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La evaluación de la educación ambiental para el desarrollo sostenible (página 2)



Partes: 1, 2

  • 4. Mostrar interés en todas las
    propuestas que contribuyan a promover la Educación
    ambiental y la Educación para el Desarrollo
    Sostenible, siendo necesario profundizar en modelos que
    integren los diferentes conceptos de sostenibilidad, tanto en
    las materias transversales como en las áreas
    tradicionales del currículo.

  • Estos objetivos constituyen el componente rector del
    proceso de Educación ambiental para el desarrollo
    sostenible, al determinar su par dialéctico: el contenido
    implícito en ellos referido al complejo sistema ambiental
    global, la concientización para un desarrollo sostenible,
    el desarrollo actitudinal asociado, así como la
    motivación y voluntad al respecto.

    Los objetivos al controlarse y evaluarse en el proceso
    de Educación ambiental para el desarrollo sostenible,
    muestran el estado del proceso en cada momento y su resultado
    final. La evaluación de la Educación ambiental para
    el desarrollo sostenible debe estar en función de valorar
    si se alcanzaron estos o cualquiera de los diferentes sistemas de
    objetivos planteados por otros autores para la Década o la
    Educación para el desarrollo sostenible, ofrece un
    resultado referido al desarrollo de habilidades, el domino de los
    conocimientos, los procedimientos, así como las actitudes
    y conductas (el contenido); pero además ofrece una
    visión integral del desarrollo de los demás
    componentes que participan en el proceso: el método, los
    medios y las formas de organización. Así muestra
    los resultados de los aprendices y de los docentes que dirigen el
    proceso.

    La evaluación de los procesos educativos ha
    estado en el centro del debate pedagógico en los
    últimos años, al abordarse desde distintos puntos
    de vista: como proceso y como resultado. La última palabra
    al respecto no se ha pronunciado, aquí se trata de
    conciliar las dos tendencias en un proceso tan complejo como la
    evaluación de la educación para el desarrollo
    sostenible, en que el componente actitudinal es tan importante.
    Así, nuestro objetivo es argumentar la importancia de la
    evaluación del proceso de educación para el
    desarrollo sostenible.

    Desarrollo

    La evaluación es el componente del proceso
    educativo que controla los demás componentes que
    participan: personales (el docente y los alumnos), y no
    personales o personalizados (objetivo, contenido, método,
    medios y formas de organización). Más no se limita
    solamente al control, sino que ofrece un resultado
    sistemático y final del mismo.

    Según Álvarez de Zayas, R.M. 1997, la
    evaluación es un proceso inherente a la educación,
    que se inserta en el ambiente general de la sociedad, es de
    naturaleza totalizadora, remitido a la complejidad de los
    factores que intervienen en el proceso educativo, en el que juega
    papel fundamental el profesor, guía de dicho proceso.
    Tiene funciones instructivas y educativas y se pone al servicio
    de valores universales y contextuales particulares.

    Metodológicamente se basa en la obtención
    de información (evidencias) representativa del estado de
    desarrollo del proceso en un momento determinado especialmente
    referido al aprendizaje individual y grupal de los alumnos;
    evidencias que se someten a la interpretación y
    comprensión de la realidad para emitir juicios de valor,
    que conducen a la toma de decisiones y de reorientación,
    cuyo propósito esencial es el mejoramiento de la calidad
    de la educación.

    La evaluación es el elemento regulador del
    proceso, su aplicación ofrece información sobre la
    calidad del proceso educativo, la efectividad del resto de los
    componentes y la necesidad de ajustes y modificaciones que todo
    el proceso o algunos de sus elementos deben sufrir.

    Acerca de los términos evaluación,
    control, resultado, comprobación, medición y
    calificación existe un relativo consenso acerca de su
    conceptualización, pero múltiples visiones acerca
    del lugar que ocupan en el proceso educativo. Existe la tendencia
    a ubicar el control como la categoría más general
    (Klingberg, 1972; Labarrere y Valdivia, 1988; Gutiérrez,
    2003), y que las restantes son parte de ella, sobre la base de
    que toda la actividad humana lleva intrínseca el control,
    así el objetivo como componente rector es constantemente
    controlado en los demás componentes del proceso hasta el
    resultado final: el aprendizaje de los estudiantes en
    términos de instrucción, educación y
    desarrollo.

    Analicemos la esencia de cada una de las
    categorías anteriores:

    El control es la comparación constante de lo
    planificado con su cumplimiento. Se controlan todos los
    componentes que participan, incluye el autocontrol del
    docente.

    La medición ofrece datos cuantitativos obtenidos
    mediante la actividad y la comunicación, la
    observación, la aplicación de instrumentos, el
    diálogo, el desarrollo de la actividad práctica y
    el registro.

    La evaluación es la interpretación de la
    medida de los datos que al compararlo con la norma nos lleva a
    expresar un juicio de valor, es un acto eminentemente
    comunicativo.

    La calificación constituye la categoría
    que se asigna a los resultados obtenidos de la medición y
    la evaluación: cuantitativa o cualitativa,
    comparándolos con una predeterminada en un momento
    determinado del proceso.

    La comprobación es un corte que se realiza en un
    determinado momento del proceso para conocer el estado de
    desarrollo alcanzado. En ella está presente la
    evaluación y la medición y puede estar la
    calificación.

    El resultado proporciona la medida del aprendizaje de
    los estudiantes y el cumplimiento de los objetivos
    propuestos.

    Además de manejan hoy en la literatura
    pedagógica; evaluación inicial o
    diagnóstica, evaluación formativa,
    evaluación formadora y evaluación
    sumativa.

    La evaluación diagnóstica es la que se
    realiza antes de iniciar el proceso, para verificar el nivel de
    preparación de los aprendices para enfrentarse a los
    objetivos que se espera que logren.

    La evaluación formativa es la evaluación
    de un resultado que permite, para lograr un objetivo, modificar y
    adaptar a un grupo un procedimiento en el proceso de aprendizaje,
    es decir, reforzar habilidades, conocimientos y procedimientos
    insuficientemente adquiridos.

    La evaluación formadora tiene por objeto de
    estudio, al igual que la evaluación formativa, el proceso
    de aprendizaje del alumno: pero se vuelve más
    específicamente formativa, al acentuar el papel
    protagónico del aprendiz.

    La evaluación sumativa se realiza una vez
    concluido el aprendizaje planificado o una de sus etapas para
    certificar sus resultados.

    Otros autores (Gutiérrez, 2003), asumen la
    evaluación formativa como aquella que considere
    además de lo anterior, la evaluación de actitudes,
    sentimientos, convicciones, conductas, como una totalidad en el
    desarrollo de la personalidad. Esta es la posición del
    autor, indispensable cuando de trata de evaluar la
    educación para el desarrollo sostenible, donde el
    componente actitudinal es tan importante.

    Es bueno recordar que cuando se evalúan
    habilidades, hábitos, conocimientos y procedimientos el
    docente puede emitir juicios de valor en cortos espacios
    temporales, no sucede lo mismo con los elementos actitudinales,
    que se expresan con la conducta y que requieren de largos
    espacios temporales y de varios observadores para llegar a la
    emisión de juicios de valor, en ocasiones estos pueden
    demorar años de trabajo educativo para que se evidencien
    en la conducta de los individuos. Lo educativo se logra como
    resultado de la acción de varios docentes y otros factores
    (familia, comunidad, medios de comunicación…), que
    inciden sobre los aprendices, por tanto su evaluación se
    desarrolla al constatar el resultado de su actuación
    histórico social.

    El objetivo educativo puede ser evaluado por el docente.
    Sin embargo, en tanto este se logra como resultado de la
    acción de varias asignaturas y disciplinas su
    evaluación se desarrolla como consecuencia de constatar el
    resultado de la actuación histórico social del
    escolar, por lo que no es recomendable evaluarlo a corto plazo
    con la evaluación instructiva.

    La evaluación es un componente esencial del
    proceso educativo, que parte de la definición misma de los
    objetivos y concluye con la determinación del grado de
    eficiencia del proceso, dada por la medida en que la actividad
    del docente y los aprendices haya logrado como resultado los
    objetivos propuestos. Su carácter continuo permite la
    constante comprobación del resultado del proceso de
    enseñanza y la convierte en guía orientadora de
    este. Así la evaluación no se limita solamente a la
    emisión de juicios de valor acerca del rendimiento de los
    aprendices.

    En sentido general la evaluación cumple con
    funciones que constituyen premisas para su aplicación
    más eficiente en el proceso educativo (Labarrere y
    Valdivia, 1988):

    • Función de diagnóstico: la
      evaluación revela el nivel alcanzado por los
      aprendices en un momento determinado del proceso, sus logros
      y deficiencias. Permite determinar las direcciones hacia las
      cuales debe dirigirse el trabajo, así como los cambios
      a introducir. El diagnóstico aporta información
      sobre la individualidad y generalidad de los alumnos,
      así como acerca del cumplimiento de los objetivos
      propuestos.

    • Función instructiva: permite conocer la
      adquisición de conocimientos, el desarrollo de
      hábitos, habilidades y procedimientos. Corregir los
      errores y redireccionar el proceso.

    • Función educativa: los aprendices deben
      asumir la evaluación como una rendición de
      cuentas de su responsabilidad, de sus esfuerzos, de sus
      debilidades, atiende a su voluntad. Esta función
      alcanza altos niveles cuando el aprendiz asume la
      autoevaluación de sus resultados.

    • Función de desarrollo: las funciones
      anteriores inciden en el desarrollo de los aprendices. La
      evaluación debe incluir elementos que comprueben y a
      la vez contribuyan al desarrollo del pensamiento
      independiente y la creación, entre otras funciones. Se
      afirma que la evaluación es pedagógicamente
      adecuada cuando se convierte en promotora del
      desarrollo.

    • Función de control: los datos obtenidos en la
      evaluación revelan el nivel de desarrollo alcanzado
      por los estudiantes, además revelan la eficiencia del
      proceso educativo, cómo se comportaron cada uno de los
      componentes del mismo para cumplimentar el objetivo
      propuesto.

    A las funciones anteriores, Pérez y
    García, 1989, agrega la:

    • Función orientadora, cuya finalidad consiste
      básicamente en conocer las potencialidades y estado
      del aprendizaje del alumno, coadyuva a que los profesores y
      estudiantes tomen las decisiones más
      convenientes.

    En la práctica pedagógica estas funciones
    interactúan formando una unidad
    dialéctica.

    La evaluación en general es la emisión de
    un juicio de valor, un acto comunicativo, sustentado en dos leyes
    fundamentales:

    • Mientras más objetiva es, mejor
      desempeña su función orientadora, y

    • Mientras más regularidad y
      sistematización tenga, mejor cumplirá sus
      funciones instructiva y educativa.

    De estas leyes se desprenden los principios de la
    Objetividad, la capacidad de establecer lo realmente asimilado y
    aprehendido por el aprendiz, atendiendo a un programa dado y su
    carácter sistemático, es decir la regularidad y
    suficiencia de las actividades evaluativos.

    El cumplimiento de estos principios requiere que la
    evaluación asuma las siguientes
    características:

    • Desarrolladora, la evaluación se planifica y
      ejecuta teniendo en cuenta las potencialidades del
      estudiante, cada nuevo estadío de desarrollo alcanzado
      debe potenciar al próximo.

    • Personalizada, debe responder a las
      características y necesidades de cada uno de los
      aprendices, así como del grupo en que estos se
      desenvuelven, atendiendo al objetivo planificado a partir del
      diagnóstico individual y grupal.

    • Holística, (formativa) al considerar la
      asimilación total habilidades, conocimientos,
      procedimientos y valores, orientados en el objetivo
      resultante del diagnóstico.

    • Concreta, debe partir de indicadores previstos para
      alcanzar los estados de desarrollo cercanos al ideal
      establecido en el fin y los objetivos de la
      educación.

    • Contextualizada, al considerar las condiciones y
      características en que transcurre el proceso educativo
      en cada lugar y momento, atendiendo al diagnóstico
      integral y a los objetivos propuestos.

    • Bidireccional, al permitir comprobar el proceso y el
      resultado en los aprendices, sino también el
      autocontrol del docente, que permite el rediseño de
      acciones o la potenciación de otras, en pro del
      mejoramiento del proceso y la excelencia del
      resultado.

    • Investigativa, el docente debe hacer uso del proceso
      evaluativo para el diagnóstico constante de los
      aprendices y a partir de la detección de dificultades
      mejorar el proceso educativo.

    • Variada en sus procedimientos: debe transitar por la
      autoevaluación, la coevaluación y la
      heteroevaluación.

    Estos procedimientos de la evaluación responden a
    las condiciones de desarrollo alcanzados por la sociedad y
    están relacionados con las necesidades de formación
    de un individuo capaz de enfrentar los retos de la sociedad
    contemporánea, así deben ser común en los
    centros educativos la utilización de la
    autoevaluación, la coevaluación y la
    heteroevaluación como procedimientos
    evaluativos.

    La autoevaluación permite al aprendiz el
    descubrimiento de sus limitaciones y potencialidades, propiciando
    su autoconocimiento, le posibilita tomar conciencia del nivel de
    desarrollo en el que se encuentra.

    La coevaluación, es interactiva, comunicativa
    entre dos sujetos que comparten el aprendizaje. Esta desarrolla
    la crítica, la autocrítica y la
    colaboración.

    La heteroevaluación constituye el criterio
    valorativo emitido por varios aprendices acerca del proceso y
    resultado del aprendizaje de uno de ellos. Establece la
    relación grupo individuo e individuo grupo. Tiene fuerte
    influencia en el desarrollo individual, sobre todo durante la
    adolescencia debido al papel del grupo en esta etapa y su
    influencia en las decisiones individuales.

    Las consideraciones generales anteriores acerca de la
    evaluación como componente del proceso educativo,
    requieren de un análisis profundo para introducirlas en
    contenidos con un fuerte componente actitudinal, como son los
    relacionados con la Educación ambiental para el desarrollo
    sostenible, sin olvidar que lo actitudinal es una parte del
    contenido que es acompañada por la habilidad, el
    conocimiento y los procedimientos, de los cuales no puede
    desligarse sin perder su esencia. No se forman y desarrollan
    sentimientos, actitudes, convicciones, conductas… valores,
    si no es sobre la base de hábitos, habilidades,
    conocimientos y procedimientos.

    La necesidad de implantar modelos de evaluación
    queda recogida como prioridad de todas las estrategias del
    Decenio de la Educación para el Desarrollo Sostenible.
    Determinar indicadores pertinentes, apropiados y viables de
    abordar en todas las escalas, es uno de los retos que a resolver,
    de lo contrario, no quedará constancia de su
    eficacia.

    A propósito ¿qué y cómo
    evaluar en educación para el desarrollo
    sostenible?

    Como en todo proceso educativo, en la educación
    para el desarrollo sostenible se evalúan los objetivos. Si
    nos atenemos a los planteados por Sterling, 1996; seleccionados
    atendiendo a los propósitos de este trabajo, es necesario
    para elaborar indicadores a evaluar realizar un análisis
    de las habilidades adecuadas para el primer y segundo objetivos
    dirigidos a "Ayudar a entender la interdependencia de todas las
    formas de vida en el planeta…"; y a "Tomar conciencia de
    la influencia estrecha que existe entre la economía,
    política, cultura… en función del desarrollo
    sostenible." Estos objetivos se avienen con la habilidad
    explicar, pues se plantean como conocimientos las relaciones de
    interdependencia, la causalidad de los fenómenos que
    ocurren en el medio ambiente.

    Los otros dos objetivos atienden al componente
    actitudinal: "Desarrollar capacidades, competencias, actitudes y
    valores" así como a los procedimientos, al modo de
    actuación, otro importante elemento del contenido:
    "Mostrar interés en todas las propuestas…." y
    "profundizar en modelos que integren".

    A propósito de la evaluación de la
    Educación ambiental para el desarrollo sostenible, desde
    la década de los 90 del pasado siglo se apreció
    preocupación al respecto, esta se aprecia sobre todo en
    las metodologías para la construcción de
    indicadores orientados hacia la sostenibilidad, ha sido el
    denominado "boom" de la era de los indicadores, quizás un
    movimiento para prevenir el idealismo explícito en los
    discursos al respecto. Es una forma de dar seguimiento y
    controlar operativamente la eficacia de los programas, de los
    planes, los proyectos y en general de las actuaciones en los
    contextos y en los individuos a que están
    dirigidos.

    Se trata hacer objetivos los logros de los
    múltiples programas, actividades e iniciativas en este
    campo debido a que son muchas las instituciones, empresas,
    colectivos y personas implicados en el diseño y
    aplicación de los programas dirigidos a la
    educación para el desarrollo sostenible y a que la
    educación es un proceso lento y progresivo que no produce
    cambios inmediatos en los aprendices.

    Es difícil establecer relaciones directas entre
    el mejoramiento de las condiciones ambientales y la
    realización de una determinada intervención
    educativa. Por tanto, la evaluación de los programas de
    educación ambiental para el desarrollo sostenible debe
    constituir el referente prioritario a analizar, en la
    valoración del éxito de la educación. Los
    indicadores elaborados deben permitir constatar si las
    intervenciones de la educación ambiental para el
    desarrollo sostenible consiguen reorientar la degradación
    ambiental y superar los problemas ambientales a los que se
    enfrenta la humanidad. Sin los indicadores adecuados es imposible
    valorar si la orientación y métodos empleados son
    los apropiados.

    Los contenidos de la Educación ambiental para el
    desarrollo sostenible, constituyen contenidos transversales
    presentes en todo el proceso educativo, atendiendo a su
    estructura, los indicadores a elaborar deben estar
    operacionalizados a partir de los componentes estructurales de
    estos contenidos, así se deben distinguir los indicadores
    elaborados para constatar:

    • la adquisición y/o desarrollo de
      habilidades,

    • el dominio de los conocimientos, incluidas la
      causalidad y las relaciones que se establecen en el medio
      ambiente,

    • el dominio de los procedimientos, los modos de
      actuación y

    • el desarrollo de actitudes, sentimientos,
      convicciones, valores que se muestren en la
      conducta.

    Por la gran cantidad de factores que deben tenerse en
    cuenta a la hora de evaluar a un aprendiz en el proceso educativo
    para el desarrollo sostenible, se hace necesario sistematizar los
    criterios para evaluar y definir los indicadores apropiados para
    tal fin, de tal manera que la evaluación se convierta en
    un verdadero proceso de valoración integral de quien es
    evaluado.

    Para responder al cómo evaluar, es necesario
    tener en cuenta qué evaluar, a saber: las habilidades, los
    conocimientos, los procedimientos y la conducta, presentes en los
    objetivos y el contenido de la educación ambiental para el
    desarrollo sostenible. El cómo evaluar se deriva de lo
    anterior, en la constatación de si se han alcanzado los
    objetivos propuestos, para lo que se deben elaborar objetivos
    atendiendo a cada uno de los componentes del contenido, presentes
    en los objetivos, así los indicadores deben responder al
    desarrollo de habilidades, a la adquisición de
    conocimientos, la apropiación de procedimientos y a la
    conducta derivada del desarrollo de actitudes, sentimientos,
    convicciones, valores. Los indicadores, aunque separados por
    componentes del contenido, constituyen una totalidad, un sistema
    único, estrechamente relacionado, no se mueven los
    sentimientos y se forman las actitudes y las convicciones si
    antes no se han desarrollado habilidades y se ha adquirido un
    conocimiento, mediante determinados procedimientos, es "la
    educación por medio y a la vez que la instrucción"
    (Álvarez, 1999: 94).

    El primer grupo de indicadores está relacionado
    con las habilidades, cada una de las habilidades intelectuales
    tienen una estructura formada por un sistema de acciones
    necesarias para el logro de la misma, la habilidad explicar
    utilizada de forma implícita en los objetivos de la
    educación para el desarrollo sostenible, de Sterling,
    1996. La habilidad explicar se estructura en las siguientes
    acciones:

    • interpretar el objeto de
      información,

    • argumentar los juicios de partida,

    • establecer las interrelaciones entre los
      argumentos,

    • ordenar lógicamente las interrelaciones
      encontradas, y

    • exponer ordenadamente los juicios y
      razonamientos.

    A estas acciones se le agregan los conocimientos, dada
    la estrecha relación entre los componentes del contenido y
    su unidad dialéctica, así cuando se trata de un
    determinado contenido de la educación para el desarrollo
    sostenible, por ejemplo un problema ambiental global, el
    agotamiento del ozono estratosférico, la lógica de
    los indicadores no se altera, estos son enriquecidos con los
    conocimientos que debe ir dominando el estudiante, de conjunto
    con la habilidad para alcanzar el objetivo propuesto, estos
    serían:

    • interpretación del problema ambiental global:
      agotamiento del ozono estratosférico,

    • argumentación de la necesidad de detener la
      producción de sustancias agotadoras del ozono
      estratosférico atendiendo a la importancia vital de la
      "capa de ozono" para la vida en el planeta,

    • establecimiento de las interrelaciones entre las
      causas y las consecuencias del agotamiento del ozono
      estratosférico,

    • ordenación lógica de las causas con
      sus consecuencias, así como del sistema de
      interrelaciones tan complejo que se forma a partir de este
      fenómeno, y su incidencia en otros problemas
      ambientales globales,

    • exposición ordenada de los juicios y
      razonamientos que demuestren la causalidad en este
      fenómeno y sus peligrosas consecuencias.

    Los procedimientos, el modo de actuación de los
    aprendices está muy relacionado con el método que
    utiliza cada cual para aprender. Los indicadores relacionados con
    el modo de aprender tienen una relación estrecha con los
    intereses y motivos de los aprendices, por lo que se incorporan a
    los indicadores para evaluar las actitudes, sentimientos,
    convicciones, los valores y la conducta.

    El componente actitudinal tan importante en la
    educación para el desarrollo sostenible es el componente
    más difícil de evaluar debido a la lentitud y a lo
    prolongado de los procesos relacionados con la educación,
    el carácter multilateral y sistemático de las
    acciones educativas y a que la educación se muestra a
    través de la conducta.

    Existe en el contexto cubano, una tendencia en los
    últimos años que evalúa el componente
    educativo del proceso de enseñanza aprendizaje y en el
    proceso educativo escolar en general en lo que el aprendiz
    muestra, demuestra, expresa y resuelve problemas del entorno.
    Esta tendencia si bien atiende a la concepción de que todo
    se aprende y que se aprende haciendo, debe ser conciliada con
    evaluaciones a largo plazo donde participen varios observadores y
    "triangulen" sus observaciones, para emitir un juicio de valor,
    además de la necesidad del seguimiento al aprendiz durante
    lapsos prolongados de tiempo.

    Los indicadores que se proponen a continuación
    pueden ser evaluados algunos a corto plazo, otros requieren
    largos espacios temporales:

    • muestra disposición para incorporar a la
      práctica las habilidades y conocimientos
      adquiridos,

    • se interesa por profundizar los conocimientos en
      búsquedas bibliográficas en otras
      fuentes,

    • divulga los conocimientos adquiridos entre sus
      compañeros, familia y comunidad,

    • utiliza las habilidades y conocimiento adquiridos
      para resolver problemas de su entorno,

    • muestra una actitud responsable en el manejo de
      situaciones que puedan afectar el entorno,

    • expresa liderazgo en acciones encaminadas a la
      protección del medio ambiente,

    • aplica las habilidades y conocimientos en la
      solución de problemas den entorno escolar,

    • ejerce una influencia positiva en su medio familiar
      y comunitario al multiplicar los aprendido e incitarlos a que
      participen en acciones encaminadas al desarrollo
      sostenible,

    • propiciar la autoevaluación,
      coevaluación y heteroevaluación como elementos
      propiciadores de la autocrítica y la
      crítica.

    Los indicadores anteriores son perfectibles, pueden se
    adaptados a diferentes contextos de acuerdo con la creatividad
    del educador y del diagnóstico que haya realizado en los
    aprendices y su contexto.

    ¿Con qué instrumentos evaluar estos
    indicadores?

    La observación constituye el instrumento
    fundamental para la evaluación de la Educación
    ambiental para el desarrollo sostenible, fundamentalmente la
    observación participante, esta es importante porque el
    observador forma parte del grupo observado, es considerado un
    miembro más y se propicia un ambiente natural. Para
    observar en varios ambientes se pueden preparar observadores que
    sean parte del grupo en diferentes contextos. Este tipo de
    observación es fundamental para evaluar los aspectos
    actitudinales.

    Existen otros instrumentos con los que evaluar aspectos
    de la Educación ambiental para el desarrollo sostenible,
    tales como situaciones docentes, en pruebas, en juegos de roles,
    más ninguno supera en integralidad la observación
    que realizan varios docentes en largos períodos de tiempo:
    un curso, varios cursos y el paso del estudiante por el
    subsistema o nivel y su seguimiento a otros subsistemas y
    niveles.

    Es importante señalar que se debe evaluar no solo
    el resultado de la Educación ambiental para el desarrollo
    sostenible, sino también el proceso en que esta discurre.
    Evaluar es proceso y resultado a la vez y se evalúa el
    proceso y el resultado.

    Conclusiones

    La evaluación de la Educación ambiental
    para el desarrollo sostenible controla el proceso y el resultado,
    su complejidad está determinada por la presencia de
    elementos instructivos que deben ser evaluados en cortos espacios
    temporales y de los educativos que requieren mucho más
    tiempo y más de un evaluador. Se incluye como parte
    fundamental del proceso educativo, debe ser cualitativa, y
    siempre que sea posible no asignar juicios de valor,
    categorías, si no una valoración de los aspectos
    anteriormente señalados que son parte de un largo proceso
    en el que participan los sistemas educativos y otros agentes
    educativos durante toda la vida.

    Bibliografía

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    Pérez, R. y J. M. García (1989)
    Diagnóstico, Evaluación y toma de
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    Serie: Tratado de educación
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    PNUD (2005): Draft International
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    Sterling, S. (1996): Good Earth-keeping: Education,
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    ,
    Londres, UNEP, p 2

     

     

    Autor:

    Dr. C. Gonzalo González
    Hernández

    [1] www.oei.es/decada/accion004.htm

    Partes: 1, 2
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