hundido en las Georgias y los dos restantes
retornaron a sus embarcaderos.

Nuestra Aeronáutica que carecía de
bombarderos, solo se reducía a algunas escuadrillas de
cazas también en franca obsolescencia.

Y a nuestro único portaaviones lo remolcaron a
Mendoza.

He descripto las condiciones de nuestra Fuerza de Tareas
con una marcada ironía, pero con idéntica cuota de
dolor, por la cantidad de vidas cegadas de todos los que hicieron
flamear nuestra Enseña Patria, en el suelo
malvinense.

Pero este sarcasmo, no me inhibe para elogiar el
descollo de valentía de nuestros pilotos de la Fuerza
Aérea y de la Aviación Naval, cuyos proyectiles
impactaron con impecable precisión en las fragatas de una
flamante flota inglesa, cuyos capitanes no estaban preparados
para que sus sofisticadas naves, siquiera fueran rozadas por
bombas argentinas.

La batalla naval de Malvinas fue un rotundo triunfo
para la aviación Argentina
.

Siete fragatas y dos buques de transportes fueron
hundidos y uno de sus portaaviones, severamente
escorado.

Nosotros perdimos al Belgrano, cuando los ingleses
establecieron el punto de no retorno y que eso era una verdadera
guerra sin zona de exclusión alguna.

El Ejército en cambio, recibió la peor
parte.

Nuestros colimbas no recibían comida ni
pertrechos.

Estaban desorientados.

Sus comandantes, posiblemente también.

Imperaba el desorden y la anarquía.

En cambio las unidades de la Infantería de
Marina, mejor provistas y mucho más entrenadas, cumplieron
su misión con el mismo profesionalismo que tenían
los ingleses.

Incluso, haciendo gala de una improvisación
inédita, se las ingeniaron para montar una rampa con el
último exocet del que disponía la marina y lo
dispararon como tierraaire, ganándose la
felicitación de los fabricantes franceses que los
habían provisto, por la originalidad de un uso que no
estaba en los manuales.

Pero cada una de las proezas de quienes fueron
protagonistas de las mismas, debemos ubicarlas en un plano
estrictamente individual
.

Nuestros aviadores fueron magistrales, pero perdimos
a más de setenta de ellos
, porque la logística
no les dispensaba más que unos contados minutos para un
combate aéreo por falta de reabastecimiento.

Esa improvisación y no la pericia de sus
adversarios británicos, fue la que cegó tantas
valiosas vidas.

Sin distingos de la interpretación de nuestra
historia, tendrán por siempre nuestro reconocimiento y
admiración, aunque se silencie su heroica gesta, por
los oficios de esta merdocracia que nos gobierna
.

Para el 14 de junio, las fuerzas terrestres del Reino
Unido, habían capturado ambas islas y la rendición
era inevitable.

Lo que dejó atrás la aventura de Malvinas,
me lleva a ensayar dos lecturas.

En primer término, debo despachar unas breves
líneas de análisis comparativo.

Si en 1978, cuando el asunto del Beagle, el gobierno
militar invirtió más de diez mil millones de
dólares para pertrecharse contra Chile y lo que se
observó en Malvinas fueron meras piezas de museo, que
simulaban ser armamentos de guerra ¿en que se
dilapidó tanto dinero
?

Si más de un centenar de bombas eyectadas por
nuestros aviones, impactaron con impecabilidad en los
navíos ingleses y no explotaron porque estaban
vencidas:

¿Quién fue el criminal al que se
debería haber juzgado por esa mortal
negligencia
?

Y en segundo término, si se envió a una
segura muerte a soldados conscriptos por su falta de destreza en
el manejo del armamento y por inexistencia de entrenamiento
previo:

¿Por qué los propios militares
silenciaron ese enorme desfalco y no ejercitaron una intestina
noche de los cuchillos largos como Hitler hizo con Ernest Rohm y
sus lugartenientes de las SA en 1934?

En resumen, una mascarada bélica concluyó
con el amargo sabor de una derrota, que podía haber sido
evitada, tan solo con planificar la invasión con un
tanto más de detenimiento.

Se han ensayado cientos de argumentos justificativos.
Que el plan de las tres banderas, que esto y lo otro.

Puro onanismo literario sin sustento.

Un barco sin timón tiene más
posibilidades que uno sin disciplina.

William Bligh -Capitán de la Fragata
inglesa Bounty-

Los interminables
mitos

Cuando se encamina uno hacia la guerra es para combatir,
matar y morir, no para especular con los planes del
enemigo.

Pero se optó por ello, por dejarlos pensar a
estos militares, que no hicieron otra cosa a lo largo de nuestra
historia, sino más que una macana tras otra, con la
excepción de la incursión sobre la Banda Oriental
que nos insufló de Gloria, pero que en definitiva, tampoco
sirvió para nada, porque aun el Uruguay disfruta de su
independencia.

Status que adquirió, merced al derramamiento de
la sangre de nuestros soldados.

La cuestión era que como reza el adagio
asturiano: La victoria cosecha más prosélitos y
la derrota solo enemigos.

Los Milicos no tenían otra alternancia disponible
y tuvieron que recular con un llamamiento a
elecciones.

Cualquier lector extranjero, ignoto de nuestros devaneos
y espasmos, podría suponer que luego de tantos
desaciertos, este relato se encamina hacia el plano del buen
sentido, de la armonía, pero desafortunadamente no fue
así.

Más bien todo lo contrario.

La corporación política que estaba
inactiva desde el advenimiento del último gobierno
militar, aprovechó el deambular de un Ejercito vencido y
humillado, por un adversario en el campo bélico
tradicional.

Cargaban tras de sí, de una cadena ininterrumpida
de desaciertos y negociados con la obra pública, a la que
para entonces, el periodismo había bautizado como La
Patria Contratista
.

No estaban tan seguros que deberían
también de responder, por el ocultamiento de los restos
mortales de los subversivos.

Seria la primera vez, que un cronograma electoral, se
disponía con fundado temor por la suerte que los
aguardaba.

Pero la mayoría de ellos, por no incluirlos a
todos, confiaban que con los fierros de su parte, la
sangre no llegaría al rió.

Para el 30 de octubre de 1983, una nueva pesadilla, pero
teñida de legalidad constitucional llevó a los
radicales al poder.

No contaban con ese privilegio desde los tiempos de
Illia veinte años atrás.

Evidenciarían una vez más, que no estaban
capacitados para gobernar.

Que el mero transcurso de los años, no los
había educado en el manejo de la Cosa
Pública.

En verdad, no esperaban imponerse por sobre un aparato
Justicialista, que daba por descontaba su victoria.

Pero se olvidaban que Perón ya no estaba entre
ellos.

Sin embargo, creo que esa derrota de último
minuto, se debió al acto de campaña de los propios
Peronistas, cuando un intelectual como Herminio
Iglesias, procedió a prenderle fuego a un pequeño
ataud, que contenía los restos simbólicos del
contrincante.

A mi juicio ese mensaje mafioso sello la suerte del
peronismo ese día.

El 10 de diciembre de ese año, un
pletórico Raúl Alfonsín asumía el
mando.

Debo de admitir que una brisa de esperanza se
apoderó de la mayoría de los argentinos, entre
los cuales confieso que me incluí
.

Veníamos del autoritarismo de una
administración, que nos avergonzó frente al
concierto internacional con su torpe revés en
Malvinas.

Que había engañado a todo un Pueblo, a
quien mediante la censura previa, se informaba por la cadena
oficial, de un inminente mandoble a los británicos, cuando
la realidad nos indicaría todo lo contrario, tan solo unos
días después.

Eran otros tiempos, sin la magia de las actuales
telecomunicaciones a través de la Internet, en lo que nada
trasunta como inadvertido.

Después de todo, con la derrota, los cielos
argentinos no quedaron teñidos de Gloria, por obra de una
epopeya.

No caímos como los alemanes en Stalingrado, donde
se luchaba calle por calle en 1943 o en la batalla de
Berlín, en abril de 1945, donde lo era casa por
casa.

Era el producido de un imbécil manejo de
hombres y dinero de manera espurea
.

Pocos eran los Argentinos ese año, que no
abrigaban algún tipo de esperanza que el retorno de la
democracia nos iría a deparar.

Pero Alfonsín, con plenos poderes para legitimar
su mandato, nos exhibió lo único para lo que era
apto: El Comité.

Se había pasado toda su vida alternando de uno en
otro.

En la política de lo doméstico.

A dicha incapacidad mental, debemos de
atribuirle que no supo adquirir la madurez de un compromiso para
con todos sus connacionales.

Optó por introducirse en las trenzas
pueblerinas, interesándose más por los punteros de
circunscripción que por su obra de gobierno que al fin de
cuentas, sería inexistente.

Un grupo de ex estudiantes universitarios
que habían capturado a favor del Presidente electo, el
voto de la juventud en las facultades, lo rodearon de
inmediato.

Era la Coordinadora.

Pero no se trataba por desgracia, de una
reedición de la Generación del Ochenta un siglo
antes.

Ni serian timoneados por Miguel
Cané, sino por un fracasado aspirante a médico
a la cabeza
: Enrique Coti Nosiglia, quien con un
sostenido bajo perfil sería el verdadero
mandatario
.

Era la primera vez, desde la
generación del `80 que se presentaba una oportunidad, para
que aquellos que provenían de los claustros de la
universidad, estuvieran en condiciones de formar una nueva clase
dirigente, sin las mañas y los pecados de la existente
hasta entonces.

Pero renegaron de esa posibilidad que el
destino les ofrecía.

Velozmente se encaminaron hacia el
provolone
.

Recibieron un adiestramiento muy
rápido y eficaz por parte de dos indeseables, que
serían sus coequipers.

Uno era Diego Ibáñez, a la
sazón Presidente de la bancada de los flamantes diputados
del Peronismo.

Que era un hombre muy avezado en el manejo de la
administración pública, por retener el cargo de
Secretario General del SUPE -petroleros- y haber alcanzado la
categoría de millonario años atrás,
cuando aprovechando su cargo e influencias sindicales,
hurtaba los cateos más seguros
que los
geólogos de YPF habían detectado en la zona
patagónica de exploraciones, para vendérselo
bajo cuerdas a las principales compañías operadoras
en el rubro
.

Pero al tiempo y por un supuesto ajuste de
cuentas
, sufrió un accidente automovilístico y
por vacancia post mortem, le cedió el cetro a un
paniaguado médico, oriundo del Tunuyán mendocino:
José Luís Manzano, quien había aprendido
todo de su mentor.

Dos fueron las medidas que este sefardita
consensuó de inmediato con Nosiglia:

Que todo General, Almirante y Brigadier en actividad,
recibiera una suma no remunerativa de diez mil dólares
mensuales
.

Y que todo Magistrado Federal tuviese los mismos
privilegios
.

De esa manera se asegurarían dos
cosas.

La primera, alejar los nubarrones de asonadas
militares
y la segunda que contaran con la
disposición del aparato judicial, para establecer con
tranquilidad un protectorado en el desfalco de los dineros
públicos que llevarían a cabo con rotundo
éxito.

Con estos dos presupuestos asegurados y que
serían provistos de la partida de gastos reservados de la
Side, se daría inicio a una asociación
ilícita que se ha mantenido inalterable en el tiempo,
incluso hasta nuestros días.

No tengo la data de cuantos Jueces y Militares abrevaron
de esos sobres.

Puedo suponer que la mayoría de ellos, pero
sometiendo esta deducción a un simple dato
cronológico, ante la imposibilidad de disponer del
informático, a saber:

Desde 1983, ningún militar con esa
jerarquía, ha participado de los dos alzamientos
castrenses de 1987 y 1990 respectivamente.

Incluso el fracaso de ambas intentonas, se debieron en
gran parte al menos, a la ausencia de respaldo de las
cúpulas contemporáneas a esos eventos.

Y en segundo orden, ningún funcionario de los
radicales con la excepción de Del Conte y su escandalosa
actuación al frente de la Aduana, en tiempos del
alfonsinismo, estuvieron privados de su libertad.

Tampoco los Peronistas, salvo la Alsogaray y las
vacaciones de Menem en una quinta de Don
Torcuato
.

Si damos por colegido, que las tropelías al
Erario Público desde 1983, han sido una suerte de
Tsunami de Oprobios, la ausencia de sanciones
ejemplarizadoras carcelarias por dichos ilícitos, no nos
alejan demasiado de la hipótesis de compra de voluntades
de Señorías & milicos, en estos veintisiete
años de inequidades, que nada tienen en común con
el ejercicio de una democracia, no contaminada por el peculado
sistemático.

En el paralelo, se observa sin esfuerzo que el complejo
Militar ha sido sometido a un feroz desguace.

Para decirlo más adecuadamente a un vejamen
institucional
.

Cierre de unidades, reducción asfixiante de
presupuesto y las humillaciones de todo tipo que ya conocemos y
ahora irán además por los Liceos, que al fin de
cuentas son meros institutos de enseñanza
media.

El retorno de la democracia tuvo ese mesiánico
sesgo antimilitar.

Con Alfonsín, hay que reconocer que al principio
con un tufillo apenas incipiente.

Pero a medida que los años se sucedían,
las bandas subversivas ganaban un protagonismo institucional cada
vez mayor, mediante un estandarte: Las Madres & Abuelas
de la Plaza de Mayo Sociedad Anónima.

Estas supuestas dolientes, que mercantilizaron los
cadáveres de sus hijos
, prontamente se transformaron
en operadoras imbatibles de una ininterrumpida usina de
negocios.

Su principal referente, una obesa de apellido Bonafini
creo, se sabe ahora que tiene vivitos y coleando a sus hijos
supuestamente desaparecidos, como placidos residentes en
España.

Su ex cónyuge certificó esa circunstancia
no hace mucho.

Y la opinión pública se anotició
tiempo atrás, sobre el carácter de entusiasta y
adinerada empresaria de la construcción de esta
cínica defensora de los derechos civiles.

Todo ese crecimiento exponencial de su patrimonio, como
el de muchas de sus asociadas, tuvo inicio con aportes del
Estado.

Alfonsín les otorgó viáticos,
pasajes y cartas credenciales, para que difundieran su mensaje
plagado de odio, primero ante la social democracia
alemana.

Luego en todo el universo.

Así ganaron terreno y son hoy un nuevo factor de
poder, que maneja la conciencia de toda la prensa oficial,
gráfica, radial y televisiva, con la complacencia y
complicidad de esta contusión pornográfica que nos
gobierna.

Pero la historia sigue y debo de retrotraerme a
ella.

Si es preciso estigmatizar la gestión
alfonsinista, está a la vista que desde el comienzo,
acreditó su ausencia de personalidad.

O bien, la de un timorato, como después lo
sería su correligionario De la Rua.

La primera "apretada" fue el juzgamiento de las
cabezas del Proceso.

Muchos son los que están de acuerdo, que los
milicos requerían de una condena, por ninguna otra causa
que sus propias torpezas, en el absurdo ocultamiento de los
cadáveres de los ultimados terroristas
.

Se tendrían que hacer cargo de sus irresponsables
actos.

Pero como siempre sucede, y parafraseando a Cesar
¡Ay del Vencido!

La clase política sin distingos, advirtió
que se podía sacar más agua del pozo y
existía una oportunidad de enterrar un poco más el
cuchillo.

Pero a los efectos de pacificar las cosas,
Alfonsín con algo de tino, pretende anclar el accionar
militar a través de la ley conocida como de Punto
Final
.

Se otorga la refrenda legislativa y todo indicaba que no
se insistiría más por exhumar el pasado.

Pero alguien, creo que un tal Malamud Goti, recoge una
idea pretérita, aplicada en el proceso de Nûremberg,
respecto a uno de los encartados.

Se trataba del ex Ministro de Armamentos Albert
Speer.

Durante ese juicio de los Vencedores, su letrado
había procurado evitarle al prestigioso arquitecto un
seguro cadalso.

Y negocia con los fiscales norteamericanos e ingleses, a
espaldas de sus pares soviéticos.

Se acuerda lo siguiente:

Se lo eximiría de la pena de muerte, a
condición que su cliente reconociera el principio de
culpabilidad objetiva
, que carecía de doctrina en la
escuela penal hasta entonces.

De pie ante sus jueces, es cuando Speer establece un
precedente que se tornaría en un leading
case
.

Con voz entrecortada dice: Todos los aquí
presentes fuimos culpables tanto de lo que sabíamos como
de lo que ignorábamos, porque en definitiva era nuestra
responsabilidad.

Se toma como antecedente lo resuelto por el tribunal
aliado, sin mencionarlo.

Y se lo acriolla convenientemente.

Con esa herramienta jurídica, sin sustento legal,
porque se aplicaría con posterioridad a los hechos
bajo juzgamiento
, se anularía lo normado por el
Parlamento en esa materia, incluyendo la innovación
del efecto retroactivo de la legislación penal, que no
tenía precedentes legislativos
.

Y se sometería a proceso a todo el personal,
desvirtuando lo resuelto en el caso de los integrantes de las
Juntas de Comandantes que asumieron la exclusiva
responsabilidad en el asunto.

Se incorpora el concepto de la inmoralidad de la
orden impartida por un Superior
.

Desbaratando el principio rector de la disciplina
militar que es precisamente la subordinación a la
jerarquía.

Todo estaba encarpetado y listo para enviar al
Congreso.

Era la Semana Santa de 1987.

Pero como una suerte de contramedida, a mitad de ese
periodo de liturgia, un grupo de oficiales que no superaban el
rango de Teniente Coronel, subleva la escuela de
Infantería en Campo de Mayo.

Se los bautizó como Los
Carapintadas
.

Acordonan el área e impiden el acceso a los
civiles.

El reducido movimiento, despierta empero las
simpatías de sectores del nacionalismo y también de
la derecha peronista, con una delegación que visitó
a los revoltosos, encabezada por el inefable Antonio Cafiero
en aquella oportunidad sin vueltos para retener en sus
bolsillos
-.

Después de todo, ellos militaban en la
oposición y cualquier forúnculo en el trasero del
gobierno era bienvenido.

Pero a las horas, todos los que comenzaron como
adherentes, lo meditan un poco mejor.

Y era bastante lógico ese cambio de
actitud.

Cuando lo pensaron más fríamente, sobre
todos quienes tenían categoría de legisladores,
coligieron que estaban en riesgo todos sus privilegios,
léase las dietas, las queridas, los ñoquis de sus
staffs, los pasajes aéreos, las giras por el exterior y
todo otro elemento que enturbiara su novel prosperidad
económica.

Se sumaron al oficialismo.

Las clases mas humildes que se acercaron a los portones
de la unidad tomada, también les manifestaban su
desaprobación.

"Píntense el culo" les proferían
a gritos.

El alzamiento era casi testimonial.

No había fuerzas dispuestas a
reprimirlos.

Solo el diálogo.

El Presidente, supliendo a su Edecán, se
embarca en un helicóptero y pacta con los sublevados
directamente, dejando en evidencia el terror que lo embargaba
si la actitud de los revoltosos se trasladaba a todas las Fuerzas
Armadas
.

Sin disparar un tiro, los alzados consiguen la promesa
presidencial que no se descendiera en la cadena de mandos,
respecto a las responsabilidades de los Comandantes y en menos de
sesenta días, se sanciona el soporte legal de La
Obediencia Debida
.

Con tales preceptos con fuerza de ley, una especie de
manto de olvido, se pretendía extender con tan ominoso
pasado.

Pero los más picaros y astutos pensaron con
razón y cinismo: Se nos termina el negocio de los
desaparecidos
.

Ya no existiría otra flama con la que alimentar a
un próspero fiducio que les daba enormes réditos y
dinero de los Contribuyentes a borbotones.

No se cruzarían de brazos, sino que se
limitarían a hacer una pausa, para después ir por
el todo.

Pero los desaguisados, en gran cantidad seguirán
su inmutable curso de acción.

En materia económica, tomando la receta que
aplicaron Martínez de Hoz primero y Domingo Cavallo
después, los radicales cumplimentaron el sortilegio
que un dólar valdría 80 centavos de un
nuevo signo monetario: El Austral, sin reservas en
divisas para sostener esa humorada más que por poco
tiempo.

Tres años después la diferencia
cambiaria seria de setecientos australes por
dólar
.

Para el verano de 1989, la temperatura social era
irrespirable.

A Nosiglia se le ocurre una idea, con asesoramiento
paralelo del más rabioso chacal argentino: Enrique
Gorriarán Merlo.

Inventa un supuesto complot del Ejército,
para tomar la Casa Rosada, con epicentro en dos unidades con
asiento en La Tablada.

Un regimiento de Infantería y un escuadrón
de Caballería Blindada de tanques.

Se entrena improvisadamente a un grupo de asesinos que
militaban en un movimiento subversivo conocido como Todos Por la
Patria, que dirigía un abogado y estrecho colaborador del
Coti, de apellido Baños.

Los extremistas irrumpen en el cuartel a sangre y
fuego.

Asesinan de inmediato al segundo Jefe de la
guarnición, un Mayor Fernández Cutiellos y algunos
soldados conscriptos de la Guardia de
Prevención.

A su paso acribillan cobardemente a una veintena de
suboficiales y tropa.

Tras dos días de nutrida metralla, el grueso de
los asaltantes es ultimado y algunos se rinden.

Pero el Chacal y su mujer, se ponen a resguardo,
abandonando a sus compañeros, por los fondos de las
instalaciones, cuyo perímetro no estaba adecuadamente
cubierto por la fuerza policial que rodeaba los
cuarteles.

Nosiglia los encubre con automóviles de la
Side
.

La jugada era, sin importar el costo de vidas que
irrogase tan criminal emprendimiento, fagocitar el encono en
perjuicio de una estructura militar que ya estaba bastante
deteriorada
y de paso desmantelar la última unidad de
batalla apostada en las inmediaciones de la Capital
Federal.

Para entonces un impresentable, con una porra
de cantante folklórico ambulatorio de festivales y unas
enormes y desproporcionadas patillas, que lo tornaban mucho
más parecido a un protagonista del film El Planeta de los
Simios que a un dirigente político, comienza a ganar la
calle.

Como Cesar le dijo a Casio después de recibir su
mortal puñalada, "era de una fealdad
harapienta".

Promete algo, que a pesar de constituir una frase hecha
y de cliché, se transforma rápidamente en una
mágica consigna: La Revolución
Productiva
.

Era Carlos Saúl Menem.

Personalmente lo había conocido en 1982, cuando
Don Arturo Frondizi, declinó una invitación a un
cóctel, que este le había formulado y me
envió en su lugar.

La cita era en el domicilio de este personaje, si mal no
recuerdo cerca del Congreso.

Era un pequeño departamento de dos ambientes,
recuerdo que con pisos de plástico.

Cuando arribé al lugar, estaba colmado por viejos
dirigentes Peronistas: Lorenzo Miguel, Casildo Herreras, Robledo,
Sabino, Ubaldini y otros que no llegué a individualizar,
pero todos con caras de frondoso prontuario
carcelario.

No pude sino colocarme al lado de la puerta por la falta
de espacio.

Menem que obviamente no me conocía, ni siquiera
me preguntó quien era.

Solo me indicó que venía subiendo un
pedido de comida por el ascensor.

Recuerdo sus palabras: "Pibe, pagá las ocho
pizzas y dale una buena propina al de la moto que es un
laburante
".

Cumplí su petición y me retiré del
lugar de inmediato, aunque admito que con una sonrisa.

Y debo de reconocer en su favor que decía las
cosas con un carisma muy especial, con cierto embrujo más
bien.

No me extrañó en lo más
mínimo su triunfo electoral.

Contaba con un magnetismo muy particular y tenía
una ventaja adicional:

No montaba en cólera ni se indisponía con
nadie, siguiendo las enseñanzas de sus antepasados
orientales, que tienen a diferencia de nosotros, una
noción distinta del tiempo.

Para cuando asumió, acompañe a Frondizi a
la ceremonia.

Creo que nadie advertía que en realidad se
trataría de una coronación
.

Al concluir la ceremonia, pocos fuimos los afortunados
de ingresar a su nuevo despacho.

Estaban su esposa e hijos, sus hermanos enfundados en
ponchos de alpaca; Cafiero, Duhalde, Don Arturo e
Isabelita.

También entre otras personas cuya identidad no
recuerdo, se movía nerviosamente un Oficial de la Armada,
creo que adscripto a la Casa Militar.

En un momento coincidimos con el Marino, en interesarnos
por unos sándwiches que estaban en una bandeja a pocos
metros de los demás.

Sin girar la cabeza, en un instante y con el volumen de
un susurro, me confió al oído:

"Se da cuenta Usted lo que este graserio nos va a
costar
".

Ese comentario que seguramente este oficial no
medía en sus proporciones futuristas, sería al fin
de cuentas una verdadera y auténtica
profecía.

Este Turco para entonces, ya estrechamente
asociado con Cavallo, había mostrado sus garras con una
inalterable afabilidad.

Los saqueos en el primer cordón del conurbano dos
meses antes, para forzar la eyección de Alfonsín,
lo marcaban como un tipo que sabía sobradamente lo que
anhelaba: El Poder Total.

A diferencia de su antecesor, Menem le
demostraría a toda una sociedad, lo que implicarían
nuevos vientos de transformaciones.

Después de asumir, convocó al staff de
Bunge & Born, para entregarles sin más, las riendas de
la economía.

Ni los propios Militares se habían atrevido a
tanto
.

Comenzaba a exhibirnos cual sería en verdad su
política: El Pragmatismo Químicamente
Puro.

El inminente dictado de indultos a extremistas y
miembros de las Fuerzas Armadas, marcaría una tonada, que
no abandonaría por el resto de sus mandatos.

Pero la proclama de un alzamiento armado por parte de
uno de sus paisanos como Seineldin, que contaba con
bastante personalidad, sobre todo entre la oficialidad joven y
los suboficiales de Ejército, le brindaron la oportunidad,
para que mostrara su encubierto rostro presidencial.

Los insurrectos tomaron las antiguas instalaciones del
1er. Cuerpo de Ejército y la Jefatura del Estado
Mayor.

También, las dependencias del Regimiento
Patricios.

Varios son los muertos en esta última, leales al
gobierno.

Todo parecía indicar que esta vez, las adhesiones
de las demás unidades castrenses serian
múltiples.

Sus asesores le aconsejan al Presidente que
negocie.

Ya que después de todo, Alfonsín hizo lo
propio y todo quedó en una bravuconada.

Pero Menem sabía sobradamente que irían
por él, si los insurgentes triunfaban en su
planteo.

Además de la circunstancia que la sangre
había llegado al rió, en la guarnición de
Palermo
.

Con la frialdad de un neurocirujano, no duda en impartir
una sola orden.

Le da un instructivo directo al entonces segundo Jefe
del arma Martín Balza:

"Tiren a matar "

La revuelta queda resuelta en horas, cuando
francotiradores al servicio de este canalla menemista, hace traer
a un reducido grupo de mercenarios, al servicio de la embajada
norteamericana, para que apunten sus rifles de alta
resolución y con miras especiales, sobre una decena de los
soldados alineados con los golpistas, que custodiaban el ingreso
a la comandancia del Ejercito.

Menem salió airoso del trance.

Había dejado estampada su impronta.

Oficialmente con esa improvisada y tronchada
rebelión, quedo sellada para siempre la suerte de las
Fuerzas Armadas.

Para asegurarse de ello, procede a desguazar a las tres
armas, aprovechando un desafortunado incidente, que
concluyó con el deceso de un soldado conscripto en una
unidad de la Patagonia.

Se elimina el Servicio Militar Obligatorio, con el
acta de defunción de los Militares como fuerza disuasiva
del control social.

A partir de ese sepelio institucional, veríamos
que las dos décadas subsiguientes, agigantarían las
pretensiones de la delincuencia y del narcotráfico,
exponenciados hoy a una escala sin limites.

Imitando burdamente las atrocidades económicas de
Martínez de Hoz, cuando el Proceso y de otro idiota como
el radical Sourruille con el Plan Austral, dolarizó una
economía con idéntica inmediatez.

Pero iría por más, cuando con su
socio
Balza, venderían las piezas de
artillería pesada del Ejército, con más las
municiones del arsenal de Río III, y que para disimular el
faltante provocaron su voladura y la muerte de decenas de
vecinos de esa localidad.

Un estrago doloso que aun está pendiente
de condena y que mantendrá, por encubrimiento de esta
administración, al artífice técnico de
tamaña criminalidad: nuestro actual embajador en Colombia,
Martín Balza.

Menem, superó a su mentor Perón en
todas las disciplinas de la estrategia
política
.

Porque a diferencia de aquel, gobernó con una
sociedad que voluntariamente se transformó en
menemista sin persecuciones.

Eran pocos, por no decir ninguno, los Argentinos que
despotricarían contra su gestión.

Ya que las vicisitudes de una economía en
retroceso, no se advertían a simple vista.

Se subió como un polizón al colectivo
de una historia globalizada que lo acogió
favorablemente
.

Y que cayó de bruces, dos años
después que él, en 2001.

Eran los tiempos de la economía de
servicios.

La de Producción tenía ya categoría
de arcaísmo.

Para su época, estaba bien visto en el exterior
endeudarse.

Y sobre todo privatizar cualquier cosa que estuviera
ligada al Estado.

No hizo más que tener la conveniente humildad de
escuchar a sus asesores: Henry Kissinger & David
Rockefeller.

Y también a Cavallo que era un mero sicario
financiero de ellos
.

Hizo de la corrupción, su banquete.

Y capturó la voluntad de todos.

Hasta al anciano Almirante Rojas, con quien se
confundió en un fraternal abrazo.

A los periodistas que levantaban sus voces y
puños los sobornó.

Los militares que repudiaban su modelo, tuvieron dos
opciones:

Correr por sus pensiones o acatar las directivas del
nuevo régimen.

En su mayoría optaron por la segunda.

Todo se fue horadando, incluso el más
domestico sentido de la dignidad
.

Gobernó con los preceptos de un viejo intrigante
y fracasado:

Alvaro Alsogaray, quien además colocó a su
hija predilecta, que asumiendo el rol de Madame regenteó
el nuevo prostíbulo presidencial.

Hizo eso y mucho más, por su origen beduino, con
ese olfato, propio de las tribus nómades del desierto, en
el que las cosas tienen una dimensión diferente a las del
mundo occidental.

Por nada se disgustaba con nadie.

Ni siquiera con los que se mofaban de su persona, de la
forma más dinámica y original.

En verdad debo de confesar que la figura de Carlos
Menem, será extractada del contexto de sus
pares.

Fue superior a Julio Roca, en el estudio previo y la
posterior mutilación de sus adversarios.

Todos se rindieron ante sus pies.

Y aunque suene un tanto irónico, todavía
su maltrecha y desgastada figura, genera más de una
inquietud.

No sobre su futuro político, ya que la rueda de
la vida por si sola se lo obstaculiza.

Pero no por ello deja de ser un fenómeno
inédito.

En 1999, con su segundo mandato cumplido se fue a su
casa, con planes ciertos.

Sabía con perfección quirúrgica que
De la Rua, ese Fabricante de Bostezos que lo
sucedía no duraría mucho.

Pero dos años después la convertibilidad
era un mero señuelo que no resistía un solo
día.

El indicativo sin embargo fue la crisis norteamericana
del 911.

Curiosa fecha y curioso número: El
Internacional Telefónico de Emergencias
Policiales
.

Lo que los escombros de las torres gemelas y el
inexistente impacto misilístico sobre las oficinas del
pentágono pretendían tapar, eran los balances
inflados
en Wall Street.

El Presidente de la Enron, terminaba de
confesarlo.

Ni la administración Bush, ni los popes de las
multinacionales, podían soportar el efecto domino de una
economía internacional, cimentada en el fraude
informático de sus principales empresas.

La CIA y el Departamento de Estado, planearon un
atentado que recién ahora, comienza a visualizarse como
Auto.

No fueron novedosos en ese juego de salvajes
simulaciones.

Habían adquirido mucha experiencia en esa suerte
de victimización bélica, para lo cual
deberíamos remontarnos a 1898, cuando en la bahía
de La Habana, un comando estadounidense, hizo volar por
los aires su propio acorazado: el USS Maine, asesinando
a doscientos sesenta y siete de sus propios compañeros
marineros, frente a las narices de los españoles, para
iniciar arteramente, lo que se conoció como la guerra
Hispano-Norteamericana, que les permitió a los gringos,
hacerse de Cuba y Filipinas como las nuevas bases de su
Armada.

Prosiguiendo con Rooselvet quien hizo lo propio cuando
en pleno conocimiento de un inminente ataque aeronaval a las
instalaciones de la flota en Pearl Harbor, optó por sacar
a sus valiosos portaaviones y permitir que el Imperio del
Japón, hiciera el rol de primer agresor en diciembre de
1941.

Y antes que él, también Winston Churchill,
cuando decodificada la clave alemana de su sistema
enigma, tomó conocimiento que la Luftwaffe se
disponía bombardear la ciudad de Coventry, en noviembre de
1940 y criminalmente dejó librados a la suerte, a sus
compatriotas de una segura muerte, que encontraron más de
un mil doscientos de ellos, después de la descarga de
bombas alemanas.

Las conspiraciones siempre han tenido idéntica
vigencia, sin importar las épocas ni los sellos de los
gobiernos que las ejercitaron.

El derrumbe financiero acaecido el 27 de octubre de
2008, solo fue la secuela de otra explosión que ya no
podría detenerse con un nuevo atentado.

Bush sostuvo esa mascarada durante siete largos
años, gracias a los seiscientos mil millones de
dólares que el Congreso le facilitó para que
iniciara la segunda Guerra del Golfo, sosteniendo una
dinámica económica basada en el factor beligerante
y en el resurgimiento de la industria armamentista.

Lo mismo había sucedido en Corea en 1950, para
evitar una monumental caída internacional de los precios y
en 1964 cuando los propios Yankees simularon un bombardeo del
Viet Cong en el Golfo de Tonkin e ingresaron al asunto
Vietnamita.

El caso de las Twin Towers no fue más que un
nuevo capítulo de los principios desplegados por las
potencias hegemónicas.

Pero esta vez, tendría otras repercusiones,
porque la economía estaba en pleno auge de la
globalización.

Argentina no estaría exenta cuando el estrago del
World Trade Center, aun estaba humeante.

Las sucursales de la banca extranjera, recibieron
órdenes de repatriar divisas.

Secaron la plaza financiera y el dólar
ya no era equiparable a una paridad cambiaria.

Junto con el episodio neoyorquino se derrumbaba en el
mismo instante una convertibilidad que había sido una
entelequia por diez años.

Al aspectarse mejor las consecuencias de ese terremoto
financiero, quedaba al descubierto, no solo la ineficacia de los
radicales, que confiscaron vilmente los depósitos
bancarios.

Se arrojaba así también, una enorme tea,
para que iluminase el enorme e insondable pozo de la
administración menemista:

El cierre de más de otras quinientas mil
industrias Pymes de la década de los
noventa
.

La imprevisión de un plan de gobierno a largo
plazo y la ineptitud supina de un De la Rua, inconexo con la
realidad más esencial.

Nuevos saqueos, como los del verano del 89, pero esta
vez capitaneados por Duhalde, sellaron rápidamente la
última aventura radical.

Se fue Chupete y lo reemplazó
Zapiola.

Como contralaba el perímetro del Conurbano y sus
equivalentes en Santa Fé, Rosario y Córdoba
principalmente, cesaron los asaltos a las cadenas de ventas de
comestibles.

De algún modo y con una disciplina tan mafiosa
como su Padrino, las cosas retornaron a un cauce de normalidad
hasta cierto punto.

Pero había que convocar a elecciones.

Reutemann se perfilaba como el de más
probabilidades.

Un día Duhalde lo cita en Olivos, para conocer
sus intenciones.

En instantes, mutila las ambiciones del Lole cuando, se
dice, que le exhibe un video tape, en el que un oplita,
posiblemente perteneciente a algún Servicio lo estaba
sodomizando.

Interiorizado de la maniobra del Cabezón
se presenta ante él, un desconocido gobernador de Santa
Cruz.

Sacan cuentas y arriban a la deducción que su
figura no sumaba demasiado.

Por su estrabismo y su aspecto tan desagradable, de nula
cautivación a un electorado diletante.

El patagónico insiste.

Duhalde duda por unos momentos.

Y le advierte que si es ungido como el Candidato,
habría una segunda vuelta con su archienemigo
Menem.

El bizco le dice que no importa y para zanjar las
cavilaciones presidenciales, hace una apuesta.

Dicen los trascendidos que le ofrece cien millones
de dólares
.

Y que Duhalde acepta de inmediato.

No me consta, porque esos arreglos no se
documentan.

Pero mucho me lo temo.

Con menos del veintitrés por ciento de los
sufragios, el aportante del botín Néstor Kirchner,
se alza con la banda presidencial.

Desafortunadamente, nadie o muy pocos conocían de
sus atrocidades con los fondos de los Contribuyentes en su
provincia natal.

Nos habíamos echado la peor de las
maldiciones
.

Porque en esencia lo que los Kirchner representan, son
los matices sobresalientes del espíritu mas
químicamente puro de lo peor del Justicialismo.

Que consiste en corromper aun más a la dirigencia
social, política y sindical, que cuando los K
asumieron, tenían intactas sus aptitudes para el saqueo
tan empático para ellos, como cuando el
menemismo.

Tenemos así que este binomio, dúo
dinámico, o como deseemos bautizarlos, se bañan
diariamente en sus propias infamias.

Receptaron las enseñanzas de un mentor al que
supuestamente desprecian en público, pero que admiran en
privado: El Turco.

Aceleraron la inhumación de los pocos restos de
las Fuerzas Armadas.

Procedieron al rearme de su propio ejército:
Los Piqueteros.

Trescientos mil de ellos cuentan con armamento liviano,
pero suficiente como para ganar la calle, cuando el momento se
torne oportuno.

No existe ni remotamente una fuerza que pueda ejercer de
antagonista.

Ellos lo saben.

La Sociedad en su conjunto también.

Es por dicho motivo, que no necesitan amenazar ni a
periodistas, ni a opositores, porque ninguno de ellos es de
cuidado
.

Los primeros porque en su gran mayoría,
constituyen un grupo de gente sin principios, ni formación
intelectual.

Incluyendo a uno de los más
¿ardientes? como Mariano Grondona, que sea por
edad o por el simple hecho que nunca ha ejercitado otra
función que la de un mero figurón, concita
tras de sí, a otro grupo de fracasados como Biolcati,
Rosendo Fraga, Héctor Maya, Macri, De Narváez,
Solá, Carrió, Buzzi, Llambias, Alfonsín
(Jr.), los Rodriguez Saa, la Bullrich y todos los numerarios
de un desmembramiento de esa Murga Opositora.

La mayoría de ellos, afines a que se los
califique como disidentes.

En verdad, ninguno de estos patanes disiente en nada,
solo en que se los haga descender de este ómnibus
justicialista con ingreso irrestricto.

Lo precedente es una pincelada, un trazo grueso de
nuestra historia, vivida y escrita a trancas y
barrancas.

He procurado resaltar fugazmente a los personajes que
hicieron de principales protagonistas, desde nuestros
orígenes más remotos.

Hubo muchísimos otros, que ameritarían un
párrafo y sobre los preindicados, tal vez uno mucho
más extenso.

Pero como no es el propósito de este trabajo, ha
sido mi objetivo circunstanciar fechas, algunas más
emblemáticas que otras, solo para circunscribirlas en un
mero contexto de modo, tiempo y lugar.

La historiografía tan de moda en estos
días, solo sirve en mi humilde criterio, para confundir
más a la gente, relativizar conceptos y sobre todo mitos
que ya son demasiado pretéritos para tomarlos en
cuenta.

La narrativa cronológica, puntillosa e incluso
documental, es un recurso literario, solo direccionado a
beneficiar monetariamente a sus autores.

Pero nunca resolvió el problema de
fondo.

Ninguno de los actores que he citado brevemente
deben tomarse singularmente
.

Nuestro problema es mucho más agudo que fechas,
batallas y resultados de las mismas.

Todo lo que he leído sobre nuestra historia, en
un contexto más que amplio, tiene en un sentido, liberal,
conservador, nacionalista o izquierdazo, una suerte de
adhesión.

Los Peronistas han plagado editoriales, imprentas y
librerías con una descripción beatificada de sus
mentores Perón y Evita.

Los Antiperonistas hicieron lo propio, pero demonizando
esas mismas figuras.

Los revisionistas, han cuestionado en estas
últimas tres décadas, el tinte oficial de la
versión histórica, con la que nos educamos, pero
omitieron adentrarse en las causas y circunstancias que elevaron
primero y derribaron luego a nuestros personajes.

Los sanmartinianos han endiosado a un sujeto, que tuvo
un andar tenebroso, desde que abandonó las filas del
ejército realista, para integrar uno nuevo que
combatiría a sus antiguos camaradas.

Este precepto libertario que en una veloz leída,
lo ha entronizado como el Padre de la Patria, no se
condice con su plan, que fue liberatorio de otras naciones que no
eran la nuestra.

Y que además, ahora se sabe, manipuló
fraudatoriamente el patrimonio que un amigo suyo, le pidió
que administrara a favor de sus herederos, en la Francia de su
exilio.

Perdimos gracias a su esmero, la posibilidad que Chile,
Bolivia, Perú y Paraguay, fuesen parte integrante del
territorio nacional.

Simón Bolívar que era un
espíritu muy superior al de nuestro San
Martín
, brego sin éxito por una Gran
Colombia.

La tan legendaria entrevista de Guayaquil, creó
que tuvo esa directriz.

La de apartar a San Martín del teatro de
operaciones, porque Bolívar creía una
Sudamérica unida bajo un solo estandarte.

Intereses mezquinos y protagonismos baratos, sepultaron
su sueño.

Pero al menos lo intentó.

Y cuanto más difícil allá arriba,
con una población como la del norte sudamericano, que
estaba mucho más mestizada que la nuestra.

Nosotros con una predominancia indo europea,
estábamos en perfecta condición para timonear al
menos una Unión de Republicas Andinas, o algo por el
estilo.

Pero nos gobernaba la idiotez, producto de la
ausencia de una clase dirigente, que no tenía noticias del
concepto geopolítico del expansionismo, que para entonces
contaba con una amplia difusión literaria.

Así nacimos.

Con una mentalidad barnizada por una flama de
mediocridad.

Es como si hubiésemos copiado el concepto de las
ciudades estado helénicas, que sucumbieron ante un
implacable conquistador romano.

Porque en vez de unirse, combatían entre
ellas.

Desde 1810 y por cuarenta años consecutivos mas,
vemos que la única guerra en la que nos embarcamos,
fue la de lidia por los protagonismos.

Entre estancieros, autotitulados Caudillos, que
dividieron las provincias como si fuesen sus propias
estancias.

Ramírez primero y Urquiza después en Entre
Ríos, Bustos en Córdoba, López en Santa
Fé, Quiroga en La Rioja y por supuesto Rosas en Buenos
Aires, se manejaron así, como meros terratenientes y en
resguardo de sus propios intereses.

Desde la campaña en el Norte, llevada a cabo con
gran dignidad por un General improvisado como Manuel Belgrano, no
hubo más que rencillas entre balandras, como todo este
rejunte de próceres provinciales, que satisfacían
así, nada más que sus vanidades y apetencias
personales.

Perdimos al Uruguay, y después nos aliamos con
nuestros enemigos de siempre, para mutilar a un pueblo como el
paraguayo, al que borramos del mapa.

Todo ello en aras de una pequeña porción
del Chaco y de Formosa y relegando la ampliación de
nuestro litoral marítimo y un puerto de aguas profundas
como el de Montevideo.

Erigimos falsos Totems como Bartolomé Mitre, que
fue directo responsable por no trabar una alianza
estratégica con Solano López.

Nada de lo que nos aconteció fue al
azar.

Nunca tuvimos una verdadera guerra civil sin fronteras,
que estableciera, sin importar el resultado, la afirmación
de un ideario común, como el de los
norteamericanos.

Tan solo reyertas por predominios localistas y
egoístas, entre ¿Generales y Brigadieres
Generales?

¿En que batallas obtuvieron sus dignidades
para tan altas jerarquías castrenses
?

Parimos mal a esta desdichada Patria.

La cargamos y sofocamos con falsos Patriotas.

Una vez la preguntaron a nuestro Maestro Jorge
Luís Borges, que en lo literario y humanista fue el Gran
Espíritu de todos los tiempos, si conocía un
trabajo de un tal Pacho O"donell, que lo había titulado
creo, La Violación a la hija del
Portero
.

Borges con su habitual y fino sarcasmo, manifestó
que no, adicionando "deberá tratarse de un hombre muy
valiente, por denominar Portero al Encargado".

Ahora, parece ser que este improvisado novelista, es el
referente de nuestra historia, como un tal Felipe Pigna, con
quien comparte los lugares más destacados en la Tribuna de
opiniones autorizadas.

Nuestras enormes contradicciones y desasociegos,
incapacidades y desmotivaciones para superarnos, las debemos
encontrar en esas malformadas cimientes.

Hemos tenido Militares incapaces, porque dejamos de
pelear por la Patria en 1870.

Cuando nos disponíamos a hacerlo contra Chile
más de cien años después, preferimos optar
por un Laudo Papal.

En esa centuria, vacía de contenido beligerante,
nuestras Fuerzas Armadas, se oxidaron por su ausencia de
contingencias y se dedicaron a la
política
.

Demasiados desfiles con tanques repintados y
relucientes, por falta de uso.

En muy contados casos, intervinieron adecuadamente como
en 1976.

Las revoluciones de 1930, 1943, 1962 y la de 1966,
fueron innecesarias, porque la Argentina no corría el
peligro de un desmembramiento territorial, como si lo estuvo, en
oportunidad que la banda terrorista ERP, a principios de 1978,
se disponía a solicitar el rango de territorio
liberado a la Provincia de Tucumán
.

El Proceso de Reorganización Nacional o la
Última Dictadura, como prefieren rotularla estos
demócratas de albañal, que pontifican sobre una
democracia que los enriqueció a todos ellos por igual, era
a todas luces inevitable.

Atentados a unidades castrenses con una reguera de
muertos, explosiones de edificios completos como el que habitaba
el Almirante Lambruschini, que perdió a su pequeña
hija.

Y tantos otros como la bomba en el microcine del
entonces Ministerio de Planeamiento, exhibía sin ambages,
lo que los subversivos eran, son y siempre serán:
simplemente unos asesinos de la peor especie.

Pero insisto con lo vertido antes de ahora.

Ese mismo gobierno que entregó el manejo
financiero de la Nación, a un malechor como José
Alfredo Martínez de Hoz primero y a su discípulo
Domingo Cavallo luego, tenía que responder por su
ineficacia.

Joe que dolarizó la economía,
cumpliendo a rajatablas las mágicas fórmulas del
FMI, no fue más que un modelo para que Alfonsín
primero y después Menem, imitaran, el quebranto sin
anestesia de un aparato productivo
, que requería de
reformas, pero no de su propia extinción.

Todas estas depreciaciones artificiales del tipo de
cambio, acreditaron sin necesidad de otros ejemplos, la
irresponsabilidad criminal del aumento de nuestra deuda
pública y la ruina de los pequeños industriales que
apostaron a producir sin red.

Explicar esto, sin distintivos partidarios como es mi
caso, se torna muy difícil, porque la ceguera se ha
apropiado de la mayoría de quienes se expresan sobre el
particular.

Pasando el sedazo a estos dos siglos de desdichas, se
puede colegir que las experiencias militares fueron tan malas,
como la mayoría de las democráticas.

Pero si como vemos, para todo lo escrito sobre esta
decadencia que principió en 1810, aplicamos la
fórmula del reduccionismo, se nos tornara muy
difícil arribar con ecuanimidad a una deducción
lógica y coherente.

Nuestros políticos desde el primero al
último, con la salvedad de grandes hombres como
Domingo Sarmiento, Nicolás Avellaneda, Carlos Pellegrini,
Roque Saenz Peña, Lisandro de la Torre, Agustín P.
Justo, Marcelo T. de Alvear, Rodolfo Moreno, Alfredo Palacios,
Juan B. Justo, Nicolás Repeto, Roberto M. Ortiz,
también Ramón Castillo y va de suyo Don Arturo
Frondizi, han sido los directos responsables de las
intervenciones militares, de todas las épocas.

Casi nadie resulta inocente a un riguroso juicio de la
historia que aun no se escribe.

Por esa devoción bovina a la
línea de los grises a la que con gran desapego, tomamos de
igual forma como la historia oficial.

No importa que época al azar, elijamos para
contar un relato.

Todos están teñidos de empatias
indigestas, como la enorme distancia hacia la
realidad.

Félix Luna fue una Pluma, aunque con su
corazoncito radical.

Pero su obra, no es de las más leídas por
las jóvenes generaciones.

Introduciéndome en el laberinto de los
abstractos, muchas veces me he preguntado, que hubiera sucedido
si estos orates del GOU hubiesen abortado el golpe de
1943.

El candidato del Sistema era Robustiano Patrón
Costas.

Asociado por todos estos imbeciles del revisionismo a lo
peor del Orden Conservador y por ende al fraude.

Nada menos que un aguerrido sujeto, que en lo profundo
del Chaco salteño, tuvo las suficientes agallas para
erigir de la nada, en medio de la espesura de un monte cerrado y
hostil, un modelo económico como el San Martín del
Tabacal y sin créditos estatales, sino con su propio
peculio.

Vale la pena imaginarse, lo que un empresario exitoso
como él, hubiera significado para un país que
recién se estaba modelando.

Con su visión astronómica de lo que
implicaría construir un polo de desarrollo, antes de verlo
realizado en medio de una selva boscosa.

Se dice con destemple y peyorativamente, que a sus
empleados les pagaba el sueldo con vales, que luego tenían
que intercambiar por comida en los almacenes del
ingenio.

Lo que omiten sus detractores, esto es, los
historiadores progres como los que ya he citado y muchos otros
que siguen esa escuela de desaciertos dogmáticos, es que
para esa época -1918-, no existían por la zona, ni
hipermercados ni paseos de compras como en la
actualidad.

Ni siquiera había luz
eléctrica.

Menos aun, caminos transitables.

No se ejercía la plusvalía como una
técnica de enriquecimiento indebido.

Simplemente porque no existía
legislación internacional al respecto.

Estos ¿oligarcas? como el
inmerecidamente olvidado Patrón Costas, no hicieron
más, que preparar las bases para el desarrollo de toda la
Sociedad, cada uno en su medida y con las grandes dificultades de
su época.

Baste mencionar algunos vendepatrias de aquellos
años y sus últimos días.

Agustín P. Justo, el hacedor de fraudatorias
elecciones dejo enormes deudas personales impagas.

Para sufragarlas, sus hijas le vendieron a la
Universidad de Lima, la biblioteca personal de su Padre, para
mitigar en parte las estrecheses heredadas.

Manuel Fresco el riñón del fraude
como les gustaba denominarlo a estos radicales tan perdularios,
murió en la misma casa que habitaba desde que era
gobernador.

Frente a la actual estación ferroviaria de Haedo,
pobre de solemnidad, esquivando el hambre con su humilde
jubilación de medico del ferrocarril.

Alberto Barceló, indiscutido Pope del cambio de
urnas en la sección electoral de Avellaneda,
murió en la dependencia de la mucama, de la casa de
una de sus hijas
.

Manuel Manucho de Iriondo, que gobernó
Santa Fé, perdió todos los campos que había
adquirido, en gastos de campaña y también
falleció en medio de la más absurda de las
indignidades económicas.

Roberto Marcelino Ortiz, que había sido, antes de
ascender a la Presidencia, un afamado abogado de los
ferrocarrileros ingleses, hipotecó su estancia en
Ayacucho, y no pudo levantar el gravamen.

Ramón Castillo, igual.

Y la mayoría de todos los que pasaron por la
función pública en la década de los
treinta.

Evidente es, que una historia retocada convenientemente,
silenció a otra, que opacó el desinterés de
muchos hombres, que descuidaron sus caudales en pos de una causa,
a la que consideraban como sublime.

Acertado es que aplicaron técnicas inadecuadas en
lo comicios.

Que instalaban a un milico en cada cuarto de
votación, que le indicaba al votante que boleta
debía elegir.

Que sufragaban los muertos y que incluso esos
cadáveres votaban varias veces
.

Pero si en realidad metieron la mula, lo que
deberíamos preguntarnos es:

¿Lo hicieron para aumentar sus patrimonios,
para saciar sus vanidades personales o en última y
verdadera instancia para sentar las bases de un
porvenir
?

Y si aceptamos esto último
¿Quién dijo que la mayoría siempre tiene
la razón
?

¿Acaso la tuvo con Perón, con
Alfonsín, con Menem, con De la Rua y con estos
Kirchner
?

¿Dónde esta escrito que la democracia, al
decir del Maestro Borges: ese abuso de la estadística,
es lo indicado para el bienestar de una
Nación
?

¿Fueron tal vez Francisco Franco u Oliveira de
Salazar unos consumados demócratas?

Va de suyo que no.

Pero tanto uno como el otro, levantaron a España
y a Portugal de una hambruna monstruosa, sin ningún
festival eleccionario y evitando que la península
ibérica cayera bajo la órbita de Stalin, si el
Frente Popular que era muy democrático, se hubiese
impuesto en la Guerra Civil, arrastrando más que
seguramente a su vecino.

Tampoco Pinochet, habría podido establecer un
modelo productivo ejemplarizador en Chile, si su predecesor
Salvador Allende, seguía teniendo las manos libres
para regalar industrias y campos a cooperativas obreras, que
nunca los explotaron.

El bienestar de muchas repúblicas no se hizo
precisamente contando todos los votos adecuadamente.

Sino con un brazo inflexible que evitara los excesos
en ciernes o mutilara los que encontraba en su
camino
.

Los Militares, insisto y asumiendo el riesgo de ingresar
en una vulgar perogrullada, liquidaron operativamente a los
grupos de terroristas que asolaban a nuestra desvencijada
Argentina.

Pero deslegitimaron esa justa y merecida victoria, con
la negación absurda de una lucha y su resultado: Los
cuerpos inertes de los enemigos de la Nación.

El termino desaparecido esta correctamente
utilizado por estas hordas de Abuelas, Madres, Hijos, Nietos y
Choznos que le han sacado al Estado, meramente hasta el presente,
mas de un mil millones de dólares, en concepto de
indemnizaciones extrajudiciales, a las que el Fisco Nacional se
allanó indeclinablemente.

Ello, junto con la entrega de la economía a un
hato de especuladores de Wall Street, de la mano del actual
incuso Martínez de Hoz, es lo que desacredita una lucha
armada que era no solo necesaria, sino inexorable.

Si a ello le adicionamos la derrota de Malvinas, como el
telón de fondo de una administración medrosa y
plagada de yerros, el resultado que tenemos a la vista, hizo de
terreno fértil para que un conjunto de ancianos que
además en su mayoría están en los albores de
una inminente deceso, sean sepultados sin llegar a ser
oídos en procesos que solo asignaran sentencias
condenatorias.

Pero todo ese escenario abigarrado de
inescrupulosidades, por una y otra parte, nos han dejado como
legado esta enorme tela plagada de remiendos que es la que alguna
vez conocimos como la Republica Argentina.

Estamos atrapados en una etapa, inédita por
cierto, en la que el desgobierno tiene una matriz
definida.

Pero para que estos datos puedan lucir adecuadamente en
una perspectiva objetiva, tenemos una suerte de patrón
comparativo.

Menem se rodeo de la misma gentuza que una década
antes que el, compartía negocios con los
Militares.

Macri, Bulgueroni, Rocca, Yabrán, Soldati, la
Fortabat y Roggio, por tomar algunos de ellos al azar, fueron los
que le aconsejaron al Turco que como carecíamos de
reservas, se debían privatizar los servicios
públicos esenciales
.

Frente a la imposibilidad de seguir esquilmando al
Estado con licitaciones arregladas, que dieron forma al
añejo termino de Patria Contratista y que les
eran adjudicadas a esos grupos, en desmedro de otros que
carecían de esos contactos, retuvieron para sí,
consorciados con capitales extranjeros el oligopolio de la
electricidad, la telefonía, la aeronavegación, el
agua y el gas.

Un mero detalle de ese feroz pillaje:

Se decide vender a la estatal Somisa.

La Maria Julia Alsogaray, a cargo de la pandilla
privatizadora
, establece un precio de doscientos millones de
dólares.

Se le adjudica a un consorcio extranjero que abona lo
requerido en el pliego.

Lo que se omitió comunicar a la opinión
pública, fue que el stock de palanquilla que la planta
tenia en ese momento, era equivalente a lo oblado, por la
adjudicación.

Después completarían todo el
circuito.

En tres oportunidades, en menos de una
década
, se depreció artificialmente el valor
del dólar.

Los europeos mientras tanto se habían tomado
veinte años
para culminar el tratado de Maastricht,
con el Euro como divisa común.

Aquí se hizo entre gallos y
medianoches
.

Nuestro endeudamiento externo fue en
paralelo.

Fue algo así, como si alguien nos extendiera una
tarjeta de crédito con límite indefinido de compras
y luego de una década nos la retirara y exigiera que
le abonásemos la totalidad del capital y los intereses
devengados.

Eso fue lo acaecido en el 2001.

La burbuja de la fantasía y de la irrealidad
debía estallar en algún momento.

Y así sucedió.

Luego de hacer retornar a la turba a sus posiciones,
saqueos mediante, Duhalde se hace de la vacancia
presidencial.

Algunos, poco avisados, le han tendido a este tunante un
manto de piedad y justificación.

Pesificó la economía, como lo había
resuelto Cavallo en 1982, con su tristemente celebre
borratina de deudas.

Selectos y pocos beneficiarios.

El grupo Clarín que lo ayudó a subirse a
un ring sin retador, entre los más favorecidos.

Como podrán observar Amigos, las reiteraciones y
la ausencia de originalidad, hizo que todos recurrieran a los
desmanes de sus antecesores, sin medir ningún tipo de
consecuencias.

Mantuvo el corralito dispuesto por el mismo Cavallo unos
meses antes.

Y le entregó a Néstor Kirchner la batuta
un año después, según lo denunciado por
varios periodistas, con una centena de millones de
dólares como premio consuelo.

A veces pienso sobre estos particulares acontecimientos
y mido esos pretéritos con el presente imperfecto este,
por el que transitamos.

Que este Duhalde, se encuentre con disposición y
animo para disputarle el poder a estos K el venidero
año, me otorga la pauta que la mayoría de los
Argentinos, no hemos aprendido nada en lo absoluto de los
horrores de esta malhadada historia que tenemos por
pasado.

Será, seguramente bendecido por la gente del
sector agropecuario.

Con epicentro en esa olla de grillos conocida
como la Mesa de Enlace.

He principiado estas líneas, describiendo lo que
para mí es una autopsia.

Para lo cual es menester tener enfrente a un cuerpo
inerte.

Contemplo como un cadáver a nuestra
Patria.

Tan destratada por muchos.

Ni las próximas presidenciales, que salvo alguna
suerte de milagro, pueda destrabar este maleficio kirchnerista,
solucionarán nuestra hilera de desaciertos y de este
panorama errático al que nos enfrentamos.

Los que pretendan lidiar con este Klan, se
verán atomizados, porque no unirán fuerzas para
ello.

Y porque ninguno de esos presuntos referentes,
estarán a altura de las circunstancias.

Tal vez, conlleve cierta osadía
afirmarlo.

Pero tomando el riesgo de incurrir en ella, soy de la
opinión que todos quienes se presentan ante la Sociedad,
son afines a los K.

Puesto que nadie de las bancadas, de esta supuesta
oposición murguera, ha procurado introducir un proyecto de
ley, en cualquiera de las Cámaras del Congreso, para
peticionar el juicio político de la
Presidente
.

La Carrió, que es una oficialista encriptada
en el supuesto y aparente bando opositor
, dice que hacer
algo así sería destituyente.

Y no advierte que sus afirmaciones son un ejemplo de
libro de contradictios in terminis.

Ya que el remedio constitucional para estos desmanes
en continuado, es para destituirla precisamente
.

Para eso debería de incoarse un proceso como
ese.

Poco o nada importa si juntan los votos necesarios, que
podrían conseguir, si esta chaqueña o sus socios,
tuvieran la noción más mínima de un
espíritu republicano.

Aquí y ahora todo es
simulado.

No existe lo que de antaño se conoció como
el Servicio de Justicia, con jueces federales adictos, que no han
encarcelado a ningún oficialista.

Ni siquiera respecto a este señor Jaime, sobre
quien la prueba cargosa es tan abrumadora, porque en esencia
el aparato represivo del Estado se ha tornado en
abolicionista
.

Y tampoco la legislativa, por el simple hecho
reseñado más arriba.

Este ítem, el de la protección que se ha
tendido sobre los desquicios de este gobierno, me recuerda una
anécdota, que me viene nuevamente a la memoria.

Valdez Cora, un ex Comisario en Chacabuco, fue el
matador del Senador por Santa Fé, el uruguayo Enzo
Bordabehere, quien el 23 de julio de 1935, antepuso su cuerpo a
la bala asesina, que estaba dirigida a su amigo y
compañero de bandada, don Lisandro De la Torre.

El Juez Federal interviniente Dr. Jantus, lo
había condenado a doce años de
prisión.

En oportunidad que la Cámara de Apelaciones, se
encontraba en acuerdo para revisar el caso, Julio Barberis,
secretario privado del recién asumido, Presidente Roberto
M. Ortiz, le solicita una audiencia al vocal que presidía
el Tribunal, Dr. Del Campillo.

El Magistrado lo recibe de inmediato y el emisario con
la voz entrecortada, le dice que concurría en
representación del Primer Mandatario, para que se
contemplara la posibilidad, que se atenuara la pena que
recaía sobre el homicida senatorial y que al hacerlo se
tuvieran en cuenta, factores de orden político que
comprometían severamente al gobierno.

El dueño de casa, escucha atentamente al
visitante y lo despide con gran cortesía.

Dos horas después se rubrica el fallo de la
Alzada.

Le subieron la condena a veinte
años.

Una viñeta apenas, que nos muestra, como actuaban
aquellos Jueces con mayúsculas, incluso durante La
Década Infame.

Para culminar esta saga de tormentos a los que todos por
ajenidad estamos sometidos por igual, se requiere de otros
valores.

Los democráticos como se podrá observar,
constituyen un circuito de fraudes.

Las huestes de desinteresados ciudadanos no existen, por
ahora al menos.

Lo que reduce nuestras enormes expectativas a la nada o
a muy poco.

Todo esto se irá deteriorando más,
conforme pasen los meses y tal vez los años, porque en
esencia a nadie le interesa lo que se nos viene
encima.

Mientras los súper e hipermercados, mantengan sus
puertas abiertas de par en par y las góndolas
estén, como ahora, abarrotadas de mercancías, la
crisis no se verá dentro de un horizonte
cercano.

No existe una mínima noción de civismo,
por la prevalecencia del tristemente célebre
individualismo colectivo.

Tan argentino como el Tango.

Pero me he desviado del tema en cuestión que
estaba examinando:

La Autopsia.

Trataré de improvisar de patólogo, pero
con términos no médicos.

La Argentina, esa que alguna vez todos llevamos dentro
de nuestro ser murió por una suerte de
caquexia.

Esto es una disecación.

No existieron punzadas que le paralizaron sus centros
vitales.

Es el resultado de años, doscientos de ellos para
ser mas preciso, en los que un futuro venturoso, se fue
transformando por obra y gracia de nuestros gobernantes en
desdoroso.

Faltan mucho a la verdad, los abanderados de los
indigentes que pugnan por la desdicha de estos Compatriotas en
aparente miseria.

Los asentamientos emergentes, no son nidos de
pobreza.

En su mayoría, y para tomar un mero ejemplo, como
la expansiva Villa 31, lo que tenemos frente a nuestros
ojos, es un desarrollo inmobiliario, basado en la clandestinidad
dominial, pero que les permite a los beneficiarios, comercializar
derechos posesorios a los interesados en adquirirlos y tomar
así fuertes ganancias.

El regenteo de la prostitución y las improvisadas
cocinas de pacos constituyen también polos de desarrollo,
en franco crecimiento.

Ese residuo urbanizado del delito de invaluable
importancia en el pasado, para los caudillos porteños del
peronismo, ya cuenta con un clima de negocios
autónomo.

Los Militares con todas las fuerzas a su
disposición, para extirpar esos focos, en su época
insignificantes, se desentiendieron de hacerlo.

La democracia los multiplicó y todavía
resta mucho espacio para que se extiendan
.

Para tomar al azar, otra de equivalente
significación, algo idéntico se puede adicionar
sobre la afamada Cava de San Isidro, protegida por el
Cholo Posse durante veinte años y otorgada en
heredad a su hijo y actual intendente de esa
localidad.

En síntesis, la acumulación de gente,
apiñada en las cercanías de las zonas
residenciales, no ha sido otro fenómeno, que la corruptela
de los políticos, que protegieron esas zonas, para las
levas de adherentes a los actos partidarios y desde luego a cada
comicio.

Vemos, que la pobreza no tiene una raíz
estructural, como la definen estos chusmas de politólogos,
que pululan por los medios de comunicación.

Es la secuela más directa de una forma de
gobernar, sin ningún rasgo de pudor.

Pero esa miseria artificial y abstracta en su
núcleo, sostiene las tesis de estos atorrantes que opinan
de cualquier cosa y que declaman sobre los derechos de los
desposeídos.

Ni existen los pobres de tal condición, ni se los
protege por ello.

En ninguno de estos villorrios podrán Ustedes
advertir la presencia de alguna huerta, ni siquiera
comunitaria para paliar la denunciada escasez de
alimentos
.

Pero si verán, si agudizan sus miradas, una
cantidad considerable de antenas de televisión
satelital
que están adheridas a los techos de las
viviendas.

Estos analistas, que se abalanzan discursivamente con la
fuerza titánica de su propia ignorancia, pontifican
también, que en realidad, el problema radica en la
desproporcionada distribución de la riqueza.

Hasta donde he aprendido, el bienestar o la ausencia del
mismo, está en directa consonancia con la capacidad
laboral que cada uno de nosotros, estemos dispuestos a
desplegar.

En tiempos más normales que los actuales, las
colas para pugnar por un empleo, por más humilde y mal
pagado que este fuera, eran muy largas.

Hoy, el asistencialismo perfeccionado por los
K, ha suplantado la necesidad de contar con un ingreso a
los interesados en obtenerlo con el sudor de sus
frentes.

Y a esta altura de la velada me pregunto y le transmito
al lector el interrogante:

Si un gobierno democrático como esta turba de
punguistas, devenidos en funcionarios, reemplaza la
vocación laboral, el esfuerzo por las dadivas y la
molicie

¿Hacia donde nos conducirá toda esta
inequidad
?

O desde otro ángulo, si mañana o un
día de estos, se agotan los recursos del Estado para
solventar estos Planes Descansar que terminan en los
Bingos y en la ingesta alcohólica, que también
regentean los amigos del Poder, como ese tal Cristóbal
López ¿quién podrá frenar a las
mareas humanas que arrasarán todo a su paso, para
reconquistar esos derechos Konstitucionales?

Es probable que nadie pueda develar ese acertijo, salvo
que improvise en algo de futurología.

Pero sin recurrir a sondear en el mañana, algo es
seguro: nada bueno nos aguarda.

Cuando se recurre a los extremos para capturar los
votos, como lo hizo, lo hace y lo hará prontamente esta
administración, las esperanzas de una redención se
reducen a lo microscópico.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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