- El
consultorio: espacio de rechazo del ser - La
estética como mercancía - Quemar
o no quemar grasa: este es el dilema - Ante
todo, la belleza no es natural, sino
cultural - La
deformidad hermosa
'Cuando un niño viene al
mundo física y mentalmente discapacitado,
unaoportunidad de ver la naturaleza humana se presenta, yse
manifiesta en la forma en la que otras personas tratan a ese
niño'.(Papá de un niño
discapacitado)Para que en nuestra cultura lo feo
tenga algún valor se hace necesario cambiar, por el
momento, de visión estética. Pero, para que el
cambio de visión estética sea apropiado a la
realidad de la condición humana, se requiere,
además, un cambio de perspectiva
antropológica.
El consultorio:
espacio de rechazo del ser
I. ¿Lo feo es
extra-estético?
La estética occidental ha
fragilizado al hombre en su dimensión
humana.
La pregunta es si realmente hay
criterios éticos a la base de la
estética.
¿Hay algo en el universo que no sea bello?
¿Algo que no tenga nada de hermoso? ¿En un universo
de cosas y seres limitados y, por consiguiente, inevitable y
forzosamente defectuosos, puede la fealdad considerarse un
estigma, desprovista de valor? Lo que calificamos como "feo",
¿a que nivel o dimensión de la realidad se refiere?
¿Qué hondura del ser puede interesar y afectar la
"cultura" de la belleza erigida en el Occidente?
¿La belleza y la fealdad son datos
empíricos? Es decir, ¿lo que disgusta nuestros
gustos particulares puede establecerse como criterio de lo feo?
Lo feo, además, ¿es feo en sí, es feo
formalmente hablando, es feo subjetivamente o es feo según
los criterios de una embrollada disciplina filosófica, la
estética, sujeta a variables (modas, prejuicios,
opiniones) históricas y teóricas?
La
estética como mercancía
La preocupación de los seres humanos
por la belleza es vieja como el hombre. O mejor dicho, es
mayormente, pero no exclusivamente, vieja como la
mujer.
El primer repertorio con noticias de esta
preocupación se halla en el llamado Papiro de Ebers que
data posiblemente entre el año 3000 al 1000
a.C.
El papiro fue adquirido en 1873 por George Morits Ebers,
egiptologista y novelista alemán y actualmente es
propiedad de la Universidad de Leipzig, Alemania. Para los
concienzudos, el papiro posee una longitud: 20.25 cms. y un ancho
de 30 cms. Está escrito en 108 columnas de 20 y 22
líneas por columna y tiene un total de 877
párrafos.
Se trata del papiro médico
más antiguo e importante y posiblemente el que documenta
la gran atracción que ejerce el asunto de la belleza en el
ser humano. Sin embargo, desde sus orígenes, la
preocupación por la belleza ha estado orientada a la
silueta, a la imagen, a la apariencia. En otras palabras, a la
dimensión del tener, a la personalidad.
En efecto, el Papiro de Ebers recopila el mayor
contenido terapéutico y fórmulas cosméticas
de la época sobre el aspecto exterior. Contiene 1000
recetas compuestas a base de ajo, cebolla, miel e higos. 700 de
esas recetas son fórmulas mágicas y alrededor de
100 son remedios populares. Menciona, además, enfermedades
internas, de los ojos, de las extremidades, desarreglos
ginecológicos, padecimientos del corazón,
proporciona indicaciones de cirugías, referencias
farmacológicas y sugerencias anticonceptivas.
Además, en el papiro de Ebers se encuentran las primeras
noticias de la diabetes y las primeras alusiones a los espasmos
de los músculos faciales causadas por
tétanos.
Sin embargo, por lo que corresponde al aspecto exterior,
a la apariencia física, a la figura, el Papiro de Ebers
entrega alrededor de 200 indicaciones
cosméticas:
En Ebers, 715 se lee: "Otro (remedio)
para que la carne superficial se vuelva perfecta…"
(Claro quien desea enterarse debe tomarse la molestia de
consultarlo por su cuenta).En Ebers, 652: se menciona que tipo de
ungüento corporal debe usarse "para rejuvenecer y
devolver la vida"(que consistía en manteca de cerdo y
de buey y diversas substancias tales como incienso, cera,
aceite de enebro, rojiza y olorosa y semillas de coriandro o
cilantro) (Ebers, 652).En Ebers, 716 se refiere el tratamiento
de las arrugas, bastante común en Egipto como infieren
diversas fórmulas contenidas en el papiro.Se trataba la calvicie e la canicie con
ungüentos a base de aceite, bayas de enebro y otras
plantas.En Ebers, 458, 459 y 460 se encuentran
formulas para "hacer desaparecer el blanqueamiento de los
cabellos". Se refiere también el recurso a la "henna"
o "alheña", tinte que se obtenía de la hoja
seca de la lawsonia inermis, planta propia del
África del norte, y del pecíolo o rama que
sostiene la hoja, y se aplicaba para la coloración de
la piel y del cabello.
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