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El Viejo y el Mar (Ernest Hemingway)




Enviado por alexis



Partes: 1, 2, 3

  1. Resumen de la Obra
  2. Introducción
  3. El
    viejo y el mar
  4. Conclusión
  5. Datos
    Informativos
  6. Bibliografía
  7. Biografía del autor

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Resumen de la
Obra

Santiago es un viejo pescador cubano. Le acompaña
un joven muchacho llamado manolito, con quien el sentimiento de
aprecio es mutuo, pero éste tuvo que dejarle por otros
pescadores con más fortuna en sus pescas porque el viejo
tenía muy mala suerte. Sin embargo, él le
seguía ayudando.

Un día el viejo salió a la mar con el
objetivo de terminar con su mala racha en la pesca. El muchacho
le había conseguido cebo. Al cabo de unas horas de
navegar, tras haber perdido de vista la costa, un pez picó
el anzuelo. Era un pez enorme, dispuesto a luchar hasta la
muerte, si era preciso. La barca navegó a capricho del pez
mar adentro. Las fuerzas del viejo cada vez iban a menos y
predecía que el pez le podía matar, pero
tenía una fuerte determinación por conseguir
sacarlo del agua, y no le importaba si tenía que dejar su
vida en el intento. Tras una larga y dura batalla, el pez tuvo la
peor suerte, y el viejo, rebosante de felicidad, ya que no
creía que el pez fuese tan inmenso, lo amarro al costado
de la barca, para poner rumbo a la costa."Era tan grande, que era
como amarrar un bote mucho más grande al costado del
suyo". Todo su empeño habría sido inútil si
no consiguiese llevar el pez a tierra firme. Sin embargo, y para
su desilusión, apareció un tiburón. Cuando
el escualo se acercó a comer el pez el viejo le
asestó un mortal golpe en la cabeza con su arpón.
Se había librado del tiburón, pero no
tardarían en acercarse otros más siguiendo el
rastro de la sangre desparramada del pez herido. El viejo
logró batirlos, pero se habían comido medio pez.
Por la noche se le acercaron más, que acabaron con
él, dejando solo la cabeza, la espina y la cola,
suficientes para dar testimonio de la hazaña.

Así, llego por fin a puerto. Era de noche y no
había nadie para ayudarle a recoger. Cuando terminó
se fue a su casa a dormir. A la mañana siguiente el
muchacho, muy preocupado, fue a su casa para ver cómo
estaba y le prometió que saldría a pescar con
él.

Los demás pescadores reconocieron el
mérito de Santiago, al ver los restos del pez, que era un
tiburón.

Introducción

El presente trabajo tiene por finalidad realizar un
análisis literario de la novela del autor norteamericano
Ernest Hemingway.

La elección de la presente novela obedece al
interés personal por que nos da a conocer que la novela
tiene una alta calidad literaria, tanto en el plano de
expresión, como en el plano del contenido.

Me pareció interesante de parte del autor que nos da a
conocer la vida de Santiago u viejecito de buen corazón,
que a pesar de las críticas de las personas, él no
se dio por vencido y siguió con su pensamiento de pescar
no perdió la fe.

Más acerca de la genialidad del autor, considerado por
muchos uno de los más eximios escritores de narrativa.
Asimismo, porque consideramos que el contenido del cuento
transmite un mensaje de reflexión para que las personas
pases todas las adversidades que se interfiere uno tiene que
seguir adelante frente a la vida cotidiana

El viejo y el
mar

PRIMERA ENTREGA

Era un viejo que pescaba solo en un bote en el Gulf
Stream y hacía ochenta y cuatro días que no
cogía un pez. En los primeros cuarenta días
había tenido consigo a un muchacho. Pero después de
cuarenta días sin haber pescado los padres del muchacho le
habían dicho que el viejo estaba definitiva y
rematadamente salado, lo cual era la peor forma de la mala
suerte, y por orden de sus padres el muchacho había salido
en otro bote que cogió tres buenos peces la primera
semana. Entristecía al muchacho ver al viejo regresar
todos los días con su bote vacío, y siempre bajaba
a ayudarle a cargar los rollos de sedal o el bichero y el
arpón y la vela arrollada al mástil. La vela estaba
remendada con sacos de harina y, arrollada, parecía una
bandera en permanente derrota.

El viejo era flaco y desgarbado, con arrugas profundas
en la parte posterior del cuello. Las pardas manchas del benigno
cáncer de la piel que el sol produce con sus reflejos en
el mar tropical estaban en sus mejillas. Esas pecas
corrían por los lados de su cara hasta bastante abajo y
sus manos tenían las hondas cicatrices que causa la
manipulación de las cuerdas cuando sujetan los grandes
peces. Pero ninguna de estas cicatrices era reciente. Eran tan
viejas como las erosiones de un árido desierto.

Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y estos
tenían el color mismo del mar y eran alegres e
invictos.

—Santiago —le dijo el muchacho trepando por
la orilla desde donde quedaba varado el bote—. Yo
podría volver con usted. Hemos hecho algún
dinero.

El viejo había enseñado al muchacho a
pescar y el muchacho le tenía cariño.

—No —dijo el viejo—. Tú sales
en un bote que tiene buena suerte. Sigue con ellos.

—Pero recuerde que una vez llevaba ochenta y siete
días sin pescar nada y luego cogimos peces grandes todos
los días durante tres semanas.

Partes: 1, 2, 3

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