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Características de los gobernantes (página 2)



Partes: 1, 2

Regla 2.
Características generales de los
gobernantes

Atraen la atención de las demás personas
en forma especial. Tienen algunas dotes en mayor altura que las
de sus gobernados. Estas provocan alabanza o censura en ellos.
Unos son tenidos por avaros y otros por generosos. Unos por
rapaces y otros por dadivosos. Unos por crueles, otros por
compasivos. Unos por leales, otros por desleales a sus promesas.
Unos por feroces y valerosos, otros por afeminados y cobardes.
Unos por soberbios, otros por humanos. Unos por recatados, otros
por lascivos. Unos por complacientes y flexibles, otros por
severos e intolerantes.

Unos por firmes, otros por ligeros. Unos por creyentes y
religiosos, otros por incrédulos e
impíos.

  • Loable y deseable sería que el gobernante
    poseyera todas las cualidades o virtudes buenas enumeradas, y
    ninguna de las malas. Más aun que pusiera todas las
    cualidades buenas en práctica. Pero ni lo primero ni
    lo segundo es posible, porque la naturaleza humana no lo
    permite.

  • Por tanto es necesario que el gobernante sea lo
    bastante prudente como para evitar la infamia de los defectos
    o vicios que le pueden hacer perder su gobernabilidad y su
    gobernación. Pero no debe temer incurrir en algunos de
    ellos para conservar el Estado.

  • No debe olvidar que hay características como
    la benignidad y la clemencia, que aunque aparecen como
    virtudes, su práctica puede causar su ruina, mientras
    que otras como el temor y la astucia, que aparecen como
    vicios, su uso puede mejorar la seguridad y el
    bienestar.

Regla 3.
Características convenientes para los
gobernantes

3.1 Contar con la
estimación de sus súbditos.

Lo que más proporciona estimación a un
gobernante:

  • Las grandes empresas y las acciones raras y
    maravillosas que ejecute[5]Los gobiernos de
    los mejores gobernantes han sido una secuencia de empresas
    grandiosas y algunas extraordinarias. Conviene conocer estos
    gobernantes, sus empresas y como las ejecutaron. Por ejemplo
    Alejandro Magno (356 – 323 a. de JC.), Cesar Cayo Julio
    (101 – 44 a. de JC.) y Fernando V monarca de
    España.

  • Emprender y terminar en el orden civil acciones y
    obras poco comunes, inaugurarlas con gran celebridad y
    premiar a los copartícipes del entorno para que se
    apropien de ellas.

  • La celeridad con que las desarrollen no da tiempo a
    sus gobernados de urdir tramas en su contra. Acciones y obras
    que deje sin terminar van a engrandecer al gobernante que
    luego lo haga.

  • Castigar de forma ejemplar a los ejecutores de
    acciones malas. Estas celebraciones, premios y castigos deben
    dar al público de que hablar en forma
    notable.

  • Manifestarse como amigo generoso de las personas
    talentosas y honrar a sus gobernados que sobresalgan en
    cualquier arte.

  • Estimular a quienes ejercen pacíficamente su
    profesión u oficio.

  • Promocionar premios para quienes funden
    establecimientos útiles, para quienes multipliquen los
    recursos en las ciudades.

  • Proporcionar fiestas y espectáculos a las
    comunidades en las fechas habituales.

  • Reunirse a veces con estas comunidades y sus juntas
    y tener algunos especiales miramientos con ellos.

  • Dar ejemplo de humildad y generosidad protegiendo
    sin embargo que la majestad de su cargo permanezca
    inalterable y evitando que por popularidad se humille de
    alguna manera su dignidad.

  • Estas empresas les permiten: Mantener ocupados a
    quienes pueden conspirar. Adquirir mayor dominio sobre los
    súbditos al aumentar la admiración y el
    respeto. Contar con el dinero del Estado, de las religiones y
    de los acaudalados para ejecutarlas. Mantener la
    admiración de sus pueblos y la atención en las
    consecuencias que podrían acarrear.

  • Evitar lo que pueda hacerlo odioso y
    despreciable[6]Lo que más desprecio
    causa es usurpar bienes, honra o mujeres a los
    súbditos[7]Mientras no se quiten
    bienes, honra y mujeres a los súbditos, la
    mayoría vivirán contentos. Solo hay que evitar
    y reprimir de cualquier modo la ambición de unos
    pocos[8]

  • La opinión perspicaz del gobernante en sus
    súbditos, debe ser tan grande que ninguno se atreva a
    engañarlo, o armar intrigas o conspiraciones contra
    él[9]Manteniendo una alta
    estimación en su pueblo, difícilmente se
    conspirará contra él[10]Tampoco
    lo harán los gobernantes extranjeros.

  • Ante todo ingeniar los modos en que cada una de sus
    operaciones políticas engrandezca su fama de grande e
    ingenioso gobernante.

  • Su obligación es proceder con
    moderación, prudencia y humanidad. Mucha desconfianza
    lo convierte en imprevisible, demasiada confianza en
    insoportable[11]

  • Otras dotes con que debe contar un gobernante son;
    constancia, seriedad, virilidad, valentía y
    decisión en sus actos.

  • Otros defectos que hacen despreciable a un
    gobernante son: ser variable, ligero, afeminado,
    pusilánime e indeciso.

  • Cumplir promesas y saber engañar

Cumplimiento Digno de alabanza es el gobernante
que cumple lo prometido, vive de modo integro y no es
hipócrita en su conducta[12]No hay quien no
comprenda esta verdad[13]

Engaño Sin embargo, varios gobernantes
para manipular a voluntad el espíritu de sus
súbditos y poder realizar grandes empresas
desdeñaron la rectitud e integridad, emplearon la astucia
y acabaron triunfando sobre los que procedieron con
lealtad[14]

Cuando un gobernante prudente advierte que el
cumplimiento de sus promesas redunda en perjuicio y que los
motivos que lo llevaron a formularlas no existen, debe
olvidarlas. Lo contrario podría llevarlo a la
ruina[15]

Este precepto sería detestable si muchos
súbditos no abandonaran al gobernante cuando se les
presenta una mejor ocasión e incumplen con su lealtad al
gobernante.

Tampoco el gobernante está obligado a cumplirles
si se ve forzado a ello[16]Nunca faltan razones
legítimas a un gobernante para justificar el
incumplimiento de algunas promesas: la terminación o
incumplimiento de convenios o tratados, la anulación de
proyectos o empeños[17]

Pero es necesario saber encubrir este proceder
artificioso y hábil, saber disimular y fingir. El
gobernante que sabe emplear mejor en este caso el comportamiento
del zorro, logra mejores resultados[18]

La mayoría de las personas son tan ingenuas y
están tan condicionadas por sus necesidades que se dejan
convencer siempre por quienes manipulan con arte el
engaño[19]

Uno de los ejemplos más fehacientes de ellos fue
el Papa Alejandro VI, incesantemente pensaba en medios para
inducir al error a la feligresía y no hizo otra cosa que
buscar ocasión para engañar siempre a sus fieles.
Hasta ahora no ha habido nadie que haya conocido y aplicado mejor
el arte de las protestas persuasivas, que haya afirmado con
juramentos respetables tantas promesas y que las haya incumplido.
Fue el Papa trapacero que con estratagemas y engaños supo
dirigir a la comunidad católica y cumplir sus
designios[20]

Los gobernantes, especialmente los nuevos, han de saber
que no le es posible observar con integridad perfecta lo que hace
ver a las personas como virtuosas. Con frecuencia para mantener
el orden de su Estado se ven obligados a obrar contra lo
prometido, contra las virtudes humanas o caritativas y hasta
contra su religión[21]

Deben estar dispuestos a tomar la dirección que
las circunstancias impongan, procurando no apartarse del bien
mientras puedan, pero sabiendo obrar también con maldad
cuando no les quede otro recurso.

  • Saber fingir

  • No hace falta que un gobernador posea todas las
    virtudes que le son necesarias, sino que sepa aparentar que
    las posee. Me atrevo a decir que es más conveniente
    que no las posea y sepa aparentar que las posee, a que
    realmente las posea y las practique
    continuamente[22]Tiene que aparecer para
    gobernantes y gobernados como manso, humano, fiel, leal,
    aún sin serlo[23]Pero le es necesario
    conservar su corazón en completo acuerdo con su
    inteligencia, especialmente cuando tiene que tomar actitudes
    contrarias. Deben cuidarse muchos de ser circunspectos. Que
    cuantas presentaciones públicas y palabras salgan de
    su boca, lleven el sello de las virtudes mencionadas. Para
    que quien los vea u oiga los crean llenos de buena fe,
    entereza, humanidad, caridad y religiosidad
    [24]De estas virtudes, aparentar la
    última es la más
    importante[25]

  • En general las personas juzgan más por lo que
    ven, que por lo que realmente se hace. A todos se les debe
    hacer ver lo que es conveniente. Tocar y comprobar se debe
    permitir solo a un limitado número de privilegiados.
    El pueblo ve lo que el gobernante parece ser, y tener como
    apoyo de sus ilusiones el poder del Estado que los
    protege[26]Solo muy pocos aprecian lo que el
    gobernante realmente es, pero no se atreven a contradecir la
    opinión del pueblo[27]Un gobernante
    debe predicar solo paz y hablar únicamente de buena
    fe, pero no observarlas cuando puede perder la
    estimación que le profesan y los dominios que
    gobierna[28]

  • Ver las cosas como son y no como se las imagina

  • Los gobernantes deben ver la verdadera realidad y no
    los desvaríos de algunas
    imaginaciones[29]Muchos concibieron Estados y
    Repúblicas que solo existieron en su fantasía
    acalorada y que jamás vieron[30]Hay
    mucha distancia entre saber cómo viven los hombres y
    cómo debieran vivir.

  • Quien para gobernar estudia lo que las personas
    hacen y deduce de allí lo que sería más
    noble y más justo hacer, aprende a crear su ruina, en
    lugar de preservarse de ella. El gobernante que a toda costa
    intenta ser bueno, camina hacia el desastre porque entre los
    gobernados que lo rodean hay quienes no lo
    son[31]El gobernante que quiera mantenerse en
    una gobernación, debe no ser bueno en ciertos casos y
    usar o no su bondad según lo exigen las
    circunstancias[32]

  • Saber aplicar severidad y clemencia

  • Todo gobernante debe desear que se le conozca por
    clemente y no por cruel, pero debe evitar siempre hacer mal
    uso de su clemencia[33]Cuando el gobernante
    necesita de la crueldad para conservar unidos a sus
    gobernados, e impedirles que falten a la lealtad que le
    deben, no debe temer a la infamia inherente al usarla. Los
    casos en que tienen que usar la severidad son muy pocos y
    ofenden solo a unos cuantos particulares. Aquellos con que
    usa la tolerancia, por ejemplo al producirse desordenes,
    robos y crímenes ofenden a todos los
    ciudadanos.

  • A un gobernante nuevo le es muy difícil
    evitar la fama de cruel porque debe siempre obrar con
    severidad extrema sin atemorizarse. No debe obrar con
    tolerancia ante los males que le avisen. Vale entonces a un
    gobernante ser más temible que amado? La respuesta, es
    conveniente que sea las dos cosas a la vez. Ante la
    dificultad de mantener los dos beneficios debe decidirse por
    ser temido antes que ser amado, porque es más seguro.

  • Cuando le sea indispensable eliminar a alguien, debe
    hacerlo con suficiente justificación, como con un
    delito patente[34]En este caso no debe
    incautar los bienes de la víctima, porque las personas
    olvidan más pronto la muerte de su padre, que la
    pérdida de su patrimonio. Si su inclinación es
    la de raptar la propiedad del prójimo, le
    sobrarán muchas ocasiones. La persona acostumbrada a
    la rapiña encuentra siempre pretextos para apoderarse
    de lo que no es suyo[35]En cambio las
    ocasiones para eliminar a sus súbditos son más
    raras, faltan con más
    frecuencia[36]

3.6 Saber usar la violencia

  • Varios gobernantes lograron defenderse de sus
    enemigos, a pesar de tantas traiciones y tamañas
    crueldades, vivir luego seguros en sus patrias, sin ser
    considerados traidores y crueles. Por qué sus
    conciudadanos no se conjuraron nunca contra ellos? En cambio,
    otros gobernantes que emplearon iguales recursos, no
    consiguieron conservar sus Estados ni en tiempos de paz, ni
    de guerra. Mi respuesta es que ello dimana del uso
    conveniente o no que se haga de la crueldad y de la
    traición. Llamo uso conveniente de estos actos cuando
    se ejercen rápidamente, una sola vez, sin continuarlos
    por la necesidad de proveer seguridad y encaminados, en
    cuanto sea posible, a la mayor utilidad de los
    gobernados[37]Estos actos de traición y
    crueldad no son convenientes cuando van aumentándose y
    se multiplican día a día y se cambia su
    finalidad. Los que usan el primer método de maldades,
    como los ejecutan solo una vez y no se ven obligados a
    repetirlos cada día, logran tranquilizar a sus
    gobernados a quienes luego ganarán fácilmente
    haciéndoles el bien. Con los auxilios divinos y
    humanos, como Agátocles, logran remediar esta
    situación, en tanto que aquellos que usan el segundo
    no es posible que se mantengan en sus Estados. Los actos de
    maldad han de ejecutarse rápido y todos juntos a la
    vez, en cambio los beneficios deben darse poco a poco para
    que sean mejor conocidos y apreciados[38]El
    gobernante que obra con temor, o guiado por malos consejos,
    se ve obligado a ejercer continuamente las maldades. Esto no
    le permite contar nunca con sus súbditos y ellos
    tampoco se sentirán jamás seguros de estos
    gobernantes. Cuando sobrevienen tiempos difíciles y
    penosos, el gobernante intenta remediar las maldades hechas,
    cambiar su comportamiento, pero el bien que entonces hace ya
    no se lo agradecerán porque lo ven forzado y no
    redundará en provecho[39]

3.7 Infundir temor y contar con astucia.

  • Un gobernante dispone de dos recursos para conseguir
    ser obedecido, la ley usada con las personas y la fuerza
    empleada con los animales. Cuando no basta lo primero hay que
    recurrir a lo segundo[40]Un gobernante debe
    saber hacer buen uso de ambos recursos, simultánea o
    sucesivamente. Para tal fin fueron confiados los candidatos a
    gobernantes en su niñez, en la mitología
    griega, como Aquiles, al centauro Quirón para que los
    educara en esta disciplina[41]Esta
    alegoría significa que tuvieron por maestro a un ser
    mitad hombre y mitad bestia. O sea que un gobernante necesita
    utilizar a la vez, o intermitentemente, de las dos
    naturalezas del ser humano para conseguir
    acatamiento.

  • Cuando un gobernante para obrar competentemente se
    ve precisado a obrar según la índole animal de
    las personas, debe imitar al león o al zorro
    según el caso en que se encuentre. El ejemplo del
    león no basta cuando debe preservarse de
    engaños, ardides, ó tretas. El ejemplo del
    zorro solo, no es suficiente cuando tiene que librarse de
    lobos. Debe ser por tanto zorro para evitar las trampas y
    león para espantar los
    lobos[42]

3.8 Saber usar la liberalidad y la avaricia.

  • La liberalidad es perjudicial en grado sumo a un
    gobernante cuando impide que le teman. Debe ejercerla con
    prudencia y secretamente para evitar la fama de
    intolerante[43]Un gobernante puede ser
    pródigo en el camino para adquirir una
    gobernación, pero no para mantenerla. César lo
    fue para conseguir la gobernación de Roma, pero si
    hubiera vivido y continuado sin moderar sus dispendios
    costosos hubiera arruinado el imperio. Cuando el gobernante
    dispone solo de bienes propios y de los de sus
    súbditos, debe ser económico. Pero cuando
    dispone de bienes ajenos no puede prescindir de la
    complacencia y prodigalidad. El gobernante que con sus
    ejércitos efectúa saqueos y se apodera de los
    caudales de los vencidos, está obligado a ser
    pródigo con sus soldados, quienes no lo
    seguirán acompañando sin este
    estímulo[44]Puede mostrarse ampliamente
    generoso porque da a sus soldados lo que no es suyo, ni de
    sus súbditos, sino de los vencidos. Este dispendio que
    hace de bienes ajenos, lejos de dañar su
    reputación le agrega la cualidad de generoso y
    complaciente. Así lo hicieron Ciro, Alejandro y
    Cesar[45]

  • El gobernante que quiere mantener fama de
    complaciente y generoso debe aparecer suntuoso y prodigar
    riquezas para conservar semejante gloria. Para ello se
    verá obligado a gravar cuantiosamente a sus
    súbditos, a ser extremadamente fiscal y a hacer cuanto
    sea imaginable para obtener dinero. Para favorecer a un
    pequeñísimo número de súbditos
    tendrá que perjudicar a la mayoría de ellos.
    Esta conducta lo tornará odioso a los gobernados que
    empobrece. Al perder la estimación de ellos y
    continuar con la necesidad apremiante de obtener dinero
    pondrá en peligro su gobernación al menor
    riesgo[46]Si reconoce su error e intenta
    cambiar de conducta ganará inmediatamente el oprobio
    de avaro.

  • Como un gobernante no puede ejercer de modo notorio
    la virtud de la generosidad sin perjuicio, debe ser prudente
    y no inquietarse de ser tildado de avaro. Cuando observen con
    el tiempo que, gracias a su prudencia, le alcanzaron las
    rentas para acometer empresas y defenderse de quien le
    declare la guerra, sin gravar adicionalmente a sus
    súbditos, lo reconocerán finalmente como buen
    gobernante. De esta manera favorece a un número
    inmenso de súbditos y será tildado de avaro
    solo por unos pocos que intentan conseguir mucho a cambio de
    nada[47]Gobernantes que pasaron por avaros
    como el Papa Julio II y Fernando rey de Castilla y
    Aragón, lograron grandes cosas, y muchos gobernantes
    pródigos terminaron vencidos.

  • La avaricia es uno de los vicios que aseguran una
    gobernación. Por tanto un gobernante debe temer poco
    ganar reputación de avaro si con ello no se ve
    obligado a despojar a sus gobernados, les evita sufrir
    pobreza y miseria y no le falta nunca con que
    defenderse[48]

  • Algo que perjudica considerablemente a un gobernante
    es gastar los propios bienes porque nada lo agota peor que la
    generosidad desmedida. Al ejercerla pierde capacidad
    económica y se torna pobre y despreciable. Al evitar
    su ruina por medio de la avaricia se hace rapaz y
    odioso[49]La generosidad desmedida conduce al
    menosprecio, aborrecimiento y odio del gobernante por el
    pueblo, unos de los inconvenientes mayores que debe evitar.
    Más sabio es no temer a la reputación de avaro
    que produce la infamia sin odio[50]

3.9 Forzar la fortuna

  • Muchos creyeron y creen que la providencia o fortuna
    domina de tal forma el mundo, que no existe remedio alguno
    para oponerle y que a las personas no les es posible, con
    prudencia, dominar lo que tienen de adverso estas
    situaciones[51]Con arreglo a tal fatalismo
    muchas personas juzgan que no vale la pena fatigarse en
    ocasiones temerosas y prefieren dejarse llevar por los
    caprichos de la suerte[52]Como esta
    opinión goza de cierto crédito debido a los
    grandes cambios que se ven cada día, me inclino a
    estimar que la Providencia, la fortuna o la suerte controlan
    la mitad de nuestras acciones y que la otra mitad es
    gobernada por nuestro libre
    albedrío[53]

  • La fortuna me parece comparable con un río
    caudaloso, que cuando abundan sus aguas inunda las partes
    bajas, derriba árboles y edificios, arranca y se lleva
    terrenos[54]Todos temen a su furia y huyen de
    él cuando esto sucede sin poder resistirle. Y no
    obstante en tiempos secos, las personas toman precauciones
    contra él, construyendo diques y
    exclusas[55]y cuando vuelve a crecer se ve
    obligado a correr por los canales que hacen menos ruinosa en
    estos sitios la fogosidad
    anárquica[56]Con la fortuna sucede lo
    mismo, respeta a las personas preparadas y vuelve su
    violencia hacia aquellas que no construyeron muros u otras
    defensas para contenerla. Los Estados hay que preservarlos
    con virtudes militares y cívicas para que dejen de ser
    campiñas sin exclusas ni diques con que puedan
    controlar revueltas populares e inundaciones de tropas
    extranjeras. Cuando se está preparado
    difícilmente se presentan estas situaciones
    peligrosas.

  • La fortuna también es comparable con aquellas
    mujeres que necesitan más de la protección
    masculina, y que se apegan más a los hombres que las
    tratan mal. La fortuna acompaña más a quienes
    la exigen, a quienes obligan o fuerzan su presencia. Pero
    luego en tiempo más corto que largo, también se
    aleja de ellos. Por su carácter femenino es más
    amiga de los jóvenes sobre todo de aquellos que son
    irascibles, poco circunspectos y que se imponen con
    más audacia. Por esto mismo se puede afirmar que a un
    gobernante le vale más ser violento que moderado. Hay
    gobernantes que de la prosperidad pasan a la ruina sin que
    hayan cambiado de cualidades ni de carácter. Ello no
    se debe a la fortuna, sino a que no saben proceder de acuerdo
    a las circunstancias[57]

 

 

Autor:

Rafael Bolívar
Grimaldos

[1] A estos me ajusto más.
Según esto, fatal, mil veces fatal la retirada de
Moscú! 2 Los seleccioné como consultores, pero
solo cuando había reconocido de antemano una
máxima superioridad intelectual. 3 Dentro de ellos
están también los que se pierden por la soberbia
gratuita de creer que siempre hacen lo mejor de lo mejor.

[2]

[3]

[4]

[5] Con ellas me he elevado y con ellas me
mantengo en altura. Cuando ya no haya otras nuevas que
sobrepasen a las anteriores empezará mi decadencia.

[6] Cuando se hacen cosas grandes no hay que
temer al desprecio, pues a pesar de todo se consigue
admiración.

[7] Est modus in rebus?

[8] Que no es tan fácil.

[9] Cosa difícil cuando poseen la
esperanza del tiempo.

[10] Siempre habrán valentones que lo
intentarán.

[11] Perfecto! Sublime!

[12] Quien admira hasta este punto la
honradez, la sinceridad y la rectitud no puede ser
estadista.

[13] Es la verdad del pueblo.

[14] Sobre ello puedo dar muchos ejemplos.
Los tontos están en este mundo para favorecer a los
inteligentes.

[15] En estos casos no hay otro camino.

[16] Se debe disponer de hombres ingeniosos
que manejen estos casos.

[17] Porque a pesar del escándalo ello
redunda a largo tiempo en bien de los gobernados.

[18] Los más astutos y entre ellos el
Papa no podrán negarme esta habilidad.

[19] Las multitudes están compuestas
esencialmente de crédulos y necios y las pocas personas
desconfiadas que dudan no se atreven a decirlo.

[20] Tremendo pontífice! No
honró la tiara pero extendió los estados de la
Santa sede. Cosa que me encargaré de volver a poner en
orden.

[21] Cuando la tienen.

[22] Este consejo es interpretado de
diferente manera.

[23] Vale más parecer hombre honrado
que serlo.

[24] Exigencia excesiva, basta con hacer lo
que al respecto se pueda.

[25] Antiguamente, no ahora en estos
tiempos.

[26] Cuando se triunfa aun por el peor medio
siempre nos dan la razón.

[27] Con esto es con lo que cuento.

[28] Maquiavelo se refiere a Fernando el
Católico.

[29] Es preciso ver las cosas como son y no
como nos las imaginamos.

[30] En la práctica los
desvaríos de Platón valen tanto como los de
Rouseau. Sin embargo, con arreglo a estas utopías, los
visionarios de la filosofía y la moral juzgan a los
estadistas.

[31] Los más perversos son pocos, pero
aparentan muy bien a menudo ser los mejores y utilizan todos
sus recursos para hacer ver que la mayoría es
perversa.

[32] No importa lo que se diga, o lo que se
quiera, lo importante para un gobernante es conservar su estado
y mantenerlo en orden.

[33] Sucede cuando uno alcanza la gloria y
usa la clemencia con exageradas pretensiones.

[34] Con esto restringe demasiado las
prerrogativas de los gobernantes.

[35] Esta es una de las ventajas de mi
autoridad.

[36] A Maquiavelo se le olvida que estas
ocasiones las provoca uno mismo.

[37] Perfeccioné bastante esta
maniobra el 18 Brumario y sobre todo al día siguiente,
en Saint Cloud.

[38] Cuando se deja pasar un largo tiempo sin
castigar una mala acción, el que la castiga
aparecerá como cruel, porque se habrá olvidado lo
que hace justo su castigo. Los gobernantes cobardes se
ensañan contra los débiles y esto hace revelarse
a los más fuertes. Cuando los bienes se derraman a manos
llenas los aprovechados son los oportunistas que nunca los
agradecen.

[39] En estas circunstancias por mucho que se
prometa y se dé, ya de nada sirve. Los pueblos
permanecen indiferentes ante los gobernantes que sucumben por
traidores, crueles y mezquinos.

[40] El segundo es más efectivo.

[41] Explicación que nadie
había sabido dar antes de Maquiavelo.

[42] Verdad indiscutible que debe ser
aplicada en política.

[43] Si se es liberal es por interés
vanidoso.

[44] Nadie lo hizo mejor que yo. Di licencia
para pillajes y devastaciones. Di a mis soldados cuanto
podían tomar. De allí su inmutable apego a mi
persona.

[45] Yo también entro en esta
lista.

[46] Recobraré la estimación
con hazañas engañosas. Iré a los
países extranjeros en busca de dinero.

[47] En esto eres un pobre hombre de
espíritu apocado!

[48] Con el vicio de la avaricia no
contaré.

[49] Hay que inventar nuevos medios de
abastecerse. El qué dirán no me inquieta.

[50] Como compensación del odio
público cuento con el amor de mis soldados y el aprecio
de mis prefectos senadores, etc.

[51] Consuelo de débiles y perezosos.
Con energía y actividad, ayudados por el ingenio, es
posible dominar las más adversas circunstancias.

[52] Los cambios mayores y más
numerosos los engendré y puedo aún
producirlos.

[53] Mi libre albedrío ha domado a
Europa y hasta a la misma naturaleza.

[54] Esta fortuna asoladora he sido yo
mismo.

[55] A mis enemigos no les di tiempo ni
facilidades para tomar estas precauciones.

[56] La mala fortuna que puedo ocasionar no
se reduce con esa facilidad.

[57] Lo más difícil en el mundo
y lo que exige mayor entereza es variar según las
circunstancias.

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