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La formación del Estado de Israel (página 2)



Partes: 1, 2

Se ocupó fundamentalmente de la ideología
sionista, incidiendo en las distintas tendencias y poniendo de
manifiesto el núcleo intransigente común, que
proscribía de manera determinante una forma de vida
común con los árabes de
Palestina
[4]en opinión de Tania
Reinhart y Catalina Martínez.

El sionismo surge en la segunda mitad del siglo XIX como
respuesta a los ataques contra grupos judíos por parte de
los nuevos Estados nacionales, emergentes dentro del imperio
zarista, otomano y austrohúngaro.

El movimiento toma su nombre de Sión,
emblemática colina de Jerusalén. El proyecto
consistía en dar a los judíos del mundo un centro
espiritual y un estado territorial. La primera
organización fue denominada Amantes de Sión, que
definió a partir de 1881 la primera gran oleada migratoria
moderna hacia Palestina, reuniendo hacia 1903 de 20000 a 30000
emigrantes judíos en la región.

Garny definió el proyecto sionista delimitando un
consenso común, que servía como marco para la
mayoría de las variantes de este tipo de pensamiento. En
su estudio demostró que el principal obstáculo para
la reconciliación con el pueblo árabe, estaba
intrínseco en el germen de su ideología, el hecho
de que en Palestina debía establecerse algún
día la mayoría judía.

En ese consenso ideológico coexistían tres
tendencias diferenciadas; el sionismo político, laborista
y la rama cultural.

El movimiento político surgió de la
reacción posterior a la Revolución Francesa, contra
el racionalismo y el liberalismo de la Ilustración,
calificada por autores como Arthur
Hertzberg[5]como una supuesta quiebra de la idea
democrática.

Gorny sostiene al respecto que "cualquier
versión de la teoría sionista debe implicar
necesariamente cierta pérdida de esperanza, en la
aceptación total del futuro por parte de la mayoría
social del judío como individuo".
(GORNY, J.
p.33.)

Los pioneros en la creación de la identidad
nacional judía, se basaban en los estudios de Hans Kohn,
argumentando que había lazos más profundos que
vinculaban naturalmente a determinados individuos y
excluían naturalmente a otros, por lo que
concluían que cada una de esas comunidades
orgánicamente vinculadas debían dotarse idealmente
de un Estado independiente
(REINHART, T. p.60)

Theodor Herlz es considerado como el fundador del
sionismo moderno, y sitúa sus pensamientos en referencia a
Kohn. Este periodista nacido en Budapest, publicó en 1896
"El estado de los judíos", en el que sostenía que
los judíos formaban un pueblo y, por tanto, un Estado, que
llegó a situarse en lugares como Uganda o
Argentina.

Su razonamiento de la cuestión judía
constituía una réplica del razonamiento antisemita,
que utilizaba el mismo argumento para justificar el odio a los
judíos, basado en un impulso natural de una totalidad
orgánica "infectada" por un cuerpo
"ajeno".

El sionismo se proponía resolver la
cuestión judía estableciendo un territorio que le
perteneciera. Gorny sintetizó el pensamiento del
líder Vladimir Jobotinsky, ejemplo del consenso
ideológico político sionista, anterior a la II
Guerra Mundial. Afirmaba que "la creación de una
mayoría judía…es el objetivo fundamental del
sionismo, ya que la expresión "Estado
judío"…significa una mayoría judía.
Palestina se convertirá en un país judío en
el momento en que la mayoría de habitantes sean
judíos".

Para el sionismo laborista, la cuestión
judía no aludía sólo a la carencia de un
estado propio, sino a la estructura de clase de la nación
judía, que se habría descompensado y deformado en
el transcurso de su larga dispersión. Parte de la
misión del sionismo consistía en establecer las
bases para "sanear" el Estado, con el objeto de proceder a la
reconstrucción de la clase obrera judía. Ben
Gurion, uno de los mentores del pensamiento sionista,
sostenía que la lucha de clases y el desarrollo
económico se desplegarían, idealmente, en un campo
purificado de elementos ajenos. Argumentaba que "el derecho a
la existencia nacional independiente, a la autonomía
nacional, que ninguna persona podría considerar en
conflicto con la solidaridad entre los pueblos, significa sobre
todo: existencia nacional independiente sobre la base de una
economía nacional
independiente"[6].

Esto implicaba que las organizaciones obreras
debían segregarse según las distintas líneas
nacionales. Norman G. Finkelstein sostiene que fueron pocas las
ocasiones en que el sionismo laborista colaboró para una
cooperación común entre trabajadores árabes
y judíos de Palestina. Asegura que casi siempre se dio el
sobreentendido que los sindicatos propuestos debían
organizarse separadamente según las
nacionalidades.

El sionismo laborista pretendía alcanzar una
mayoría judía con un doble significado. En primer
lugar ratificaría el derecho de lo judíos a
reclamar para sí un Estado, y en segundo lugar
demostraría su derecho a alterar radicalmente la
distribución demográfica de Palestina,
posibilitando con ello la concentración territorial de la
nación judía.

El sionismo cultural, por otra parte, no negaba la
viabilidad y conveniencia de una entidad política
democrática. Su aspiración a una mayoría
judía no representaba un rechazo al liberalismo, y se
basaba en la idea de la amenaza de la supervivencia del
judaísmo, en peligro por una sociedad cada vez más
laica. La tarea más relevante consistía en la
elaboración de un nuevo compendio que recogiese el legado
cultural judío.

El movimiento se centró en un principio en los
judíos residentes en el este de Europa, que
compartían rasgos culturales como el idioma, el yidish, y
la religión.

Sin embargo el sionismo encontró distintas
oposiciones. Por una parte la mayoría de los religiosos
rechazaban el movimiento, puesto que justificaban que "un
estado judío sólo podía renacer y el Templo
de Sión sólo podía reconstruirse con la
llegada del Mesías
". Por otra parte en 1897 se
creó el Bund, la unión general de los obreros
judíos en Lituania, Polonia y Rusia. Esta
organización competirá hasta 1930 con el sionismo,
manifestando una oposición abierta al sistema que
planteaba.

La creación del Estado de Israel consagró
finalmente la victoria del movimiento sionista, posibilitada por
el antisemitismo y el genocidio en la Alemania nazi. La
mentalidad sionista se basaba en el convencimiento último
de que propulsaban la civilización frente a poblaciones
salvajes. Como afirmaba Herzl, "mi programa es un programa
colonial"[7].
La conquista del territorio y
la expulsión de la población autóctona,
confirma la dimensión del movimiento colonial
sionista.

El apoyo británico al sionismo fue fundamental
desde la implantación en el territorio. Las oleadas
migratorias judías, la compra de tierras por judíos
o la creación de estructuras estatales fueron posibles
gracias al apoyo de Gran Bretaña.

Para Alain Gresh Israel "es un hecho
colonial…el país ha nacido de una conquista, de la
expropiación de los autóctonos…con un modelo
distinto que no necesita a la población indígena
para sobrevivir".
(GRESH A. p. 71)

Hasta la II
Guerra Mundial

Una vez analizado las motivaciones fundamentales de la
mayoría judía para su implantación en el
territorio, es conveniente estudiar los acontecimientos que
dieron lugar a la conformación del Estado de Israel,
así como sus relaciones iniciales con la población
palestina y los distintos países musulmanes.

Como se ha mencionado, hasta 1939 la metrópoli
británica favoreció la inmigración de
judíos en el área palestina, fomentando una
organización autónoma. A partir de la conquista de
Jerusalén en 1917, se implantó una
administración independiente de carácter sionista
junto a la británica, el Yishuv, cuya
misión principal era la de acelerar la inmigración
judía.

Estos inmigrantes procedían principalmente de
Rusia y Europa central, aunque entre 1917 y 1923 apenas sumaron
unos 35000 individuos, ante la preferencia por zonas del
continente americano.

La oposición al proyecto sionista por la
población local se manifestó antes de la I Guerra
Mundial, traducida en un rechazo a los invasores desde la
década de 1880. El motivo principal era las compras de
tierras a propietarios absentistas, despertando resistencias en
la mayoría de los palestinos, puesto que se consideraba
como una tentativa de desposesión de sus legítimos
propietarios.

Tras la ocupación de Jerusalén por Gran
Bretaña el 9 de diciembre de 1917, y la posterior
instauración en 1922 del mandato británico sobre
Palestina, fijando las fronteras del territorio, se lideró
un combate interior entre mandatarios y el movimiento nacional
palestino, que hasta la rebelión de 1936-1939, contaba con
fuerzas armadas propias.

A través del Fondo Nacional judío, la
compra de tierras fue uno de los principales objetivos del
movimiento sionista. Se fomentaba el trabajo exclusivamente
judío, creando colonias agrícolas e instaurando
"kibbutz" desde 1910, en la zona de
Degania[8]

En 1920 los británicos autorizaron la
elección de un parlamento judío, dotado de su
propio poder ejecutivo, denominado "Vaad Leumi" (Consejo
Nacional). El apoyo colonial británico se contempla como
un hecho definitivo para la inserción de las fuerzas
sionistas en el proceso.

A mediados de los años de 1930 la corriente
socialista consiguió obtener más del 40% de votos
para el parlamento, y su dirigente, David Ben Gurión, se
convirtió en presidente en 1935. La oposición
estaba dirigida por Zeev Yabotinski, calificado como
revisionista, porque había pedido la revisión del
mandato para incluir las dos orillas del Jordán, por lo
que los judíos tendrían derecho al dominio de
Transjordania.

Entre la población palestina las protestas
estaban condicionadas por la actuación británica,
que fomentaba las disensiones entre las familias palestinas
más importantes, especialmente los Nashashibi y los
Hussein. Algunos autores sostienen que "estas contradicciones
cristalizan en la fragmentación de las estructuras
unitarias palestinas y en una parálisis
estratégica"
(GRESH A. p.40).

Las propuestas de la metrópoli de formar una
asamblea que no reflejase los equilibrios demográficos o
la creación de una Agencia árabe al modelo de la
judía, quedaron rechazadas por las organizaciones
palestinas, argumentando que significaría la
legitimación del derecho político de los
judíos sobre Palestina. El descontento de la
población se manifestó en sucesivas revueltas, como
las de agosto de 1929 en Jerusalén, motivadas por el
control judío de los lugares santos. La rebelión se
extendió por el país, particularmente en
Hebrón, donde 80 judíos fueron
asesinados.

El malestar de la mayoría palestina
desembocaría finalmente en la rebelión de
1936-1939, donde se mezclarían nuevos elementos que
intervinieron en el proceso.

La
rebelión de 1936-1939

El desarrollo del movimiento nacional
antibritánico y antifrancés en el mundo
musulmán, coincidió con el ascenso de Hitler al
poder en Alemania. En este contexto estalló la
rebelión de 1936-1939, encabezada por Ezedine Al Qasam. De
ascendencia campesina, era predicador en una mezquita de Haifa, y
condenó las violencias de 1939. Sin embargo preparó
la lucha armada a través de exequias religiosas a la
población, siendo asesinado en 1935. Al año
siguiente se creó el Alto Comité árabe, que
por primera vez englobaba a un gran conjunto de tendencias y
partidos palestinos, presididos por Amín El
Hussein.

El 15 de abril de 1936 se produjo una huelga general,
reivindicando especialmente el cese de la inmigración
judía. Su duración fue de 170 días,
caracterizada por la desobediencia civil, negativa al pago de
impuestos, manifestaciones públicas de protesta y la
multiplicación de la acciones de guerrilla. El movimiento
se detuvo por el llamamiento común de los soberanos de
Arabia Saudí, Transjordania e Irak.

La reacción de Gran Bretaña fue el
envío de una comisión de una comisión de
investigación, que el 7 de julio de 1937 entregó un
documento al gobierno de la metrópoli, conocido como
"informe Peel". Proponía la partición de Palestina
en dos Estados, uno judío y otro musulmán, y que
ambos accedieran a la independencia, quedándose
Jerusalén y su región sometidos a mandato
británico. Aconsejó por primera vez un intercambio
de población que permitiera la homogeneidad de cada una de
las entidades, siendo unos 225000 árabes y 1250
judíos, manifestando una evidente desigualdad en el trato
hacia el pueblo palestino.

La indignación dio paso a la reanudación
del movimiento de protesta a partir de septiembre de 1937,
transformado en un levantamiento popular armado. Centenares de
grupos realizaron acciones coordinadas contra las fuerzas
británicas y las colonias judías. Pese a la falta
de una dirección centralizada, las divisiones internas y
el armamento desfasado, la resistencia continuó hasta
1939, movilizando a miles de soldados de la metrópoli. El
balance entre la población árabe concluyó
con unos 3000 a 6000 muertos y unos 9000 detenidos y deportados.
Entre 1936 y 1940 las autoridades británicas destruyeron
2000 hogares, práctica que imitará el gobierno de
Israel a partir de 1967 en los territorios ocupados.

La revuelta intensificó la infraestructura de los
colonos judíos, estrechando la colaboración entre
la Agencia y los británicos, con el reclutamiento de miles
de policías, la creación de nuevas unidades armadas
o la apertura de fábricas de armamento clandestinas. La
inmigración judía se incrementó de manera
importante en los años del conflicto, y los grupos
sionistas recurrieron por primera vez al terrorismo, haciendo
explotar bombas en lugares públicos, como el 11 de
noviembre de 1937 en Irgún o el 6 y el 25 de julio de 1938
en Haifa.

Para Pablo de Azkárate[9]el inicio
de la II Guerra Mundial dio lugar a un cambio de estrategia por
parte de Gran Bretaña, ante el giro de los acontecimientos
bélicos.

Desde la II
Guerra Mundial

Con el objeto de obtener el apoyo árabe en la
guerra, el 17 de mayo de 1939 se definió la nueva
política en la denominada "declaración Balfour",
que establecía un Estado palestino independiente en un
plazo de 5 años "en el cual los árabes y los
judíos compartirán la autoridad del gobierno, de
tal modo que se salvaguarden los intereses esenciales de
ambos"
(GRESH A. p. 45).

Sin embargo la población judía
continuará incrementándose, fomentada por las
instituciones sionistas, hasta formar una tercera parte de la
población total del territorio.

El alto comisionado británico recibió los
poderes para regular las transferencias de tierra, en el llamado
Libro Blanco, limitando la adquisición por parte de los
judíos, lo que desencadenó una protesta
generalizada de las organizaciones sionistas, cuyos miembros
más extremistas propugnaron la lucha armada contra el
colonialismo británico, aunque la Agencia judía
debiera verse obligada al apoyo a la metrópoli contra el
fascismo.

El periodo de 1947-1949 significó la
consecución del plan de partición de Palestina,
votado por el organismo de Naciones Unidas. El nacimiento del
Estado judío dio lugar a la trasformación de entre
700000 a 800000 palestinos en la condición de
refugiados.

El Libro Blanco que restringía la
inmigración y la compra de tierras por los judíos,
produjo el descontento del movimiento sionista afincado en
Estados Unidos. Uno de los líderes principales, David Ben
Gurión, manifestó en Nueva York en 1942 por primera
vez, un llamamiento explícito para la creación de
un estado judío en Palestina.

Tras el final de la guerra se produjo el fenómeno
del desplazamiento de cientos de miles de judíos,
supervivientes de los campos de concentración europeos.
Esto generaba un problema de rechazo en las posibles áreas
de recepción, Estados Unidos y Europa. La política
británica de restricción de la inmigración
en Palestina chocaba con el objetivo sionista de modificar los
equilibrios demográficos en el territorio, arribando entre
el final de la guerra y mediados de mayo de 1948, unos 700000
judíos en condición de clandestinidad.

Las noticias de apresamientos de barcos cargados con
fugitivos por las naves británicas, fueron difundidos por
los medios de comunicación mundiales, dando un importante
impulso al sector sionista de Ben Gurión.

El cambio de la postura británica se encuadra en
la política de descolonización que
desarrolló tras la II Guerra Mundial, especialmente el
abandono de la India en 1947. A la caótica
situación económica en la región, se
sumó un fuerte desarrollo del movimiento nacionalista
árabe en las monarquías aliadas de Irak,
Transjordania y Egipto.

En este contexto se encuadra el reclamo abierto del
sionismo por la creación de un estado judío,
desafiando la autoridad británica. El enrolamiento militar
de judíos en las filas inglesas, así como la
creación de la primera fuerza armada judía en 1941,
ante el temor de una invasión alemana, proporcionó
una efectiva arma bélica al movimiento sionista. Los
grupos armados disidentes, principalmente el Irgún el
Lehi, justificados por el malestar de la opinión
pública ante el rechazo de los refugiados del nazismo,
atacaron primero a los británicos, respaldados por el
conjunto de milicias judías a posteriori.

El 1 de febrero de 1944 el Irgún, dirigido por
Menahem Begin, anunció el fin de la tregua con los
británicos. El primer rechazo al movimiento laborista
cambió en octubre de 1945, por el drama de los inmigrantes
ilegales. Se sucedieron ocho meses de una férrea
campaña militar que generó numerosas bajas. Sin
embargo el historiador israelí Tom Segev afirma que
"los británicos no actuaron nunca contra los
judíos con la misma determinación y la misma dureza
de que habían dado muestras para reprimir la
insurrección
árabe."
[10]

La cesión del gobierno británico se
plasmó el 18 de febrero de 1947, anunciando su
decisión en asamblea de Naciones Unidas la cesión
de Palestina. El ministro de Asuntos Exteriores, Ernes Beuin,
declararía que "somos incapaces de aceptar las
propuestas presentadas por los árabes o los judíos,
o de imponer una solución a todos
". La compleja
situación colocaba al gobierno británico entre los
intereses de Estados Unidos, favorables a las aspiraciones
sionistas, y los objetivos de la Unión Soviética en
la región.

La presión de los judíos norteamericanos
se incrementaba, y en agosto de 1945 el nuevo presidente de
Estados Unidos, Harry Truman, sucesor de Franflin D. Roosvelt, se
declaró partidario de la concesión de cien mil
visados más para los judíos de Palestina. En este
contexto la ONU creó una nueva comisión para
estudiar la cuestión, la UNSCOP –Unites Nations
Special Comitee on Palestine-, que planteó en junio de
1947 un país en guerra, paralizado por los grupos armados
extremistas judíos.

La Agencia judía trató de imponer su punto
de vista, la creación de un Estado propio, mientras otros
grupos minoritarios favorables a un Estado judeo-árabe se
entrevistaban con la Comisión. Por un lado la Liga para el
Acercamiento y la Cooperación Judeoárabes,
sostenida por Hachomer Hatzair. Como partido de extrema izquierda
planteaba la construcción de Palestina como patria
común del pueblo judío que regresa a ella y del
pueblo árabe que reside en ella, y que debe fundarse en
una comprensión y un acuerdo mutuos duraderos
. Por
otro lado se situaban los grupos comunistas y antisionistas, que
en 1943 se dividieron en una organización judía y
la Liga de Liberación Nacional, con una alta actividad
entre la población árabe. Rechazaban la
partición y la denominación de un grupo sobre el
otro, evidenciando corrientes que repulsaban la lógica de
exclusión del otro.

Finalmente la UNSCOP se decidió por la
opción de la división de Palestina y la
creación de un Estado judío, motivada por la
tragedia de los refugiados clandestinos, el éxito de la
colonización judía y la visita a los campos de la
muerte.

Las organizaciones árabes boicotearon la
decisión de la Comisión, y los delegados
internacionales oyeron básicamente las voces de la
Agencia, sometidos a la presión desde Estados Unidos. La
UNSCOP se dividió en cuanto a la partición de
Palestina en dos Estados, uno judío y otro palestino, con
una unión económica entre ambos, con la
región de Jerusalén y los lugares santos a cargo de
la tutela internacional. Una minoría proponía un
modelo federal independiente formado por dos entidades,
representantes a cada pueblo.

Finalmente el plan fue sometido a votación en la
Asamblea General de la ONU el 29 de noviembre de 1947,
declarándose que el Estado judío debería
ocupar el 55% del territorio de Palestina, con una
población de 500000 judíos y 400000 musulmanes. El
resto del territorio lo componían unos 700000 musulmanes y
unos cuantos miles de judíos. La zona de Jerusalén
sería habitada por 200000 personas, siendo la mitad de
cada etnia. La decisión perjudicaba en sumo grado a la
población autóctona
palestina.[11]

La presión de Estados Unidos fue fundamental en
la votación. La decisión de la ONU es relevante en
la medida que otorgó legitimidad al proyecto sionista,
estableciendo el principio de división entre ambos
pueblos.

El inicio de la
guerra étnica. 1948-1949

La abstención de Gran Bretaña en el plan
de partición , y su decisión de poner fin a su
mandato el 15 de mayo de 1948, sin permitir que la ONU tomase un
relevo que garantizara una transición pacífica,
dieron pie al desarrollo del conflicto armado entre judíos
y musulmanes.

A partir de diciembre de 1947 ambos pueblos se
enfrentaron en Palestina. El 14 de mayo de 1948 Ben Gurión
anunció la creación del estado de Israel, y al
día siguiente los ejércitos de cinco países
musulmanes, Egipto, Irak, Siria, Líbano y Jordania,
invadieron el país. La primera guerra abierta
árabe-israelí se prolongó hasta julio de
1949, siendo Israel vencedor determinante en el plano
militar.

El resultado fue la ampliación de sus fronteras
más allá de lo que estipulaban los planes de
reparto de la ONU. Además se había producido la
expulsión de la mayoría de los palestinos que
residían en su territorio, convirtiéndolos en
refugiados. Ocupó asimismo la parte oeste de
Jerusalén, transformándola en su
capital.

Los palestinos, al igual que todos los países
árabes, a excepción de Jordania, rechazaron la
división del territorio. Declararon ilegítimo el
proceso de reparto de tierras, cuestionando convertirse en una
minoría de un Estado judío, y la concesión
del 55% de las tierras a un tercio de la población, la
judía.

El discurso del dirigente sionista, Ben Gurión,
era claro, "después de formar un ejército
importante en el marco del establecimiento del Estado, aboliremos
la división y no extenderemos por la totalidad de
Palestina
". La conformidad con el principio de
división era, por tanto, meramente
táctica.

Los sionistas violaron abiertamente las cláusulas
de la Resolución 181 de la ONU del 29 de noviembre de
1947. Ésta había propuesto un período de
transición de dos años, hasta septiembre de 1949,
para implantar una unidad económica común. Ben
Gurión decidió entonces la proclamación del
Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, aniquilando esta posible
vía conjunta.

Por su parte el Alto Comité árabe, bajo
dirección de Hall Amín El Hussein, rechazó
la resolución de la ONU, como la mayoría de la
opinión pública musulmana.

Gresh señala que otras organizaciones
influyentes, como la Liga de Liberación Nacional, de
tendencia comunista, abogaban por una transacción
distinta. Argumenta que "nadie puede decir si hubiese sido
posible un acuerdo, pero en ningún momento Ben
Gurión consideró seriamente esta alternativa
."
Una de las razones es que ya habían negociado una
partición con el emir Abdallah de Jordania, incidiendo en
la profunda división de los países
musulmanes.

La guerra de 1948-1949 ocasionó que entre 700000
y 800000 palestinos abandonaran sus hogares y se transformasen en
refugiados. La importancia de este enfrentamiento radica en la
puesta en práctica de una política de
expulsión sistemática, justificada por una
concepción determinada del Estado judío como una
esencia superior. Asimismo grupos sionistas y posteriormente el
ejército israelí, perpetraron un gran número
de masacres, como la de Deir Yassin, el 9 de abril de 1948,
asesinando entre 100 y 110 palestinos por grupos disidentes del
Irgún y del Lehi, apoyados por la
Haganá.

Tras la votación del plan de partición
estallaron los primeros enfrentamientos, y con ello una serie de
emigraciones de las capas acomodadas palestinas hacia los
países vecinos. Por el éxodo de población
más relevante se produjo a partir de abril de 1947,
motivado por el miedo a los combates y a las represalias. Sin
embargo hay un acuerdo historiográfico sobre la
expulsión deliberada de un alto porcentaje de palestinos
por vía militar, como en las ciudades de Lydda y Lamleh,
donde se expulsaron unas 70000 personales.

Por último, tras finalizar los combates se
efectuaron numerosas operaciones de expulsión que
afectaron como mínimo a 20000 personas, acompañado
de la destrucción de 470 pueblos palestinos.

A partir de junio de 1948 el gobierno israelí
decidió prohibir todo retorno a los refugiados, iniciando
la utilización de una nueva herramienta de
represión hacia el pueblo palestino.

1950-1980. El
desarrollo del proceso de colonización
israelí

Entre 1948 y 1951 Israel había expandido sus
fronteras y adherido a la ONU, siendo reconocido
internacionalmente. Palestina, por su parte, había
desaparecido del panorama geográfico y político,
con una población dividida, inmersa en Israel, Jordania o
en los campos de refugiados.

El contexto del derrumbamiento colonial europeo en los
países árabes, contribuyó a fundamentar las
nuevas bases del pueblo palestino. La I Cumbre de Jefes de Estado
árabes, reunida en El Cairo en enero de 1964,
decidió dejar fijado una entidad palestina.

El 28 de mayo comenzó en Jerusalén el I
Congreso Palestino, que definió la creación de la
Organización de Liberación de Palestina (OLP). Esta
organización estaba bajo la tutela de países
musulmanes, en especial Egipto.

Paralelamente emergieron pequeñas organizaciones
autónomas. Arafat fundó en octubre de 1959 Al
Fatah, basada en la liberación por los propios palestinos,
y no de otros países árabes. Desde enero de 1965
emprendió acciones armadas contra Israel, y vería
incrementar ostensiblemente su influencia tras la guerra de junio
de 1967.

Este nuevo enfrentamiento originó una nueva
victoria militar por parte israelí, que detuvo a los
ejércitos de Egipto, Siria y Jordania en seis
días.

El conjunto global del territorio histórico de
Palestina pasó a ser controlado por Israel. Cisjordania,
Gaza y Jerusalén Este se convirtieron en territorios
ocupados, al igual que el Golán sirio y el Sinaí
egipcio.

La derrota de Nasser en Egipto puso fin a las esperanzas
de una unidad árabe, al mismo tiempo que Al Fatah
afianzó su hegemonía y su control sobre la OLP.
Entre otras organizaciones palestinas relevantes figuraban el
Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) de
Goeorge Habache, y el Frente Democrático para la
Liberación de Palestina (FDLP), de Nayaf Hawatmt.
Consideraban a la guerra de guerrillas como la única
vía posible hacia la liberación de
Palestina.

Estas organizaciones se conocerían como "fedajin"
(los que se sacrifican) y se refugiarían en
Jordania.

Ante las amenazas de inestabilidad en la zona, y el
consiguiente peligro para los intereses económicos de
Estados Unidos en la región, principalmente relaciones con
el petróleo, se intensificaron los ataques contra estas
organizaciones palestinas, que fueron diezmadas en septiembre de
1970, por orden del rey Hussein de Jordania. La resistencia
principal se refugió entonces en Líbano, iniciando
una nueva estrategia de terrorismo internacional, representado
por la organización Septiembre Negro, mientras se ampliaba
la lucha política y diplomática.

En 1973 acabaron abandonando las operaciones exteriores
contra objetivos israelíes en el extranjero, y en 1974 los
países árabes reconocieron a la OLP como
único representante de la población palestina.
Arafat sería recibido por la ONU, abriendo
representaciones de carácter diplomático un una
gran cantidad de países.

A partir de 1969 Al Fatah varía su discurso de
expulsión de los colonos judíos, para reivindicar
la "edificación de un Estado democrático en el
que coexistieran musulmanes, cristianos y judíos"

(GRESH p. 126). Por primera vez desde 1948 los palestinos
reconocían que la presencia judía en Palestina era
irreversible. A partir de 1974 la OLP propuso la
construcción de un Estado en Cisjordania y Gaza, a pesar
de la oposición de grupos como FPLP.

Este nuevo objetivo se basaba en la coexistencia de los
dos estados, aunque la negociación permaneció
bloqueada debido al rechazo del gobierno israelí por
entablar conversaciones con organizaciones
terroristas.

El periodo entre la ocupación de 1967, la
conferencia de Madrid en octubre de 1991, y los acuerdos de Oslo
de 1993, constituye para Mashala la paulatina aceptación
por el pueblo palestino del hecho israelí.

En octubre de 1973 se experimentó un nuevo
enfrentamiento bélico entre el mundo musulmán e
Israel. Egipto y Siria, por su parte, intentaron la
recuperación de los territorios ocupados en 1967, pero
tras algunos éxitos iniciales, la victoria judía
fue evidente. Sin embargo el conflicto daría lugar a los
acuerdos separados entre Egipto e Israel. El Sadat obtuvo la
evacuación israelí del Sinaí a cambio del
abandono del apoyo a los palestinos.

Esta operación permitió una nueva
estrategia militar judía, formalizada en la
invasión del Líbano en junio de 1982, dirigida por
Ariel Sharon. La OLP fue expulsada del país y se
refugió en Túnez, "mientras la guerrilla
derechista libanesa, bajo la mirada indiferente o cómplice
del ejército israelí, perpetran una
carnicería entre los habitantes de los campos de Sabra y
Chatila"
(GRESH, p. 128).

El modelo de
colonización israelí

La estrategia israelí de posesión del
territorio presenta unas singularidades únicas,
diferenciadas de otros procesos de asentamiento y control. La
primera colonia en Cisjordania se formó en septiembre de
1967, en la región del Hebrón. Al mismo tiempo el
gobierno laborista de Levy Eshkol emprendía la
judaización de Jerusalén, anexionada y unificada al
Estado de Israel.

Esta estrategia desembocó en una nueva
desposesión y confiscación de las tierras a los
palestinos, continuada por los sucesivos gobiernos
israelíes, que se apropiaron del 65% de las tierras de
Cisjordania y el 40% de las de Gaza, lo que permitió un
mayor control y vigilancia de la población
musulmana.

Los colonos armados actuaban en este caso como tropas de
ocupación y policía, labor que se desarrolla en la
actualidad. En 2001 configuraban un total de 200000 colonos en
Jerusalén, al que igual que en Cisjordania, y unos 60000
en Gaza.[12]

Años 80 y
90

La coyuntura internacional en este periodo dio lugar a
un cambio en las relaciones. El hundimiento de la Unión
Soviética a finales de la década de 1980, y la
victoria de Estados Unidos contra Irak, dieron lugar a una
práctica de aislacionismo a países musulmanes como
Egipto, Arabia Saudí o Siria. Con objeto de liberar Kuwait
y satisfacer los intereses económicos y el control
estratégico en la zona, entre otros motivos, Estado Unidos
puso en funcionamiento su sistema de derecho internacional en
Naciones Unidas, que le obligaban a respetar los acuerdos
firmados en Palestina.

Esta es la razón de la decisiva
contribución de Estados Unidos en el intento de hallar una
negociación ente ambos el pueblo palestino e
israelí.

El giro en la política norteamericana se
plasmó en la conferencia de paz de Madrid, en octubre de
1991. Por primera vez delegaciones de diversos países
árabes, de palestinos y de Israel se reunían en una
negociación pública.

La larga duración del enfrentamiento
árabe-israelí, sumado a un nuevo movimiento para la
paz en Israel, contribuyó al inicio del dialogo para
encontrar una resolución.

El siguiente paso serían las posturas adoptadas
en Oslo, una Declaración de principios, en la que
el gobierno Israelí y la OLP afirmaban que "ya es hora
de poner fin a decenios de conflicto, de reconocer nuestros
derechos legítimos y políticos recíprocos,
de esforzarse en vivir en la coexistencia pacífica y la
dignidad y la seguridad mutuas, y de alcanzar un arreglo de paz
justo, duradero y global, así como una
reconciliación histórica."

El 13 de septiembre de 1993 en Washington, bajo la
mediación de Bill Clinton, Yasser Arafat e Isaac Rabin
anunciaban un nuevo cambio. Los acuerdos de Oslo preveían
un periodo de autonomía de cinco años en Gaza,
durante el cual una Autoridad Palestina administraría el
proceso.

El asesinato de Isaak Rabin por un extremista
israelí, así como la victoria de la derecha
judía en las elecciones de 1996, aceleraron el fracaso de
las negociaciones. El nuevo gobierno israelí se
negó a reconocer al otro bando como un igual, imponiendo
su criterio en la decena de acuerdos firmados entre 1993 y 2000,
violando cláusulas estipuladas, como la no
liberación de todos los presos políticos
palestinos, la no construcción del puerto de Gaza, o la
apertura de un paso seguro entre Cisjordania y Gaza con cinco
años de retraso, entre otros muchos puntos no
cumplidos.

El gobierno israelí había impuesto una
separación de Cisjordania de tres zonas, divididas en
aquellas de control político palestino (las grandes
ciudades), otra sometida bajo la autoridad administrativa
palestina pero con el control del ejército israelí,
responsable de la seguridad, en la que se agrupa la
mayoría palestina, y otra ocupada por colonos
judíos. Desde principios de 1993 el acceso a
Jerusalén se halla prohibido a los palestinos de
Cisjordania.

Sin embargo la restitución de la autoridad y el
regreso de Yasser Arafat a Gaza, dieron lugar a la
celebración de lecciones en 1996, con una
participación masiva en Israel. La sucesión de
Rabin tras su asesinato, por Simón Pérez, al mismo
tiempo que una serie de atentados suicidas, lanzados por el
movimiento islamista Hamás en la primavera de 1996, dieron
lugar a la victoria de la derecha y de Benjamín Netanyahu
en las elecciones.

El movimiento Hamás (Movimiento de Resistencia
Islámica) surgió de la organización de los
Hermanos Musulmanes, respaldada en las décadas de 1960 y
1970 por los servicios secretos israelíes, para luchar
contra la OLP. Para Reinhart, cuando esta organización
manifestó públicamente su hostilidad hacia los
acuerdos de Oslo de 1993, controlaba fundaciones de ayuda para la
población más humilde, gestionadas por una red de
mezquitas. Hamás creó una red clandestina, las
Brigadas Ezedine Al Qasam, que han realizado campañas de
atentados contra objetivos civiles israelíes,
especialmente en la primavera de 1996.

La integran numerosas asociaciones independientes,
siendo "Cambio y Reforma" la que consiga una mayoría
absoluta en las elecciones palestinas de 2006, liderando el
gobierno Ismail Haniye.

La respuesta israelí al terrorismo
consistió en frenar las negociaciones ante los ataques, lo
que otorgaba a Hamás un derecho de veto sobre el proceso
de paz. Asimismo ha multiplicado las represalias colectivas,
contrarias al derecho internacional, como el "acordonamiento",
manteniendo a los habitantes de aldeas enteras prisioneros
durante días.

El nivel de vida se desplomó en la década
de 1990, incrementándose ostensiblemente el paro y la
miseria. En 1999 la desconfianza general hacia una autoridad
palestina aumentó, con acusaciones internas de
corrupción y autoritarismo. En mayo del mismo año
el partido laborista, liderado por Ehud Barak, ganó las
elecciones generales, y relegó el problema palestino a un
segundo plano, dictando órdenes como la decisión de
retirar el ejército israelí de Líbano, lo
que aumentó aún más la desprotección
de los refugiados palestinos.

La etapa
actual

El fracaso final de la estrategia de negociación
tutelada por Estados Unidos, se consolidó en Camp David,
en julio del año 2000. La clase intelectual israelí
se adhirió al manifiesto de Barak, en el que los
palestinos rechazaban una "oferta generosa".

Para autores como Reinhart o M. Vidal, esta
posición omitía la violación
sistemática de los acuerdos internacionales por parte de
Israel, como la devolución de los territorios anexionados
en 1967, o el desmantelamiento de todas las colonias, ilegales
según el derecho internacional. Asimismo las zonas de
residencia del pueblo palestino disponen de una soberanía
limitada. El 9.5% de la superficie de Cisjordania fue anexionada
y entorno al 10% de la zona a lo largo del
Jordán[13]alquilado a Israel a perpetuidad.
El Estado judío controlaba las zonas exteriores del Estado
palestino, pero sin hallar una solución para los
refugiados.

El 28 de septiembre de 2000 Ariel Sharon impuso su
presencia de manera provocadora en la Explanada de las Mezquitas
de Jerusalén, provocando disturbios que se saldaron con 30
muertos y 500 heridos por parte del ejército
israelí. El 6 de febrero de 2001 los israelíes
eligieron a Sharon como Primer Ministro. Perteneciente al sector
político más belicista, fue uno de los responsables
de las matanzas de Sabra y Chatila. El primer año de
legislatura Sharon dio paso a un incremento de la
represión, ejecutando las prácticas de
acordonamientos colectivos en los territorios ocupados,
asesinatos selectivos o la destrucción de infraestructuras
civiles.

Sin embargo los atentados sangrientos contra civiles
israelíes continuaban sucediéndose.

Los acuerdos de Taba en enero de 2001, formalizaron los
principios que defiende la comunidad internacional respecto al
conflicto en Palestina, anunciado con frecuencia por Naciones
Unidas.

En primer lugar se reclama la evacuación por
parte de Israel de los territorios ocupados en junio de 1967.
Asimismo se exige la creación de un Estado palestino, con
capital en Jerusalén Este.

Se garantiza el derecho de Israel de vivir en paz y
seguridad, dentro de unas fronteras seguras y reconocidas. A
cambio se pretende una solución justa del problema de los
refugiados palestinos.

Desde entonces el conflicto ha ido
incrementándose. Cisjordania quedó cortada en tres
grandes zonas por dos bloques de colonias judías, y en
octubre de 2004, el Parlamento de Israel aprobó "el plan
de desconexión de Gaza", que en agosto del año
siguiente llevó a cabo unilateralmente.

Ante la imposibilidad militar y económica de
sostener a una población de 9000 colonos en un enclave con
un millón y medio de palestinos, se construyó un
muro de hormigón armado, de nueve metros de alto, que
separa la franja de Gaza de Israel y encierra la mayor densidad
de población por kilómetro cuadrado del
mundo.

El triunfo de Hamás en las elecciones
legislativas de enero de 2006 y en las generales de junio de
2007, apartó del poder al Gobierno de ficticia unidad
nacional de la Autoridad Nacional Palestina. Desde entonces la
comunidad internacional se aprestó a endurecer su actitud
hacia Hamás como organización terrorista, a pesar
de la escrupulosa supervisión de observadores
internacionales en los procesos democráticos.

El 19 de septiembre de 2007 Israel declaraba a Gaza como
entidad hostil, lo que ha incrementado las precarias condiciones
de la población palestina. Las operaciones militares
israelíes de ofensiva se han sucedido de forma
intermitente, respaldadas por el castigo hacia los atentados de
Hamás.

El bloqueo del tránsito de personas y bienes de
primera necesidad afecta al menos a un 62% de la
población[14]que dependen exclusivamente
del reparto de alimentos y de los servicios básicos a
cargo de la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para los
Refugiados palestinos.

La Organización Internacional del Trabajo, en su
memoria de 2007, menciona una "economía de estado de
sitio"
en Gaza y Cisjordania, y en la de 2008 constata el
aislamiento casi total que ha llevado casi a la situación
de crisis humanitaria.

El resultado según Issam Younis, perteneciente a
Al Mezan Center for Human Rights, es el descalabro de los
índices de empleo y producción nacional bruta,
descomposición del sector público,
desaparición de la economía productiva,
regresión en los derechos de los trabajadores, un
debilitamiento institucional y el deterioro del tejido
social.

El triunfo electoral de Hamás se debió a
la parálisis política y el derrumbe
económico, que culminaron en la Segunda Intifada entre
2000 y 2005. Para Gómez García "la
interiorización del aislamiento y la "rutinización"
del bloqueo no hacen sino asentar la frustración entre los
gazauies. El clientelismo…se alimenta de este ambiente
falto de expectativas y experiencias… y flaquea la
actuación de las ONGs y las agencias de ayuda humanitaria,
que se sienten impelidas a tomar partido entre los actores
políticos…"

Sin embargo la sociedad palestina ha desarrollado
fórmulas propias de relación exterior, basados en
las redes de intercambio que se insertan en la
globalización tecnológica, desde una perspectiva
plural y descentralizada. En la actualidad se da el
fenómeno de la aparición de asociaciones
independientes, que llevan a cabo actividades Gaza en materia de
derechos humanos, salud o cultura, con modélicos sistemas
de toma de decisiones colegiada, elaboración de un
discurso crítico y autocrítico, financiación
y sustentos locales y colaboración en red con otros
centros palestinos e internacionales.

Conclusiones

El estudio de los acontecimientos desarrollados en
Palestina, desde la época de control colonial
británico hasta la actualidad, se contempla como un
complejo proceso de larga duración.

El período se entiende desde la perspectiva
histórica actual como el desarrollo y el triunfo del
movimiento sionista, en todas sus variantes, a través de
su influencia política y económica en la esfera
internacional.

El análisis de los acontecimientos más
relevantes en cuanto a su significación, en base a las
distintas fuentes consultadas, nos permiten comprender el
paulatino control judío en la zona, respaldados
principalmente por Estados Unidos y sus organizaciones
internacionales, fundamentalmente Naciones Unidas.

La gravedad del conflicto en la actualidad se entiende
como la consecución de unos objetivos coloniales,
utilizando un modelo particular para someter a una
población que profesa una cultura distinta. Para Eric
Hobsbawn[15]el conflicto
árabe-israelí se inserta dentro del modelo de
"guerra de religión", típicas del siglo XX,
caracterizada por la eliminación sistemática del
otro bando. Si el autor acierta en su análisis, la
situación de Gaza y Cisjordania a finales de la primera
década del siglo XXI, pronostica una consecución de
estos enfrentamientos fatales entre culturas.

En la actualidad una mayoría de la sociedad
palestina insiste en la importancia simbólica y
psicológica de romper el aislamiento. Para los
investigadores del conflicto, la sociedad palestina ha asumido
definitivamente el hecho judío, diezmada por la guerra, el
terrorismo de Estado, las carencias de las necesidades
básicas o las torturas colectivas, pretendiendo la
consecución de una autonomía que pusiera en
práctica una coexistencia mutua entre ambos
pueblos.

La negación de la validez democrática
palestina por el gobierno de Israel, en unas elecciones limpias
reconocidas internacionalmente, se contempla como uno de los
obstáculos más serios para la estabilidad en la
zona.

Gaza materializa el proyecto israelí para
Palestina, dividir y fragmentar el territorio, creando nuevos
guetos identitarios que propicien la disolución de la
unidad histórica, social, cultural y política de
Palestina. Según el historiador israelí Amnon
Raz-Krakotzkin, dos son sus armas principales, negar toda
responsabilidad histórica e inculpar a las víctimas
de su suerte.

El investigador de la historia tiene la misión de
mantener viva la memoria histórica, realizando una labor
social fundamental, la explicación del presente en base al
estudio de nuestro pasado. En el caso del enfrentamiento cultural
de judíos y musulmanes, este trabajo resulta fundamental
para poder comprender los hechos de la manera más objetiva
posible, recurriendo a distintas fuentes reconocidas en el
estudio del tema.

En nuestra opinión, el análisis de la
Historia en base al rigor que impone la comunidad
científica, puede ser un punto de partida para establecer
canales de dialogo para la resolución de conflictos de
este tipo de conflictos de extrema gravedad.

Anexos

  • a) Mapa I. Situación
    política actual de los territorios de Israel y el
    pueblo palestino.

Monografias.com

b) Mapa II. Plano físico del
territorio.

Monografias.com

c) Mapa III. Porcentaje de territorio palestino e
israelí[16]

Monografias.com

En el mapa se observa la transformación
política del territorio de Palestina, desde 1946 hasta
2000. Se halla dividido en cuatro etapas de especial relevancia
en el proceso de formación del estado de Israel. La
primera corresponde al inicio de la llegada masiva de emigrantes
clandestinos tras la II Guerra Mundial, donde el porcentaje del
territorio corresponde de forma abrumadora a la población
palestina.

La segunda etapa hace referencia al plan de
partición de la zona por la ONU, que determinó que
el 55% del territorio correspondía a la población
judía, aunque representaban una minoría clara
respecto a los palestinos musulmanes.

La tercera etapa hace referencia a los territorios
ocupados por Israel desde el primer enfrentamiento bélico
abierto árabe-israelí en 1948-1949, en la que se
expulsó a la mayoría de palestinos residentes en la
zona, hasta la anexión de tierras en la guerra de
1967.

Por último se muestra la situación actual,
con la mayor superficie de la tierra ocupada por el gobierno de
Israel. La población palestina se reduce a las
áreas de Gaza principalmente, y parte de
Cisjordania

d) Gráfico I. Inmigraciones de
judíos a Israel.[17]

Monografias.com

El gráfico muestra distintas fases de la
inmigración de judíos a Israel desde 1949 hasta el
año 2006, en base a los datos proporcionados por la
Agencia Judía. Destaca las principales zonas de
procedencia, especialmente la inmigración de judíos
rusos desde 1990.

En la parte inferior hace referencia al porcentaje de
comunidades judías existentes en el mundo a finales de
1996, siendo Estados Unidos el principal tras Israel, con
más de 5200000 judíos sobre un total de
7796000.

e) Gráfico II. Evolución
de la población en Israel desde 1961 a
2003.[18]

Monografias.com

En el presente gráfico podemos establecer la
evolución de la población en Israel desde 1961 a
2003. La columna de la izquierda nos muestra el número de
individuos, en millones de habitantes. La fila inferior
señala los años, dividiendo cada dos una
etapa.

Podemos observar un crecimiento evidente desde el inicio
del periodo, que se mantendrá sostenido hasta 1993-1994,
donde repuntará con más fuerza hasta
2003.

Bibliografía

a) Libros y catálogos.

– AZKÁRATE, P. Misión en Palestina.
Nacimiento del Estado de Israel,
Tecnos, Madrid, 1983,
229p.

– GORNY, J. Zionism and the Arabs.
1882-1948. A study of ideology,
Oxford, 1987, en REINHART T.
y MARTÍNEZ C. Israel-Palestina, cómo acabar con
el conflicto,
RBA, Barcelona, 2004, 269p.

– GRESH A. Israel, Palestina: verdades sobre un
conflicto,
Anagrama, Barcelona, 2002, 177p.

– HERTZBER A.
Judaism: The Key Spiritual Writings of the Jewish
Tradition
,
Touchstone Books, 331p.

– HOBSBAWN E. Historia del siglo XX: 1914-1991,
Crítica, Barcelona, 1995, 614p.

Rebeldes primitivos: estudio sobre las formas
arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX,

Crítica, Barcelona, 2003, 328p.

Naciones y nacionalismo desde 1780,
Crítica, Barcelona, 2000, 213p.

– MASALHA, N. y VIDAL, M (trad.) Israel:
teoría de la expansión territorial,

Bellaterra, Barcelona, 2002, 312p.

b) Publicaciones virtuales.

– GÓMEZ GARCÍA, L. La
soledad de Gaza,
en El País, edición
digital
, 31-12-2008, http://www.elpais.es

– MUÑOZ, J.M. Jerusalén, en
El País, edición digital, 24-03-2007,
http://www.elpais.es

– SOLAR, D. El nacimiento de Israel (I), en
http://www.libreria-mundoarabe.com

 

 

Autor:

Martín Han Stutz Lucca

[1] HOBSBAWM, E. Historia del siglo XX:
1914-1991.

[2] GRESH, A. Israel, Palestina: verdades
sobre un conflicto. pp. 29-30.

[3] GORNY, J. Zionism and the Arabs.
1882-1948. A study of ideology.

[4] REINHART T. y MARTÍNEZ C.
Israel-Palestina, cómo acabar con el conflicto.
p.59.

[5] HERTZBER A. Judaism: The Key Spiritual
Writings of the Jewish Tradition.

[6] MASALHA, N. y VIDAL, M (trad.) Israel:
teoría de la expansión territorial. p. 61.

[7] GRESH, A. Israel, Palestina: verdades
sobre un conflicto. p. 67

[8] Ver Mapa I. p. 19.

[9] AZKÁRATE P. Misión en
Palestina. Nacimiento del Estado de Israel.

[10] SEGEV, T. C´etait en Palestine ou
temps des coquelicots,Liana Levi, 2000, en GRESH A. p.78

[11] Ver Mapa III. Porcentaje de territorio
palestino e israelí, p. 20.

[12] Ver Gráfico I. Inmigraciones de
judíos a Israel, p. 21.

[13] Ver Mapa III. Porcentaje de territorio
palestino e israelí, p. 20

[14] GÓMEZ GARCÍA, L. La
soledad de Gaza.

[15] HOBSBAWN, E. Historia del siglo XX:
1914-1991.

[16] SOLAR D. El nacimiento del Estado de
Israel.

[17] MUÑOZ, J.M. Jerusalén

[18]
http://www.atlasescolar.com.ar/mapas/israel.gif

Partes: 1, 2
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