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El Barroco español (página 2)




Enviado por Carolina Daher



Partes: 1, 2

Obra: Calderón escribe sobre
todo comedias y autos sacramentales. Hacia 1623 estrena sus
primeras comedias y pronto, Felipe IV le convierte en dramaturgo
oficial de la corte. Sin embargo, su momento de mayor esplendor
empieza a partir de 1642, cuando se retira del ejército y
entra al servicio del duque de Alba. En esta época goza de
un período de tranquilidad para dedicarse a la
creación literaria. Para las fiestas de palacio compone
numerosas obras.

En el estilo de sus comedias se pueden apreciar dos
tendencias: una que sigue más de cerca el teatro realista,
nacional y costumbrista de Lope y su escuela, representada por
las "comedias de capa y espada"; y otra, diferenciada del estilo
anterior, más personal. Esta tendencia incluye las
comedias más poéticas y simbólicas, con
intensificación de los valores líricos y del
contenido ideológico. En esta segunda línea los
personajes adquieren mayor esquematización y dimensiones
de símbolos universales.

    Sus principales comedias se pueden
clasificar en:

  • Comedias de historia y leyenda española: El
    Alcalde de Zalamea

  • Comedias de honor y de celos: El médico de su
    honra

  • Comedias de capa y espada: La dama duende

  • Comedias filosóficas: La vida es
    sueño

  • Comedias fantásticas y mitológicas: La
    hija del aire

  Técnica y
Personajes: Los aportes de Calderón lo diferencian,
aún sin renunciar a ninguna de las innovaciones de Lope,
claramente frente a este último en todos los campos –
contenido, técnica arquitectónica, tratamiento de
los personajes: En Calderón la novela adquiere un mayor
rigor constructivo y profundidad conceptual; mediante la
estilización, la tendencia al simbolismo y la
jerarquización de los personajes, consigue creaciones de
valor universal como Pedro Crespo o Segismundo.

En todas las obras los elementos confluyen
hacia un eje central, representado por un motivo único y
un personaje que destaca fuertemente sobre los demás. La
obra se despoja de lo secundario y, cuando aparece una plural
intriga dramática, está jerarquizada de tal modo
que no rompe en nada la unidad que impone el eje central
mencionado.

La profundidad conceptual se advierte
especialmente por la preferencia de determinados temas
filosóficos y religiosos. En cuanto a los personajes
también se advierten diferencias entre Calderón y
Lope. Mientras que Lope pone el acento sobre el asunto y la trama
sin que haya un héroe que prevalezca sobre los
demás personajes, en Calderón ocurre lo contrario:
la jerarquización de la construcción
arquitectónica hace que el énfasis se ponga en un
héroe predominante: el tipo universal del teatro de
Calderón. En cualquier caso, el que dichos héroes
se conviertan en símbolos, no obsta a que en la obra
tengan vida individualizada y caracteres humanos.

 ·         El
estilo barroco de Calderón:  En Calderón
confluyen muchos estilos barrocos porque crea cuando todas las
tendencias barrocas han llegado a su pleno desarrollo. En
él confluyen gongorismo y conceptismo y hace uso de
innumerables figuras: correlaciones y paralelismos, contrastes,
cuantiosas hipérboles en el lenguaje y en la
conformación de los personajes, comparaciones, etc. Sus
personajes también muestran su barroquismo: dotados de
ilimitada violencia, rasgos desmesurados, trazos muy marcados y
se contraponen entre ellos.  

Tema del Libre
Albedrío: La vida es sueño

 La vida es
sueño 
es una de las obras de Calderón de
la Barca  más conocida y estudiada. Dicho
interés reside en su complejidad filosófica,
pero también en el notable armado dramático.
Sin embargo, desde que Marcelino Menéndez y Pelayo (1910)
clasificara a la vida es sueño como drama
filosófico, la crítica ha hecho hincapié en
los problemas existenciales de la obra, desatendiendo a veces sus
características específicamente formales,
dramáticas. En relación con el primer punto, se
pueden señalar algunos ejes que constituyen los temas
filosóficos centrales; la oposición entre
destino y libertad, el tópico de la vida como
sueño y la termalización del autodominio. Estos
temas centrales subordinan otros como la educación de los
príncipes, el modelo de gobernante, el poder o la
justicia.

Debido a la influencia religiosa que tuvo
Calderón durante su educación el plantea estos
problemas que surgieron contemporáneamente a él,
uno de los más citados es el libre
albedrío y la predestinación. El libre
albedrío que es sustentado por la iglesia y la
predestinación que es sustentado por los
reformistas protestantes. Ambas tesis tienen
apostura bíblica. La resolución de la tragedia
indicaría, previsiblemente, la posición de
Calderón a favor del credo contra reformista.

El dilema entre predestinación y
libre albedrío, resuelto a favor de este último a
través de un penoso camino de auto negación y
desengaño, es decir, la típica constatación
barroca de que en efecto la vida es sueño, ha llegado a
ser calificado como de auténtica teoría del
conocimiento. Extraña teoría y no menos
extraño conocimiento que lleva, precisamente, al rechazo
de toda realidad, en un proceso razonador -que no racionalista-,
verdadero y frío silogismo neo tomista. Lo que
Calderón ha resuelto no es sino la aceptación por
parte del hombre barroco de un concepto del mundo totalmente
irracional, idealista y negador de los valores
humanos. 

Lope de Vega
(1562 – 1635)

Lope Félix de Vega y Carpio
nació en Madrid en el año 1562. Fue niño
precoz ya que desde la tierna infancia demostró facilidad
para las letras, escribiendo tanto en español como en
latín poesías, traducciones y primeras comedias.
Estudió en el Colegio Imperial de los Jesuitas y
posteriormente estudió en la Universidad e incluso se
ordenó como sacerdote, influenciado por el Obispo de
Ávila.

Vivió una vida de pasiones intensas,
desde su enamoramiento a los diecisiete años, de Elena
Osorio, hasta sus varios matrimonios, deslices y aventuras, y en
intermedios se volcó al sacerdocio, pues profesaba a la
vez una profunda fe religiosa.

Aunque de cuna humilde, su destreza
literaria lo llevó a codearse con la nobleza de la
época. Tuvo amistades cortesanas influyentes y
perteneció a varias congregaciones religiosas, lo que le
valió ingresos y su título de Fray que se suele
anteponer a su nombre. Falleció en Madrid en 1635 y sus
restos depositados en la Iglesia de San
Sebastián.

Producción Literaria:

Lope de Vega destaca sobre todo como autor
de teatro y es el verdadero creador del teatro nacional
desarrollando el substrato, los intentos previos de dramaturgos
anteriores.

Su producción dramática fue
enorme y podemos decir que fue el autor más fecundo de la
literatura española y, quizá, universal.
Publicó unas 1800 comedias  además de los
autos; él mismo se refiere a unas 1500 obras. De ellas se
han conservado 426 comedias y 42 autos, número que basta
para justificar el título de "monstruo de la naturaleza"
que le atribuyó Cervantes.

Esta gran cantidad de obras también
determina la variedad de los temas tratados en las mismas. En
Lope está todo: el mundo religioso con relatos del Antiguo
y Nuevo Testamento, vidas de santos y leyendas o tradiciones
devotas; los temas pastoriles y caballerescos, argumentos
extraídos de novelas orientales, italianas y
españolas; hechos y personajes famosos de la Edad Media
europea; sucesos famosos de la antigüedad, leyendas locales.
Destacan especialmente los asuntos sacados de las viejas
crónicas españolas y del romancero.

Lo que más llama la atención
en su obra es que Lope supo impregnar toda esta diversidad con la
palabra y el espíritu de sus contemporáneos y, sin
importarle demasiado ciertos anacronismos, vistió estos
asuntos con elementos tomados de la realidad nacional
inmediata. Esto es lo verdaderamente español del teatro de
Lope y la fórmula con que se acercó a la
sensibilidad del hombre de su tiempo en temas tan
diversos.

La obra de Lope de Vega se podría
clasificar así:

  Comedias:

  •  De historia y leyenda
    española

  • históricas y novelescas de tema
    extranjero

  • Costumbristas

  • Pastoriles y
    mitológicas

   Obras de tema
religioso:

  • Comedias

  • Autos 

Teatro Nacional
del Siglo de
Oro: Lope de Vega

 En la época de Lope de Vega en
Madrid coexistían tres clases de teatro:
el religioso, el cortesano y el popular. El
religioso y el cortesano disponían de grandes medios y
representaban obras que formaban parte de la celebración
de fiestas eclesiásticas y relacionadas con los festejos
cortesanos, mientras que el popular, aun sin contar con la lujosa
escenografía y los medios de los otros dos, representaba
piezas con regularidad durante casi todo el año.
El teatro nacional, instaurado por Lope de Vega,
escogió este tipo de teatro, el popular o civil, para
representar sus obras.

El cuerpo físico lo
constituía un patio de vecindad  o "corral"; el
escenario estaba cubierto por un tejadillo, y el lugar destinado
para el público se dividía en tres partes: los
balcones y ventanas (algo así como los palcos de hoy) se
reservaban para nobles y gente selecta; la zona del patio donde
se situaban los hombres o "mosqueteros", de cuyas reacciones
dependía el que una obra triunfara o fracasara, y la
llamada "cazuela", ocupada por las mujeres, zona que
solía hallarse al final del patio.
Las funciones eran por la tarde y solían durar
entre dos y tres horas. Empezaba normalmente con una loa, le
seguía la obra de turno y entre acto y acto se
representaba una pieza breve cómica, generalmente un
entremés. La escenografía era muy sencilla y el
público colaboraba con los dramaturgos mediante su
imaginación para comprender los repentinos cambios de
lugar o de tiempo de la obra.

Tras las innovaciones que introdujo Lope de
Vega en el teatro nacional, éste se
caracterizó por los siguientes puntos:

 Temática:   El
teatro nacional del siglo de Oro se caracteriza por su pluralidad
temática. Los temas son por una parte extraídos de
la épica medieval, de la historia universal y
española, de la tradición pastoril, caballeresca y
morisca, pero también de la literatura religiosa.
Frecuentemente son temas del vivir diario, tanto de la actualidad
política como social o religiosa. Se transforman en
acción teatral temas y problemas de la actualidad, algo
que quedaba reservado hasta entonces a otros
géneros.

 Estructura : Hasta el siglo XVI
no había ninguna normativa preestablecida en cuanto a la
división en actos de la obra. Fueron los dramaturgos del
siglo XVII, Lope de Vega a la cabeza, quienes decidieron la
estructuración de cada obra teatral en tres actos o
jornadas, lo que obedece a la estructuración interna del
argumento: 

  • Primer Acto: Planteamiento

  • Segundo Acto: Nudo

  • Tercer Acto: desenlace

 El primer acto
solía comenzar "in medias res", es decir en medio del
asunto. Con este hecho se pretendía captar la
atención del oyente. Además era un elemento
más que aseguraba el dinamismo de la obra.

 Lenguaje: En el teatro del siglo de
oro se empleaba el verso como forma de expresión teatral
por excelencia. La polimetría, que busca la
adecuación entre verso y contenido se convierte en norma.
Cabe resaltar además que el lenguaje de la "comedia"
buscaba la belleza poética de la palabra y la eficacia
dramática unidas. Es decir, quería divertir
gustando.

 Unidades Dramáticas: Los
dramaturgos del siglo XVII rechazan mantener la unidad del tiempo
y de lugar. Se producen constantes cambios de escenario y hay
numerosos saltos en el tiempo. Sin embargo, sí respetan la
unidad de acción.

 Lo trágico y lo cómico:
Se suprime la frontera entre lo trágico y lo
cómico, lo grave y lo cómico se hermanan con el fin
de producir una gran variedad y el alivio de tensiones. Esto
coincide con la preocupación por imitar la naturaleza
humana. Por este motivo el tema suele ser trágico y
cómico a la vez. El personaje que más contribuye a
crear esta sensación es el gracioso.

 Personajes: En el Teatro
Nacional del Siglo de Oro se puede apreciar que había una
tipología de personajes establecida: el gracioso, el rey,
el galán, el poderoso, la dama, el caballero, la criada,
el villano, el gracioso, etc. Los personajes del teatro
español del Barroco reflejan  la vida humana
intensamente (ideas, sentimientos, deseos, creencias…)
aunque con poca profundidad, convirtiéndose en algo
así como personajes- tipos o figuras teatrales que
encarnan la manera de ser de los españoles de la
época. Así, el rey premia o castiga los actos
de sus súbditos embestido de la majestad de su naturaleza,
aunque a veces es también tirano e injusto; en ese caso
sólo puede castigarle Dios con el arrepentimiento;
el poderoso actúa de destructor del orden
establecido y es castigado por el rey o por el pueblo, pormenor
que ratifica el rey; el caballero, que venga el honor
mancillado en la persona de alguien de su familia con la muerte
del ofensor; el galán y la dama (idealismo,
linaje, valor… por parte de él, y amor,
belleza… por parte de ella) son los motores de la intriga;
el gracioso es confidente y consejero del galán
y junto con el caballero completa la visión que de la vida
se tenía entonces; y en cuanto
al villano, éste representa al pueblo que
defiende su dignidad frente a la injusticia del
cortesano.

 EL HONOR:  La
honra corresponde al honor vertical. Es el honor estamental o de
clase, fundamentado en la opinión. El honor es el honor
horizontal, basado en la igualdad humana. Todos son iguales y la
virtud, la conducta y la dignidad personal no dependen de la
nobleza pero si de la limpieza de sangre.

 HONOR VERTICAL:

  • REY

  • CLERO Y NOBLEZA

  • CABALLEROS

  • HIDALGOS

  • LETRADOS

  • CLASE MEDIA

  • OBREROS Y ARTESANOS

  • LABRADORES RICOS

  • LABRADORES POBRES

  • PÍCAROS, MENDIGOS,
    VAGABUNDOS 

Teatro cortesano:
Calderón de la Barca

Ya dijimos en la unidad anterior que junto
al  teatro popular (civil, urbano), representado
especialmente por Lope de Vega, durante el barroco se dieron en
España otras dos clases de teatro: el cortesano y el
religioso.

El teatro cortesano gustaba de
rodearse de todo tipo de lujo y de cualquier elemento que
sedujera a los sentidos. Y así, las comedias que durante
las fiestas palaciegas se representaban en los Reales Sitios,
palacios, casas de los Grandes, etc. disponían de
abundantes medios para su montaje y contaban con famosos
escenógrafos italianos para que a la representación
no le faltaran trucos, maquinaria y tramoya de todo tipo,
detalles que en aquellos tiempos llegaban a tener mayor
aceptación que la misma obra representada.

El teatro religioso se
desarrolló siguiendo la línea con que había
empezado en la Edad Media.

Las obras que mayor importancia adquirieron
fueron los Autos Sacramentales, que con Calderón
alcanzaron su más alta cima. Los Autos se representaban en
contadas y solemnes festividades del año, sobre todo, en
el Corpus; lo cual permitía que la Iglesia, las
cofradías y hermandades religiosas y también los
poderes públicos dedicaran más tiempo y más
dinero a organizar sus representaciones de acuerdo con lo que
significaban. Y aunque este detalle no era visto con buenos ojos
por dramaturgos que, como Lope de Vega, cultivaban el teatro
popular, la realidad fue que les sirvió de acicate para
mejorar la técnica y el material
escénico.

Frente a la facilidad e
improvisación de Lope, calderón escribe un teatro
más reflexivo e intelectual, y frente a la incontinencia
verbal y muchas veces ligera del primero, el segundo construye
una obra de severa contención. Además,
calderón utiliza al máximo los recursos del
Barroco: los alambicamientos conceptuales, las antítesis,
las hipérboles.

los versos y las estrofas empleados son
variados, sonoros, contundentes y sabiamente construidos. y en
cuanto a las técnicas teatrales, pone el acento en la
fuerza de la acción, estudia los caracteres de los
personajes, crea acciones paralelas de la principal, concede a
veces (en especial en los autos) mucha importancia a la
escenografía (para él el teatro no se concibe sin
un decorado riquísimo), etc. resumiendo, la diferencia
esencial es que la obra calderoniana es menos abundante pero
más intensa que la de Lope.

 

 

Autor:

Carolina Daher

Partes: 1, 2
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